El Pasaje del Terror de Juan Antonio Cebrián trata sobre la secta creada por un psicokiller, Heidnik.
Cuidado con esos proselististas, predicadores, etc., y con las religiones….nunca se sabe.
LA LIBERTAD, SI NO ES INDIVIDUAL, NO ES LIBERTAD. Politicamente MUY incorrecto.
Etiqueta: PROSTITUTAS
El Pasaje del Terror de Juan Antonio Cebrián trata sobre la secta creada por un psicokiller, Heidnik.
Cuidado con esos proselististas, predicadores, etc., y con las religiones….nunca se sabe.
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Una madame abre la puerta del burdel y se encuentra con un elegante caballero de mediana edad.
– ¿Puedo ayudarlo?, pregunta la madame.
– Quiero ver a Natalie, contesta el señor.
– Natalie es nuestra dama más cara…
– ¿Y…?, mire yo debo ver a Natalie, replica él.
Cuando aparece la tal Natalie le explica al caballero que ella cobra 3.000 euros por la visita.
Sin pestañear, el hombre mete la mano en el bolsillo y le entrega treinta billetes de cien euros. Ambos entran en una de las habitaciones y al cabo de una hora el tipo sale silbando. La noche siguiente, el mismo caballero aparece nuevamente pidiendo ver a Natalie.
Natalie replica que es muy raro repetir dos noches seguidas y que si va a pedir descuento que ya se puede largar.
Nuevamente el hombre echa mano de sus billetes y le entrega otros treinta de cien. Como el día anterior, en compañía de Natalie, entra en una de las habitaciones durante una hora y luego se va.
Cuando aparece nuevamente una tercera noche consecutiva, nadie puede creerlo. Nuevamente le entrega a Natalie tres mil euros y desaparecen durante una hora.
Al salir, Natalie le dice al tipo:
– Nadie había usado mis servicios tres noches consecutivas. ¿De dónde es UD.?
El tipo replica: – De una ciudad de la comunidad de…
– ¿En serio?, contesta ella. Tengo familia en esa ciudad.
– Lo se, dice el caballero. Tu padre falleció y yo soy el abogado de tus hermanas. Ellas me pidieron que te entregara tu parte de la herencia: 9.000 euros. Buenas noches. Ha sido un placer.
MORALEJA: Ciertas cosas en este mundo son inevitables: la muerte, los impuestos y que te joda un abogado…

Esto es lo que quieren prohibir la Aido, la Pajín y por otro lado mas de un o una mojigata, ¡¡¡JOOOO…..!!! con lo que se puede uno descojonar 

Estos son todas las mujeres de mal vivir de Madrid que se organizan, toman conciencia de clase y se van a la Plaza de la Villa en manifestacion:
– Alcalde! exigimos nuestros derechos!
– Queremos un empleo digno!
– Queremos seguridad social!
Como es epoca de elecciones, Tutangallardón I «El Zanjas», dice a las manifestantes para quitarselas de en medio:
– Vayan a la oficina de empleo y den sus nombres y ya vere que puedo hacer.
Bueno, pues en el Inem ponen una ventanilla especial para estas señoritas y se ponen haciendo una cola que da siete vueltas al edificio.
En esto que se acerca una anciana transeunte de esas que van con moño y son como la abuelita paz, y pregunta a la ultima de la fila:
– Y que dan aqui, que hay tanta gente?
A la pobre señorita le da verguenza confesar su condicion y
escandalizar a la honorable anciana, asi que dice:
– Pues…esto…. pues dan… esto… ah si!, bolsas de peladillas.
– Anda, con lo que me gustan a mi! pues me pongo a la cola!
Tras siete horas le toca el turno a la vieja y dice el hombre de la ventanilla con cara de horror :
– Pero usted tambien! Si ya no tiene ni dientes!
– Hombre, morderlas no las puedo morder, pero chuparlas, bien que las chupo.

Amanda, una prostituta que trabaja en el parque del retiro, es una mujer de 25 años de hermosas formas y mirada triste, esta casada y es madre de dos hijos.
De repente ve como se acerca un coche, una limusina, los ojos de Amanda brillan ilusionados, si se lo trabajaba bien, no tendría problemas en todo el mes.

Para su sorpresa, bajó Pedro, uno de los gobernantes del país que lo único que hacia era reprimirla.
-¡señorita! Debería irse usted y todas las demás de aquí, esta prohibida la prostitución – decía Pedro.
Amanda no creía lo que decían, ¿prohibida la prostitución? Con cierto temor preguntó él porque.
-¡porque atentan contra su dignidad como mujeres! Señoritas, ¿usted no se siente vejada en este trabajo? – decía Pedro.
-s-si – dijo Amanda con lagrimas en los ojos – la única cosa bonita que oí en mis siete años de trabajo son «sigue chupando así y te pagó el doble».
-pues no se preocupe señorita, con el fin de la prostitución, su dignidad de mujer volverá a lo que era, ya no será un objeto usado que solo se abre de piernas por un billete, ya sus hijos no les llamaran hijos de puta, ya su marido no tendrá que aguantar el peso de su cornamenta, gracias a mí, tendrá un trabajo decente – decía Pedro.
-si ya lo tengo, de día me dedico a fregar los suelos del gran hotel y solo con esto no llego – decía Amanda.
-que su marido trabaje – decía Pedro.
-si le echaron de la obra hace cinco años y no para de buscar trabajo, pero los del INEM no le encuentran el perfil – decía Amanda llorando.
-pues exija aumento de sueldo en el hotel – decía Pedro sonriente.
-¿para que me echen? ¿Con la cantidad de chicas que desean mi puesto? ¿Acaso quiere que juegue con el pan de mis hijos? – decía Amanda.
-vaya, ya se el motivo, usted esta en manos de la mafia, no se preocupe, si testifica, nosotros la protegeremos hasta el juicio – decía Pedro.
-¡no estoy en manos de una mafia!, ¡Estoy aquí porque necesito dinero! – decía Amanda disgustada.
Un cliente iba a requerir los servicios de Amanda, pero Pedro lo espanta bajo amenazas de multa y prisión.
-¡Joder! ¡Yo que necesitaba desahogarme porque mi jefe no para de darme por el culo! – decía el cliente.
-además hago un servicio social, ese hombre le rechazan todas las mujeres ¿cómo va a desahogarse? ¿Violando estudiantes? – decía Amanda furiosa por la perdida de su cliente.
-para eso esta su mano y la tele y los videojuegos y nuestras excitantes campañas políticas – decía Pedro sonriente.
-en vez de apartarnos, ayúdenos, AYUDENOS A DEJAR ESTE TRABAJO DE MIERDA – decía Amanda llorando.
-no puedo, no hay presupuesto – decía Pedro encogiéndose de hombros.
La cara de Amanda quedó con una mueca de sorpresa ¿no puede?.
-¿y los 30.000 millones de euros que dan a los bancos? – preguntaba Amanda.
-ese dinero es necesario para salvar a la banca y que la banca arregle este pequeño crecimiento negativo económico temporal – decía Pedro.
-multidimensional de los pépticos omega alfa Orión veis, ¡llámelo crisis como todo el mundo! – decía disgustada Amanda.
-bueno, esta claro que sois lo que sois, deshechos sociales antihigiénicos que no tienen pizca de dignidad, vamonos Bongo ¡y como lleguemos tarde para acosar sexualmente a mi secretaria te bajo el sueldo otra vez! – decía Pedro.
-¡alto ahí! ¡Págueme lo que me debe! – gritaba Amanda.
-¿deberle? ¿Deberle que? – preguntó Pedro.
-¡la hora de murga que me ha dado y lo del cliente que me ha espantado! ¡Son 80 euros! – decía Amanda.
-lo descontare de sus impuestos – decía Pedro quitándole hierro al asunto.
Pero Amanda tocó un silbato y prostitutas de todas las edades, razas y nacionalidades rodearon el coche de Pedro.
-¿qu-que significa eso? – preguntó Pedro asustado.
-bueno, somos el sindicato de prostitutas ¡a el! – gritaba Amanda.
Todas golpearon a Pedro como si fuera un saco de boxeo, mientras lo golpeaban le caían billetes de 500 euros, a medida que las chicas lo cogían, Pedro gritaba.
-¡nooo! ¡Es para el hotel donde me esperan cuatro prostitu…. estoooo, cuatro embajadoras tailandesas ¡es dinero del estado!
Bongo, el conductor huyó del lugar con una sonrisa, dejando a Pedro en la estacada mientras llamaba por el móvil a la mujer de Pedro diciendo que tendrían toda la semana para ellos.

Siguiendo con el amigo Moratín, aquí tenemos, nada mas y nada menos que un ejemplo de literatura erótica (y la verdad es que te partes la caja), este poema que estuvo circulando en su época de forma clandestina y que tardó mucho en publicarse.
Cosas de la España del siglo XVIII y la lamentablemente famosa Inquisición.
Se compuso a principios de la década de 1770, no se publicó en vida del autor sino más de un siglo después de su creación, recién en 1898, debido a la férrea censura que impuso laInquisición española, que lo incluyó como libro prohibido en la edición de 1790 del Index Librorum Prohibitorum.1 2 Ello no se convirtió en óbice para que los círculos literarios de la época lo elogiasen y esto demuestra además que, con picardía, uno puede saltarse todo tipo de estupidas censuras.
Se trata, de un anecdotario que relata las peripecias de las trabajadoras de la noche de un pujante Madrid borbónico.
Y repito, TE PARTES LA CAJA.
Nada, nada, en vacaciones navideñas, nada mejor que la literatura, sobre todo si, como me ocurrió a mi este finde, el puñetero monitor del PC me da la tabarra.
Esto es un contubernio musulmano-sociata-nazional-separatista, estoy convencido
.
NOTA: Son EXTRACTOS, pero si alguien quiere leer ABSOLUTAMENTE TODO vale con ir a la casa de pu…diiiigoooo, a «ca tio Google» (¿en que andaría yo pensando?) y poner el título. Es facil.
ARTE DE LAS PUTAS
AUTOR: Nicolás Fernández de Moratín (Madrid, 1737-1780).
Prólogo: Pilar Pedraza.
Ed. La Máscara (Malditos heterodoxos!). Valencia, 1999.
tan gran ciencia como es la putería.
Y tú, Dorisa, que mi amor constante
te dignaste escuchar, tal vez amante,
atiende ahora en versos atrevidos
cómo instruyo a los jóvenes perdidos,
y escucha las lecciones muy galanas
que doy a las famosas cortesanas.
Mas ya advertido mi temor predice
que al escuchar propuestas semejantes
tu modesto candor se escandalice;
pues no, Dorisa bella, no te espantes
que no es como en el título parece,
en la sustancia esta obra abominable.
[…]
A mi Musa también decir le agrada
dónde hay la provisión más abundante.
La famosa bodega del Chocante
y otras muchas, están despatarrando
mil mozas con el néctar dulce y blando
que da el manchego Baco a sus gaznates.
La gran casa también es bien que trates
a quien Jácome Roque dio su nombre,
y entrando en ella no saldrás para hambre.
Los barrios del Barquillo y Leganitos,
Lavapiés bajo y altas Maravillas
remiten a millares las chiquillas,
con achaque de limas y avellanas;
salado pasto a lujuriosas ganas.
También alrededor de los cuarteles
rondan los putañeros más noveles
las putas mal pagadas de soldados,
pues en Madrid hay más de cien burdeles
por no haber uno sólo permitido
como en otras ciudades, que no pierden
por eso; y tú, Madrid, nada perdieras,
antes menos escándalo así dieras.
Pero, ¿de qué me admiro que en serrallos
no se gaste el dinero, cuando ha habido
sujeto tan sabiondo que decía
que para nada a la nación servía
la Academia Española? Yo a mi cuento
vuelvo, y no siento el haberme distraído.
Ni le pesará al chusco haber venido
debajo de la Real Panadería,
donde chupando sin cesar cigarros
los soldados están de infantería:
verá allí a la Morilla, a la Mellada,
y ¡oh Juanita! serás también cantada
de mis versos; ¡qué chusca estabas antes
de haber tantos virotes ablandado,
que te encajaron de asquerosas bubas
y en un portal baldada te han dejado!
A las chicas también que venden uvas
por las calles, embiste y logra caza
de la Cebada en la espaciosa plaza,
al tiempo que ya vaya anocheciendo,
y allí como dos líos de colchones
dará sus grandes tetas la Ramona.
Tú también, Puerta y Puente Toledana,
franquear soléis el paso a la Gitana,
y ella a los concurrentes su persona.
¿Quién niega de burdel la gran corona
a la barranca fiel de Recoletos,
las Arcas y la Fuente Castellana?
En el hoyo vi yo a la Perpiñana,
a vista del camino de Hortaleza
plantar nabos con tanta ligereza
que una tarde arrancó y plantó hasta ciento.
No dejarán tu miembro descontento
las camaristas chicas del famoso
Paseo Verdegay de las Delicias
la Rosuela, Caturria y Medio Coño
(llaman así una moza del trabajo,
y en verdad que aunque chico, él es entero),
te harán venir el golpe a cuatro vientos.
Y si de andar te hallares con alientos,
el soto de Luzón a la Pelada
te ofrece junto a un árbol recostada.
No callaré tampoco los nocturnos
pasatiempos que da también el Prado,
vi clérigos y frailes embozados
amolar la Vicenta y la Aguedilla
y por los granaderos maltratados.
Mas sólo con andar toda la Villa
encontrarás remedio en los portales
desarrugando un poco tu resmilla.
Supongo que continuo armado sales
del condón, tu perenne compañero,
y así no ensuciarás los hospitales.
La calle Angosta que frecuentes quiero,
con la Ancha a quien su nombre dio Bernardo,
ni en la de Fuencarral has de ser tardo,
o en la que al forastero hace notoria
de Jacome de Tezzo la memoria.
Los vecinos que habitan la alta calle
que acuerda el lugarcillo de Hortaleza,
están hechos a hallar en sus zaguanes
cuatro patas a oscuras. Se tropieza
y se pasa tragando, callandito,
envidia y miedo, de ambos un poquito.
De Jerónimo el Magno en la Carrera,
en la Puerta del Sol todas las noches,
y en la calle también de la Montera
al son de los chasquidos de los coches
se enfalda la salada Calesera,
la basquiñuela, que al revés se pone
de miedo de emporcarla tantas veces,
y la Rita, arrugando en mil dobleces
la mantilla y las sayas que hace almohadas,
aquella a la cabeza, éstas al culo,
con la una mano y grande disimulo
te toma los testículos en peso
y al verte absorto, con el rabo tieso,
dirige a su bolsillo esotra mano
y de raíz te arranca si no aprietas
con tus manos las suyas, y sus tetas.
Y en fin, todo Madrid al ser de noche
le da a un hombre de bien mil portaleras,
y aunque pobres, no gálicos infieras
que albergan en sus ingles: más seguras
que las de rumbo son: éstas no tienen
de Holanda y de Cambray las blandas mudas;
con todos sus males a los ojos vienen
sin que oculte el engaño la limpieza,
pues nada disimula su pobreza;
mas si ésta le fastidia a tus intentos,
oye a mi Musa nuevos documentos.
[…]
PORQUE, según el género de caza,
dispone el cazador las prevenciones;
no echa a los fieros lobos los hurones,
ni dispara a las tímidas alondras
con balas de cañón de artillería,
que aquello poco y mucho esto sería,
y así son menester astucias nuevas,
si a la Marcela o chusca Sinforosa
de tu amor quieres dar líquidas pruebas,
o a la Isidra que ostenta vanidosa
por su cotilla aquel gran mar de tetas
donde la vista en su extensión se pierde
y mueve tempestad en las braguetas;
o si echar a perder un trigo verde
quieres con la Torre, santificada
con el miembro del clérigo que espera
fruto de bendición, encarcelado
por esto y por hallarse lo guardado;
o si a la Coca o Paca la Cochera
con tu virilidad atragantarlas
la garganta de abajo boca arriba;
o bien si de la Cándida muy seria
te quieres arrastrar por la barriga.
Vosotras, madre e hija, las Hueveras,
en mi canto también seréis loadas,
y no menos vosotras, las Canteras,
y la Roma, con morros abultados,
y el esponjoso empeine muy peludo
almohadón a los miembros ya cansados.
Ni dejarán mis versos en silencio
la Antonia de ojos negros, que reciente
de mi amorosa herida aún se resiente;
ni a la Marina, ni callar yo quiero
la Alquiladora que estafó a Talongo,
ni a ti, la escandalosa Policarpa,
que te hacen más lugar que a un aceitero.
No puedo menos de aplaudir, Carrasca,
el acorde vaivén de tu galope;
ningún miembro por grande se te atasca,
¡Oh Carrasca, blasón de las pobretas,
de grandes muslos y pequeñas tetas!
Ni serán de mis Musas, no, cantadas
la Teresa Mané que ha cuatro días
salió de Antón Martín de carenarse,
la Felipa y majísima Nevera,
Luisa, Giralda, y tú, Caracolera,
y la Narcisa, célebre gitana,
y la Carreterota, catalana.
También la Vinagrera que de gusto
tanto tiempo sirvió a su señoría;
pero aunque el arte de la putería
no tuviera más bien que haberme dado
la Alejandra una noche en matrimonio,
que luego a la mañana fue anulado,
eternamente yo lo celebrara.
¡Qué empeine vi, qué pechos y qué cara!
Pero dejemos esto, que escribiendo
solamente, me estoy humedeciendo,
y ¡oh Pepita Guzmán! a ti me vuelvo.
A cualquier fraile la flaqueza absuelvo
de ahorcar por ti los hábitos; disculpa
tienen los que por ti se estoquearon,
mas no de que los dos no se mataron.
Primero el astro que a la luz preside
faltara al cielo, que mi verso olvide
¡oh Belica! tu gracia y tu belleza;
miente la fama que a decir empieza
que es tu amor sabrosísimo homicida;
no es sino capaz de infundir vida.
Las putas mienten con decir que matas,
Dios guarde al que bien sabe que es mentira.
Por desacreditarte y comer ellas
tal voz esparcen; mas tus carnes bellas,
el alto empeine y su penacho bello
de negro pelo y tu mimado halago
embelesa al que logra merecello.
No lo logró el presbítero taimado
por más que hizo; rabió de envidia y celos,
te acusó de un delito impune en otras
y por tu gran presencia, a la Galera
el baldón le mudó de horrible en fiera,
donde, aunque allí mil fueron sentenciados,
fueran muchos, mas pocos los forzados.
Bien sé yo, aunque eres puta, tus virtudes,
que bien cabe virtud en una puta;
y así no querrás tú que haga injusticia
con mi silencio a la Poneta-y-Pona
que por treinta dineros a un viejo
le entretiene con blanda y dulce risa,
con genio juguetón, chiste y gracejo,
que en esto se parece a mi Dorisa.
Mas ¿dónde, arrebatado, haciendo alarde
del batallón de Venus, me transporto?
¿Cuál ingenio será que a tanto baste?