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Reducirlo a escombros

Desde el inicio de esta legislatura, y más concretamente, desde la fundación el 13 de Enero de 2021 del Ministerio de Igualdad, encabezado por Irene Montero, una parte importante de nuestros impuestos se está empleando en estudios, iniciativas y asociaciones de muy dudosa utilidad; en victimizar a la mujer por el hecho de serlo, en criminalizar al hombre por el hecho de serlo,en adoctrinar a los jóvenes en unas ideas anti-científicas sobre la afectividad y la sexualidad.

Desde nuestro punto de vista, no sólo la gestión de este Ministerio está siendo nefasta, sino que la mera existencia del mismo es innecesaria e incluso ilegítima.

La existencia en el Gobierno de España de un Ministerio de Igualdad, de entrada, da a entender tanto a nivel nacional como internacional, que en España no hay igualdad de derechos entre hombre y mujer. Es decir, que España no es una democracia occidental como las demás.

No sólo no nos favorece, sino que además no es cierto.

El artículo 14 de nuestra Constitución (1978) establece la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos del país independientemente de su sexo, credo u otras características.

El incumplimiento de este artículo constituye un delito.

Por lo tanto, la Ministra Irene Montero del Gobierno de España está afirmando que las instituciones españolas y la ciudadanía de España, con sus familias, sus trabajos, y sus empresas, o en sus puestos de funcionario… delinque constantemente; o miente.

La Ministra Irene Montero nos presenta como progresista una ideología que surge de hecho de la mano de Simone de Beauvoir (1908 – 1986), reconocido referente de la Ministra, que conocemos como Ideología de Género.

Aquí podrán encontrar un resumen de los principios que defendía, así como referencias a sus libros.

Entre lo que defendía esta feminista histórica se encuentra el odio al hombre, la pederastia, y la idea de que un feto es un parásito.

Puesto que sin una sociedad patriarcal, o “infierno machista” (como desde Podemos han llegado a calificar España), doña Irene Montero y su Ministerio no tendrían razón de ser, al ser confrontada con la evidente igualdad de derechos entre hombre y mujer (la única a la que es legítimo y posible aspirar) la Ministra responde que no hay una “igualdad REAL” entre hombres y mujeres en España.

Que los hombres y las mujeres no son biológicamente iguales (de hecho, son complementarios) es evidente y natural, y no justifica tomar ninguna medida al respecto; por lo que desde el Ministerio se esfuerzan en convencer a la ciudadanía de que vive bajo un “patriarcado” de facto, y que si no nos lo parece es porque, como mujeres, se nos educa adrede para normalizar nuestra propia sumisión, a la vez que se educa a los varones para ser machistas y violentos.

Para “demostrar” y combatir esto se han gastado exageradas cantidades de dinero de nuestros impuestos para hacer estudios, a cuál más ridículo, sobre la opresión de los colores, de los juguetes para niños y niñas y de las prácticas sexuales; todo ello siendo parte de la esfera privada de los individuos donde la política no tiene lugar.

Y se han tomado iniciativas, también con nuestros impuestos, para tomar medidas de ningún calado como añadir faldas a los símbolos de los semáforos, y el famoso punto violeta.

Pero este nuevo y progresista feminismo de los años 30 del siglo pasado necesita algo importante en lo que sustentarse, y ha elegido dos importantes banderas: la brecha salarial y su techo de cristal asociado y la violencia de género.

Desde el Ministerio de Igualdad (irónico nombre), se afirma que las mujeres, por el hecho de serlo, reciben menos salario por realizar el mismo trabajo que un hombre, y que a la mujer por el hecho de serlo (siempre por el hecho de serlo), se le niega sistemáticamente el acceso a puestos elevados.

Los empresarios deben ser estúpidos por no tener contratadas sólo a mujeres, que son más baratas, porque parece ser también que es necesario un cupo en las empresas para que los empresarios se dignen a contratar a mujeres en la misma medida que a  hombres.

Está claro que para un empresario lo importante es estar rodeado de amiguetes machos, y eso le justifica el gasto extra… nótese el sarcasmo.

Para justificar el dislate, como siempre que se pretende manipular la opinión pública, se utilizan datos reales pero incompletos y descontextualizados para dar a propósito una impresión concreta, que no es en absoluto la verdad.

Se presentan contrapuestas la suma de lo que ha ganado en toda su vida laboral la suma de los hombres de la muestra estadística, y la suma de lo que ha ganado en toda su vida laboral la suma de las mujeres de la muestra estadística.

La mujer tiene los mismos derechos que el hombre, pero es biológicamente distinta y es la que se queda embarazada y da a luz, por lo que requiere bajas por maternidad y en muchos casos elige quedarse en casa o trabajar en jornada reducida mientras sus hijos son dependientes. No siempre es así, pero muchas mujeres eligen libremente esto, entre otras cosas porque también son las que pueden proveer la lactancia y porque el primer vínculo de un bebé es con su madre.

Evidentemente si una trabajadora está de baja o trabaja en jornada reducida, el total de su vida laboral será menor y por tanto también su salario total. Pero eso de ninguna forma significa que mientras está trabajando recibe menos salario por hora que los compañeros de trabajo que tienen el mismo puesto.

Algo similar sucede con los puestos más competitivos y elevados en una empresa. Requieren tiempo. Hay mujeres que eligen sus carreras profesionales y mujeres que eligen su familia o su tiempo libre (igual que muchos hombres). Que estadísticamente esto ocurra más veces en el caso de las mujeres que en el de los hombres en ciertas carreras profesionales (por supuesto, no en todas ni mucho menos) parece molestar mucho a la Ministra, quizá porque le destroza el relato; y por ello ha tomado como objetivo también el destruir la idea de amor romántico y de familia,  atacar con dureza el embarazo y “de-construir” la “masculinidad tóxica” de los hombres.

Según la Ministra de Igualdad, una parte principal de la citada masculinidad tóxica prevalente en los hombres, es la tendencia natural a la violencia y el maltrato hacia la mujer por el hecho de serlo.

La delincuencia en España es de por sí muy baja en comparación con la del resto de países del mundo, y en concreto la violencia que la Ministra denomina “de género” es especialmente baja (debe ser que los hombres que no la ejercen, que son la gran mayoría, están haciendo esfuerzos sobrehumanos para reprimirse).

Dentro de la baja delincuencia que hay en España, hay por supuesto distintos perfiles de criminal.

Hay individuos psicopáticos que cometen crímenes en serie, muchas veces de índole sexual asociadas o no al posterior asesinato, que pueden ser homo o heterosexuales, en función de lo cuál la víctima será varón (normalmente joven, o incluso un niño, probablemente por la facilidad de acceso al ser más débil que un hombre adulto) o fémina.

Las estadísticas que usa el Ministerio se quedan con los crímenes de este tipo que se cometen contra mujeres, y se meten al saco de que ha sido “por el hecho de ser mujer”.

Dentro de las parejas y las familias también existe violencia. El perfil violento de los hombres y las mujeres es diferente, puesto que son biológicamente diferentes. Pero ambos pueden ejercer distintos tipos de violencia, y no toda ella es evidente ni fácil de probar.

La violencia psicológica, verbal y física en una familia se puede dar por parte de cualquiera de sus integrantes, y en especial si tienen problemas severos de inseguridad o celotipia que hacen que el individuo se vuelva controlador entre otras cosas.

Esa violencia se ejercerá contra sus convivientes, su pareja o sus hijos, precisamente porque son los suyos, independientemente del sexo del agresor y de los agredidos.

Por lo tanto esta violencia se da en parejas heterosexuales (las más habituales), en parejas de hombres homosexuales, de lesbianas, se da contra niños, y se da contra ancianos dependientes.

Un individuo perturbado agredirá con más facilidad a alguien que sea más débil físicamente que él, y esto justifica que en estos casos el hombre agreda a su pareja, que con más frecuencia es mujer, y la mujer agreda a los hijos o a los ancianos a su cuidado.

Pues bien, aquí de nuevo el Ministerio utiliza sólo la estadística que representa los casos en las parejas heterosexuales en los que un hombre agrede a SU mujer, y lo mete al saco de las agresiones a la mujer “por el hecho de serlo”.

Pareciera que el crimen de un violador/asesino en serie heterosexual y el de un marido heterosexual maltratador son el mismo tipo de crimen…

Y esto justifica que, el Ministerio de IGUALDAD, en lugar de modificar la VIOGEN, que es la única ley en nuestro país que revierte la carga de la prueba y prevé penas distintas por el mismo delito en función del sexo del criminal, se la apoye sin reservas en detrimento del hombre.

Por desgracia, el Ministerio de Igualdad no ha aportado ninguna solución a los casos reales de maltrato, aunque sólo fueran los casos del hombre hacia la mujer, mientras que ha generado un clima de enfrentamiento entre sexos y ha favorecido la desigualdad entre hombre y mujer de cara a la Justicia y la desprotección total del hombre inocente.

El incentivo para denunciar es tanto, y la solución aportada es tan deficiente, que el resultado es un incremento de denuncias exageradas e injustificadas por parte de mujeres que podrían solucionar su situación simplemente rompiendo su relación, o que buscan una venganza o una ventaja a través de un proceso judicial; mientras que las mujeres que sí tienen un problema de maltrato siguen sin sentir que pueden denunciar quedando durante el proceso bajo una protección efectiva contra su agresor.

Por supuesto los casos de hombres homo y heterosexuales, lesbianas, niños, y ancianos dependientes agredidos quedan silenciados o parecen no ser asunto de este Ministerio.

Al ser confrontada con esta desigualdad la Ministra Montero responde que los casos de maltrato intrafamiliar del hombre a la mujer son estadísticamente más elevados, y que la desigualdad jurídica está justificada por la desigualdad “real” entre hombres y mujeres y por la necesidad de disuasión de este tipo de delito.

(Que la justicia no funcione ni deba funcionar así le es indiferente a esta Ministra del Gobierno de España).

Sin embargo, PODEMOS aboga por la abolición de la pena permanente revisable para los criminales reincidentes (entre los que se encuentran los depredadores sexuales), bajo el pretexto de que el objetivo de la privación de libertad debe ser la reinserción.

Desde aquí les recordamos que las funciones de las penas restrictivas de libertad son: evitar la reincidencia en el delito (es decir, proteger al resto de ciudadanos de los ciudadanos peligrosos), castigar el delito, disuadir al condenado y a otros de cometer el delito en cuestión, y finalmente la reinserción si ésta fuera posible, que no siempre lo es, por ejemplo precisamente en el caso de los depredadores sexuales y asesinos en serie.

No es el único ámbito en el que el partido de la Ministra de Igualdad muestra más preocupación por los criminales que por las víctimas (véanse sus posturas sobre la Okupación y sobre los piquetes entre otras cosas).

No podemos dejar de lado por otra parte la incoherencia entre esta victimización sistemática de la mujer, el famoso “sólo sí es sí”, y el “yo te creo hermana” que han acompañado a la Ministra en su gran misión para darle la vuelta al machismo imperante en España, y la diferencia en la trascendencia de casos reales de abuso y agresión en función los intereses del Ministerio de Igualdad.

Esto se pone de manifiesto en las declaraciones públicas de la Ministra que convierten en mediáticos ciertos casos mientras que otros quedan totalmente silenciados.

Seguramente recordarán el caso de la “Manada de Pamplona”, en la que se presionó desde el Gobierno y desde Podemos y sus medios afines a los jueces para que declararan culpables a los acusados a pesar de que las pruebas no indicaban que la víctima, en el momento de los hechos, no quisiera participar de ellos. Había pruebas claras de un delito de agresión sexual anterior, pero no era por el que estaban siendo juzgados. El juicio a esta manada fue totalmente público y mediático y se llegó a señalar personalmente a los jueces.

No habrán oído apenas declaraciones por parte de la Ministra de Igualdad sobre casos de otras (múltiples) violaciones en manada más allá de “no hay que estigmatizar a los migrantes”.

Debe ser que los “migrantes” tienen una categoría de humano distinta de la de los hombres blancos en España, a los que sin duda sí se puede y debe estigmatizar…

También recordarán las declaraciones públicas de Podemos y de la Ministra sobre Juana Rivas (condenada por la sustracción de sus hijos y quedando claro que uno de ellos sufrió abusos sexuales bajo su tutela), María Sevilla (expresidenta de Infancia Libre y exasesora de infancia de Podemos, hoy condenada por la sustracción de sus hijos y las condiciones en las que los mantuvo), y hasta sobre el testimonio en TV de Rociíto.

Cabe recordar que la ministra se ha pronunciado públicamente a favor de estas madres, no habiendo sentencia y a pesar de que las imputaciones en sí mismas ya se basaban en indicios (luego confirmados) delictivos; y lejos de pedir disculpas tras las condenas, ha criticado a la Justicia llegando a calificarla de “Justicia Patriarcal”.

Destacamos que no se trata de una tertuliana dando su opinión, sino de una Ministra del Gobierno de España haciendo declaraciones públicas.

 Quizá tampoco tengan mucha información sobre los casos de abusos de menores bajo la tutela del Estado en la Comunidad Valenciana y en Baleares.

En el caso concreto de la Comunidad Valenciana la propia Mónica Oltra (y más de la mitad de la institución que encabeza) está imputada por claros indicios de ocultación de pruebas contra su entonces marido, que ya ha sido condenado a prisión por los abusos.

En el auto del juez incluso consta cómo Mónica Oltra acosó a la víctima y la intentó deslegitimar de distintas formas, y cómo la forma de lidiar con la denuncia de la niña abusada en su momento fue cambiar a su abusador de planta dentro del mismo edificio permitiéndole seguir ejerciendo su labor de tutela sobre los niños.

A la Ministra y a las feministas del Gobierno esto no parece molestarles ni por el lado de los derechos de la mujer, ni de la libertad sexual, ni de la protección de la infancia; puesto que recientemente celebraron un acto feminista junto a Mónica Oltra, han votado en contra de una comisión de investigación del caso, y el silencio de sus medios afines al respecto es estruendoso.

Por otra parte, tras el precedente de sus pronunciamientos y señalamientos públicos en casos no dirimidos, cuando se le ha preguntado directamente por los casos que le son incómodos, y en concreto, por el caso de la Sra. Oltra la Ministra se ha mostrado muy respetuosa con el hecho de que el proceso judicial estaba en curso y no había sentencia.

Todo esto es realmente sorprendente, teniendo en cuenta la importancia que la Ministra Montero otorga las ya citadas consignas. Entre ellas, la de “Sólo sí es sí”, es la consigna estrella de la Ministra de Igualdad y el origen de la primera gran conquista que planteaba el Ministerio tras su fundación:

La Ley de Libertad sexual, concebida para que la mujer no se vea obligada a tener relaciones sexuales no deseadas.

De esta ley lo más benévolo que puede decirse es que es un gran castillo de arena sin capacidad de plasmación en nada regulable; y lo peor, que deja tanto espacio para la interpretación arbitraria de las situaciones denunciadas (incluyendo además figuras “expertas” ajenas a la carrera judicial que tendrían una gran influencia sobre el proceso) que lo que genera realmente es inseguridad jurídica, enemigo mortal de la libertad y de la garantía de los derechos.

Para promocionar esta ley, que ni siquiera había sido publicada (puesto que para siquiera ser publicable requirió numerosas enmiendas), era necesario el gran 8 de Marzo de 2020 de la Ministra. Y el miedo justificado de la ciudadanía ante una pandemia descontrolada, de un patógeno nuevo y para el que no había ni vacuna ni tratamiento no podía interponerse en tan importante evento, en el que, según Carmen Calvo, nos iba la vida; porque por supuesto en España el machismo mata más que el Coronavirus.

Recordemos que la OMS declaró la alerta internacional por el virus el 30 de Enero de 2020.

El 8M España estaba “oficialmente” libre de Coronavirus (aunque en realidad no lo estaba y el Gobierno lo sabía, al igual que una parte de la población, a pesar de la desinformación al respecto. Destacamos estas declaraciones de la Ministra Montero entonces), el 9M el Presidente Pedro Sánchez anunciaba un plan de choque contra la COVID19 tras “hacerse público” el número de casos conocidos los días previos al 8M, y el 13 de Marzo de 2020 anunciaba el estado de alarma, que finalmente se declaró 24h después, el 14  de Marzo. Los resultados de este periplo son de sobra conocidos (aunque no reconocidos, a estas alturas, por el Gobierno de España).

La promoción de esta ley debía valerle a la Ministra los miles de vidas que costó, a pesar de que no merece mención en los casos en que te viola el agresor equivocado.

Por último, cómo no mencionar el bastión más importante en cualquier proyecto de ingeniería social: La educación. La formación ideológica de futuros votantes.

Aparte de intervenir el temario de los opositandos a funcionario, y de forzar a los funcionarios a recibir cursos de Ideología de Género, se han incluido las propuestas y la ideología del Ministerio en la nueva reforma educativa.

Entre otros dislates, se plantean iniciativas a introducir en el temario y charlas externas para introducir a los niños a la sexualidad adulta y hacerles dudar de su sexo (como si no fuera una cuestión objetiva), invitándoles a decidir a qué “género” pertenecen, sin ninguna consideración hacia las fases de desarrollo neurológico de los niños.

A la vez les introducen a las diferencias que, según esta nueva ola pseudo-feminista, siguen existiendo entre hombres y mujeres, y a cómo los hombres por el hecho de serlo, y su presunta “masculinidad tóxica” es la responsable.

Esto produce culpabilidad a los niños, miedo, rabia e indefensión aprendida a las niñas y, en definitiva, una guerra de sexos ya desde la infancia.

A pesar de esto, la Ministra Montero se queja de que sigue sin haber suficiente contenido de género en los temarios y que dicho contenido debe darse a los estudiantes independientemente de la voluntad y opinión de sus padres.

En sus desvaríos misándricos, no parece interferir el hecho de que la “Ideología de Género” niega el sexo biológico, y por tanto la existencia de hombres y mujeres como tal; por lo que la propia base de su muy desviado feminismo se convierte en humo.

Tal es la incoherencia de este feminismo que no cree en el sexo biológico que se han producido escisiones importantes en el seno de la izquierda, que se ha apropiado injustamente el feminismo.

En base a estas incoherencias y a teorías sin ningún aval científico se están haciendo declaraciones, campañas, propuestas legislativas y reformas educativas.

El Ministerio de Igualdad está en guerra con la realidad, con la naturaleza y con la biología, y está haciendo experimentos sociales con nuestros hijos y con nuestro dinero, a la vez que criminaliza a nuestros padres, abuelos, hijos, maridos… por el hecho de haber nacido hombres.

Además intenta destruir el concepto de “familia” y de “amor romántico”, que son bases de las relaciones humanas en general y en especial entre hombres y mujeres.

En resumen, no sólo un ministerio dedicado a conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en España es absurdo e innecesario, especialmente habiendo ya igualdad ante la ley, sino que, de cara a problemas que sí tenemos, no han propuesto ni llevado a cabo ninguna medida eficaz, incluso teniendo un presupuesto anual desorbitado, y un extra de más de 20 000 millones de euros (equivalentes al menos a un año entero sin impuestos a la energía) para no se sabe qué actividades, que se le concede mientras el hundimiento económico y el paro ahogan a particulares y empresas, provocando el cierre hasta de empresas estratégicas por los altos impuestos y la falta de ayudas.

Como colofón, este ministerio señala a quien no comulga con sus ideas, relacionadas o no con el feminismo, (para muestra, el último manifiesto del 8M publicado por la Comisión 8M, que depende directamente del Ministerio de Igualdad), y predica (y hasta pretende regular) cómo las familias educan a sus hijos y cómo es ético o no pensar y conducir la propia vida y relaciones sentimentales y sexuales.

Para concluir, destacar dos hitos importantes:

– El voto femenino se aprueba el 1 de Octubre de 1931, por 161 votos a favor, 121 en contra y la abstención de 188 diputados. Sólo 2 mujeres ocupaban un escaño: Clara Campoamor y Victoria Kent, y una de ellas (Victoria Kent, PSOE) votó en contra.

– La actual Constitución, que incluye en artículo 14 estableciendo así la igualdad ante la ley independientemente de sexo, credo o cualquier otra condición, se redacta por 7 hombres (Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, José Pedro Pérez-Llorca Rodrigo, Gregorio Peces-Barba Martínez, Jordi Solé Tura, Miquel Roca i Junyent, Manual Fraga Iribarne).

El hombre no sólo no es un enemigo de la mujer, sino que fue la clave última de su igualdad de derechos.

 El Ministerio de Igualdad es una montaña gigantesca y carísima de mercancía averiada y totalitarismo “woke”. Es un Ministerio de PROPAGANDA.

Exigimos su cierre inmediato.

#MinisteriodeIgualdadDéjanosenPaz

Firma la petición para cerrar el Ministerio de Igualdad

FUENTE: El Club de los Viernes

Reprobación necesaria ante la depravación. Por Jesús Salamanca Alonso

Si tuviésemos un presidente con sentido común y un Gobierno equilibrado, la pervertida ministra de Igual Da ya estaría cesada.

JESÚS SALAMANCA ALONSO – 30 SEPTIEMBRE 2022

El daño ya está hecho. La gravedad de las declaraciones de esta muchacha a quien, para desgracia de la sociedad española, le han regalado un ministerio inservible más para jugar que para trabajar, merecen una reprobación ante el grado de degeneración al que ha llegado. No conozco docente que dé el visto bueno a tan miserables declaraciones que «blanquean» el delito de la pederastia. Cualquier profesor con dos dedos de frente pondría contra el espejo a esta inservible, pero resabiada y acomplejada ministra que se dice feminista.

En un país civilizado y democrático no se pueden consentir aberraciones de ese calibre. Esta muchacha, por desgracia todavía ministra de Igual Da, ha acabado por destaparse y arruinar su propia imagen; una imagen que ya estaba en entredicho tras lo de volver a casa «sola y borracha». Me parece ético que los servicios jurídicos de diversos partidos tomen cartas en el asunto antes de que la avanzada actitud de degeneración llegue a delito irreversible.

¡Miedo me da si alguna vez esta muchacha, ministra para desgracia social y por gracia de un presidente indecente e imprudente, tiene que educar a menores! Con ese pensamiento, en otra época las Juntas de Protección de Menores o los Tribunales Tutelares le hubieran retirado la patria potestad, doy fe. Con esas ideas es imposible que sepa construir educación, sensatez, democracia, sentido común, valores y ética. No tardaremos en conocer la opinión del Defensor del Menor.

Estoy convencido de que, si esas aberraciones de Montero llegan a oídos del juez Calatayud, las desmonta en un santiamén. Mucha «bocachanclería» de atropellada feminista y depravada ministra, pero nulo razonamiento y peor planteamiento. Si ha llegado a ministra un espécimen así, muy mal ejemplo estamos dando a la sociedad. El fraude social ya lo tenemos instalado donde no debe estar.

Si tuviésemos un presidente con sentido común y un Gobierno equilibrado, la ministra de Igual Da ya estaría cesada, al menos es lo que sucedería en cualquier país democrático alejado de ideologías de pervertido comunismo. Ha metido ideología, comunismo, política, pederastia y feminismo en el mismo saco. Y el feminismo a la española ya sabemos lo que es y lo que representa; nada que ver con el auténtico feminismo amazónico, equilibrado, demócrata y sensato. ¿Han oído al feminismo español alguna declaración en apoyo de las mujeres iraníes? ¿Cuántas feministas han acudido en apoyo de las universitarias iraníes? Ahí tienen la prueba. Para que vean que esto no es feminismo, sino simple y pervertido «chiringuiteo».

Hasta ahora, el Ministerio de Igual Da solo ha hecho daño al conjunto de la sociedad española. Y muchas veces se ha hecho ese daño a través de esta muchacha que alardea de ministra, pero que toda la sociedad sabe cómo ha llegado ahí. Impensable en cualquier otra situación que no fuera para mantener en el colchón de Moncloa a un parasitario presidente instaurado en la mentira y la falsedad, además de en el fraude. Recuerden aquello que se fraguó de «presidente cum fraude» tras destaparse el plagio y falsedad de su tesis, así como de los estudios y oscuros avatares africanos de su media naranja.

Blanquear la pederastia no es el mejor camino para dejar un buen recuerdo ministerial, precisamente de un ministerio que perfectamente podría ser una simple jefatura de servicio y, si me apuran, un simple servicio administrativo. El hecho de convertirlo en ministerio ha hecho que se aborregara con gente sin preparación y donde los asesores no han aportado nada de nada; muchos de ellos procedentes de la delincuencia activista. Creo que no precisan nombres.

No se puede consentir que la ministra llegue a ese blanqueo y a la degeneración que se la suponía, y ahora se demuestra. Blanquear la pederastia en público y afirmar lo de las relaciones sexuales de los niños, con el apoyo explícito del sector socialista del Gobierno, deja al descubierto un claro desprecio a la democracia, al sentido común y a la dignidad del ser humano. Alguien debe explicar a la titular «bocachanclas» ministerial que comete un error de bulto.

No debe de saber esta muchacha, para desgracia todavía ministra de Igual Da, que en España la edad mínima de consentimiento son los 16 años. No me extraña que en el seno de esa formación política prochavista hayan aparecido pederastas de viejo cuño, así como aterrizado condenadas por delitos de atentado a la autoridad. Recuerden la «aventura» de un tal Palacio de Podemos en las Cortes de Castilla y León, y cuya sentencia condenatoria todavía puede verse en las redes sociales y en internet.

En fin, a ver quién se atreve a decir que la afirmación de la chulesca ministra no es muy grave. De ella se deduce que un menor podría tener relaciones sexuales con un adulto si ambos consienten. Es tan torpe esta muchacha, por desgracia torpe e inservible ministra, que no se para a pensar que esa persona mayor incurriría en delito.

El propio Gobierno ha entrado en cerrazón, a pesar de la barbaridad cometida por la muchacha del Ministerio de Igual Da. Con tal de seguir durmiendo en Moncloa y mantener «chupeteros» ministeriales, Antonio «el mentiroso» y su séquito de contradictorios tiralevitas no dudan en ser cómplices necesarios de su disparate.

Se precisan más españoles con sentido común, además de serios y rigurosos tribunales de Justicia, para eliminar a esta plaga de depravados que degradan a la sociedad, a la mujer en general y condenan a la infancia al maltrato.

La sociedad ya ha dictado sentencia de su reprobación hacia la «menestra» de Igual Da. No podemos consentir que hable sin que se lave la boca con agua fuerte.

Barra libre para la pederastia. Por Eduardo García Serrano

Irene Montero, haciendo gala de su arrogancia,  de su repulsiva ignorancia y de su crueldad ideológica, acaba de proclamar que los niños tienen derecho a mantener relaciones sexuales con adultos siempre que haya consentimiento por parte del niño.

Por: EDUARDO GARCÍA SERRANO

Todo lo que civiliza a un hombre colapsa y se derrumba ante la justificación de la pederastia socapa del consentimiento del niño avasallado, violado, ultrajado, acariciado por las puercas manos de un cerdo con priapismo que sólo satisface su lujuria en un pubis infantil. Irene Montero, haciendo gala de su arrogancia,  de su repulsiva ignorancia y de su crueldad ideológica, acaba de proclamar que los niños tienen derecho a mantener relaciones sexuales con adultos siempre que haya consentimiento por parte del niño. Por un atavismo impreso en nuestra información genética, el niño, cualquier niño, busca amparo y seguridad, y esos dos anhelos, el cachorro del hombre, sólo los ve colmados en la figura del adulto, principalmente de sus padres, de cualquier adulto, próximo o desconocido, da igual: ¿a quién no se le ha agarrado de la mano un niño perdido, lleno de miedo y de lágrimas, en la playa o en unos grandes almacenes, que busca en su momentáneo desamparo la seguridad y el cobijo que él sabe que sólo un adulto puede proporcionarle? De ahí que el consentimiento de un niño sea lo más fácil y barato de obtener; en el más problemático de los casos basta con ofrecerle, a cambio de su consentimiento, una bolsa de chucherías o un juguete.

Todos lo sabemos. Los pederastas también. Irene Montero también lo sabe porque es adulta y porque es madre. Por lo tanto, en su propuesta de tolerar las relaciones sexuales de los adultos con los niños, previo consentimiento del niño (¡por supuesto, faltaría más!) no hay más que ponzoña y crueldad, pus y mierda a granel para despachar en la barra libre de la pederastia, que es tan antigua, tan sucia y tan sórdida como la propia Irene Montero quien, en la Roma decadente, no hubiera sido ni siquiera cajera en una tienda del Foro, sino sprintías, moneda sexual romana, con la que se pagaba a las putas y que, por extensión, daba nombre a esos selectos esclavos que organizaban las orgías de los patricios llenándolas de sutilezas y de toda clase de cópulas monstruosas en las que, en el clímax de la bacanal, se hacía participar a niños pequeños, muy pequeños. Mis pececillos, los llamaba el Emperador Tiberio  porque los sumergia en su piscina para que le practicaran felaciones bajo el agua. Si la eyaculación llegaba antes de que el niño se ahogase, estupendo. De lo contrario su cadáver era arrojado por los acantilados de Capri o a la piscifactoría de voraces morenas, lugar al que iban a parar (vivos) los que contrariaban la voluntad o el capricho del Emperador, incluídas las Irenes Montero de la época. O sea, las sprintías del César.

La pederastia es un pecado y un delito que perturba la moral más primaria del hombre. Sólo tiene un castigo que no está recogido en nuestros decadentes y tolerantes códigos democráticos. El castigo evangélico: “¡Ay del que escandalizare a una sola de estas criaturas, más le valdría atarse una piedra de molino al cuello y arrojarse al lago!” Hay, también, otro castigo para el pederasta: el que le aguarda en prisión, la soga o la puñalada carcelarias, porque hasta los delincuentes de moral más elemental y primaria entienden en su ferocidad que los niños no se tocan, ni siquiera con un consentimiento expreso obtenido en el trueque de una bolsa de chucherías o de un juguete.        

El hombre blandengue. Por Vicky Bautista Vidal

El hombre blandengue

«Peligrosa campaña del Ministerio ese de igualdad desigual que funciona con arreglo a desigualdades y miserias casi obsoletas»

POR: Vicky Bautista Leal en La Paseata

No voy a ser yo quien niegue a “algunas” los tiempos oscuros de la diferencia entre géneros que en la tribu terráquea hubo y que sigue existiendo en mayor medida en ciertas partes del planeta, fomentada por la ignorancia y por la comodidad de quienes han asumido la “lotería” de pertenecer al género dominante en sus, para mí mal llamadas culturas: “El hombre”. Ese algo abstracto que montó el tenderete humano y que proviene de la misma humanidad, se encargó desde el principio de ensuciar todo trato, todo acuerdo, toda necesidad entre los habitantes del mundo: La Paz debe siempre ser erradicada. El amor discriminado, las diferencias vestidas de enemistad, la muerte y el asesinato publicitados, el miedo potenciado, la inseguridad viene de fábrica debido a que ninguno tenemos ni idea consciente de que es esto y que hacemos aquí…

Llegamos a acuerdos y constituciones entre sexos, que fueron, en los comienzos, necesarios. Éramos pocos, dispersos en grupos familiares donde cada uno tenía un cometido para la supervivencia de la tribu.

Con inteligencia se dividieron las labores. El hombre, físicamente más fuerte cumplía el cometido de enfrentarse a mamuts, leones y toda clase de animales feroces para conseguir el alimento del grupo. Mientras, la mujer, cubría las necesidades manteniendo el fuego encendido, preparando las pieles, cocinando la caza, pariendo los hijos, manteniendo el orden de lo cotidiano para que la comunidad avanzase hacia adelante.

La misma mujer, la que criaba, fomentaba y alentaba en los varones que paría la “bestialidad” necesaria en el momento para cumplir con su papel de futuro proveedor “porque era lo que tenía que ser”.

Lo malo es que esos acuerdos no evolucionaron. Y cuando las necesidades fueron otras y las formas avanzaban, el mundo, que podría haber adelantado en todos los campos, mantuvo a algunos de ellos apartados del desarrollo, como la relación entre géneros, que siguió, por comodidad para uno de ellos, como en las cuevas Neandertales.

El hombre y la mujer, diferentes en su sexo por la necesidad de reproducir la especie, no supieron compensar las diferencias ni igualar derechos porque, la comodidad de unos y la inercia obligada de la mayoría de las otras, desembocaron en las culturas presentes. Algunas más desarrolladas que otras, pero sin pulir ese subconsciente colectivo y ancestral al que ayudan los procesos típicos de cada sexo en cuestión de hormonas y mecanismos corporales que exigen y que son los gobernantes de ciertos cerebros que ignoran por completo cual podría ser su verdad si decidieran permitir que el intelecto (La parte que nos diferencia de los animales) presentara ante ellos las posibilidades de dar el salto cuántico definitivo para hermanar y no separar a los seres humanos de distinto sexo pero igual alma, intelecto y sentimiento en lo que son: seres complementarios que se necesitan mutuamente.

El pobre hombre, pues de él tratamos, se encontró desde el principio de los tiempos con un papel a interpretar donde se le exigían cualidades que no tenía por qué tener.

Emocionalmente castrado en tiempos en los que se le exigía fuerza, silencio emocional y una energía que no todos disfrutaban, el hombre entrenado asumía forzosamente lo que “debía ser” y pagaba un precio común: La muerte prematura.

Tanto a causa de las guerras como por la forma de vivir insana y por el cansancio vital que debía proporcionarles “cumplir” con su cometido, mantener un grupo familiar, mostrarse viril y enérgico, disimular sus miedos y sus sensibilidades… Aparentar lo que se llamó hombría sin dejar resquicio a la debilidad e incluso a la cobardía, que los hombres no eran ni vulnerables ni lloraban.

El mundo ha estado desde siempre lleno de viudas. Se dice que se debe a que la mujer, genéticamente es más fuerte debido a que tiene que lidiar con embarazos y partos…

Seguramente sí. Pero la presión de ser macho dominante, se quiera o no y la obligación de “demostrar” para que luego el Fary no les llamase “Hombres blandengues”, consumiría a cualquiera.

El hombre, en la historia, por necesidad de su fama y de sus obligaciones se degradaba físicamente en las guerras, en su forma de vivir, de beber y de comer. Pero también le pasó factura el miedo a no estar a la altura, el exceso de responsabilidades y la educación machista, normal hasta hace no muchos años.

Se conocen los problemas de obesidad y enfermedades como la gota y la diabetes a causa de los excesos de reyes, y nobles. Sin embargo, no era el caso de los pobres que, aunque mantenían por su sexo y educación la misma forma de sentir y sentirse, eran por fuerza más frugales en todo y mantenían su salud algo más de tiempo.

Respecto al pasado machista, también es verdad que pocas madres enseñaban a su hijo a comprender al otro género, no fuera a ser que se volviera un “calzonazos”: traducción materna de hombre blandengue que de ninguna manera debía disfrutar la futura nuera. ¡Faltaría más! Porque su nenuco había nacido para ser servido, convirtiéndose ellas en servidoras sin horario y sin ayuda de marido e hijos hasta su muerte para demostrar lo muy dignas y sacrificadas en aras del antiguo sistema Neandertal que eran. Por supuesto, esperaban de las futuras mujeres de sus hijos la misma filosofía y comportamiento, como mandaba la tradición, y lo que es peor, de sus hijas también.

Tampoco recibieron muchos una mínima educación ética realmente con arreglo a sus relaciones con las mujeres y sobre todo la ética de sexo que sobrevuela a los modales y a la buena educación incluso.

– ¡Nene! ¡Caca! ¡Ahí no se poliniza! – Perdonen la broma. Pero en su verdadero contexto quiere decir, de nuevo, que la empatía entre géneros no se fomentaba, llegando a sentir muchos que tenían derecho al uso y disfrute, literalmente, de todo lo que llevase faldas. Búsquese, por ejemplo, lo que era el “derecho de pernada”: El dueño de la propiedad feudal tenía derecho a acostarse en toda boda con la novia antes que el marido, de forma que muchos campesinos eran hijos del señor del castillo. Así, por la cara y por unas leyes miserables que ya dan a entender lo que se consideraba a la mujer en épocas pasadas: botín de guerra, esclava, sustraída por piratas para venderla, violada; que lo mismo da que fuera en un harem como concubina que en una choza en el campo por soldados que la consideraban un premio a sus asesinatos.

Lo cierto es que, en lugar de igualar las relaciones entre los dos sexos, el egoísmo y la falta de formación, quisieron considerar a la mujer como un objeto, una propiedad, utilidad que debía ser vendida, otorgada como botín de guerra y esclavizada…

Si las madres eran colaboradoras necesarias mucho más lo eran los padres, que inculcaban en sus hijos desde muy niños, según la tradición, lo que “debía” ser un hombre.

Tiempos hubo en los que muchos padres, con el pretexto de hacer de su hijo un hombre, los llevaban al burdel para lanzarlos en los brazos de cualquier prostituta, lo que podía resultar un trauma enquistado para la futura vida sexual del chico o, con suerte, una lección más positiva que le ayudase a relacionarse físicamente el resto de su vida con las mujeres.

Que las cosas siguen estado así en algunos países es cierto. Que las guerras hacen emerger a la canalla atávica de violadores y abusadores, también es cierto; pero el paso del tiempo y los cambios necesarios, nos han llenado el mundo, por suerte, de “Hombres blandengues” que llevan a sus hijos al colegio, hacen la compra, las cosas de la casa y lo que se tercie sin que se les caiga la barba y el bigote y su masculinidad sufra ni un ápice. Y que lloran si están tristes y demuestran sus sentimientos sin que sus atributos viriles se descompongan o se caigan al suelo como se ve que tanto se temían nuestros ancestros, y el Fary, que no era precisamente un filósofo de alguna escuela griega ni el adalid de la actualidad.

Las cosas han cambiado, menos para las bellas durmientes que viven del ministerio de Igualdad, que parece que se durmieron un día del siglo XI y se han despertado hoy intentando reivindicar con muy poca gracia cosas que ya lo están, porque, hace mucho tiempo que las mujeres podemos salir solas y volver a casa borrachas y solas o acompañadas sin que pase gran cosa.

Que sí, existen violadores y maltratadores de género, que son, en primer término, tarados mentales que utilizan los últimos ramalazos machistas para justificar sus asesinatos por lo que en realidad son criminales. Que las “culturas” atrasadas de gente que no come jamón no ayudan, pues también, pero que el mundo dispone de grandes cantidades de hombres blandengues que van dejando de lado una historia algo siniestra.

En estos momentos no se justifica la existencia de un ministerio que debería llamarse del tiempo, porque sus “integrantas”, cuestionan las cosas como si no hubiera pasado nada desde el siglo XII, por ejemplo y considerando a todos los hombres como a esos asesinos aislados que son delincuentes y que existirán siempre hasta que la ciencia no descubra la manera de sanar cerebros con taras psicóticas o discapacidades ocultas.

Los problemas sentimentales entre hombres y mujeres normales siempre serán: “Tú me quieres, pero yo no… o viceversa. Nos querremos hasta que Dios quiera… Te dejo porque se ha acabado el amor” … Pero lo otro, lo que sí causaba dolor y aislamiento y de alguna manera, aunque en ocasiones pareciera tolerable, posesión y servidumbre, se ha disuelto, quedando dos o tres nenes de mamá, algún hombre de otra época, ya mayor, y un puñado de animales sin cerebro exigiendo servicio y pleitesía… pero, poco más…

De momento, y si algún cataclismo social o sísmico no destruye todo y la historia vuelve a empezar. ¡Que pereza!

Carta abierta a Irene Montero, ministra de España. Por Javier Ygartua

Carta abierta a Irene Montero

«Esto que dice señora, ministra de España, es la mayor aberración que se ha pronunciado jamás en sede parlamentaria. Irene Montero dimisión»

POR: Javier Ygartua Ybarra en La Paseata

Señora Irene Montero: Dejen en paz a nuestros niños. Los niños son niños y tienen que vivir como niños, que para ser adultos ya hay tiempo.

Una ministra del Gobierno de España que ve lícitas las relaciones sexuales de un menor con una persona adulta no puede estar ni un día más al frente de un cargo público.

Cuando repasemos el legado del Ministerio de Igualdad quedará eso: menos penas para los violadores, la confusión sexo/género en las seseras, vidas de menores destrozadas, cientos de informes absurdos… y millones de euros al sumidero en una época de crisis económica.

Con meridiana claridad, señora Montero usted descubre lo que esconde una parte de esa ideología de género: la hipersexualización de los menores y la promoción de actos sexuales entre menores y mayores de edad,  corrompiendo su inocencia.

Un constitucionalista británico dijo una vez que la democracia lo puede todo, hasta cambiar un hombre en mujer. Aunque así sea, la democracia tiene que tener límites. No todo vale y en este caso ministra usted atenta contra la infancia y sus derechos.

Quieren pudrirlo todo. Ya lo he dicho muchas veces que lo que pretenden es cambiar los valores de la sociedad, en eso están y en eso consiste la agenda 2030.

Nuestros niños y niñas deben seguir siendo eso. No es posible que pretendan convertirlos en adultos cuando lo que son son niños. Ya está bien hombre ya esta bien. A mi no me sorprenden estas declaraciones ya que es a lo que lleva la degeneración que emana de sus podridas ideas. La autonomía de la voluntad sin límites mas que su propia apetencia.

Señora Montero usted sabe perfectamente lo que dice, es consciente de su discurso y eso pone los pelos de punta. Se ha propuesto destruir la infancia y va por el camino.

Sacad vuestras manos de nuestros niños y niñas. Esto que dice señora, ministra de España, es la mayor aberración que se ha pronunciado jamás en sede parlamentaria. Irene Montero dimisión.