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Mises y la imposibilidad científica del socialismo

Por Luis Torras

En 1920, en pleno apogeo de la Guerra Civil entre bolcheviques y el resto del país, el economista austríaco, –de patria y pensamiento–, Ludwig von Mises publicaba el artículo seminal “Economic Calculation in the Socialist Commonwealth” en donde de manera sucinta demostraba la imposibilidad científica del cálculo económico en una economía planificada: sin competencia por los recursos, defendió Mises, sin propiedad, resulta imposible una eficiente inversión de los mismos. Dos años después, coincidiendo con la constitución oficial de la URSS, Mises escribía una de sus obras más notables: Socialismo. Análisis económico y sociológico.

En esta obra monumental, el pensador austríaco realiza una pormenorizada crítica al socialismo desde un punto de vista económico, social, y moral. El sistema socialista consistente en la colectivización de los medios de producción, la eliminación de la propiedad, en mayor o menor grado, y la instauración de un orden económico basado en el intervencionismo del Estado en todas las esferas de la vida económica y social. Una cosmovisión del mundo que fue la corriente dominante en Europa y el mundo durante buena parte del siglo XX y que Mises experimentó en primera persona.

Socialismo de Ludwig von Mises se publicó en 1922, el mismo año en el que se proclamó de forma oficial la URSS.

Durante la Primera Guerra Mundial, Mises sirvió como capitán de artillería siendo testigo directo de la derrota de su patria. Este episodio confirmó muchas de sus críticas que ya había desarrollado desde muy joven a los excesos nacionalistas que habían caracterizado los años previos a la contienda y que él asociaba al debilitamiento social y económico de su país. Más tarde, sufrió en propia piel la persecución nazi, por su doble condición de judío y librepensador, y la del KGB soviético después, teniendo que emigrar a Estados Unidos en 1940.

La obra y vida de Ludwig von Mises están marcadas por su compromiso con la búsqueda de la verdad científica. Mises responde al arquetipo que inmortalizó Ayn Rand ​en el personaje de Howark Roark de El Manantial, –novela que entusiasmo a Mises – , ejemplo de coraje intelectual y moral inquebrantable. Mises nunca se dejo tentar por la fama fácil que otorga la espectacularidad de promesas irrealizables y cargadas de falsas expectativas que conducen a la servidumbre de la inflación, los impuestos y regulaciones superfluas y excesivas.

Crítica al socialismo

La ciencia no únicamente consiste en buscar la verdad, también tiene la obligación de desenmascarar errores y falacias. Socialismo es un ejemplo de esto último y resulta un ejemplo destacado del rigor científico del autor que desarma uno por uno los argumentos colectivistas del credo socialista a partir del individualismo metodológico. El libro consta de cinco partes que pueden leerse como libros independientes. Su punto de partida es la importancia de la propiedad y su relación con la cooperación pacífica o, en su ausencia, la inevitabilidad del uso coercitivo del poder y de la violencia. A continuación, Mises expone los fundamentos del socialismo y su imposibilidad para operar y se analiza la supuesta “inevitabilidad del socialismo”, uno de los credos que defendió Marx. La obra también incluye una reflexión sobre la dimensión moral y ética del socialismo y su relación con los orígenes del cristianismo –el comunismo ni empieza con Marx ni, por desgracia, acaba con von Mises (ni siquiera con la caída del Muro de Berlín) – . Por último, el autor destaca y pone en valor la importancia central que tiene la batalla de las ideas para la salvaguarda de una sociedad libre y abierta, un elemento clave y transversal en la obra misiana. El libro cuenta también con un apartado final con las conclusiones y un epílogo, célebre, en donde el pensador austríaco señala el carácter antidemocrático del intervencionismo.

El marcado carácter científico de Socialismo contrasta con la inconsistencia teórica del marxismo. En su impotencia por desarmar la lógica del liberalismo clásico, el marximos tuvo que acudir a los excesos de la retórica; hoy hablaríamos de post-verdad. Marx ni siquiera supo acabar su gran obra El Capital. Por ejemplo, en su crítica al socialismo, Mises desarrolla el concepto de polilogismo para referirse a la tesis marxista que defiende que diferentes grupos razonan de manera distinta. Huelga decir que ningún pensador marxista hasta la fecha ha podido razonar dichos postulados con un mínimo de solvencis. El polilogismo de clases marxista dio pie al polilogismo de razas Nazi, y también lo encontramos en la base del razonamiento de todos los movimientos nacionalistas.

Dos gigantes de la defensa de las libertades: Ludwig von Mises y F.A. Hayek, ambos vivieron en primera persona los horrores de la Gran Guerra, el nazismo y el comunismo.

Como en el resto de la obra del pensador austríaco, Socialismo se edifica sobre una visión holística de la acción humana y una refutación frontal al dualismo artificial que pretende diferenciar entre la acción egoísta o altruista, como asumen todavía hoy el grueso de pensadores sociales, o como sucede cuando economistas y politólogos quieren diferenciar entre racional e irracional. A menudo en estos planteamientos se ignora el carácter subjetivo de la acción, –presente en el individualismo metodológico– , donde la cooperación voluntaria las acciones de uno no están en conflicto con las del otro sino que tienen que necesariamente disciplinarse a las acciones de los demás.

La obra de Mises resulta demoledora en todos los aspectos y constituye de alguna manera el tercer acto de un debate intelectual más amplio, importantísimo, entre lo individual y lo colectivo. En tiempos modernos, este debate empieza con la crítica de Carl Menger (fundador de la Escuela de Viena) a la escuela historicista alemana (Schmoller y Wagner, que luego serás dos de los dos grandes pilares intelectuales del nazismo). El segundo acto vendrá de la mano del díscipulo más notable de MengerEugen von Böhm-Bawerk que será el primero en hacer una crítica al marxismo aunque sea de manera parcial y no tan completa como la que desarrollará con posterioridad Mises.

Mises edificó su gran obra sobre la base del pensamiento de Menger y Böhm-Bawerk. La gran conquista de este tercer acto es la demostración de la imposibilidad científica del cálculo económico en un entrono de ausencia de propiedad lo que permite la competencia entre usos alternativos para un mismo recursos, lo que a su vez posibilita la formación de precios que reflejen en cada momento la escasez relativa de los bienes y sirven para disciplinar el comportamiento de los agentes económicos. Esto era lo mismo que afirmar la imposibilidad de establecer el socialismo como sistema de dirección económica para el mundo entero, la gran pretensión de los comunistas soviéticos.

No hace falta recordar que el grueso de advertencias lanzadas por Mises desde los años veinte de la pasada centuria fueron desoídas. Tras la Revolución de octubre, Europa se sumergió en uno de los periodos más oscuros de la Historia universal donde más de cien millones de personas murieron en el transcurso del siglo XX a causa de alguna u otra forma de totalitarismo colectivista. Pese a la crudeza de estas experiencias, nuestro tiempo no es ajeno a la ensoñación de pretender dirigir la economía de forma planificada e imponer soluciones desde arriba –aunque sea mediante sistemas democráticos – . La lectura de Socialismo de Mises resulta hoy tan vigente como en 1922 cuando se publicó por primera vez.

Saliendo de una importante exposición de arte en Nueva York, uno de los reporteros le preguntó a Dalí: “¿Qué hay de nuevo en la pintura maestro?” A lo que el genio del Ampurdán respondió de forma automática: “Velázquez.” Sucede hoy lo mismo con Mises y las ciencias sociales.

Seis maneras en que el socialismo es antisocial

Los socialistas tienen problemas con las matemáticas: son buenos en la división y la sustracción, pero desconocen la suma o la multiplicación

Si parece que los socialistas no saben realmente lo que es, eso sólo es cierto en parte. En la mayoría de los casos, simplemente no quieren que TÚ sepas lo que realmente es. (FEE)

 por FEE

He aquí una pregunta para una disertación de doctorado: ¿Cómo es que algo tan radicalmente antisocial recibió el nombre de socialismo?

Dejo ese enojoso asunto a quien quiera escribirlo. Mientras tanto, puedo ayudar al proyecto ofreciendo algunas de las razones por las que el socialismo es un artificio evidentemente antisocial.

En primer lugar, ¿qué es el socialismo? Para una definición, los propios socialistas ofrecen numerosos blancos móviles. Por ejemplo:

Es hablar alegremente y compartir las cosas, aunque bajo el socialismo hay menos que compartir y alegrarse.

Es la gratuidad hasta que llegan las facturas.

Es el estado del bienestar, en el que los políticos se benefician y los demás pagamos la cuenta. (Véase «La utopía de los ratones de John Calhoun y las reflexiones sobre el Estado del bienestar»).

Son líneas de pan que nos unen a todos, de alguna manera. Recordemos que Bernie Sanders proclamó una vez que las colas para conseguir comida en los países comunistas eran una bendición disfrazada.

Es la propiedad gubernamental de los medios de producción para que la economía pueda zumbar con la eficiencia del Departamento de Vehículos a Motor.

Es cuando los trabajadores dirigen las fábricas en las que alguien ha invertido.

Es cuando las élites despistadas le dicen a la economía lo que tiene que hacer.

Es Escandinavia (que no es socialista).

Es la utopía comunal donde todos reciben una porción igual sin importar el esfuerzo, hasta que casi se mueren de hambre. Los peregrinos lo intentaron hasta que se vieron obligados a sustituirlo por la propiedad privada. (Véase también «El lado oscuro del paraíso: Una breve historia de los experimentos utópicos de América en la vida comunal»).

Es Venezuela, o era Venezuela hasta que no funcionó.

Si parece que los socialistas no saben realmente lo que es, eso sólo es cierto en parte. En la mayoría de los casos, simplemente no quieren que TÚ sepas lo que realmente es. Los mejores charlatanes son siempre los más listos.

El socialismo es percibido, con razón y de forma generalizada, como diametralmente opuesto al capitalismo. Así que no es posible que se trate de actos de cuidado, de compartir, de dar y de ser compasivo con los necesitados. En el capitalismo se demuestra que hay más cuidado, reparto, donación y compasión hacia los necesitados.

Incluso cuando se trata de ayuda exterior, los países capitalistas son los donantes y los países socialistas son los receptores. No se puede regalar o compartir con nadie si no se crea en primer lugar, y el socialismo no ofrece en absoluto ninguna teoría de creación de riqueza, sólo confiscación y consumo de la misma.

Otra forma de pensar en las distinciones entre estos dos sistemas opuestos es esta: El capitalismo es lo que sucede cuando se deja a la gente libre y pacífica en paz. En ese sentido, es natural y espontáneo. El socialismo no es más que los planes presuntuosos de matones y sabihondos que imponen sus planes a punta de pistola. En ese sentido, es antinatural, artificioso, arbitrario y oficioso.

Los socialistas tienen problemas con las matemáticas: son buenos en la división y la sustracción, pero desconocen la suma o la multiplicación. Si tu hijo de segundo grado te dice que 3 + 2 = 1, sabes que es un futuro socialista. Lo mismo si te dice que los impuestos sobre los cigarrillos desincentivan el consumo de tabaco pero que los impuestos sobre la inversión, la contratación o la creación de empresas sólo tienen efectos beneficiosos. Los conocimientos de economía de los socialistas son aún más sombríos: Piensan que la oferta y la demanda significa que el pueblo demanda y el gobierno suministra.

En mi libro, ¿Fue Jesús un socialista? hice volar las bombas de humo para revelar lo que realmente es el socialismo:

“Es la concentración de poder en manos del Estado, que luego despliega la fuerza legal para uno o más de estos propósitos (y generalmente los tres en una u otra medida): la redistribución de los ingresos, la propiedad gubernamental de los bienes y la planificación central de la vida económica.”

Obsérvese que los socialistas no proponen alcanzar sus objetivos por consentimiento mutuo. No abogan por recaudar el dinero para sus planes por medio de ventas de pasteles o solicitudes de caridad. Su participación no es voluntaria. De principio a fin, la característica que define al socialismo no son tanto las promesas destinadas a seducir como el método por el que implementa su programa: la *FUERZA*. Si es voluntario, no es socialismo. Es así de sencillo.

Ahora que sabemos qué es el socialismo, ¿por qué es antisocial? Déjenme contar las formas:

¿Por qué? Porque ellos lo dicen. ¿No es esa razón suficiente? «Cuanto más planifica el Estado», escribió el economista austriaco F. A. Hayek, «más difícil resulta la planificación para el individuo». Pero a los socialistas no les importa eso porque lo que tienen en mente es seguramente más noble que cualquier cosa que pensemos los campesinos.

Este es un logro notable, quizás la contribución singular del socialismo a la sociología. Aunque la vida de un socialista sea un desastre, sabe cómo dirigir la de los demás. Aunque no crea en la existencia de Dios, piensa que el Estado puede serlo. Hayek también dio en el clavo en esta cuestión cuando escribió: «La curiosa tarea de la economía es convencer a los hombres de lo poco que saben sobre lo que imaginan que pueden diseñar». Los socialistas imaginan que pueden diseñar casi todo, pero, como he explicado, ninguno de ellos podría hacer algo tan simple como un lápiz.

Ningún negacionista del cambio climático niega que éste exista. Pero los socialistas afirman que si existe la naturaleza humana, pueden abolirla y reinventarla. Los seres humanos son individuos, no hay dos iguales en todos los sentidos, pero los socialistas creen que pueden homogeneizarnos y colectivizarnos en una mancha obediente. No les molesta castigar el éxito y los logros individuales aunque el resultado final sea un empobrecimiento igual. Creen que los seres humanos trabajarán más duro y de forma más inteligente para el Estado que para ellos mismos o sus familias. Esto está mucho más cerca de la brujería que de la ciencia.

¿Te has dado cuenta de que la agenda socialista no es una página de sugerencias útiles, o una lista de consejos para vivir mejor? Cuando están al mando, no puedes decir «No, gracias». ¿Libertad de elección? No, señor. Las ideas socialistas son tan buenas, dice el viejo refrán, que deben ser obligatorias y las opiniones contrarias deben ser censuradas. En el fondo de cada socialista, incluso de los ingenuos pero bien intencionados, hay un totalitario luchando por salir. Esto es lo que los socialistas acaban haciendo con una regularidad tan monótona que se puede contar absolutamente con ello. Cuando un capitalista compra una plataforma de medios sociales y la abre a todos los puntos de vista, son los socialistas los que enloquecen y exigen investigaciones.

En su notable libro, Intelectuales, el historiador británico Paul Johnson escribió un capítulo que levanta ampollas sobre el gurú por excelencia del socialismo, Karl Marx. Johnson cita a la propia madre de Marx como famosa por comentar que deseaba que su hijo Karl «acumulara algo de capital en lugar de limitarse a escribir sobre él». La señora Marx tenía razón. Karl y sus acólitos, en un grado u otro, hacen la guerra al generador más poderoso de la riqueza material que mejora la vida de la gente, es decir, la propiedad privada y su acumulación por parte de individuos privados que buscan beneficios y que invierten, crean y emplean. Dondequiera que tal locura gane poder, hace retroceder a sus súbditos hacia la caverna.

Desde Marx hasta los socialistas actuales, el conflicto lo es todo. Si no está presente, lo inventan. Después de todo, todo el mundo es víctima o villano, opresor o parte de los oprimidos. El conflicto es la forma en que se desarrolla la historia, nos dicen. Y, al igual que los quirománticos y los tarotistas, declaran que el futuro está de su parte. Esta perspectiva siempre enfadada descarta el espíritu de gratitud, especialmente hacia los capitalistas. Los socialistas nunca se presentan en una empresa de cualquier tamaño con carteles que exclaman «Gracias por asumir riesgos, ofrecer productos y emplear a personas».

Imagina que estás en un cóctel y entra un odioso aguafiestas. Domina la conversación y rezuma desprecio por los puntos de vista diferentes. Si te pasas de la raya, te amenaza con callar a los dos. Le dice a cada persona lo que debe beber y le quita todo lo demás. Aburre la sala con su arrogancia. Todo lo que dice es una mera pretensión de conocimiento que ni conoce ni le interesa conocer. Te denuncia por tus ambiciones y te exige que cumplas las suyas. Te quita tus cosas porque tienes más que él, o simplemente porque quiere. Si rechazas sus avances, llamará a la policía. Es un charlatán con un bate de béisbol.

¿Dirías que ese tipo es antisocial? Claro que sí. Es lo más antisocial que puede haber.

Por las mismas razones, también lo es el socialismo.

Uno de los mejores economistas de la historia, Ludwig von Mises, escribió este elocuente resumen:

“Un hombre que elige entre beber un vaso de leche y un vaso de una solución de cianuro de potasio no elige entre dos bebidas; elige entre la vida y la muerte. Una sociedad que elige entre el capitalismo y el socialismo no elige entre dos sistemas sociales; elige entre la cooperación social y la desintegración de la sociedad. El socialismo no es una alternativa al capitalismo; es una alternativa a cualquier sistema bajo el cual los hombres puedan vivir como seres humanos.”

Una versión anterior de este ensayo fue publicada en El American. Luego en FEE.org


Lawrence W. Reed es presidente Emérito y Miembro Superior de la Familia Humphreys en la Fundación para la Educación Económica (FEE), habiendo servido durante casi 11 años como presidente de FEE (2008-2019). 

I told you that having a socialist human being would bring us problems.

La no-ley que legalilza todo crimen

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La predominancia del COLECTIVISMO SOCIALISTA mediante el ESTATISMO en sus variadas formas (pero con el mismo fin de someter al individuo), han lavado la cabeza de millones en la creencia letal de que la ley puede «surgir», «ser creada» desde cabezas humanas reunidas en un recinto.

Y no, el hecho de que LA LEY, emana de algo más allá de seres en igualdad de la especie que por lo tanto jamás pueden legislar sobre-contra ella misma.

Lo cual es «ellos mismos» y destrona toda la farsa de la «creación de leyes», por un grupo de no otra cosa que delincuentes de la más alta soberbia.

La ignorancia masiva sostiene esa perversión y los efectos jamás pueden cambiar, mientras la humanidad no sea consciente de que por el hecho de esa NATURALEZA EN COMÚN COMO ESPECIE, fueron reconocidos como autoevidentes LOS DERECHOS INDIVIDUALES NATURALES (LEY NATURAL).

Desde ese basamento absoluto, debería ser imposible que los criminales que a diario son obedecidos como si fuesen los ancestrales sacerdotes de una secta que bajo el designio e inspiración de los dioses, pueden someter a capricho, legislar y violentar a piacere a todo aquel que se encuentra bajo su potestad. O sea: toda la población menos ellos.

Nada ha cambiado con la DEMAGOGIA POPULISTA y la ignorancia vocacional, el embrutecimiento de una mayoría adoctrinada, por no procurarse la propia educación como seres individuales.

Y no como esclavos de los políticos bajo discursos hipnóticos, mentiras y distorsiones de conceptos, pervirtiendo el lenguaje y las mentes. (Individuo Libre)

Lo que pocos cuentan: el origen ideológico totalitario del actual feminismo de género.

Fue promovido por marxistas para aplicar la lucha de clases a la sexualidad.

«Nos insultaban diciéndonos que éramos unas zorras, unas hijas de puta, que nos teníamos que pudrir…» Esto, aunque lo parezca, no es el relato de una escena de maltrato doméstico.

Una violenta pervesión del feminismo original

Esos insultos atrozmente machistas los sufrieron ayer mujeres de Vox en una marcha feminista en Madrid. Las insultadas, además, fueron agredidas y precisaron protección policial, y todo por el mero hecho de atreverse a cuestionar los dogmas ideológicos del feminismo de género. Entre otros lemas violentos, se corearon barbaridades como «vamos a quemar la Conferencia Episcopal««machotes a machete» y «varón, pardillo, tu boca en el bordillo», en referencia al método con el que un nazi le destrozaba la cabeza a un joven negro en la película «American History X». Pero ¿en qué consiste esta ideología de género o feminismo de género? Su denominación la acuñó una feminista, Christina Hoff Sommers, abiertamente opuesta a él. En su libro «Who Stole Feminism?» (¿Quién robó el feminismo?), publicado en 1994, escribió lo siguiente:

«El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el contrario, el feminismo del ‘género’ es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer norteamericana está presa en un sistema patriarcal opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mujer; la feminista del ‘género’ a menudo piensa que han empeorado. Ven señales de patriarcado por dondequiera y piensan que la situación se pondrá peor. Pero esto carece de base en la realidad norteamericana. Las cosas nunca han estado mejores para la mujer que hoy conforma 55% del estudiantado universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose.»

Una manipulación del feminismo promovida desde la ultraizquierda

Ese feminismo de género, profundamente materialista y promovido inicialmente desde la extrema izquierda, quiso aplicar la tesis marxista de la lucha de clases a las relaciones sexuales, tal como explicaba una de las creadoras del feminismo radical, Shulamith Firestone (1944-2012). En su libro «La dialéctica del sexo» (1970) bebía directamente del pensamiento de Karl Marx:

«Asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; que se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser, a diferencia del primer movimiento feminista, no simplemente acabar con el privilegio masculino, sino con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importarían culturalmente.»

El objetivo: acabar con la maternidad; el medio: el aborto

Pero ¿cómo acabar con esas diferencias sexuales, si sólo las mujeres pueden ser madres? Firestone lo tenía claro: «el núcleo de la opresión femenina hay que buscarlo en sus funciones procreadoras y de crianza.». ¿Y cuál era la solución que proponía frente a esa opresión«La liberación de las mujeres de la tiranía de su biología reproductiva por todos los medios disponibles», y esto último incluye el aborto, por supuesto. Este feminismo de género decía defender a la mujer desligándola de una facultad exclusivamente femenina -la maternidad- y enfrentándola a sus hijos, convertidos en simples obstáculos para alcanzar esa «liberación», de forma que si hace falta, se les liquida con la aprobación de la ley y la financiación del Estado. Así se crearon las perversas y totalitarias bases ideológicas de la legalización del aborto en países democráticos.

Un proyecto de ingeniería social que se empezó a aplicar en la URSS

Esa visión nefasta y materialista de la maternidad y de las relaciones con los hijos fue promovida inicialmente por el marxismo, al que le interesaba destruir las relaciones familiares en su concepción totalitaria de la sociedad. No es casualidad que las dictaduras comunistas fuesen las más activas promotoras del aborto: el primer país que lo legalizó fue la URSS en 1920. En Cuba se legalizó en 1965, seis años después de la instauración de la dictadura castrista. A día de hoy, entre los países que más desprotegen a los niños por nacer en el mundo están dictaduras comunistas como China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba. La promoción del aborto en esos países y también en muchos países democráticos ha generado la más absoluta irresponsabilidad de hombres y mujeres sobre los frutos de su sexualidad, pero con ciertas diferencias. Y es que las leyes creadas para permitir matar a los hijos por nacer han sido especialmente beneficiosas para los hombres que querían desentenderse de su descendencia, al convertir ésta en la consecuencia de una mera elección de la mujer y, por tanto, exclusiva responsabilidad suya. Una feminista actual, Cecilia Voss Koch, ha denunciado las consecuencias del aborto para las mujeres:

«A base de animar a la sociedad a considerar al hijo de una mujer como una especie de propiedad desechable, el aborto refuerza la imagen de la propia mujer como una propiedad disponible y como un objeto sexual reutilizable -un recurso sexual renovable. No es ninguna coincidencia que el mayor contribuyente financiero a la causa de los «derechos de aborto» sea la Fundación Playboy. Cuando el aborto está disponible para todas las mujeres, toda la responsabilidad masculina para el control de la fecundidad ha sido eliminada. Un hombre sólo necesita ofrecer a la mujer un dinero para un aborto y eso es todo: ninguna responsabilidad, ninguna relación, ningún compromiso. Y en eso estamos… ¡recicladas y utilizadas de nuevo!»

Contra las niñas por nacer y las madres en nombre del feminismo

Esa legislación perversa ha dado lugar a la matanza de más de dos millones de niños por nacer en España. Teniendo en cuenta que algo más del 48% de los recién nacidos en España son niñas, podríamos concluir que de esos dos millones, más de 960.000 eran niñas por nacer, asesinadas con el beneplácito e incluso con el aplauso del feminismo de género. Pero esta matanza de niñas no es el único efecto directo de las leyes abortistas en las propias mujeres. Hace dos años la Fundación Madrina denunciaba que nueve de cada diez mujeres españolas sufren ‘mobbing maternal’ en sus empresas, de modo que ser madre se ha convertido en un factor de exclusión social y laboral para la mujer. Y es que la desprotección de los niños por nacer va ligada a la desprotección de la maternidad. En 2009, durante un debate en el Parlamento de Galicia, una diputada socialista favorable al aborto tachó de «ultraderechista» la propuesta de ofrecer apoyo a las madres embarazadas sin recursos. En febrero de 2011, cuando el gobierno gallego aprobó definitivamente un plan de ayuda a la mujer embarazada, el PSOE descalificó la medida diciendo que pretendía «exportar a Galicia el modelo familiar de la ultraderecha». En un tono parecido, pero en este caso en el Parlamento de Asturias, la izquierda descalificaba una iniciativa similar entre insultos a las madres, llegando el PSOE a tachar de «casi ilegal» una iniciativa para apoyar a madres embarazadas sin recursos, considerando que ofrecerles alternativas al aborto va «contra el derecho de la mujer a decidir». Un derecho que, por lo visto, sólo deja una opción a las madres: abortar.

El siguiente objetivo a destruir: la familia

Pero al feminismo de género no le bastaba con cargarse la maternidad para alcanzar sus objetivos. Esa ideología totalitaria chocaba con la existencia de una institución social ligada a la maternidad: la familia. En la citada obra, Shulamith Firestone apelaba nuevamente a Karl Marx para justificar este proyecto feminista de ingeniería social:

«Marx intuyó la existencia de algo cuya profundidad escapaba a sus conocimientos, cuando observó que la familia contenía en sí misma -en embrión- todos los antagonismos que luego se desarrollarían a mayor escala dentro de la sociedad y el estado. A menos que la revolución arranque de cuajo la organización social básica -la familia biológica, el vínculo a través del cual la psicología del poder puede siempre subsistir clandestinamente-, el germen parasitario de la explotación jamás será aniquilado. Necesitamos una revolución sexual mucho más amplia que la socialista y, por supuesto, que la incluya- para erradicar verdaderamente todos los sistemas clasistas».

¿Y cómo proponía destruir la familia? Pues recurriendo directamente a la ciencia-ficción para diseñar una sociedad sin familias:

«La reproducción de la especie a través de uno de los sexos en beneficio de ambos sería sustituida por la reproducción artificial… La división del trabajo desaparecería mediante la eliminación total del mismo (cybernation). Se destruiría así la tiranía de la familia biológica.«

Nos encontramos ya con un diseño social puramente orwelliano, que se parece peligrosamente al de la novela «1984» y que, como el comunismo, pretende subvertir las instituciones naturales de la sociedad a golpe de ingeniería social, recurriendo a todo tipo de atropellos para lograr sus objetivos, incluso agredir a las mujeres que no están de acuerdo con ese proyecto totalitario.

Una ingeniería social que genera opresión, violencia e injusticia

Resulta alarmante comprobar hasta qué punto estas aberrantes tesis están siendo asumidas por sociedades como la nuestra, desatando la violencia contra el discrepante, la violencia contra los niños por nacer y la violencia en el seno de la familia. En este sentido, tampoco es casualidad que las leyes basadas en la ideología de género invisibilicen la violencia doméstica que sufren hombres y niños varones, y que la mera palabra de una mujer baste para detener a su pareja masculina, dando pie a la presentación de denuncias falsas y a la utilización de esta ley perversa como un método de chantaje. Recordemos que en los siete primeros años de su aplicación, los Juzgados de Violencia sobre la Mujer recibieron 1.034.613 denunciasresultando exculpados 826.616 denunciados, el 79,89%. se trata de la única ley, además, en la que el sexo es un factor a tener en cuenta en el caso de valorar si una denuncia merece ser considerada o si el culpable es reo de un delito (en el caso del varón) o de una falta (si es mujer), en una directa violación de la igualdad ante la ley y del derecho a la presunción de inocencia que proclama la Constitución. Y a estas agresiones contra derechos fundamentales, igual que pasa con la más brutal de todas -el aborto, que implica violar el derecho a vivir-, ya ni siquiera se opone la actual derecha parlamentaria, ya sea por complejo, por tibieza o por miedo a ser blanco de las iras de personas violentas como las que ayer agredieron a unas mujeres por discrepar. Con esta ingeniería social promovida por el feminismo de género no estamos consiguiendo una sociedad más libre e igualitaria, sino más opresiva, violenta e injusta. Y ya va siendo hora de decirlo alto y claro.

ELENTIR

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Un recorrido al pasar.

La red de malla fina ya la tendieron paso a paso, desde nuestros mails, búsquedas y atenciones en internet, transacciones, celulares, etc.

Con el poder de imprimir papeles sin valor, fusionado a las leyes político- gubernamentales-estatales que sostienen su falsa burbuja como real y de obligatoriedad, el dominio de la prisión humana planetaria ya fue asegurado.

Ellos te dan sus papeles y a cambio tú, les diste tus horas de vida y cada gota de tu esfuerzo. Y así se enriquecen parasitando.

Nada es tuyo. Solo condicional si pagas los impuestos.

Estás registrado, legislado, observado y vigilado siempre.

Los idiotas sin conciencia de libertad y naturaleza esclava, lo creen «sociedad organizada».

Es su granja humana y sin dudas que lo está.

Dentro del sistema y bajo potestad de los que creen tener el derecho y el poder de decidir cuántos sobran en la granja y cuántos van a quedar.

Ellos – en su mal y locura insondables – acumulan poder muerto, «riquezas» sin alma, como es su esencia.

Las fisuras posibles hacia la LIBERTAD INDIVIDUAL que son el mercado negro y el contrabando (real libre comercio), serán más estranguladas aún, cuando saquen el papel pintado sin valor (billetes) de circulación e impongan el «dinero digital».

La red de malla fina ya la tendieron paso a paso, desde nuestros mails, búsquedas y atenciones en internet, transacciones, celulares, etc.

La Humanidad, cada individuo con todo su acontecer, están ya casi todos dentro de la «Hal 9000» («2001 Odisea Espacial») planetaria.

Los cercos son invisibles y con la marca «CONTROL DE TODOS».

Ellos, «la masa», no lo ven…solo ven pantallas de noticias, TV. Más y más dosis cada día.

El DESPERTAR como siempre, será individual y una minoría luchará por la salvación y la derrota de los engendros del mal y su sistema. Siempre fué así.

No pierdas tiempo, sal a buscar e investigar.

Si no logras CONOCIMIENTO y COMPRENSIÓN, no podrás sumarte a la Victoria. No llegarás y te alcanzarán de un modo u otro.

Ya lo hicieron con millones. Y siguen cayendo.

Aprópiate de tu mente y de tu Conciencia Individual y serás victorioso junto con tus pares. No hay fronteras en eso.

Porque el mal al final, tiene asegurada su autodestrucción. (Individuo Libre).-

Cómo el gobierno nos roba derechos de forma gradual y progresiva

La única forma que el gobierno tiene para «justificar» su existencia es a través de problemas. Si hay problemas, «necesitamos al gobierno», pero ¿Si no hay problemas? El gobierno los inventa.

Jose Miguel

Cada nueva ley, política, ordenanza o cualquier forma que el gobierno encuentra para hablar de «un problema» y regular, legislar o controlar en base a ese problema, no es más que la forma en la que el gobierno convence a la gente de que este «es necesario» y así prolongar su existencia.

En Twitter escribí:

Son muchos los ejemplos que existen de cómo el gobierno ha crecido en tamaño e intervención, gracias al brillante trabajo que hacen de convencernos de que «solo ellos pueden resolver ciertos problemas».

El sistema de salud, el educativo y la seguridad nacional, son los temas más populares cuando se habla de la supuesta «necesidad de un gobierno», porque han magnificado estos tres a tal punto que la gente termina creyendo que no hay forma de tenerlos sin el gobierno, o que no pueden ser resueltos de manera local y focalizada.

Mientras el gobierno más mete sus narices, más son los controles, restricciones y robo de libertades de los que somos objeto constantemente por parte de esta institución, que crece constantemente, mientras trata de evitar que otros lo hagan.

¿Qué hace el gobierno cuando encuentra resistencia a sus intenciones de restringir y controlar? Comienza una campaña que se ejecuta de manera gradual pero progresiva, en la que la gente empieza a aceptar poco a poco grandes regulaciones que vienen en paquetes pequeños, pero constantes.

Veamos esto con ejemplos recientes, como el libre porte de armas. Es todo un tema en Estados Unidos, porque la gente está siendo convencida desde los medios de comunicación que «la violencia con armas de fuego en el país es un gran problema».

Una secta política anti-segunda enmienda, financia estas matrices de opinión que aterrorizan a la gente, a pesar de que en la realidad, casi cualquier país de Latinoamérica -con control de armas- es mucho más violento que Estados Unidos.

Siempre inician la propuesta con un paquete «all-in», en el que está todo lo que quieren hacer: que menos personas puedan tenerlas, que sea imposible comprarlas, que de ser posible sean totalmente prohibidas; así es el paquete inicial.

Cuando consiguen resistencia, empiezan con cambios «graduales», pero progresivos, para que la gente los acepte creyendo que «no alteran el derecho en su conjunto» y -de paso- creen que «es lo racional de hacer».

Por ejemplo:

Cuando nos damos cuenta, de 18 años cambiaron la edad para 21, lo que quiere decir que hay que esperar 3 años más para tener derecho a la legítima defensa. Aceptamos ese cambio y el gobierno viene con otro: aumentemos los controles del chequeo de antecedentes.

Unos años después, 21 años «ya no son suficientes», «subámoslo a 25» grita el gobierno y en un abrir y cerrar de ojos, el libre porte de armas ha sido derogado y con él, el derecho a la legítima defensa.

Cierro con esto:

La locura del virus: el obvio absurdo de todo / Virus Insanity: The Obvious Absurdity of it All

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«La naturaleza fraudulenta de esta conspiración es tan obvia que contrasta radicalmente con la realidad, pero muchos no pueden ver, o más exactamente, no quieren aceptar esta verdad.»

Por/By  

ORIGINAL ARTICLE IN ENGLISH: Virus Insanity: The Obvious Absurdity of it All

“El hombre se encuentra cara a cara con lo irracional. Siente en su interior su anhelo de felicidad y de razón. Lo absurdo nace de esta confrontación entre la necesidad humana y el irrazonable silencio del mundo ”.

Albert Camus (2012). «El mito de Sísifo: y otros ensayos», p.28, Vintage, (ensayo filosófico de 1942 de Albert Camus)

Cuando el absurdo se convierte en la base aceptada del pensamiento de las masas, cuando el adoctrinamiento del rebaño es de naturaleza universal, y cuando la narrativa estatal de la clase dominante se toma como un hecho, entonces se completa el círculo de poder. El poder creado en esta circunstancia consume tanto que fácilmente puede superar cualquier resistencia de los pocos pensadores de la minoría. Esta es una situación difícil y es una amenaza mortal para la sociedad.

En el caso de hoy, este escenario macabro no solo ha consumido a este país, sino al mundo entero. Sólo si hubieran actuado fuerzas muy siniestras se podría haber logrado algo de esta magnitud y alcance. Esta es la razón por la que esta ‘pandemia’ fabricada es tan peligrosa para la humanidad. Solo el miedo abrumador debido a la ignorancia y la presión social forzada de los compañeros podrían haber permitido que esta actitud de la manada se volviera tan frecuente.

Ahora nos enfrentamos a la perspectiva de una toma total tecnocrática por parte de las fuerzas siniestras que protagonizaron este golpe desde el principio. Si bien esta trama se había diseñado anteriormente y se había presentado gradualmente al público durante un largo período de tiempo, se ha implementado agresivamente este año. Algo tan grande y ominoso nunca hubiera sido posible en el pasado, pero hoy parece haber sido una tarea fácil engañar a la mayoría de las personas para que aceptaran la sumisión y, a su vez, siguieron las órdenes en una medida tan grandiosa que la totalidad de El núcleo de este país, así como la mayoría de los demás, se ha alterado horriblemente, y todo por mentira.

La naturaleza fraudulenta de esta conspiración es tan obvia que contrasta radicalmente con la realidad, pero muchos no pueden ver, o más exactamente, no quieren aceptar esta verdad. La frustración que esto trae a las personas pensantes es brutal, porque aunque se ha demostrado una y otra vez que la narrativa del estado está llena de agujeros y mentiras, es como si la ceguera total se hubiera apoderado de la sociedad en general. Esta respuesta apática está siendo adoptada debido al miedo a la verdad, pero las consecuencias de esta actitud serán fatales para muchos y peligrosas para todos menos la clase alta.

Este llamado coronavirus, si es que existe, nunca ha sido un problema real o una amenaza para las poblaciones del mundo, no más que cualquier otra gripe normal, pero la respuesta del estado es tan mortal que podría provocar un horror generalizado que afectaría todo el mundo en el planeta. No estaría aislado de ningún país o región en particular, aunque podría ser peor en algunos lugares más que en otros, pero devastador para todos. Esta respuesta es tan extrema que podría eliminar toda libertad para las personas de todo el mundo. Todas las personas buscan la libertad porque es una necesidad para una vida feliz y plena, pero si no se detiene esta toma de poder por parte de la clase dominante de élite reclamada, nos destruirá a todos, dejando solo un páramo controlado sin amor, cuidado, comunidad y alegría. Destruiría el espíritu humano y, por tanto, destruiría a la humanidad. Este es el futuro tal como está hoy, a menos que se produzca un despertar de proporciones enormes. ¿Aceptará la gente de este país este terrible destino o encontrará el coraje para resistir?

Mire las medidas que se están tomando en todo el mundo y comprenda que toda la tiranía y la opresión que se observa en los países individuales pronto consumirán a todos los países. Todas las medidas que se tomen en China, Europa, Australia, Asia y otros lugares, incluidos los Estados Unidos, no estarán aisladas por mucho tiempo en un país u otro, sino que serán la norma en todas partes. Este es el plan, y no es accidental, ya que muchas de las medidas totalitarias que se imponen a las personas en todo el mundo son pruebas para juzgar el cumplimiento y, si se implementan con éxito en un país, se transferirán a todos a tiempo. Solo considere el comienzo de este fiasco y la aceptación por parte de las sociedades occidentales de los métodos chinos que fueron falsamente reclamados como exitosos y, por lo tanto, se dijo que eran importantes para usar en todas partes.

Esto incluyó cierres masivos, cuarentena, vigilancia, rastreo, rastreo, uso de máscaras mortales, destrucción económica en todos los niveles, excepto en los más altos, y mucho más. Todas esas cosas se pusieron en práctica en todo el mundo, incluso en los EE. UU. En ese momento, la gente en este país se burló de tal tiranía, pero rápidamente se engañó para aceptarla sin cuestionarla. Todo lo que se necesitó fue el miedo a la gripe para llevar la política de China a los EE.UU.Debería ser evidente a estas alturas que todas las potencias mundiales están trabajando mano a mano para engañar a sus poblaciones para que acepten su propia esclavitud y renuncien a sus libertades debido a un falso miedo. .

El Primer Ministro de Australia ayer , Scott Morrison, declaró que 

«Australia debería hacer que cualquier vacuna contra el coronavirus sea obligatoria para sus 25 millones de ciudadanos y prohibir las exenciones médicas». Esto viene con el conocimiento de que las muertes totales exageradas en Australia han llegado a solo 400 de los 25 millones de ciudadanos. Esa es una tasa de mortalidad de .000016%. ¿Alguien no ve la naturaleza increíble y ridícula de una declaración tan absurda? Obviamente, fue una táctica destinada a infundir un gran miedo en la mente de la gente para que se pueda lograr el control total. Este fue un mandato político que podría poner a prueba las aguas de la disidencia, y una vez que esa disidencia sea aplastada, el mandato podría hacerse efectivo. Cualquier vacuna en esta etapa no estaría probada y sería muy peligrosa, y además, infectaría a toda una población basándose en nada más que ganar el control de una nación. Como mencioné anteriormente, si sucede en Australia, también se intentará aquí.

A medida que se acerca el otoño, esta trama pandémica aumentará aún más de lo que hemos visto este año. Con poblaciones debilitadas aquí y en todo el mundo, las muertes por gripe serán más evidentes de lo normal, pero estas muertes nunca se atribuirán al hecho de que la respuesta del estado a este engaño ha causado la destrucción del sistema inmunológico justo a tiempo para la temporada de normalidad. enfermedad. Esto permitirá el mayor bombardeo de propaganda jamás visto en la tierra. En el apogeo de esta temporada de gripe, o antes, vacunar al mundo con una vacuna venenosa, una vacuna de ARN posiblemente (probablemente) llena de muchos ingredientes desconocidos, será la agenda principal de los monstruos que controlan la locura de este virus. No se dejará nada fuera de la mesa, ya que las órdenes draconianas masivas se transmitirán desde lo alto.

Afortunadamente, ha habido un poco más de retroceso últimamente, pero esta trama es mucho más grande de lo que puede concebir una población ahora temerosa y débil. Se necesita desesperadamente más disensión, y el incumplimiento masivo de las órdenes gubernamentales es todo lo que puede evitar un apocalipsis económico de proporciones de época y la destrucción de todos los aspectos de la libertad que se hayan alcanzado.

“Decídete a no servir más y serás liberado de inmediato. «

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Por qué el nazismo era socialismo y por qué el socialismo es totalitario. / Why Nazism was a socialist and why socialism is totalitarian.

Por: 

The original article in English is HERE

Mi propósito hoy son dos cosas principales: (1) Demostrar por qué la Alemania nazi era un estado socialista y no capitalista. Y (2) demostrar por qué el socialismo, entendido como un sistema económico basado en la propiedad pública de los medios de producción, requiere inevitablemente una dictadura totalitaria.

La identificación de la Alemania nazi como estado socialista fue una de las muchas grandes contribuciones de Ludwig von Mises.

Cuando uno recuerda que la palabra “nazi” era una abreviatura para “der Nationalsozialistische Deutsche Arbeiters Partei” (en traducción española Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes), la identificación de Mises no podría parecer tan notable. Pues ¿qué debería uno esperar como sistema económico de un país gobernado por un partido con “socialista” en su nombre salvo socialismo?

Sin embargo, aparte de Mises y sus lectores, prácticamente nadie piensa en la Alemania nazi como un estado socialista. Es mucho más común creer que representaba una forma de capitalismo, que es lo que han afirmado los comunistas y otros marxistas.

La base de la afirmación de que la Alemania nazi era capitalista era el hecho de que la mayoría de las industrias en la Alemania nazi aparentemente quedaban en manos privadas.

Lo que identificó Mises fue que la propiedad privada de los medios de producción existía solo nominalmente bajo los nazis y que la sustancia real de la propiedad de los medios de producción residía en el gobierno alemán. Pues era el gobierno alemán, y no los propietarios privados nominales, el que ejercía todos los poderes sustantivos de propiedad: él, no los propietarios privados, decidía que se iba a producir, en qué cantidad, por qué métodos y a quién se iba a distribuir, así como los precios que se cobrarían y los salarios que se pagarían y qué dividendos u otras rentas se permitiría percibir a los propietarios privados nominales. La posición de los supuestos propietarios privados, como demostró Mises. se reducía esencialmente a la de pensionistas del gobierno.

La propiedad de hecho del gobierno de los medios de producción, como la llamaba Mises, estaba implícita lógicamente en principios colectivistas fundamentales adoptados por los nazis como que el bien común  está por encima del bien privado y que el individuo existe como medio para los fines del Estado. Si el individuo existe como medio para los fines del Estado, por supuesto, lo mismo pasa con la propiedad. Igual que lo posee el Estado, su propiedad también la posee el Estado.

Pero los que estableció concretamente el socialismo  de hecho en la Alemania nazi fue la introducción de los controles de precios y salarios en 1936. Se impusieron como respuesta a la inflación de la oferta monetaria llevada a cabo por el régimen desde el momento de su llegada al poder a principios de 1933. El régimen nazi infló la oferta monetaria como medio de financiar el enorme aumento en el gasto público que requerían sus programas de obras públicas, subvenciones y rearme. Los controles de precios y salarios se impusieron en respuesta al aumento de los precios que empezó a producir la inflación.

El efecto combinado de la inflación y los controles de precios y salarios es la escasez, es decir, una situación, en la que las cantidades de los bines que intenta comprar la gente exceden de las cantidades disponibles para comprar.

A su vez, las escaseces se convierten en caos económico. No es solo que los consumidores que aparecen en las tiendas antes están en disposición de comprar todas las existencias y dejar sin nada a los clientes que lleguen más tarde (una situación a la que los gobiernos normalmente responden con racionamiento). Las escaseces generan caos en todo el sistema económico. Introducen arbitrariedad en la distribución de suministros entre áreas geográficas, en la asignación de un factor de producción entre sus diferentes productos, en la asignación de trabajo y capital entre las distintas ramas del sistema económico.

A la vista de la combinación de controles de precios y escasez, el efecto de una disminución en la oferta de una cosa no es, como pasaría en un mercado libre, aumentar su precio e incrementar su rentabilidad, operando así para detener la disminución de la oferta o invertirla si ha ido demasiado lejos. Los controles de precios impiden el aumento en la oferta al reducir el precio y la rentabilidad. Cuando hay una escasez, el efecto de un aumento en la oferta es simplemente una reducción en la severidad de la escasez. Solo cuando se elimina totalmente la escasez, un aumento en la oferta necesita una disminución en el precio y genera una disminución en la rentabilidad.

Como consecuencia, la combinación de controles de precios y escasez hace posible movimientos aleatorios de la oferta sin ningún efecto en los precios y la rentabilidad. En esta situación, la producción de los bienes más triviales y poco importantes, incluso las mascotas de piedra, puede expandirse a costa de la producción de los bines más urgentemente necesitados e importantes, como medicinas que salven vidas, sin efecto en el precio o la rentabilidad e cada bien. Los controles de precios impedirían que la producción de medicinas se hiciera más rentable al disminuir su oferta, mientras que una escasez incluso de mascotas de piedra impediría que su producción se hiciera menos rentable al aumentar su oferta.

Como demostró Mises, para ocuparse de los efectos no pretendidos de sus controles de precios, el gobierno debe o bien abolir los controles de precios o añadir más medidas, como precisamente el control sobre lo que se está produciendo, en qué cantidad, por qué métodos y a quién se distribuye, a lo que me referí antes. la combinación de controles de precios con su mayor serie de controles constituye la socialización de hecho del sistema económico. Pues significa que el gobierno ejercita entonces todos los poderes sustantivos de propiedad.

Éste fue el socialismo instituido por los nazis. Y Mises lo llama el socialismo de patrón alemán o nazi, frente al socialismo más evidente de los soviético, al que llama socialismo de patrón ruso o bolchevique.

Por supuesto, el socialismo no acaba con el caos causado por la destrucción del sistema de precios. Y si se introduce sin la existencia previa de controles de precios, su efecto es iniciar el propio caos. Porque el socialismo no es realmente un sistema económico positivo. Es meramente la negación del capitalismo y su sistema de precios. Como tal, la naturaleza esencial del socialismo es una y la misma que el caos económico que resulta de la destrucción del sistema de precios por controles de salarios y precios. (Quiero apuntar que la imposición del socialismo del estilo bolchevique de un sistema de cuotas de producción, que incentiva siempre exceder la cuotas, es una fórmula segura para una escasez universal, igualo que la que existe bajo todos los controles de precios y salarios).

Como mucho, el socialismo simplemente cambia la dirección del caos. El control público sobre la producción puede hacer posible una mayor producción de algunos bienes de especial importancia para él, pero lo hace solo a costa de crear el caos en el resto del sistema económico. Esto pasa porque el gobierno no tiene forma de conocer los efectos en el resto del sistema económico de su aseguramiento de la producción de bienes a los que atribuye una importancia especial.

Los requisitos de aplicar un sistema de control de precios y salarios dan mucha luz sobre la naturaleza totalitaria del socialismo (por supuesto, más evidentemente en la variante alemana o nazi, pero también en la del socialismo al estilo soviético).

Podemos empezar por el hecho de que el interés propio de los vendedores que operan bajo controles de precios es evadir los controles de precios  y aumentar sus precios. Los compradores, incapaces de otra forma de obtener bienes, están dispuestos a pagar estos precios más altos como medio de de conseguir los bienes que quieren. En estas circunstancias, ¿qué va a impedir que aumenten los precios y se desarrolle un mercado negro masivo?

La respuesta es una combinación  de sanciones severas combinadas con una gran probabilidad de ser atrapado y luego sufrir realmente esas sanciones. Unas simples multas no es probable que supongan una gran disuasión. Se considerarían solo como un gasto de negocio adicional. Si el gobierno es serio respecto de los controles de precios, es necesario que imponga sanciones comparables a las de un delito grave.

Pero la mera existencia de dichas sanciones no basta. El gobierno tiene hacer realmente peligroso realizar transacciones en el mercado negro. Tiene que hacer que la gente tema realizar tales transacciones que pudieran ser descubiertas de algún modo por la policía y acaben realmente en prisión. Para crear ese miedo, el gobierno debe desarrollar un ejército de espías e informadores secretos. Por ejemplo, el gobierno debe hacer temer al vendedor y a los clientes que si realizan una transacción de mercado negro, algún otro cliente en la tienda pueda denunciarles.

A causa de la privacidad y secreto con que deben realizarse muchas transacciones del mercado negro, el gobierno debe asimismo hacer que todo el que vea una operación del mercado negro temeroso de que la otra parte resulte ser un agente policial tratando de encarcelarle. En gobierno debe hacer que la gente tema incluso a sus socios más veteranos, incluso a sus amigos y parientes, no sea que resulten ser informadores.

Y finalmente, para obtener condenas, el gobierno debe poner la decisión acerca de la inocencia o culpabilidad en el caso de las transacciones de mercado negro en manos de un tribunal administrativo o sus agentes de policía en el momento. No puede confiar en juicios con tribunales, porque es improbable que puedan encontrarse muchos jurados dispuestos a dar veredictos de culpabilidad en casos en el un hombre tenga que ir a la cárcel por muchos años por el delito de vender unas pocas libras de carne o un par de zapatos por el encima del precio máximo.

Por tanto, en resumen, los requisitos simplemente para aplicar las regulaciones de control de precios son la adopción de las características esenciales de un estado totalitario, es decir, el establecimiento de la categoría de “delitos económicos”, en la que la búsqueda pacífica del interés propio se considera un delito criminal, y el establecimiento de un aparato policial totalitario lleno de espías e informadores y el poder de un arresto y prisión arbitrarios.

Está claro que la aplicación de controles de precios requiere un gobierno similar al de la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin, en los que prácticamente cualquiera podía resultar ser un espía policial y en los que existe una policía secreta que tiene el poder de arrestar y encarcelar a la gente. Si el gobierno no está dispuesto a llegar tan lejos, entonces, hasta ese punto, sus controles de precios resultarán inaplicables y sencillamente no funcionarán. Entonces el mercado negro asume proporciones enormes. (Por cierto, que nada de esto sugiere que los controles de precios fueran la causa del reino de terror institutito por los nazis. Los nazis empezaron su reino de terror mucho antes de la aprobación de los controles de precios. Por consiguiente, aprobaron controles de precios en un entorno listo para su aplicación por la fuerza).

La actividad del mercado negro conlleva la comisión de más delitos. Bajo el socialismo de hecho, la producción y venta de bienes en el mercado negro conlleva el desafío de las regulaciones públicas respecto de la producción y distribución, así como el desafío a sus controles de precios. Por ejemplo, los propios bienes que se venden en el mercado negro pretendía el gobierno que se distribuyeran de acuerdo con su plan y no en el mercado negro. Los factores de producción utilizados para producir esos bienes igualmente pretendía el gobierno que se utilizaran de acuerdo con su plan y no para el fin de aprovisionar el mercado negro.

Bajo un sistema de socialismo de derecho, como el que existía en la Rusia soviética, en el que el código legal del país hace abierta y explícitamente al gobierno del país el propietario de todos los medios de producción, toda actividad de mercado negro conlleva necesariamente el uso indebido o el robo de la propiedad del estado. Por ejemplo, se consideraba que los trabajadores o directores de fábricas de la Rusia soviética que se llevaban productos que vendían en el mercado negro estaban robando las materias primas proporcionadas por el estado.

Además, en cualquier tipo de estado socialista, nazi o comunista, el plan económico del gobierno es parte de la ley suprema del territorio. Todos tenemos una buena idea de lo caótico que es el llamado proceso planificador del socialismo. Su mayor distorsión por trabajadores y directores drenando materiales y suministros para producir para le mercado negro, es algo a lo que un estado socialista está lógicamente autorizado a considerar como un acto de sabotaje de su plan económico nacional. Y como sabotaje es como lo considera cualquier código legal de un estado socialista. Coherentemente con este hecho, la actividad del mercado negro en un país socialista a menudo conlleva la pena capital.

Creo que un hecho fundamental que explica el reino absoluto de terror que se encuentra en el socialismo es el increíble dilema en el que se sitúa un estado socialista en relación con las masas de sus ciudadanos. Por un lado, asume una responsabilidad completa del bienestar económico individual. El socialismo al estilo ruso o bolchevique reconoce abiertamente esta responsabilidad: es la fuente principal de su atractivo popular. Por otro lado, de todas las formas que puedan imaginarse, un estado socialista resulta una chapuza increíble en esta tarea. Hace de la vida del individuo una pesadilla.

Todos los días de su vida, el ciudadano de un estado socialista debe gastar tiempo en colas de espera inacabables. Para él, los problemas que experimentaron los estadounidenses en relación con las escaseces de gasolina en la década de 1970 son normales, solo que no los experimenta en relación con la gasolina (pues no posee un coche y no tiene esperanza de tener nunca ninguno), sino en relación con las cosas sencillas de la vestimenta, de las verduras e incluso del pan. Aún peor es que se le obliga frecuentemente a trabajar en un empleo que no ha elegido y que por tanto debe indudablemente odiar. (Pues bajo la escasez, el gobierno decide la asignación del trabajo igual que hace con la asignación de los factores de producción). Y vive en una condición de increíble hacinamiento, que apenas deja posibilidades de privacidad. (A la vista de la escasez de vivienda, se asignan huéspedes a las casas; se obliga a las familias compartir pisos. Y se adopta un sistema de pasaportes y visados internos para limitar la severidad de la escasez de vivienda en las zonas más deseables del país). Por decirlo suavemente, una persona obligada a vivir en esas condiciones debe bullir de resentimiento y hostilidad.

Entonces, ¿contra quién sería más lógico que los ciudadanos de un estado socialista dirijan su resentimiento y hostilidad que contra el mismo estado socialista? El mismo estado socialista que ha proclamado su responsabilidad por su vida, le ha prometido una vida de felicidad y es de hecho responsable de una vida infernal. De hecho, los líderes de un estado socialista viven un dilema mayor, ya que cada día animan al pueblo a creer que el socialismo es un sistema perfecto, cuyos malos resultados solo pueden ser obra de gente malvada. Si eso fuera verdad, ¿quiénes podrían ser razonablemente esos hombres malvados, salvo los propios gobernantes, que no solo han hecho infernales sus vidas, sino que han pervertido un sistema supuestamente perfecto para hacerlo?

De esto se deduce que los gobernantes de un estado socialista deben vivir aterrorizando a la gente. Por la lógica de sus acciones y sus enseñanzas, el bullente resentimiento del pueblo puede hacerle levantarse y tragárselo en una orgía de sangrienta venganza. Los gobernantes sienten esto, incluso aunque no lo admitan abiertamente, y por tanto su mayor preocupación es siempre mantener a raya a la ciudadanía.

Consecuentemente, es verdad por muy inadecuado decir simplemente cosas como que al socialismo le falta la libertad de prensa y de expresión. Por supuesto, le faltan estas libertades. Si el gobierno posee todos los periódicos y editoriales, si decide para qué fines va a estar disponibles el papel, entonces evidentemente nada puede imprimirse que el gobierno no quiera que se imprima. Si posee todas las salas de reuniones, no puede realizarse ninguna conferencia o discurso público que el gobierno no quiera que se realice. Pero el socialismo va mucho más allá de la mera falta de libertad de prensa y expresión.

Un gobierno socialista aniquila totalmente estas libertades. Convierte a la prensa y a cualquier foro público en un vehículo de propaganda histérica en su favor y se dedica a la incansable persecución de todo el que se atreve a desviarse un centímetro de su línea oficial del partido.

La razón de estos hechos es el terror del pueblo de los gobernantes socialistas. Para protegerse, deben ordenar que el ministro de propaganda y la policía secreta trabajen constantemente. Uno, para desviar continuamente la atención del pueblo de la responsabilidad del socialismo, y de los gobernantes del socialismo, por la miseria del pueblo. La otra, para secuestrar y silenciar a cualquiera que pueda sugerir siquiera sea remotamente la responsabilidad del socialismo o de sus gobernantes (secuestrar a cualquiera que empiece a mostrar señales de pensar por sí mismo). Es a causa del terror de los gobernantes y su desesperada necesidad de encontrar cabezas de turco para los fracasos del socialismo, por lo que la prensa de un país socialista está siempre llena de historias acerca de conspiraciones y sabotajes extranjeros y acerca de la corrupción y mala dirección por parte de los oficiales subordinados y por lo que es necesario destapar periódicamente conspiraciones nacionales a gran escala y sacrificar a altos funcionarios y facciones completas en purgas gigantescas.

A causa de su terror y su desesperada necesidad de aplastar cualquier respiro incluso de una potencial oposición, los gobernantes del socialismo no se atreven a permitir ni siquiera actividades puramente culturales que no estén bajo el control del estado. Pues si la gente va a reunirse para un espectáculo artístico o un recital de poesía que no esté controlado por el estado, los gobernantes deben temer la diseminación de ideas peligrosas. Cualquier idea no autorizada es una idea peligrosa, porque puede llevar al pueblo a empezar a pensar por sí mismo y por tanto empezar a pensar acerca de la naturaleza del socialismo y sus gobernantes. Los gobernante debe temer la reunión espontánea de un puñado de personas en una sala y utilizar la policía secreta y su aparato de espías, informadores y terror o para detener esas reuniones o para asegurarse de que su contenido es completamente inocuo desde el punto de vista del estado.

El socialismo no puede prevalecer mucho tiempo excepto bajo el terror. Tan pronto como se relaja el terror, el resentimiento y la hostilidad empiezan lógicamente a brotar contra los gobernantes. Así que la situación esta lista para la revolución o la guerra civil. De hecho, en ausencia de terror o, más correctamente, de un suficiente grado de terror, el socialismo se caracterizaría por una serie inacabable de revoluciones y guerras civiles, ya que cada nuevo grupo de gobernantes resultarían tan incapaces de hacer que el socialismo funcionara con éxito como sus antecesores. La consecuencia inevitable a realizar es que el terror realmente experimentado en los países socialistas no era simplemente obra de hombres malvados, como Stalin, sino que deriva de la naturaleza del sistema socialista. Stalin podría pasar a primer plano porque su inusual voluntad y astucia en uso del terror eran las características concretas más necesarias para un gobernante socialista para mantenerse en el poder. Subió al poder por un proceso de selección natural socialista: la selección de los peores.

Tengo que advertir acerca de una posible mala comprensión respecto de mi tesis de que el socialismo es totalitario por su naturaleza. Esto afecta a los países supuestamente socialistas gobernados por socialdemócratas, como Suecia y los demás países escandinavos, que está claro que no son dictaduras totalitarias.

En esos casos, es necesario apreciar que al tiempo que estos países no son totalitarios, tampoco son socialistas. Sus partidos gobernantes pueden propugnar el socialismo como su filosofía o su objetivo último, pero no es el socialismo lo que han implantado en su sistema económico. Su sistema económico real es el de una economía intervenida de mercado, como la llamaba Mises. Aunque más intervenida que la nuestra en aspectos importantes, su sistema económico es esencialmente similar al nuestro, en que la fuerza motriz característica de la producción y la actividad económica no es el decreto del gobierno, sino la iniciativa de los propietarios privados motivada por la perspectiva de un beneficio privado.

La razón por la que los socialdemócratas no establecen el socialismo cuando llegan al poder es que no están dispuestos a hacer lo que hace falta. El establecimiento del socialismo como sistema económico requiere un acto masivo de robo (deben apropiarse los medios de producción de sus propietarios y entregarse al estado). Dicha apropiación es prácticamente seguro que provocaría una resistencia importante por parte de los propietarios, resistencia que solo puede superarse por el uso de fuerza masiva.

Los comunistas estaban y están dispuestos a aplicar dicha fuerza, como evidenciaba la Rusia soviética. Su carácter es el de los ladrones armados dispuestos a matar si es necesario para realizar el robo. Por el contrario, el carácter de los socialistas se parece más al de los rateros, que pueden hablar de dar un gran golpe algún día, pero en realidad no están dispuestos al homicidio necesario, así que renuncian ante la más mínima señal de resistencia seria.

Respecto de los nazis, generalmente no tenían que matar para incautarse de la propiedad de otros alemanes que no fueran judíos. Esto pasó porque, como hemos visto, establecieron el socialismo furtivamente, a través de controles de precios, que servían para mantener el disfraz externo y apariencia de propiedad privada. Los propietarios privados se veían así desprovistos de su propiedad sin saberlo y por tanto no sentían la necesidad de defenderla por la fuerza.

Creo haber demostrado que el socialismo (el socialismo real) es totalitario por su propia naturaleza.


En el momento actual en Estados Unidos no tenemos socialismo en ninguna forma. Y no tenemos una dictadura, no digamos una dictadura totalitaria.

Tampoco tenemos aún fascismo, aunque nos vayamos acercando a él. Entre los elementos esenciales que aún faltan están el gobierno del partido único y la censura. Seguimos teniendo libertad de expresión y prensa y elecciones libres, aunque ambas hayan sido socavadas y no puede garantizarse su pervivencia continua.

Lo que tenemos es una economía intervenida de mercado que está creciendo en su intervención  y que se caracteriza por una creciente pérdida de la libertad individual. El crecimiento de la intervención económica del gobierno es sinónimo de una pérdida de libertad individual porque significa iniciar cada vez más el uso de fuerza física para que la gente haga lo que no elige hacer voluntariamente o impedirle que haga lo que voluntariamente elige hacer.

Como el individuo es el mejor juez de sus propios intereses y al menos por lo general busca hacer lo que le interesa hacer y evitar lo que dañe sus intereses, de esto se deduce que cuando mayor sea el grado de intervención pública, mayor seré le grado en que se impide a los individuos hacer los que les beneficia y en su lugar se les obliga a hacer lo que les causa pérdidas.

Hoy en Estados Unidos, el gasto público federal, estatal y local suma casi la mitad de los ingresos monetarios de la porción de la ciudadanía que no trabaja para la administración. Quinces departamentos del gabinete federal y un número mucho mayor de agencias regulatorias federales, juntos, en la mayor parte con equivalente a nivel estatal y local, se entrometen regularmente en prácticamente todas las áreas de la vida del ciudadano individual. Se le grava, obliga y prohíbe de incontables maneras.

Los efectos de tal interferencia pública masiva son el desempleo, los precios al alza, la caída de los salarios reales, la necesidad de trabajar más y más duro y el crecimiento de la inseguridad económica. Otro efecto es el crecimiento de la ira y el resentimiento.

Aunque la política de intervencionismo del gobierno sea su objetivo lógico, la ira y el resentimiento que siente la gente normalmente se dirigen por el contrario contra los empresarios y los ricos. Es un error alimentado en su mayor parte por un establishment intelectual y medios de comunicación ignorantes y envidiosos.

Y de acuerdo con esta actitud, desde el colapso de la burbuja del mercado bursátil, que fue en realidad creado por la política de expansión del crédito de la Reserva Federal y luego pinchada por su abandono temporal de esa política, los fiscales públicos han adoptado lo que parece una política particularmente vengativa hacia ejecutivos culpables de falta de honradez financiera, como si sus acciones fueran responsables de las pérdidas extendidas que resultaron del colapso de la burbuja. Así, al antiguo jefe de una gran compañía de telecomunicaciones se le ha sentenciado recientemente a veinticinco años de prisión. Otros altos ejecutivos han sufrido sentencias similares.

Más inquietante es que el poder del gobierno para obtener simples acusaciones criminales se ha convertido en equivalente al poder de destruir una empresa, como ocurrió en el caso de Arthur Andersen, la principal empresa auditora. El uso amenazador de su poder fue entonces suficiente para obligar a las grandes empresas de correduría de seguros en Estados Unidos cambiaran sus directivas para satisfacer al Fiscal General del Estado de Nueva York. No hay forma de describir esas evoluciones que no sea que la condena y castigo sin juicio y la extorsión del gobierno. Son grandes pasos a lo largo de un camino muy peligroso.

Por suerte, sigue habiendo suficiente libertad en Estados Unidos como para reparar todo el daño que se ha hecho. En primer lugar está la libertad nombrarlo y denunciarlo.

Mas esencialmente, está la libertad de analizar y refutar la ideas que subyacen a las políticas destructivas que han sido adoptadas o pueden serlo. Y eso es lo que es crítico. Pues el factor fundamental que subyace en el intervencionismo y, por supuesto, también en el socialismo, ya sea nazi o comunista, no es sino las ideas erróneas, sobre todo, las ideas erróneas respecto de la economía y la filosofía.

Hay ahora un cuerpo extenso y creciente de literatura que presenta ideas sensatas en estos dos campos vitales. A mi juicio, los dos autores más importantes de esta literatura son Ludwig von Mises y Ayn Rand. Un conocimiento extenso de sus escritos es un requisito previo indispensable para tener éxito en la defensa de la libertad individual y el libre mercado.

Este instituto, el Instituto Ludwig von Mies, es el principal centro mundial para la divulgación de las ideas de Mises. Presente un flujo constante de análisis basados en sus ideas, análisis que aparecen en sus revistas académicas, sus libros y publicaciones y en sus artículos diarios de la web que se ocupan de los asuntos del momento. Enseña sus ideas y las ideas relacionadas de otros miembros de la Escuela Austriaca de economía a alumnos universitarios y a jóvenes profesores. Lo hace a través de Universidad de Verano de Mises, las Conferencias de Investigadores Austriacos y los distintos seminarios.

Dos formas muy importantes de luchar por la libertad son educarse hasta el punto de ser capaz de hablar tan elocuentemente en su defensa como lo hacen los investigadores asociados a este instituto o, si uno tiene el tiempo o la inclinación para hacerlo, apoyar financieramente al Instituto en su tarea vital en la medida en que se pueda.

Es posible invertir la corriente. No puede hacerlo una sola persona. Pero un número grande y creciente de gente, formada en la causa de la libertad económica y defendiendo y argumentando en su defensa siempre que sea posible, es capaz de formar gradualmente las actitudes de la cultura y por tanto de la naturaleza de su sistema político y económico.

Los que formáis esta audiencia ya estáis implicados en este gran trabajo. Espero que continuéis e intensifiquéis vuestro compromiso.

Publicado el 11 de noviembre de 2005. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe.

El Corán, un libro de odio, no un libro sagrado.

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1. El Corán no es un libro sagrado sino un libro violento, lleno de odio y#‎discriminación‬.

2. El Corán es un libro horrible que provoca a una comunidad que se llama musulmanes a hacer la yihad y matar a gente inocente y destruir la ‪#‎paz‬ del mundo.

3. El Corán es responsable de todo el ‪#‎terrorismo que hemos visto en los últimos años donde miles de personas han perdido sus vidas.

4. El Corán es un libro que da mal enseñanza y fuerza a sus creyentes para capturar todo el mundo y el poder completo por cualquier precio.

5. El Corán es un libro que permite e incita el odio y la violencia legalmente y por eso no es compatible al mundo #‎moderno.

6. El Corán es el libro que hace discriminación entre humanos (a los no musulmanes).

7. El Corán es el libro que no permite la #‎libertad de expresión

8. El Corán es el libro que hace sufrir y torturar a las #‎mujeres a través de sus leyes injustas y machistas.

9. El Corán es el libro que vez de enseñar el lección de la unidad enseña desunir y por eso No permite a sus creyentes a hacer la amistad con los que no son musulmanes, ya que son ‪#‎infieles‬ en los ojos del Corán.

10. El Corán es una gran amenaza a la sociedad libre de Occidental. Un libro que claramente da el mensaje del yihad, matar, odiar, discriminación y venganza, por eso no puede ser compatible al sistema de cualquier nación liberal en ningún sentido. Es un libro totalmente en contrario de todo lo que dice la ley y constitución de cualquier nación liberal. Y está incitando el odio y la violencia en todo el mundo, donde se encuentre los denominados ‘libros sagrados’.

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