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Los Marrones: Qué son y cómo evitarlos

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DEFINICIÓN DE MARRÓN


Un marrón (brown) es todo aquel trabajo que nadie desea realizar.
Dependiendo de la situación desde la que se observe, el marrón puede tomar
distintas connotaciones:
Desde el punto de vista del jefe:
Es aquella tarea de suma importancia para el desarrollo estratégico de
la
empresa que ha de ser realizada con el máximo esmero y en el menor
plazo
posible.
Desde el punto de vista del empleado:
Es el hartarse a currar normalmente como consecuencia de la ùltima
idea
genial del jefe con un trabajo que no suele servir para nada pero que
debería
estar listo ayer.
Agravantes que pueden darse en un marrón
Urgencia
Nocturnidad
Alevosía
Recochineo

¿COMO RECONOCER UN MARRÓN?


En general, los marrones se reconocen inmendiatamente pero por si el
lector
es aún novato en estas lides y tiene dificultades en reconocerlos se dan a

continuación algunas pistas:
Introducción: Por regla general, la introducción del marrón suele
llevarse
a cabo por medio de frases del estilo de: «oye, tú no tienes nada
urgente
que hacer ¿verdad?» o «mira, ha surgido una cosa que hay que resolver
esta
misma tarde», algunas empresas han desarrollado su propia terminología o

argot, tanto para los marrones (footing, calling…) como para los
enmarronados (champi, maquina…), en las mismas no es extraño oir
frases del
estilo «Champi…¿con qué andas?», inequívoca frase que señala la
proximidad
de un marron.
Sintomas: Una vez que el marrón ha caído encima, se le puede reconocer
por
los siguientes síntomas:
Nerviosismo y desasosiego
Ojeras, dificultad para conciliar el sueño
Mala leche en función del tipo y plazos del marrón
Aumento alarmante en el consumo de café
Salida de la oficina a horas intempestivas con la inquientante
sensación de
que uno va a casa de visita.
La prueba del nueve: Si pese a las indicaciones anteriores el lector
aún
no tiene claro si lo que le ha caído encima es un marrón, puede llevar a
cabo
la llamada prueba del nueve del marrón: solicítese ayuda a un compañero

referente al marrón objeto de sospechas. Si el compañero responde con
alguna
de las siguientes evasivas: «es que yo no se nada de eso», «es que
estoy muy
ocupado» (cuando ostensiblemente se ve que no está haciendo nada) o
«mira, a
mí no me líes» puede estarse plenamente seguro de que uno se está
enfrentando
a un auténtico y genuino marrón.

SUJETOS ACTIVOS Y PASIVOS DEL MARRON


El marrón tiene como principal característica la presencia de numerosos
sujetos involucrados en su ciclo de vida y a los que nos referiremos
continuamente a lo largo del documento. Lo que sigue es una lista
incompleta
de los sujetos más comunes implicados:
Sujetos Activos:
Los sujetos activos del marrón son los encargados de dirigir los marrones
hacia los sujetos pasivos. Dependiendo del organigrama de la empresa los
sujetos activos pueden a su vez ser sujetos pasivos de otros.
La siguiente lista describe los tres tipos más usuales de sujetos activos,
en
orden creciente de actividad marronera.
Enmarronador (Browner):
El Browner es aquel sujeto que por las características de su puesto (o
de su
forma de ser, que hay de todo) asigna marrones a los demás. Cualquier
persona que consciente o inconscientemente te suelte un marrón adquiere
automáticamente la categoría de Browner.
El Browner suele asignar marrones de forma esporádica o prolongada en el

tiempo. También existen browners que marronean de forma más periódica
pero
siempre con un volúmen reducido de marrones.
No debe odiarse en exceso al Browner, ya que él, a su vez, suele tener
otros
Browners por encima que generan los marrones y él se limita a reasignar
(usando una técnica de Brown Throwing, que se verá más adelante).
Asignador de marrones (Brown Dispatcher)
El Brown Dispatcher es un tipo especial de Browner, cuya función es la
asignación periódica y sistemática de marrones.
El Brown Dispatcher, a veces conocido como jefe de proyecto se
caracteriza
por sufrir de una personalidad inestable y tornadiza que le hace cambiar
de
parecer con frecuencia suprimiendo los marrones asignados y/o
reemplazandolos
por otros si cabe aún más inútiles.
Los marrones endiñados por un Brown dispatcher suelen ser continuos en
el
tiempo y de duración discreta.
O Rei do Marrón
Este es el Browner supremo. O Rei se caracteriza por la generación de
marrones de proporciones titánicas sencillísimos según él, que deben
estar
determinados siempre en un tiempo record.
O Rei suele ocultarse tras una fachada inocente que oculta sus aviesas
intenciones. No se sabe de ningún Rei que no se haya dirigido
amablemente a
sus víctimas antes de enmarronarlas. Se dice de ellos que son lobos con
piel
de Cordero en honor a uno de los más famosos Reyes que ha conocido la
historia.
Como suele suceder la inutilidad de los marrones endiñados por un Rei es

directamente proporcional al esfuerzo necesario para conseguirlos e
inversamente proporcional al tiempo disponible para acabarlos.
Existe una variedad mutante del Rei de denominación incierta (O mais
Portentuoso Enmarronador do Universo Mondo, es el más común) que se
caracteriza por ser un híbrido de Rei y Dispatcher. Obviamente estos
sujetos
son seres desgraciados (en su doble acepción) ya que todo el mundo
rehuye
hablar con ellos ante la altísima probabilidad de acabar cubierto de
caca.
Sujetos pasivos
Los Sujetos Pasivos son los destinatarios finales del marrón. La
característica de Sujeto Pasivo no debe ser objeto de frustración ya que
existen técnicas que pueden hacer al sujeto pasar de pasivo a activo como
se
verá más adelante en este documento.
La siguiente lista describe los cuatro tipos más usuales de sujetos
pasivos
en orden creciente de probabilidad marroneante.
Enmarronado (Browned)
Se denomina Browned a todo sujeto al que acaba de caerle encima un
marrón.
Todo el mundo es vulnerable a verse enmarronado por lo que categoría de
Browned no es exclusiva de ningún grupo específico. Como dice uno de
los
corolarios de Brownzowski: «Se enmarrona el Rey, se enmarrona el Papa,
y de
enmarronarse nadie se escapa».
Buscamarrones (Brown Finder)
El Brown Finder o Tontolculo es un tipo especial de sujeto presente en
toda
empresa al que su especial forma de ser le convierte en candidato
especial a
comerse morrones.
Se le reconoce fácilmente pues sus frases suelen empezar por entradas
como
«Yo me ofrezco voluntario» o «Yo te echo una mano». Esta predisposición
a
comer marrones les hace ganar muchos amigos, tanto entre los compañeros
como
entre los jefes; pues ven en él un blanco de descarga inmediato.
Comemarrones (Brown Eater)
El Brown Eater es un sujeto desdichado cuya existencia parece girar en
torno
a la comida de marrones. Morador habitual de la Brown Room (ver más
abajo),
el comemarrones empieza y acaba su jornada laboral sepultado entre
marrones,
cumpliéndose así la primera regla de Reemplazsky: «El número de marrones

susceptibles de ser asignados diariamente a un sujeto X es igual al
número de
marrones que es capaz de diligenciar en ese mismo periodo de tiempo
multiplicado por el factor corrector (1+p)»
No todos los Brown Eaters consiguen sobrevivir. El camino es largo, duro
y
erizado de trampas. Sin embargo, aquellos que logran remontar la
condición de
comemarrones deben ser tratados con suma cautela; esto es así porque el
largo
periodo de comida marronil afecta severamente a sus cerebros y, desde
ese
momento, sólo viven para la venganza. Debido a ello, un comemarrones
liberado
tiende asintóticamente a reciclarse en Brown Dispatcher de Primera.
PBC (DFB)
El PBC (siglas de P*t* Becario de los C*j*n*s) se encuentra en el
escalón más
bajo de la escala evolutiva y por tanto carece de derechos pero no de
deberes. Estas dos características se combinan de un modo tan perfecto
que
los Browners (de todo tipo) les tienen considerados como comemarrones de

primera.
Son limpios, educados, no se quejan, trabajan como cosacos y en algunos
casos
no cobran. No es de extrañar, pues, que las empresas hagan un uso cada
vez
más extensivo de PBCs.
El PBC suele acabar de dos formas posibles: contratado por la empresa,
con
lo cual cambia sus grilletes de hierro por unos de acero inoxidable o
ingresado en el Instituto Frenopático más próximo, incapaz de aceptar la
presión.

TERMINOLOGIA DE USO CORRIENTE


El marrón no es un objeto aislado. Parte de su idiosincrásia reside en el

conjunto de accesorios y/o complementos de que se rodea y que contribuyen
a
darle carácter. He aquí una lista de terminología corriente aplicada al
marrón.
Comerse un Marrón (To Eat a Brown)
La más usada. Es el hecho en sí mismo de haberse convertido en receptor
de
un marrón fresquito. Afortunadamente el hecho de comerse un marrón no
tiene
por qué implicar tener que finalizarlo.
Son sinónimos de esta acepción enmarronarse (To be Browned) y recibir
un
marrón (To get Browned). La frase usualmente empleada por los Browners
es
«Te ha caído un marrón» (Lamentablemente intraducible. A brown has
fallen
upon you, no es válida).
Marronómetro (Brownmeter)
Se denomina así al documento impreso o electrónico donde se van
apuntando los
marrones tanto encargados como planificados.
El Marronómetro puede adquirir diversas y variadas formas, recibiendo
nombres
curiosos según se les iban ocurriendo a sus creadores. Así podemos
encontrar
el Diagrama de Gantt, planning, el Cuaderno de Carga, etc …
En general, el marronómetro sirve para que los Browners tengan
apuntadas las
fechas previstas de finalización del marrón y llegado el momento se
sientan
en el derecho de exigirlo. El marronómetro es una de las más fuertes
medidas
de presión psicológica que pueden aplicarse al Browned.
Zona de Marrones (Brown Zone)
También denominada Zona de Alto Riesgo de Marrón es un lugar donde la
probabilidad de comerse un marrón es mucho más elevada de lo normal.
Estas zonas no suelen estar delimitadas fisicamente siendo un conjunto
finito
(distinto del vacío) de recintos multiplemente conexos abiertos o
cerrados
entre los cuales no tiene porqué existir una relación causal.
Suelen ser Brown Zones los despachos de los jefes, las zonas colindantes
a
dichos despachos y aquellos lugares por los que suelen pasar con
frecuencia.
También pueden incluirse en esta clasificación las zonas frecuentadas
por los
Browners.
Es imprescindible evitar estas zonas en la medida de lo posible ya que
la
probabilidad de comerse un marrón es directamente proporcional al tiempo
que
se pase en ellas.
Sala del Marrón (Brown Room)
También conocida en ciertos entornos como Staff, es el lugar donde los
Browners suelen elegir a sus víctimas. Se sabe de empresas que dedican
espacios específicos como Brown Rooms.
Normalmente estas salas están ocupadas por personas inmersas en una
febril
actividad, enmarronadas hasta las cejas, de tal forma que no es extraño
ver
esparcidos por la sala paquetes de patatas fritas, o cajas de pizza
formando
altos montones. En algunas Brown Rooms se han llegado a encontrar
camastros
o catres pues es sabida la tendencia de los moradores a hacer noches en
ellas.
Otra característica de las Brown Rooms es que, al no tener un momento
libre
en que poder abandonarla los Brown Eaters que las pueblan suelen ser los

candidatos más probables a comerse el siguiente marrón para su propia
desgracia con lo que abandonar la sala es cada vez más difícil al entrar
en
un proceso eternamente recursivo.

TIPOS DE MARRON


Contrariamente a lo que pueda pensarse el marrón no es un objeto
claramente
definido. Existen varios tipos de marrón y conocerlos ayuda a delimitar
con
claridad la actitud a tomar ante la inminencia o hecho consumado de una
comida de marrón.
Marrón Flotante (Floating Brown)
Es un marrón que sobrevuela las cabezas de sus posiles destinatarios sin

decidir sobre quién caer ni en qué momento hacerlo.
Este marrón tiene la característica de que es conocido con antelación lo
cual
posibilita la adopción de medidas preventivas por parte de los
candidatos a
Browned. La táctica más conocida es contraer una repentina enfermedad
que
impide al Browned a acudir a la oficina durante una semana o dos. Sin
embargo, esta técnica es ampliamente conocida por los Browners y no se
recomienda. Otras tácticas más útiles suelen ser autoasignarse marrones

inexistentes y mucho más urgentes encargados por falsos Browners que
impiden
la asignación del Floating Brown. No obstante ¡Cuidado! ya que esta
técnica
ha demostrado en ocasiones ser un arma de doble filo.
Marrón Imprevisto (Unexpected Brown)
Este es el marrón que nadie se espera. Se trata de la modalidad más
corriente de marrón ya que si los marrones estuvieran previstos sería
mucho
más fácil esquivarlos.
Marrón Fulminante (Flashing Brown)
Se trata de un marrón que cae sobre uno de repente, sin previo aviso, de
tal
forma que cuando uno quiere darse cuenta ya está enmarronado y ni
siquiera
ha tenido tiempo de abrir la boca.
Esta es una modalidad del Unexpected Brown con agravantes, ya que en
este
caso el tiempo de respuesta del sujeto pasivo es superior al tiempo de
dispatching del Browner, con lo cual el marrón casi siempre consigue
alcanzar
su total plenitud.
Se recomienda un gran entrenamiento para este tipo de marrones, ya que,
al
ser altamente inesperados, sólo el tiempo de reacción y capacidad de
réplica
(o labia) del sujeto pasivo pueden lograr esquivarlo.
Marrón no Evitable (Unavoidable Brown)
Este es el tipo más fatídico de marrón ya que, como su propio nombre
indica,
posee unas características que convierten al sujeto pasivo en el
receptor
idóneo para el mismo. Debido a ello no importará el volumen previo de
marrones adquiridos o los llantos, pataletas y/o blasfemias del
enmarronado:
el Brown entrará hasta la bola sobre el desdichado Browned.
Marrón Mutante (Mutie Brown)
Este es un tipo de marrón que evoluciona en el tiempo, de tal manera que

aunque inicialmente se planteó de una determinada manera acaba
convirtiéndose
en la cosa más insospechada generando toneladas de basura por el camino.

También entran en esta categoría aquellos marrones reconocidos como
tales
pero que aparentemente están bien dimensionados en tiempo, lo que
permite
respirar un poco; pero que, sin embargo, escasos minutos después
eclosionan
ante llamadas del tipo de la siguiente:
– ¿Tienes ya ese encargo?
– Ah, pero, ¿lo querías ya?
– J*d*r, claro, ¡si tengo la reunión a las seis!
Marrón Pata Negra (Black Leg Brown)
Este es el marrón de tu vida, el que te dejará indefectible marcado a
sangre
y fuego para siempre. Los marrones pata negra suelen ser ilimitados en
tamaño
pero de duración discreta, lo que agrava aún más sus características, de
por
sí dañinas.
Como el astuto lector habrá sospechado, los browners que endiñan
marrones de
este estilo adquieren automáticamente la categoría de Reies do Marrón.
El desafortunado comedor de un marrón pata negra, una vez que haya
podido
sobrevivir a él, gozará, no obstante, de una gran ventaja sobre sus
otros
compañeros, y es que acabará tan escocido que será muy difícil para los
browners colarle nuevos marrones: las técnicas defensivas del ex-browned

habrán mejorado ostensiblemente e incluso pueden tornarse agresivas
según los
casos.
Automarrón (AutoBrown)
Este marrón es un caso especial y peligroso que suele desarrollarse en
tres
fases.
En principio comienza como un encargo, bien sea de tu jefe directo o de
un
compañero de otro departamento, cuya realización no parece plantear
ninguna
dificultad. Esta primera impresión constituye el primer error a evitar,
ya
que, debido a dicha sencillez aparente, el marrón es asumido
ingenuamente por
el incauto browned. Esta es la Fase de Comida.
Sin embargo, en cuanto uno comienza a trabajar en el asunto se va dando
cuenta de que la cosa no es tan sencilla, de que va a llevar bastante
más
trabajo del esperado, y de que encima se lo hemos prometido para ya
mismo al
browner. Esta es la Fase de Furia, reconocible porque el sujeto
arrejunta las
cejas y/o empieza a murmurar (o gritar, según) frases del estilo de:
«…si
es que soy un gilip*ll*s», o «¡quién c*j*nes me mandaría a mí…!».
No obstante, el daño ya esta hecho y se entra en la Fase de Apagar
Fuegos.
Sólo caben dos salidas: comerse el marrón entero, la más habitual; o
bien
marear la perdiz en la medida de lo posible aduciendo imprevistos y
dificultades asociadas a la tarea. «No, es que el programa calcula
forlayos,
pero para obtener filostros hay que modificarlo y eso llevaría un par de

días» es una frase muy socorrida en estos casos que no dudamos que el
lector
sabrá adaptar a su caso concreto.
Marrón de Ultima Hora (Last-time Brown)
El más temido y a la vez el más odiado. Es el que te endiñan cuando, al
final
de la jornada laboral establecida en el convenio (je, je), y tras
recoger tus
cosas para irte a casita, se acerca el jefe (o similar) y pronuncia la
siguiente sentencia (algunos la llaman invocación demoniaca): «¿Tienes
un
momentito?».
A partir de ese instante, sólo una mente rápida será capaz de inventar
una
excusa plausible que permita la pronta huida. Es conveniente disponer de
un
amplio repertorio, ya que el excusarse alegando citas con el dentista o
similar una y otra vez puede llegar a despertar el chip de alarma del
jefe.
Marrón Autodetectable (Autodetecting Brown)
En condiciones normales, el browner, ignora, desconoce, desestima e
incluso
rehusa la esencia del brown por distintas y numerosas razones. Pero
existen
casos de browns, en los que el browner, no es que no sepa, desconozca,
ignore, etc…. la esencia del brown, es que no vislumbra ni en su mejor

sueño de que trata el brown.
Es en estos casos, cuando el browner hace uso de uno de los browned
(normalmente utiliza a los más resolutivos) para que saque adelante un
brown
auténtico (suelen ser Black Leg Browns).
El proceso consiste en pasar a la víctima una documentación escasa,
pobre, e
ininteligible para que descifre, planifique y finalmente resuelva el
brown en
cuestión. Es entonces cuando se habla de Autodetección del Marrón.
Este proceso debe de realizarse con suma delicadeza. Durante el tiempo
que
dure, puede que el browned quede bloqueado (hanged). Este hecho puede
ser
totalmente asintomático por lo que el browner debe de estar atento a
todo el
proceso. También puede manifestarse de muy diversas formas; vista fija e

inmóvil en el pseudodocumento entregado, emisión de balbuceos en bajo
volumen
que pueden tornarse a sollozos, caras desencajadas, juramentos
desgarradores
(irreproducibles según el libro de estilo de esta redacción), suspensión
de
toda actividad sexual (si es que la hubiese), sudor frío… Si se
llegase a
este punto, debe de resetearse al browned.
Para ello, el browner, si desea el éxito, no debe utilizar la formula
«Venga
déjalo.. es igual, sigue con lo que estuvieras haciendo». ¡Eso
equivaldría a
admitir la derrota! El browner utilizará esta otra: «Vete a casa y ven
mañana» (los lectores más suspicaces, se habrán percatado del
paralelismo
existente con las nuevas tecnologías del plajanplei, siguiendo la máxima
de
que o va a la primera o ya no va a ir nunca).
Esta es la razón, por la que los browners intentan eludir este tipo de
browns. Tienen miedo de que algunos de sus mejores brownable-people
queden
inutilizados durante algunas horas e incluso días. No hay datos
oficiales
pero hay quien ha llegado a asegurar que en algunos casos los daños
producidos por este proceso son irreversibles.
No obstante, si el browned consigue completar el proceso y salir
adelante, le
queda la insatisfacción de haber conseguido algo que nadie le va a
reconocer,
ya que sólo él puede saber lo que ha tenido que hacer para sacar esto
adelante, puesto que los demás browned se limitan a presenciar ajenos a
todo,
la secuencia antes descrita, y el browner por su lado, bastante tiene el

pobre (fíjate) con resetear al browned si fuera necesario.
He aquí pues, una versión agresiva de Brown, con la salvedad de que no
sólo
es temida por los browned, si no que también siembra el pánico entre los
más
aguerridos browners.
Marrón Sonda (Probe Brown)
Otra de las variantes en las que podría englobarse el tipo anterior,
podría
ser el de Marrones Sonda. En el fondo, todos y cada uno de los marrones,

podrían calificarse como sonda, aunque hay casos muy claros en los que
se
esta dando un auténtico Probe Brown, al igual que hay otros casos que no
se
podrían calificar de tales, como es el caso de los Marrones Fulminantes
(Flashing Browns).
Es ciertamente difícil describir con precisión las características de
este
tipo de browns, ya que como hemos dicho, casi la totalidad de los
browns,
tienen algo de sonda. Pero si hay un detalle claro y evidente, ese es el

comienzo de un Sonda: «Oye mira es que el tema ese de …..» – «No, no,
si
ya…» – «Mira oye, fíjate un momento en esto….» -«Oye te has dado
cuenta
de esto…… es que quizás se podría hacer esto otro si…..». El
browner,
deja caer en un primer contacto, una serie de frases comprometedoras,
esperando que en cualquier momento, el browned (inocente de él) le de
alguna
contestación al respecto.
Esto se conoce como sondeo del marrón. Se deja caer con suavidad como
flotando, como si en realidad no fuera un brown, a ver que pasa, a ver
si
cuela, a ver si suena la flauta. ¡Punto fundamental este! Es necesario
hacerse el sueco con naturalidad; de no ser así, el browner asignará el
marrón con el agravante de recochineo (esto puede reconocerse por las
risas
retorcidas que dejará escapar al volver a su puesto).
En estos casos, los browner, tienen un comportamiento ciertamente tierno
cual
corderos camino del matadero; pero lo que ignoran los browned
susceptibles de
convertirse en víctimas (evidentemente los mas talludos no caerán en
este
truco) es que detrás de esta fachada se puede esconder el marrón de su
vida
(o el que acabe con ésta).
Se han dado anécdotas, como la acaecida en una pequeña empresa de cuyo
nombre
no quiero acordarme, en la cual casi la totalidad de los browned, fueron

dados de baja, quedando unos pocos, y siendo todos estos unos browned ya

quemados, endurecidos, y con una larga lista de browns marcados a sangre
y
fuego en sus rostros (todos ellos «pata negra», claro está). Esta
circunstancia, hizo que los browns, o eran tales, o no había nada que
hacer.
Es decir, o el browner entraba a saco a por el browned (haciéndolo
unavoidable) o que si quieres arroz, Catalina. Evidentemente, en esta
situación los marrones sonda no tienen razón de ser, porque si a algún
browner se le ocurriese soltar una sonda, tendría las mismas
posibilidades de
volver a verla, que de volver a ver el Halley. Quizás su segunda o
tercera
generación pudiera tener noticias de aquella.
Marrón póstumo (Post-mortem Brown)
Esta es una variedad muy frecuente de marrón, cuyos destinatarios son
aquellas personas que han abandonado la empresa para pasar a otra. Los
marrones póstumos se manifiestan tras llamadas de antiguos compañeros o
jefes
quienes, tras unos minutos de animada charla, soltarán alguna frase del
estilo: «Por cierto, ¿te acuerdas de aquel trabajo que hiciste?…Es que
nos
ha surgido una necesidad que…Es que aquí nadie lo conoce muy
bien…¿no
podrías pasarte por aquí y echarle un vistazo?»
Lo que comienza siendo una visita de cortesía para revisar unos papeles
puede
convertirse en un marrón genuino que dure varios días, con el agravante
de
tener que atender paralelamente el trabajo propio. Por fortuna suele ser

sencillo de evitar aduciendo el alto volumen de marrones a los que
actualmente
se enfrenta en la nueva empresa. Por supuesto es condición
imprescindible no
haber mencionado previamente el mayor desahogo del que se disfruta en el

trabajo actual.

SITUACIONES MARRONEANTES


Brown Throwing (Lanzamiento de marrón)
Se trata de la técnica básica a través de la cual el Browner le cuela un

marrón al currito.
Existen varios formatos de throwing. La mayoría de ellos implican
rodeos y
frases agradables acompañadas de sonrisistas por parte del jefe. Estos
suelen ser los marrones más peligrosos. Como regla general desconfía de
tu
jefe cuando se te acerque con una sonrisa en los labios y/o te invite a
café.
Otros marrones sin embargo, se presentan en la forma de ordenes directas
del
jefe (correspondiendo a la categoría de Unavoidable Browns) y ante
ellos, por
regla general, no hay defensa.
Brown Storming (Tormenta de marrones)
Erróneamente denominado por algunos enteradillos como Brainstorming, el

Brown Storming es una situación en la que un grupo de sujetos activos y
pasivos se reunen en una sala con la sana intención de soltar paridas y
pasar
un rato agradable.
El objetivo final del Brown Storming es, sin embargo, mucho más
siniestro ya
que los Browners presentes recogen las paridas pronunciadas y las
retocan
convirtiéndolas en ideas geniales (suyas por supuesto) que degeneran en
multitud de pequeños marrones (o un único marrón King-Size) para los
Browneds
presentes o incluso ausentes de la reunión.
Brown Raining (Lluvia de marrones)
El Brown Raining o lluvia de marrones es una desagradable situación en
la que
un gran número de marrones son engendrados sin previo aviso y comienzan
a ser
repartidos entre la gente por los Browners o los dispatchers.
El Brown Raining tiene varias variantes. La más conocida y temida es la

eufemísticamente llamada «Situación de Emergencia» o «Salvese quien
pueda»,
en la que ante la inminencia del cumplimiento de los plazos de un
determinado
proyecto las tareas del mismo se subdividen y barajan aleatoriamente y
se
empiezan a repartir entre la plantilla independientemente de su nivel de

conocimientos o del trabajo que en ese momento estuvieran haciendo.
Brown Shower (Lluvia de marrones)
El Brown Shower es una variante apocalíptica del Brown Raining en la que
la
lluvia de marrones se concentra sobre un desdichado individuo que la
recibe
en su gloriosa totalidad.
El sujeto receptor de una ducha de este estilo no es en rigor un
comemarrones
pero adquiere el título a nivel honorario.
Pressing Brown (Marrón presionado)
Se denomina así a aquella situación en la que el jefe, o cualquier otra
persona que tenga cierta ascendencia o poder sobre uno (ya sea fáctico,
teórico o cualquier combinación de ambos) presiona una y otra vez hasta
que
consigue colarnos algún marrón.
Los Browners que practican estas técnicas suelen reincidir en ellas ya
que
por lo general suelen darles buenos resultados pues al final consiguen
endiñar algún marrón cuando alguien no consigue soportar la presión.
Una táctica de pressing muy usada es la de atacar a la víctima por
varios
frentes a la vez (ya sea entre varios Browners o uno solo) de tal forma
que
le acaban colando al menos un marrón. A veces estos marrones son en
realidad
señuelos que se utilizan para despistar a la víctima la cual acaba
aceptando
el verdadero marrón como mal menor.
Como técnica para evitar comerse un marrón de este tipo conviene siempre

fijar al contrario sin dejarle barajar los marrones de tal forma que
estos
se vayan planteando de uno en uno a fin de poderlos esquivar más
comodamente.
Brown Dodging (esquive de marrón)
Es la situación en que tras esfuerzos heróicos y sobrehumanos se
consigue
esquivar el marrón haciendo que este se diluya en la nada.
Passing Brown (paso de marrones)
Es la técnica en la que por medio de trucos y añagazas generalmente
sucios se
consigue endiñarle el marrón a un compañero.
Los argumentos que suelen emplear en estas siguaciones giran en torno a
la
gran ignorancia propia para hacer frente al trabajo encomendado (nótese
que
jamás deberá emplearse la palabra marrón si se desea hacer un passing o
el
jefe se dará cuenta del intento) y la gran valía y amplitud de
conocimientos
del (incauto) compañero.
Algunas frases de uso común son: «Sí, hombre sí, a mí ya me ha hecho él
alguna vez cosas parecidas» o «Pues la verdad es que yo de eso no tengo
ni
P*t* Idea. El que sabe mucho es ….».
Para garantizar un buen Passing es conveniente, asímismo, hacer notar la
gran
cantidad de marrones que uno tiene encima frente a la alta
disponibilidad del
compañero.
Si el Passing se realiza en la manera adecuada no sólo sirve para
esquivar el
marrón, sino que además con cierta gracia y astucia, el compañero puede
llegar a agradecerlo ya que le supondrá una inmejorable ocasión para
ganar
puntos ante el jefe a la para que para adquirir experiencia en temas
nuevos.
Swapping Brown (intercambio de marrones)
Se llama así a la técnica de defensa más dificil de cuantas existen y
por
medio de la cual se consigue que el marrón rebote sobre uno mismo y
vuelva a
su destinatario el cual se encontrará con una bonita patata caliente
entre
las manos.
Los individuos que consiguen realizar con éxito un Swapping suelen ser
aclamados en silencio por sus compañeros de trabajo (y a voces a la
salida
del trabajo) y acostumbran a experimentar un periodo de euforia personal
cuya
duración está determinada por el tiempo de aparición del siguiente
marrón.
Por supuesto, un buen Swapping debe generar reflexión especular. Si
existe el
más mínimo resquicio en la argumentación que pueda dar lugar a que parte
del
marrón se refracte, el browner deshará el swapping y el marrón volverá a
caer
sobre uno en su variante de unavoidable. La técnica para conseguir un
coeficiente de reflexión de módulo 1 requiere un master avanzado en la
Universidad de Brownachussets, cuyo contenido excede el alcance de este
texto.
Walking in the Mouth of the Brown (meterse en la boca del marrón)
Esta es la situación en la que uno no tiene más remedio que introducirse
en
el despacho de jefe, (para entregarle algún informe, para preguntarle
algo,
etc.) cuando en este se ciernen nubes de marrón, lo que motiva que la
densidad de probabilidad de la nube marronera que pueda flotar en dicho
despacho comience a concentrarse sobre uno.
Evidentemente, la aparición en tales circunstancias de un sujeto
brownable
condensa la nube haciendo que esta descargue. La densidad de la lluvia
está
en proporción directa a lo espeso del ambiente, pudiendo degenerar en
Brown
Raining o incluso en Brown Shower (ver arriba).
El meterse en la boca del marrón es una de las características de los
Brown
Finders, pero hay veces en las que no existe otro remedio. No queda, en
tales
casos, más que armarse de valor y tirar p’alante.
To be at the Feet of the Brown (Estar al pie del marrón)
Se llama así al estado durante el que el browned se encuentra en medio
de un
marrón y no es capaz de divisar su hipotético final.

CALCULO DE LA PROBABILIDAD DE ASIGNACION DE MARRONES


A fin de ayudar al lector a evitar en la medida de los posible la
afluencia
de marrones sobre su persona, incluímos a continuación un método para
calcular la densidad de probabilidad de llevarse un marrón a cuentas en un

momento dado.
El siguiente teorema es fruto de los sesudos esfuerzos de los profesores
Johnnie Esparzin y Julius Braun de la prestigiosa Universidad de
Brownachussetts (La Moraleja – USA).
Teorema de Braunin – Esparzin:
La densidad de probabilidad de llenarse de caca (Pkk) en un lugar de
trabajo
responde a la siguiente fórmula:
Pkk = F * (1 – exp ( – P * Bt * Oc
* In / Ts ) )

donde:

Factor Descripción Unidades
F Factor de corrección de Fakin-Vossman que depende básicamente del
ángulo de visibilidad que tenga el jefe de tu sitio. Este factor
incluye así mismo correcciones sobre el grado de inesperabilidad del
marrón que hacen tender el valor del factor a I. Adimensional
P Prisa del abnegado trabajador por salir ese día. Hurrys
Bt Constante de Factores Medioambientales. Esta constante tiende a
infinito cuando mejor está el día. Güeters
Oc Nivel de ocupación del trabajador Busys
In Media estadística de la densidad de probabilidad de la función de
Inutilidad del marrón esperado. segundos
Ts Constante directamente proporcional al tiempo que resta
teóricamente para tu salida de la empresa. Cuanto menor sea este
tiempo, mayor será la probabilidad de Browning. segundos

Sobre el factor de corrección de Fakin-Vossman hay que tener en cuenta
que se compone de varios términos:
F = Pj * ( 1 – Ch ) *
cos a / E
donde:

Factor Descripción Unidades
Pj Probabilidad de que te encuentre el jefe. Este factor depende de
la distancia adimensional a la Brown Zone más próxima y de la
movilidad relativa del jefe. Adimensional
Ch Capacidad de huida. Este parámetro es inversamente proporcional
a lo lejos que esté la salida. Evidentemente Ch<<I. Runaways
a Angulo con el que el jefe ve tu mesa según sale de su despacho
Grados
E Esperabilidad del marrón Ingenuitys

Notas sobre la expresión:
La mayoría de los parámetros que intervienen en la expresión de
Braunin-Esparzin son de difícil cuantificación y en su mayoría son fruto
de cuidadosos procesos de medida. Así, la experiencia dicta que la
probabilidad de que te encuentre el jefe (factor Pj de Fakin-Vossman) es
siempre mayor que 0.5.
Existen tablas empíricas que ofrecen los valores de estos parámetros.
Estas tablas están recogidas en el informe I-666 del ITU-B: «Browning
parameters for the face: An empirical approach». Entre estas tablas se
encuentran las tablas de corrección de Brownfinni, que corrigen algunos
de los parámetros anteriores en base al valor de otros.
En lo que respecta al parámetro Ch, no se tiene constancia de que Ch
pueda ser igual a 1. El lector deberá suponer siempre que Ch pertenece a
[0, 1).
Para el factor de esperabilidad, E, tan sólo se han podido realizar
cálculos de tipo empírico (ITU-BI-103 «Relationship between employee and
the generation of flashing browns»). Estos cálculos se han basado en la
observación del grado de felicidad de los incautos futuros browned. Se
puede observar claramente en la expresión de Fakin-Vossman que
1 runaway = 1 ingenuity, con lo que F es adimensional.
Un último detalle es que el lector avispado habrá podido observar que la
fórmula de Braunin-Esparzin puede dar lugar a probabilidades de comida
de marrón mayores que 1. Esto, que parece contradecir toda la teoría
clásica de estadística, no es más que un efecto relativista debido a la
velocidad con que se suelen generar los marrones. Los marrones no se
generan a c (velocidad de la luz), pero muchas veces van a 0.9c. El
resultado de este molesto efecto (denominado efecto Brown-Warp) es que
el sujeto pasivo del marrón no se comerá uno, sino varios marrones
simultáneamente.
Propiedad asociativa del marrón
«Un marrón nunca viene solo»
me faltan datos
donde:

Factor Descripción Unidades
Pa Probabilidad de aparición del siguiente marrón Adimensional
Tm Tiempo transcurrido desde el último marrón. Segundos (sí, sí)
A Amplitud del último marrón comido Brownies

NOTA: Esta función no es finita en el instante cero e indica la alta
probabilidad de que te cuelen varios marrones de una sola vez.
Teorema de Brownzano-Weierstrass
«La función de asignación de marrones es continua pero no derivable en
el intervalo (0, infinito) y presenta un máximo absoluto en el punto
donde la pendiente de la curva de despiste se hace infinita»
Lo que traducido al vulgo viene a decir que si no tienes nada que hacer
y se te nota, estás jodido. La no derivabilidad de la función implica,
además, que las técnicas de swapping no son realizables en este caso.
Corolario: Postulados de Skakeitor
Como corolario al teorema precedente se incluyen aquí los 10 postulados
de Skakeitor, desarrollados con la intención de suavizar la pendiente de
la curva de marrones:
Si no tienes nada que hacer nunca lo confieses
Espera sin impaciencia una orden de trabajo, nunca la provoques
No inquietes a los que trabajan
Adopta una postura especial, dando sensación de actividad
Permanece relajado y soporta sin fatiga aparente toda inactividad por
larga que sea
Ama el trabajo bien hecho y por ese motivo dejalo para los compañeros
más cualificados
Si te vienen ganas de trabajar, siéntate, y espera que se te pasen
No sufras complejo alguno al recibir del cajero la primera
mensualidad
Hay muchos más accidentes de trabajo que de reposo
El trabajo consume, el reposo economiza
Conclusión: El trabajo es una cosa buena. No seas egoista y déjalo para
los demás.

EJEMPLO PRACTICO


Sea un trabajador A, que se encuentra cómodamente situado en una mesa en
forma de L a unos 10 metros de la salida más próxima de la sala en que
se encuentra. Es viernes, 24 de mayo, y hace una tarde fenomenal (27º y
sin nubes. Ligera brisa). Nuestro currante, A, ha quedado con su novia a
las ocho de la tarde para ir al cine y luego a cenar. Son las seis menos
cinco de la tarde y A ha trabajado duro para tener listo encima de la
mesa del jefe el último informe urgentísimo sobre la exportación de
margaritas de siete pétalos (famosísimas porque siempre contestan que sí)
a Mozambique. Al lado de A se sienta otro trabajador, B, que tiene
tres años de antigüedad en la empresa más que A y que lleva toda la
tarde escribiendo extrañas misivas sin moverse ni levantar la vista de la
mesa.
Teniendo en cuenta que el despacho del jefe de A se encuentra a unos 15
m de su mesa y hay visión directa (30º) entre él y A, y que es de sobra
conocida la afición de dicho jefe por retocar los documentos («Pues este
párrafo me lo pones en negrita, esta tabla en gris y este título en rosa
fosforito…»). Calcule la probabilidad de que la novia de A se vaya al
cine con B.
Este es un caso claro en el que aplica el Teorema de Braunin-Esparzin.
El primer paso es obtener el valor del Factor de Fakin-Vossman:
Dado que existe visión directa entre el jefe y A, la probabilidad de que
el jefe encuentre a A es directamente mayor que 0.5. Aplicando la tabla
de corrección por distancia de Brownfinni tenemos que:
Pj = 0.8
Por otro lado, dado que A se encuentra a 10 m. de la salida más próxima
es evidente que el factor Ch será digno de consideración. Sin embargo,
el hecho de que su mesa sea en forma de L obstaculiza la posible huida
en función de la postura que esté adoptando A cuando el jefe se levante
de la mesa; en estos casos, la práctica aconseja asignar a Ch un valor
entre 0.4 y 0.3. Poniéndonos en el caso peor, sea:
Ch = 0.3
Por último, en lo que respecta al factor de esperabilidad, es obvio que
A no piensa en otra cosa que salir de allí, lo que reduce el factor.
Pero teniendo en cuenta la actitud sospechosa de B, A podría llegar a
mosquearse. Esto, sumado a la experiencia acumulada de A en marrones en
su empresa, nos permite concluir que la esperabilidad del marrón es del
50%, o sea:
E = 0.5 ingenuitys
Con todo, el factor de Fakin-Vossman resulta:
F = (0.8*0.7*cos30) / 0.5 =
0.96
Veamos ahora el resto de parámetros de la expresión. Es obvio que habrá
que aproximar algunos de los valores. En particular es obvio que la
media de la función de inutilidad del trabajo es 1. A nuestro estimado
currante no le cabe duda de ello. Por otro lado, el enunciado dice que
el trabajo está terminado, por lo que a A tan solo le quedan por hacer
algunas cosillas de última hora y recoger la mesa; puede suponerse sin
cometer mucho error que está a 0.1 busys de ocupación. Y que el
Ts es de 300 segundos.
La prisa de A por salir de allí es bastante alta, pues su novia le ha
hecho saber reiteradamente que esta harta de quedarse sola en casa
esperando a que salga del trabajo y que como no espabile él verá. Esto
hace que su nivel de prisa sea de 60 hurrys (véase la tabla 1437.23 del
I-666 del ITU-B). Por último, la tarde es espléndida. Consultando las
tablas temporales del I-666 del ITU-B, en el cruce de la columna del 24
de mayo con la fila de 27 grados (Celsius) resulta un Bt de 173.7 güeters
(ya corregido con el modificador de brisa ligera).
Con todo ello:
P * Bt * Oc * In / Ts =
1042.2
de donde:
Pkk = 0.96 * ( 1 – exp( -1042.2 )
) = 0.99
Lo que nos permite concluir que A ya puede ir pensando en hacer una
visita a la cafetería de «Lo que necesitas es amor»

 

 sardinas01

 

 

Explicando al típico idiota de izquierda | Verdadera Izquierda

Explicando al típico idiota de izquierda | Verdadera Izquierda. <<PINCHAR ENLACE PARA LEER ARTÍCULO<<

EL BUCLE.

BUCLES1Para quien no conoce el concepto de bucle, es un término que crearon los informáticos para definir un enredo de los tantos que se han creado y para lo cual no tienen una explicación sencilla para aclarar el problema.  Haciendo poco esfuerzo trataré de explicar en pocas palabras este famoso término.   Se dice que un programa de informática «entró en un bucle»como cuando ocurre la siguiente situación:  

 
El DIRECTOR llama a su secretaria y le dice: 

– Vanesa: Tengo un seminario en Argentina por una semana y quiero que me acompañe para que conozca a mis socios. Haga los preparativos del viaje…
 
La secretaria llama al marido:
– Oye Juan, Voy a viajar al extranjero con el director por una semana. Tendrás que quedarte solo esa semana, querido.
 
El marido llama a la amante:
– Leonor, mi tesoro: La bruja va a viajar al extranjero durante una semana, vamos a pasarnos esa semana juntos, mi reina…
 
La amante llama al niño a quien le da clases particulares:
– Manuelito: Tengo mucho trabajo la próxima semana… No tienes que venir a dar clase…
 
El niño llama a su abuelo:
– Oye abuelo: La próxima semana no tengo clases, mi profesora estará ocupada. Así que por fin… ¡Vamos a poder pasar la semana juntos!
 
El abuelo (que es el DIRECTOR en esta historia) llama a la secretaria:
– Vanesa, venga rápido: Suspenda el viaje, voy a pasar la próxima semana con mi nieto que hace un año no veo, por lo que no vamos a participar en el Seminario. Cancele el viaje y el hotel.
 
La secretaria llama al marido:
– Juan: El payaso del director cambió de idea y acaba de cancelar el viaje, se fastidió el ir a Argentina.
 
El marido llama a la amante:
– Amorcito, disculpa: No podremos pasar la próxima semana juntos, el viaje de la tetona de mi mujer fue cancelado.
 
La amante llama al niño de las clases particulares:
– Manuelito: Mira, cambié de planes; esta semana te voy a dar clases como siempre.
 
El niño llama al abuelo:
– Abuelo: la pesada de mi profesora me dijo que esta semana sí tengo clases normales, discúlpame, no voy a poder hacerte compañía.
 
El abuelo llama a la secretaria:
– Vanesa: Mi nieto me acaba de decir que no va a poder estar conmigo esta semana porque tiene clases. Así que continúe con los preparativos del viaje al seminario…

¿¿¿Te quedó claro lo que es un bucle…Huh

BUCLES

PEDOS.

¿Qué son los pedos? ¿De qué están compuestos? ¿De dónde viene el gas? ¿Por qué huelen mal los pedos? ¿Por qué suenan? Todo lo que usted siempre quiso saber sobre el pedo y nunca se atrevió a preguntar (Escenas rodadas por especialistas, no intenten reproducirlo en casa)

«Wolframio, un tipo con química» es una serie de divulgación producida por Laureano Jiménez Esteller, de la Universidad Rovira i Virgili.

Inventario General de Insultos, de Pancracio Celdrán Gomáriz

 

Inventario General de Insultos, de Pancracio Celdrán Gomáriz, es una obra dirigida a todos aquellos que desean faltar el respeto al prójimo con precisión lingüística. Os dejo, a modo de muestra, algunos de los insultos de uso común que pueden encontrarse en el libro.

Imbécil.

Al alelado y débil mental, al escaso de razón, llamamos imbécil. Es uno de los insultos más corrientes, cuando se dirige a alguien sensu non stricto, esto es: en sentido figurado. Es palabra latina, en cuya lengua imbecillis significa “débil en sumo grado”…, flojo y escaso de cabeza, de la facultad de pensar. El Diccionario de Autoridades, (primer tercio del siglo XVIII), acentuaba la palabra en la silaba última: “imbecil”, y no le daba otro significado que el que tenía en latín. Con el significado actual empieza a utilizarse en la primera mitad del XIX, en que la Real Academia introduce esa acepción en su diccionario. Unamuno, en un artículo publicado en 1923, Caras y caretas, tiene esto que decir, en cuanto a la etimología: “Imbecillis, el que no tiene bacillus o bastón donde apoyarse, el débil, el inerme, el flaco”.

No fue utilizada como insulto hasta mediados del siglo pasado, por contaminación semántica del término en francés, en cuya lengua la palabra tiene las connotaciones modernas. Por lo general, el término tuvo siempre connotaciones médicas, equivaliendo a cretino e idiota en sus acepciones clínicas. En el sentido de “persona floja de carácter, débil de voluntad” utiliza el término, refiriéndose a las insidias del diablo, Palacios Rubios en el siglo XVI: “Algunas veces a los más osados y más fuertes acomete y vence, y a los más imbéciles y flacos deja”.

Idiota.

Imbécil, falto de entendimiento. En cuanto a su etimología, procede del griego idios, idiotes = peculiar, particular, que no se comunica ni entra a formar parte con los demás. A su paso al latín alteró su semantismo, entendiéndose por idiota al “ignorante o profano en algún asunto u oficio”, ignorancia o impericia atribuida a falta congénita de facultades, por lo que se equiparó al idiota con el imbécil. En sentido figurado, el término se tornó insultante y ofensivo, contexto en el cual lo utiliza Cervantes:

Maravillado estoy, señora, y no sin mucha causa, de que una mujer tan principal, tan honrada y tan rica como vuestra merced, se haya enamorado de un hombre tan soez, tan bajo y tan idiota como fulano…

En su acepción médico-científica, equivale a cretino, atrasado o débil mental, sentido en el que utiliza el término Pedro Felipe Monlau mediado el siglo pasado:

Si son fecundos los matrimonios interconsanguíneos, exponen gravemente la prole a la debilitación física(…) a la idiotez y a la enajenación mental.

Gilipollas.

Quiere el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que derive de la voz árabe yahil, yihil o gihil = bobo, muy utilizada entre los hablantes de la España musulmana. El vocablo pasó al romance: “gilí” = sujeto ignorante y aturdido. Otra acepción del vocablo “gil” hace referencia al antropónimo “Gil”, por entenderse ser éste una especie de antonomástico de “lelo, imbécil, infeliz”. A este respecto escribe Covarrubias en su Tesoro, (1611): “Este nombre en lengua castellana es muy apropiado a los çagales y pastores…”

Corominas, en su Diccionario Crítico, deriva el término de la voz gilí = tonto, memo, de la palabra gitana jili = inocente, cándido. El erudito Rodríguez Marín, en sus Cantos populares andaluces, parece ser quien primero lo utilizó por escrito, 1882. Poco después lo recogería Pérez Galdós en su novela Misericordia, de ambiente madrileño suburbial. Nada dice del compuesto “gili-pollas”. Camilo José Cela, en su valioso Diccionario del Erotismo, asegura que la segunda parte del término se refiere al pene. De este encuentro de vocablos resultaría una especie de “poya tonta”, “picha loca”, “tonto (de) la pija”, “pichilelo”. El término es de uso general en toda España para tildar a alguien de tonto integral, perdiéndose toda consideración y respeto a quien así se califica, ya que no sólo se le tacha de “tonto y bocazas”, sino que ello se hace con escarnio, mediante una mezcla explosiva de términos: “gilí” (universo gitano) y “pollas” (zona menos noble de la anatomía), evocándose así un universo ínfimo, que enmarca al individuo en un campo semántico ingrato. El gilipollas no es un simple tonto, sino que participa además de la condición espiritual del bocazas, del incontinente verbal que todo lo airea sin guardar secreto ni recato en la divulgación de la noticia, comportamiento que ni siquiera busca el hacer daño. La personalidad del gilipollas es mercurial, cambiante, insegura, y a menudo gratuita. El gilipollas puede salir por peteneras en cualquier momento, y montar desaguisados importantes sin darse cuenta. No es malo porque no tiene coeficiente intelectual suficiente para serlo, pero es muy inoportuno y por ello peligroso, ya que puede echar cualquier cosa a perder llevado de su falta de juicio y de la ausencia en él de criterio para medir el alcance de las acciones y el discurso.

Puta.

Mujer que comercia con su cuerpo, haciendo de la cópula carnal un modo de vida. Como tal oficio siempre existió y tuvo pingües beneficios; pero no siempre estuvo igualmente denostado. El mundo antiguo en general no concedió excesiva carga negativa al arte de fornicar por interés, aunque ello dependía de la puta misma: en el medio griego clásico no era lo mismo una hetaira, cortesana de cultura, porte y belleza, que una auletride o tocadora de flauta en los banquetes o simposya, a la que se le podía pasar la mano por el cuerpo mientras ejercía. Es voz muy antigua en castellano. En un manuscrito del siglo XIII, aparece el término en el siguiente consejo o mandato bíblico: “No tomarás mujer puta”. El término, de origen latino, ya tenía las connotaciones ofensivas de hoy: “ramera, meretriz”, y en lo posible se evitaba pronunciar tal palabra, que se rehuía por malsonante e hiriente a los oídos; sin embargo, Gonzalo de Berceo, en los Milagros de Nuestra Señora, (primer tercio del siglo XIII), utiliza la forma popular “putanna” = putaña:

Fue durament movido el obispo a sanna,
diçié: nunqua de preste oí atal hasanna.
Disso: diçít al fijo de la mala putanna
que venga ante mí, non lo pare por manna.

Antón de Montoro, en una copla que hizo a cierta mujer que era gran bebedora, se expresa así a mediados del siglo XV, sin pelos en la lengua, como se acostumbraba antaño:

Puta vieja, beoda y loca,
que hazéis los tiempos caros,
esso (lo mismo) me da besaros
en el culo que en la boca.

El siglo de oro de las putas parece que fue desde 1450 a 1550, al menos en la vida literaria española.

Dos grandes obras de nuestra literatura las consagran: La Celestina, de Fernando de Rojas, a escala popular, en la ciudad de Toledo; y La Lozana Andaluza, de Francisco Delicado, a escala más refinada, en el medio cortesano y curial de la Roma del Renacimiento. De esta obra extraemos el siguiente catálogo de maneras de llamar a las putas:

Pues déjáme acabar, que quizá en Roma no podríades encontrar con hombre que mejor sepa el modo de cuantas putas hay, con manta o sin manta. Mira, hay putas graciosas más que hermosas, y putas que son putas antes que mochachas. Hay putas apasionadas, putas estregadas, afeitadas, putas esclarecidas, putas reputadas, reprobadas.

Hay putas mozárabes de Zocodover, putas carcaveras. Hay putas de cabo de ronda, putas ursinas, putas güelfas, gibelinas, putas de simiente, putas de botón griñimón, nocturnas, diurnas, putas de cintura y de marca mayor. Hay putas orilladas, bigarradas, putas combatidas, vencidas y no acabadas, putas devotas y reprochadas de Oriente a Poniente y Setentrión; putas convertidas, repentidas, putas viejas, lavanderas porfiadas que siempre han quince años como Elena; putas meridianas, occidentales, putas máscaras enmascaradas, putas trincadas, putas calladas, putas antes de su madre y después de su tía, putas de subientes e descendientes, putas con virgo, putas sin virgo, putas el día del domingo, putas que guardan el sábado hasta que han jabonado, putas feriales, putas a la candela, putas reformadas, putas jaqueadas, travestidas, formadas, estrionas de Tesalia. Putas abispadas, putas terceronas, aseadas, apuradas, gloriosas, putas buenas y putas malas, y malas putas. Putas enteresales, putas secretas y públicas, putas jubiladas, putas casadas, reputadas, putas beatas y beatas putas, putas mozas, putas viejas y viejas putas de trintín y botín…

Ya en XVI, el toledano Sebastián de Horozco, en el Cancionero de amor y de risa, hace el siguiente alegato Contra la multitud de las malas mujeres que hay en el mundo, en la más clara tradición misógina:

Putas son luego en naciendo,
putas después de crecidas,
putas comiendo y bebiendo,
putas velando y durmiendo…

Covarrubias, (1611) se despacha diciendo que es puta “la ramera o ruín muger. Díxose quasi putida, porque está siempre escalentada y de mal olor (…).” Etimología equivocada, desconociéndose de dónde proceda el término a no ser que se trate de una abreviación de la voz latina “reputata” = tenida por, de donde la frase “ser mujer reputada o tenida por ramera”.

Siempre fue ofensa grave, sobre todo desde finales del XV a finales del XVII. Recuérdese que los asuntos del honor llenaron de sangre la vida española, y dotaron de mil argumentos a los autores teatrales. El honor se centra, en la época, en la conducta de la mujer, especie de depositaria de la honra familiar. Moreto, el dramaturgo toledano de mediados del siglo XVII, tacha a alguien de hijo de puta mediante metáforas en las que pescar = tener un hijo, y el anzuelo = pene con el que se engendra. El aludido se defiende devolviendo el insulto de manera directa; véase el pasaje:

-¿Hubo ruegos hacia el padre
que te pescó sin anzuelo?
-Hubo el ladrón de tu abuelo
y la puta de tu madre.

En el siglo XVIII se vió todo con mayor amplitud de miras. También el Refranero abordó el personaje de forma desenfadada, sin el hierro que la literatura moralista puso en el asunto. Así, son numerosos los refranes que comprenden o salvan a la puta, o ramera: “Veinte años puta, y uno santera: tan buena soy como cualquiera”; “Puta a la primería: beata a la derrería”; “Puta temprana: beata tardana”; “Veinte años de puta, y dos de beata: cátala santa”; “A la mocedad, ramera; a la vejez, candelera”…, y así ad infinitum. Pero no historiamos aquí el viejo arte de Afrodita, diosa que llevó a las putas al templo para que se prostituyeran en su divino beneficio; ni siquiera hacemos un recorrido por toda nuestra literatura. Sólo queremos dar una idea ligera de la carga peyorativa que el término llevaba consigo, y lo que de ofensivo, injurioso e insultante tenía el improperio en cuestión. De hecho, “puta” se encuentra entre las cinco palabras mayores, así llamadas antaño las más injuriosas, ofensivas e insultantes, siendo las otras: sodomita, renegado, ladrón y cornudo. Tres de ellas tienen que ver con el sexo, tabú con el que siempre anduvimos a vueltas.

Hijo(de)puta.

Hideputa, fijoputa. Es término con el que se afrenta a quien de hecho es hijo bastardo, ilegítimo o espurio, recordándosele sus orígenes. Fue insulto grave, y ofensa que requería satisfacción, y durante mucho tiempo el más violento y soez. En el fuero de Madrid, (1202) aparece la forma femenina “filia de puta” como insulto castigado severamente por las leyes. En diversos pasajes de la literatura áurea, como en el Quijote, el término “hideputa” ya había perdido virulencia para convertirse en exclamación ponderativa sin intención de injuria, en la misma línea en que hoy calificamos con familiaridad y ligereza de “cabrón” a un amigo, en frases exclamativas o de asombro fingido. En uso parecido utiliza el sintagma el autor de la Tragedia Policiana, (mediados del siglo XV), poniéndolo en boca de un personaje popular: “¡Oh hideputa neçio, qué hechizado está con aquella putilla de Philomena…! E juro a los Euangelios no ay mayor rabosa en el reyno…”.

A finales del mismo siglo, Juan del Encina, en su Cancionero, hace decir al pastor Bras, dirigiéndose a su colega Lloriente:

Hidesputas, mamillones,
no dexáys
cabra que no la mamáys.

Con valor semejante usa el término Lope de Rueda, en el paso de El ratón manso, donde Sulco, el amo de Leno, dice a éste:

¡Oh, hideputa, perro! ¡Qué diligente mozo! (…) ¿Parécete bien que a estar sin comer en casa, que estuviéramos frescos? ¡Habla! ¿De qué enmudeces? ¿Qué hacías escondido en la pajiza, do el asno…?

Coetáneamente, Sebastián de Horozco, en sus Representaciones, utiliza el término en tono familiar, sin ánimo de insulto, aunque entre gente baja y de ningún valer. A pesar de usos como éste, festivos, o en son de gracia y broma no quiere decir que hubiera dejado de ser insulto serio, incluso entre pícaros y pilluelos, sobre todo por las connotaciones sociales, y la humillación pública que suponía, más incluso que por el hecho en sí, cosa que al protagonista de la novela picaresca de Quevedo le tiene en su fuero interno sin cuidado, como se ve en el siguiente texto de la Vida del Buscón don Pablos:

Todo lo sufría, hasta que un día un muchacho se atrevió a decirme a voces hijo de una puta y hechicera; lo cual, como me lo dijo tan claro -que aún si lo dijera turbio no me pesara- agarré una piedra y descalabréle.

Agustín de Salazar y Tones, poeta del siglo XVII, en su Cítara de Apolo emplea de esta manera irreverente para con los dioses clásicos, el término:

Hijo de Venus y de sus maldades,
que la veleta fue de las deidades,
y, en fin…: hijo de puta.

Conoció formas abreviadas, para quitar hierro a lo grueso de la frase: “ahijuna” = hijo de una puta; o el “juepucha, hijueputa” argentinos. La propia violencia del insulto ha hecho necesaria la creación de paliativos eufemísticos que quitaran grosor a la injuria: bastardo, hijo adulterino, hijo natural, hijo sacrílego. En otros casos se ha preferido distensión y cierto tono festivo o jocoso, con el que se resta virulencia y veneno a la puta y se traslada al hijo, que es a quien de hecho se quiere ofender, y de quien se ríe el insultante, dejándolo en ridículo y expuesto a la broma: Hijo de condón pinchado, hijo de la Gran Bretaña, de la Grandísima Petra, hijo de la piedra, hijo de su madre, hijo de la chuta, del arpa o de la chingada, hijo de porra, de lapa, de mil leches…, y un larguísimo etc.

Cabrón.

Marido engañado, o que consiente en el adulterio de su mujer; llamamos también cabrón al rufián, individuo miserable y envilecido que vive de prostituir a las mujeres. En otro orden de cosas, se dice de quien por cobardía aguanta las faenas o malas pasadas de otro, sin rechistar; también de quien las hace. Es palabra tomada en sentido figurado, del aumentativo de cabra, cabrón, animal que siempre gozó de mala reputación por haber tomado su figura el diablo en los aquelarres, o prados del macho cabrío, para copular con las brujas en los ritos de estas reuniones nocturnas, teniendo acceso a las mujeres hermosas por delante, y a las feas por detrás. Es palabra de uso en castellano desde los orígenes del idioma, muy utilizada ya por Gonzalo de Berceo, en todas las acepciones que todavía le da el DRAE. En el Cancionero de obras de burlas provocantes a risa, el autor de un Aposento que se hizo en la Corte al papa Alixandre cuando vino legado en Castilla…, se utiliza así el término (s. XV):

Y el cabrón de miçer Prades,
descornado,cabiztuerto,
saco lleno de ruindades,
y otro tropel de abades,
en las cámaras del huerto.

Covarrubias, con la sencillez y claridad que caracteriza su entretenido Tesoro de la Lengua Castellana (1611), tiene esto que decir:

Llamar a uno cabrón, en todo tiempo y entre todas las naciones, es afrentarle. Vale lo mesmo que cornudo, a quien su muger no le guarda lealtad, como no la guarda la cabra, que de todos los cabrones se dexa tomar (…); y también porque el hombre se lo consiente, de donde se siguió llamarle cornudo, por serlo el cabrón según algunos…

Siempre hubo grados entre cabrones. No es lo mismo, como advierte Camilo José Cela en su delicioso Diccionario, un cabrón ignorante de su condición, que un cabrón con pintas, consentidor e incluso alcahuete de su mujer. Cela razona así:

Cabrón consentido: el que aguanta marea por la razón que fuere; es más triste que el cabrón con pintas, más pudoroso que el cabronazo, y su noción coincide con la de cabroncillo o cabronzuelo.

Diego de Torres Villarroel, a modo de advertencia misógina y pesimista, advierte a los candidatos a marido, en su Ultimo sacudimiento de botarates y tontos, del siglo XVIII: “…Cásese y profese en el cabronismo, y comerá a costa de otro, que no hay vida más acomodada en el mundo que la de cabrón…”.

FUENTE: Inner, El Pendejo.

APRENDIENDO VOCABULARIO. LA PALABRA DE HOY: «KORANIMALS»

 

KORANIMALS: zánganos que actuan en manada con el fin de proteger el honor de un guerrero muerto que fundó una destructiva ideología violenta llamada Islam, y cuyos seguidores tienen la desfachatez de llamar la religión de la paz. Al ser las criaturas de piel delgada que son, koranimals se sabe que son muy hipersensibles a cualquier tipo de crítica o delito creído, y se les llevará a disturbios, saqueos y el pillaje y otros actos sin sentido de caos que puede incluir palizas, violaciones y asesinatos, y todo por la caída de un corán.

PROGRES.

 

Echan pestes de las celebraciones locales, de allí donde residen, y de todo el santoral… Pero al mismo tiempo son acérrimos, obstinados seguidores (con una inmensa fe…) de los ídolos de su “religión laica”: el que más y el que menos, la que más y la que menos (y esta es la última concesión que hago en el presente texto, a aquello del lenguaje “no sexista”…) debe tener en un lugar destacado de su casa, o de su habitación, una copia del Guernica de Picasso, o del cartel anunciador de la película “Novecento”, o alguna reproducción del Che Guevara…

 

Todas las gentes progres parecen ser buenas personas, o como poco no son gente malvada… pero inmediatamente que alguien cuestiona los viejos dogmas de fe, los axiomas irrefutables que instalaron en sus cerebros hace treinta o cuarenta años, entonces la cosa cambia. Pues “el hábito hace al monje”, y algunos de ellos (quizá demasiados) ha llegado el momento en que tienden a confundir ética con estética; que, aunque suenen parecidos son vocablos muy diferentes…

 

El progre cumple con el precepto de leer el periódico del grupo Prisa (otros se conforman con el diario «Público») escucha también en exclusiva la cadena Ser, y se deleitaba hasta hace bien poco, viendo la televisión en la que actuaba el telepredicador Iñaqui Gabilondo… El feligrés progre tenía la obligación de no perderse ni uno de los sesudos análisis de la actualidad diaria, en los que pontificaba y hablaba ex cátedra el Sr. Iñaqui (Más de uno seguro que se ha quedado tan apenado desde que ya no sale en la tele, posiblemente más que si se hubiera quedado huérfano) Claro, que sí no todos, los progres en general tienden a orgasmear con la televisión zaparetista y sus zafiedades. Lo más sublime para un progre son los programas de la Sexta. Para un progre cualquier asunto que tenga que ver con la iglesia católica es un asunto casposo, anacrónico, despreciable. Y por el contrario, por aquello de las “alianza de civilizaciones zaparteril” todo lo que suene a musulmán, es digno del mayor de los “respetos” y aceptar todo lo que huela a Islam es una muestra de “tolerancia” (no se sabe bien, si detrás de esta pose de “talante” está aquello de “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, o se trata simple y llanamente de miedo) todo sea por el multiculturalismo y demás consignas progres.

 

Como indicaba al principio, aborrecen los ritos católicos, consideran cutre a quien haga ostentación de cualquier símbolo cristiano, pero en su ordenador, o en la pared (entre los progres abundan los funcionarios locales, autonómicos, o de la administración central, además de “liberados” de todo pelaje, y por cuestiones a cual más peregrina…) tienen adheridas pegatinas con la efigie del personaje argentino con boina (y no me refiero a Carlos Gardel), algún recuerdo de su reciente viaje a Cuba y una enorme cantidad de pegatinas con eslóganes como «no a la guerra», “esta guerra es ilegal”, u otros parecidos…

 

Entre los progres, cada vez son más frecuentes quienes acuden a cursos de “crecimiento personal”, practican yoga, se tratan con “terapias alternativas”, se creen a pies juntillas todo lo que suelta por su boca cualquier charlatán, o gurú, etc. y es casi obligado hacer una excursión al Himalaya. Bueno, algunos se conforman con hacer el Camino de Santiago… Después de viajes místicos diversos, vuelven con una pose de autosuficiencia, de autoestima, de prepotencia, de “madurez” y solidez increíbles… Acaban dándose “unos aires… que quien pasa a su lado corre el riesgo de resfriarse”.

 

Intentar conversar con un progre, sea cual sea el asunto que se aborde, es harto problemático; si uno es tan incauto de sacar a colación que en el norte de África, los únicos que pueden pasear por la playa con el torso desnudo sin ser apedreados, son los varones, y que las mujeres por el contrario se bañan vestidas en el mar y hasta en piscinas públicas, la contestación, será que así se bañaban nuestras bisabuelas (suelen tener un lapsus de memoria, y olvidan que de ello hace más de un siglo); si se comentan las bombas de Atocha, Nueva York o Londres, ya sabemos lo que nos espera: bombas tiran todos; de mencionar el millón de tutsis escabechados por los hutus en Ruanda, nos arrojarán encima las dos bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre el Japón; si se habla de los crímenes del marxismo (de los millones de muertos por la noble causa de la emancipación del proletariado, Estalin, Mao, etc.) responderán que peor lo hicieron los nazis; si hablamos de la piratería inglesa padecida por los barcos procedentes de América en otros tiempos, saldrá a relucir que el Imperio Español lo tenía bien merecido por haberle quitado el oro a los indios…

 

No hay forma de lograr que sus argumentos sigan un mínimo orden lógico, o que nuestro interlocutor progre se centre en el tema de conversación que le propongamos, siempre acabará escabulléndose, yéndose por los cerros de Úbeda; si le proponemos hablar de Badajoz, acabará hablando de Ayamonte, ya que el Guadiana también pasa por allí… Da igual lo que uno desee, aunque sólo sea cambiar impresiones, conversar un rato, el progre siempre tenderá a intentar “jugar un partido de tenis” y de paso adoctrinar, hacer propaganda, vendernos algo. También, da igual que le digamos que no pretendíamos convencerlo de nada, que sólo teníamos intención de tener una conversación informal, él sí intentará convencernos de que está en posesión de la verdad absoluta y de que nosotros estamos equivocados… Si nota que no nos rendimos, acabará colgándonos alguna “fobia”… ¡¡Cosas del talante!!!

 

Pero lo más increíble es acabar comprobando lo enormemente reacios que son los progres a aceptar que la realidad puede tener varias caras; resulta chocante hasta que punto llegan a ignorar las desgracias, las injusticias, los abusos que no estén en su repertorio absolutamente maniqueo, no se olvide que para ellos sólo existe lo blanco y lo negro, o se está con ellos –se es de “los nuestros”- o se está contra ellos, para el progre no existen tonos grises… Quienes no compartan sus ideas son seres perversos, egoístas, profundamente inmorales, o poseen algún tipo de fobia…; les hablo, por supuesto de quienes proclaman la necesidad de potenciar, dar prioridad a “lo público”, la escuela pública, la sanidad pública, … y llevan a sus hijos a colegios privados, y acuden a la sanidad privada… Son aquellos que ponen por locos a quienes se atreven a cuestionar el dogma de la izquierda oficial, acerca del “calentamiento global”, o la versión progre de la historia reciente de España <el progre nunca dirá España, dirá “estepaís”>, o la llamada “perspectiva de género”… Curiosa panda la de los progres.

 

Claro, que en el fondo, hay otros que me caen peor, es más, algunos hasta me caen bien… si uno hurga un poquito acaba comprobando que todavía les queda un poquito de humanidad.

 

¿Quién no tiene un cuñado progre?

AUTOR: CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.

SOCIALISTAS