Etiqueta: GRACIOSOS

COMO SOLUCIONAR PROBLEMAS.

EL SEÑOR DE LOS RONQUIDOS  

Llega un tipo una noche a un hotel y pide una habitación.
El encargado le dice que solo tiene una cama, en un cuarto compartido, pero que nadie la quiere, porque el otro huésped ronca muy fuerte. El fulano, por estar demasiado cansado Le responde que no hay problema y decide compartir la habitación…A la mañana siguiente, el encargado pregunta si durmió bien.
– Perfectamente, como angelito, muchas gracias!, el que no durmio fue el señor de los ronquidos- Y que paso con el señor de Los ronquidos?

– Apenas entré en la habitación le di un besito en la mejilla y una palmadita en la nalga; y le dije «HOY EN CUANTO TE DUERMAS, ESE CULITO VA A SER MIO» y después de eso, el se pasó toda la noche con Los ojos abiertos y con el culo pegado a la pared!!!!

MORALEJA? No hay grandes problemas …
Sino grandes soluciones

¡¡TOMA CORTAZO!!

Un hombre estaba sentado en el avión al lado de una tierna niña, miró a la niñita y le dijo:

– Charlemos… he oído decir que los vuelos parecen menos largos si uno conversa con la persona que tiene al lado.

La pequeña, que acababa de abrir un libro para ponerse a leer, lo cerró lentamente y dijo con voz suave:

– ¿Sobre qué le gustaría conversar?

– Pues no sé… ¿Qué tal de ‘física nuclear’? le dice el en tono burlon y le mostró una gran sonrisa…

Bueno, ése parece ser un tema interesante, dice la niña pero antes déjeme hacerle una pregunta… Un caballo, una vaca y un borrego comen lo mismo: hierba; Pero por que el excremento del borrego es como bolitas pequeñas, el de la vaca es una plasta y el del caballo parece una pelota de pasto seco. ¿Por qué cree usted que sucede eso??…

El hombre visiblemente sorprendido por la inteligencia de la niña, lo pensó un momento y le dijo :
– Hummm…. no tengo ni idea…

La delicada y dulce niña contestó:
-¿De verdad se siente calificado para hablar de física nuclear, cuando ni de mierda sabe?

Moraleja:  Cuando abra la boca, hágalo sin menospreciar…        
 

BATIBURRILLO DE CACHONDEO.

Tras un par de días de ausencia por no tener la menor gana de estar en internet, como es finde y para ir cogiendole de nuevo el gusto, lo mejor uno de esos post con todo tipo de paridas, chorradas, chistes, viñetas, desnudos, etc., todo mezclado, ¡¡hala!!.

El dia que estuve a punto de morir por echar tres polvos casi seguidos

Bueno, en realidad no estuve a punto de morir, pero me encantan los títulos sensacionalistas.

El caso es que andaba por mis veinte años y estaba saliendo con una chica de mi misma edad que se llamaba Sonia. Ella residía en una ciudad distinta a la mía, así que nos veíamos poco. Solía venirse una o dos veces por mes a pasar el fin de semana al piso de estudiantes en el que entonces yo vivía. Para ello necesitaba inventarse alguna excusa creíble con la que engañar a sus padres, y no siempre conseguía hallarla. Como es obvio, durante cada uno de aquellos esporádicos encuentros aprovechábamos bien el tiempo para saciarnos sexualmente, así que caían dos polvos por día, los cuales espaciábamos convenientemente. Yo jamas sufrí ningún desfallecimiento sexual, salvo cuando ella llegaba el viernes y se iba el domingo: en este tercer y ultimo día a veces me costaba empalmarme sin su ayuda. No obstante, con su habilidosa lengua Sonia siempre conseguía echar a funcionar mi viril instrumento, y jamas volvía a su casa sin haber exprimido antes mis capacidades amatorias.

Un sábado de aquellos salimos de marcha por la noche y llegamos bebidos al piso. Le cayo el primero de aquel día en cuanto pisamos la habitación. Tras un largo rato de arrumacos y susurros, llegó el momento de echarle el segundo para acabar la noche y formar un oportuno trío con Morfeo. Pero, inexplicablemente, me corrí antes de tiempo durante el segundo coito. ¿Por que? ¡Ah, grandes misterios de la naturaleza humana cuya respuesta solo El Divino conoce!

Un amigo que tenia por aquel entonces solía referirse acertadamente como “la polla de plástico” al pene infuncional que se te queda cuando andas en estado de embriaguez etilica. Y es que, como todos sabemos, el alcohol en exceso altera la respuesta sexual del hombre, de tal forma que cuando follas estando demasiado bebido la metes y la sacas, la metes y la sacas, la metes y la sacas… pero nunca te corres: parece que tuvieras entre las piernas un inerte cacho de plástico. Por otra parte, si no se espacian los coitos lo normal es que vayas notando que cada vez te cuesta mas terminar como Dios manda, así que el de aquella noche fue, sin lugar a dudas, el caso de eyaculacion precoz mas asombroso de toda la entera historia de la humanidad.

Volvamos a donde estábamos. Sonia se quedo un poco planchada tras el fallo de mi instrumento amatorio, y con un largo silencio acusador acompañado de algunos forzados suspiros me dijo sin necesitar abrir la boca: “No me dejes a medias, maldito inútil”. Así pues, por consideración hacia mi amada me anime a echarle un tercer polvo para no dejarla con las ganas. La enfile por detrás, y estuve dale-que-te-pego durante un buen rato. Como aquello se alargaba demasiado tiempo, lo cual era normal dadas las circunstancias, aumente mucho el ritmo de penetración con la esperanza de terminar de una puta vez… Y mientras en mi cabeza se formaba un cóctel de materia gris y alcohol por tanto traqueteo, en mis oídos se mezclaba el rechinar de la cama con los gemidos de Sonia, que se lo estaba pasando en grande a costa de mi sufrimiento.

Cuando por fin termine, sufrí un pequeño mareo y me deje caer en la cama totalmente exhausto y medio asfixiado. Ella se percato de mi lamentable estado físico, y se fue a la cocina a por algo con lo que reanimarme un poco: una naranja… Si, una jodida naranja. La peló y fue metiéndome gajos en la boca, los cuales yo iba masticando con lentitud tal como un viejo achacoso zampándose parsimoniosamente su papilla. Entre gajo y gajo, de mi garganta escapaba un tenue silbido que parecía anunciar la triste hora de mi muerte. Ademas, las sombras que la lampara arrojaba sobre la pared se me antojaban ángeles del infierno, que me miraban como diciendo: “Tú, el follarin, arderás en el fuego eterno para expiar tu soberbia sexual, cacho de imbécil”. Afortunadamente, al poco el silbido se transformo en ronquido y tuve un profundo sueño de borrachuzo feliz.

Cuando desperté, tras disfrutar con los cinco sentidos de la gloria de sentirme vivo, jure, pene en mano y con los huevos encogidos, no volver a echarle tres polvos seguidos a una hembra por el jamas de los jamases. Así he hecho hasta ahora. Es mas, cuando ando con ganas me doy al largo-fornicio, y rara vez me animo a un segundo.

Pregunta: ¿Cual ha sido el máximo numero de polvos habéis conseguido echar en un solo día?

PD: Absténganse de responder charlatanes, fantasmas y pajilleros esquizofrenicos. Cualquier respuesta que aparente ser un farol sera borrada ipso facto.

Carta de un niño friki a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos de la Tierra Media de Oriente.

Os escribo esta carta desde el salón de casa. Ayer terminamos de customizar el arbolito de navidad. En vez de colgarle de las ramas las típicas bolitas de colores usamos Estrellas de la Muerte, y en el top substituimos el clásico cometa guía por un X-Wing. Esto a papa le pareció en un principio algo alejado de la ortodoxia navideña, pero cuando le advertí que se estaba comportando como un estúpido looser y le amenace con chivarme a mama de sus andanzas interneteras en ciertos foros cambio rápidamente de parecer. Y es que a veces parece un patético n00b. Creo que ya andaba desfasado en los tiempos de la web 1.0 y lo suyo es un caso sin remedio. Procedo, sin mas dilaciones, a detallar mi lista de regalos y peticiones.

En primer lugar, quiero que se mueran todos los miembros de la SGAE y todos los músicos que venden discos. Por favor, estos violentos pensamientos no se los contéis al niño Jesús, porque no quiero que me vuelva a hacer un 0wn3d. Os cuento: hace unos meses colgué en la pared un póster del Monstruo Volador de Espagueti y entonces estuvo fallando la conexión a Internet durante toda la tarde… Si, sé que fue Él. ¡Ah, el día que me harte pegaré un puñetazo sobre la mesa e iré a apostatar al mismísimo Vaticano!

También quiero que se muera Bill Gates. Yo uso Windows, el Messenger y el Internet Explorer, pero si ese ruin monopolista estirara la pata entonces todas sus aplicaciones serian libres, como las distribuciones GNU/Linux, y no tendríamos que soportar constantemente los molestos mensajes de advertencia del Windows Genuine Advantage.

Por otra parte, últimamente ando un poco deprimido debido a que no consigo encontrar mi sitio en la blogosfera. Y no es por falta de iniciativa intelectual, pues he escrito para mi blog grandes artículos como: ‘Diez etiquetas HTML que riman con el undécimo decimal del numero Pi’, ‘Top ten de los bocadillos que puedes preparar si aparece a merendar un alienigena en tu casa’, ‘Como evitar que se echen a perder tus macetas en caso de sufrir un ataque nuclear’… y otros igualmente interesantes. ¿Y que creéis que he conseguido tras tamaño despliegue de brillantez mental? Pues un único comentario de un asqueroso hoygan tal como este: “HOYGA, USTED ES UN JARKER INFORMATICO????? NESESITO UN CRAK DE HTML PARA BAJAR PELIS PORNO DE LAS WEB. ES MUY URJENTE. MANDEMELO. POR FABOR, ES MUY INPORTANTE. GRACIAS DE TODAS LAS FORMAS”. ¡Maldita sean Tim Berners-Lee y el protocolo TCP/IP! ¿Como es posible que todo Internet este infestado de obsesos sexuales carentes del mas mínimo atisbo de inquietud tecnológica? Creo que un PageRank 7 me ayudaría a encontrar mi nicho en la red. Tomad nota, por favor.

Si no es mucho pedir, desearía ademas que los chicos de Google terminaran de llevar a cabo sus planes para dominar el mundo. Cuando ello ocurra, todo sera gratis por fin. Podríamos, por ejemplo, tener un coche que pagaríamos mirando anuncios publicitarios estrategicamente distribuidos en los bordes del parabrisas… Obviamente, se trataría de publicidad sostenible y renovable, como la de Microsiervos.

Por ultimo, os agradecería que me trajerais el Vibrador Hello Kitty alimentado por USB para regalárselo a la novia que no tengo… ¡Oh, wait! Bueno, lo usaré yo para darme masajes en la espalda mientras busco a una pareja con la que pueda compartir mis gustos y que conecte espiritualmente con mi particular forma de ser.

Me despido sin mas.

Un señor llega a su casa después de visitar a la suegra en el hospital, y le  dice a su mujer:
– Tu madre se viene a vivir con nosotros.
– ¿Por qué  dices eso? Le pregunta su mujer.
– Porque ha dicho el médico que esperemos lo  peor.

Dos amigos italianos se encuentran. Uno de ellos va con una pala al hombro, y parece muy agotado.
– Pero Raúl, ¿qué te ha pasado?
– estoy hecho polvo, vengo de enterrar a mi suegra.
– Pero te ha costado tanto, ¿con lo fuerte que tu eres?
– Es que la muy puta no se dejaba.

En la prueba de los 50 metros de estilo libre en natación de
Para-Olímpicos destacan 3 nadadores; el inglés sin brazos, el griego sin piernas, y el español sin brazos ni piernas.
Dan la salida y el español se hunde. Pasa un minuto y deciden sacarle y medio ahogado dice:
¡Joder, un año entrenando con las orejas, y me ponen gorro!

 

DIARIO DE PERRO Y GATO.

Extractos del diario de un perro

8:00 – ¡Comida de perro! ¡Lo que más me gusta!

9:30 – ¡Paseo en coche! ¡Lo que más me gusta!

9:40 – ¡Paseo por el parque! ¡Lo que más me gusta!

10:30 – ¡Acariciado y mimado! ¡Lo que más me gusta!

12:00 – ¡Comida! ¡Lo que más me gusta!

13:00 – ¡Hemos jugado en el jardín! ¡Lo que más me gusta!

15:00 – ¡He meneado mi cola! ¡Lo que más me gusta!

17:00 – ¡Huesos! ¡Lo que más me gusta!

19:00 – ¡He jugado con la pelota! ¡Lo que más me gusta!

20:00 – ¡Guau! ¡He visto la tele con la gente! ¡Lo que más me gusta!

23:00 – ¡Durmiendo en la cama! ¡Lo que más me gusta!

Extractos del diario de un gato

Día 983 de mi cautiverio. Mis captores continúan provocándome con extraños objetos colgantes.

Cenan carne fresca profusamente, mientras que a los otros presos y a mí nos alimentan con un sofrito de carne o algún tipo de nuggets secos. Pese a que muestro mi desdén con claridad, he de comer algo para mantenerme fuerte. Lo único que me mantiene en marcha es mi sueño de escaparme. En un intento de darles asco, he vuelto a vomitar en la alfombra.

Hoy he decapitado a un ratón, y he dejado su cuerpo sin cabeza a sus pies. Esperaba que les provocase miedo en sus corazones puesto que les he mostrado de lo que soy capaz. Sin embargo, simplemente han hecho comentarios condescendientes de lo «buen cazadorcito» que soy. Cabrones.

Esta noche han tenido alguna clase de reunión con sus cómplices. Me han confinado solitariamente durante el encuentro. Aun así, he podido oír el ruido y el olor de comida. He escuchado por casualidad que mi confinamiento era por el poder de las «alergias». He de averiguar qué significa y cómo usarlo en mi favor.

Hoy casi tengo éxito en el intento de asesinato de uno de mis torturadores, cuando he zigzagueado entre sus pies mientras caminaba. Tengo que volver a probarlo, pero esta vez en lo alto de las escaleras.

Estoy seguro de que los otros prisioneros son esbirros y chivatos. El perro tiene privilegios especiales. Le liberan regularmente y parece más que deseoso por volver. Evidentemente es retrasado.

El pájaro debe ser un informador. Le observo comunicarse con los guardias con frecuencia. Doy por seguro que informa de cada movimiento que doy. Mis secuestradores le han organizado una protección en una celda elevada, así que está fuera de mi alcance. Por el momento…

VISTO: Aquí. 

EN EL CONCESIONARIO DE MERCEDES BENZ.

 

Un señor entra en un concesionario MERCEDES. Ve un coche que le parece perfecto y se acerca a inspeccionarlo. Al agacharse para tocar el interior, sin querer se le escapa un sonoro pedo… Preocupado se gira nervioso para ver si alguien se había dado cuenta y ve que a su lado, estaba parado un vendedor:

– Buenos días, señor. ¿En qué le puedo ayudar?

El señor, muy incómodo porque era obvio que el vendedor había oído el pedo… le pregunta disimulando:

– ¿Cuánto cuesta este precioso coche?

El vendedor, con una media sonrisa, le responde:

– Mire usted, si se tiró un pedo al tocarlo… ¡CUANDO LE DIGA EL PRECIO SE CAGA!

FOLLARME A UNA CHICA ENCIMA DE LA LAVADORA.

 

Esta es la amarga historia de un sueño roto: uno de tantos sueños que acabaron pisoteados y enterrados bajo la desangelada rutina cotidiana. Una triste historia que quiero compartir con ustedes. No busco compasión (podéis metérosla por el puto culo); si acaso, una brizna de humano consuelo.

Todo comenzó en una cafetería. Acudí a una cita que tenia con una chavala a la que había conocido días antes en el chat. Tras hablar un par de veces por teléfono con ella, se me antojo como una joven desinhibida y desenfadada, con muchas ganas de encontrar un novio: la presa perfecta. Al llegar al local, la encontré sentada esperándome. No era fea, cosa que ya sabía por la foto de carné digitalizada que me había mandado a través del IRC, pero estaba muy gorda, así que descarte de entrada entablar cualquier tipo de relación sentimental o sexual con ella. No soy de los que buscan la perfección física en la pareja, ni de los que rechazan una bien repartida voluptuosidad en el cuerpo de la mujer, pero cuando una dama pesa lo suficiente como para aplastarme y despanzurrarme algo en mí reacciona generando un cauteloso rechazo. Son cosas del instinto natural. Iniciamos, no obstante, una amena charla, en la que ella, tal como había hecho durante las conversaciones telefónicas previas al encuentro, intento incitarme a la pasión hablando de posturitas para hacer el amor, escenarios eróticos, trucos sexuales y no se cuantas chorradas mas. A la última chica que consiguió ponerme caliente en una cafetería le basto con pedirme la cucharilla de mi taza para disolver el azúcar, rechupetearla al acabar de mover el café para, supuestamente, limpiarla y colocarla de nuevo en mi platillo: si, me empalme allí mismo. Pero la gorda no tuvo tanta suerte, por más que intento darle un toque picante a aquella cita. El caso es que en un momento dado hablo de un escenario sexual bastante extraño: follar encima de una lavadora mientras la misma centrifuga, estando el chico sentado sobre la tapa de la maquina y la chica a horcajadas encima de él. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo al imaginarme a aquella mole de carne sentada sobre mis piernas mientras un electrodoméstico hacia vibrar mi pandero. Pasada una hora, terminé aquello con un “ya te llamare otro día”, cosa que no hice.

De vuelta a casa, considere el tema de la fornicationis per machina. No encontré el asunto especialmente excitante, pues lo que la naturaleza varonil pide es sacar y meter el gusano, permitiendo que los testículos cuelguen cual badajo campanero y acompañen acompasadamente con su alegre vaivén a los movimientos de la cadera y los gemidos de la amada. Pero supuse que a las mujeres les habría de encantar, pues ellas se corren bien pronto si les vibra el chumino.

Unos meses mas tarde, conocí a una chica muy mona y comenzamos una relación amorosa relativamente estable. Tras follármela de todas las formas posibles y practicar con ella todas las guarrerías concebidas -mas algunas de las inconcebibles-, me acorde del tema de la lavadora, y se me metió en la cabeza que tenia que probar aquello.

Por aquel entonces, compartía piso con otros tres estudiantes. Vivíamos en un primero con pleno acceso al patio del edificio; de hecho, nuestra lavadora se encontraba justamente allí. Esta parecía haber sido fabricada entre la primera y la segunda revolución industrial. Cuando empezaba a centrifugar sufría una suerte de tembleque epiléptico; un trance mecánico que la ponía en movimiento, de tal manera que se iba paseando ella sola por todo el patio hasta que acababa el centrifugado. Siempre pensaba al verla en dicho estado que cualquier día me iba a tocar salir a la calle a buscarla:

–Oiga, una lavadora con unos gayumbos dentro, ¿no la ha visto usted pasar por aquí?
–No.
–Señor guardia. Mi lavadora me ha robado mis gayumbos rojos de la suerte. ¡Por el amor de Dios, haga algo y no se me quede mirando así!

Y de pronto, aquel escandaloso y tembloroso cacharro se convirtió a mis ojos en un aparato de inusitadas virtudes eróticas. El acto de meter y sacar mi ropa del bombo adquirió entonces una significación especial. Además, cuando cerraba la puerta lo hacia con tacto y cariño, y no de una patada, como tenia por costumbre.

El gran problema era que estaba, como ya he dicho, en el patio, a la vista de todo el vecindario. Cualquiera que se asomara a las ventanas interiores de su vivienda podía sorprendernos allí, enganchados en pelota picada como dos conejitos. Había, no obstante, una solución fácil: perpetrar el fornicio de madrugada, confiándole nuestra intimidad a la oscuridad y al buen hacer de Morfeo con todos los vecinos. Pero aun quedaban un par de detalles por resolver: el ruido de la lavadora y los rebuznos amorosos de mí pareja, muy dada a berrear durante el acto. A ella siempre podía amordazarla:

–Cariño, te voy a tapar la boca con un calcetín y nos vamos a subir encima de la lavadora a las cuatro de la mañana para follar. ¡Veras que divertido!
–¡Oh, si! Me corro solo de pensarlo. Que sea con el calcetín que llevas puesto.
–¿El izquierdo o el derecho?
–El de tu puta madre.

Bueno, tal vez bastara con pedirle simplemente que no gritara. Pero… ¿y el ruido de la lavadora? ¿Cómo iba a conseguir que aquel trasto no despertara a todos los habitantes del edificio, incluidos mis propios compañeros? Pensé que tal vez engrasándola toda entera… O probando a centrarle un poco el eje… O quizá nivelándola un poco… Puede que apretando tuercas aquí y allá… Pero, amigos míos, fue pasando el tiempo sin animarme en ningún momento a probar cualquiera de estas soluciones. De alguna manera, la idea de aquel capricho fue dando tumbos entre la materia gris mi cerebro, hasta que paso a un aparente olvido.

Meses mas tarde, trajeron al piso una lavadora nueva. Y es que los vecinos protestaban frecuentemente por el ruido que provocaba la que teníamos, por lo que el casero decidió acabar con las quejas al respecto. Era de marca alemana, y tenía un diseño muy atractivo. Toda ella parecía querer decir: soy sexy y eficiente. El día que me toco estrenarla, mecánicamente metí mi ropa dentro del bombo, coloque el programa adecuado –que en mi caso es invariablemente el de “Ropa muy sucia”; entiéndase como un eufemismo- y la puse en marcha. Aquello empezó a funcionar acompañado de un silencio perfecto: mi gata hace más ruido cuando anda. Entonces me quede absorto a la vez que contrariado, mirando el electrodoméstico con un cierto resquemor, notando que en mi alma se abría una especie de vacío emocional, una amarga sensación de fracaso… hasta que me acorde de aquel viejo capricho, y caí en la cuenta de que la nueva lavadora no era apta para las labores erótico-festivas porque no vibraba en absoluto. Buscando un alivio, gire el mando hasta ponerlo en el modo de centrifugado. Nada. El bombo daba vueltas vertiginosamente pero aquello no se movía lo mas mínimo. Además, el sonido emitido no era mayor que el zumbido de una mosca. “¿Y ahora que? ¿Me meto dentro y me tiro a las churris ahí?“, pensé. Fue cuando me empecé a mosquear. Di unas cuantas vueltas alrededor del trasto, buscándole un punto débil. Le pegue una patada en la parte de atrás, intentando descentrarle el eje. No lo conseguí.”¡Malditos alemanes!”, farfulle. Le pegue otras dos patadas sin mayor fortuna. “Perfeccionistas de mierda”, añadí. No se en que momento perdí el control de mis actos. Lo único que recuerdo con algo de claridad es que acabe pegándole puñetazos a aquel jodido cacharro mientras gritaba a grandes voces cosas como: “Tu no vas a poder conmigo, hija de puta”, “Los alemanes me vais a chupar la polla, desalmados”, “Me voy a follar a todas vuestras hijas aquí encima, cabrones”… y no se cuentas burradas mas.

Volví a tomar conciencia de mis actos cuando oí una voz que me llamaba por mi nombre. Al volverme, vi a mis tres compañeros de piso mirándome desde la puerta del patio asombrados a la vez que asustados… y a todos los vecinos asomados a sus ventanas. Golpee disimuladamente con el pie derecho el suelo del patio, probando si con ello conseguía abrir un agujero en la tierra para bajar a esconderme al infierno y quedarme allí acurrucado, tapándome la cara con las manos.

Y esta es mi historia. Si alguien tiene una lavadora vieja y nerviosa, le propongo que pruebe el curioso escenario sexual y lo disfrute. Yo ando ya en el ocaso de mi juventud, camino de una adusta madurez, y he dejado caer ciertos sueños en las profundidades de la desesperanza y de la frustración. Porque la vida es “asin”, ¡y que se le va a hacer!

~~~w0w~~~

PD1: De la obra Cuentos, misivas irreverentes y malas hierbas, inscrita en el Registro Territorial de la Propiedad Intelectual de Andalucía.

PD2: Podéis escuchar el audio del articulo desde aquí. Cortesía de Tomás Galindo y su equipo del programa radiofónico “La Papelera”, emitido en Radio Tular Irratia.

FUENTE: Blog.innerpendejo.net

Anécdotas insubstanciales 2.0: El garbanzo asesino

 

Cuando entro a YouTube, a veces pierdo estúpidamente mi tiempo visionando alguno de los que llaman vídeos destacados, los cuales suelen mostrar a videobloggers de éxito contando paridas, nimiedades, banalidades, vacuidades, aburridas intimidades y peroratas existencialistas bastante vomitivas … Me hacen sentir como un imbécil, porque yo gasto mas horas que un tonto buscando siempre cosas interesantes para la bitácora. Pero eso se ha acabado. A partir de ahora me voy a convertir en un verdadero blogger 2.0, limitándome a relatar anécdotas insubstanciales relativas a mi vida personal. Por ejemplo, la que me sucedió ayer mismo.

Al mediodía, vacié sobre un plato el contenido de una lata de cocido de garbanzos precocinado y lo metí en el microondas. Lo mío siempre han sido las lentejas en lata, pero mi desatendido paladar me pedía algo nuevo con lagrimas en las papilas.Como no sabía el tiempo que necesitaba este guiso para calentarse, le di cinco minutos: dos más de lo que suelen necesitar las lentejas. Al sonar la campana de aviso del microondas, abrí la puerta de este y vi que me había excedido con el tiempo de cocción, pues aquello parecía una especie de infierno culinario. De hecho, el trozo de tocino que me había tocado en suerte crepitaba angustiosamente entre las legumbres, aparentando estar retorciéndose de dolor. Metí la cuchara en el plato para remover un poco el cocido con la intención de disipar el exceso de calor. Entonces sonó un ‘pop’ y un garbanzo traicionero saltó desde el caldo describiendo, cual bala de cañón, una trayectoria parabólica en el aire hasta caer finalmente sobre mi antebrazo izquierdo. Me llevé la mano derecha hasta el punto del impacto con un gesto de dolor, pues el ardiente garbanzo me había quemado. Al retirarla, vi que la maldita legumbre asesina me había dejado un círculo de piel enrojecida. Sin pensármelo dos veces, salí corriendo hacia del hospital mas cercano.

Aguanté con resignación en la Sala de Espera de Urgencias durante dos horas junto a otros pacientes. Cuando me tocó el turno, entré a la consulta que me indicaron por megafonía, donde me atendió un señor.

– ¿Y usted que tiene? -me preguntó.
– Un garbanzo asesino se ha abalanzado sobre mi causándome gravísimas quemaduras -contesté indolente, intentando demostrar una cierta actitud estoica ante el terrible ataque sufrido. 

Me miró con los ojos muy abiertos, y me indicó: “Usted debe ir a la consulta número ocho, que está en el primer sótano, al final del pasillo nueve”.

Bajé hasta la mencionada consulta. Allí, una doctora me explicó que para elaborar un diagnostico adecuado necesitaba hacerme antes un test, el cual llamaban de Rorschach. “De acuerdo”, dije. A continuación, me enseñó extraños dibujos de inspiración pornográfica compuestos por manchas, los cuales me pidió que identificara correctamente.Creo que no fallé ninguno: el mono masturbador, la pareja de lesbianas comiéndose el coño, el labriego follándose a una cabra, la novicia usando un rosario como carrete tailandes… Al finalizar la prueba, la médico extendió por fin una receta para lo mío y me despidió amistosamente. Me acerqué enseguida hasta la farmacia más próxima. Durante el camino, quise saber cual era la medicación prescrita, pero aquello estaba caligrafiado con una ininteligible letra de médico. Una vez en la botica, la farmacéutica que me atendió echó un vistazo rápido a los garabatos del papel y se me quedó mirando con una cierta expresión de enfado; como si estuviera siendo objeto de una broma.

– ¿Pasa algo? -pregunté confuso.
– Si. Aquí no aparece recetado ningún medicamento.
– ¿Qué pone en el papel, entonces?
– Dice exactamente: “Tenga mucho cuidado con este hombre. Es un majadero con marcados rasgos de psicópata sexual. Déle unos caramelos para que se vaya a su puta casa”. 

Acto seguido, me devolvió con desprecio la receta médica y atendió a otro cliente, ignorándome por completo.

Indignado, regresé a casa. Entré a la cocina y me situé frente al microondas, que aun guardaba en su interior el plato de garbanzos. “Ahora os vais a enterar, cabrones. De mi no se ríe nadie. Reventareis todos como sapos inflados por el culo”, les avisé. Cerré la puerta del horno, puse el temporizador en 20 minutos y me fui al cuarto de baño a hacer de vientre, deleitándome sentado en el vater con el sonido de la cruel sangría: pop… pop… pop…

Y esto es todo… Bueno, miento. En realidad, aquí no ha acabado la cosa, porque mañana pienso ir a tirar con unos cuantos cócteles molotov dentro del hospital para quemarlo: será mi venganza por el denigrante trato recibido. Pero como esa no será una anécdota insustancial, os tendréis que enterar de los detalles por los periódicos.

Hale, hasta mañana.

FUENTE: Innerpendejo.net

PIEDRAS PA LOS CRISTALES.

 

En un manicomio había un exceso de locos y todos ellos se dedicaban a tirarle piedras a los cristales del sanatorio.

Hartos ya de esto, los siquiatras acordaron que iban a soltar a los que estuviesen menos locos.

Los doctores les van preguntando uno a uno a los locos lo que harían tan pronto salieran del manicomio.

Llegan junto al primer loco y le preguntan: «A ver chico, ¿tú que harías si salieras de aquí?»

«¿Yo?, responde el loco, pues subiría hasta la colina de enfrente y… ¡piedras pa los cristales!»

Los doctores dicen que ese nada no puede salir.

Le preguntan al segundo:

«A ver chico, ¿tú que harías si salieras de aquí?»

«¿Yo?, pues subiría hasta la colina de enfrente y… ¡piedras pa los cristales!»

Y así con varios hasta que llegan al lado de uno que les dice:

«¿Yo?, pues iría a la ciudad…» Los doctores asienten… «

…me ligaría una chica…»

Los doctores asienten y dicen que éste está bastante bien.

«…luego me la traería hasta la colina de enfrente… le quitaría el jersey…»

«Sigue sigue» dicen los loqueros.

«Le quitaría las bragas…»

«Joder sí está bien» exclaman los médicos. «

…y con la goma de las bragas fabricaría un tirachinas y… ¡piedras pa los cristales!»

 

DE ABOGADOS Y MUJERES.

 

Diego, joven y Empeñoso abogado, sabía que heredaría una fortuna cuando su padre enfermo muriese.

Pensando en que también quedaría sólo decidió que precisaba una mujer acorde a su autovaloración y para hacer de ella su gran compañera.

En base a su decisión, esa noche fue al bar de la ciudad, donde se juntaba lo más granado del foro local.

Se fijó en una colega, la más bonita que jamás había visto. Su belleza natural era la admiración de todos los concurrentes.

El se arrimó y le dijo:

– Puedo parecer un abogado común, pero en pocos meses mi padre va a morir y heredaré 20 millones de dólares. ¿Quieres acompañarme y venir conmigo a mi casa?…. Puedes llegar a ser mi mujer.

Impresionada la hermosa y brillante abogada, aquella noche fue a la casa con Diego….

Y … tres días después se transformó en su madrastra.

MORALEJA: Los abogados pueden ser muy hábiles, pero las abogadas, además, son mujeres.

LÓGICA MASCULINA.

Una pareja que está en el juzgado divorciándose discute sobre de la custodia de la hija.

La mujer se levanta y le dice al juez: «Yo traje a esta niña al mundo con mucho dolor y sufrimiento, la custodia me debe corresponder a mí».

El juez se dirige al marido y le dice: «¿Qué tiene que decir en su defensa?»

El hombre se sienta por un rato contemplando el ambiente y luego dice lentamente: «Sr. Juez, si usted mete una moneda en una máquina de bebidas y sale una Pepsi, … ¿de quién es la Pepsi, de la máquina o suya?».