Etiqueta: «SÁTIRA POLÍTICA»
Pues yo también me monto una «fiesta-mitin» fin de campaña ¡¡hala!!!
Eso no quita que siga subiendo post de política en serio según me de la real gana incluso el mismo dia de las elecciones ¿o es que solo los perroflautas del 15M se pueden saltar la ley electoral? ¡¡de eso nada, o jugamos todos o se rompe la baraja!!!
Y además, como este blog está radicado en San Francisco (California-USA) y allí no están en elecciones, no tengo porque respetar ninguna ley electoral
Y sin mas….¡¡¡AL CACHONDEO, SÁTIRA Y SARCASMO FEROZ!!!
Sábado sabadete… humor, sátira política, erotismo y…y lo que me salga del o… jis jis jis jis
ESPACIO CO-PATROCINADO POR:
MISTER
NATURAL
Y
THE FABULOUS FURRY
FREAK BROTHERS
CON NUESTRO INVITADO ESPECIAL:
EL MULLÁH
NASRUDIN
Nasrudín llamó al médico y se quejó de que todo lo veía con manchas negras. Cuando el médico hubo examinado al enfermo y extendió la prescripción, había caído la noche y pidió que le prestaran un farol. Unos días más tarde, encontró a Nasrudín y le preguntó por su vista.
—Por desgracia, dijo Nasrudín moviendo la cabeza,ahora sufro una ceguera nocturna total. Quizá sea porque todavía tienes mi lámpara.
Nasrudín pasó delante de un puesto colmado de tentadores alimentos. Cantidades de albaricoques y de higos; grandes tarros de pistachos, almendras y piñones; cestos llenos de huevos; cuencos de nata, queso y mantequilla; y multitud de bandejas de diferentes dulces. El Mullah observó como el dependiente esperaba a los clientes y rellenaba los cuencos, cestos y bandejas sin probar bocado de las mesas.
—¿Estás vigilando el puesto para el dueño?,preguntó.
—¿Qué quieres decir?, cuestionó el comerciante. Yo soy el dueño.
—¿Pero cómo es entonces que no comes?
—Estoy aquí para vender, no para comer.
—¡Qué desperdicio!, exclamó el Mullah Nasrudin. Si el puesto fuera mío, empezaría con nueces y frutos secos. Seguiría después con diez huevos revueltos. Y dulces de postre.
«Al hombre lo que más le gusta de la mujer es que sea ajena».
«Cada acierto nos trae un enemigo. Para ser popular hay que ser mediocre.»
Oscar Wilde
«Cualquiera puede simpatizar con las penas de un amigo; simpatizar con sus éxitos requiere una naturaleza delicadísima».
Oscar Wilde
Nasrudín perdió un magnífico y costoso turbante.
—¿No te sientes abatido, Mullah?, le preguntó alguien.
—No, me siento confiado. Verás, he ofrecido a quien lo encuentre una recompensa de media pieza de plata.
—Pero… quien lo encuentre, seguramente nunca se desprenderá del turbante, que vale cien veces más que la recompensa.
—Sí, ya pensé en eso. En el anuncio puse que era un turbante viejo y sucio, y no el verdadero.
Un día, el rey y Nasrudín tuvieron una disputa y el monarca lo desterró de la corte.
—¡Vete ya, no quiero volver a ver tu cara hasta que estés dispuesto a mostrarme algún respeto!
Pasaron unas semanas y el rey empezó a echar de menos a Nasrudín. Le llamó de regreso al palacio. Cuando el Mullah acudió, se acercó al trono caminando de espaldas.
—¿Qué tontería es ésta?, preguntó el rey.
—Simplemente estoy obedeciendo tu última orden,replicó Nasrudín.
El Mullah Nasrudin estaba de continuo pensando maneras de molestar a su vecino, que era un reconocido roñoso.
Cierta noche, entró silenciosamente en el patio del avaro, atrapó una gallina del corral y se largó con ella. Mientras escapaba, se reía entre dientes con gran deleite pensando en el dolor que tal pérdida causaría al rico pero avariento hombre. Después de andar un trecho, comenzó a preguntarse por qué el ave no hacía ningún alboroto por su rapto. Tal vez había sido asfixiada por el grueso material de la bolsa en que apresuradamente la metió por la fuerza. Nasrudín se detuvo, abrió el saco y la gallina asomó la cabeza y empezó a hacer un ruido terrible.
—Exactamente lo yo que pensaba, dijo el Mullah.Está tan harta de la avaricia de mi vecino como yo. Esto es un rescate más que un robo.
El burro de Nasrudín se escapó de nuevo.
—¿Lo ha visto alguien esta vez?, preguntó a un grupo de aldeanos.
—Lo vi ayer presidiendo una causa criminal en la audiencia, dijo un
bromista.
—Es muy posible, afirmó Nasrudín. Siempre escuchaba con mucha atención cuando enseñaba leyes a mis alumnos.