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Toda Europa apoya un veto migratorio ‘antimusulmán’… excepto España / All Europe supports an ‘anti-Muslim’ immigration veto … except Spain

Asslifters musulmanes en Alemania, un montón de tiempo para orar al aire libre cuando no se trabaja
Asslifters musulmanes en Alemania, un montón de tiempo para orar al aire libre cuando no se trabaja

UN 55% DETENDRÍA LA LLEGADA DE INMIGRANTES

Un estudio revela un rechazo generalizado en las sociedades europeas a la inmigración musulmana. La mayoría respalda un veto similar al impuesto por Trump en EEUU

Por/By ÁNGEL MARTÍNEZ en/in El Confidencial

El veto migratorio contra ciudadanos de siete países musulmanes impuesto por Donald Trump provocó una reacción de condena unánime por parte de los líderes europeos. Angela Merkel, que llegó a «explicar» al presidente de EEUU el contenido de la Convención de Ginebra, François Hollande, que pidió «una respuesta de Europa», la ‘premier’ británica, Theresa May, y la propia Unión Europea repudiaron «una medida que pone bajo sospecha a personas de una confesión». Ahora, cuando el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito (San Francisco) ha rechazado restituir el veto, un estudio revela un rechazo generalizado entre las sociedades europeas a la inmigración procedente de países islámicos.

Frente a la posición de Bruselas, los líderes de la extrema derecha populista, como el holandés Geert Wilders o Marine Le Pen, se han deshecho en elogios hacia el presidente de EEUU. En medio del cruce de condenas y halagos, ¿qué posición respaldan las sociedades europeas a la hora de encarar la inmigración musulmana? Según una encuesta de Chatham House —un ‘think tank’ británico de orientación centrista cuyo director, Robin Niblett, es contrario al Brexit—, hay evidencias que muestran un respaldo público subyacente a las posiciones de Trump y de las nuevas formaciones de extrema derecha en el Viejo Continente.

El sondeo, en el que han participado 10.000 personas de 10 países, evidencia el rechazo ciudadano a recibir inmigrantes musulmanes. En los 10 estados de Europa, una media del 55% está de acuerdo con detener los flujos migratorios procedentes de países islámicos, frente a un 20% que está en contra. Chatham House planteó la pregunta —»¿Debe detenerse toda migración de estados de mayoría musulmana?«— a ciudadanos de Bélgica, Alemania, Grecia, España, Francia, Italia, Austria, Reino Unido, Hungría y Polonia.

La mayoría de los encuestados, excepto en dos países, apoya un veto migratorio ‘antimusulmán’, con porcentajes que van desde el 71% en Polonia, 65% en Austria, 53% en Alemania y 51% en Italia hasta el 47% en Reino Unido y 41% en España. En ninguno de los estados incluidos en el estudio, realizado antes de que el presidente de EEUU firmase su orden ejecutiva, el porcentaje de aquellos que rechazan la medida supera el 32%.

«Se deberían parar todos los nuevos flujos migratorios desde países de mayoría musulmana»

 

La oposición social a la llegada de nuevos inmigrantes musulmanes es especialmente fuerte en Francia, Bélgica, Austria, Polonia y Hungría, a pesar de que la magnitud de las comunidades musulmanas en estos países, donde al menos el 38% «apoya encarecidamente» un veto migratorio, es muy diversa. Con la excepción de Polonia, estos países se han visto considerablemente ‘afectados’ por la llamada crisis de los refugiados o han sufrido atentados de corte yihadista en los últimos años. Asimismo, en la mayoría de estos estados, la extrema derecha está profundamente arraigada como fuerza política y pretende convertir este rechazo al islam en votos. En un año de elecciones trascendentales en Europa, Marine Le Pen, la alemana Frauke Petry o el holandés Geert Wilders pueden acabar determinando la política de Francia, Alemania y Holanda.

inglaterra

ENGLISH

55% DETEND THE ARRIVAL OF IMMIGRANTS

A study reveals a widespread rejection in European societies of Muslim immigration. Most endorse a veto similar to that imposed by Trump in the US

The immigration veto against citizens of seven Muslim countries imposed by Donald Trump provoked a unanimous condemnation by European leaders. Angela Merkel, who came to «explain» to the US president the content of the Geneva Convention, François Hollande, who called for «a response from Europe», British ‘premier’ Theresa May, and the European Union itself repudiated ‘ Measure that puts people of a confession under suspicion «. Now, when the Ninth Circuit Court of Appeals (San Francisco) has refused to reinstate the veto, a study reveals a widespread rejection among European societies of immigration from Islamic countries.

Faced with the position of Brussels, the leaders of the populist extreme right, such as the Dutch Geert Wilders or Marine Le Pen, have been praised for the US president. Amid the crosses of condemnation and flattery, what position do European societies support when it comes to dealing with Muslim immigration? According to a survey by Chatham House – a centrist-minded British think tank whose director, Robin Niblett, is against Brexit – there is evidence showing public support underlying Trump’s positions and new far-right formations in The Old Continent.

The survey, which involved 10,000 people from 10 countries, shows the citizen’s rejection of receiving Muslim immigrants. In the 10 states of Europe, an average of 55% agrees to stop the flow of migrants from Islamic countries, compared with 20% against. Chatham House posed the question – «Should any migration of Muslim-majority states stop?» – citizens of Belgium, Germany, Greece, Spain, France, Italy, Austria, UK, Hungary and Poland.

Most respondents, except in two countries, support an ‘anti-Muslim’ immigration veto, ranging from 71% in Poland, 65% in Austria, 53% in Germany and 51% in Italy to 47% in the Kingdom And 41% in Spain. In none of the states included in the study, made before the US president signed his executive order, the percentage of those who reject the measure exceeds 32%.

«All new migratory flows should be stopped from Muslim-majority countries»

Percentage according to phrase

Social opposition to the arrival of new Muslim immigrants is particularly strong in France, Belgium, Austria, Poland and Hungary, although the magnitude of Muslim communities in these countries, where at least 38% «strongly support» a veto Migratory, is very diverse. With the exception of Poland, these countries have been considerably ‘affected’ by the so-called refugee crisis or have suffered jihadist attacks in recent years. Likewise, in most of these states, the far right is deeply rooted as a political force and aims to turn this rejection of Islam into votes. In a year of momentous elections in Europe, Marine Le Pen, the German Frauke Petry or the Dutchman Geert Wilders may end up determining the policy of France, Germany and Holland.

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Se está fraguando la revolución política en Europa / Political Revolution Is Brewing in Europe

(Imagen: RTL Nieuws video)
(Imagen: RTL Nieuws video)

por Geert Wilders

Traducción del texto original / Translation of the original text : Political Revolution Is Brewing in Europe

El martes 20 de diciembre, el Estado Islámico se atribuyó el atentado en Berlín de la tarde anterior, en el que fueron asesinadas doce personas con un camión en un mercado navideño.

El asesino logró escapar. Sin embargo, la policía encontró en el camión documentos de identidad pertenecientes a Anis A., un tunecino que llegó a Alemania como solicitante de asilo en 2015.

Cuando el año pasado la canciller Angela Merkel abrió las fronteras de Alemania a casi un millón de refugiados y solicitantes de asilo, invitó al caballo de Troya del islam a su país. Entre los denominados refugiados había muchos jóvenes de cultura islámica, llenos de odio hacia Occidente y su civilización. Uno de ellos era Anis A.

A las autoridades alemanas les llevó casi un año denegar su petición de asilo, pero entretanto el hombre había desaparecido. La policía lo está buscando ahora como principal sospechoso del atentado del día 19 en Berlín.

Las autoridades alemanas están infravalorando peligrosamente la amenaza del islam. Hay señales ahí para quienes las quieran ver. En octubre, un solicitante de asilo afgano violó y asesinó a una alemana de 19 años en Friburgo. Y un chaval iraquí de 12 años fue capturado antes de que lograra hacer explotar una bomba con clavos en un mercado navideño de Ludwigshafen.

El pasado verano, un afgano atacó con un hacha a los pasajeros de un tren en Heidingsfeld, un sirio asesinó con un machete a una mujer embarazada en Reutlingen, otro sirio detonó una bomba suicida en un festival de música en Ansbach, y un palestino intentó decapitar a un cirujano en Troisdorf. ¿Y quién ha olvidado la pasada Nochevieja, cuando turbas de migrantes agredieron sexualmente a las mujeres de Colonia?

Este año, 1.500 agentes de policía patrullarán las calles de Colonia en Nochevieja. Diez veces más que el año pasado. ¿Pero cuántos policías se necesitarán el año que viene? ¿Y al año siguiente? ¿Y qué pasará cuando sean inferiores en número? Lo que se necesita no son sólo más agentes de policía; lo que se necesita es una revolución política democrática.

Los políticos son culpables

No permitan que nadie les diga que los perpetradores de estos crímenes son los únicos culpables. Los políticos que dieron la bienvenida al islam a su país son también culpables. Y no sólo es la señora Merkel en Alemania, sino toda la élite política en la Europa occidental.

Por corrección política, han hecho deliberadamente la vista gorda ante el islam. Se han negado a documentarse sobre su verdadera naturaleza. Se niegan a reconocer que todo está en el Corán: el permiso para matar a los judíos y los cristianos (sura 9:29), aterrorizar a los no musulmanes (8:12), violar a mujeres jóvenes (65:4), convertir a personas en esclavas sexuales (4:3), mentir sobre tus verdaderos objetivos (3:54), y la orden de librar la guerra contra los infieles (9:123) y de someter al mundo entero a Alá (9:33).

En lugar de documentarse, han abierto las fronteras de su país a la inmigración masiva y han invitado a pasar a los solicitantes de asilo, pese a que el ISIS hubiese anunciado que iba a enviar terroristas a Occidente como solicitantes de asilo.

Permitieron incluso que los combatientes de Siria volvieran a Europa, en vez de desnaturalizarlos e impedir que volvieran a entrar. Ni siquiera los han encarcelado. En resumen: son culpables de grave negligencia. Han traicionado a sus propios ciudadanos.

El tsunami del asilo de 2015 sólo exacerbó un problema ya terrible de por sí. Hace casi una década, en 2008, un estudio de la (muy izquierdista) Universidad de Ámsterdam reveló que el 11 % de todos los musulmanes en los Países Bajos estaban de acuerdo en que hay situaciones en las que verían aceptable utilizar la violencia para defender su religión.

Esto significa que, sólo en mi país, los Países Bajos, hay 100.000 musulmanes que están personalmente dispuestos a utilizar la violencia. El ejército holandés, sin embargo, tiene una fuerza de menos de 50.000 soldados. De ahí que, aunque desplegáramos todo el ejército para proteger los mercados navideños, teatros, bares de copas, festivales, centros comerciales, iglesias y sinagogas, no podamos garantizar la seguridad de todos nuestros ciudadanos.

Por eso hay pocas dudas de que 2017 traerá a Alemania y a todo Occidente más violencia, más ataques contra nuestras mujeres e hijas, más baños de sangre, más lágrimas y más sufrimiento. La terrible verdad es que, con toda probabilidad, no hayamos visto nada todavía.

Pero eso no significa que no haya esperanza.

Al igual que la situación actual ha sido creada por los políticos que se niegan a ver la horrible realidad del islam y a cumplir su deber, la solución al gigantesco problema autoinfligido que está padeciendo ahora Occidente debe ser por fuerza una solución política.

Arreglar una Europa rota

Tendremos que desislamizar nuestras sociedades. De hecho, cualquier paso individual que demos para alcanzar este objetivo, desde poner fin a toda la inmigración de los países islámicos, el arresto preventivo de los musulmanes radicales, la promoción de la reemigración voluntaria y la desnaturalización y expulsión de los delincuentes con doble nacionalidad, será un paso hacia una sociedad más segura para nosotros y nuestros hijos. Pero todo empieza con unos políticos con el valor de plantar cara y decir la verdad.

Cada vez hay más ciudadanos conscientes de ello. Por eso se está fraguando una revolución política en Europa. Los partidos patrióticos están creciendo rápidamente en todas partes. Son la única esperanza de Europa para un futuro mejor.

Tenemos que echar del poder a políticos como Angela Merkel, mi propio y débil primer ministro Mark Rutte, y otros homólogos de mentalidad parecida en otros países. Debemos liberar nuestros países.

Y créanme, amigos, eso es exactamente lo que vamos a hacer. Los terroristas, que esperan quebrar nuestra voluntad con sanguinarias atrocidades, no saldrán victoriosos. ¡Elegiremos nuevos y valientes líderes, vamos a desislamizar, vamos a ganar!

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