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El Partido de lo Tuyo

Por  Juanma Badenas 

CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO: crisis de la sociedad industrial

La democracia liberal creció al tiempo que el capitalismo y mientras se desarrollaron las clases medias. Este proceso tuvo su apogeo tras la Segunda Guerra Mundial y hasta que sobrevino la crisis de las hipotecas subprime, aunque a mediados de los años setenta del siglo XX se empezaron a manifestar algunos signos de decadencia del sistema. Alvin Toffler y su mujer Heidi publicaron en 1994 un ensayo titulado Creating a New Civilization: the Politics of the Third Wave; si bien, en 1970, Alvin ya había logrado un superventas con su libro Future Shock en el que introdujo el concepto de “crisis general de la sociedad industrial”.

La crisis de la sociedad industrial, que en el fondo no es más que la manera en que el capitalismo se transforma a sí mismo, tiene consecuencias económicas, sociales y políticas. Las económicas son bastantes conocidas y tienen que ver con el globalismo, la hiperinternacionalización de los mercados y la tendencia al oligopolio (con la consiguiente acumulación de la propiedad en pocas manos). Las sociales con la disminución de la influencia del factor trabajo (en favor del capital y del uso progresivo de máquinas para la fabricación y prestación de servicios), el estancamiento (e incluso mengua, en algunos casos) de los salarios, el aumento del desempleo y el empobrecimiento de las clases medias. Y las políticas con la pérdida de poder de los Estados en favor de las corporaciones globales, la pérdida de transparencia en la toma de decisiones (y de democracia), el sacrificio del individuo en favor de la colectividad y, como decían los Toffler en 1994, que “carezcan ya de aplicación las antiguas formas de análisis político, tales como los términos derecha izquierda o liberal conservador, entre otros”.

INFLUENCIA EN EL MODO DE VIDA DE LOS INDIVIDUOS

De las anteriores consecuencias, acaso las más relevantes son las que afectan directamente al individuo y su forma de vida. Siguiendo el orden expuesto, una de ellas es, sin duda, la tendencia a la concentración de la propiedad y del capital en pocas manos, así como el fortalecimiento de las grandes corporaciones internacionales. En el año 2000, Jeremy Rifkin empezó a hablar del tránsito de la “era de la propiedad” (base de la actual sociedad occidental) a la “era del acceso” (que da título a una de sus más conocidas obras). En la misma línea, veinte años después, el Foro Económico Mundial (WEF), en un documento titulado 8 predictions for the world in 2030, afirma que en menos de una década “no tendremos nada y seremos felices. Cualquier cosa que deseemos alquilar nos la llevará a casa un dron”. En el plano doméstico español, Santiago Niño-Becerra, en su libro Capitalismo 1679-2065, comparte las mismas posiciones y pone como ejemplo lo que la compañía Ikea anunció en enero de 2020 al decir que va a establecer un sistema por el cual los consumidores podrán acceder a un catálogo de productos sin necesidad de comprarlos, pagando únicamente por su uso. Por consiguiente, estamos asistiendo al proceso inverso al que tuvo lugar en España (entre otros países) cuando en el año 1965 se aprobó la Ley sobre Venta a Plazos de Bienes Muebles que tuvo por finalidad facilitar la adquisición de productos duraderos, tales como electrodomésticos y vehículos, por parte de una clase media creciente, tanto en número como en poder adquisitivo. Ahora el fenómeno es justamente al revés; el último estertor del sistema tuvo lugar, como dije antes, al tiempo que las hipotecas subprime, que –como es conocido, visto hoy con perspectiva– fue un intento de enmascarar el declive de la capacidad adquisitiva de las clases medias y el ensanchamiento de la baja. Por medio de su posterior titulización, estas hipotecas crearon, en extensas capas de la población, el espejismo de que podían seguir accediendo a bienes que, si no hubiera sido por créditos falsamente garantizados, no habrían podido adquirir.

La disminución de la influencia del factor trabajo –y la consiguiente mengua de los salarios– es otra circunstancia preocupante. Según Niño-Becerra, “a partir de 1973, la inflación, y no el desempleo, fue el enemigo a batir”. Esto trajo consigo la aparición de dos fenómenos que han terminado por influir en el statu quo de los ciudadanos, que son los siguientes: de un lado, la deslocalización de la producción y de los servicios y, del otro, la sustitución de puestos de trabajo por máquinas. Como señala Esmeralda Linares en su trabajo La Deslocalización Industrial en Europa, “el outsourcing está siendo una de las estrategias más frecuentes de las empresas” para adaptarse a la realidad económica (global) que vivimos. Este outsourcing puede ser nacional o internacional, y tanto interno como externo; pero casi siempre comporta un elemento externo y/o internacional. Aquellas empresas que por su envergadura y capacidad necesitan abaratar costes, trasladan una parte de su producción, a través de filiales, a países donde la mano de obra es mucho más barata o compran componentes, que anteriormente fabricaban por sí mismas, en naciones con precios más reducidos. Tanto una cosa como la otra tienen como efecto la disminución del número de puestos de trabajo disponibles a nivel nacional y el estancamiento (o incluso reducción) de los salarios.

La sustitución de puestos de trabajo por máquinas es otra manera que tienen las empresas de reducir costes y de maximizar el valor del accionista. Las máquinas no cobran, no cotizan a la Seguridad Social, no tienen derecho a vacaciones pagadas, ni pagas extra, ni derechos sindicales y, además, pueden llegar a producir, en algunos casos, más que veinte trabajadores juntos. En la duda, cualquier empresa preferirá comprar máquinas que contratar nuevos empleados. Durante algunos años se pensó que la tecnologización traería consigo la destrucción de puestos de trabajo que después serían sustituidos por otros de mejor calidad. Hecho que, según los Toffler y otros muchos autores, sucedió en el tránsito de la Primera Ola (la agrícola) a la Segunda Ola (la industrial). Sin embargo, los datos ponen de manifiesto que no es así, que los empleos que destruye la tecnología no son repuestos en ninguna otra parte. Al menos de momento, y no se espera que pueda cambiar durante las próximas décadas, motivo por el cual, tal y como vaticinaban los referidos autores, nos aproximamos inexorablemente a momentos socialmente convulsos.

Una opinión semejante se deduce del documental American Dharma, dirigido por Errol Morriscuando entrevista al estratega de Donald Trump, Steve Bannon. A mayor abundamiento y con datos más concretos, según un informe reciente de la OCDE, “más de cuatro millones de españoles pueden perder su empleo por los robots y la automatización” (el informe habla exactamente de 4.200.000 puestos de trabajo que van a desaparecer en nuestro país por esta causa). Un efecto de todo esto puede que ser que el nivel de paro entre quienes buscan su primer empleo sea descomunal y que la calidad y retribución de los pocos que son contratados sea ínfima. Un reciente editorial del diario español El Mundo hablaba de “la cicatriz laboral de los jóvenes” y de que “el salario mensual real de los jóvenes de entre 18 y 35 años es hoy menor que en la década de los 80, con caídas que van dese el 26% para la franja entre los 30 y los 34 años y hasta el 50% para la de los de 18 a 20” (datos apoyados en informes de fundaciones de estudios económicos de prestigio, como FEDEA).

Por otra parte, la disminución de los puestos de trabajo tiene otro efecto preocupante que es el relativo al mantenimiento del sistema de pensiones. Como advirtió el excanciller alemán Gerhard Schröder en el año 2003, “en 1960 trabajaban cinco por cada jubilado, hoy en día son solo tres y en el año 2030, por cada dos en activo habrá un jubilado”. Actualmente, esta ratio, por ejemplo, en España ya es menor.

El empobrecimiento de las clases medias es un hecho evidente, progresivo y constante. Como sostiene Niño-Becerra, “la clase media está desapareciendo por una razón muy sencilla: está dejando de ser útil para el sistema. Los elementos que la caracterizaban, el trabajo y el consumo, han perdido su significado debido a la disminución de los salarios y a la capacidad de endeudamiento cada vez más limitada desde 2007”. Siguiendo a Richart Sennet, uno de los mayores expertos sobre la materia, “el modelo anterior, cuya crisis se puso de manifiesto en 2007, suponía el equilibrio entre oferta y demanda de trabajo, y eso ya no tiene arreglo posible”. Se acabó la clase media, título de uno de los libros de otro de los especialistas sobre este tema, el economista y profesor norteamericano Tyler Cowen, publicado en 2013, es lo suficientemente elocuente para no tener que añadir mucho más. Este autor también hace hincapié en el desarrollo tecnológico como causa del derrumbe de la citada clase media.

Según otro informe reciente de la OCDE, “la clase media española pierde peso y cae a niveles de los años noventa”. La distribución de la renta se acerca cada vez más a la de USA y se aleja de la media europea. A pesar de lo que opinan los sociólogos y economistas, un 70% de los españoles desea identificarse con el citado término “clase media” aunque, conforme a la tabla de equivalencias que utiliza la OCDE, para ello sea necesario que la renta de tales personas sobrepase los 11.200 euros, cosa que no sucede en tan alto porcentaje en la población española. Esta situación, en la que los deseos y la realidad no coinciden, también será un factor de inestabilidad social. Conviene ver también el documento Cómo salvar a la clase media publicado por el diario El Mundo el 11 de abril de 2021 y el editorial de ese mismo día titulado “La agonía de la clase media pone en riesgo la estabilidad”. Como señalaban los Toffler en 1994, “cuando unas destrezas profesionales se tornan anticuadas de la noche a la mañana, puede quedar sin trabajo gran número de personas de la clase media, incluso muy capacitadas”.

Finalmente, respecto de lo señalado al principio, otro tema que tiene –y tendrá– consecuencias respecto de la vida de la gente, es la pérdida de poder de los Estados en favor de las corporaciones globales, tal y como anticipó Georges Soros en 1996, cuando dijo que “los mercados votan cada día, obligan a los gobiernos a adoptar medidas impopulares, pero imprescindibles. Son los mercados los que tienen sentido de Estado”. Tal pérdida de poder estatal produce un debilitamiento de la soberanía popular y de la democracia respecto de los tres poderes: ejecutivo, legislativo e incluso judicial. El sociólogo y escritor Carlos Malo de Molina, en su reciente libro El mercado de las ideas, hace una encendida defensa de la democracia y denuncia la opacidad de la ONU y de la UE, y de otras organizaciones internacionales, en la toma de decisiones que afectan directamente en la vida de los ciudadanos.

LA CONQUISTA DEL MAÑANA

El conocido economista austro-estadounidense Joseph Schumpeter habló de “la destrucción creativa” como necesidad para el progreso. Y nadie duda que, efectivamente, como sostenía Ortega y Gasset, la historia es un proceso inexorable en donde las etapas se suceden unas a otras, sin que el devenir se pueda parar. No obstante, hay dos cosas dignas de tenerse en cuenta. La primera, que el declive de las eras y de los periodos históricos no es lineal (quiero decir, en forma de línea recta), sino que, como ocurre a los seres vivos, salvo que la muerte les sobrevenga de manera violenta (lo que en el campo social equivaldría a una guerra o revolución), ésta tiene lugar poco a poco –con altibajos–, pudiéndose alargar más o menos. La segunda que, como ya advertían los Toffler, “la cuestión política fundamental no es quién domina en los últimos días de la sociedad industrializada, sino quien configura la nueva civilización, que surge rápidamente para reemplazarla (…). Este conflicto es la superlucha por el mañana”. Niño-Becerra se refiere a ello de otra manera, “la dinámica histórica y el avance tecnológico pueden ser retrasados por conveniencia, durante un breve periodo de tiempo, pero son imparables”. Por consiguiente, la generación presente tiene, como mínimo, un par de alternativas. Una de ellas es –si lo que queremos es mantener, al menos en parte, las estructuras de la Segunda Ola (industrial), que tan buenos resultados nos ha dado durante la mayor parte del siglo XX y que, aunque de manera no perfecta sigue proporcionando más beneficios que perjuicio– es luchar social y políticamente para retrasar lo más que se pueda su declive. Respecto de ello no sólo estarían en juego las condiciones de vida de la generación presente y de la sucesiva, sino quizá también, dependiendo de lo tenaz que sea la resistencia, las de dos o tres generaciones más. La segunda es no impedir el tránsito de la Segunda Ola a la Tercera, pero sin dejar que sean “las fuerzas indeterminadas del progreso”, los mercados desbocados, casi sin ningún control gubernamental, y los movimientos políticos “progresistas”, alineados estratégicamente con las grandes corporaciones globales, las que impongan su modelo al resto del mundo.

La tercera posibilidad, a priori no se debería contemplar, si bien no debe ser completamente descartada porque, si las tensiones sociales y políticas arriba descritas, por afectar a capas de la población cada vez más numerosas, provocan estallidos violentos y revueltas prolongadas, el devenir de los acontecimientos, tal y como nos enseña la ciencia de la prospectiva y la propia historia, podría ser incierto y derivar en algo completamente imprevisible o que, desde la perspectiva actual, pudiera parecer poco probable.

En todo caso, en toda evolución histórica siempre existe margen para lo improbable y lo imprevisible. Determinado acontecimiento (quizá una guerra) podría desencadenar las circunstancias que podrían hacer que el futuro evolucionarse de una manera que en este momento parece menos probable. Por consiguiente, es responsabilidad de cada uno de nosotros estar preparado y dispuesto para aprovechar las circunstancias, si es que se dan.

LA PROPIEDAD: ELEMENTO CRUCIAL

Antes me referí al vaticinio del Foro Económico Mundial (WEF) para 2030: “no tendrás propiedades y serás feliz, alquilarás lo que quieras y será entregado por un dron”. Expuesto así, parece algo inofensivo, diríase que incluso bienintencionado, pues habla de que seremos felices sin necesidad de tener nada. Nos recuerda un refrán que bien podría haber inventado el Papa Francisco, “no es más rico quien más tiene, sino el que menos necesita”. En efecto, ser propietario implica preocupaciones, ya que hay que cuidar y conservar la cosa, mantenerla, pagar impuestos y otras molestias. No obstante, también comporta ciertas ventajas.

Veamos algunos ejemplos que ya he puesto en otro lugar. Muchos tenemos un coche e incluso una casa, lo cual nos permite desplazarnos por cuenta propia y habitar en una morada estable en compañía de nuestra familia. Es verdad que poseer un coche obliga a mantenerlo, pagar un seguro, impuestos, etc., y que para tener una casa casi siempre hace falta constituir una hipoteca, contribuir con el IBI, cuidarla e incluso tener que pagar los gastos de comunidad; pero mientras somos propietarios estamos seguros de que normalmente, hasta que decidamos venderlos, podemos seguir utilizando el coche y la casa sin que haya nadie que nos lo pueda impedir.

Sin embargo, la propiedad no es lo mismo que el arrendamiento. El inquilino tiene un contrato temporal que necesita ser renovado cada cierto tiempo. No es lo mismo ser el propietario de un coche que ser su arrendatario, y tampoco es igual ser el dueño del inmueble que estar a merced de un alquiler. Hay algunas cosas que conviene tener en cuenta: sólo el propietario de la vivienda puede hacer reformas en ella y ajustarla plenamente a sus necesidades, mientras que el inquilino ha de pedir permiso al propietario a veces incluso para cambiar el color de las paredes. La situación actual de propiedad e inquilinato se corresponde con la de un mercado en el que hay una gran variedad de propietarios (grandes y pequeños, empresarios y particulares), con unos Derechos nacionales muy protectores de los intereses de los inquilinos. Pero la situación no será la misma si los propietarios son solo unos pocos fondos internacionales, radicados en no se sabe dónde, con unos Derechos nacionales cada vez más irrelevantes, sin papel moneda –sino simplemente monedas digitales, controladas por unos pocos bancos centrales y otros agentes desconocidos —y en la que todos los arrendamientos serán celebrados por medio de smart contracts (contratos inteligentes), que seguidamente explicaré.

Los smart contracts son un tipo de programas informáticos que, según una definición bastante extendida, “facilita, hace cumplir y ejecuta acuerdos registrados entre dos o más partes”. Es decir, son unos contratos digitalizados que al mismo tiempo que formalizan un acuerdo entre las partes (por ejemplo, un arrendador y un arrendatario), permiten que el contrato se vaya ejecutando minuto a minuto y segundo a segundo, de acuerdo con la programación establecida en el propio contrato. De manera que ya no hace falta que haya leyes ni jueces, ni nada parecido, porque es el propio contrato, basado en la tecnología blockchain (cadena de bloques), el que actúa como intermediario entre las partes. Todo se debe realizar conforme a lo establecido en la cadena de bloques de información, de manera que si una de las partes deja de cumplir lo estipulado en el contrato inteligente la relación queda rescindida desde ese mismo momento. Veamos otro ejemplo. Algunas compañías de alquiler de vehículos están empezando a plantearse el uso de smart contracts para la celebración de sus contratos con los consumidores. Cuando el arrendatario del coche firma digitalmente el contrato recibe una llave que le permite acceder al vehículo y usarlo, a condición de que cumpla todo lo estipulado; porque, en el caso de que el contrato detecte algún tipo de irregularidad, la llave del coche queda automáticamente bloqueada, de manera que el arrendatario es privado, desde ese mismo instante, de su uso. La misma práctica se podría trasladar a los arrendamientos de viviendas o de cualesquiera otros bienes. Si el contrato inteligente, tal y como ha sido programado por la parte arrendadora, detecta algún tipo de incumplimiento por parte del inquilino (por ejemplo, un “uso inadecuado” del inmueble, un retraso en el pago de la renta, etc.), automáticamente se bloquea la llave de acceso a la casa, el suministro de gas y electricidad y cualquier otra cosa vinculada con la vivienda. Todo ello en cuestión de segundos, sin posibilidad de reclamación ni desahucio, porque es el propio contrato inteligente el que actúa como intermediario y juez entre las partes.

Esto, desde el punto de vista jurídico es muy interesante; pero, desde el de los usuarios, no parece tan divertido. Sobre todo, si tal y como prevé el WEF en los próximos ocho años la propiedad queda concentrada en muy pocas manos y Europa se convierte en un continente de arrendatarios.

Durante la Edad Media la propiedad también estuvo concentrada en pocas manos; pero, al menos, los señores, por medio del acuerdo de vasallaje, tenían un compromiso de defensa y protección de los vasallos que trabajaban sus tierras, cosa que no es seguro que se produzca entre los inquilinos y los titulares anónimos de los fondos internacionales que terminaran por convertirse en propietarios de los bienes. Porque la Agenda 2030 habla de que todos seremos arrendatarios, sin decir que alguien deberá seguir siendo el dueño de las cosas; pues no puede haber arrendamiento sin alguien que ostente la propiedad del bien que se arrienda. Lo que se nos viene encima quizá no sea como el Comunismo (en que la propiedad de los bienes correspondía al Estado), pero acaso pueda ser mucho peor.

Decía Ayn Rand, “sin derechos de propiedad ningún otro derecho es posible”. Quien tiene el control sobre tus cosas tiene el control de tu vida. De qué sirve reclamar el derecho a la libertad de expresión o de asociación, ideológica o religiosa, si tu vida depende de que un gran fondo internacional esté contento contigo. El derecho a disfrutar de “tu casa”, de “tu coche”, de “tu teléfono”, de tu conexión de internet, estará a merced de un click del gran suministrador de los bienes y de los servicios, por medio de los contratos inteligentes. También los “jueces” (aunque se habilitará una especie de justicia automática, por medio de programas informáticos) y los “políticos” habitarán en las casas y utilizarán los coches y los teléfonos, ordenadores, etc. de las grandes compañías, controladas por los fondos internacionales, señores de todos los bienes.

Al final todo concuerda, Santiago Niño-Becerra lleva algunos años hablando de la defunción del sistema capitalista que trajo consigo la Ilustración, la democracia liberal y el Estado de Derecho, tal y como hasta ahora lo estábamos conociendo. Él sitúa el colapso definitivo en torno a 2065, aunque reconoce que la crisis del Covid-19 está acelerando el derrumbe (la guerra de Ucrania también contribuye a ello). Coincide con los representantes del Foro Económico Mundial y de las restantes organizaciones globalistas en que el futuro al que nos encaminamos será sin derecho de propiedad (con un mero “derecho de acceso”, como sostiene Riftin), en un mundo lleno de arrendatarios felices que esperarán la llegada del dron milagroso.

¿Por qué las predicciones de Niño-Becerra y del Foro Económico Mundial se van a cumplir tan rápidamente? Pues porque el empobrecimiento causado por la “gran pandemia”, que nos ha traído el coronavirus –que no se sabe muy bien cómo se originó– las guerras y otros problemas, provocarán más pronto que tarde, un abaratamiento del precio de los bienes que muchas personas no tendrán más remedio que vender, lo cual producirá, a su vez, que quienes tengan liquidez (especialmente, los grandes fondos internacionales) compren muy barato. Y si esto no se consigue a la primera, vendrán dos, tres o más crisis económicas –como la de 2007– que conseguirán que se produzca el definitivo abaratamiento de los bienes, y que todos terminen siendo comprados por los citados fondos (esto en lo que respecta a los inmuebles). La proscripción de los combustibles fósiles también traerá consigo que, en menos de diez o quince años, todos nuestros coches de gasoil y gasolina resulten inservibles y que muy probablemente terminemos recurriendo al alquiler de vehículos eléctricos de uso temporalizado.

En conclusión, estoy de acuerdo con el filósofo José Luis L. Aranguren cuando en su obra Ética sostiene que “los hombres –todos los hombres—necesitan una cierta cuantía de bienes, materiales e inmateriales, para su perfección moral. Por debajo de ella, tratados como seres inferiores, sin libertad social, se ven obligados para subsistir a abdicar de su humana dignidad. Por encima de ella, adquieren una ilusión de sobrehumano poder que les conduce a la perdición”. Por tanto, un mundo donde la propiedad estuviera en muy pocas manos sería necesariamente malo e injusto, y nada ético. Este podría ser un argumento a favor de quienes piensan que el paso de la Segunda a la Tercera Ola no se puede dejar al albur del globalismo y de que los Estados necesitan jugar el papel que las sociedades democráticas les han otorgado, al menos, durante el último siglo.

EL PARTIDO DE LO TUYO

Ante los acontecimientos económicos, sociales y políticos que ya se están poniendo de manifiesto y, sobre todo, frente a la agitación social que progresivamente se va a ir concentrando en España y el resto de los países occidentales, alguien tendrá que vertebrar y dar voz a la inmensa mayoría de gente que directa o indirectamente está sufriendo, y seguirá haciéndolo con más intensidad, las consecuencias de la crisis de la sociedad industrial.

Harán falta pensadores, comunicadores, estrategas, juristas, etc., pero sobre todo un partidos o movimientos que encaucen la voluntad de tantísimas personas. Partidos que defiendan los intereses de cada ciudadano en los órdenes económico, social y político y que, de acuerdo con los criterios y principios de la democracia parlamentaria (que sigue siendo la mejor forma de regir el destino de los seres humanos, mientras no se demuestre lo contrario, aunque es cierto también que “is the worst form of government, excep for all the others”, según la opinión de Churchil), contribuya a construir una sociedad ética y democrática en la que los ciudadanos sigan mereciendo tal nombre, por poseer un nivel de dignidad y derechos políticos y patrimoniales que les permita seguir siendo libres y autónomos.

¿Qué postulados o proposiciones deberán sustentar el ideario de tales partidos? Pues, entre otros, según mi opinión, los que se exponen a continuación:

  1. La nación o la patria como baluarte frente a un globalismo desbocado e incontrolable. Nación no es sinónimo de nacionalismo. El nacionalismo es una posición política sentimental que huye del racionalismo. Sin embargo, se puede llegar al convencimiento racional de que la nación sigue siendo el mejor ecosistema político para la convivencia de las personas. Los humanos siempre hemos sido– y seguiremos siendo– seres de comunidad, cuyas relaciones de confianza mutua necesitan de un capital social que sea compartido por sus miembros. Sin nación no puede haber soberanía nacional, ni Estado de Derecho ni del bienestar.
  2. La comunidad nacional debe ser entendida como un todo integrado por individuos libres e iguales, lo cual es incompatible con las políticas de identidad que enfrentan mujeres contra hombres, nacionales contra extranjeros, homosexuales contra heterosexuales, o personas de una raza contra las de otra, etc.
  3. El pasado no es un compartimento estanco del que únicamente merece la pena enorgullecerse o ser recordado con añoranza. La tradición es un vínculo entre generaciones y también una entidad viva, capaz de adaptarse constantemente a la realidad (de acuerdo con la opinión, entre otros, de Edmund Burke y Roger Scruton). Lo mejor que tenemos no nos lo debemos sólo a nosotros mismos. El olvido del esfuerzo empleado por los que nos precedieron es una actitud presuntuosa e irreal y, por tanto, perjudica a la sociedad.
  4. El Derecho nacional no sólo sirve para regular las relaciones de convivencia entre los miembros del grupo, asimismo es el límite (quizá el único) frente al poder omnímodo de los poderosos. La defensa de los débiles exige leyes nacionales que los protejan, tribunales independientes que los amparen, y que castiguen e impidan los abusos de los más fuertes.
  5. La propiedad debe ser tenido como el primero de los derechos individuales y ser elevado a la categoría de fundamental. Sin este derecho, los demás no son posibles. Las personas necesitan una morada estable para su familia y un mínimo control sobre sus bienes, para desarrollar su vida con dignidad y seguridad. El partido de lo tuyo deberá promover los cauces para el acceso a la propiedad del mayor número de ciudadanos y para que la mantengan quienes ya la tienen.
  6. La ciencia objetiva, la razón y la verdad de los hechos son imprescindibles para el avance social y para la misma cohesión de las sociedades. La razón es el elemento que nos hace comunes a todos los hombres, a diferencia del misticismo de cualquier tipo: político, religioso y, aunque parezca un oxímoron, científico, que produce división social. Salvo que se trate de una sociedad o nación teocrática o totalitaria, obviamente, en cuyo caso la adhesión no es voluntaria de los individuos, sino externamente impuesta, en algunos casos incluso por la fuerza. El abuso del misticismo y de la corrección irracional son algunas de las causas de la decadencia de las sociedades occidentales. El progreso social exige la defensa a ultranza de la libertad de expresión, de pensamiento y de cátedra. El mercado de las ideas es el que ha permitido que nuestras naciones hayan alcanzado las cuotas de desarrollo social, cultural, científico y económico que poseen.
  7. La defensa de la clase media para evitar el extremismo que produce la polarización entre muy ricos y demasiado pobres. No puede haber verdadera democracia sin una clase media abundante.
  8. El fomento de las capacidades del individuo, de su libertad y responsabilidad, la igualdad de oportunidades, y el mérito –no como elementos formales de selección, sino reales y efectivos–, también son condiciones necesarias para el verdadero progreso social. El mejor ciudadano es el que es capaz de obtener, a través de su ingenio y de su trabajo, lo necesario para valerse por sí mismo y cuidar de sus hijos, y que, además, genera un excedente que le permite ahorrar y contribuir al bien común por medio de unos impuestos limitados y proporcionados.

CONCLUSIÓN

Ante la disgregación política y social, producida por el choque entre el final de una etapa y el comienzo de una nueva, se abre un espacio en el que han dejado de ser útiles y válidas las referencias que durante las últimas décadas han servido para el posicionamiento político en las naciones occidentales.

Un Partido de lo Tuyo, con este o con cualquier otro nombre, está llamado a jugar un importante papel social y político durante las próximas décadas.

Hablar de éxito o de fracaso de los partidos o de los movimientos políticos es algo relativo. Al final todos se extinguen, pues nacen en función de unas circunstancias y mueren cuando tales circunstancias desaparecen. En efecto, hay algunos que duran muy poco; pero no será el caso del Partido de lo Tuyo, porque el movimiento político-social en la que nos encontramos no ha hecho sino empezar.

El Partido de lo Tuyo no va a ser un fenómeno nacional. La mayor parte de los países occidentales van a tener su propio “partido de lo tuyo”. De hecho, es muy previsible un “efecto contagio” entre ellos; pues los problemas que se detectan en unos países tienen su correlato en otros, como consecuencia de la globalización.

Como dije antes, un mundo donde la propiedad estuviera en muy pocas manos sería necesariamente malo e injusto, y nada ético. Y cuando digo propiedad, incluyo, por extensión, todos y cada uno de los derechos individuales que permiten que los ciudadanos tengan el margen de libertad que necesitan para tener una vida digna. En su defensa deberá emplearse, a fondo, el Partido de lo Tuyo.

Juanma Badenas es catedrático de Derecho civil de la UJI, su último libro
es Contra la corrección política, Ediciones Insólitas.

El hombre menguante en la Ciudad de los 15 Minutos

Seguramente muchos de ustedes conocen una expresión coloquial, atribuida a la milenaria cultura china, que es, por su ambigüedad, bendición y maldición a la vez. Me refiero a ese «¡Ojalá te toque vivir tiempos interesantes!», que según parece se deseaban de reojo y con retranca unos a otros al cruzarse…

Por Julio Murillo

Seguramente muchos de ustedes conocen una expresión coloquial, atribuida a la milenaria cultura china, que es, por su ambigüedad, bendición y maldición a la vez. Me refiero a ese «¡Ojalá te toque vivir tiempos interesantes!», que según parece se deseaban de reojo y con retranca unos a otros al cruzarse. Si lo analizamos, a todos se nos antoja que la felicidad, el bienestar, es más fácil de alcanzar en tiempos estables, apacibles, de rutina bien llevada, sin exceso de sobresaltos, que en épocas turbulentas, presididas por cambios, revoluciones y pérdida colectiva del oremus.

Que estamos viviendo «tiempos interesantes» es más que evidente. Tras dos años de pandemia, confinamiento y restricciones, nos hemos zambullido en un marco global de crisis e inestabilidad económica, hiperinflación, incremento estratosférico del coste de vida, pobreza y desigualdad social galopante, guerra a las puertas de casa e innegable geoestrategia de bloques, y muy negros augurios en el horizonte. Es decir, que vamos de sobresalto en sobresalto comiéndonos las uñas, si es que nos queda alguna por morder.

Los capitostes que mueven los hilos del mundo nos advirtieron nuevamente, hace muy pocos días, durante la reciente reunión del Foro Económico Mundial, de que la huella de carbono que vamos dejando diariamente en nuestras pequeñas e insignificantes vidas no es asumible, y que de seguir así nos vamos todos al garete; también de que más de dos terceras partes de la población del planeta sobra… Y de que en los dos próximos años –la alerta la emite la Interpol, no la T.I.A. de Mortadelo y Filemón– la probabilidad de que un ciberataque terrorista nos deje sin electricidad, a oscuras, sin Internet, sin cajeros, sin dinero de plástico y sin poder ir a Mercadona o a Zara –más que para comprar, que todo está carísimo, para pasar la tarde y hacer rabiar un rato a Pablo EcheniqueIone Belarra y compañía– es altísima. El caos, vaya…

El Reto Climático de Santa Greta Thunberg, el Big Reset, y un imprescindible cambio de paradigma planetario a todos los niveles, se han convertido en el nuevo caballo de batalla, en el becerro de oro a idolatrar con la fe del carbonero. Consumimos exceso de energía; exceso de agua y alimentos –toma grillo que te crió; «¡rico, rico!» como diría Karlos Arguiñano–; abusamos del transporte todo el año; y producimos residuos por un tubo cada día. Pues menuda novedad… ¡Maldita Revolución Industrial! ¡Malditos ingleses! ¡Maldita máquina de vapor de Watt!

Y de nada sirve ante dogma de fe tan asumido el que eminentes científicos nieguen rotundamente lo que consideran un bulo; o que brillantes escritores y analistas de lo político y social, como Konstantin Kisin, orador ruso-británico, autor de «An Inmigrant’s Love Letter To The West», desarbolara con su viral y demoledor discurso anti-woke en la Oxford Union Society toda la argumentación que sostiene la teoría del apocalipsis climático.

En lo personal, amigos, yo «ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Eso dicen que dijo Bertrand Duguesclin, condestable francés, al voltear y dar ventaja a Enrique de Trastamara en su sañudo combate cuerpo a cuerpo con Pedro I «El Cruel». Pues eso. Que personalmente ni suscribo ni niego lo del Cambio Climático, pero ayudo a mi señor, que en mi caso es la duda eterna que me lleva, y tal vez debería llevarnos a todos, a someter a revisión constante todas nuestras convicciones, todo lo que damos por hecho. Y ahí incluyo, por descontado, la fidelidad de voto. Que de borregos está el prado lleno.

Cuanto más uno lee, se informa, analiza y reflexiona (sobre cualquier cosa), más interrogantes y dudas afloran. Y la duda es el motor de combustión del pensamiento crítico, libre y no adscrito a ningún credo institucionalizado. Cada vez resulta más difícil dilucidar lo que es cierto de lo que no lo es. Porque además, la tentación que supone considerar escenarios distópicos y teorías de la conspiración, acaba convirtiéndose en un imán tan irresistible como poco aconsejable.

No pasa día, ni semana, en que no nos lleven, con su orwelliano bombardeo mediático, al paroxismo; porque tan pronto nos venden la probabilidad de una invasión extraterrestre tras derribar, aquí y allá, media docena de ORNIS (Objetos Ridículos No Identificados) en forma de globo, como nos hielan la sangre con la ralentización del núcleo de la Tierra. Menos mal que lo del núcleo seguro que ya lo está arreglando –tentado estuvo de dar explicaciones en el Congreso– Super Pedro Sánchez. Podemos estar tranquilos.

Ahora, como guinda al pastel, Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, acaba de anunciar que en 2035 quedarán prohibidos por completo los coches de combustión. Y lo argumenta diciendo que «los incendios o huracanes son solo un botón de muestra de lo que puede ser nuestro futuro». Las estadísticas dicen, además, que la contaminación de los vehículos en las ciudades causa en Europa 30.000 muertes prematuras anuales. Pues nada… ¡Que viva el tren de San Fernando, un ratito a pie y otro andando! Porque el coche gilipijo eléctrico, que es ahora mismo ecológicamente –¿estamos hablando de ecología, no?– inasumible en su fabricación masiva, y carísimo, y se quema, y la lía parda, y no tiene apenas puntos de carga, no lo va a comprar ni Dios. Así que estamos condenados, nos guste o no, al downsizing empezando por el coche. Si lo sé me pulo los doce puntos del carné que aún tengo intactos.

Tras explorar durante siglos un mundo que se nos antojaba inmenso, inagotable en recursos, de horizonte inalcanzable, el nuevo paradigma nos dice ahora, en su Agenda 2030, que donde dijeron consumismo querían decir: consumismo pantalón y consumismo calzoncillo (serán ustedes felices). Y que todo debe ser pequeño, mucho más pequeño, de proximidad y sostenible, y BIO, y vegano a tope. Bueno, vale, pues muy bien…

Y ahí tenemos, en esa Hégira de lo macro a lo micro, a todas las grandes capitales del mundo estudiando cómo remodelar a contrarreloj su filosofía, su razón de ser y su trazado urbano, a fin de poder izar cuanto antes la bandera verde que las homologue como Ciudad de los 15 Minutos. Ya saben, todo a tiro de piedra: domicilio, trabajo, centro de salud, institutos y facultades, zonas verdes y deportivas, área lúdica y centro comercial. La idea, aplicable a ciudades de más de 50.000 habitantes, es de Carlos Moreno, urbanista francocolombiano, profesor de La Sorbona y autor del libro «La Revolución de la Proximidad». Anne Hidalgo, alcaldesa de París, se pirra con sus teorías. Y Ada Colau ya se ha puesto manos a la obra, creando ejes verdes y supermanzanas de felicidad, ínsulas de paz. Barcelona es indudablemente la urbe perfecta para implementar una remodelación de esas características, gracias al trazado reticular, hipodámico –de Hipodamo de Mileto–, de su gran Ensanche central. En Pontevedra también están en ello.

Ese nuevo concepto a aplicar en aras de la ciudad verde, ecológica, humana y sostenible cuenta con el apoyo entusiasta de muchos, pero también con el rechazo de tantos otros, que consideran que esas zonas se revalorizarán en detrimento de las circundantes, o que las supermanzanas afectarán negativamente el comercio, o que son el primer paso, de muchos pasos, hacia el barrio gueto y vulneran la libertad de movimiento. We will see

Todos tranquilos, porque en el peor de los casos, si todas las medidas de la Agenda 2030 fracasan, y todo se pone aún más feo, los que dirigen el mundo encontrarán nuevas salidas. Seguro que ya están en ello. Me viene al recuerdo esa maravilla de película de la Sci-fi clásica, «El increíble hombre menguante», y también «Una vida a lo grande», protagonizada por Matt Damon y el gran Christoph Waltz, en la que la salvación del planeta y sus recursos pasa por reducir, gracias a la tecnología, el tamaño de los seres humanos a poco más de diez centímetros de altura y ponerlos a vivir en un diorama perfecto, a escala, adecuado a  su nueva medida.

Un invento así podría solventar todos los problemas habidos y por haber. Con un garbanzo cocido o cinco granos de arroz por persona al día se acabaría el hambre. Y con una bobina de tela vestiría media ciudad. Todo es una cuestión de magnitudes. Y el tamaño, siendo lo que somos, no importa un pito. A nivel cósmico somos infinitamente menos que un microbio, ni la lente del telescopio James Webb lograría detectarnos.

Sean felices y no pierdan nunca el buen humor.     

El WEF dice que es hora de legalizar el sexo con animales para promover la inclusión

El WEF ha ordenado a los principales medios de comunicación que comiencen a impulsar la narrativa en otros países. No se equivoquen, esto no se trata solo de España. Quieren extender esta enfermedad por todo el mundo.

FUENTE (INGLÉS/ENGLISH): WEF Says It’s Time To Legalize Sex and Marriage With Animals To Promote Inclusion

El Foro Económico Mundial ha ordenado a los gobiernos mundiales infiltrados que tomen medidas inmediatas hacia una nueva y controvertida iniciativa que debería hacer que todas las personas sensatas se levanten en armas.

El Foro Económico Mundial ahora pide que las personas tengan derecho a juntarse con animales en un esfuerzo por promover la diversidad y la inclusión.

España es el primer país en aprobar una nueva legislación dando pasos agigantados hacia la iniciativa. Esto no es sorprendente si se considera que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, es tanto un socialista declarado como colaborador de la agenda del Foro Económico Mundial. Dentro del gobierno socialista de Sánchez, la ley pro-zoofilia fue impulsada por Ione Belarra Urteaga, afiliada al WEF, ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030.

Así es, España está tan infiltrada por el WEF que de hecho tienen un Ministro para la Agenda 2030.

El mundo estaba en una pendiente resbaladiza con toda la locura de género y pedofilia, pero la nueva Ley de Bienestar Animal de España que despenaliza el sexo con animales es un nivel completamente nuevo de locura.

La nueva ley establece: “La persona que por cualquier medio o procedimiento maltrate a un animal doméstico o amansado, a un animal habitualmente domesticado, a un animal que temporal o permanentemente viva bajo control humano fuera de las actividades legalmente reguladas, incluidos los actos de carácter sexual, causando lesiones que requieran tratamiento veterinario para el restablecimiento de su salud, será sancionado con un mínimo de tres meses hasta un máximo de 18 meses de prisión.”

Básicamente, esto significa que mientras no haya una lesión física que requiera tratamiento veterinario, las personas son libres de tener relaciones sexuales con animales.

Si esto no es lo suficientemente perturbador, el WEF ha ordenado a los principales medios de comunicación que comiencen a impulsar la narrativa en otros países. No se equivoquen, esto no se trata solo de España. Quieren extender esta enfermedad por todo el mundo.

Según la élite mundial, los zoófilos son solo otro espectro en la bandera del orgullo trans. Esto ya no es una pendiente resbaladiza. Estamos en caída libre por un precipicio. La élite mundial está decidida a destruir nuestra civilización y todo lo que hemos construido como sociedad.

Porque no se equivoquen, las élites tienen la intención de hacer colapsar las economías y destruir nuestra civilización. ¿Cuándo fue la última vez que las personas se casaron con animales? La respuesta es la antigua Roma, en los oscuros días del emperador Calígula, justo antes de que el imperio romano colapsara.

Calígula cometió incesto con sus hermanas y tuvo conversaciones con la luna —hasta ahora se parece mucho a uno de los hijos de Joe Biden— y también planeó casarse con su caballo favorito Incitatus y solo fracasó porque primero lo asesinaron.

Los últimos días del imperio romano tienen sorprendentes paralelismos con nuestros propios tiempos.

Las protestas están comenzando en toda Europa a medida que los zoófilos exigen el derecho a tener relaciones sexuales y relaciones con animales en sus países.

Según los manifestantes en Alemania, los ciudadanos deberían tener derecho a tener relaciones sexuales con animales y quieren que el movimiento arcoíris LGBTQ+ agregue una Z a su nombre.

En una entrevista publicada por RUPTLY, uno de los manifestantes del orgullo de Zoophilia defiende el concepto de relaciones sexuales con animales. Según la marchante del orgullo, el sexo con animales debería despenalizarse porque “es mucho más fácil entablar una relación con animales que con humanos”.

La principal razón por la que los zoófilos no deberían ser aceptados por la sociedad en general tiene que ver con el tema del consentimiento. El sexo con animales es similar al abuso infantil, donde el dominio se impone a una parte más débil que es incapaz de dar su consentimiento.

Pero la influencia tóxica del Foro Económico Mundial y sus legiones de Jóvenes Líderes Globales corruptos incrustados en los gobiernos de todo el mundo está moviendo a la sociedad en la dirección opuesta a la decencia común y los valores tradicionales.

La zoofilia y la pedofilia están siendo normalizadas actualmente por la élite mundial y aquellos que se consideran liberales están cada vez más presionados para aceptar la desviación como algo normal. No se equivoquen, vienen por nuestros hijos.

Un consejero del Departamento Correccional de Pensilvania que trabaja con delincuentes sexuales avivó la controversia la semana pasada después de defender a las ” personas atraídas por menores “, también conocidas como MAP, y quejarse de que el término ” pedófilo ” es un ” insulto hiriente y crítico”. 

En un video publicado en YouTube que desde entonces ha sido recortado y se ha vuelto viral en Twitter, Miranda Galbreath dice que los pedófilos son “probablemente la población más vilipendiada de nuestra cultura”.

El sexo con bebés tan pequeños como de 1 año no está mal, según el profesor de SUNY Fredonia, Stephen Kershnar, quien ha dejado constancia de que no ve nada malo en que los hombres adultos tengan relaciones sexuales con niños “dispuestos”.

Según el profesor Kershnar, que enseña ética aplicada en la universidad de Nueva York, existen “ ventajas evolutivas” de la pedofilia que la raza humana debería utilizar en su beneficio.

La podredumbre llega hasta la cima. Los gobiernos de todo el mundo, que operan bajo el control del Foro Económico Mundial, están librando una guerra contra nuestros niños.

El año pasado, en Nueva Zelanda infiltrada por WEF, un juez declaró que los niños de 12 años pueden consentir en tener relaciones sexuales con adultos. No es necesario presionar rebobinar. Me escuchaste bien. El caso en cuestión presentaba a un hombre de 45 años cuya defensa se centró en la afirmación de que su víctima de 12 años “lo quería”. Según el hombre de mediana edad, la niña de 12 años lo presionó para tener relaciones sexuales.

Francia, también dirigida por un joven líder mundial en Emmanuel Macron, no tiene edad de consentimiento.

Hollywood y CNN impulsan constantemente una agenda a favor de la pedofilia.

Con las élites globales detrás del plan, la única pregunta es si primero se agrega una P o una Z al movimiento del arcoíris LGBTQI+.

Si quieres vivir en un mundo seguro para aquellos que no pueden protegerse a sí mismos, es hora de tomar una posición.

Ver:

@hectorespinorueda

Increíble pero cierto, España aprueba la zoofilia.

♬ sonido original – Refugio Canino Larryguaruma

El antídoto a la tiranía es la libertad, no la democracia ni el Gobierno Mundial

por J.B. Shurk

Traducción del texto original: The Antidote to Tyranny is Liberty, Not Democracy or International Government
Traducido por El Medio

El lenguaje político manipula el debate político. Los detractores del aborto que se definen a sí mismos como «pro vida» convierten semánticamente a los partidarios del aborto en «pro muerte». Los partidarios del aborto que se definen como «pro elección» semánticamente convierten cualquier oposición en «anti elección». ¿Quién quiere ser «pro muerte» o «anti elección», después de todo? Tal es la naturaleza de la política. Las palabras son armas: cuando se manejan con destreza, modelan el campo mental de batalla.

Así las cosas, ¿por qué los dirigentes occidentales hablan tanto de democracia y tan poco de derechos individuales? ¿Por qué predican las virtudes de las instituciones internacionales mientras demonizan el nacionalismo como algo xenófobo y peligroso? Eso significa que la soberanía nacional y los derechos naturales e inviolables están siendo atacados frontalmente en todo Occidente.

Se ha vuelto bastante común que los políticos europeos y estadounidenses dividan el mundo entre naciones «democráticas» y «autoritarias»; las primeras son descritas como poseedoras de una bondad inherente y las segundas, despreciadas como una amenaza para la existencia misma del planeta. Por supuesto, después de más de dos años de imposición de mascarillas, vacunas y permisos de viaje por el covid-19, a menudo por medio de acciones ejecutivas o administrativas unilaterales –y no por medio de una decisión del Legislativo o tras un referéndum popular–, cuesta afirmar que las naciones democráticas están libres de impulsos autoritarios.

Cuando los presidentes y primeros ministros elaboran y aplican leyes a su antojo so pretexto de los «poderes de emergencia», la ciudadanía no debería sorprenderse cuando descubren un sinfín de emergencias que requieren una actuación urgente. Si hay alguna duda al respecto, sólo hay que mirar la implacable decisión del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, de sofocar las protestas pacíficas del Convoy de la Libertad de los camioneros contra la obligatoriedad de las vacunas experimentales, a principios de este año, confiscando cuentas bancarias y efectuando detenciones por la fuerza, con escasa consideración por el proceso debido o la libertad de expresión de los canadienses. La emergencia decretada por Trudeau prevaleció sobre los derechos individuales de los ciudadanos canadienses.

Ciertamente, la democracia en sí misma no es garantía de una sociedad noble y justa. En una democracia perfectamente funcional de cien ciudadanos, cincuenta y uno pueden votar para negar a los otros cuarenta y nueve la propiedad, la libertad e incluso la vida. Si un miembro de la minoría se ve esclavizado por el Estado o condenado a ser ejecutado simplemente porque la mayoría así lo desea, no cantará las alabanzas de la democracia cuando le pongan la soga al cuello.

Los principios del federalismo (donde la jurisdicción del gobierno soberano se divide entre una autoridad central y sus partes constituyentes locales) y la separación de poderes (donde las funciones judicial, legislativa y ejecutiva del gobierno se dividen en ramas distintas e independientes) procuran controles de peso contra la concentración y el abuso del poder.

Ahora bien, es la asunción que ha hecho tradicionalmente Occidente de los derechos naturales, que existen al margen de y son superiores a la autoridad constitucional, lo que brinda la mayor protección contra el poder injusto del gobierno (democrático o no). Cuando los derechos naturales se consideran inviolables, como sucede en la Declaración de Independencia de Estados Unidos, la libertad de expresión no puede ser censurada simplemente por que el gobierno no esté de acuerdo con determinado mensaje. Cuando la propiedad privada se entiende como un derecho inherente a los individuos, Trudeau no puede ir tan fácilmente a por las cuentas bancarias privadas al declarar una emergencia. Sin embargo, cuando los derechos naturales individuales se consideran obsequios del gobierno, desaparecen rápidamente cuando las autoridades lo consideran oportuno.

Cada vez es más frecuente que se ataque a los derechos individuales como «egoístas» y contrarios al «bien común». Si los gobernantes convencen a los ciudadanos de que los derechos personales no existen, o de que no deberían existir, entonces los regímenes autoritarios que adoptan diversos tonos de comunismo o fascismo llaman a la puerta.

El imperio de la ley no sanciona la tiranía simplemente porque lo injusto haya sido promulgado democráticamente. Si una minoría con derecho a voto resulta vulnerable ante los caprichos de la mayoría, entonces percibirá el régimen democrático como excesivamente autoritario. Y si su vida, su libertad o su propiedad están en juego, es muy posible que usted prefiera el juicio de un dictador benévolo antes que las exigencias de una turba resentida pero democrática.

Lo contrario de la tiranía no es la democracia, sino la libertad y los derechos individuales. ¿No resulta sorprendente, pues, que los dirigentes occidentales exalten la democracia pero rindan tan poco homenaje a las libertades personales? Sin duda, la civilización occidental debería ensalzar la libertad de expresión, la libertad de religión y la libertad de acción, tan arduamente conquistados. Sin duda, el avance de la libertad humana debería celebrarse como un triunfo de la razón y la racionalidad sobre los sistemas feudales de poder y sus formas imperiosas de control. Las sociedades libres se distinguen de los regímenes autoritarios por su firme protección de los derechos humanos inviolables, que existen con independencia del derecho estatutario. Sin embargo, rara vez se habla de la libertad y los derechos individuales. Los políticos ensalzan las «virtudes» de la democracia y poco más. Es como si un juego de manos lingüístico hubiera despojado a los ciudadanos occidentales de su patrimonio más valioso.

Los líderes políticos occidentales han recurrido al vudú retórico para sustituir la «libertad individual» por vagas nociones a la «democracia», y utilizado una brujería similar para sustituir la soberanía nacional por formas internacionales de gobierno. ¿Qué son la Unión Europea, las Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud sino estructuras institucionales para debilitar el poder del voto particular de los ciudadanos de cada nación entregando a no ciudadanos poderes antaño vinculados a la soberanía nacional?

¿No es extraño que los dirigentes occidentales alaben la democracia por encima del autoritarismo mientras, al mismo tiempo, reducen el poder de sus votantes y refuerzan la autoridad de las instituciones extranjeras? ¿No deberían las naciones democráticas decidir sus propios destinos? Si no es así, si deben someterse a la autoridad de la UE, la ONU o la OMS, ¿pueden seguir afirmando que están siendo gobernadas democráticamente?

Hoy en día, nacionalismo es un término denigrante, como si todo lo que se haga en interés de la nación fuera intrínsecamente sospechoso. Los ciudadanos que expresan orgullo patriótico por su cultura y su historia suelen ser tachados de cerriles e intolerantes. Los movimientos políticos que defienden la autodeterminación nacional (como la coalición MAGA del presidente Trump en Estados Unidos y el Brexit en el Reino Unido) son ridiculizados habitualmente como «fascistas» o «neonazis». Y se les tacha de «amenazas« a la democracia incluso cuando triunfan en elecciones democráticas.

Pero ¿por qué las formas más grandes y vastas de gobierno internacional deberían considerarse más virtuosas y menos corruptas que las formas nacionales? Cuando Roma pasó de República a Imperio, ¿se volvieron sus instituciones, ya internacionales, intrínsecamente más fiables? Cuando el Sacro Imperio Romano Germánico unió gran parte de Europa, ¿lucieron sus emperadores menos autoritarios? Por otra parte, si el Partido Nazi de Hitler hubiera logrado conquistar toda Europa, ¿habría merecido su Unión Europea una mayor legitimidad que los regímenes nacionales de Polonia, Bélgica o Francia?

Seguramente es tan absurdo alabar las instituciones internacionales por encima de los regímenes nacionales sin tener en cuenta las formas que adoptan como lo es alabar la democracia sin tener en cuenta las libertades y los derechos individuales. Seguramente es más fácil fiscalizar las acciones de un político local que exigir responsabilidades a un funcionario de un ente lejano, en Washington DC, Nueva York, Bruselas o Ginebra. Sin embargo, los organismos internacionales gozan hoy de una enorme consideración, mientras que los nacionales son tratados con frecuencia con desdén. Es como si la soberanía nacional hubiera sido demolida porque no se puede confiar en los votos de las naciones democráticas para servir a los intereses internacionales. Cuando los líderes occidentales replican como loros lo quedice el Foro Económico Mundial, no parece que sigan el mandato de sus electores. Recurrir a organizaciones no electas, no transparentes y que no rinden cuentas parece una forma bastante extraña de luchar contra el autoritarismo.

Cuando a las poblaciones nacionales se les niega la autodeterminación y las libertades personales se tratan como privilegios en vez de como derechos, la tiranía nunca está lejos de imponerse. Ocultar esa realidad tras manipulaciones del lenguaje no cambia la poderosa verdad. Simplemente se difiere el conflicto para más tarde, cuando sea más explosivo.

“ALGUIEN NOS VIGILA A TODAS HORAS”

Aunque parezca ciencia-ficción, la verdad es que alguien sigue constantemente nuestros pasos.

Dejando de lado el control lejano de satélites o de aviones-espía, cuya sofisticación alcanza hoy límites inimaginables, múltiples cámaras graban a pie de calle lo que hacemos. Si entramos en un gran almacén o en un banco, los controles de vídeo y de sonido continúan allí, captándonos el más mínimo gesto.

Ni siquiera el propio hogar es un baluarte en el que podamos sentirnos libres del ojo de ese Gran Hermano al que la tecnología actual permite saber dónde estamos, qué decimos por teléfono o qué mensajes enviamos por Internet.

En épocas que parecían ideales para el disfrute de los derechos ciudadanos, resulta que la intimidad está desapareciendo y no hay dato nuestro, por muy íntimo que sea, que no se nos pueda robar impunemente.

El terrorismo internacional ha sido la disculpa perfecta que algunos esperaban para, en nombre de la seguridad común, abrir grandes bases de información en las que todo cabe: descripción personal, currículum académico, religión, costumbres, vida laboral y asociativa…

Hasta el ADN ha pasado a formar parte, en no pocas naciones democráticas, del enorme almacenaje de reseñas nuestras que se acumulan por ahí y cuya deriva en el futuro resulta imprevisible.

En determinadas circunstancias (no siempre delimitadas con claridad por la ley) los policías de algunos países pueden hacer tomas incluso de ADN que es nuestro yo absoluto, nuestra descripción más esencial y certera, nuestro espejo de posibles enfermedades hereditarias o degenerativas.

Teóricamente, el acceso a datos tan sensibles está reservado a juzgados y comisarías, pero,

  • ¿Resulta atrevido sospechar que no dejarán de producirse fugas de información?
  • ¿Resulta aventurado creer que el banquero que nos va a dar un crédito o la compañía que se dispone a hacernos un seguro de vida o el empresario al que solicitamos un trabajo apetecerán conocer circunstancias que les ayuden a no jugarse los cuartos?
  • ¿No habrá individuos que pagarán lo que sea por asomarse a la intimidad de las personas?

Qué lejanos parecen ya los tiempos en los que, cuanto se conocía oficialmente de un ciudadano, era su nombre y apellidos, su estado civil, su profesión, una huella dactilar y poco más.

– Los ojos de Londres. O de tu ciudad –

No existían documentos nacionales con “chip” ni tarjetas magnéticas ni expedientes secretos.

Pensábamos que sólo las dictaduras sufrían la querencia de controlarlo todo, pero han bastado en el mundo algunos atentados y un contexto emocional fuerte para que nosotros mismos hayamos confiado a otros nuestra independencia y cedamos informaciones secretas que nos permiten ser lo que somos.

Instalado el control, las cosas resultan luego sencillas. Nadie protesta, pues la criminalidad sirve de coartada a la degradación de la democracia. Nos preocupa más el miedo que la pérdida de libertades y nada nos importa que, en un futuro, la presunción de culpabilidad llegue a primar sobre la presunción de inocencia.

Pero ¿no podemos ser eficaces contra el delito respetando, al mismo tiempo, valores que hemos tardado siglos en conseguir?

¿No debiéramos rechazar vigilancias excesivas o leyes que otorguen facultades omnímodas a la policía y no debiéramos reclamar siempre la tutela de jueces cuya misión es perseguir el crimen sin que, por ello, se contamine de abusos nuestro sistema penal y sin que se lesionen los derechos sagrados de las personas?

ADOLFO YÁÑEZ

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PARKINGS, FARMACIAS, AEROPUERTOS,…

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‘La catástrofe climática’. Qui prodest?

¿Pereceremos abrasados por quemar gas o de frío por no quemarlo?

POR: JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

«Mis tres objetivos principales serían reducir la humanidad a 100 millones en todo el mundo, destruir la infraestructura industrial y hacer resurgir las zonas silvestres, para que sus especies al completo tomen el mundo»

Dave Foreman, ecologista estadounidense, miembro destacado del ambientalismo radical

He aquí unos ejemplos de los sucesivos apocalipsis, que debieran habernos eliminado, varias veces, de la faz de la Tierra (algunas incitan a la hilaridad):

  • Año 1967,  Diario The Salt Lake Tribune: Hambruna terrible en 1975.
  • Año 1969, The New Times: Todos desaparecerán en una nube de vapor azul en 1989. 
  • Año 1970, The Boston GlobeEdad de hielo para 2020.
  • Año 1970, Redlans Facts: América estará sujeta a racionamiento de agua para 1974 y de alimentos para 1980. 
  • Año 1970, Revista Life: Los ciudadanos de las grandes urbes requerirán máscaras de gas para 1985, año en el cual la contaminación del aire habrá reducido a la mitad la cantidad de luz solar que llega a la Tierra.
  • Año 1971, The Washington PostNueva edad de hielo para 2020-2030. 
  • Año 1972, Maurice Strong., director del programa de la ONU para el medio ambiente: El hombre también puede ser responsable de la tendencia al enfriamientoCientíficos sugieren que las emisiones de polvo y otras partículas liberadas a la atmósfera  por la agricultura y la quema de combustible pueden bloquear la luz solar para que no llegue y caliente la superficie de la Tierra. 
  • Año 1974, Revista Time: 1974,  The Guardian: Los satélites espaciales muestran que una nueva era de hielo se acerca rápidamente. 
  • Año 1976, The New Times: El enfriamiento del planeta traerá hambruna inminente.
  • 1978, The New Times: Según los expertos: sin fin a la vista para la tendencia de enfriamiento. 
  • Año 1983, EPA de Estados Unidos: Un calentamiento global catastrófico podría comenzar en 1990. 
  • Año 1988, El País: Las Maldivas se hunden en el Índico. 
  • Año 1988, Revista Salon: El principal experto en clima del mundo predice que el Bajo Manhatan se encontrará bajo el agua en 2018.
  • Año 1989, The Oshkosh NorthuveternUn estudio realizado por expertos concluye que el aumento del nivel del mar arrasará las naciones en el año 2000 si no se hace nada. 
  • Año 2000, The Independent: Los niños no sabrán lo que es la nieve.
  • Año 2002, The Guardian: Hambruna en diez años si no dejamos de comer pescado, carne y productos lácteos. Gran Bretaña será como Siberia en 2024.
  • Año 2008, el científico de la Nasa Jim Hasen: El Ártico se quedará sin hielo en 2018.
  • Año 2008, Al Gore: El Ártico no tendrá hielo en 2013/14. 

Fuente: citado por J. García, El rebaño, pp. 215-221. Contiene las referencias de las fuentes.

La meteorología ha deparado un tórrido y prolongado verano, cuyos precedentes había alejado del recuerdo el transcurso de décadas.  Como sucede cada vez que la meteorología aprieta, en uno u otro sentido, el cambio climático, convertido, por la hipérbole en catástrofe climática, es causa recurrente de todos nuestros males,  que justifica el castigo merecido, que los políticos nos aplican bajo onerosas disposiciones, dada nuestra culpabilidad por los malos hábitos y costumbres con que gobernamos nuestras vidas. 

Empecemos por constatar que, desde el origen del planeta Tierra, los ciclos climáticos se alternan de manera natural. Tomemos el ejemplo de la Edad de Piedra, durante el periodo Paleolítico (desde hace 1.500.000 hasta hace unos 10.000 años), cuando la población mundial era tan reducida que su capacidad de contaminación era inexistente. Durante esa extensa cronología tuvieron lugar cuatro glaciaciones –con anterioridad había habido otras-: Mindel, Gunz, Ris, Würm con sus correspondientes periodos interglaciares, en los que el frío era sustituido por las condiciones propias de un clima templado, dando lugar a un cambio climático.

Los efectos de los cambios climáticos repercutieron en la erosión, la modificación de la red fluvial, las inundaciones, el nivel del mar, la sequía, los incendios forestales. También modificaron la fauna, la vegetación y las formas de vida humana. La temperatura global y el nivel del mar han estado fluctuando desde siempre.

Cuando finalizó la cuarta y última glaciación,  el Paleolítico cedió el  paso al Mesolítico. Las temperaturas alcanzaron los niveles del clima templado y, como consecuencia del cambio climático, las especies animales resistentes al frío desaparecieron de las latitudes medias. El reno que había llegado a  habitar en el sur de Europa, se desplazó hacia las proximidades del Ártico, mientras que  el mamut y el rinoceronte se extinguieron y apareció una nueva fauna, propia del clima templado como el ciervo, el corzo o el jabalí. Los bosques de coníferas y abetos se desplazaron hacia el Norte de Europa y Canadá, siendo sustituidos por especies como el roble, avellano, olmo. El hábitat humano se fue haciendo sedentario y surgieron incipientes poblados. La incipiente agricultura y ganadería fueron sustituyendo a la economía depredadora.  Los utensilios se  adaptaron y perfeccionaron para atender a las nuevas necesidades agrícolas y domésticas. 

Desde entonces hasta hoy los ciclos climáticos se han sucedido, provocando tanto altas como bajas temperaturas o han oscilado entre periodos de sequía y lluviosos. 

Los anuncios sobre el final de los tiempos han estado presentes a lo largo de la Historia. Antaño, eran los dioses quienes enviaban catástrofes a la humanidad como castigo por su mal comportamiento. Hoy, es el planeta, elevado a la condición de divinidad, que enfurecido por las agresiones que cada uno de nosotros le causamos, nos castiga y castigará con las catástrofes merecidas, acordes con nuestra culpabilidad. 

Si nos atenemos a la realidad, actualmente, existe un consenso acerca del aumento de temperatura en la Tierra. Resulta más complicado averiguar en qué medida influye en ello el ser humano. Los científicos invierten su tiempo y esfuerzo en investigar, formular hipótesis, que hasta que no están verificadas no elevan a la condición de ciencia. Por otro lado, un grupo organizado, con cuantiosos incentivos y numerosos altavoces mediáticos, se presentan como la voz  universal y única con pretensiones de ciencia

No existe mejor recurso para dominar a la sociedad que el miedo –como se ha comprobado durante la pandemia-. La naturaleza, ese dios vengativo, debe ser   apaciguado con ofrendas y sacrificios, de los que los sumos sacerdotes climáticos resultarán beneficiados con la parte alícuota de  las ofrendas.  

La inminencia del apocalipsis climático como hecho irrefutable, ha derivado en un sucedáneo de religión. «Una religión obligatoria como palanca para imponer un nuevo orden, cuya esencia es sospechosamente vieja» (J. Benegas).  Entre sus preceptos a observar se encuentran el dejar de comer carne, el vivir en una casa más reducida, el renunciar al coche privado, el dejar de viajar en avión, el renunciar a tener hijos, que contribuirían a la contaminación humana.

En los años 70 el apocalipsis climático se anunciaba producido por el frío; el petróleo se acabaría en 10 años, siendo optimistas en 20. En la década de los 80, las ciudades no quedaron, como se había anunciado, sepultadas bajo el agua y arrasadas por huracanes violentísimos. En el siglo XX, debiéramos haber muerto de frío. En el XXI, aseguran, algunos “expertos”, que pereceremos abrasados. ¡Qué cosas! Propias de la profesión de activista mediático.

¿A qué intereses benefician las consecuencias de la miseria energética autoimpuesta en Occidente? China emite el 30% de emisiones de carbono en el mundo; Estados Unidos el 13,4 %; la Unión Europea el 9%; España el 0,9 %. Curiosamente la carga onerosa medioambiental recae sobre los que menos contaminan.  Occidente está siendo arruinado por unos gobiernos de cursis, cuando no de políticos espurios, obsesionados con las emisiones cero, que ponen el porvenir de sus ciudadanos –imaginen cómo y por qué- en manos de un puñado de autócratas corruptos y tiránicos, cuyos países contaminan sin rubor,  mientras se frotan las manos ante tan estúpida entrega incondicional a sus intereses. ¿Será por qué quien que paga, manda? 
Ni que decir tiene, que el gran beneficio, producido por el timo climático,  que obtienen las grandes corporaciones empresariales, oligopolios del capitalismo globalista, está aliado con la propaganda «ecolojeta», realimentada  y legitimada por el activismo climático «progre», el cual no se entera o se entera demasiado bien.

«En Occidente ha proliferado una nueva profesión que consiste en ser activista, es decir, jugar a ser revolucionario amparado por el sistema que dice querer derrocar y financiado por multinacionales, grandes empresas y el poder político»

J. García, el Rebaño, p. 173.

«…los situados más a la izquierda. De hecho, estos son los únicos que, desde entonces, han sabido promover entre los electores grandes causas, mientras que los conservadores se han limitado a argumentar que son buenos gestores.…

En la búsqueda de una hegemonía permanente, se ha eliminado la dependencia de la realidad y, en consecuencia, su exposición a la crítica y el disenso. Así hemos  llegado hasta el presente, donde, mediante la agitación del pánico moral, las grandes causas, como el Ecologismo, el Feminismo, el Igualitarismo o el Identitarismo, han alcanzado la categoría de santas cruzadas inasequibles a la crítica. En su defensa, la masa, enardecida y convertida por los políticos y los medios de información en creyentes, no se anda con reparos».3.

J. Bengas, La ideología invisible, p. 6

Obligatorio ser ¿feliz?

Los izquierdistas a menudo creen que tienen que obligar a la humanidad a ser feliz. Tienen esto en común con los misioneros de las religiones. La izquierda es a menudo más una ideología que la derecha/conservador.

Los derechos no tienen ideología. Creen en las leyes de la naturaleza y la lógica. Por ejemplo, hay dos sexos biológicos para ellos, punto. Esto enfada a la izquierda, que, por ejemplo, también ve las matemáticas como algo racista porque a algunos les cuesta.

Los izquierdistas, que suelen tener problemas con las matemáticas y están en desacuerdo con las leyes de la naturaleza, están considerando cómo debería vivir la gente para influir en el clima. Quieren que las cosas sigan como están ahora y que nadie tenga que adaptarse a un cambio, se destruya nuestra prosperidad, se arruine la industria, se cambie el suministro de energía solo a energía solar, etc. Y para que eso suceda, izquierda- grandes alas como Gates, que para hacer esto, la humanidad tendría que ser reducida y el resto debería vivir como los simios.

Como al menos saben que nadie hace todo esto voluntariamente, siempre ingenian medidas coercitivas. Solo los izquierdistas podrían pensar en algo como una cortina de hierro. Por supuesto, la idea del sistema de crédito social también vino de los comunistas: vigilancia y castigo. Por supuesto, algo así culmina primero con la manipulación masiva de las elecciones libres y luego con su abolición total. Entonces simplemente equiparan el socialismo con la democracia, todo lo demás es «nazi» y, por lo tanto, debería prohibirse. Actualmente estamos viviendo la formación de partidos de unidad socialista a la SED. Los partidos de derecha están prohibidos y luego la gente vuelve a llamarse «democráticos», como lo hizo una vez la RDA. La UE también va por este camino. Como es bien sabido, soviet significa consejo y el soviet supremo se sienta al lado en Bruselas: son los cabilderos quienes representan a los políticos locales descartados, sobornar a los que han sido eliminados en Bruselas y conseguirles lo que tienen que hacer. La UE pertenece a las altas finanzas, que persiguen ideas bastante locas.

Esto significa que la digitalización y, por lo tanto, la vigilancia total ya no se pueden detener. Casi todo el mundo está conectado a su teléfono inteligente y hace tiempo que los políticos han reconocido que se puede utilizar como tarjeta de identificación. Una vez que los teléfonos inteligentes sean obligatorios, por ejemplo, si ya no se le permite salir de casa sin un certificado, pueden ser reemplazados por chips implantados, porque todos los necesitarán de todos modos. A la izquierda no le importa. Aparentemente les encanta ser dirigidos y controlados. Evidentemente les gusta ser esclavos, y cuando papá les dice que se vacunen con un fármaco genético experimental, van y les muestran la parte superior del brazo. Y lamentablemente eso no se puede cambiar. Odian a la gente normal y los llaman a todos «extremistas de derecha».

Sería feliz si los izquierdistas se mantuvieran solos y se patrocinaran y vacunaran entre sí, pero finalmente dejen al resto mucho más grande de la humanidad en paz con sus diversas crisis.

Nuevos datos muestran que no ha habido calentamiento global durante más de ocho años. Las temperaturas en la Antártida también se han mantenido bastante estables durante las últimas siete décadas. Al igual que la pandemia, la mentira climática solo puede sustentarse en la censura y la violencia estatal. Puedo referirme a un interesante artículo en Report 24 sobre esto. Sin calentamiento global durante 8 años – Antártida estable durante 70 años

El nacimiento de las ciudades bloqueadas

La ciudad inteligente de 15 minutos puede convertirse en el gulag digital del futuro. Los bloqueos de covid fueron el modelo. Ahora hay que combatir con ella la “emergencia climática”. 

Por Thomas Oysmüller

TKP ya ha informado sobre las llamadas «Ciudades de 15 Minutos». Actualmente son una idea particularmente popular en los círculos de ahorro climático de élite futuristas. Esto tiene como objetivo explotar el potencial de la próxima «Ciudad INTELIGENTE» para el clima. Los planes están muy avanzados.

Ciudad inteligente

El WEF, que volverá a reunirse en Davos dentro de unos días, se muestra entusiasmado con las ciudades de 15 minutos: «Una de las ideas urbanas más importantes que ha surgido a raíz de la pandemia es la idea de la ciudad de 15 minutos o la Cuartos de 15 minutos.” Eso ya estaba escrito a finales de 2021 , aunque todavía se podían leer críticas al concepto.

El concepto siempre se ve en el contexto de las «ciudades INTELIGENTES». Una ciudad como esta necesita gente estúpida. El WEF describe la “ciudad inteligente” así:

“¿Qué es una ciudad inteligente? Hemos escuchado el término en contextos tan diversos como la planificación urbana y la gobernanza, el transporte, la energía, el medio ambiente, la salud y la educación. También notamos que el concepto de ciudades inteligentes se basa en una variedad de tecnologías, que incluyen Internet de las cosas (IoT), soluciones móviles, big data, inteligencia artificial (AI) y blockchain. Debido a esta conexión con la tecnología, nos preocupa cómo las ciudades inteligentes abordarán cuestiones como la privacidad y la exclusión social. Vemos el peligro de que las áreas urbanas con malas conexiones a Internet puedan quedar excluidas de la tendencia de las ciudades inteligentes. Queremos continuar un diálogo abierto sobre esta tendencia”.

SikhforTruth, que opera la plataforma TruthTalk, ve el concepto como mucho más distópico:

“Una ciudad inteligente es básicamente un “gulag digital”. Dejame explicar. Mencionar Internet de las cosas (IOT), datos, inteligencia artificial y blockchain en una oración se traduce en vigilancia, puntajes de crédito social y monedas digitales, sin importar cómo lo vista. Básicamente una prisión”.

Viena se ve a sí misma como pionera mundial de la ciudad inteligente. El objetivo es que la ciudad sea climáticamente neutra para “2040”.

Ahora combina eso con la ciudad de 15 minutos.

El confinamiento como modelo

La «ciudad de 15 minutos» también está integrada en el concepto de «ciudad inteligente» de VienaAllí dice: «Viena está realizando y promoviendo la ciudad de 15 minutos, con distancias cortas, distritos animados de uso mixto y una redistribución del espacio público de la calle a favor de la movilidad activa, el transporte público y lugares atractivos para quedarse».

En la «ciudad inteligente», todo lo necesario para la vida debe ser accesible en 15 minutos, sin automóvil. “Y un vago presentimiento me dice que no será fácil para Otto Normal salir de este radio”, escribió recientemente el portal “Technikus News”.

Mariana Mazzucato, profesora de economía en Londres y funcionaria de la OMS, escribió un ensayo en otoño de 2022 en el que escribe que el mundo pronto tendrá que recurrir de nuevo a los “bloqueos” para combatir la “emergencia climática”. La ventana para controlar el clima de una manera diferente se está cerrando extremadamente rápido. Cómo sería un «bloqueo climático»:

“Los gobiernos restringirían los viajes en automóviles privados, prohibirían el consumo de carne roja y tomarían medidas extremas de ahorro de energía, mientras que las empresas de combustibles fósiles tendrían que dejar de perforar. Para evitar tal escenario, necesitamos revisar nuestras estructuras económicas y rediseñar el capitalismo”.

Unos días antes, la ciudad de 15 minutos había sido anunciada en la revista Forbes . Esto podría reducir radicalmente la producción de CO2. Para «SikhforTruth» el futuro «amigable con el clima» se ve así: «Permanecer en la zona asignada la mayor parte del tiempo». Ese sería el futuro en la ciudad «inteligente». Los confinamientos fueron un anteproyecto para esto y con ellos nació la idea del “gulag digital”.

Frío polar en EEUU: ¿calentamiento global?

Nuestro viejo y querido planeta Tierra sigue girando ajeno por completo a las pretensiones de sus habitantes, pero para quienes viven del floreciente negocio del fraude climático el 2022 ha sido un mal año.

POR: Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Nuestro viejo y querido planeta Tierra sigue girando ajeno por completo a las pretensiones de sus habitantes, pero para quienes viven del floreciente negocio del fraude climático el 2022 ha sido un mal año.

Nadie lo diría, leyendo los mismos medios que repiten las mentiras sobre el covid o las sandeces sobre la guerra de Ucrania, pero los iconos del cambio climático han ido quedando al desnudo como lo que siempre fueron: mentira, propaganda, humo.

¿Sabe usted que los satélites muestran que la Tierra es cada vez más verde? A pesar del crecimiento de la población, cada vez hay más superficie cubierta por árboles[1], es decir, que no existe ya un problema de deforestación en el planeta gracias a la disminución de la superficie quemada por incendios forestales[2], a la reforestación y al aumento del maravilloso CO2, alimento por antonomasia de plantas y árboles, sinónimo de vida.

Para empeorar las cosas, diciembre ha terminado con un frío polar sin precedentes en EEUU, que los obedientes periodistas achacan a la tormenta “Elliot” como hace dos años fue “Filomena”. Ya saben, cuando hace mucho frío sólo es meteorología (una simple “ola de frío” con “vientos árticos”), pero cuando hace calor ya no hay “olas de calor” naturales y recurrentes, sino “calentamiento global”.

 Por cierto, ningún “científico” supo predecir este frío siquiera con un par de semanas de antelación, pero saben a ciencia cierta lo que pasará en el planeta dentro de 100 años.

El Ártico y el oso polar

El primer ídolo climático caído es la reducción del hielo del Ártico, un mantra constante a pesar de su irrelevancia, pues sólo supone el 0,07% del hielo del planeta. Además, su potencial derretimiento no implicaría un aumento del nivel de los océanos, pues flota ya en la superficie del mar (principio de Arquímedes). El hecho es que, tras algunos años reduciéndose, la superficie media de hielo en el Ártico se está estabilizando e incluso ha crecido[3]:

Por primera vez desde el 2008 este año la ruta marítima del Norte que bordea la costa de Eurasia no ha estado libre de hielos, y en su mínimo estival la superficie de hielo del Ártico ha superado los 6 millones de km (12 veces la superficie de España), casi la mayor cifra desde 2007[4], año en que el periodista y político Al Gore hizo caja profetizando que en el 2013 el Ártico estaría sin hielo. Nadie ha sabido predecir este aumento, y nadie sabe por qué se ha producido.

Hablar del Ártico es hablar del oso polar, icono ecologista por excelencia convertido en víctima del “calentamiento global”. La imagen (¡de dibujos animados!) de un pobre osito ahogándose fue tan efectiva en una sociedad tan infantilizada como la nuestra que conocidas organizaciones ecologistas la utilizaron para sablear al personal en exitosas campañas.

Esto no dejaba de resultar extraño, pues el oso polar es el mamífero terrestre que tiene menos probabilidad de ahogarse: su récord de natación ininterrumpida en mar abierto es de 687 km durante casi 10 días de travesía en aguas gélidas.

Mensaje para adultos: el oso polar no es un osito de peluche sino un peligroso y despiadado depredador que despelleja a sus presas antes de comérselas (a veces, aún vivas) en una sangrienta orgía de rojo sobre blanco. También practica el canibalismo matando y comiendo crías de su propia especie[5]. Pues bien: para desmayo de sus presas, su población crece sin parar y se estima hoy en 32.000 ejemplares[6]. Uf, qué alegría.

Groenlandia y la Antártida, cada vez más fría

Groenlandia es un reservorio de hielo 125 veces más importante que el Ártico. La superficie de esta enorme isla, cuatro veces el tamaño de España, está cubierta por una capa de hielo de 3 km de espesor. Durante algunos años su hielo disminuyó ligeramente, pero también se está recuperando y este año ha estado por encima de la media desde 1980[7].

La Antártida es la mayor reserva de hielo del planeta (un 90% del total) con un volumen 1.250 veces superior al del Ártico. Como es el caso de Groenlandia, la mayor parte del hielo está cubriendo el continente con un espesor medio de más de 2km y una pequeña parte flota libremente en sus costas.

En conjunto, la Antártida está ganando hielo según un estudio de la NASA[8], pero incluso la pequeña parte que flota, mucho más inestable y objeto habitual de filmaciones en las que grandes trozos de hielo caen al mar, crece ligeramente desde hace 40 años[9].

En definitiva, parece que no deberíamos perder el sueño por el hielo del “continente helado” (llamado así por algún motivo), cuya temperatura media es de -57°C y cuyo Polo Sur se enfría ligeramente desde hace 60 años[10], habiendo sufrido su invierno más gélido en el 2021[11]:

Nadie supo predecir este enfriamiento, y nadie sabe por qué se ha producido.

La resurrección de los corales

Otro icono de la propaganda climática ha sido el blanqueamiento y destrucción de los corales causado, claro está, por el calentamiento. Dado que la primera referencia al blanqueamiento de los corales australianos data del año 1575, que los océanos apenas están mostrando calentamiento desde que se miden con las boyas Argo y que los corales son impresionantemente longevos y resistentes, la relación causa-efecto disparaba las alarmas habituales de las mentiras del fraude climático.

Esto ha quedado demostrado este año cuando, contrariamente a las cansinas profecías catastrofistas, la superficie de coral en la Gran Barrera australiana ha crecido hasta batir el récord de los últimos 36 años, especialmente en la zona norte[12].

Nadie supo predecir este aumento y nadie sabe por qué se ha producido.

Finalmente, cabe mencionar que la evidencia empírica tampoco muestra un aumento de fenómenos meteorológicos extremos: no hay ninguna tendencia apreciable en sequías, ni olas de calor, ni inundaciones, ni huracanes, como ven en el siguiente gráfico[13]:

La difícil medición de temperaturas globales

La temperatura atmosférica sólo se ha podido medir con cierta precisión desde que se desplegaron los primeros satélites en 1979, y la del mar sólo desde 2007, cuando concluyó el despliegue inicial de boyas Argo (un termómetro por cada 100.000 km2 de océano).

Así, desde 1979 (un año frío) los satélites han mostrado un aumento de temperatura de 0,13°C por década[14], variación que quizá caiga dentro del rango de error instrumental, aunque desde finales del s. XX la temperatura atmosférica apenas ha variado:

La medición de temperaturas de esa inmensidad de volumen que es la atmósfera del planeta tiene enormes limitaciones, a pesar de la seguridad con que se manifiestan algunos.

Para observaciones muy anteriores a 1979 sólo existe un limitado número de termómetros que cubren un porcentaje ridículo de la superficie del planeta (y sólo en el hemisferio norte), y que además están contaminados por el llamado “efecto de isla urbana de calor” (UHI), es decir, por mediciones hechas con termómetros que hace 100 años estaban en mitad del campo y que hoy están en medio de la ciudad (con asfalto, coches y calefacciones).

Para mediciones de temperatura en series paleoclimáticas (de miles o cientos de miles de años) la principal fuente son las estimaciones derivadas de los isótopos de oxígeno atrapados en el hielo antártico y, en menor medida, groenlandés, que dan una idea de la temperatura local (sólo en dos puntos de la Tierra) y que además se comportan de modo asíncrono.

Pues bien, coincidiendo con este ligerísimo aumento de temperaturas la concentración de CO2 en la atmósfera ha pasado del 0,025% al 0,04%. Los instigadores del fraude climático (los yonquis del poder globalistas y grandes intereses económicos) han desarrollado una simplista relación causa-efecto que, contrariamente al mantra del “consenso”, es cuestionada por muchos científicos de enorme prestigio.

Así, han culpado a una pobre criatura llamada hombre, que pasaba por ahí, del “cambio climático”, como si el clima no hubiera cambiado siempre de forma natural, y pronostican que de seguir aumentado la temperatura unos pocos grados más llegará el apocalipsis.

No sé si a ustedes les pasa, pero yo sobrevivo sin problemas a diferencias de temperatura de 10°C todos los días del año entre la mañana y la tarde y de 30°C entre el invierno y el verano. ¿Creen que el hombre y el planeta no pueden adaptarse a un suave aumento de temperatura de 1 o 2°C en los próximos dos siglos, si es que llega a producirse?

 ¿Qué solución proponen para evitar el Apocalipsis? Lo de siempre: más poder y más dinero para unos pocos y el empobrecimiento y la servidumbre para el resto.

El clima es cíclico y sabemos poco de él              

El principio fundamental del clima es la ciclicidad, y al igual que la marea primero sube y luego baja, ni el día ni la noche, ni el frío ni el calor, ni la lluvia ni la sequía, ni el verano ni el invierno, ni siquiera los gobernantes psicópatas son eternos.

Lo mismo pasa con el clima: es cíclico y lleva cambiando desde el albor de los tiempos con glaciaciones en las que el nivel de los océanos era 120m inferior al actual y calentamientos posteriores, pero la propaganda climática ha aprovechado estos ciclos naturales para crear su relato apocalíptico extrapolando ad infinitum tendencias de corto plazo.

El clima terrestre es un sistema multifactorial, complejo y caótico sobre el cual el hombre apenas comprende una pequeña parte. De ahí que las predicciones meteorológicas fallen estrepitosamente más allá de unos pocos días o que esta increíble ola de frío y nieve en EEUU haya llegado casi por sorpresa.

Cualquier físico atmosférico honrado reconoce que lo que ignoramos del clima es mucho más de lo que conocemos. Afectado por la radiación solar, los movimientos de traslación y rotación, por las grandes masas oceánicas y sus corrientes, por las nubes, sujetas a retroalimentaciones de distinto signo, y por gases de efecto invernadero (de los que el más importante es el vapor de agua), simplemente no conocemos bien su funcionamiento.

La tendencia de las temperaturas, además, depende del punto de partida elegido. Como dice el geólogo Ian Plimer, “si usted quiere mostrar que hay calentamiento, tome el período 1979-1998; si quiere mostrar que no lo hay, escoja los últimos 24 años; si quiere demostrar que hay calentamiento por causas naturales, escoja los últimos 300 años; si quiere demostrar que hay enfriamiento, escoja los últimos 6.000; y si quiere demostrar que el clima es cíclico por causas naturales, tome el último millón de años, como hago yo[15]”.

El fraude climático

Querido lector: cuando le asusten con el cambio climático, recuerde la manipulación masiva que hemos sufrido con el covid. La táctica es similar: el miedo como herramienta de control, la ocultación de datos, el abuso de la mentira, la censura, la manipulación y corrupción de “la Ciencia”, el falso consenso, la persecución del disidente (¡negacionista!), la servil complicidad de los medios y el afán de poder.

Y no olviden que el fraude del cambio climático (“calentamiento global”) tiene un alto precio: la pérdida de la libertad y un empobrecimiento masivo, del que la inflación es un ejemplo. El objetivo final es concentrar el poder y el dinero en unos pocos.

 “No existe ninguna emergencia climática” afirman más de 1.400 científicos en la World Climate Declaration[16]. Sin duda. Esa pretenciosa criatura llamada hombre no tiene el poder de determinar el clima de su planeta ni, por ahora, la capacidad para comprenderlo. Qué más quisiera.

[1] Global land change from 1982 to 2016 | Nature
[2] A human-driven decline in global burned area | Science
[3] Sea Ice Mysteries – Watts Up With That?
[4] Summer’s waning light | Arctic Sea Ice News and Analysis (nsidc.org)
[5] EXCLUSIVE: Male Polar Bear Chases and Eats Cub | National Geographic – YouTube
[6] Polar bears continued to thrive in 2021 – The Global Warming Policy Foundation (thegwpf.org)
[7] Massive Increase in Greenland Surface Ice Sheet Suggests Possible Overall Gain in 2022 – The Daily Sceptic
[8] NASA Study: Mass Gains of Antarctic Ice Sheet Greater than Losses | NASA
[9] New Perspectives on the Enigma of Expanding Antarctic Sea Ice – Eos
[10] Fifty-year Amundsen–Scott South Pole station surface climatology – ScienceDirect
[11] It has never been so cold at the South Pole | Polarjournal
[12] Annual Summary Report of Coral Reef Condition 2021/22 | AIMS
[13] Little evidence of changes in extreme weather trends – The Global Warming Policy Foundation (thegwpf.org)
[14] Roy Spencer, PhD (drroyspencer.com)
[15] Not for Greens, Ian Plimer, 2014.
[16] World Climate Declaration – Clintel

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El Foro Económico Mundial quiere leer tu mente, Agenda comunistanazi 2030 del NOM

En un artículo de hace un par de semanas, el Foro Económico Mundial («WEF») detalló una parte del cerebro descubierto recientemente que monitorea las infecciones y la inflamación. Esto fue publicado en un periódico el 5 de enero. Para el 26 de enero, el WEF parece haber decidido ya cómo podrían utilizar en su beneficio.

El artículo de WEF comienza : «Los investigadores han descubierto una parte previamente desconocida de la anatomía del cerebro que actúa como una barrera protectora y una plataforma desde la cual las células inmunitarias monitorean el cerebro en busca de infección e inflamación». 

Inmediatamente después de la oración anterior, se incrustó uno de los videos de WEF de 2016, ver más abajo, que describe la manipulación de los genes del sistema inmunológico que se encuentran en el cerebro. Lisa Boulanger , neurocientífica estadounidense y profesora asociada de la Universidad de Princeton, explicó:

“Estos genes inmunes en realidad tienen dos funciones diferentes. Uno en el sistema impermeable. Uno en el sistema nervioso… Hemos desarrollado una pequeña molécula que creemos que se dirige solo a las funciones neuronales de estas proteínas”.World Economic Forum: Repurposing the Immune System to Meet Therapeutic Need in the Brain, Lisa Boulanger,
8 August 2016 (5 mins)

Further reading: Same immune-system proteins may first giveth, then taketh away motor control (Brain, Behavior, and Immunity), Princeton Research, 11 April 2016

WEF’s article then goes on to describe the new discovery.  In the middle of detailing the newly discovered part of the brain, WEF embedded a video of a session from Davos 2023, hosted by Atlantic’s CEO Nicholas Thompson, about brain transparency – which is WEF speak for computers reading our minds.

En el video a continuación, Nita Farahany de la Facultad de Derecho de la Universidad de Duke «arroja luz sobre cómo sería el mundo de la transparencia del cerebro», según WEF .¿Listo para la transparencia cerebral? Foro Económico Mundial, Davos 2023, 19 de enero de 2023 (30 minutos)

Al igual que Klaus Schwab, Thompson y Farahany son decididamente espeluznantes. Parece que WEF colecciona gente espeluznante. Tal vez no entendimos por qué se requiere tanta seguridad para la reunión anual de WEF en Davos, tal vez sea para mantenerlos adentro en lugar de mantenernos afuera.

WEF no explica su razón para vincularlos, o cómo están vinculados, dejándonos adivinar. Pero, en resumen, WEF está vinculando directamente tres cosas:

  • la “plataforma desde la cual las células inmunes monitorean el cerebro” recientemente descubierta;
  • manipular los genes del sistema inmunológico que se encuentran en el cerebro; y,
  • usando computadora para leer nuestros pensamientos.

A continuación, Tessa Lena resume sus pensamientos sobre el artículo de WEF.

Investigadores descubren una parte previamente desconocida del cerebro, dice el Foro Económico Mundial

por Tessa Lena

Lo sigo diciendo -para gran sorpresa de algunos- pero los científicos parecen estar constantemente descubriendo nuevos órganos del cuerpo humano, nuevas estructuras anatómicas, nuevas funcionalidades, etc. Y sin embargo, algunos de ellos -y sus patrocinadores- siguen alardeando simultáneamente de que puede simplemente programarnos como bolsas de carne animadas.

En ese sentido, vea esta  Orden Ejecutiva de Biden muy real:

La Casa Blanca: Orden ejecutiva sobre el avance de la innovación en biotecnología y biofabricación para una bioeconomía estadounidense sostenible, segura y protegida , 12 de septiembre de 2022

El último descubrimiento sobre el cerebro parece ser lo suficientemente importante como para que el Foro Económico Mundial lo escriba  en su sitio web .

En resumen, los científicos han descubierto una estructura anatómica previamente desconocida que “segrega y ayuda a controlar el flujo de líquido cefalorraquídeo (LCR) dentro y alrededor del cerebro. … La membrana similar a la linfática subaracnoidea (SLYM, por sus siglas en inglés) es vital para evitar que las células inmunitarias externas ingresen al cerebro”.

Aquí está el  estudio original que citan:

El sistema nervioso central está revestido por meninges, conocido clásicamente como duramadre, aracnoides y piamadre. Mostramos la existencia de una cuarta capa meníngea que compartimenta el espacio subaracnoideo en el ratón y el cerebro humano, denominada membrana subaracnoidea tipo linfática (SLYM). SLYM es morfo e inmunofenotípicamente similar al revestimiento de la membrana mesotelial de los órganos periféricos y las cavidades corporales, y encierra vasos sanguíneos y alberga células inmunitarias. Funcionalmente, la estrecha aposición de SLYM con el revestimiento endotelial del seno venoso meníngeo permite el intercambio directo de pequeños solutos entre el líquido cefalorraquídeo y la sangre venosa, lo que representa el equivalente murino de las granulaciones aracnoideas.La caracterización funcional de SLYM proporciona información fundamental sobre las barreras inmunitarias cerebrales y el transporte de fluidos.Un mesotelio divide el espacio subaracnoideo en compartimentos funcionales , Science, 5 de enero de 2023

El artículo del Foro Económico Mundial  explica el descubrimiento con gran detalle y luego, sin perder el ritmo, coloca este nuevo descubrimiento directamente en su narrativa podría sobre las computadoras que leen nuestros pensamientos con precisión. Supongo que no importa el hecho de que hasta hace poco, los científicos aparentemente ni siquiera sabían acerca de esta nueva parte. No importa ¡Leyendo nuestros pensamientos lo es!

El artículo de Igor Chudov  hace un gran trabajo al resaltar su arrogancia de «intercambio de datos cerebrales»:

FUENTE: HORDAS HISPÁNICAS