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Etiqueta: PENSAMIENTO ÚNICO
La red social Facebook bloquea por varias horas, diariamente, a los administradores del blog La Polémica.
Por cierto, yo soy un co-administrador de dicho blog y doy fe de que esto es cierto, a principios de este año, fue conmigo y con este blog, el mio personal, con quien se ensañaron.
#PodemosBasura: 15 M: el triunfo sobre el individuo.
#PodemosChusma

ASÍ SE COCINÓ AQUEL MOVIMIENTO
Samuel Vázquez / El Club de los Viernes
Lo único auténtico del 15M fue la indignación de mucha gente sencilla. Pero estaba gestionado por una élite con otras intenciones. Ésta es la verdadera historia de aquel artificio exitoso.
Si buscan ustedes en Youtube el video “Los primeros 40 de Sol” podrán ser testigos de cómo empezó todo. El chico que coge el megáfono se llama Miguel Arana, y será el primer portavoz del Movimiento, el primer indignado.
En esos días se presenta como estudiante, pero no es verdad, en realidad ya es profesor de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid, y está desarrollando una herramienta de software destinada a gestionar la inteligencia colectiva de manera masiva.
Una herramienta que presentará al año siguiente bajo el nombre de Incoma, y que perfeccionará más tarde con Labodemo, el laboratorio democrático que postula el Open Goverment financiado por el multimillonario de izquierdas Soros a nivel mundial (el mismo que financió las primaveras árabes).
Con Carmena
A día de hoy, Miguel pone en práctica todos sus conocimientos ocupando el puesto de Director de Participación del Ayuntamiento de Madrid que gobierna Podemos. Se trata de pasar de una democracia representativa como la actual donde los ciudadanos pintan poco, a una virtual colectiva donde los ciudadanos no pinten nada.
Así, en dicho ayuntamiento ya se están aprobando leyes y proyectos millonarios con apenas 8000 votos telemáticos… en una ciudad de casi 4 millones de habitantes.
‘Inteligencia’ colectiva
Miguel dará un paso atrás pronto, apenas el 15M se convierte en un fenómeno mundial se esconderá en la Comisión de Legal, a pesar de no haber leído un libro de leyes en su vida.
De repente aparecerá como nuevo portavoz y al mando de la Comisión de Comunicación (la más importante) un tal Tomasz Szabelewski, un Business Consultatnt que trabajaba para la Fundación Everis presidida por Eduardo Serra(Secretario de Estado con el PSOE, Ministro con el PP) e integrada por 100 empresarios de prestigio -la mayoría habituales del capitalismo de amiguetes tan propio de la socialdemocracia-, tales como: Benjumea (Abengoa), Falcones (FCC), Alierta (telefónica), etc. Todo muy antisistema ¿no?
Para ampliar los mensajes que surgían de Sol, algo fundamental para el éxito del Movimiento, el Presidente de Jazztel, Martín Varsavsky, instaló de manera ¿desinteresada? varias foneras en la emblemática plaza.
Y el periodista que más ha investigado sobre el movimiento, Daniel Stulin, descubrió que Vlad Teichberg -que luego sería el promotor del Occupy Wall Street, y que había estado también en las revueltas árabes que inspiraron el 15M-, permaneció durante toda la acampada en un palacete de la Calle del Pez de Madrid, donde tenía más de medio millón de dólares en equipos informáticos, y desde donde controlaba todo lo que trascendía desde Sol al exterior.
Teichberg, es un exbroker de Wall Street, además de un genio informático y matemático que asesora a empresas como JP Morgan para que se forren en la Bolsa.
Disidencia controlada
Existen dos formas de enfrentarse a la vida desde una perspectiva política: el colectivismo (socialismo, fascismo y comunismo) y el individualismo (liberalismo).
El 15M no es más que un exponente del primero. A través de la inteligencia colectiva y la disidencia controlada un grupo reducido de personas lidera a toda una masa que, desconcertada y confundida por no controlar más que una pequeña parte del proceso en el que se ven inmersos, decide acogerse a la seguridad que da el rebaño y seguir al pastor de turno que piensa y decide por todos.
Una vida desahogada
Entre las veinte personas más importantes del 15M no hay ni un solo joven sin futuro, ni un solo obrero maltratado por el sistema…. nada de eso. Todos sin excepción eran mentes privilegiadascon una o varias carreras universitarias y una vida desahogada.
Algunos formados en prestigiosas universidades privadas norteamericanas como UCLA o Harvard, donde estudió uno de los promotores de DRY (Democracia Real Ya) que convocó la manifestación del 15M: Enrique Dans, antiguo asesor de Núñez Feijoo en Galicia.
Las miles de personas que acudían a la plaza no sabían nada de esto, no sabían que formaban parte de un rebaño, y que en un rebaño nunca hay libertad de elección.

Pensamiento único
Todo rebaño tiene un pastor… y un perro pastor para las ovejas descarriadas que en este caso lleva la forma de pensamiento único impuesto a través de los medios de comunicación.
La gente se acercaba a la plaza harta de la situación que estaba viviendo, con buenas intenciones… sin saber que estaban allí para que nada cambiara.
Es todo tan artificial que en el momento de la protesta España llevaba siete años gobernada por el PSOE, con Zapatero al frente. Y el heredero natural de esa protesta, el que más beneficiado salió de aquella ola de indignación, Pablo Iglesias, dijo del mismo Zapatero que era un referente progresista mundial… y el mejor presidente de la democracia.
¿Protestaban contra el mejor presidente de la democracia?


Y ocurrió:hembristas y podemitas violan la libertad de expresión a base de amenazas

España se ha convertido en el lugar donde los matones de la ultraizquierda campan a sus anchas
El Estado ha dimitido de aquello que lo justifica: el mantenimiento del orden público. Estamos en plena ley de la selva, donde los matones imponen sus reglas. Un paso seguro hacia el conflicto civil violento. No es la primera vez que ocurre: una combinación de matones sectarios y de cobardes nos mete en una espiral que acaba siempre en violencia desatada. Y luego dirán aquello de que ellos no lo veían venir o aquello del “No es eso, no es eso”.
Ayer lo avisábamos. Hoy podemos confirmalo.
Nos lo explica Nicolás de Cárdenas desde Actuall:
“Grupos feministas y del entorno del Podemos han logrado reventar a base de gritos, amenazas e insultos el debate sobre ideología de género que habían organizado las asociaciaciones Despierta y Voceando por ti Sevilla en la Universidad de de la capital andaluza.
(…)
Según ha sabido este periódico por testigos presenciales también se han coreado lemas como “sacad los rosarios de nuestros ovarios” y “fuera machistas de la universidad“. Del mismo modo, dada la afiliación política de una de las intervinientes, Alicia Rubio, se han oído amenazas tales como “Vox, fascistas, estáis en nuestra lista”.
Los organizadores del acto se han visto obligados al suspenderlo tras comprobar que los gritos y el sonido de bocinas no iba a cesar, ni siquiera en el momento en el que se ha pedido que se guardara un minuto de silencio por las víctimas de la violencia machista.
Según han relatado a Actuall los mismos testigos, el gerente de la Universidad de Sevilla, Juan Ignacio Ferraro, ha negado el paso a las patrullas de Policía que se han desplazado hasta las puertas del recinto universitario al ser avisados de los violentos incidentes.
La Asociación Despierta, envió minutos antes de la celebración del acto, un comunicado en el que recordaba, sobre la polémica suscitada por la mesa redonda que el acto “es un debate al que han sido invitadas personas con muy diferentes opiniones”.
Al mismo tiempo, los convocantes señalaban como “intolerable la imposición de un pensamiento único y el intento de prohibición del debate público sobre temas controvertidos en nuestra sociedad”.
Tal y como adelantó ayer Actuall, Podemos consiguió a través de presiones previas a la celebración del acto que dos de los ponentes que iban a participar no acudieran al acto: Myriam Díaz, concejal del PSOE y Javier Moyano, concejal de Ciudadanos.
A pesar de que había confirmado en un principio su asistencia, finalmente tampoco asistió el concejal del PP José Luis García, por lo que el boicot lo sufrieron los representantes de la asociaciones convocantes y Alicia Rubio, autora del libro Cuando nos prohibieron ser mujeres… que no es la primera vez que sufre un escrache en las últimas semanas.”
Origen: Y ocurrió:hembristas y podemitas violan la libertad de expresión a base de amenazas

Porque no somos politicamente correctos…(ni ganas de serlo)

Desde hace años asistimos a un intento de uniformizacion del pensamiento a nivel mundial, que, por supuesto, en España se asume casi con entusiasmo. Forma parte de eso que se ha denominado mundialismo promovido por grandes fortunas y centros de poder.
Por supuesto no se promueven recuperar valores tradicionales,ni favorecer,la familia,etc..Al contrario se promueve la ideología de genero,con leyes descaradamente liberticidas,y en España da igual quien gobierne (como hemos visto con Cifuentes en Madrid).
Afortunadamente 2016 ha resultado un mal año para los Soros,Ford,y otros abanderados del mundialismo, con los fiascos para ellos de las elecciones USA y el Brexit. Esto ha supuesto un frenazo y según lo que haga Trump, además de lo que resulte en las citas electorales de varios países europeos, puede haber cierta reversibilidad.
En España no cabe esperar nada, la partitocracia en lineas generales, van todos a una, sometimiento al lobby LGTBI , europeismo ciego e incuestionable, apoyo a la llegada de inmigrantes, mal llamados refugiados, mayoritariamente musulmanes.. Y para mas inri ahora el gobierno(del PP),mete el Islam en las escuelas.
Pues yendome a lo que es el título, afortunadamente somos muchos, cada vez más (aunque en España va lento) los que nos rebelamos, a pesar del bombardeo mediático que, salvo dignisimas excepciones, va en la misma dirección, el mejor ejemplo las noticias sobre Trump…difícil encontrar una noticia positiva.
Respecto a la llegada de inmigrantes, los delitos cometidos por musulmanes, si lo criticas ya directamente eres fascista, xenofobo y por supuesto islamófobo.
Con la victoria de Trump y el triunfo del Bréxit se ha demostrado que la gente de a pie, la no abducida, piensa y puede informarse, y decide. Este año puede haber más sorpresas con las elecciones en varios paises europeos, que se sitúen en la linea de Orban, Szydlo, etc.
Aqui tenemos congresos de los que nada cabe esperar. Adhesión al líder en el caso de PP y Ciudadanos, y algo de clarificacion en los otros.
Por supuesto, por muchas enmiendas que dicen que hay, que nadie espere que el PP de Rajoy vaya a convertirse en el partido de derechas que no es (ni lo ha sido nunca realmente). Porque me parece una broma que según un estudio se perciba a este PP muy a la derecha, con un 8 sobre 10, de traca, vamos. Y ni los «díscolos se van, ni dan la batalla». Algunos prefieren ir de «jovenes lideres globales» a esa «reunion de pastores» que es el foro de Davos, y arremeter contra Vox que sin acabar de despegar , si se puede considerar de derechas; o contra Trump, de quien dicen que no es de derechas, hombre comparado con Rajoy…Para el primero «los americanos primero», para el segundo «España es un gran país donde viven españoles». Notable diferencia.
Además en esto de lo politicamente correcto, está mal vista la menor simpatía por Putin, o Le Pen…y se llega al ridículo de comparar a Trump con Podemos ¿como?, con la etiqueta mágica y de moda«Populismos», hay entra todo lo que no va con el sistema.
Resumiendo, que lo importante es tener criterio e ideas claras, incluso cuando haya periodistas, comunicadores, etc., con los que coincidir en muchas cosas, pero que su animadversión hacia los dos grandes lideres mundiales, roza lo personal.
El mundo va despertando, en España tardaremos, pero ojalá surja pronto esa derecha fuerte, que rompa con la uniformidad dominante en el parlamento que va de la socialdemocracia a la extrema izquierda. Porqué no somos politicamente correctos, ni ganas de serlo, y no nos callarán…La lucha solo acaba de empezar.
P.d: Muchas cosas tienen que cambiar,muchas van a cambiar. La UE o cambia radicalmente o no durará, la OTAN está desfasada, máxime manteniendo como gran objetivo a Rusia.

FUENTE: POR UNA ESPAÑA MEJOR SIEMPRE
LA COARTADA DEL “BIEN COMÚN”

Tu libertad y la mía están en jaque. Incluso tu libertad para acceder a esta o a cualquier otra información en Internet podría verse negada o reducida pronto: y todo ello en nombre de la lucha contra el terrorismo, contra la delincuencia, contra la contaminación, o de la protección del medio ambiente. La mayor tragedia de nuestra edad moderna es el declive de la libertad a nivel mundial, conducente al establecimiento de un neofeudalismo altamente tecnológico. El totalitarismo está en nuestro futuro y, en un grado alarmante, está ya en nuestro presente. (Edward Griffin – Freedom Force International)
Así es. Vivimos tiempos de cambio, y desgraciadamente no son para mejor. Antes de que nos demos cuenta, nuestras libertades se habrán reducido a la mínima expresión, a un mínimo representativo. Y lo más extraño y sorprendente de todo, es que ese proceso se habrá desarrollado ante nuestros propios ojos y ante nuestra propia condescendencia.
El fenómeno del desprecio a las leyes ha llamado la atención de algunos filósofos, que han investigado sus causas. Pero se trata de un fenómeno mucho menos sorprendente que el fenómeno inverso del respeto a la ley, de la deferencia a la autoridad. Toda la Historia nos muestra enormes masas de hombres que soportan yugos odiosos y prestan a la conservación de un poder detestado la ayuda unánime de su consentimiento.
La causa final de la obediencia consistiría en el fin que persigue el Poder, que no es otro que el supuesto bien común, sea cual fuere la forma en que se conciba. Para que merezca la docilidad del individuo es preciso y basta que el Poder busque y procure el bien común.(Bertrand de Jouvenel, en Sobre el poder)
¿Os habéis fijado en que todo lo que se hace de un tiempo a esta parte es por “el bien común”? La mengua de libertades es por el bien común; el aumento de obligaciones es por el bien común; la sangría impositiva es por el bien común; la censura mediática es por el bien común, etc., etc. Y siendo así, ¿cómo es posible que las medidas que supuestamente sirven al bien común sean tan impopulares? En el fondo, pensamos que se nos está haciendo comulgar con ruedas de molino, pero por otra parte se nos presenta bajo un argumento de coacción irresistible: “Debemos hacer esto por el bien de todos”. A pesar de que nadie crea en tan noble motivación, lo cierto es que cada vez que se recurre a este discurso demagogo, la ciudadanía no puede dejar de asentir mostrando aceptación. Por eso esta estratagema es tan socorrida, y nociones como “el bien común” o “el bien público” han servido como justificación moral en la mayoría de los sistemas sociales de la historia, incluyendo en las tiranías.
Hablar hoy de derechos individuales parece estar invitando a recibir valoraciones de “egoísmo”, “insolidaridad”, etc. El término “individualismo” está hoy mal visto; sin embargo, la única base sobre la que pueden sustentarse los derechos colectivos o las aspiraciones comunitarias es la de los derechos o las aspiraciones individuales que les dan origen.
La unidad básica del grupo son los individuos que lo componen
Un grupo está compuesto por individuos, su unidad más importante. ¿Puede existir el grupo sin los individuos? Ciertamente no, de la misma manera que el bosque no puede existir sin los árboles. Por lo tanto, cuando se sacrifica una libertad o un derecho individual en nombre del bien mayor o del grupo, lo que se está haciendo es sacrificar al grupo pero no enteramente, sino una a una de sus partes. Y no hay que olvidar que cuando el vecino pierde hoy su libertad, mañana podemos ser nosotros los siguientes en perderla.
Un solo momento de reflexión basta para darse cuenta de que el mayor bien para el mayor número no puede alcanzarse si no es protegiendo a los individuos. En realidad, el mayor bien para el mayor número se alcanza antes mediante el individualismo, que mediante el colectivismo. Sin embargo, se nos ha adoctrinado en la creencia de que quien piensa en el individuo es mezquino; por contra, quien piensa en la colectividad es solidario y altruista. El mayor bien para el mayor número: los modernos totalitarios siempre se presentan bajo una apariencia humanitaria.
Cuando alguien argumenta que los individuos deben sacrificarse por el bien superior de la sociedad, lo que realmente está diciendo es que algunos individuos (normalmente una mayoría) sea sacrificados para el bien superior de otros individuos (normalmente una minoría elitista). Irónico y contradictorio, ¿no es cierto? Pero aun así la moralidad del colectivismo siempre se basa en el número. Cualquier acción está justificada con tal de que el número de personas que se beneficien sea supuestamente mayor que el número de personas que se sacrifiquen. Supuestamente porque, en el mundo real, quienes deciden quién debe sacrificarse no suelen entrar en la ecuación, de manera que a ellos nunca les llega el turno de sacrificarse. Los dictadores siempre proclaman que representan al bien superior de la mayoría pero, en realidad, ellos y su camarilla normalmente representan a menos del 1% de la población. La teoría es que alguien debe hablar por las masas y representar su mejor interés, porque esas masas son demasiado ineptas para entender qué les conviene. Pero no hay que preocuparse: los líderes colectivistas, en su inmensa sabiduría y virtud, toman las decisiones por nosotros, y hacen que las cumplamos revistiéndolas de legalidad, dejando un margen nulo para la disensión. De ese modo, es posible explicar cualquier atrocidad o injusticia que cometan estos iluminados como una medida necesaria para alcanzar el bien superior de la sociedad y como un deber hacia la humanidad.
Todos podemos identificar el doble discurso de los dictadores externos. En cuanto a la situacióninterior, eso requiere ya colocarse las gafas de aumento y estar dispuesto a observar el incómodo grano que nadie parece querer ver. En nuestras maltrechas democracias, el Estado y sus instituciones parten del razonamiento de que su finalidad es siempre superior y que está por encima de los derechos de los individuos, de manera que las libertades individuales pasan a considerarse en un primer momento como estorbos que superar, para después convertirse en verdaderos obstáculos para el “progreso”. Finalmente, los derechos de los individuos son tachados de “inmorales”, “fuera de la norma” e incluso “peligrosos” para los fines del Estado.
Y así es: porque la finalidad de un Estado que aclama estos principios no es ni más ni menos que agrandar y ejercer el poder. Y unos súbditos con derechos es un escollo en su camino. La historia demuestra que cuanto mayor poder acopia el Estado, más oprimido está el individuo. Y ello ha sido así con independencia del signo de ese poder: llámese fascista, comunista, o de cualquier otro modo. El denominador común en todos los casos es el totalitarismo.
Manifestaciones del enfoque colectivista
La primera señal de una mente colectivista es el pensamiento de que debe haber una ley para todo. El colectivismo no confía en la libertad. La libertad es un concepto cuyo ejercicio corresponde en exclusiva al individuo. Por lo tanto, no debe ser potenciada. Cuando las unidades que conforman el grupo gozan de mayor libertad, el grupo queda más disperso en sus objetivos, en sus puntos de vista y en su radio de acción; y eso es algo que, sencillamente, no interesa desde la perspectiva colectivista.
Por otra parte, la filosofía política del colectivismo se basa en una visión del hombre como un incompetente congénito, una criatura incapaz de gobernarse a sí misma, y que debe aceptar ser gobernada por una élite especial que alega algún tipo de sabiduría o de legitimidad superior, pues de lo contrario reina el caos.
Es por ello que el colectivismo trata a los individuos como a niños, y favorece una relación de potestad similar a la que ejerce un padre con sus hijos. En sus actos se refleja la esperanza de mantener a los individuos en la infantilidad y en la dependencia constantes frente al poder. Cuanto más dependientes seamos, más fortalecido saldrá el sistema. Y esa dependencia ha sido potenciada por las mentes colectivistas que guían al sistema a través de las diferentes etapas de la vida: nos hemos rodeado de una estructura de normas y directrices tan densa, que sin ella muchos se sienten perdidos.
Mecanismos para la dinámica colectivista
No resulta fácil comprender cómo el Poder ha conseguido dirigir cada vez más completamente las acciones individuales y apropiarse de una parte cada vez mayor de los recursos existentes en la sociedad. Todo acrecentamiento de la autoridad del Estado es, al parecer, una disminución inmediata de la libertad de cada uno; cada aumento de los recursos públicos, una amputación inmediata de las rentas particulares. Esta amenaza visible debería fomentar una conspiración unánime para detener eficazmente el avance del Poder.(De Jouvenel)
¿Cómo es posible que el Poder haya conseguido arrollarnos y prosiga a través de la historia su marcha triunfal?, se pregunta Jouvenel. De forma creciente, los Estados se han ido haciendo grandes acreedores de la obediencia y de los servicios de los individuos, sin que en realidad apenas nadie se percatara de ello. Y he ahí otro gran misterio. ¿No salta a la vista que el individuo, respecto al poder público, es cada vez más deudor de obediencia y de servicios?
¿A través de qué mecanismos se acrecienta ese poder que engulle cada vez más la esfera individual de sus ciudadanos, mientras que por lo general se interpreta su avance histórico como una liberación progresiva del individuo? ¿De qué medios se vale para perpetuarse? A continuación examinamos algunos de ellos:
Adoctrinamiento en la escuela
La manipulación y la homogeneización de las mentes se facilita desde la infancia a través del monopolio más o menos completo de la enseñanza, donde comienzan a inculcarse valores colectivistas, como la pertenencia al grupo. Si un niño no desea seguir al grupo o expresa alguna forma de individualidad, se le tacha de revoltoso y rebelde, cuando no de antisocial. La primera función de la escuela es formar al “buen ciudadano” según las cualidades que ese concepto abstracto pretenda favorecer en cada momento.
Por otra parte y en general, cuanto más se eleva la educación y la inteligencia de los individuos, más se diversifican sus opiniones y sus gustos, y es menos probable que lleguen a un acuerdo sobre una particular jerarquía de valores. Por lo tanto, conviene mantener un nivel bajo de independencia moral e intelectual. Conviene no potenciar capacidades de individualidad y originalidad. Por el contrario, se aplican la uniformidad y la negación de la capacidad crítica.
Y si alguien no quiere “educar” a sus hijos en el sistema público colectivista, hay leyes creadas para castigar a los padres que decidieron educarlos en casa. Queda muy poco o ningún espacio para el cumplimiento voluntario, pues esas leyes se imponen con la violencia legitimada por el poder: ¿qué podría ser más violento que arrebatar a los hijos de una familia debido a la “revolucionaria” idea de educarlos en casa?
Propaganda
Como explica Hayek, el camino más eficaz para hacer que todos sirvan al sistema único de fines que se propone el plan social consiste en hacer que todo el mundo crea en esos fines, hasta que lleguen a ser sus fines propios, de forma que los individuos se conduzcan de manera espontánea por la vía que el planificador desea.
Evidentemente, esto se logra mediante las diversas formas de propaganda y de desinformación. Si todas las fuentes de información ordinaria quedan bajo un mando único, la cuestión no es ya persuadir a la gente de esto o aquello. El propagandista diestro tiene entonces poder para moldear sus mentes en cualquier dirección que elija, y ni las personas más inteligentes e independientes pueden escapar por entero a esa influencia si quedan demasiado tiempo aisladas de las demás fuentes informativas.
Las consecuencias morales de la propaganda totalitaria son, por consiguiente, la destrucción de toda la moral social, porque minan uno de sus fundamentos: el sentido de la verdad y su respeto hacia ella.
La misma palabra «verdad» deja de tener su antiguo significado. No designa ya algo que ha de encontrarse, con la conciencia individual como único árbitro para determinar si en cada particular caso la prueba (o la autoridad de quienes la presentan) justifica una afirmación; se convierte en algo que ha de ser establecido por la autoridad, algo que ha de creerse en interés de la unidad del esfuerzo organizado y que puede tener que alterarse si las exigencias de este esfuerzo organizado lo requieren. (Hayek, en Camino de servidumbre)
Instauración del pensamiento único
El colectivismo sostiene que la persona debe estar encadenada a la acción colectiva y al pensamiento colectivo en aras del “bien común”. Por lo tanto, su visión es que en los asuntos humanos, el colectivo es la unidad real y el estándar de valor. No hay cabida para la crítica individual.
Como hemos visto antes, se nos adoctrina desde muy temprana edad para abrazar el colectivismo, y con él al poder que lo representa. A su vez, un gobierno que crea y mantiene el control a través del propio sistema educativo garantiza una continua aceptación de la ideología durante varias generaciones. Se necesita mucha reflexión, pensamiento crítico, lectura y estudio de la verdadera historia para liberarse de la ideología que nos inculcan desde que llegamos a la vida social.
Globalización y pensamiento único van de la mano. Es por ello que asistimos a la potenciación de los entes transnacionales y multinacionales, y a la instauración de “valores” universales. Es algo que incluso tiene su reflejo en el lenguaje que empleamos y que eficientemente va calando en nosotros: conceptos tan reiterados hoy en día como “nuevo orden mundial”, “aldea global”, “economía global”, “todos somos uno”, “responsabilidad social corporativa” (tan cacareada por parte de empresas multinacionales que son las que menos la representan), “políticamente correcto” (la manipulación a través del lenguaje opera constantemente en lo políticamente correcto. Hay que aclarar que el hecho de que algo sea “políticamente correcto” no significa necesariamente que sea cierto).
¿Por qué interesa fomentar valores colectivistas? Actitud frente a las libertades
Ya hemos visto que el colectivismo ve en las libertades individuales la génesis de toda corrupción y egoísmo (eso sí, solo del ajeno). Por eso desea tutelas de todo tipo. Las épocas de crisis y los escenarios bélicos son campos de cultivo ideales para el germen del colectivismo.
Así es: la aceptación o la imposición del enfoque colectivista es el mejor medio para establecer obligaciones, cobrar impuestos, fomentar proyectos públicos mastodónticos que nadie ha solicitado, destinar el dinero público a causas ajenas y, en definitiva, coaccionar al ciudadano.
Por eso escuchamos con tanta frecuencia últimamente discursos como: “Todos debemos sacrificarnos”, “todos debemos hacer un esfuerzo extra”, etc. Y épocas como las actuales lo sirven en bandeja. Curiosamente, mientras que se niega al individuo para que deje de ser receptor y titular de libertades, se le tiene muy en cuenta a la hora de ser objeto de todo tipo deobligaciones.
En la ética colectivista, el principio de que el fin justifica los medios se convierte en la norma suprema; no hay, literalmente, nada que el colectivista consecuente no tenga que estar dispuesto a hacer si sirve «al bien del conjunto», porque el «bien del conjunto» es el único criterio, para él, de lo que debe hacerse. (Hayek).
Vemos que cada vez hay menos límites a lo que como ciudadanos debemos estar dispuestos a hacer o a soportar, y que bajo estas premisas las tropelías que presenciamos en nombre del bien común pasan por un embudo cada vez más ancho. Vemos que los niveles de poder están cada vez más alejados del individuo. A los entes nacionales sobrepasan ahora los organismos transnacionales; las Constituciones quedan supeditadas a tratados internacionales o a Declaraciones de derechos como las de Naciones Unidas, y las grandes multinacionales imponen sus propias condiciones por encima de las fronteras.
El poder económico, en las manos de los particulares jamás es un poder exclusivo o completo, poder sobre la vida entera de una persona. Pero centralizado como un instrumento de poder político, crea un grado de dependencia que apenas se distingue de la esclavitud. (Hayek)
El colectivismo trata de homogeneizar intereses utilizando el método de la tiranía de las mayorías, donde quien no está de acuerdo con la mayor parte de los integrantes del grupo debe someterse al “interés general” puesto que, en teoría, la mayoría siempre tendrá razón. Y de ahí al totalitarismo solo hay un paso.
Existe una enorme diferencia entre tratar a la gente con igualdad e intentar igualarlos. Mientras que lo primero es la condición de una sociedad libre, lo segundo significa, como lo describe De Tocqueville, “una nueva forma de esclavitud”. (Hayek)
Referencias:
Camino de servidumbre. Hayek, Friedrich A.
Sobre el poder. Historia natural de su crecimiento. De Jouvenel, Bertrand.
Recomendable ver esta serie de vídeos (individualismo vs colectivismo).
FUENTE: Yo, esclavo


