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De la «discriminación cero» a inmigrantes a la «discriminación total» a los españoles

Más allá de los anuncios mitineros de Pedro Sánchez hay otras propuestas del PSOE, que sin haber tenido repercusión pública, están contenidas en su programa marco para las elecciones municipales del próximo 28 de mayo. Una de ellas propone la creación de «un sistema de incentivos y garantías para fomentar, por parte de propietarios y propietarias, el arrendamiento de viviendas a personas migrantes». De esta forma, los socialistas plantean dar ayudas a los tenedores de pisos que los alquilen a personas que han llegado en los últimos años en nuestro país, pese a que en España existe un grave problema de acceso a la vivienda para ciudadanos españoles, especialmente jóvenes.

La medida tiene su aquel, porque rebajar las tasas e impuestos municipales, como la del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), la de la basura o la del agua para «favorecer la confianza» y «evitar el rechazo» de algunos propietarios a la hora de alquilar sus propiedades a personas extranjeras, supone un agravio a los propietarios que alquilan sus viviendas a ciudadanos españoles. Tendrá que explicar el PSOE por qué alguien que le alquila una vivienda a una pareja española no podrá gozar de la rebaja de tasas e impuestos que sí tendrá quien, en virtud de la propuesta socialista, arriende su piso a inmigrantes. Dice el PSOE que el objetivo es «facilitar el acceso a la vivienda y evitar la creación de guetos y el acceso a infraviviendas como único recurso a todas aquellas personas que han llegado a España procedentes de otros lugares». A eso le llama el socialismo estrategia de de «discriminación cero» hacia todas aquellas personas de origen extranjero, pero la medida, en la práctica, responde a la estrategia de «discriminación total» de cualquier español que, por las mismas, tenga -y son millares- problemas de acceso a una vivienda de alquiler. En suma, que, según el PSOE, alquilar al de fuera tiene que aparejar más ventajas para el propietario que alquilar un piso a un español. Surrealista.

OKDIARIO

#IlegalesFuera #NoALaDiscriminaciónPositiva

Las políticas de género son un instrumento de poder, no de igualdad /

Por Luis I. Gómez

En Europa, la representación de los intereses de las mujeres se ha convertido en uno de los asuntos primordiales de la acción politica. La Comisión Europea decidía el pasado noviembre de 2012 por iniciativa de Viviane Reding, Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía, que en las 5000 empresas europeas que cotizan en bolsa se impusiese, a partir de 2020, una cuota del 40 por ciento de mujeres en puestos de dirección. Reding ve a la ley como un gran avance, esperando provocar con ella una reacción en cadena en la economía y la sociedad. El Parlamento Europeo aún no ha aprobado definitivamente la nueva ley y once Estados miembros de la UE han mostrado serias reticencias frente el proyecto hasta el momento. En España la ley Orgánica de 2007 para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, incluye en el artículo 75 una recomendación a las sociedades obligadas a presentar cuenta de pérdidas y ganancias, para que “intenten alcanzar un presencia equilibrada de hombres y mujeres en su consejo de administración, en un plazo de ocho años a partir de la entrada en vigor de dicha ley”.

Esa ley convertía a España en una de las pioneras europeas en materia de legislación por la igualdad. Sin embargo, los resultados son apenas apreciables y las críticas cada vez más notorias. Son cada vez más las mujeres profesionales que denuncian abiertamente la intervención del legislador. Muchas de ellas consideran que su posición actual, conseguida sólo gracias a su propio mérito profesional, se ve seriamente devaluada en un sistema de cuotas. También señalan que la cuota en los consejos de administración no se corresponde en la mayoría de los casos con la todavía baja proporción de mujeres en numerosas ramas de la industria y la economía. Por otra parte, las condiciones persistentemente insuficientes para la conciliación de la vida laboral y familiar son, con mucho, el mayor problema para la mayoría de las mujeres. Además, la falta de viabilidad de las cuotas para mujeres en ocupaciones tradicionalmente masculinas y las industrias relacionadas con ellas supone una restricción severa de  la libertad de elección de las empresas, indispensable para su éxito en una economía libre. No menos importante, son cada vez más las voces que insisten en un enfoque pragmático del tema, haciendo hincapié en que la calidad y la experiencia en la vida laboral debe ser criterio de selección más importante que la afiliación de género.

Permítanme que llame su atención sobre el hecho de que la disputa sobre la política de cuotas ya no nace “desde abajo”, sino que se alimenta de y en la propia élite política: las políticas de igualdad actuales no giran en torno a la necesidad de facilitar por igul el acceso de hombres y mujeres a los puestos de control del poder político y económico, sino que refleja el conflicto entre sistemas de valores diferentes, que se atribuyen a los sexos.

Para darnos cuenta de lo alejados que vivimos en el día a día de la discusión sobre cuántas mujeres y cuántos hombres ocupan los puestos de poder en nuestras empresas basta con salir a la calle o moverse por las redes sociales. Mientras que entre el común de los mortales se extiende como la pólvora  el fuerte rechazo a las luchas por el poder y el arribismo en la política y los negocios, “el movimiento feminista desde arriba” centra su discurso en la igualdad de representación en los consejos de administración en las grandes empresas y, por lo tanto, en las áreas de la vida que no tienen relevancia para la gran mayoría de mujeres y hombres . Así, al tiempo que en la población – y sobre todo en las mujeres – el deseo de vivir una vida sólo en función de una carrera profesional que permita acceder a uno de esos puestos políticos o profesionales devaluados por la corrupción (los políticos roban) y la crisis (los ejecutivos roban y son malvados)  pierde su atractivo, luchan los políticos de ambos sexos y de todos los colores por asegurar un mayor número de mujeres en posiciones de liderazgo.

En el día a día, son sobre todo las madres que trabajan las que se enfrentan a verdaderos problemas a la hora de poder desarrrollar conjuntamente su papel de madres y trabajadoras. Si la intención de los políticos y sus leyes de igualdad fuera realmente ayudar a las mujeres de todas las clases sociales, desde todos los ministerios nacerian iniciativas y presupuestos encaminados a mejorar el acceso a (por ejemplo) guarderías de jornada completa. Pero es justamente aquí donde no se alcanzan –ni se fijan- objetivos verdaderamente encaminados a facilitar la integración de las madres en la vida laboral. Al contrario, los ojos políticos están puestos exclusivamente en los consejos de administración, no en el cuidado de los niños de esas madres que quieren trabajar. Es más fácil conseguir grandes titulares (y comprar votos de forma más barata) legislando igualdad en una junta de accionistas que trabajar – y gastar- denodadamente por la mejora real de las condiciones de esa gran proporción de mujeres trabajadoras que viven su maternidad y no desean renunciar a su vida laboral.

En relidad asistimos a un ejemplo perfecto de ingeniería social. Cuando las personas y sus formas de organización social no se desarrollan tal y como desean los impacientes “iluminados” de la élite gobernante, entonces – sin cuestionar los motivos – se imponen los cambios mediante las pertinentes decisiones políticas. Esta forma de diseño social podemos verla hoy en día en muchas áreas de nuestras vidas: política energética, políticas de integración, políticas económicas, financieras y laborales, políticas de  familia y la política medioambiental. Nos vemos obligados a seguir los dictados de este estilo autoritario, incapaces de ver alternativas, concediendo que la causa de nuestros problemas reside en nuestra incapacidad para superar nuestros defectos humanos y aceptando tales normativas como el único motor posible para desarrollar aquellos procesos de desarrollo de la sociedad civil para los que las buenas intenciones no son suficientes.

Las políticas de igualdad son magníficas herramientas de regulación autoritaria, ya que partiendo de  supuestas características de comportamiento específicos de género profundamente arraigadas en el verdadero soberano – el individuo, mujer u hombre- es sencillo diseñar medidas de represión o favoritismo redefiniendo los contenidos que al legislador-diseñador más le interesen. Feministas y estudiosos de los llamados “asuntos de género” deploran la desventaja real que las mujeres siguen padeciendo a pesar de la igualdad jurídica , ilustrándolo en diversas biografías profesionales frustradas o en la persistente escasa representación de las mujeres en los consejos de administración. La conclusión de todo ello es: la igualdad ante la ley no es suficiente. Necesitamos entonces una política que no descanse en la igualdad formal, sino en la promoción específica de las mujeres, incluso en términos de lo que se denomina “discriminación positiva”, es decir, una diferencia de trato específico de los hombres y las mujeres. Esta es la idea básica del Gender-Mainstreaming, desde 1999 objetivo oficial de la política de igualdad de género de la Unión Europea y ahora introducida en todos los ámbitos políticos.

Siguiendo la tradición feminista clásica, las principales causas para la persistencia de diferencias entre los hombres y las mujeres  no son sólo buscadas en los defectos de las estructuras sociales existentes, sino en la interpretación de su existencia como una expresión de la dominación masculina. El cambio en el énfasis está claro: el problema no es la falta de estructuras en sí (que se podrían cambiar), el problema es que los hombres están atrapados en su identidad masculina y en su sistema social de  valores masculinos y no tienen interés en el fortalecimiento de la posición femenina. La consecuencia lógica es que el problema no se puede resolver desde la sociedad masculina. Es necesario un nuevo orden social.

Cuando los problemas de orden social no se discuten como tales, sino que se interpretan como manifestación de deformaciones psicológicas y sexuales típicas individuales que requieren un tratamiento integral, aparece una forma de política que podemos definir como “autoritarismo terapéutico”. Es autoritario, ya que el otrora “soberano”, el individuo, ya no sirve como diseñador y ha de ser devuelto –o reeducado- por todos los medios al camino correcto. Es terapeútico porque la única forma de integrarse en él es la curación de aquellas características personales que nos hacen diferentes unos de otros.

Autoritaria, terapeútica y discriminatoria: cuando el legislador toma partido por una de las partes, la defensa de la igualdad ante la ley deja de serlo, ciertamente, para convertirse en arma profundamente discriminatoria. No es casualidad la aparición de una ley de cuotas, encaminada a disolver cualquier intención de fomento del mérito en condiciones de igualdad de oportunidades. El mérito, después de todo, no es más que un residuo de las antiguas estructuras sociales basadas en la familia. Y ésta es la estructura nuclear más temida y combatida por el estatismo. El “Estado social” asume el papel de la familia como fuente única de justicia social, educación y protección. Los hombres se convierten en expendedores de esperma y pagadores de manutención, las mujeres en clientes agradecidas, por fin a la misma altura que ellos. A ambos se les obliga a renunciar a su función de educadores.

Una sociedad en la que el legislador se pone al servicio de quienes consideran la familia no más que un sistema de opresión de la mujer, los embarazos una invasión indeseada del cuerpo femenino, a los niños sólo como un obstáculo para el desarrollo de la “capacidad laboral femenina” y la falta de pene argumento fundamental para llegar a ser ministro está condenada a la autodestrucción. Una sociedad que se ignora a sí misma como fruto de las sinergias de la masculinidad y la feminidad que le son propias, está negando su propia capacidad de crecimiento. No porque fomentar la feminidad sea negativo. Porque no fomentar la excelencia, tenga el sexo que tenga, sólo puede acabar en la decadencia.

El Gobierno de Madrid predica con el ejemplo

El Gobierno de la Comunidad de Madrid no ha esperado a que la Ley anti-discriminación LGTB empiece a aplicarse, para predicar con el ejemplo de la homogeneidad y la intolerancia que la nueva norma instauran alrededor de la perspectiva de género obligatoria. Aprobada el pasado jueves en la Asamblea regional, casi por unanimidad, la ley incluye, entre otras medidas, la enseñanza obligatoria de la ideología de género en los colegios públicos y privados, la posibilidad de multar con 45.000 euros a un sacerdote que atienda a una persona homosexual que quiere cambiar de vida, o la inversión de la carga de la prueba en las denuncias por homofobia y transfobia. Para mostrar algunas de las prestaciones más inquietantes de la ley, el portavoz del gobierno regional, Ángel Garrido, del PP, empezó señalando desde su cuenta de Twitter a Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.org, una de las plataformas ciudadanas que han denunciado que la nueva ley recorta la libertad personal de la mayoría de la población para favorecer la discriminación positiva de una minoría de activistas ideológicos. La nueva ley asume premisas controvertidas como la idea de una identidad de género libremente determinada. Al convertirse en un precepto legal, promoverse como un valor de las instituciones, enseñarse en los colegios y modificar el principio de la presunción de inocencia, la discriminación positiva se practica a costa de la libertad de los demás. En aras de una supuesta diversidad sexual, se suprime la diversidad de ideas. Este es el impacto de la nueva ley madrileña, sobre el que diversas voces de la sociedad civil española están alertando en los últimos días. ¿Es esta crítica infundada? ¿Es irrespetuosa? ¿Atenta contra la democracia? El portavoz gubernamental de Madrid cree que sí. En su perfil de Twitter, Ángel Garrido descalificó como “anti-cristiano” a Ignacio Arsuaga. Aquí puedes leer la respuesta del presidente de HO en Actuall. Se diría que el Gobierno de la presidenta Cristina Cifuentes ha elegido a un discrepante de sus políticas para enviar un mensaje al resto de la sociedad. La polémica ley recién aprobada deja suficiente margen de discrecionalidad a los gobernantes para perseguir la crítica y sofocar la diversidad de pensamiento, como para no pensar que el mensaje de un político con poder ejecutivo entraña algo más que un desahogo personal. (Con información de ABC, Religión en Libertad, Actuall)

La parada de los monstruos

Una vez disipado el hedor a orín con el que la celebración del “orgullo gay” ha impregnado el centro de la capital de España, es hora de hacer un análisis sobre los sucesos acaecidos durante este fin de semana en Madrid. Ahora, que ya se han recogido las 124 toneladas de basura con las que estos fastos agasajaron a los madrileños, podemos hacer, sin olores a meados y a cerveza derramada, una reflexión reposada sobre tan particular evento.

Debe ser que mentalidades retrógradas y reaccionarias, como la del que escribe estas líneas, no llegan a apreciar la trascendencia y singularidad de la celebración del “orgullo”. Aferrados, de forma recalcitrante, al heteropatriarcado somos incapaces de valorar el conmovedor espectáculode centenares de miles de personas deambulando por el centro de Madrid –la mayoría sin rumbo alguno-, en un impresionante macro botellón y miccionando en cada esquina y en cada portal.

Únicamente las personas de mentalidad abierta, como la alcaldesa Manuela Carmena, pueden deleitarse restregándose con masas sudorosas y hediondas en una calurosa tarde de julio. Los partidarios de la feminización de la sociedad y las mentes liberadas sí que pueden encontrar elevación espiritual, al contemplar a los maromos y maromas de las carrozas del “orgullo” frotándose unos con unos y unas con unas.

Y es que la ideología de género es una ventana abierta para el disfrute de esta festividad de la posmodernidad y de banderas arcoíris clavadas en el culo. Son este tipo de celebraciones con las que el modelo social de la globalización viene a sustituir la Navidad y otro fechas trasnochadas.

Más allá de ironías, solamente podríamos calificar el proselitismo y la apología de la homosexualidad que venimos padeciendo, y de forma muy especial en estas fechas, como agresiva e insultante hacia las personas de condición heterosexual. Carteles en las estaciones de metro, en las marquesinas de autobús, vallas publicitarias, propaganda institucional y publicidad privada sugerente e insinuante. Toda una campaña que viene a decir: “sé homosexual o sé lesbiana, es lo moderno, es lo actual, es lo morboso, no seas un casposo”.

El actual modelo económico, cerebro y motor del modelo político, también cuenta con un modelo social. Ya no sólo quieren que compremos más, que nos decantemos por tal o cual producto o que consumamos en esto o lo otro. El grado de intromisión en nuestras vidas es tal que se han propuesto, y lo están consiguiendo,di rigir –por medio del bombardeo mediático y de la enseñanza- la condición sexual de millones de personas.

¿Y para qué? Pues para llevar a las poblaciones autóctonas de Europa occidental a la extinción física. La ecuación es simple: “sé homosexual o sé lesbiana y no tengas hijos, los refugiados llaman a nuestras puertas y hay que darles la bienvenida”. Esto, queridos lectores, se llama sustitución y genocidio inducido. Sí, somos esos execrables “blancos, delgados y católicos” exterminables y, al parecer, origen -incluso para el Pleno del Ayuntamiento de Getafe- de todos los males del universo.

El “orgullo gay” no es un día de reivindicación de ningún derecho, es la exaltación del relativismo absoluto y del “todo vale”, es la consagración de la ingeniería social que lleva a nuestras sociedades a la autodestrucción. Un espectáculo denigrante e incalificable para toda persona, sea cual sea su condición sexual, con un mínimo de civismo, dignidad y decencia.

Miguel Sardinero

#VOTOPORESPAÑA. Un diputado ridiculiza al lobby LGTBI citando una a una 60 “identidades sexuales”

Steffen Königer, diputado del partido Afd en el lander aleman de Bradeburgo, respondió la propuesta de Los Verdes mostrando las consecuencias que tendría si se aprobara. Hasta dos minutos estuvo saludando a todos los miembros de los distintos «géneros».

POR: Javier Lozano

La llamada “identidad sexual” se ha convertido en un problema de primer orden mundial si se tiene en cuenta la importancia que numerosos gobiernos, parlamentos y ayuntamientos están dando a este asunto gracias a las eficaces presiones del lobby LGTBI.

El objetivo es superar la al parecer discriminatoria diferenciación de sexos que marca la naturaleza: hombre y mujer. Este lobby ya ha conseguido que las instituciones acepten lo que ellos llaman géneros y que son lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales.

Pero quieren más, mucho más. No les vale con lo que hay y por ello ya han asaltado los baños escolares, los pasaportes e identificaciones personales y el objetivo es que cada uno sea llamado con respecto a lo que sienta, sea lo que sea.

Un ejemplo de esta deriva a la que está yendo Occidente es Nueva York, considerada la capital del mundo. La Comisión de Derechos Humanos de esta inmensa urbe estadounidense ha publicado un listado con 31 identidades sexuales diferentes y especifica que las empresas que no respete a una persona por alguna de estas identidades podrá ser sancionada con multas de hasta un millón de euros.

Y algo parecido está pasando en otros lugares como en el estado alemán de Bradeburgo donde su parlamento debatía una propuesta del Partido Verde para que se facilite y amplíen los llamados géneros y así las personas se sientan más identificadas.

Una intervención que deja en evidencia la propuesta

El gran momento del debate se produjo cuando el parlamentario del partido de derecha nacionalista ADF, Steffen Königer, subió a la tribuna para informar de la posición de su grupo sobre este asunto y con una ingeniosa intervención ridiculizó la propuesta de la izquierda.

Königer quería demostrar con su intervención lo que puede pasar a partir de ahora si se aprueban propuestas como la de Los Verdes o el ayuntamiento de Nueva York.

En vez del tradicional saludo a los presentes, el parlamentario comenzó así: “Damas y caballeros, estimados homosexuales y lesbianas…”. Pero no se quedó ahí sino que decidió incluir en el saludo a las decenas de “identidades sexuales”. Más de dos minutos estuvo Steffen Königer saludando a los estimados “andróginos”, “pansexuales”, “pángeneros”, “hermafroditas”, “bigéneros”, “sin géneros”, miembros del “tercer sexo” o “transgéneros”.

Hasta sesenta géneros citó el diputado alemán, que fue interrumpido por el presidente de la Cámara regional a lo que Königer le contestó que todavía no había acabado de saludar a los miembros de los distintos “géneros”.

Una vez que acabó de saludar ridiculizando la propuesta sólo tenía que decir una cosa: “el partido Afd rechaza su propuesta”. Y se sentó.

El vídeo con la intervención de este parlamentario se está expandiendo rápidamente por redes sociales y ha tenido ya decenas de miles de visitas. Hasta el propio Königer se muestra sorprendido con la reacción y ha afirmado que no ha tenido que buscar mucho para encontrar un listado con tantos géneros y que simplemente utilizó las categorías de Facebook.

AL QUE LE MOLESTE ¡QUE SE JODA!

PORQUE REIVINDICO MI LEGÍTIMO DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN, EL CUAL, ADEMÁS, ESTÁ RECOGIDO EN NUESTRA CONSTITUCIÓN Y MUY BIEN DEFINIDO:

Artículo 20 de la Constitución Española:

  1. Se reconocen y protegen los derechos:

  2. a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
  3. b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
  4. c) A la libertad de cátedra.
  5. d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
  6. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Así que quejaros lo que querais, que, mientras esté vivo, A MI NO ME CALLA NADIE ¿QUEDA CLARO?

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#VOTOPORESPAÑA