Etiqueta: PRIMARIAS

Soraya, Casado y sus pactos.

15310721635831
JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

«Si Rajoy prefirió dejar el poder a Sánchez y compañía antes que dimitir e ir a elecciones fue para evitar que pudiera ganar Rivera.»

Por Federico Jiménez Losantos en El Mundo

La elección entre Soraya y Casado al frente del PP es tan importante para España como el Congreso del PSOE que eligió a Zapatero y no a Bono o a Rosa Díez, que no hubieran emprendido, al menos Díez, la política de deslegitimar la Transición y relegitimar la II República y la Guerra Civil, inseparable del relanzamiento del nacionalismo catalán por el propio ZP. A primera vista, estamos en la reconsideración o confirmación del Congreso de Valencia de 2008, en el que Rajoy, con el apoyo de Arenas y Camps, decidió salvar su liderazgo sometiéndose al PSOE en vez de combatirlo.

La prueba de que estamos en la misma disyuntiva es la movilización de los mismos que aplaudían la ruptura de Rajoy -antes, Gallardón– con EL MUNDO y la Cope, para apoyar a Soraya por ser mujer o dar a Casado por seguro perdedor, porque les recuerda a Aznar, reo del delito imperdonable de haber derrotado al felipismo. En el fondo, el PP debe decidir si acepta la superioridad moral de la izquierda y se une a su proyecto político, que es la demolición del régimen del 78 por la angosta vía de Rubio Llorente que ayer recordaba muy oportunamente Arcadi Espada: la legislación sobre el referéndum, mecanismo extraconstitucional para intentar cambiar la base de la Constitución, que es la soberanía nacional. A partir de ahí, a partirse.

La madrina de CebriánFerrerasRoures y Godó unciría al PP al nuevo cordón sanitario del PSOE, comunistas y separatistas contra Cs. Soraya sería la coartada institucional del frente anticonstitucional. Si Rajoy prefirió dejar el poder a Sánchez y compañía antes que dimitir e ir a elecciones fue para evitar que pudiera ganar Rivera. La paradoja trágica de la España oficial es que el sistema considera antisistema al que defiende las bases del sistema.

Creo que Casado tiene alguna posibilidad, sólo alguna, de salvar al PP y labrar un liderazgo de futuro con Ciudadanos y Vox, desgajadas del centro derecha por la traición del PP a su antigua base social. Sin canibalismo. No se trata de reconquistar votos sino de asociar fuerzas para la resistencia nacional, luego electoral. Habrá acuerdo con Vox y Cs si el PP prueba que ha escarmentado. Sin ese pacto, con Soraya imposible, no se derrotará a ese golpismo triomfant con el que Sánchez y Torra nos mortifican hoy.

ave_27026_72c6f0a1dc5d4706b85617196328a24f_otros_los_brazos_tontos_de_la_ley

La última oportunidad.

ave_49769_1c4b2cac35184122b5e349a80b5ad30a_politica_entonces

El PP vive en constante conflicto con su electorado desde que sacrificó sus señas de identidad en el Congreso de Valencia.

Por Luis Herrero

El asesino siempre vuelve al lugar del crimen. El PP que ha venido desangrándose de elección en elección, encuesta tras encuesta, fue apuñalado en el Congreso de Valencia, cuando Rajoy buscó el apoyo de Arenas y Camps, en Andalucía y Valencia, para salvar su liderazgo, seriamente amenazado por la acometida de quienes le reclamaban, con Esperanza Aguirre a la cabeza, una apuesta ideológica sin ambages.

Ocho años después, la heredera de su legado gubernamental se dispone a reeditar la alianza de 2008 con andaluces y valencianos -los dos territorios con más peso en la estructura de poder del partido gracias a unos censos que se han demostrado más falsos que Judas- a pesar de las funestas consecuencias que aquel pacto trajo consigo. De hecho fue el origen de la sangría. La artera puñalada que abrió la herida mortal.

El cónclave valenciano hizo un diagnóstico de la situación profundamente equivocado. Lo ha explicado muy bien el profesor Miguel Angel Quintanilla en un artículo publicado en las páginas de El Mundo el jueves pasado. Lo que ocurrió es que los cabezas de huevo del PP le dieron pábulo a la idea de que el PP se había convertido en ese partido extremista, crispado y pendenciero que la propaganda oficial, a través de los altavoces de la izquierda, se empeñaba en presentar ante la opinión pública. Pero no era cierto. Como recuerda Quintanilla en su artículo, el PP obtuvo entonces más del 40% del voto de centro, casi cuatro millones y medio, mientras que el PSOE obtuvo la mitad. Por alguna extraña razón, el exégeta Arriola leyó los datos al revés y prescribió la urgente necesidad de cambiar de rumbo y de tripulación.

 

Rajoy le compró la mercancía, tiró por la ventana a Acebes y a Zaplana, a quienes se señalaba como principales artífices de la nefanda política de crispación, y se dispuso a ensanchar la base social de su electorado con nuevas cartas de navegación y nuevos contramaestres. Soraya y Cospedal se hicieron con el mando. Con ellas a su lado, Rajoy se dispuso a crecer, a mejorar la imagen del partido y a establecerse mejor en Cataluña y en el País Vasco. «Eran muy buenos propósitos -escribe Quintanilla- , pero todo ha salido exactamente al revés de lo que se pretendía. La realidad es que hoy el PP está situado mucho más a la derecha que hace diez años, que su liderazgo ha recibido la menor puntuación de la historia del partido y que su posición en Cataluña y en el País Vasco, entre otras comunidades, puede calificarse sin exceso como catastrófica».

Si el PP evaluara con cierto detenimiento estas circunstancias llegaría a la conclusión de que no puede seguir viviendo en permanente conflicto con su electorado. Quien suceda a Rajoy debería dar por fallidas las decisiones de fondo que se adoptaron en el Congreso de Valencia y devolverle al partido unas señas de identidad que le reconcilien con su base social. Pero de los dos candidatos que han pasado el corte de la primera vuelta de las primarias, solo Pablo Casado parece haberse percatado de esa necesidad. Soraya Sáenz de Santamaría, justo al contrario, defiende impertérrita el asombroso discurso de mantenerse en el error. Una de las eminencias grises de su equipo electoral, José María Lasalle, coautor junto a Arriola del plan de acción que ha traído al PP hasta el borde del despeñadero, ha vuelto a poner negro sobre blanco, en un artículo publicado en El País, la misma reflexión que indujo a Rajoy a equivocar su apuesta.

Lasalle ve la opción de Soraya como «un revulsivo de cambio y apertura para mejorar e incrementar el angular electoral del PP ante una sociedad que se ha transformado radicalmente en los últimos años» y a Casado como al máximo exponente de «una actitud de atrincheramiento sentimental que negativiza la política del partido alrededor de unos principios de arqueología noventera» condenada a fidelizar la marca en torno a mínimos electorales. De nada servirá recordarle a este hombre que los datos desmienten su teoría. Los «principios de arqueología noventera» que él denuesta llevaron al PP a tener un rechazo treinta puntos inferior al actual y, sin embargo, la política ejecutada por el «revulsivo de cambio» ha merecido por dos veces consecutivas el mayor castigo electoral de los populares desde su refundación en 1990. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Si los compromisarios que tienen que votar el día 21 prefieren la obediencia gregaria a los jefes de las tribus a hacer un análisis sensato de lo que les ha llevado al fondo del océano, perderán la gran oportunidad de salir a la superficie. Y todo indica que es la última que les queda.

ministros_pedro_sanchez_tamano_original

Los cambios en el discurso de líder de Podemos, Pablo Iglesias – Eduardo Muriel

Hombre con coleta hablar con lengua de serpiente

Sólo los que logran establecer una relación cercana con el entorno de la cúpula son llamados a ocupar puestos administrativos, sostiene el autor.

Pablo Iglesias durante la presentación de su proyecto político. FERNANDO SÁNCHEZ
Pablo Iglesias durante la presentación de su proyecto político. FERNANDO SÁNCHEZ

POR: 

Inevitablemente, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, tuvo que cantar el día que subió al escenario con Javier Krahe aquella estrofa, justo antes del estribillo, que dice: “Lo que antes ser muy mal permanecer todo igual y hoy resultar excelente”. Corría febrero de 2014 cuando entrevisté a Iglesias por primera y última vez (no ha vuelto a conceder a La Marea ningún otro rato de conversación formal, pese a varios intentos). Entonces, Podemos era un proyecto que movilizaba masivamente la energía de unas bases que, tras el desgaste de la movilización que abrió el 15-M, parecían estar deseando poner sus esfuerzos en una organización que les representara en las instituciones. En ese momento, en el partido no había listas plancha y las primarias se presentaban como la posibilidad de que cualquier persona pudiera llegar a ser representante de la formación. El invento, pese a las distancias, olía a 15-M. Durante aquella entrevista, pregunté a Iglesias por Beatriz Talegón, que dejaba abierta la puerta -o al menos no la cerró en un primer momento- a unirse a Podemos si él se lo pedía. Él me respondió así: “Nuestro proyecto está abierto a todo el que comparta lo que estamos diciendo, pero aquí no hay estrellas que vayan a recibir una petición singularizada y diferente a la que hicimos en general. Conozco a Beatriz pero el llamamiento que hacemos a todo el mundo no implica que a una serie de personas, por el hecho de ser más relevantes, vayan a tener una petición específica”.

Un año y medio después, Iglesias y su entorno han entrado en contacto, de forma específica, por vía telefónica, con Talegón y con otros cuadros relevantes de partidos como IU, entre ellos Alberto Garzón, para integrarlos en su lista plancha de cara a las primarias internas. La diferencia de estilos entre el ayer y el hoy es abrumadora. Se trata de un conjunto de hasta 60 nombres que el secretario general y los suyos han confeccionado de manera privada y secreta, cocinada en despachos, y que se podrá votar en bloque cuando se abra el proceso de deliberación de Podemos. También se podrá optar por asignar los votos de forma individual, pero la experiencia de pasadas primarias permite adelantar el resultado sin mucho riesgo a equivocarse. Iglesias juega con la ventaja de una fama (y una genialidad a nivel discursivo) sin discusión. ¿Se imaginan que las primarias para las elecciones europeas, donde Podemos dio la sorpresa, se hubieran realizado con listas plancha? Difícilmente habría sido eurodiputada Teresa Rodríguez, ya que no se encontraba entre las apuestas que Iglesias hacía pocos días antes de la votación. No había listas hechas en “despachos”, una práctica recurrentemente criticada por el líder de Podemos.

Muchos de los que asistimos a la presentación de Podemos, en un pequeño teatro alternativo en el madrileño barrio de Lavapiés, sentimos que estábamos ante algo vibrante que iba a sacudir la escena política española. En aquel momento, lo recuerdo bien, aunque se le haya echado la culpa a Podemos del vaciamiento de las calles, el 15-M estaba totalmente desgastado y no lograba juntar a más de unos pocos cientos de personas en sus manifestaciones. Se respiraba hastío, se acumulaban las multas, no se cumplían los objetivos. Por otro lado, el ascenso de IU era lento y lastrado por los casos de corrupción en la federación de la Comunidad de Madrid. En ese momento Iglesias, que se había hecho famoso por dar caña en platós a tertulianos y políticos de derecha, llevando a las televisiones un discurso que estaba en la calle, se ofreció a ser la cara de un nuevo partido político que se caracterizaba, entre otras cosas, por un “método”. Él mismo incidió en este concepto durante la presentación de Podemos: “El método es lo más importante”, aseguró.

Éste consistía básicamente en la elección de las listas electorales mediante “primarias abiertas” donde participasen candidatos de otros partidos, como IU, para que sean los mismos simpatizantes los que elijan a quienes les van a representar. De hecho, Iglesias mencionó en varias ocasiones al Partido X, de primarias totalmente abiertas, como ejemplo de las que querían realizar. En cuanto a la elección de aspirantes a las primarias, éstos eran “elegidos por los círculos de Podemos”, es decir, venían directamente avalados por la base, lo que garantizaba un alto grado de pluralidad. Por aquel entonces no se hablaba de que tenía que ser la gente “más preparada” la que estuviera al frente, sino la ciudadanía movilizada. “Nosotros nos debemos a nuestra metodología, estamos convencidos de que sólo devolviendo a la ciudadanía la responsabilidad, podremos construir una mayoría”, decían Carolina Bescansa, Miguel Urbán y el propio Pablo Iglesias en un artículo firmado por los tres, un mes después de su fundación. Según este razonamiento, a la ciudadanía se la suponía mayor de edad, responsable y capaz de elegir a los mejores representantes.

La democracia real genera ilusión, porque da a las bases la sensación de que cualquiera puede ser dirigente o representante, ser votado y revocado con democracia total. Sentir que el proyecto es tuyo te hace defenderlo con una fuerza inagotable. El ascenso imparable en las encuestas de Podemos durante aquellos meses es conocido por todos. Ese espíritu, más parecido al 15-M, se rompió en Vistalegre, el congreso fundacional de Podemos. El tiempo dirá si la estrategia del entorno de Iglesias es certera o no, pero no se puede negar que en ese momento el partido cambió de forma contundente. Se presentaban los documentos organizativos, éticos y políticos, que incluían incluso la decisión de no confluir de cara a las generales. Se votó con la presencia de listas plancha. Con un solo clic, cualquiera podía elegir el pack de documentos que avalaba Pablo Iglesias. De nuevo, la figura pública y la adhesión que genera éste último hicieron el resto. De Vistalegre no sólo salió la decisión de no confluir con otras fuerzas en las generales, como sí se ha hecho en las municipales, sino que también se eligió a los miembros de la dirección, el Consejo Ciudadano, y su modo de funcionar. Y aquí tampoco hubo rastro de la incertidumbre de las europeas: las listas plancha dibujaron un Consejo Ciudadano leal a Iglesias. “Habilitando un mecanismo de votación en plancha, se ha establecido un sistema de elección mayoritario puro de facto, aunque formalmente se trate de listas abiertas”, se quejó el equipo del secretario general de Podemos Aragón, Pablo Echenique.

Este Consejo Ciudadano, formado por una lista presentada por Iglesias, ha sido el que ha aprobado el reglamento de primarias elaborado por éste. El círculo está cerrado. No hay casualidades ni sorpresas. Hoy, la realidad es que en la cúpula de Podemos el espacio para la discrepancia parece estrecho y eso se deja notar en el discurso, que cada día parece más acartonado. Los mismos conceptos se repiten machaconamente, hasta casi el hastío, en la mayoría de las caras visibles de la formación. Han desaparecido algunas ideas como la de la nacionalización de ciertos sectores económicos y aún no se sabe si la discusión del programa para las generales va a contar con el alto grado de participación que hubo en el de las europeas. “No es lo mismo hacer un programa para las europeas que otro para gobernar”, ha dicho en alguna ocasión Iglesias, mientras se recurre a expertos que limiten el marco de las discusiones.

Al principio, la sensación en las bases era que cualquiera podía dar el paso y convertirse en diputado del Congreso. Hoy eso ya no lo cree nadie en los círculos. Prácticamente sólo los que logran establecer una relación cercana con el entorno de la cúpula son llamados a ocupar puestos administrativos. ¿Qué son los círculos hoy en día? ¿Son un ejemplo de “empoderamiento”, como se pretendía? El ahora eurodiputado Miguel Urbán me comentó en una entrevista que no quería que los círculos se convirtieran en “clubs de debates o en pegacarteles cuando toca manifestación”. Pero la realidad es que en estos momentos son poco más que eso. La mayoría de las personas que controlan los órganos de dirección estatales de Podemos, así como las de gran parte de la estructura burocrática del partido, se conocen entre ellos desde hace años. Es curioso, en definitiva, el alto nivel de endogamia al que conduce una suma de procesos que presuntamente son un ejemplo de democracia interna. Veremos si el marketing es suficiente para que Podemos genere ilusión de cara a las generales. Porque las bases cada vez muestran menor vigor.

EL CAINISMO DEL PSOE (AUDIO).

.

.

Editorial de César Vidal:

.

.

El cainismo del PSOE

.

.

Es la noche de César
Presentado por César Vidal
6:19
César Vidal lee su editorial.
.
.

EL ASESINATO DE CALÍGULA (AUDIO).

.

.

Editorial de César Vidal:

.

El asesinato de Calígula

.

Es la noche de César
Presentado por César Vidal
5:47
César Vidal lee su nuevo editorial.

.

PINCHAR EN LA IMÁGEN