Etiqueta: TÉTRICOS

OCHO PATAS.

 

Descripción: relatos de terror de teo rodriguez del programa de milenio 3.

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MICRO RELATOS DE TERROR: » LA BRUJA «

 

Descripción: Relatos donde las abracadabrantes experiencias de los protagonistas podrían ser las tuyas propias. Para escuchar en soledad y si es posible durante la noche. AUDIO. PINCHAR EN LA IMAGEN:

¿ALGO POSITIVO?.

 

Un tipo, se encuentra con un amigo, al que hace mucho tiempo que no veía

y queriendo ser simpático, comienza una conversación:

– Y, José, ¿Cómo van las cosas? ¿Todo bien?

– Para el culo…. responde el otro

– ¿Cómo para el culo? ¿Y la Ferrari que tenés?

– Se destruyó totalmente en un accidente… Y lo peor es que el seguro estaba

recién vencido!

– Bueno, algunas cosas se van, pero queda el resto. ¿Y aquél hijo tuyo, tan inteligente?

– Manejaba la Ferrari. Murió.. .

El tipo intenta huir de esa conversación tan trágica:

– ¿Y aquella hija tuya, tan linda que parecía una modelo?

– Qué!… Estaba con su hermano. Sólo mi mujer no estaba en el auto.

– ¡Gracias a Dios! ¿Y cómo está ella?

– Huyó con mi socio.

– Bueno, por lo menos te quedó la empresa para vos.

– La hija de puta de mi mujer huyó con mi socio porque me robaron todo.

Dejaron la empresa quebrada. ¡Estoy debiendo millones!

– ¡La puta madre, vida jodida! Cambiemos de tema, ¿y cómo anda tu equipo de fútbol?

– Soy de River ……………

– ¡La concha de tu hermana , José! ¿No tenés nada positivo????

– Sí….HIV

ESA MUJER.

Hace calor de día, sin embargo de noche refresca bastante, ya que estamos cerca de la primavera.

 

Un día como cualquier otro, levantarme al amanecer, ir al colegio, traer buenas notas a casa, hacer tarea, ver a «amigas», sin ninguna emoción… Mi vida es totalmente aburrida y sin pasión, ¿qué más puede hacer una chica como yo? Con mis 15 años recién cumplidos y ya la sexualidad dejo de atraerme. Suplemento mi falta de motivación leyendo novelas de terror e investigando todo lo que tenga que ver con lo paranormal.

 

Y eso es lo que estaba haciendo, buscando cosas paranormales que jamás me pasarán… O eso es lo que en ese momento uno se imagina, pero… El que busca encuentra, ¿no es así?…

Estaba sumergida de en mis pensamientos , mis deseos, hasta que sentí la llamada de mi hermano mayor, no me quedo otra opción, tenía que ir a ver lo que quería.
Y allí estaba él, parado junto a su novia, mi cuñada, esa chica que yo casi ni soporto… Y no dudo en demostrarlo.
Cuando decidí dejar de mirarla amenazadoramente, pude observar que mi hermano, en su brazo, sostenía mi abrigo.
-¿Qué necesitas?- dije, intentando de alargar lo inevitable, tendría que acompañarlo, quién sabe a donde, solo tengo que obedecer, ese es mi deber.
-Ten. Abrígate, hace frío afuera. Vamos a la casa de la abuela Inés. Vino el tío Fernando de visita y es mejor que lo visitemos.- lo que dijo tan fríamente que necesite ese abrigo mientras el hablaba. No entendía porque quería ir, a mi hermano no le agrada mi tío, por el simple hecho de que él es homosexual, y mi hermano un homofóbico. A mi me agrada, pero no me animaba pedir permiso para ir a visitarlo, simplemente me alegre del hecho de ir a saludar a mi querido tío. Lo único que no me agradaba es que tenía que ir con mi cuñada, por suerte, esto ayudo a que lograra ocultar mi felicidad bajo una capa de desprecio.

Me puse mi chaqueta y salimos. Caminamos hacia su casa, quedaba cerca. Su casa es bastante bonita para creer que solo viven dos ancianas allí, mi abuela Inés y mi tía Estela. La última había sufrido esquizofrenia desde siempre, algo leve que solo la familia sabía. Casi ni se notaba, bueno, yo nunca lo note.

 

Entramos, con la mayor confianza, y pasamos hacia el interior sin siquiera golpear las manos, y los encontramos en la sala de recepción, como si nos hubieran estado esperando, me produjo un escalofrió que subió por mi espalda, aunque el ambiente debió estar a unos confortables 20º C.

 

Saludamos y luego nos sentamos en los sillones a conversar, era una charla muy animada.

Se estaba haciendo tarde. Eran las 22:00 hs exactamente, cuando golpearon la puerta. A nadie pareció alarmarle, solamente a mi tía que sonrió de una manera un tanto extraña, esa sonrisa se gano otro escalofríos por mi espalda. Sentí frío y era bastante, me puse el abrigo y todos me quedaron viendo pero pronto le borraron importancia.
 

Golpearon la puerta otra vez. Yo estaba realmente intrigada, me preguntaba porque nadie iba a abrir la puerta. Al tercer golpe, mi tía se paro y se dirigió hacia el centro de mi intriga. En ese momento todos suspiraron y susurraron algo que, sorda por saber quien era, no logre escuchar. Y en eso paso una mujer, parecía ser de unos 35 o 36 años, era esbelta y buen moza, su cabello era largo y negro, sus ojos muy profundos y celestes demasiado claro, tan claro que dañaba la vista de los demás, su boca rosada era bastante gruesa, y su nariz era lo que yo denominaba «la nariz perfecta», se saludaron amistosamente, nada me sorprendió de ella hasta que se paro junto a mi y observe como su pelo estaba húmedo en linea recta a un costado, como si se hubiera mojado en un punto con una pistola de agua, era lo único que me llamaba la atención. En cuanto me miro, volví a sentir frío, y el silencio de los demás no ayudaba. Mi labios apenas pudieron pronunciar un tímido saludo… Solamente un «Hola…». Mi saludo produjo otro suspiro… Y luego miraron el piso, excepto mi tía quien se levanto para ofrecerle un vaso de agua a la mujer, a la cual yo quede mirando, petrificada, sin nada más que decir.

 

Ella para calmar la situación simplemente me miro y sonrió, acaricio mi ondulada cabellera y me devolvió el saludo, simplemente atine a sonreír.

Mi hermano murmuro algo, y se levanto diciendo que teníamos que irnos, saludamos de nuevo a todos y salimos, ya afuera y con un silencio más insoportable que la oscuridad y el frío de esa noche de primavera. Él tenía una expresión pensativa en su rostro, no dejo que ninguna de las dos lo tocásemos ni nos arrimáramos. Hasta que en una esquina se detuvo y me miro, con ojos compasivos como doliéndose, al borde de las lágrimas. Y con mucho esfuerzo pronuncio una sola frase, pocas palabras que a mi me llenaron de miedo…
«Tenemos que hablar con el papá sobre lo que paso hoy.»- Y calló… El resto del camino se hizo en silencio.
 

La llegada a casa me fue eterna. No entendía nada, y preguntarle a mi hermano era en vano. Cuando llegué, él entro después. Pero no dejó entrar a su novia, mi padre llegaría en dos horas y yo tenía que hacer algo…
Realmente no sabía a que se había referido mi hermano sobre «lo que paso hoy». Esas palabras no tenían ningún fundamento sólido. ¡Nada en que basarse!. ¡NADA!.
 

Esas horas no hice más que escuchar música sobre mi cama, era viernes. Podía quedarme hasta tarde esperando a papá.
 

La espera se me hizo eterna y dolorosa, más que nada porque pude sentir como mi hermano lloraba en su habitación. Él era todo, solo lo tenía a él y a mi papá. Mi familia, mi todo. Y él lloraba, pero… ¡¿POR QUÉ?!…

 

Al final, senti ese sonido de llaves, me parecio oír el canto de los ángeles. Y se abrió la puerta. Corrí a su encuentro, mi padre no entendía nada. Estaba igual que yo. Luego, con paso lento, sufrido y deprimente, apareció mi hermano, con lágrimas en sus ojos, y solo pronuncio una frase, dos palabras, simplemente eso fue suficiente para que mi papá se desplomara también… Sus palabras fueron «Ella también»…
 

Se fueron a hablar solos, yo no escuche nada. No quería entender nada. A las 2:00 de la mañana sonó el teléfono, generalmente no lo atiendo, pero yo estaba cerca. Era mi tía Estela, quería que fuera a su casa, urgente.

No dude, solo tomé mi abrigo y me fui. Me sorprendió ver las calles tan llenas, era tarde y era viernes, pero no estaba llena de adolecentes lujuriosos y viciosos, sino de toda clase de gente, ancianos, mujeres, prostitutas. Algunos realmente tenía un aspecto horrible, parecían muertos.

 
Se veía una madre con su hijo recien nacido, eso me alegro un poco. Cuando me acerqué, noté al niño todo ensangrentado, como recién sacado del vientre, pequeño y poco formado… Me dio nauseas. Pero, lo que vi después fue peor, iba pasando en medio de toda esa gente y delante mio venia un chico, bastante lindo, cuando pase a su lado note como tenía la cabeza destruida, parecia esos animales que están al lado de la ruta atropellados.

Me horroricé, no aguantaba más, corrí entre la multitud hasta llegar a casa de mi tía. Entré con la misma confianza de antes, y allí estaba ella, sentada en el sillón, tomando un té junto a la señora que ví horas antes. Ni siquiera salude, sólo me descargué en sus brazos y lloré.

Al calmarme le pedí explicaciones, ella me dijo solamente dos cosas… Una pregunta, y luego una respuesta que no estoy segura de que si en ese momento me serviría…
-¿Ves a esa señora? – dijo ella con toda la seriedad. Yo no entendía su pregunta, pero respodí lo mejor que pude.
-Si tía, esta sentada allí tomando el te, con abrigo y bien vestida.- Dije ansiosa por una respuesta que saciara mi falta de información. Pero solo obtuve un… «Entonces eres como yo».

Me hundí en un vacio, un pozo sin fin… No oí nada más, no comprendía, y tampoco quize hacerlo.

Luego una idea se cruzo fugaz por mi mente, un poco descabellada… ¡¿Solo un poco?!. ¡TOTALMENTE DESCABELLADA!

La llegada de mi papá me saco de mis pensamientos, y empeze a gritar como loca.
-¡VEO GENTE MUERTA, PAPÁ!. ¿Lo entiendes?. ¡Soy especial!. Veo espiritus como si todavía estuvieran vivos, caminando con nosotros, pero iguales al momento de morir, ¡¿No es grandioso?!.- Pero, mi papá no compartío mi alegría conmigo. En cambio me subió al auto mientras yo gritaba «¡MIRA ESE DE AHÍ!», «¡PARÁ, PARÁ!» y otras cosas que ponían nervioso a papá, pero en ese momento estaba totalmente excitada con todo lo que pasaba como para percatarme de ello.

Llegó el momento de bajar del auto y que personas vestidas de blanco me conducían por un pasillo lleno de estas personas (o… ¿espíritus?), que me miraban. Luego, todo fue negro…

Al despertar me encontre rodeada de personas, realmente desagradable, no estaba segura de cual existía y cual no… Entendí que nunca más saldría de allí.

Fue en ese momento… En ese preciso instante… En el que me dí cuenta que huebiera preferido no ver nunca a aquella extraña mujer que un día entro por la puerta de mi tía…

AUTORA: Abby ! ♥


LA ÚLTIMA COMUNIÓN.

 

Tenía 8 años, un niño de lo más normal, en el mas llano sentido de esa palabra.

 

El día de mi Primera Comunión estaba rebosante de alegría y tremendamente inquieto, la idea de recibir el cuerpo de Jesucristo en mi interior me llenaba de gozo. También estaba ansioso por probarme ese traje tan bonito, de marinero, blanco con un lazo azul marino que me hacia sentir un ser superior.

 

La ceremonia alcanzó cotas de emoción difícilmente superables; la liturgia, la devoción general, ese ambiente de fiesta con Jesús y los cánticos arrancó mas de una lágrima, a parte de las mías. Recibí la Eucaristía con recogimiento e hice partícipe a Nuestro Señor de mis mejores intenciones.
Tras el ágape los niños jugamos en un patio trasero con jolgorio. Allí estaba Lazarito, mi mejor amigo, solitario en en un rincón. Con su camiseta amarilla con rayas verdes, callado y tímido como ha sido su carácter y forma de ser desde siempre.

Mi madre vino hacia mi y llevándome de la mano hasta mi amigo me preguntó.
-¿Porqué no os vais hasta el parque los dos a dar un paseo, para que te vea todo el mundo lo guapo que estas con ese traje tan bonito?
La idea me hizo saltar chispas de los ojos. Fuimos hasta el parque riendo y a ratos corriendo para ver quien era mas veloz, me sentía un ser divino y elevado, un héroe poderoso y bendecido. Antes de llegar al parque, había que atravesar un paso a nivel de ferrocarril, no señalizado y con la casualidad de que se acercaba un mercancías hacia nosotros. Paramos al lado de la vía para verlo pasar de cerca. Tenía a mi amigo a mi derecha muy pegado a mi, palpitando de emoción y creo que con un poco de miedo. Momentos antes de traspasarnos la locomotora donde estábamos, sin pensarlo ni saber porque, lo empujé a las vías. Vi su cuerpo desaparecer delante de la máquina pasando a toda velocidad. Cuando se alejó el tren miré desde mi posición sin moverme y no lo pude ver. Corrí hasta mi casa llorando preso del pánico y del arrepentimiento. Cuando llegué allí estaba él, en el sitio que había ocupado antes como si nada hubiera pasado, sin un rasguño, con su semblante habitual. Se que me quedé bloqueado y que me hubo mucha agitación, también que me cayó una reprimenda tremenda de mis padres, y automáticamente el fin de la fiesta. Solo recuerdo de ese momento a Lazarito, marchándose de la fiesta cabizbajo, triste y sin mirarme ni hablarme. Tampoco me hablaría mas el resto de su vida.

Han pasado 35 años de esto y algunas veces lo he visto de vez en cuando. Me he cruzado con él algunas veces y jamás me mira ni me habla, camina solo o esta sentado en algún banco con aire deprimido. También veo como va envejeciendo con el paso del tiempo. Un día sin saber porque o quizás ya demasiado atormentado por peso de tantos años decidí ir a visitarlo y hablar con él. Resultó muy difícil localizarlo, no tenia su dirección, ni sabía donde trabajaba, ni tampoco conservaba contactos comunes que me pudieran informar. Solo recordaba la casa donde vivía y hasta allí me dirigí sin saber como afrontar la situación.


Me abrió la puerta una señora de mediana edad que en seguida supuse que no era su madre, le expliqué que buscaba una familia que había vivido en esa casa hacia 35 años.
-Perdone señor , no le puedo decir, vivo en esta casa desde hace 30 años, mi marido murió hace 6 meses y dentro de poco me mudare a casa de mi hija- Me respondió con extrema amabilidad y un deje de pena.
-Ni tampoco tengo la dirección de los anteriores propietarios. Lo siento señor- su voz se hizo aun mas triste- Solo se que cayó la desgracia cayó sobre ellos cuando su único hijo murió un día atropellado por un tren. La madre murió al poco tiempo y el padre se suicidó
Me quede callado sin comprender ni reaccionar.
-Hay una caja en el sótano que era de ellos, la iba a tirar, quizá usted la quiera si tenía amistad con esa familia.- la acepté en seguida y me ofrecí a buscarla yo mismo.
La incertidumbre me llevó a abrir la vieja caja allí mismo a la luz del sótano- si no le interesa nada no se preocupe, yo mismo la tirar, le dejo solo no tenga prisa- oí la voz de la señora subiendo las escaleras.
Dentro de la caja había muchos libros, papeles sueltos, juguetes, fotos y un bolsa llena de ropa. Vi los juguetes, un recorte de su esquela de defunción.. No entendía nada, me sentía muy nervioso y con miedo. Abrí la bolsa de ropa febrilmente y saque un montón de trapos, entre ellos estaba lo que había sido un traje de Primera Comunión destrozado, sucio y con manchas oscuras de sangre seca.
Miré las fotos y en algunas salía Lazarito con su carita de niño. Vi también una foto del día de su Primera Comunión y rodeado de sus amigos. Busqué con ansiedad entre los las caras de los niños y entre ellos me reconocí, yo estaba un rincón con mi camiseta amarilla con rayas verdes. Algo de mi interior se derrumbó y lloré sin consuelo totalmente roto.
Por fin he recordado lo que hice, ahora se quien soy y lo que pasó. Es hora de empezar a aceptarlo. Descansa en paz amigo mío y te pido perdón con toda mi alma por lo que te hice, no supe impedir que la envidia me envenenara el corazón.
A partir de este día jamás lo volví a ver.

AUTOR: Jul-Rauz