Hasta luego, Lucas.

El destrío

La vida pierde cuando un humorista se va. El mundo es el mismo pero parece otro. El tiempo pasa pero no corre, ni da saltitos, ni gira sobre un eje imposible, ni se adorna con aspavientos. Las palabras se ciñen otra vez el corsé de lo correcto, y ya echan de menos tus significados absurdos y tus letras sobrantes añadidas con tanta gracia.

Hoy la bolsa sube o baja, el tráfico es lento o ágil, los gobiernos se hablan o se pelean, hoy todo sigue igual y, sin embargo, aquí falta algo. Falta una voz, un eco de risas espontáneas, un rastro de lágrimas desbordadas de tanta agudeza, de tanta historia inverosímil, o simplemente de pura y sana alegría.

Hasta luego, Gregorio, pecador de mil praderas, honoris causa por la universidad del Anís del Mono, proctólogo indocumentado de fistros y diodenos, amigo, quisiera saber despedirme de ti pero no puedo…

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