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Memoria Historica: la justicia bajo el Bolchevique Frente Popular (los nombres de sus lideres decoran las calles y colegios de España)

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La Guerra Civil no es un hecho aislado, sino que es la consecuencia natural de la inestabilidad y caos que se produjo durante los años de la República junto con la falta de voluntad de convivencia que se daba entre todos los partidos políticos.

Todos lo querían todo, y para los demás, nada. Y ello nos lleva sólo a …… la GUERRA.  El gobierno republicano contó con la ayuda de la Unión Soviética a cuyo fin destinó un apoyo de imagen que se manifiesta en imágenes como la de la madrileña Puerta de Alcalá. La guerra Civil fue una lucha entre militares (se sublevaron 4 generales con mando de división  o asimilados de los 21 existentes, el 80% de los generales de brigada no se sublevó ni el 70% de los coroneles y tenientes coroneles, así como menos del 50% de comandantes) y civiles (millones estuvieron a favor y millones…

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Un partido de origen totalitario, como el PSOE que tanto tiene que callar, no se puede dar el lujo de llamar fascista a nadie.

Un partido de origen totalitario, como el PSOE que tanto tiene que callar, no se puede dar el lujo de llamar fascista a nadie.

Las “monadas Rojas” de mayo de 1931 y su idea del estado de derecho

LA VERDADERA MEMORIA HISTÓRICA QUE SE CALLAN LOS SEGUIDORES DE LA MEMORIA HISTÓRICA.

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UNA HISTORIA DE PELÍCULA EN EL RECUERDO DE LA VERDADERA MEMORIA HISTORICA.
70 años después continúa con más fuerza que nunca la leyenda y el misterio en torno a la famosa imagen del Cristo de Mena, desaparecida en los sucesos de Málaga el 11 de mayo de 1931. La locura se había apoderado de la gente en la noche del 11 de mayo de 1931 en Málaga. La situación política que vivía España alcanzaba su máxima cota de horror en la capital malacitana en un día y una noche aciagos. Fue la denominada “quema de los conventos” nombre con el que se recuerda el saqueo y destrucción de los conventos e iglesias malagueñas. Numerosas obras de arte de gran valor fueron pasto de las llamas por la locura de la sinrazón. Aquella noche, sacerdotes y monjas tuvieron que huir para evitar la muerte. La barbarie fue tal que Málaga entera…

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MEMÓRIA HISTÓRICA. LEY 4 DE AGOSTO DE 1933 (esto os lo callais, progres perroflautas)

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POR: Romero Landa

En estos últimos días he observado que se han dado vueltas a una ley llamada Ley de Vagos y Maleantes.  Para los defensores de la versión ultraprogre de la MEMORIA HISTÓRICA ,  la dicha ley, sólo por el nombre, ya les sonará a «fascista»  ( ¿cómo no?) y parece que a algunos les gusta utilizarla para atizar contra el «fascismo» en que, según ellos, seguimos viviendo como herederos del franquismo que, lamentablemente, somos.

Pues no :  resulta que es una Ley de la II República, tan idealizada por algunos.  Esta ley la firman el entonces Presidente del Gobierno,  Manuel Azaña, y el entonces Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, esos pedazo de fascistas.

El texto contenía, ATENTOS, artículos por los cuales los ebrios, los vagos habituales, los proxenetas o los rufianes podían ser declarados «en estado peligroso». Ahí es nada.  Esta categoría de «peligrosos» incluía también, ATENTOS, a las personas que suministraran bebidas alcohólicas a menores de 14 años así como a los extranjeros que no cumplieran una orden de expulsión.

Establecía medidas de aislamiento, también de destierro, así como expulsión inmediata a los extranjeros. También establecía como posible  castigo la incautación por parte del Estado del dinero y efectos de los declarados peligrosos por la ley. Y nada de tonterías :  sólo era posible un recurso contra la resolución del juez, el recurso de apelación,  que para interponerse tenía, ATENTOS UNA VEZ MÁS, un plazo máximo de tres días  (artículo 15 de la ley).

Pues nada, si a algunos ultraprogres les parece bien, recuperemos una ley republicana, oiga.

Os dejo tres imágenes. Una de ellas es la portada de un compendio legal republicano. Otra imagen corresponde a la Gaceta  (el BOE de entonces) en la que se publica la aprobación de la ley en Consejo de Ministros, previo a su presentación en Cortes. La tercera imagen corresponde a la publicación, también en la Gaceta, del Reglamento del año 1935 para aplicación de la ley aprobada en Cortes dos años antes.

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PEQUEÑA APORTACIÓN PROPIA AL ARTÍCULO: Hoy en día, si dices en público que a los extranjeros que no cumplan… hay que echarlos de una patada, ¡¡PUEDE QUE DENUNCIEN POR DISCRIMINACIÓN!! y los primeros en EXIGIRLO son todos esos progres que tanto ensalzan a la república y hablan de «memoria histórica».

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20 N

El demente que ha ocupado  la Moncloa rodeándose de eminencias que ven muu grande el aeropuerto de Barajas, que «olvidan» que son hijos de caciques franquistas o que quieren convencernos que los fetos humanos son extraterrestres…

… ese engendro, que durante siete años – con la AYUDA y SUSTENTO de sus caciques, hijos de caciques, acomodados en la carrera de San Jerónimo y en los gobiernos autonómicos y municipales – ha ejercido el poder a base de decretos ley, incumpliendo todos los acuerdos tomados por los partidos políticos durante los años de democracia en materias fundamentales para el Estado..

… esa antigualla, anclada en el estalinismo…

… ese, que se ha leído las obras completas de los dictadores  para ver en donde radicaba el secreto para permanecer en el poder durante 40 años, y lo único que ha conseguido sacar en limpio es una relación de cunetas, tumbas y fechas necrológicas …

Ese ignorante, no podía abandonar la escena sin un último acto final acorde con su grado de estulticia. Obsesionado con un único objetivo :  sacar de lo más profundo de nuestras entrañas colectivas los fantasmas del odio, ha ido a elegir una fecha para dejarnos en paz, que como todas, es efeméride varipointa de todo lo bueno y lo malo de la  historia del ser humano.

Se tarda menos de dos horas en leer esta relación de «cumpleaños» , pero está visto que ni ese  tiempo es capaz de concentrar la atención semejante cerebro.

1520   La expedición marítima de Fernando de Magallanes atraviesa el estrecho que llevará su nombre

1542   Promulgación de las Nuevas Leyes de Indias

1602   Nace Otto von Guericke, inventor de la bomba de aire

1809   Camilo Torres, en nombre del cabildo de Santa Fe, redacta el histórico “Memorial de agravios”

1815   Segunda y definitiva Paz de París, que acaba con las guerras napoleónicas

1845   Combate de la Vuelta de Obligado: el General Lucio Mansilla repele a la escuadra anglo-francesa

1848   El príncipe Luis Napoleón jura su cargo de presidente de la República francesa

1852   Inauguración del Congreso Constituyente argentino, en el histórico cabildo de Santa Fe

1859   Nace Cecilia Grierson, la primera médica argentina, higienista y educadora

1865   Fallece Francisco Manuel da Silva, compositor brasileño

1889   Nace Edwin Hubble, astrónomo estadounidense

1894   Muere Anton Rubinstein, compositor ruso

1900   Nace Chester Gould, creador de la historieta Dick Tracy

1900   La prensa barcelonesa exige pavimentar la Plaza Cataluña porque es una laguna cuando llueve

1910   Estalla en México un movimiento de rebeldía dirigido por Francisco Madero contra el presidente Porfirio Díaz, comienzo de la revolución mexicana

1910   Fallece Leon Tolstoi, escritor ruso

1911   Nace Jorge Negrete, cantante y actor mexicano

1915   Nace Silverio Pérez Gutiérrez, torero mexicano

1919   Muere Francisco P. Moreno, perito, geógrafo, antropólogo y naturalista argentino

1920   Domingo sangriento en Dublín: 72 muertos por disparos de los agentes británicos

1925   Nace Maya Plisetskaya, bailarina y coreógrafa rusa

1927   Los guerrilleros de César Augusto Sandino, contrario a los acuerdos de los políticos nicaragüenses con EEUU,  conquistan la localidad de Ciudad Antigua

1929   Primera exposición del pintor español Salvador Dalí en París

1931   España: contabilizados más de medio millón de enfermos de tuberculosis

1936   Muere fusilado José Antonio Primo de Rivera, político español

1945   Comienza el proceso de Nuremberg contra acusados de crímenes de guerra

1951   Nace León Gieco, músico argentino

1952   Muere Benedetto Croce, filósofo y humanista italiano

1956   Nace Bo Derek, actriz estadounidense

1959   Las Naciones Unidas adoptan la Declaración de los Derechos del Niño

1963   Fallece Luis Cernuda, poeta español

1969   Manifestación de más de 250.000 personas en Washington por la paz en Vietnam

1969   Pelé marca su gol No. 1.000

1975   Muere el general dictador Francisco Franco

1981   Anatoly Karpov retiene el campeonato mundial de ajedrez

1991   Mueren más de 80 personas al descarrilar un tren en Tehuacán, la mayor tragedia ferroviaria en México

1991   España: algunas entidades financieras no exigen la devolución de créditos al Partido Socialista

1995   Diana de Gales admite en la TV que ha cometido adulterio

1998   Un cohete Protón-K pone en órbita el módulo ruso “Zariá”, primera pieza de la futura estación espacial internacional habitada

2011   Termina la zégira de la ignorancia ¡por fin!

DIOS LOS CRIA Y ELLOS SOLITOS SE ARREJUNTAN

AUTOR: Kas O. Perdido. 

OTRA VEZ, DESMINTIENDO A LA IZQUIERDA.

 

Franco y la Seguridad Social

El año 2000 ha sido declarado oficialmente como el año del Centenario de la Seguridad Social. Es también el 25 aniversario de la muerte de Francisco Franco. Y vale la pena hacer, como homenaje a su memoria, algunas consideraciones sobre la excepcional significación de su Régimen en el desarrollo de esta Institución, básica para la justicia, la solidaridad y la paz de los españoles.

Verdaderamente es difícil señalar fecha de nacimiento a fenómenos socio-políticos tan complejos como la Seguridad Social. Y es discutible que la Ley Dato de 1900 tuviera ya este carácter. Pero hay que reconocer que ha sido inteligente por parte del Gobierno vincular el centenario por abajo con un Gobierno conservador como el de Silvela, del que era ministro Dato, y por arriba con el actual de centro-derecha, arrebatando esta bandera a la izquierda, que, con tanta audacia como poco mérito, le hubiera gustado hacer suya. El centenario de la Seguridad Social puede ser una buena ocasión para poner de manifiesto que muchos de los avances sociales son obra de gobiernos considerados de «derecha», frente a lo que pregonan los políticos y los doctrinarios de «izquierda», mucho más parciales y radicales que los de derecha, aunque presuman de lo contrario. Ya comentaremos más adelante la decisiva aportación del régimen de Franco al desarrollo de la Seguridad Social española, que le costará mucho trabajo reconocer a una izquierda empeñada en dar una imagen capitalista y reaccionaria del mismo. Quizá por todas estas razones, el entusiasmo de la izquierda por esta conmemoración brilla hasta ahora por su ausencia. Ni partidos políticos de este signo ni organizaciones sindicales han hecho hasta ahora nada por resaltar algo tan importante para los trabajadores como el nacimiento de la Seguridad Social.

La Seguridad Social ha sido, a mi juicio, el instrumento más poderoso para el cambio social, para la redistribución de la renta, para la igualdad de oportunidades, para la constitución de una sociedad más igualitaria y más libre. Bastaría que por una abstracción mental elimináramos del entramado de nuestra sociedad y de la vida de los españoles el sistema público de pensiones, la protección sanitaria, el seguro de accidentes, la protección frente al desempleo… Nos daríamos cuenta de que retrocederíamos a una sociedad distinta, en la que la mayoría ni se sentirían iguales, ni se sentirían auténticamente libres, acosados por incertidumbres e inseguridades absolutamente vitales, de las que sólo estarían libres los económicamente privilegiados; retrocederíamos a una sociedad no sólo injusta, sino insegura y enfrentada por el espíritu de clase.

En la construcción de esta sociedad en la que vivimos han sido importantes, sin duda, los avances en la protección del trabajo y el salario, la política impositiva, la creación incesante de bienes y servicios… pero, si se piensa en ello profundamente, habrá que concluir que para la verdadera igualdad, seguridad, promoción y libertad de los hombres en que esta sociedad se basa, ha habido dos instrumentos decisivos: el acceso de todos a la educación y la cultura, y la Seguridad Social. En ambos temas, la obra de Franco ha sido decisiva.

Y hay que resaltarlo para evitar que una vez más se pueda falsear la Historia, como ya se hizo al comienzo del centenario en un medio público. Estos medios están siempre disponibles y abiertos para cualquier ataque directo o indirecto a Franco y a su Régimen y para la exaltación de las ideas, los hechos y las personas que lo combatieron. Extraña manera de entender la objetividad y la verdad histórica en el servicio a los españoles. Se dice, por algunos, que ello contribuye a la «pacificación» de las «dos Españas», que parece que exige dar ahora la victoria en las conciencias a los que perdieron la Guerra, convirtiendo a los vencidos en vencedores y viceversa. Extraña manera de pacificar los espíritus, reabriendo heridas que estaban ya bien cerradas y cicatrizadas…

Se está creando en la conciencia y en la opinión pública española un sentimiento de hostilidad y un juicio realmente falso y «revanchista», por incompleto y parcial, de lo que el Régimen de Franco supuso y fue en realidad. Menos mal que todavía quedan muchos testigos de aquellos años que conocen la verdad. Ellos saben quién creó sus regímenes de pensiones, sus Residencias y Ambulatorios, sus sistemas de protección social. Pero cuando ellos falten, y para muchos desde ya mismo, se puede empezar a creer que «todo», y en ese «todo» entra la Seguridad Social, ha sido obra de los gobiernos de la democracia. No hace muchos días me contaba un amigo una anécdota reveladora. Estaba en la Residencia hospitalaria «La Paz», visitando a un familiar enfermo, y oyó cómo, en la cama de al lado, un hombre relativamente joven comentaba con otro visitante las excelencias del hospital y lo que había supuesto en su enfermedad, y terminaba su comentario diciendo: «¡Hay que ver lo que le debemos a Felipe González!». Mi amigo tuvo que recordar a su vecino que en ese mismo hospital había muerto el anterior Jefe del Estado, por lo que mal se podía atribuir la Institución a ningún político actual.

* * *

Por ello, y ya que se ha hablado del Centenario de la Seguridad Social, hay que dejar algún testimonio de la verdad, de cómo, cuándo y por quiénes se ha creado realmente. Ningún lugar mejor para hacerlo que las páginas de Razón Española, que tan denodadamente está defendiendo la verdad y la razón.

Cuando en 1936 España se vio envuelta en la tragedia de la Guerra, ni siquiera a nivel doctrinal o programático existía la idea de la Seguridad Social, como hemos dicho al principio. Ni en España ni en la mayor parte de Europa, excepción hecha de la Alemania de Bismark. Sólo se habían producido pequeños avances en la protección social de algunos sectores de trabajadores, y se estaba fomentando lo que podría llamarse la «previsión social». Aquella Ley Dato, de 1900, sobre accidentes de trabajo, que se ha tomado como origen del centenario, supuso un avance importantísimo en la protección social de esta contingencia, como ya hemos dicho, al declarar la responsabilidad objetiva del empresario por los accidentes laborales de sus trabajadores; pero no se configuró como un embrionario seguro social, de alcance limitado a ciertos sectores hasta 1932, siendo Ministro de Trabajo el socialista Largo Caballero, cuyo nombre no quiero dejar de citar para no caer en la misma parcialidad que estoy denunciando.

En 1905 se creó el Instituto de Reformas Sociales, y en 1908, y también por el Gobierno «conservador» de Dato, se creó el Instituto Nacional de Previsión, meritoria Institución de gran prestigio, que tuve el honor de dirigir y que fue luego clave en el desarrollo de la Seguridad Social, pero que hasta los años cuarenta estuvo concebido más como un instrumento de impulso de la provisión popular. En 1919 se había creado el Retiro Obrero y en 1929 el Seguro de Maternidad. Ambos, aunque con limitaciones, podrían considerarse ya «seguros sociales». Y poco más. Todo limitado, embrionario y parcial, con el mérito que hay que reconocer siempre a quienes en la doctrina y en los hechos van abriendo camino en las reformas sociales.

Lo cierto es que en 1936 apenas existían atisbos doctrinales y escasas medidas de protección, limitadas a ciertos sectores de trabajadores asalariados, que de ninguna manera configuraban un sistema de Seguridad Social más o menos incipiente.

El gran aldabonazo y la orden de salida para una auténtica Seguridad Social, que, no obstante, tardaría todavía años en lograrse, se dio en 1938, todavía en plena Guerra, con el Fuero del Trabajo (inspirado, como he dicho en otras ocasiones, en la idea de justicia social de José Antonio y en la doctrina social de la Iglesia). El Fuero del Trabajo no sólo decía que «el Estado valora y exalta el trabajo y lo protegerá con la fuerza de la ley, otorgándole las máximas consideraciones y constituyéndolo en uno de los más nobles títulos de jerarquía y honor», sino que estableció, además, el compromiso del Estado de proporcionar al trabajador la seguridad de su amparo en el infortunio, estableciendo que se incrementarían los seguros sociales de vejez, invalidez, maternidad, accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, tuberculosis y paro forzoso, tendiéndose a la implantación de un seguro total. El Fuero se mueve todavía en ideas de «previsión» y protecciones sociales parciales y dispersas, pero habla ya de «seguros sociales» en su conjunto y apunta a la idea de un seguro total; en definitiva, a la idea de una Seguridad Social completa e integrada. Lo que se refuerza en el Fuero de los Españoles de 1945, que da ya un cuadro bastante completo de seguros sociales. Esa Seguridad Social completa e integradora se acabó consiguiendo con el desarrollo de estos principios a lo largo del Régimen, como veremos luego. Y se puede hablar de un verdadero Sistema de Seguridad Social a partir de la Ley de Bases de 1963.

Ya en 1938, todavía antes de terminar la Guerra, se crearon los subsidios familiares, completados luego con el Plus Familiar (los famosos puntos), que en muchos sectores profesionales y para muchas familias llegó a suponer el 20% del salario. Yo tuve el honor de que mi primera intervención en un Pleno de las Cortes, para defender un proyecto de Ley, cuando a principios de los sesenta era Delegado General del Instituto Nacional de Previsión, fuera precisamente para defender la Ley de Régimen Laboral de Ayuda familiar. Esta ayuda no formaba parte propiamente de la Seguridad Social, pero sí la completaba, y constituía en todo caso una protección a la familia de carácter obligatorio, que luego, con el tiempo, desapareció, por los inconvenientes que acabó suscitando.

La Ley de Bases de 1963 integró los subsidios y el «plus» en un único sistema de prestaciones económicas de protección a la familia, lo que se potenció y amplió en las leyes de 1972 y 1974, de las que hablaremos más ampliamente en otro lugar, porque son claves para el Sistema de la Seguridad Social y han constituido la base de su posterior desarrollo legislativo. La protección era muy amplia y comprendía: asignaciones por hijo, incluso ilegítimo, asignación mensual por la esposa, con ciertas limitaciones, asignaciones por matrimonio y natalidad, que incluso beneficiaban a los pensionistas. La protección se incrementaba en los casos de familias numerosas. El sistema era, como en otras prestaciones de la Seguridad Social, de los más completos de Europa, si bien la cuantía de las prestaciones me pareció siempre escasa.

Es una pena que el deterioro del sistema de protección a la familia se haya ido acentuando a partir de los años setenta, deterioro que se refiere no sólo a la cuantía sino también al carácter y alcance de las prestaciones, según la nueva regulación de 1994. Nunca podremos determinar en qué medida este deterioro ha influido en el descenso de la natalidad, que está adquiriendo caracteres alarmantes. Lo cierto es que los países que quieren invertir esa tendencia están incrementando las prestaciones familiares, entre otras medidas.

* * *

El antiguo Retiro Obrero se sustituyó por un auténtico Seguro de Vejez e Invalidez, cuya reforma empezó ya también en 1939 y fue luego ampliándose y perfeccionándose al mismo tiempo que se extendía a colectivos inicialmente excluidos y se suprimían limitaciones. Pero no se puede hablar de los avances en la protección social de los trabajadores en su vejez, en aquellos años, sin resaltar la importancia del Mutualismo Laboral, a través del cual se establecieron pensiones complementarias por rama de actividad, integrando a trabajadores y empresarios en la gestión. El Mutualismo Laboral llegó a alcanzar una fuerza y popularidad impresionantes, no sólo por la cuantía de las prestaciones, que mejoraban substancialmente el Régimen general, sino por la creación de servicios y actividades complementarias para los afiliados y sus hijos, entre las cuales destacaron las Universidades Laborales, que tantas posibilidades de promoción social dieron a los hijos de los trabajadores. Pero fueron importantes también las ayudas para adquisición de viviendas, préstamos de interés social, becas, etc.

La creación de la Mutualidad Agraria, del Montepío del Servicio Doméstico, del Régimen de autónomos… fueron abriendo camino para la creación de un genuino sistema de pensiones, que, como hemos dicho, adquirió ya el sentido de parte integrante de un auténtico Sistema de Seguridad Social con la Ley de Bases de 1963 y posteriormente con la Ley de 1972, por la que tanto luché siendo Ministro, y en la que se sentaron los principios de un completo sistema de pensiones, proporcionales al salario y permanentemente actualizadas.

En la Ley de 1972 se señalaban como objetivos esenciales el acercamiento de las cotizaciones y las prestaciones a los salarios reales, y en definitiva y como resultado una elevación permanente de las pensiones. Al defender la Ley en el Pleno de las Cortes dije que «lo que queremos es que en ese horizonte cada día más amplio de la España del desarrollo, tengan un lugar al sol los hombres que han aportado y están aportando a ese desarrollo la principal fuente de energía, que es el trabajo. Que participen en la renta nacional que se vaya consiguiendo con una participación suficiente que les corresponde no sólo por razones de solidaridad sino de justicia… La renta nacional que ahora tenemos no la produce sólo nuestro esfuerzo, la produce también el esfuerzo aportado antes por los que a lo largo del tiempo y en condiciones ciertamente mucho más difíciles fueron creando nuestro patrimonio y las bases que hacen posible esa renta; fueron creando esa España mejor en la que nosotros podemos permitirnos ahora el orgullo de mirar un horizonte de esperanza para nosotros y para nuestros hijos, horizonte del que no podemos dejar al margen precisamente a nuestros padres…». Naturalmente, este discurso y los principios que contiene fueron consultados con Franco, que los respaldó plenamente.

Siempre he sostenido que el problema de las pensiones es un problema de solidaridad, no sólo entre sectores, sino entre generaciones, y no puede tratarse con la frialdad con que últimamente lo tratan algunos desde una concepción puramente individualista de liberalismo económico. No se puede decir a los hombres que cada uno se las arregle como pueda para constituir un capital con el que tener en el futuro una pensión. No sólo porque no es seguro, sino porque es profundamente insolidario e injusto y condenaría a la miseria a los sectores más débiles de nuestra sociedad, que nunca podrían constituir con sus ahorros el capital que les garantice la pensión suficiente, pero sí han aportado su trabajo a la creación permanente de riqueza.

En definitiva, y como no puedo extenderme más en los conceptos doctrinales y políticos que inspiraron la regulación de las pensiones en el Régimen de Franco, lo que sí quiero resaltar es que en 1975, España tenía, como parte esencial de la Seguridad Social, un sistema completo de pensiones, permanentemente actualizadas, que se había ido extendiendo desde los trabajadores asalariados industriales a los hombres del mar, a los campesinos, a los autónomos, a los empleados de hogar, al clero, a los artistas, a los escritores, a los toreros…, en definitiva, a toda la población necesitada de esta protección.

Y la política en relación con los mayores no se quedó sólo en las pensiones, sino que en 1970 aprobamos el Plan Gerontológico Nacional (ese que llevan no sé cuantos años diciendo que quieren aprobar ahora), y empezamos a construir Residencias y Hogares de Pensionistas por toda España a un ritmo que en 1975 suponía inaugurar una Residencia cada mes y un hogar cada semana. Residencias y Hogares se constituyeron en centros de asistencia y convivencia, pero también en centros de rehabilitación y de participación y difusión cultural, comenzándose entonces las exposiciones, conferencias y viajes protegidos que, después, y hay que alabarlo, han conseguido tan notable desarrollo. Avances importantes que hay que fomentar e incrementar con una política integral de mayores, que no debería degradarse ni envilecerse nunca convirtiéndola en instrumento electoral.

* * *

Pero tal vez el avance más importante en materia de Seguridad Social lo constituyó la creación del Seguro de Enfermedad en 1942. Como en otras cosas, el ímpetu revolucionario de José Antonio Girón venció todas las barreras que dificultaron su creación y puesta en marcha. Cuando se habla de la Seguridad Social española, hay que recordar a Pedro González Bueno, Ministro cuando se proclamó el Fuero del Trabajo y se crearon los subsidios familiares, pero es de necesaria justicia decir que su gran impulsor, de acuerdo con las directrices de Franco, fue el Ministro de Trabajo José Antonio Girón. El fue abriendo los caminos y poniendo las piedras fundamentales sobre las cuales pudimos construir y avanzar los ministros que le sucedimos: Fermín Sanz Orrio, Jesús Romeo Gorría, Fernando Suárez, yo mismo… Cada uno iniciamos una nueva etapa o dimos un giro o una impronta nueva a lo que al final ya era de verdad uno de los sistemas de Seguridad Social más completos y avanzados de Europa, que abarcaba a la muerte de Franco al 87,8% de la población española, con un cuadro de prestaciones perfectamente comparable al de cualquier país europeo.

Pero volvamos a la asistencia sanitaria. Como digo en mi libro Valió la pena, los avances del Seguro de Enfermedad (que adquirió tanta importancia que llegó a llamarse popularmente el «Seguro» por excelencia) supusieron inicialmente una tensión con los sectores privados de la medicina y los propios profesionales, que veían recortado su ejercicio profesional libre. Era comprensible su punto de vista. Pero la extensión de un Servicio de Sanidad al máximo nivel para la gran mayoría de la población española era una exigencia de la justicia social. Y requería una ampliación y modernización de la red hospitalaria, entonces escasa, anticuada y deficiente, la creación de ambulatorios o centros de salud y la estructuración, coordinación y jerarquización de servicios. La medicina privada española no estaba entonces en condiciones de abordar este cambio, que tampoco podía ni debía hacerse desde la beneficencia. Había que hacerlo desde la Seguridad Social. Y se hizo. Es cierto que recortamos a la medicina privada y a los médicos el ejercicio profesional libre, pero pusimos en cambio a su disposición instituciones y servicios que mejoraron rápidamente y de forma impresionante su ejercicio profesional y dieron a la gran mayoría amplias posibilidades de promoción y seguridad en el trabajo. Ellos acabaron entendiéndolo y se integraron plenamente en la Seguridad Social, cuya medicina pusieron al máximo nivel de prestigio y eficacia.

Las Residencias sanitarias de la Seguridad Social, a las que no se quiso llamar «hospitales» por el sentido peyorativo que esta palabra tenía entre la población trabajadora, acabaron convirtiéndose en centros no sólo asistenciales, sino de formación e investigación, siendo decisivos a este respecto la labor y el impulso del Dr. Segovia Arana. Y su prestigio ha permitido que puedan llamarse «hospitales», palabra que ya no tiene el sentido peyorativo que tenía cuando se creó el seguro de enfermedad.

Sólo quienes conocen el antes y el después pueden comprender el avance que para la medicina española y para la salud de los españoles supuso la Seguridad Social. La Seguridad Social hizo una auténtica revolución de la sanidad española, no sólo al ponerla al alcance de todos los españoles, sino al dotarla de un nivel de servicios hasta entonces desconocidos. En 1936, en España sólo existían las clínicas privadas (escasas y mal dotadas), para los que podían pagarlas; y los hospitales y servicios de Beneficencia (meritísimos, pero insuficientes, infradotados y masificados), para la inmensa mayoría de la población española. En 1975, España disponía de una de las más modernas y completas redes de Hospitales y Ambulatorios de Europa, y de un cuadro médico capacitado al máximo nivel al servicio de todos los españoles. Entre una y otra fecha está la ingente obra de un Régimen.

Esa obra no puede ser silenciada y olvidada. En todas las principales ciudades españolas se levanta el testimonio de las Ciudades Sanitarias o Residencias hospitalarias sobre las que todavía se sigue apoyando la asistencia sanitaria de los españoles y cuyas fechas de construcción dan fe de cuándo se hicieron. Pensemos, por ejemplo, lo que suponen en Madrid los hospitales de «La Paz», «Puerta de Hierro», «12 de Octubre», «Ramón y Cajal»… Y pensemos en lo que suponen «La Fe» en Valencia, el «Valle de Hebrón» u «Hospitalet» en Barcelona, el «Rocío» en Sevilla, «Cruces» en Bilbao. Y tantos y tantos en todas las ciudades de España… Todos son obra del Régimen. (No de Felipe González como decía, intoxicado por la propaganda, el enfermo de «La Paz» en la anécdota que contamos antes).

En 1975, los indicadores de la Organización Mundial de la Salud colocaban a España en el aspecto de dotaciones sanitarias en el tercio de cabeza de los países desarrollados. Se disponía de 5,33 unidades de hospitalización por cada 1.000 habitantes, muy cerca de la media europea, siendo además la mayoría de nuestros hospitales más modernos. El porcentaje de médicos superaba la media europea… Pero no sólo se trata del número de instituciones o de médicos, es que el nivel de asistencia era tan alto que los no incluidos en la Seguridad Social querían ser asistidos en sus hospitales, pagando lo que fuera. Muchas veces tuve que hacer frente a este tipo de peticiones. Desgraciadamente, la ampliación de la población protegida y de la demanda de servicios, unida a la falta de construcción de nuevos centros y de modernización de los antiguos y a la descoordinación de muchos servicios, ha hecho que el nivel en muchos casos no se haya mantenido. Me duele conocer casos cada vez más frecuentes de beneficiarios de la Seguridad Social que si pueden se pagan ahora un seguro privado.

* * *

La protección de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, que se inició en 1900 y adquirió el carácter de seguro social en 1932, se desarrolló y amplió durante el Régimen, siendo clave a estos efectos la Ley de 1955, en cuanto a los accidentes, y las de 1947-49 y 1961-62 para las enfermedades profesionales. Las posteriores de 1963 y 1972, citadas reiteradamente a lo largo de este trabajo, eran ya reguladoras de la Seguridad Social como un sistema completo, y por tanto incluían en su ámbito de protección los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales con la máxima amplitud. En el orden asistencial, se construyeron modernos centros de Traumatología y llegamos a contar con uno de los centros señeros de Europa en su especialidad: el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

En 1971 pusimos en marcha el Plan Nacional de Prevención de accidentes de trabajo y dotamos de centros regionales y provinciales de prevención y reconocimiento a toda la geografía española, incidiendo así favorablemente en la sangría abierta que para la vida y la capacidad de los españoles suponen los accidentes de trabajo. El Plan, como tantas otras cosas, se descuidó; no se siguió insistiendo en esta fundamental tarea y la sangría de los accidentes ha vuelto a incrementarse de forma alarmante.

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El Seguro de desempleo se creó en 1961, y antes se había creado el Seguro Escolar, el Montepío del Servicio Doméstico, y más tarde se perfeccionaron y ampliaron la Seguridad Social Agraria y la del Mar. La Seguridad Social se fue extendiendo también a los autónomos, a los escritores, al clero, a los toreros, a los artistas… No vamos a abrumar al lector con una interminable lista de fechas y disposiciones que fueron jalonando los distintos avances parciales. Lo que importa subrayar es que el objetivo de una Seguridad Social completa, que comprendiera a la práctica totalidad de la población trabajadora, con un sistema integrado de prestaciones, se había conseguido en los años sesenta. Los diversos avances parciales se convirtieron ya legalmente en un verdadero Sistema por la Ley de Bases de 1963 y por la Ley de Perfeccionamiento de 1972, tantas veces citadas. Tan importantes y decisivas fueron estas leyes, que las posteriores, que no siempre han mejorado el sistema, las toman siempre como punto de referencia para modificarlas más o menos parcialmente, y luego hacer textos refundidos, hasta el punto de que algunas colecciones legislativas siguen publicándolas para el mejor entendimiento de las normas vigentes.

* * *

Hoy, la Seguridad Social, gracias sobre todo a la obra de Francisco Franco, es una realidad consolidada en el patrimonio del pueblo español, que hay que defender a toda costa.

En este Centenario de la Seguridad Social, tenía la necesidad de llenar silencios y olvidos injustificables, con estas consideraciones, que tratan de hacer justicia a su significación histórica, social y política, y a la tarea de los hombres que la hicieron posible, a cuyo frente está Francisco Franco Y al hablar de los hombres, no me refiero sólo ni especialmente a los políticos. Están ahora en mi memoria centenares, miles de representantes sindicales, de mutualistas, millones de trabajadores y empresarios, sobre cuyas inquietudes sociales y esfuerzo de creación de riqueza fue posible construir tan hermosa obra de solidaridad y justicia, para la convivencia y el bienestar de nuestro pueblo.

AUTOR: Licinio de la Fuente

FUENTE: RAZÓN ESPAÑOLA a través de: Marisa Quel Franco

EL NÚMERO DE LAS OVEJAS.

 

Lo dijo Virgilio que, aparte de ser uno de los poetas más extraordinarios de la Historia universal, estaba dotado de un saber casi teológico como demuestra que Dante lo escogiera para acompañarlo por el infierno y el purgatorio. La frase en concreto era «Lupus ovium non curat numerum», lo que significa «el lobo no se preocupa del número de las ovejas» y se interpreta en el sentido de que, puesto a hincar el diente para satisfacer sus apetitos, a los depredadores no les importan las ovejas que dejan por el camino sino si se quedan lo suficientemente satisfechos.

 Me ha venido a la cabeza la afirmación de Virgilio reflexionando en algunos de los acontecimientos de las últimas horas. Primero, el presidente de una sociedad de gestión es detenido por las fuerzas del orden al aparecer empantanado en una trama de sociedades paralelas que, presuntamente, se lo llevaban crudo en cifras millonarias. Luego, una ministra y sus papis se aprovechan de un lugar público al que no tienen el menor derecho y encima tenemos que soportar las quejas chulescas de la beneficiaria. Acto seguido, el presidente de RTVE anuncia su dimisión porque se ha descubierto que el ente ha contratado para la realización de unas tareas externas a una compañía presidida por su hijo.  Finalmente, la policía investiga la sede de las facturas falsas del Ayuntamiento socialista de Sevilla.

Así, a bote pronto, y como cuatro botones de muestra, hay que reconocer que no está nada mal como cuadro del país en que vivimos y pagamos impuestos. Y entonces, como si se tratara de un torbellino incontenible de imágenes, me he acordado de los créditos que cierta caja catalana le perdonó a Montilla; y de los contratos que el Gobierno nacional-socialista de Cataluña firmó para subvencionar estudios sobre la concha brillante o las aves esteparias catalanas; y del escándalo multipartidario del Palau; y de los conciertos económicos vasco y navarro; y de las partidas destinadas a la Memoria Histórica que, en su inmensa mayoría, no van a desenterrar cadáveres sino a sindicatos y a fundaciones de partidos políticos para los más diversos y extravagantes programas; y de los más de doscientos mil liberados sindicales sin ocupación útil conocida; y de las pensiones de oro de los legisladores que no oleremos ni por el forro los que las costeamos; y del gasto incontrolado de unas CCAA que, salvo en el caso de Madrid, no parecen conocer el concepto de techo del gasto y de tantos conceptos más.

Pienso en todos estos ejemplos y me digo que si todo ese dinero que ha salido en fabulosas cantidades de las arcas de empresas, familias y particulares hubiera podido ser usado por los que lo han ganado honradamente, ahora no sufriríamos esta crisis. Incluso es posible que tuviéramos alguna universidad española entre las cien primeras y, desde luego, podríamos mirar de igual a igual a las naciones norteñas. Pero el caso es que el dinero nos lo vienen sacando de los bolsillos desde hace décadas y ha ido a parar a infinidad de terceros insaciables y, por regla general, impunes. Y, recordando a Virgilio, yo me pregunto si el problema consiste en que los españoles son muy ovejunos y, desgraciadamente, a los lobos no les importa el número de las ovejas cuando se ponen a dar bocados.

AUTOR: Cesar Vidal

FUENTE: LA RAZÓN

ASÍ DE «DEMOCRÁTICA» Y «TOLERANTE» ERA LA, POR MUCHOS AÑORADA, 2ª REPÚBLICA.

 

¿Es esto LIBERTAD?.

Porque VAMOS A VER yo por LIBERTAD entiendo que CADA UNO, INDIVIDUALMENTE, puede seguir o no seguir alguna ideología, tener o no tener alguna creencia y POR SUPUESTO, EN SU PRIVACIDAD, EN SU DOMICILIO, tener LO QUE LE VENGA EN GANA SIN TENER QUE DAR CUENTAS A NADIE Y MUCHO MENOS AL PUTO ESTADO.

Bien pues, vean lo que estos «adalides» de la libertad, aquellos republicanos de izquierdas, entendian por libertad:

Y que no me vengan con MAMARRACHADAS, mil veces he dicho que SOY AGNÓSTICO pero a mi LO QUE SEA MI VECINO, mientras no me robe o me haga cualquier otra barrabasada Y TENER «CRUCIFIJOS, ESTAMPITAS, BANDERAS DEL PARTIDO «TAL» O EL PARTIDO «CUAL» NO ME AFECTA NI PERJUDICA EN NADA (NI A MI NI A NADIE), ME TRAE AL PAIRO.

Mas, como se puede observar, los «adalides de las libertades» tenian un curioso concepto (que no «conceto») de la libertad.

Y lo peor es que los de ahora SON IGUAL, sobre todo LOS QUE GOBIERNAN EN ESTE MOMENTO.

POR CIERTO, si se trata de «cosas islámicas», ENTONCES SI, ENTONCES ESTÁ PERMITIDO Y ADEMÁS PUEDE HASTA QUE TE DEN UNA SUBVENCIÓN Y TODO.

¡¡¡EEEELEEEE LA OBJETIVIDAD Y LA IGUALDAD!!!