Etiqueta: TALANTE

SOBRE LA CAPACIDAD ANESTÉSICA HIPNÓPTICA DEL REGIMEN CACIQUIL IBARRISTA-VARISTA.

 

¿De veras los socialistas son “amigos” de los pobres,…? Sí, cada vez que llegan al poder consiguen que aumente el número de pobres.

Que se sepa, nunca ha habido ningún régimen populista que haya conseguido, o que de veras lo pretendiera, poner remedio a la injusticia, mejorar la vida de los más favorecidos, acabar con la pobreza (miseria tanto económica como cultural) Ningún sistema político “populista-progresista” como el de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, o el de su heredero, Guillermo Fernández Vara, ha promovido una verdadera educación, orientada a fomentar el pensamiento crítico, a erradicar las formas de pensar acientíficas, supersticiosas, las diversas formas de fanatismo. Los programas políticos de gobiernos como los que hemos tenido en Extremadura en el último cuarto de siglo, mejor dicho: los últimos treinta años, nunca han tenido como objetivo lograr un desarrollo sólido y perdurable (sostenible lo llaman ahora).

 
Realmente lo que menos les interesa son los derechos de las personas, les despreocupan los intereses de la gente corriente, y por supuesto les importa un bledo la salud de las instituciones “democráticas”, la participación ciudadana, y toda la retahíla con la que adornan sus discursos vacíos… Muy al contrario, procuran crear más y más situaciones de dependencia asistencial, fomentando el clientelismo-servilismo, “estómagos agradecidos”, servidumbres más o menos voluntarias, todas las formas posibles de subsidios, y adoctrinan a la población inculcándoles “valores” cargados de resentimiento, de revanchismo, o como poco de perplejidad y confusión… Se trata de conseguir lealtades a ultranza, la adhesión inquebrantable de la mayoría, eso sí, mayorías “secularmente oprimidas, maltratadas y con enormes carencias”. Las diversas formas de socialismo autoritario (aunque posiblemente todos los socialismos son autoritarios) así como los diversos fascismos, recurren a estrategias semejantes: se inventan un enemigo exterior, se inventan un enemigo interno y un enemigo en el pasado reciente. Por supuesto, para “echar balones fuera” la responsabilidad siempre es de otros, de la etapa política anterior, la “deuda histórica” también lo llaman. De ese modo podrán seguir medrando y malversando por mucho tiempo y con total impunidad…

En Extremadura contamos con referencias para dar y tomar: La causa principal de todos los males es “la derecha egoísta y reaccionaria, contraria a cualquier forma de progreso”, también el franquismo, y otro recurso muy eficaz es el “caciquismo secular”. Por descontado las etapas en las que gobernó el PSOE en España, con Felipe González, nunca existieron. De la actual situación de Extremadura el partido gobernante no tiene ninguna culpa, y a Juan Carlos Rodríguez Ibarra (y su sucesor, Guillermo Fernández Vara) y sus diversos gobiernos, ni nombrarlos. La versión del régimen es tan chocante, tan zafia, tan esperpéntica que ni a Valle Inclán se le hubiera ocurrido. Es un guión perfecto para una película de Pedro Almodóvar… Los actuales gobernantes formaban parte del mismo partido político, aplaudían a rabiar todas las ocurrencias del “jefe”, todas sus decisiones, participaron en todas sus campañas en las que fue elegido y reelegido, le rindieron pleitesía,… y por increíble que parezca, nos hablan con total descaro, sin ruborizarse, de que estamos inmersos en una nueva etapa, en la “segunda transformación de Extremadura” (Willy dixit).

Los sistemas demagógicos-populistas no se basan en ideas definidas, en programas de gobierno concretos, ese es el motivo de que proclamen de si mismos que son pragmáticos, realistas, y que cambien periódicamente según sopla el viento. En sus comités, consejos, “ejecutivas” cabe de todo; como en cualquier gazpacho que se precie el truco está en saber mezclar bien los ingredientes (aunque cada vez resultan más indigestos) Todo ello y tal vez algunos nuevos ingredientes de los llamados “independientes”, “progresistas”, “feministas” o provenientes de eso que llaman la “izquierda alternativa» seguirán manteniendo a nuestra región en una situación de profunda mediocridad…

 
¡Ojalá los extremeños no lo permitan el próximo día 22 de mayo!.

 
En los regímenes demagógico-populistas nunca falta el caudillismo, el culto al jefe; el partido se construye con base en una figura providencial, una figura carismática, al que la nación, la región, la comunidad autónoma “le debe todo”… En la historia hay una larguísima lista de ellos. El líder (aparte de ser muy ocurrente, besucón y dicharachero) suele ser un demagogo, que miente, halaga, caricaturiza, criminaliza, “moraliza”, o desacredita según le convenga.

Un demagogo es «alguien que le dice cosas falsas a gente que considera idiotas”. Engatusa al personal con actitudes cautivadoras como besar a niños, darse “baños de multitudes”, visitar hasta el último lugar del mapa, abrazar a indigentes y desconocidos, y sobre todo prometer maravillas. Por otro lado, es obligado que sea agresivo, hiriente, sarcástico, sin contemplaciones ni concesiones con aquellos a quienes sus seguidores consideran que hay que aborrecer, por ser considerados “el enemigo”, “los otros”… llegando incluso al extremo de encender el fuego del odio, y a continuación acusar a los otros de ser los causantes de la “crispación”…

 
No hay régimen populista que tolere la libertad de prensa o la libre expresión. Los medios de comunicación solo son consentidos, tolerados (pese a que hayan puesto de moda la palabra tolerancia, no es sinónima de respeto) cuando son aduladores, trovadores del partido del régimen, del jefe…. Los progres censuran cuantas ocasiones lo creen necesario y de múltiples maneras a periodistas y medios, o boicotean o asfixian económicamente a los medios que no son afines…

 

Los presupuestos siempre son manipulados con arbitrariedad. Los controles son silenciados o ninguneados. El modelo populista identifica fondos del Estado con fondos del gobierno o -peor aún- fondos de quien tiene la vara de mando. Los usa a discreción para someter a opositores, comprar voluntades y hacerse auto bombo. No escatiman en gastos a la hora de transitar por el camino del narcisismo-absolutista. Para los regímenes populistas no hay limitaciones ni medidas fiscalizadoras o que fomenten la mínima transparencia en la gestión de la cosa pública, solo se admiten “observatorios inoperantes y laudatorios”, nada de instituciones independientes, llámense tribunales de cuentas, defensores del pueblo, o cuestiones semejantes.

 

En un régimen populista-progresista, como el que lidera en la actualidad Guillermo Fernández Vara, no pueden faltar las alianzas con la «burguesía amiga» o los «empresarios patrióticos», es decir, aquellos que prefieren sobornar a funcionarios, pagar “el impuesto revolucionario” para obtener privilegios que producir en forma realmente competitiva.

 
El régimen populista no se priva de echar leña al fuego, como antes he indicado. Se trata de provocar constantemente la confrontación con empresarios, militares, sacerdotes, periodistas y opositores de hoy, ayer, de antes de ayer y de pasado mañana; y a continuación añadir que son los únicos enemigos del progreso, de la felicidad, el igualitarismo y el crecimiento sin fin que disfrutamos gracias a ellos… Y por supuesto, los únicos culpables de lo que aún está por mejorar.

También es característico de este tipo de régimen político su absoluto desprecio hacia el orden legal. Igual que en las monarquías absolutistas y a la manera de los caudillos «dueños de vidas y haciendas de sus súbditos”, la ley es apenas un traje que se ajusta a gusto y medida.

 
Ni qué decir tiene que el régimen populista-progresista no acepta la alternancia, procura por todos los medios a su alcance perpetuarse en el poder, su ideal es la reelección ilimitada, e incluso la presidencia vitalicia, quizás incluso hereditaria.

 
Todo lo anterior está aderezado con una buena dosis de buenismo, de pensamiento Alicia. La constante propaganda de que se está avanzando hacia un futuro maravilloso, de dicha, de felicidad, de equidad nunca vistos. Lo mismo que un ilusionista, que crea un escenario impresionante, que sólo es perceptible desde un determinado ángulo, y siempre y cuando todos los intentos de un estudio crítico sean abortados. Es un espejismo que se publicita de manera machacona, hasta la saciedad (con mucha eficacia, todo hay que decirlo) lo mismo se divulga el echarles la culpa a los otros y a la herencia del régimen anterior y a sus cachorros, para tapar y camuflar la ineficacia de su gestión, sus fracasos, su actuar chapucero, y ocultar los síntomas de deterioro.

 
Repetir que se han logrado resultados notables desde que ellos gobiernan, y que nos espera un futuro aún mejor, no deja de confundir, “convencer” y tener realmente un efecto anestésico en los ciudadanos; o como poco siembra la resignación, la aceptación de mediocridad imperante como algo soportable.

 
El caudillismo, el culto a la personalidad en torno a lo cual gira casi todo, la carencia de controles institucionales de cualquier clase, la inseguridad jurídica, la ausencia de visión de futuro, de previsión, de planificación, la cada vez mayor crispación y el objetivo de mantenerse en el poder a toda costa impiden cualquier posibilidad de progreso real. Con semejante clima no se pueden esperar inversiones propiamente dichas, ni ningún tipo de acción emprendedora, ni nada que se le parezca.

 
Los regímenes democráticos (no populistas) propiamente dichos no participan de la ristra de corrupciones mencionadas a lo largo de este escrito. No practican el personalismo narcotizante, anestésico, no manipulan los medios de comunicación, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian la legalidad vigente, no boicotean la seguridad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican a la oposición, no espantan las inversiones sino que las reciben con los brazos abiertos, se abren al comercio exterior y no distorsionan las estadísticas para engañar a la ciudadanía y hasta cuidan las formas (pero no con el “talante” cargado de un profundo cinismo).

 
Los regímenes democráticos –no populistas-poseen un mayor nivel de bienestar y de crecimiento, son previsibles e infunden más confianza. Por eso nos vamos quedando en el vagón de cola, en el “trasero del mundo”, pese a las enormes potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por responsabilidad del modelo populista pseudoprogresista que hipnotiza, esclaviza y embrutece.

 
La persona más peligrosa para determinados gobiernos es aquella capaz de pensar cosas por si misma, sin importarle supersticiones ni tabúes. El mayor de los temores de ciertos gobernantes es que este tipo de persona llegue a la conclusión de que el gobierno bajo el que vive es deshonesto, demente e intolerable…

Carlos Aurelio Caldito Aunión.

Badajoz

EL TALENTO INCÓMODO.

 

«El mago hizo un gesto y despareció el hambre, hizo otro gesto y desapareció la injusticia, hizo otro gesto y despareció la guerra. El político hizo un gesto y desapareció el mago». Woody Allen.

Una de las maravillas culturales que produce fascinación en estos tiempos farragosos que atravesamos en España, es la reinvención del talante, parecerá una tontería, pero no lo es. El talante forma parte de una estrategia urdida con insidia desde la propaganda más infame, con la única finalidad de desplazar al talento de la realidad pública. El talento debe ser invisible para no ofender a los que carecen de él. Reflexionar correctamente sobre los problemas y encontrar soluciones es digno de condena eterna. Para ser representante público hay que tener talante, y carecer de talento, a imagen y semejanza del gran líder mesiánico de La Moncloa, solo así se puede obtener un provechoso futuro.

La ausencia de talento de los gobernantes, explica mejor que la usura de los bancos o la mala leche de las compañías de evaluación de riesgos la crisis económica que vivimos en España. Gracias al talante tenemos cerca de 5 millones de parados, un país al borde de la quiebra, con un déficit galopante, una inflación no dinamizadora y una precariedad que asusta hasta a los niños. No se dice nada de la ímproba labor silenciosa y callada de los sindicatos mientras reciben cientos de millones de euros desde el Gobierno, bien de forma directa o por medio de los cursos subvencionados para parados, ERES, y otras tonterías sin importancia. Tampoco de todos los subvencionados pesebres que se han organizado para parásitos y advenedizos, en forma de colectivos para la defensa de las más estrambóticas singularidades culturales.

La clave es simple, por talante no se puede denominar a un estúpido, como estúpido, eso está mal visto, es políticamente incorrecto, pero tampoco a un genio, se le puede denominar genio, eso ofendería a la inmensa mayoría que no es estúpida ni genial, así que nos hemos quedado sin estúpidos ni genios gracias a un decreto cultural del Gobierno. Todo se debe entender desde el talante. Si Zapatero ha sido el presidente que ha creado más paro en España habiendo prometido alcanzar el pleno empleo para triunfar en unas elecciones, no ha mentido, se ha equivocado. Si Rubalcaba no sabe que ha pasado con el faisán, es que tiene mala memoria, tampoco se puede acordar de todo. Si a Rajoy ni está ni se le espera, hasta que lleguen las elecciones, es que no es la hora de ejercer oposición, porque eso estaría mal visto por los electores que ante todo, según el socialismo, valoran el talante como la cualidad humana más sublime, mientras estoicamente sufren y soportan la ausencia de talento en la gestión de las cosas públicas, y a veces esos pequeños deslices que, cualquier padre, haría por cualquier hijo, si tuviera ocasión.

Gracias al talante, los españoles hemos dejado de ser considerados como idiotas cuando soportamos los gobiernos más ineptos y mendaces de nuestra historia, simplemente somos estoicos, una población recia, que sabe encajar de forma magnífica las patadas al hígado de nuestro bienestar que nos conceden nuestros eximios representantes públicos. Ahora somos solidarios con el Gobierno, en vez de decir que estamos secuestrados en la decadencia más extenuante por los gobernantes. Aquí ni dios se equivoca, y como rectificar es de sabios, pero gracias al talante ya no hay sabios, si hay parados, debe ser una enfermedad periódica y natural del país; si hay déficit, posiblemente sea por culpa del cambio climático; si cada día nuestra deuda se incrementa, es porque el Gobierno vela por todos nosotros como si fuera la misma representación del Padre Estado, al tiempo que carga a las próximas generaciones con el pufo que va a dejar de legado. Un 45 % de paro juvenil es la desmotivación natural ante las numerosas oportunidades de ocio que tiene nuestra juventud adoctrinada, todos con dinero suficiente para divertirse, acceso a internet, móviles y mucho tiempo libre que pueden dedicar a contemplar los programas de televisión con más talante de nuestra historia. ¿Se puede ser más afortunado?

¿Pero qué es el talante?, pues un valor incrustado culturalmente por el socialismo en España con el único objetivo de desplazar al mérito y el talento de las oportunidades laborales, vamos, un auténtico robo, una apropiación indebida de los cargos públicos por reunir como méritos fundamentales el carnet del partido y la fortuna de la designación de los que mandan, porque gracias al talante, José Blanco puede ser ministro, aunque su talento para tal actividad esté aún por descubrir, al tiempo que Zapatero ha logrado llevar a este país a la ruina, aunque al final seguro que nos dirá en sus memorias que lo hizo por el bien de los ciudadanos y la búsqueda de las mayores cotas de bienestar. Con José Luis Rodríguez Zapatero, la realidad tiene la mala costumbre de equivocarse.

Pero lo del talante tiene su interpretación, el talante es un valor que se ocupa de las relaciones entre las personas, mientras desprecia la condición de las personas. Así un inepto y un genio que se relacionan de media dan un mediocre, gracias al talante, al inepto se le suple la ineptitud por compensación, y al genio se le retira la genialidad por lo mismo. Una sociedad mediocre, homogénea e igualitaria es lo que nos queda como resultado, porque en la mediocridad surgen las características determinantes para que alguien pueda votar por el talante y no por el talento a sus representantes públicos. El electorado para quien lo cultiva. Así tenemos políticos que son la leche del buen rollito, pero no tienen ni pajolera idea de lo que se traen entre manos cuando son nominados para gestinonar la cosa pública. La política del Gobierno es sencilla, destroza para construir y colocar a los tuyos desde el sectarismo más infame. El cristalero deshonesto que se pasa la noche rompiendo cristales a pedradas, para ser contratado por las mañanas para colocarlos de nuevo, tiene un floreciente negocio, como esa empresa estatal que es el PSOE.

El problema fundamental de la cultura del talante es que ha vaciado de talentos los lugares de decisión sobre asuntos públicos en las instituciones españolas, así nos va como nos va, con paz y amor, y cinco millones de parados con mucho talante. Hoy, en España, tener alguna cualidad especial es una condición peligrosa, porque a todo el que destaca en algo por si mismo, es sospechoso de haber traicionado a la mediocridad circundante, como en la época del jmer rojo en Camboya; en una sociedad mediocre y homogénea, no puede existir alguien con talento, y si se da esa extraña circunstancia, seguramente que no tiene talante, lo deseable por el poder socialista es talante y no talento. Así que lo que nos espera es contemplar como gracias al talante, España se hunde en la miseria, hemos perdido poder adquisitivo, nos han subido los impuestos, varios millones de ciudadanos se han quedado en el paro, la deuda que acumulamos la pagarán nuestros nietos y dentro de unos meses tendremos que ser rescatados por la Unión Europea antes de entrar en quiebra, con lo que nuestras circunstancias vitales aún empeorarán mucho más. Gracias al talante, solo pueden medrar los que establecen el criterio de excelencia social: reirse de los demás, mientras cobran lo que no se merecen.

Mientras tanto, en los demás países occidentales, que siguen funcionando como toda la vida, premiando el talento y el esfuerzo y no su ausencia con talante, siguen avanzando sin paro, sin crisis, y sin problemas. Nosotros, nos rezagamos, no sabemos cuando saldremos de la crisis y el paro se sigue incrementando, al mismo tiempo que la renta per capita de los españoles sigue decayendo, pero al menos tenemos talante y propaganda, ¿no es magnífico?. La envidia que nos tendrán en el resto de Europa al observar en paises más serios y rigurosos que el nuestro nuestro talante, los alemanes se morderán las uñas apesadumbrados mientras crecen al 3 % y nosotros decrecemos, los italianos abjurando de Berlusconi que no tiene talante ahí se sostienen y los franceses, con el xenófobo Sarkozy reducen desempleo cada mes, y los ingleses nos miran mal porque que más quisieran que tener nuestro talante. Somos la envidia de Occidente, a pesar de todo, que más da que tengamos crisis, paro, descrédito y desmesura, si tenemos talante, la cosa más importante de este mundo, según Zapatero (y los once millones de prosélitos de talante que nos lo trajeron).

Y lo mejor de todo, todavía no ha salido nadie del PSOE para pedirn disculpas a los españoles por lo que le ha hecho Zapatero a este país, amparado por sus siglas. Realmente debe ser innecesario, para que iban a hacerlo, si nos sobra talante. Cien años más tenía que gobernar el PSOE en España, se iban a enterar los demás europeos de lo que es hacer las cosas con talante, aquí no se necesitan talentos, estamos sobrados, los tenemos a casi todos en el paro, mientras en el Gobierno tenemos a la gente que tiene el mejor talante del mundo, así nos va. El día que el talante se exporte se van a enterar de lo que es invertir en futuro. Vaya empacho de talante que hemos pillado, no se nos va a quitar en décadas. A ver si por lo menos volvemos a ser idiotas, como toda la vida, cuando alguien nos tomaba el pelo, aunque nos quedemos sin talante.

Biante de Priena

FUENTE: CIUDADANOSENLARED.BLOGSPOT.COM

EL MUSEO DE LA CRISIS — Con talante —

 

EL ABUELO DE ZP, LA «DEMOCRÁTICA» VIDA DEL CAPITÁN LOZANO.

 

La verdad sobre el abuelo del peor Presidente de la democracia española 

«Procede de una familia comprometida políticamente. Su abuelo (el capitán Lozano), fue fusilado en Puente Castro (León) en 1936. En su testamento, escrito pocas horas antes de ser ejecutado dice “muero inocente y perdono», palabras que marcaron profundamente a José Luis Rodríguez Zapatero desde que su padre, Juan Rodríguez Lozano, le desveló el contenido del documento». 

Estas entrañables palabras figuran en la biografía que el PSOE hace en su página web del Secretario General del Partido y, gracias a una carnicería con 193 víctimas perpetrada por agentes marroquíes, Presidente del Gobierno de España. Resulta curiosa la mención al compromiso político de un militar en una web del PSOE. Un militar es un profesional al servicio del Estado, de la Patria si lo prefieren y no un conspirador político como el caso que nos ocupa. 

Las continuas invocaciones a la Guerra Civil, la obsesión por los símbolos y ese interés de hacer «Historia-ficción» y llevar a las izquierdas al triunfo de un conflicto que desgarró España durante tres años con una durísima postguerra, no son fruto de la demagogia ignorante de un gobierno formado por Ministras de cuota y borregos de tercera, sino por el odio escondido en el fondo del corazón del Presidente hacia aquellos a los que culpa de la muerte de su abuelo, el «demócrata» Capitán Lozano.

Es interesante recurrir al expediente que se guarda en el Archivo Militar de El Ferrol y poder comprobar in situ las profundas convicciones democráticas del abuelo del hoy Presidente del Gobierno (quiera Dios por el bien de todos que por poco tiempo). El «Capitán Lozano» no creía ni creyó en la Democracia nunca, pues era un revolucionario marxista. A los hechos me remito. En 1934 escribió una carta ofreciéndose al director del diario «El socialista», de reconocido prestigio «democrático»,  para escribir artículos de temática militar y hacer proselitismo en los cuarteles a través del susodicho panfleto revolucionario, con el objeto de ganar adeptos en los estamentos militares en favor de la Revolución. Curiosamente, en octubre del mismo año ocurrieron los sucesos de Asturias y Cataluña (abortados por el gobierno los conatos revolucionarios que se produjeron en otros puntos de España), que llevaron a una Guerra Civil apenas dos años después. 

Conforme al Código de Justicia Militar vigente en aquel momento, la pena establecida para aquellos militares que hubiesen contribuido a conspirar para derrocar un gobierno legítimo era la de muerte. Por lo tanto en el caso del «Capitán Lozano» no podemos hablar de asesinato o de crimen, sino de ejecución. En 1934 el «Capitán Lozano» conspiró activamente contra el gobierno legítimo de la República con objeto de extender la pólvora revolucionaria por las instalaciones militares de la provincia de su destino. Eso en cualquier Código de Justicia Militar es Alta Traición.

Estoy seguro de que el famoso expediente del «capitán Lozano» del Archivo Militar de El Ferrol, desaparecerá misteriosamente, al igual que parte de los documentos del Archivo de Salamanca. El gobierno que surgió del Atentado del 11 de marzo de 2004 está dispuesto a rescribir la Historia. La vinculación activa del PSOE en la Revolución de Asturias, que nació con vocación de ser Revolución a nivel nacional y se quedó en un sangriento movimiento local con cientos de víctimas y contra un gobierno legitimado por las urnas, no es grato recordarlo para muchos dirigentes actuales del partido. Para ellos, la Guerra Civil la inició Franco (falsedad histórica, ya que Franco fue el último general de renombre en unirse al Alzamiento y hasta pocos días antes estuvo intentando hacer entrar en razón al camaleónico político Diego Martínez Barrio) y por lo tanto él es el único responsable del baño de sangre que para nuestro país supuso el conflicto y la dura postguerra. Todavía es grato comprobar con páginas webs oficialmente marxistas publican artículos con títulos cómo «La Revolución Española 1931-39», pues reconocen explícitamente lo que muchas personas e historiadores venimos denunciando desde que tenemos uso de razón.

Probablemente el día que se reconozca oficialmente el Movimiento del 18 de Julio como un movimiento Contrarrevolucionario, quedarán cerradas las heridas del conflicto. Mientras se sigan removiendo fosas, retirando placas, sustituyendo monumentos e inventando demócratas como el «Capitán Lozano», la Guerra Civil continuará latente en el fondo de los corazones de los españoles.

Después de todo esto, es explicable la actitud radical del Presidente del Gobierno (por Gracia del Islam más fanático): Toma como ejemplo de conducta la de un abuelo militar, con mínimos valores castrenses, y un gran «talante» revolucionario. Así nos luce el pelo.