Cuando entras en un sitio y ves la señal de “Wi-Fi Gratis”.

Cuando descubres la verdad sobre las fotos de perfil.

Cuando te da por entrar en 4Chan.

Cuando te ponen fibra óptica en casa.

Cuando descubres el modo incógnito del navegador web.

Cuando en una conversación la otra persona empieza a utilizar siglas que no tienes ni ideas de que significan.

Cuando te compras algo en eBay y descubres una oferta mejor justo después de pagar.

Cuando tu comentario es el más votado.

Cuando te estás descargando el último capítulo de tú serie favorita y la conexión va más lenta que nunca.

Cuando pierdes la cuenta de las horas que llevas navegando.

Cuando suena un anuncio y no sabes en qué pestaña es.

Cuando tu actualización de estado en Facebook o tú shout no tienen ni un mísero like.

Cuando le das a un link de descarga y te piden responder una encuesta.

Cuando llegas a casa y descubres una lucecita roja en el router.

Cuando alguien que apenas conoces se mete en una discusión.

Cuando estás subiendo un archivo y se corta la conexión.

Cuando descubres el comando para cambiar de pestaña en el navegador después de tantos años.

Cuando te olvidas de desconectar la itinerancia de datos en el extranjero y te llega la factura.

Cuando la persona que te gusta de pronto está disponible en el chat.

Cuando te etiquetan en una foto horrible.

Cuando compráis un billete de avión y no paran de surgir cargos extra por todos lados.

Cuando descubres que MySpace todavía existe.

Cuando te vuelve a llegar una invitación para Candy Crush. Y es la misma persona que siempre.

Cuando en YouTube te sale un anuncio de los que no puedes saltar.

Cuando te piden que te imagines la vida sin Internet.