Debe preocupar, en todo momento, cuando el socialismo sube el volumen a los de nuestos contra las expresiones críticas de la ciudadanía.
La izquierda asume la agitación de calle como el camino para la toma del poder. No son las elecciones la vía. La revuelta siempre es lo primero. Solo basta revisar los fenómenos de las protestas infames del 11-M frente a la sede del partido de gobierno o las acampadas y “marchas de la dignidad” del 15-M, para darse cuenta de que en ambos momentos se promovió una revuelta de calle con un objetivo político y partidista de corte electoral. En el caso de marzo de 2004, se organizó una agitación de calle que se aprovechara de la conmoción por los atentados terroristas y movilizar un voto manipulado que los llevara al poder.
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