Etiqueta: «LIBERTAD INDIVIDUAL»

PROGRES, podemitas y similares: Solo ven lo que quieren ver

ELLOS, colectivistas, progres, adoctrinados, PODEMONGERS, etc., etc., etc., aceptan cualquier cosa, excepto al hombre independiente. Por ignorancia, cortedad de intelecto o, simplemente por miedo a la LIBERTAD VERDADERA, es decir, LA LIBERTAD INDIVIDUAL.

OBSÉRVESE: 

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Lo reconocen al instante…Hay un odio especial, insidioso, reservado para él. Ellos perdonan a criminales. Ellos admiran a dictadores. El crimen y la violencia son un lazo. Ellos necesitan lazos. Ellos tienen que forzar sus miserables pequeñas personalidades sobre todas las personas con que se encuentren. El hombre independiente los mata.

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La libertad individual y el Estado.

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Ensayo de Enrique Arenz sobre la doctrina liberal

La libertad individual es la gran conquista de la civilización occidental. Pero una conquista permanentemente amenazada y puesta en tela de juicio por el deseo de algunos de imponer su voluntad a sus semejantes.

Siempre hay personas que aspiran a gobernar a los demás, a pesar de que nadie en el mundo tiene el derecho de hacerlo. Es inevitable que esto ocurra en todos los tiempos y en todas las sociedades. Por eso la libertad no puede conservarse si los hombres no están dispuestos a defenderla cada día de su existencia, siendo muchos los peligros que la acechan permanentemente. Tanto la sociedad en su conjunto, al ejercer sobre las energías creativas de las personas ciertas presiones inhibitorias, como algunos hombres antisociales, al intentar someter a otros hombres, tejen una sutil trama de coacciones que tienen a limitar, restringir o, en algunos casos extremos, a impedir el ejercicio de las libertades individuales.

Por algo el premio Nobel de economía, Friedrich A. Hayek definió a la libertad como aquella condición por la cual la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida, en el ámbito social, al mínimo. “La libertad es la independencia frente a la voluntad arbitraria de un tercero”, afirmó resumiendo su claro concepto.

Pero Manuel Tagle va aun más lejos y asevera que la libertad es algo más que la simple ausencia de coerción. En su artículoAlberdi y de Tocqueville, dos almas gemelas, publicado en el diario La Prensa del 25/9/84, dice este pensador argentino: “En una primera instancia menos madura, la libertad se reduce a cortar los lazos dealgo que nos sujeta. Pero una vez alcanzada esa ausencia de coerción, la libertad del individuo se transforma en libertad para algo por realizar”.

Ahora bien, suele pensarse erróneamente que todo orden social implica inevitablemente una disminución de la libertad individual como precio por las ventajas de la civilización. Algunos opinan que el hombre primitivo disfrutaba plenamente de su derecho natural a ser absolutamente libre, pero que al organizarse socialmente debió sacrificar parte de su libertad en beneficio del conjunto.

No es así. La pérdida de la libertad jamás podría ser el precio de la civilización por la sencilla razón de que no puede haber libertad sin civilización. Imposible fuera concebir la libertad individual desvinculada de un ámbito de organización y cooperación social. Sólo en la esfera de las relaciones humanas cobra sentido la idea de la libertad. Tiene razón von Mises cuando nos señala que el hombre no nació ni fue libre en sus orígenes, puesto que en el orden biológico los más fuertes dominan y vencen a los más débiles, razón por la cual nuestros antepasados, los hombres primitivos, aún no organizados socialmente, sólo eran libres hasta que tropezaban con criaturas más fuertes. Cabe afirmar, por lo tanto, que el hombre no puede ser libre si no se organiza socialmente para serlo.

Suele decirse también que el “bienestar común” exige progresivas restricciones a la libertad individual. Debemos rechazar esta cómoda y peligrosa idea sencillamente porque tal “bienestar común” no existe, es una mera abstracción. Sólo existe el bienestar de los individuos siempre y cuando éstos dispongan de suficiente libertad y medios adecuados para alcanzar sus propios y personales fines. Resulta inimaginable una sociedad bien alimentada y feliz, salvo que esté integrada por individuos bien alimentados y felices. La sociedad es una abstracción cuya existencia sería inconcebible sin los individuos que la componen. La sociedad fue voluntariamente creada por las personas cuando éstas comprendieron las ventajas de unirse y cooperar entre sí frente a las dificultades que implicaba tratar de sobrevivir aisladamente. Por lo tanto el individuo está antes que la sociedad. El llamado “bienestar común” deriva en todo caso del bienestar de los individuos que componen la sociedad. Von Mises afirmaba que en libertad las mentes más agudas y ágiles son impulsadas a promover el bienestar de las más rezagadas.

Diferente, en cambio, es el concepto del bien común siempre que con él estemos señalando las condiciones políticas y jurídicas que aseguran las libertades del individuo y a las cuales éste se subordina. El bien común es la finalidad del derecho, según veremos más adelante.

Límites de la libertad

La libertad, sin embargo, nunca es absoluta, ya que necesariamente debe el hombre someterse a tres categorías de leyes que limitan sus acciones: las leyes físicas, las leyes praxeológicas y las leyes humanas de orden público. (En cierto sentido, el orden moral también condicionaría la libertad. Jorge García Venturini afirmada que no hay libertad sin moral ni moral sin libertad. “El hombre -decía- es libre, pero no hace lo que quiere sino lo que puede, y tampoco debe hacer lo que pueda sino lo que deba”. Sin embargo, debemos advertir que esta cuestión pertenece al ámbito de la conciencia individual. Desde el estricto punto de vista de la doctrina libertad todo aquello que contribuye a fortalecer la cooperación social voluntaria es moral, en tanto que lo que tienda a entorpecer o impedir dicha cooperación debe considerarse inmoral).

Las tres categorías de leyes mencionadas arriba (físicas,praxeológicas y humanas) establecen límites a la libertad individual, pero cuando una sociedad está organizada para la libertad, estos límites tienden a expandirse en lugar de contraerse. Puede decirse que la libertad es un sistema de fronteras móviles que el hombre puede ampliar permanentemente.

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Este concepto encierra tanta importancia para la comprensión de nuestra doctrina que es conveniente demorarnos en una más detallada explicación.

Todo el mundo acepta la soberanía de las leyes físicas como razonable límite a la libertad. No ocurre así con las leyes praxeológicas que, por desconocimiento, suelen ser resistidas por las personas. Esto se refleja en las leyes humanas. Cuando la sociedad dicta sus leyes de orden público, respeta escrupulosamente la jurisdicción de las leyes físicas. Ninguna ley humana, por ejemplo, puede contradecir la Ley de gravitación universal de Newton. Sin embargo, las leyes humanas suelen extralimitarse en lo referente a las leyes praxeológicas cuyas zonas invaden por desconocimiento.

Absurdo sería aun para el más ignorante decir que un hombre no es libre porque no puede arrojarse desde un décimo piso y volar como las aves. Cualquier necio comprende las leyes físicas que impiden hacer tal cosa. Sin embargo, cuando se trata de juzgar la suba de precio de un producto que escasea, pocos son los que advierten (aún entre los más cultos) la existencia de leyes praxeológicas que producen ese fenómeno, y la mayoría prefiere culpar a los comerciantes y exigir la intervención del Estado en resguardo de la “libertad” de comprar barato. En muchos casos (en la Argentina y en muchos otros países, sobre todo en tiempos de inflación o de crisis) este reclamo popular induce al legislador a sancionar leyes arbitrarias que comprimen las libertades individuales, vulneran el derecho de propiedad y alteran el orden espontáneo del mercado agravando aun más el problema que se pretendía solucionar. (Comprobaremos más adelante que la “libertad de comprar barato” es equivalente a la “libertad de volar”. Tan ilusoria una como la otra, salvo que atinemos a ampliar inteligentemente las fronteras móviles de la acción humana, en cuyo caso ambas serán posibles.)

El hombre nunca podrá lograr absolutamente todo lo que se propone. Sus deseos son ilimitados, pero las posibilidades de que dispone para satisfacerlos son siempre escasas. Por eso su libertad se halla necesariamente restringida y condicionada a esfuerzos y sacrificios personales para ampliar sus límites.

Las leyes físicas y las leyes praxeológicas son dóciles con quienes las entienden y respetan. Pero castigan implacablemente a quienes las llevan por delante. “La naturaleza no consiente burlas -escribió Goethe-, es siempre verdadera, siempre seria, siempre rigurosa; tiene siempre razón, y los errores y equivocaciones son siempre de los hombres. Ella repudia al inepto y se rinde tan sólo a quien es capaz, verdadero y puro, revelándole sus secretos”

Pero así como las leyes físicas y las leyes praxeológicas ofrecen flexibilidad en el trazado de sus límites a la libertad individual, con la sola condición de que el hombre sepa descubrir y respetar sus postulados, las leyes humanas, cuando pretenden modificar la naturaleza de las cosas, crean barreras rígidas que reducen arbitrariamente la esfera de la acción humana. No hay forma de ensanchar las posibilidades del hombre dentro de un sistema jurídico que pretenda crear y conceder derechos contrarios al orden natural, cuando sólo debiera limitarse a proteger la propiedad privada, la libertad de todos y el ámbito de la convivencia pacífica.

Nadie se rebela contra las leyes físicas cuando son éstas las que se oponen a los caprichos humanos- Pero cuando se trata de leyes praxeológicas las personas suelen resistirse a sus designios simplemente por ignorancia, y en lugar de buscar las soluciones por los cauces que esas mismas leyes les ofrecen, prefieren inducir a los políticos a dictar leyes que expropien (porque de eso en definitiva se trata) los frutos del trabajo de unos en beneficio de otros, creyendo que la falla está en la distribución de la riqueza. Todos pierden libertad y prosperidad por este camino. La invocada “libertad de comprar barato” (que ciertamente no puede concederse por decreto por ser ella el resultado laborioso de comprender y respetar las leyes praxeológicas) se transforma así en una aspiración ilusoria.

Las leyes físicas le dicen al hombre que no puede volar, pero al mismo tiempo le sugieren las soluciones científicas para fabricar una máquina voladora. ¿A quién se le ocurriría pedir al gobierno la derogación de la ley de Newton en resguardo de la “libertad de volar”? Tan sólo respetando esta ley y otras leyes físicas ha podido el hombre volar libremente como los pájaros.

Ahora apliquemos este razonamiento a las leyes praxeológicas. Si un producto comienza a faltar en el mercado, es natural que suba de precios, porque hay una ley praxeológica que se llama “Ley de la oferta y la demanda” que dice que si muchas personas desean al mismo tiempo un bien escaso, se producirá una competencia entre los potenciales consumidores quienes ofrecerán más dinero para quedarse con el producto anhelado. El precio que finalmente se forme en el mercado debido a esta presión de la demanda será el factor selectivo que se encargue de segregar quiénes pueden pagar de quiénes no pueden hacerlo, ya que si así no ocurriera, la violencia o el azar serían los que decidirían a manos de qué consumidores irían a parar las limitadas existencias disponibles.

Puede parecer injusto que en una sociedad civilizada unos puedan pagar y otros no. Sin embargo no es así. Von Mises nos explica en La acción humana que la desigualdad económica entre las personas es en sí misma el resultado de una previa selección del mercado, el cual, en decisiones que se modifican todos los días, hace a la gente rica o pobre, triunfadora o fracasada, según haya sabido o no interpretar y satisfacer los caprichos de… nosotros los consumidores.

Por otra parte, para comprar un producto a un determinado precio, no basta solamente con “poder pagar”, también es indispensable estar dispuesto a hacerlo. Recordemos que todo intercambio comercial se produce únicamente si cada parte valora en más lo que recibe que lo que da. Por consiguiente, habrá consumidores que no aceptarán el precio de un bien deseado a pesar de contar con el dinero necesario, sencillamente porque no lo considerarán un buen negocio y preferirán destinar sus limitados recursos a la compra de otros bienes aun más deseados.

El precio de mercado (esto lo veremos detalladamente más adelante), como fenómeno social selectivo, se produce por influencia de muchos factores concurrentes en cada consumidor y en cada vendedor. Algunos de estos factores son de carácter subjetivo (valor atribuido, preferencia, necesidad, emotividad), y otros, rigurosamente objetivos (capacidad económica, apremio legal, etc.)

Pero retornemos a la cuestión de las leyes praxeológicas. Si bien el fenómeno de los precios nos suele llamar la atención únicamente en aquellos productos que experimentan alteraciones en su abastecimiento, se verifica, en rigor, en todos los bienes y servicios que existen, ya que la oferta siempre es menos a la demanda potencial.

Es la escasez (combinada con su utilidad) lo que convierte a las cosas en bienes económicos. Todo cuesta, todo es dificultoso, todo tiene su precio porque todo lo útil o bien es difícil de obtener, o es obra de la creatividad y del esfuerzo humano. Sólo el aire abunda en todas partes, y por eso no tiene precio. El agua, en cambio, tiene valor comercial en muchos lugares, y aun donde abunda, debe pagarse por el servicio de su potabilización y traslado a los domicilios. Decía Röpke: “Toda sociedad debe confrontar el hecho de que, por un lado están nuestros deseos ilimitados, y por el otro, nuestros limitados recursos para satisfacer dichos deseos”. Es por ello -según ya lo hemos dicho antes-  que nadie ve totalmente satisfechas sus ambiciones. Y cuando alguien se enfrenta a dos cosas que desea ardientemente pero que no puede obtener al mismo tiempo, debe siempre elegir una y renunciar a la otra.

Estas leyes praxeológicas parecen muy antipáticas porque se empeñan en poner freno a nuestros antojos y caprichos. Sin embargo, son estas mismas leyes las que nos enseñan a economizarrecursos escasos a la vez que nos revelan sus secretos sugiriéndonos la forma científica de producir más y mejor para satisfacer cada vez en mayor medida nuestros ilimitados deseos.

Respetando las leyes praxeológicas logramos ampliar sus fronteras y con ellas el campo de las posibilidades humanas. La libertad de comprar barato resulta así tan posible como la libertad de volar. Nada más destructivo para el hombre civilizado que ir contra ellas. Tan vano resulta fijar precios y salarios por decreto (por mencionar tan sólo una de las insensateces de la política moderna, como derogar la ley de Newton.

La libertad debe ser de todos

Ahora bien, de la misma manera que nadie puede considerarse menos libre porque debe obedecer las leyes físicas y las leyes praxeológicas, tampoco puede hablarse de pérdida de libertad cuando el hombre debe respetar los límites que le imponen las leyes humanas, siempre que estas leyes tengan por finalidad únicamente la protección del individuo y la defensa de la libertad de todos. Si las leyes humanas van más allá de este objetivo -que es, por otra parte, su única justificación- la libertad individual es irremediablemente lesionada.

“El derecho -escribe Kant- puede definirse en general como la limitación impuesta a la libertad de un individuo hasta donde lo permite su acuerdo con la libertad de todos los otros individuos, en cuanto ello es posible por medio de una ley universal”.

Y recordemos a nuestro Alberdi: “Lo que llamamos nuestro deber no es más que la libertad de los otros: es la libertad nuestra que paga el respeto que debe a la libertad de otros”

La libertad, pues, debe ser de todos, y ella presupone la existencia de un contexto de cooperación e interdependencia social y la ausencia de coacción. Más allá de los límites impuestos por la libertad de los demás, el individuo libre disfruta de una amplia esfera de actividad privada en la cual no pueden intervenir los otros ni la sociedad.

A cada integrante de la sociedad le conviene que sus vecinos y conciudadanos desarrollen al máximo sus energías creadoras a fin de que el aporte de cada uno de ellos hacia la comunidad sea el máximo que su capacidad le permita. Un país con abundancia es un país donde todos producen y se benefician con la diversidad creciente de posibilidades y recursos. Ahora bien, si la libertad individual (según lo hemos visto en el capítulo anterior) es la condición indispensable para el fenómeno productivo se multiplique geométricamente mediante la liberación de las energías creativas individuales, es natural que todos nosotros, desde el más pobre al más rico, tengamos especial y personal interés en la libertad de los otros. En las antiguas monarquías absolutas el rey no era más libre que sus siervos: no podía curar sus enfermedades, no disponía de medios para viajar cómodo y seguro, no había calefacción en sus húmedos y fríos aposentos, no era dueño de darse una ducha caliente ni de hacer sus necesidades en un cómodo sanitario.

“¡El Estado soy yo!”  “¡Después de mí el diluvio!”  Así expresaban su arrogancia los soberanos absolutos cuya autoridad de origen divino les concedía la potestad sobre vidas y haciendas de sus súbditos. Sin embargo no podían disfrutar de las mínimas comodidades que hoy tiene a su alcance el más humilde obrero de un país capitalista. Con todo acierto William Allen White dijo que la libertad es la única cosa que uno no puede tener sin estar dispuesto a que los demás también la tengan. Porque si yo tengo libertad para trabajar, comerciar y poseer bienes y las demás personas no la tienen, no podré intercambiar nada con ellas, por lo cual no dispondré de aquellos indispensables medios que sólo la múltiple creatividad de los otros podría proporcionarme. Y sin tales medios, de poco habrá de servirme la libertad, pues mis posibilidades de elección serán casi nulas. Por el contrario, si todos somos libres, aún el más pobre recibirá parte de la riqueza creada por todos. “La vida del hombre medio es hoy más fácil, cómoda y segura que la del más poderoso en otro tiempo. ¿Qué le importa no ser más rico que otros, si el mundo lo es y le proporciona magníficos caminos, ferrocarriles, telégrafo, hoteles, seguridad corporal y aspirina?” (Ortega y Gasset, La rebelión de las masas).

Yo viajo diariamente en autobús. Mi asombro se renueva en cada uno de esos fantásticos viajes. Confortablemente sentado en una mullida y bien tapizada butaca individual, suelo preguntarme si no estoy soñando al desplazarme velozmente como en un cuento de hadas por lisos y bien nivelados pavimentos, protegido del frío y de la lluvia por grandes y transparentes ventanilla. Cuando llego a destino, oprimo un botón y como en el país de las maravillas de Alicia, el vehículo se detiene y la puerta trasera se abre para que yo, el soberano del siglo XX, pueda descender. ¿Cómo es posible no asombrarse frente a ese prodigio de la civilización? ¿Es que a alguien puede parecerle cosa natural un autobús circulando a frecuencia regular al servicio de la gente? Yo, al menos, no lo creo así. Soy consciente de que cada vez que hago ese fantástico viaje estoy recibiendo generosamente la cooperación acumulada de millones de personas que trabajaron, estudiaron, crearon, inventaron, ahorraron e invirtieron para que yo, por unos centavos, me pueda dar diariamente ese lujo inconcebible en otros tiempos. He ahí un sencillo ejemplo -a menudo inadvertido- de lo mucho que nos beneficia la acumulación de capital y la creatividad libremente expresada.

Gracias al capitalismo, cualquier trabajador recibe de millones de personas que jamás conocerá, más servicios y ventajas personales que los que obtenía a fuerza de látigo un señor feudal de sus esclavos.

Fácilmente deducimos, entonces, que el principal interés de toda comunidad consiste en asegurar a todos por igual el ejercicio de la libertad individual, creando leyes y costumbres tendientes a tal fin y abjurando del principal enemigo de la libertad, la divinización del poder, ya sea en su forma individual o colectiva.

El Estado y el orden jurídico 

Recapitulando, recordaremos que libertad individual es aquella condición por la cual todo hombre disfruta de una amplia esfera de actividad privada en la cual los demás no pueden interferir.

Si quisiéramos analizar el significado de la libertad desde un punto de vista negativo, deberíamos definir la esclavitud. Para ello nada mejor que recurrir a Herbert Spencer. Decía este pensador que esclavo es alguien que trabaja sometido a coerción para satisfacer los deseos de otro, y el grado de severidad de la esclavitud a que está sometido depende de la mayor o menor medida en que el esfuerzo es aplicado compulsivamente en beneficio de otro en lugar de serlo en propio beneficio.

Hemos analizado hasta aquí las dos condiciones extremas de un hombre: la total libertad individual (limitada por las físicas, las leyes praxeológicas y las leyes humanas), y la máxima esclavitud posible (también limitada por la última y trágica libre opción del esclavo: obedecer o suicidarse). Todos los infinitos estados intermedios que puedan imaginarse entre ambas condiciones extremas, son exponentes de pérdida de libertad del hombre. No es una exageración tautológica afirmar que el hombre nunca es más o menos libre, sino más o menos esclavo. La condición del hombre libre es una sola: no absoluta ni ilimitada, como queda dicho, pero sí susceptible de constante perfeccionamiento. Nadie puede considerarse libre “a medias”. Sólo se puede ser esclavo a medias.

Ahora bien, cuando se pierde la condición de hombre libre, la disminución progresiva de la libertad no se detiene. Lamentablemente esto ocurre en forma gradual y las personas no advierten lo que les está sucediendo, sobre todo cuando la pérdida de la libertad se produce por el avance del Estado sobre el ámbito de acción privativo de los particulares, en violación de las leyes praxeológicas del mercado, provocan desocupación de un sector laboral en beneficio de los obreros que conservan sus empleos. Con esta arbitrariedad no solamente limitan la libertad del empleador -y del consumidor, que en definitiva es quien fija precios y salarios- sino que también limitan la libertad de los propios trabajadores que quizás preferirían trabajar por un sueldo menor antes que quedar sin empleo.

Los límites del Estado han sido siempre un motivo de discusión, ya que de la misma manera con que algunos pretenden llevar su poder hasta extremos en que el hombre se transforma en su siervo, otros pretenden negar toda forma de autoridad política, aduciendo que el menor atisbo de coerción gubernamental implica pérdida de libertad.

Ninguna de ambas posiciones es aceptable. Es más, constituyen las dos caras de una misma moneda totalitaria: el colectivismo y el anarquismo.

Von Mises se encargó de aclarar, con estas palabras los fundamentos del orden jurídico en un sistema de libertad: “Mientras el gobierno, es decir, el aparato social de autoridad y mando, limita sus facultades de coerción y violencia a impedir la actividad antisocial, la libertad individual prevalece intacta. Esta coerción no limita la libertad del hombre, pues aunque éste decidiera prescindir del orden jurídico y el gobierno, no podría al mismo tiempo disfrutar de las ventajas de la cooperación social, y actuar sin frenos obedeciendo a sus instintos de violencia y rapacidad”.

En efecto, cuando el hombre delega la defensa de su libertad en una organización social, no renuncia a dicha libertad, ya que lo que quiere es precisamente preservarla. A lo que renuncia es a la irracionalidad y a la violencia. Por eso el hombre no puede ser libre si no se desenvuelve en un medio social donde todos los hombres hayan pactado cooperar entre sí para ser libres.

Es obvio que los gobiernos carecerían de toda justificación moral si los hombres no tuvieran aquellos instintos de rapacidad y violencia que los llevan a enfrentar permanentemente entre sí. De no existir reglas estipuladas de convivencia y una fuerza defensiva organizada, los más fuertes e inescrupulosos terminarían por someter a los más débiles e indefensos. La justificación moral de todo gobierno se nutre en un derecho natural de todo ser viviente: usar de la fuerza para defenderse de las acciones destructivas de los demás.

Nadie pone en duda que el derecho más elemental e incuestionable de todo ser humano es el derecho a vivir y a conservar la propia existencia. Este derecho, lógicamente, implica el uso de los medios adecuados para la obtención del sustento y la preservación de la vida y la salud. (Recuérdese que hay una sola cosa que el hombre puede hacer sin medios: dejarse morir). Ahora bien, si admitimos el presupuesto del derecho a la vida y al uso de los medios idóneos para defenderla, fácilmente deducimos que el hombre es libre para elegir, usar y disponer de una variedad ilimitada e imponderable de dichos medios con los cuales ha de conservar la vida, ponerla a cubierto de futuros riesgos, asegurar la supervivencia y bienestar de los hijos, acumular reservas para la vejez y eventuales enfermedades y, finalmente, alcanzar fines superiores. Nadie puede razonablemente negarle al hombre tales lógicas atribuciones, con lo cual queda claramente perfilado su derecho natural e inalienable a poseer bienes y disponer libremente de ellos. He aquí el sentido de la propiedad privada.

Pero la propiedad privada sería ilusoria si no se la protegiera en forma efectiva mediante el orden jurídico. Los más fuertes y violentos impedirían este derecho a los más débiles y terminarían por apropiarse de todo. La vida humana se extinguiría en el planeta.

En todos los tiempos han existido hombres pacíficos y hombres violentos. Hombres buenos y hombres malos. Los pacíficos han intentado vivir en comunidad, trabajando, creando e intercambiando libremente el fruto de su trabajo. Pero los violentos, han utilizado sus energías destructoras para imponer su voluntad a sus semejantes y apropiarse por la fuerza de las energías creadoras de los demás.

He aquí, en esta realidad de la condición humana, la primera amenaza a la libertad del hombre. Caín impone su violencia homicida sobre el pacífico Abel. El Antiguo Testamento nos muestra descarnadamente esta trágica circunstancia que habrá de acompañar eternamente el destino del hombre: la libertad y su amenaza permanente. El hombre pacífico frente a su tirano, el hombre violento.

Como se recordará, Leonard Read define a esta realidad como “el único problema social que existe”, ya que todo lo demás queda en la jurisdicción de lo creativo y lo individual.

Según hemos visto, el derecho a la vida y a conservar la propia existencia, implica necesariamente el derecho a la libre elección de los medios con los cuales lograr tales primarios fines. No cabe pues duda de que la libertad individual es un derecho anterior al hombre mismo ya que proviene de su Creador que lo dotó de la voluntad de vivir y del instinto de la supervivencia. La libertad, sin embargo (y esto también lo dijimos), sólo es posible en un contexto de organización social, ya que el hombre primitivo jamás pudo ejercerla. Es, por lo tanto, un derecho que requiere el voluntario propósito de cultivarlo (la conciencia del hombre libre es, en rigor, un estado cultural), un derecho que exige una clara convicción de su conveniencia social y, sobre todo, una firme decisión de preservarlo. La manera moderna de ejercer la libertad individual (sobre todo en el plano económico que es donde alcanza su máxima significación social) constituye, como afirmamos al principio de este capítulo, la gran conquista de la civilización occidental. Pero una conquista constantemente amenazada y puesta en tela de juicio. Por ello la libertad es un derecho que debe ser defendido todos los días, un derecho ligado a la vida misma que -al igual que ésta- se halla expuesta a mil peligros y acechanzas.

Por esta razón la libertad no es posible sin los medios adecuados para defenderla. Ahora bien, cualquiera tiene el derecho moral de impedir las acciones destructivas de los demás. Pero, por las razones que analizaremos a continuación, el hombre pacífico no puede enfrentar por sí mismo a los seres violentos que amenazan su libertad.

En primer lugar porque el hombre pacífico que dedica todas sus energías creativas a su trabajo, no puede estar de vigilante, temeroso de las acechanzas de los demás. Y aunque así lo hiciera, su reducido ámbito de información no le permitiría conocer los peligros que se ciernen sobre su vida y bienes, tramados a veces a mucha distancia.

Porque si cada individuo se hiciera cargo personalmente de su propia defensa, tendríamos en la Argentina 35 millones de tribunales de justicia, cada cual con su propia concepción del derecho.

Porque al hombre sólo le está moralmente permitido usar la “fuerza defensiva” y jamás la “fuerza agresiva”. La diferencia entre ambas es demasiado sutil para que cada cual la interprete a su manera.

Y finalmente el argumento más convincente: porque si se trata de imponerse por el uso de la fuerza, es imprescindible el empleo de las armas, y en este terreno siempre ganan los que las manejan mejor. Entre un hombre laborioso y pacífico y un delincuente, sin duda este último habrá de manejar más hábilmente las armas. Si cada cual estuviese librado a su propia defensa, los delincuentes no tardarían en erigirse en gobernantes y someter por la fuerza agresiva a todos los seres pacíficos.

Con lo cual no podemos sino llegar a la siguiente conclusión:El hombre debe delegar la defensa de su libertad en una organización que utilice con carácter de monopolio la fuerza defensiva, a fin de enfrentar -orgánica y eficientemente- el único problema social que existe: las agresiones de algunos individuos contra la libertad individual. De ahí la necesidad de que exista un gobierno y un orden jurídico.

La organización de un Estado sólo se justifica, entonces, en la necesidad de los individuos de defenderse contra las acciones humanas que inhiben la energía creadora y su libre intercambio. Un gobierno justo deriva de esta única motivación: la necesidad común de todos los hombres de protegerse contra aquellos que quisieran limitar sus posibilidades creativas.

“El principio que justifica la organización, por parte de la sociedad, de una función defensiva -nos advierte Leonard Read-, impone limitaciones a lo que debe realizar dicha organización. En una palabra, la limitación del derecho reside en la propia justificación del derecho.La fuerza es una cosa peligrosa. Por lo tanto, la función organizada de la sociedad es un instrumento peligroso. Contrariamente a lo que algunos sostienen, no es un mal necesario. Siempre que se limite a su debido alcance defensivo, es un bien positivo. Cuando excede sus justas limitaciones y se convierte en una agresión, no es un mal necesario sino un mal, directamente.”

Es simple deducir que las facultades de un Estado están limitadas por los mismos principios que justificaron su creación. Si ningún individuo tiene el derecho de gobernar a otro, mucho menos la asociación de muchos individuos (el Estado) formada precisamente para proteger a sus integrantes de aquellos que aspiran a imponerles su voluntad por la fuerza, podría asumir facultades que el individuo no tiene. Es decir, si yo me organizo junto a otros individuos en una sociedad para evitar que los merodeadores violentos intenten limitar mi libertad, mal puedo aceptar que esa misma sociedad vaya más allá de sus fines y avance sobre los derechos para cuya preservación fue creada.

Podemos, en fin, hacer un resumen de lo expresado hasta aquí diciendo que el ámbito donde la criatura humana puede desarrollar al máximo sus potencialidades creativas e intercambiar libremente sus energías en una cooperación voluntaria que beneficia a todos, es la libertad individual. Como dicha libertad está siempre amenazada, el hombre debe hacer algo para preservarla. El Estado, pues, es la consecuencia de la necesidad del hombre de proteger su libertad. Por tal razón el Estado es una organización subordinada al hombre que tiene, por definición, facultades estrictamente limitadas. Si estos límites defensivos son sobrepasados, cosa que ocurre hoy, lamentablemente, en todos los países del mundo, el individuo pierde independencia y ve interferida y reducida su esfera privada de acción.

Digamos, para finalizar este capítulo que existen dos tipos de fuerza  según ya lo insinuamos antes: la fuerza defensiva y lafuerza agresiva. La primera es un derecho indiscutido de todo ser viviente sobre la tierra. La segunda, en cambio, es siempre inmoral y socialmente destructiva. La violencia agresiva sólo es legítima en el mundo salvaje, en medio de la competencia biológica por la supervivencia.

 La competencia social propia del hombre civilizado se basa en la cooperación y en la búsqueda de ganancias mediante un mejor servicio a los demás. Decididamente, toda forma de agresividad es dañina y antisocial.

Hemos visto que el hombre se ve precisado a delegar en el cuerpo político de la sociedad, el uso de la fuerza defensiva. Ahora bien, si nadie tiene el derecho moral de emplear la fuerza agresiva contra sus semejantes, nadie tampoco puede delegar en el gobierno ese derecho que no tiene. Además, lo que no puede hacer un solo individuo, tampoco lo puede hacer un grupo de individuos o una sociedad. Sólo la fuerza defensiva podemos moralmente utilizar, y sólo la fuerza defensiva delegamos legítimamente en el gobierno,

Sin embargo, los gobiernos suelen atribuirse derechos y facultados que los individuos no tienen. A raíz de esta extralimitación, la fuerza defensiva del Estado puede transformarse, casi inadvertidamente, en una fuerza agresiva y volverse contra aquellos mismos a los cuales debiera proteger.

El padre del liberalismo político, John Locke, ha dicho que la grande y principal finalidad de los hombres que se unen en república y se someten al gobierno es el mantenimiento de su propiedad. Podríamos agregar que la única función de un gobierno republicano es defender la propiedad privada, amparar la libertad de los ciudadanos y asegurar la convivencia pacífica.

Podemos afirmar que todo empleo de la fuerza agresiva por parte del gobierno atenta contra la propiedad, reduce las esferas privadas de acción, inhibe las energías creadoras de los individuos y disminuye las posibilidades y recursos globales perjudicando a toda la sociedad. En este aspecto la doctrina liberal es, como acertadamente la definió Carlos Sánchez Sañudo, la doctrina de la limitación del poder.

En resumen: el orden social de la libertad es un inteligente sistema de fronteras móviles que el hombre puede ensanchar hasta el infinito siempre que tenga la sabiduría de armonizar sus propias y falibles leyes con aquellas otras leyes perfectas que el Creador estableció en todo el Universo para nuestro exclusivo uso y beneficio.

LA FARSA DEL TABACO «ASESINO»

La prohibición del consumo de tabaco no es nueva en la historia antigua y moderna pero, ¿se ha preguntado alguna vez los VERDADEROS motivos que impulsan a la Hermandad Babilónica, a gastar tanto tiempo, esfuerzo y dinero, demonizando esta planta y su uso?

El siguiente artículo le mostrará que OCULTAN tras las manidas frases “Es por su salud”, “Fumar mata” o “Fumar provoca cáncer”.

 

LEER ARTÍCULO COMPLETO EN: LA FARSA DEL TABACO «ASESINO»

La propiedad privada es la esencia de la libertad / Private Property Is the Essence of Liberty

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La privacidad es la esencia de la libertad. Sin ella, no pueden existir los derechos individuales.

Por / By Ron Paul para MisesInstitute

[Extraído de A Foreign Policy of Freedom]

6512La privacidad es la esencia de la libertad. Sin ella, no pueden existir los derechos individuales. Privacidad y propiedad están entrelazadas. Si se protegieran ambas, poco habría que decir acerca de otras libertades civiles. Si la casa, iglesia o negocio propios son nuestro castillo y la privacidad de una persona, de sus papeles y efectos, está rígidamente protegida, todos los derechos deseados en una sociedad libre estarán garantizados. Proteger diligentemente el derecho a la privacidad y la propiedad garantiza la experiencia religiosa, periodística y política, así como una economía de libre mercado y una moneda fuerte. Una vez aparece una actitud descuidada con respecto a la privacidad, todos los demás derechos están en peligro.

Hoy vemos un ataque sistemático y persistente a la privacidad de los ciudadanos estadounidenses, que socava el principio de propiedad privada. Comprender por qué el ataque a la privacidad se está extendiendo rápidamente y reconocer la necesidad de invertir esta tendencia son algo necesario si ha de sobrevivir nuestra República.

La falta de respeto por la privacidad y la propiedad de los colonos americanos por parte del trono británico fue una poderosa motivación para la Revolución Americana y generó la Cuarta Enmienda, clara y de palabras fuertes. Se destaca que las pesquisas y apropiaciones están prohibidas salvo cuando se emita orden judicial por causa probable corroborada por juramento o protesta, dando detalles como el lugar, persona y cosas a embargar. Esto está muy lejos de la apropiación rutinaria del gobierno federal y la expropiación de propiedad que se producen hoy. Nuestros papeles ya no se consideran personales y se ha eliminado su confidencialidad. La propiedad privada es investigada por agentes federales sin anuncio previo. Se imponen enormes multas cuando parecen haberse violado regulaciones federales y se reclama probar la inocencia si alguien decide luchar contra el abuso en tribunales y evitar las duras multas.

Ochenta mil burócratas federales y policías armados patrullan hoy nuestro territorio y establecimientos comerciales. Se monitoriza a grupos religiosos sospechosos y a veces se destruyen su el proceso legal oportuno, con poca o ninguna evidencia de mala actuación. La jurisdicción local y estatal raramente se reconoce una vez que aparecen los federales. Hoy es habitual que el gobierno expropie propiedad ilegalmente, obligando a las víctimas a probar su inocencia para recuperarla. Fracasan muchas veces debido a los costes y los obstáculos legales que se ponen en el camino de la víctima.

A pesar de que los votantes de la década de 1990 han reclamado un cambio de dirección y un gobierno más pequeño y menos intrusivo, se ha acelerado el ataque a la privacidad del Congreso, la administración y los tribunales. Se han planteado o implantado planes para una tarjeta nacional de identidad, un banco nacional de datos médicos, un banco de datos sobre médicos individuales, padres irresponsables, programas intrusivos monitorizando todas nuestras transacciones financieras.

El número de la Seguridad Social se ha establecido como identificador universal. Ahora el número de la Seguridad Social se usa comúnmente para casi todo: obtener un certificado de nacimiento, comprar un coche, ver a un médico, conseguir un empleo, abrir una cuenta corriente, conseguir una licencia para conducir, hacer cualquier compra rutinaria y, por supuesto, un certificado de defunción. La vigilancia del gobierno de la cuna a la tumba está aquí haciéndose cada día más omnipresente. El ataque a la privacidad no es una coincidencia ni un acontecimiento que aparece por ninguna razón explicable. Es el resultado de una filosofía que lo justifica y lo requiere. Un gobierno no dedicado a conservar la libertad debe, por su propia naturaleza, permitir que se erosione este preciado derecho. Un sistema político diseñado, como estaba el nuestro, para proteger la vida, la libertad y la propiedad, protegería con vigor todos los derechos ciudadanos a la privacidad; esto no puede pasar salvo que la propiedad y frutos del trabajo propio de todo ciudadano estén protegidos frente a la confiscación por matones en la calle, así como en nuestros cuerpos legislativos.

Los promotores de la intrusión del gobierno en nuestra privacidad normalmente usan clichés desgastados para defender lo que hacen. El argumento más común es que si no tienes nada que ocultar, ¿por qué te preocupas? Es ridículo. No tenemos nada que ocultar en nuestras casas o nuestros dormitorios, pero esa no es una razón para que deba permitirse al Gran Hermano monitorizarnos con una cámara de vigilancia.

Lo mismo puede argumentarse acerca de nuestras iglesias, nuestros negocios o cualquier acción pacífica que podamos realizar. Nuestras actividades personales no son asunto de nadie más. No tenemos nada que esconder, pero si no tenemos cuidado, tenemos mucho que perder: nuestro derecho a que nos dejen en paz. Otros argumentan que al hacer funcionar programas públicos eficientemente y sin fraude, se logra un mejor control con un identificador universal, el número de Seguridad Social. Puede que la eficiencia y la protección mejoren con el uso de un identificador universal, pero esto contradice toda idea del papel apropiado del gobierno en una sociedad libre. La mayoría de los programas federales son inconstitucionales, para empezar, así que eliminar el despilfarro y el fraude y promover la eficiencia para un programa que requiere la violación de los derechos de otro no debería ser una gran prioridad del Congreso. Pero la tentación es demasiado grande, incluso para los que cuestionan la sensatez de los programas públicos, y se hace aceptable un compromiso sobre la Cuarta Enmienda.

Nunca he oído una propuesta para promover una tarjeta nacional de identificación o algo parecido ofreciendo una razón que no sea un buen propósito. Esencialmente todos los que votan para permitir la erosión continua de nuestra privacidad y otros derechos constitucionales nunca lo hacen porque apoyen conscientemente un gobierno tiránico: siempre se hace con buena intención.

Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe.

inglaterra

This selection is taken from chapter 10 of A Foreign Policy of Freedom by Ron Paul, available in both print and ebook editions at the Mises Store.

Privacy is the essence of liberty. Without it, individual rights cannot exist. Privacy and property are interlocked. If both were protected, little would need to be said about other civil liberties. If one’s home, church or business is one’s castle, and the privacy of one’s person, papers and effects are rigidly protected, all rights desired in a free society will be guaranteed. Diligently protecting the right to privacy and property guarantees religious, journalistic and political experience, as well as a free market economy and sound money. Once a careless attitude emerges with respect to privacy, all other rights are jeopardized.

Today we find a systematic and pervasive attack on the privacy of American citizens, which undermines the principle of private property ownership. Understanding why the attack on privacy is rapidly expanding and recognizing a need to reverse this trend are necessary if our Republic is to survive.

Lack of respect for the privacy and property of the American colonists by the British throne was a powerful motivation for the American Revolution and resulted in the strongly-worded and crystal-clear Fourth Amendment. Emphatically, searches and seizures are prohibited except when warrants are issued upon probable cause supported by oath or affirmation, with details given as to place, person and things to be seized. This is a far cry from the routine seizure by the federal government and forfeiture of property which occurs today. Our papers are no longer considered personal and their confidentiality has been eliminated. Private property is searched by federal agents without announcement. Huge fines are levied when federal regulations appear to have been violated, and proof of innocence is demanded if one chooses to fight the abuse in court and avoid the heavy fines.

Eighty thousand armed federal bureaucrats and law enforcement officers now patrol our land and business establishments. Suspicious religious groups are monitored and sometimes destroyed without due process of law, with little or no evidence of wrong doing. Local and state jurisdiction is rarely recognized once the feds move in. Today, it is routine for government to illegally seize property, requiring the victims to prove their innocence in order to retrieve their property. Many times they fail due to the expense and legal roadblocks placed in the victim’s way.

Although the voters in the 1990s have cried out for a change in direction and demanded a smaller, less-intrusive government, the attack on privacy by the Congress, the administration, and the courts has, nevertheless, accelerated. Plans have now been laid or implemented for a national I.D. card, a national medical data bank, a data bank on individual MDs, deadbeat dads, intrusive programs monitoring our every financial transaction.

The Social Security number has been established as the universal identifier. The Social Security number is now commonly used for just about everything: getting a birth certificate, buying a car, seeing an MD, getting a job, opening up a bank account, getting a driver’s license, making many routine purchases, and, of course, a death certificate. Cradle-to-the-grave government surveillance is here and daily getting more pervasive. The attack on privacy is not a coincidence or an event that arises for no explainable reason. It results from a philosophy that justifies it and requires it. A government not dedicated to preserving liberty must, by its very nature, allow this precious right to erode. A political system designed as ours was to protect life, liberty, and property would vigorously protect all citizens’ rights to privacy; this cannot occur unless the property and the fruits of one’s labor, of every citizen, is protected from confiscation by thugs in the street as well as those in our legislative bodies.

The promoters of government intrusion into our privacy characteristically use worn out clichés to defend what they do. The most common argument is that if you have nothing to hide, why worry about it? This is ludicrous. We have nothing to hide in our homes or our bedrooms, but that is no reason why Big Brother should be permitted to monitor us with a surveillance camera.

The same can be argued about our churches, our businesses, or any peaceful action we may pursue. Our personal activities are no one else’s business. We may have nothing to hide, but, if we are not careful, we have plenty to lose — our right to be left alone. Others argue that to operate government programs efficiently and without fraud, close monitoring is best achieved with a universal identifier, the Social Security number. Efficiency and protection from fraud may well be enhanced with the use of a universal identifier, but this contradicts the whole notion of the proper role for government in a free society. Most of the federal programs are unconstitutional to begin with, so eliminating waste and fraud and promoting efficiency for a program that requires a violation of someone else’s rights should not be a high priority of the Congress. But the temptation is too great, even for those who question the wisdom of the government programs, and compromise of the Fourth Amendment becomes acceptable.

I have never heard of a proposal to promote the national I.D. card, or anything short of this for any reasons other than a good purpose. Essentially all those who vote to allow the continual erosion of our privacy and other Constitutional rights never do it because they consciously support a tyrannical government; it is always done with good intention.

Manifiesto del fumador / A Smoker’s Manifesto

ORIGINAL ARTICLE IN ENGLISH: A Smoker’s Manifesto

Origen artículo en español: Manifiesto del fumador

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Por: Dmitri Kossyrev.

Manifiesto del fumador

Nosotros fumamos. Vamos a seguir fumando. Hay más de mil millones de nosotros, y nuestras filas crecen y seguirán creciendo.

Ha llegado el momento de enterrar el feo cadáver de la locura global antitabaco. Ha llegado el momento de manifestar con claridad lo que queremos hacer para que el mundo vuelva a ser normal y cómo lo lograremos.

Lo haremos simplemente mediante la desnormalización total y completa de la campaña antitabaco en su forma actual, que se reduce a mentiras flagrantes y odio ardiente.

Queremos que se acaben las feas mentiras y el lavado de cerebro a escala global. Exigimos una investigación independiente de la estafa médica que afirma que “fumar pasivamente mata a la gente”. Hacemos un llamamiento a controlar a la turbia e incontrolada Organización Mundial de la Salud. Exigimos respeto hacia todos los que eligen fumar, ya que no hacemos daño a nadie.

Nuestras armas son la dignidad en vez de la humillación, el conocimiento en lugar de la ignorancia impuesta y la unidad contra el mal global del odio y la intolerancia.

El camino a la victoria comienza con una palabra corta: Basta. Nunca aceptaremos las leyes antitabaco. Las echaremos atrás.

Siempre empieza con palabras. Di estas palabras a cada uno tan a menudo como puedas, y la marea cambiará.

No más mentiras

El humo del tabaco no daña a las personas que no fuman.  El fumador pasivo no existe.

Eso era un hecho conocido y probado antes de que el Tobacco Control (Movimiento Antitabaco) iniciara su campaña, un hecho que ha sido demostrado una y otra vez por varias docenas de estudios posteriores. Ese es el peor secreto de Control del Tabaco: que comenzaron su campaña sabiendo que iban a mentir a todos.

Han gastado miles de millones en subvenciones que dirigen a “investigadores” para probar el daño del humo pasivo. Todo lo que consiguieron fue la profunda burla de los científicos médicos honestos y la etiqueta de “ciencia basura” firmemente unida a su falsedad.

No habrá una larga investigación sobre el tema. Los informes sobre la ausencia de daños causados ​​por el humo pasivo son bien conocidos. Las críticas devastadoras a esta “ciencia basura” por los investigadores renombrados son bien sabidas también.

Sin embargo, será una larga batalla el nombrar investigadores independientes de esa estafa, ya que el Movimiento Antitabaco ha logrado, con subvenciones, subyugar y hostigar a casi cualquier persona que explore el tabaco y la salud.

Hay reputaciones y medios de vida que perder. Las autoridades sanitarias, los funcionarios de la OMS que no rinden cuentas y los investigadores corruptos te dirán que “no hay nada que debatir, punto”. Así es como nosotros y todos los demás sabremos que el debate sólo ha comenzado.

La batalla por lograr que se revise la justificación médica de las leyes antitabaco puede parecer difícil. Pero esa batalla puede ser ganada simplemente iniciándola. Porque ellos, el Movimiento Antitabaco, tienen miedo. Sabían que algún día ocurriría, y harán cualquier cosa para impedir la investigación. Esa resistencia será su ruina.

Es solo dinero

Hoy no es posible seguir ocultando lo obvio – que el movimiento antitabaco ha sido fuertemente financiado por las compañías farmacéuticas, médicas y de seguros mundiales, para su obvia ganancia material a costa de las personas que dejan de fumar (nuevos medicamentos, consultas médicas, cursos) Y para su futuro papel en la sustitución del tabaco (y el té, café, azúcar, vino, etc.), por medicamentos.

Es sólo dinero, y ese dinero se desperdició. El fumar puede disminuir en algunos países, pero crece globalmente y continuará creciendo. Las ventas de productos para dejar de fumar pueden ser altas. Pero cada día que pasa corre contra el Movimiento Antitabaco, ya que el esfuerzo para mantener diariamente la campaña de odio antitabaco es demasiado grande, y el peligro de que sus mentiras sean descubiertas por todos crece a diario. Ha llegado el momento de aceptar las realidades y dejar de financiar a esta desagradable estafa.

Nosotros los fumadores respetamos las intenciones comerciales de otras personas mientras no pisoteen nuestro derecho a elegir nuestro propio estilo de vida. Os decimos: abandonad este juego corrupto de una manera educada y digna.

Todo el mundo tendrá que rendir cuentas por la ignorancia agresiva

Tal vez el 99% de los que sin darse cuenta participan en el acoso a los fumadores no tienen ni idea de que son parte de una estafa. Pueden ser políticos que temen la reacción de los votantes. O la gente de los medios de comunicación que no se molesta en verificar los hechos. O los ciudadanos corrientes demasiado dispuestos a creer la mentira de que los fumadores les están haciendo daño.

A estas personas les decimos: piensen bien en cómo se sentirán cuando todo este falso castillo de naipes empiece a desmoronarse.

Ese castillo solo va en una dirección ya, y esa dirección es hacia abajo. Vivimos en una época de WikiLeaks y de todo tipo de filtraciones. Vivimos en una época de explosivos cambios políticos.

Al iniciar su falsa campaña, el Movimiento Antitabaco puede haber tenido la impresión de que los principales medios de comunicación eran el rey. Hoy en día, los medios de comunicación han perdido el control del mensaje que se estaba alimentando a la gente. Más y más personas se están fijando en los medios de comunicación alternativos. Hace 10 años uno podía haber creído que lo que le decían los medios de comunicación principales era verdad. Hoy sucede lo contrario. Hoy en día uno necesita comprobar cuidadosamente las pruebas de cada una de las afirmaciones que ve.

Y un día, pronto, todo el mundo tendrá que responder por la agresiva ignorancia, aunque sea tan solo ante su propia conciencia.

Cero aceptación de las mentiras y el odio

El movimiento mundial antitabaco ha elegido métodos e ideología inhumanos que tienen que ser expuestos a la luz. Ellos dicen mentiras. Ellos expresan odio.

Si odias el humo, entonces también odias a los fumadores. La guerra contra el tabaco y la guerra contra los fumadores es un odio sistemático, organizado e institucionalizado, destinado a erradicar el fumar y a erradicar a los fumadores.

No hay diferencia básica entre los activistas más agresivos antitabaco y los terroristas islámicos. Son aliados naturales. Ambos quieren destruir la civilización Occidental. Ambos encuentran posible e incluso glorioso acosar o destruir a millones de personas hoy en día para cambiar de manera irrevocable los estilos de vida de unas futuras generaciones imaginarias.

Encontramos totalmente inaceptable la manera que tiene el movimiento antitabaco de volver loca de miedo a la gente por una voluta de humo. Aborrecemos el método de enfrentar a fumadores contra  no fumadores sobre la base del concepto falso del daño del humo pasivo. Nos parece reprochable la participación del Movimiento Antitabaco en el analfabetismo y la agresividad de sus activistas, su negativa a aceptar una discusión honesta con hechos y cifras en mano.

Esa ideología tiene que ser condenada. Debemos asegurarnos de que nunca vuelva a levantar su fea cabeza nuevamente en la historia humana.

Necesitamos un estudio exhaustivo de la triste historia de las campañas de los grupos de interés privados que se convierten en engaños inhumanos e internacionales. Tenemos que aprender las lecciones de los abyectos fracasos de estados y sociedades que han sido saboteados por cabilderos y fanáticos agresivos.

Vapear

Fumamos, y respetamos a las personas que optan por no fumar o por cambiar al vapeo. Aceptamos el hecho obvio de que hoy en día el vapeo es la forma más fiable y segura de dejar de fumar, si dejar de fumar es lo que la gente quiere.

El movimiento vapeador ha dividido al movimiento antitabaco, le ha asestado un duro golpe. Ahora muchos expertos médicos, cómplices en el lavado de cerebro masivo sobre el “daño del fumador pasivo”, están probando su propio veneno de los colmillos de sus antiguos colegas, oyendo y leyendo mentiras obvias sobre el “daño del vapeo”.  Los defensores del vapeo contraatacan, exponiendo las mentiras del Movimiento Antitabaco con pleno conocimiento interior del mecanismo de sus mentiras.  El Movimiento Antitabaco no está contento con la situación. Se siente desnudo, teniendo virtualmente que admitir  que los verdaderos objetivos de su campaña no eran la salud pública, sino sólo la necesidad de conducir a los fumadores a las tiernas manos de los médicos con sus píldoras mágicas y costosas.

Les decimos a los vapeadores: nuestro enemigo común son los fanáticos mentirosos y odiosos. Así que unámonos contra ellos.

 

Tú puedes hacer mucho

No pedimos la creación de costosas burocracias internacionales para luchar contra el Movimiento Antitabaco. Que sean los antitabaco los que se queden atascados en ese lodazal.

No dependemos de grandes o pequeñas compañías de tabaco para ayudarnos o financiarnos. Ellas mismas no pudieron defenderse adecuadamente, cuando fueron atacadas. ¿Cómo van a poder defendernos a nosotros?

Nuestro comportamiento diario es nuestro arma más fuerte. Nosotros fumamos. No nos avergonzamos de eso. No permitiremos que nadie nos llame ciudadanos de segunda clase, porque eso no lo somos.

Podemos hablar entre nosotros e intercambiar hechos sobre mentiras flagrantes del Movimiento Antitabaco. Podemos intercambiar videos y ponerlos en YouTube, contando nuestras historias. Debemos hablar en todas las oportunidades posibles. Debemos exponer a la luz el odio, la ignorancia y las mentiras.

Los movimientos reales surgen de las bases. Cada comunidad sabe mejor que nadie si crear clubes de fumadores o partidos o equipos. Después de eso, que los políticos y los partidos corran detrás de nosotros, no viceversa.

Tenemos que revisar la esencia misma de la normativa restrictiva contra el tabaco que se exporta a nivel mundial. Las restricciones, o la ausencia de tales, tienen que ser un producto de la concordia en sociedades y comunidades con todas sus diferencias. Esta concordia tiene que ser alcanzada por la comprensión mutua y el respeto. Para empezar, tenemos que limpiar la legislación de la idea de que los ciudadanos que no fuman tienen más derechos que sus hermanos y hermanas que fuman.

Pero nunca debe haber ninguna concordia con uno de los peores mentirosos y odiadores de la historia humana. Ellos serán exiliados afuera.

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#PodemosBasura: 15 M: el triunfo sobre el individuo.

#PodemosChusma

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ASÍ SE COCINÓ AQUEL MOVIMIENTO

Samuel Vázquez / El Club de los Viernes

Lo único auténtico del 15M fue la indignación de mucha gente sencilla. Pero estaba gestionado por una élite con otras intenciones. Ésta es la verdadera historia de aquel artificio exitoso.

 

Si buscan ustedes en Youtube el video “Los primeros 40 de Sol” podrán ser testigos de cómo empezó todo. El chico que coge el megáfono se llama Miguel Arana, y será el primer portavoz del Movimiento, el primer indignado.

En esos días se presenta como estudiante, pero no es verdad, en realidad ya es profesor de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid, y está desarrollando una herramienta de software destinada a gestionar la inteligencia colectiva de manera masiva.

Una herramienta que presentará al año siguiente bajo el nombre de Incoma, y que perfeccionará más tarde con Labodemo, el laboratorio democrático que postula el Open Goverment  financiado por el multimillonario de izquierdas Soros a nivel mundial (el mismo que financió las primaveras árabes).

Con Carmena

A día de hoy, Miguel pone en práctica todos sus conocimientos ocupando el puesto de Director de Participación del Ayuntamiento de Madrid que gobierna Podemos. Se trata de pasar de una democracia representativa como la actual donde los ciudadanos pintan poco, a una virtual colectiva donde los ciudadanos no pinten nada.

Así, en dicho ayuntamiento ya se están aprobando leyes y proyectos millonarios con apenas 8000 votos telemáticos… en una ciudad de casi 4 millones de habitantes.

‘Inteligencia’ colectiva

 Miguel dará un paso atrás pronto, apenas el 15M se convierte en un fenómeno mundial se esconderá en la Comisión de Legal, a pesar de no haber leído un libro de leyes en su vida.

De repente aparecerá como nuevo portavoz y al mando de la Comisión de Comunicación (la más importante) un tal Tomasz Szabelewski, un Business Consultatnt que trabajaba para la Fundación Everis presidida por Eduardo Serra(Secretario de Estado con el PSOE, Ministro con el PP) e integrada por 100 empresarios de prestigio -la mayoría habituales del capitalismo de amiguetes tan propio de la socialdemocracia-, tales como: Benjumea (Abengoa), Falcones (FCC), Alierta (telefónica), etc. Todo muy antisistema ¿no?

Para ampliar los mensajes que surgían de Sol, algo fundamental para el éxito del Movimiento, el Presidente de Jazztel, Martín Varsavsky, instaló de manera ¿desinteresada? varias foneras en la emblemática plaza.

Y el periodista que más ha investigado sobre el movimiento, Daniel Stulin, descubrió que Vlad Teichberg -que luego sería el promotor del Occupy Wall Street, y que había estado también en las revueltas árabes que inspiraron el 15M-, permaneció durante toda la acampada en un palacete de la Calle del Pez de Madrid, donde tenía más de medio millón de dólares en equipos informáticos, y desde donde controlaba todo lo que trascendía desde Sol al exterior.

Teichberg, es un exbroker de Wall Street, además de un genio informático y matemático que asesora a empresas como JP Morgan para que se forren en la Bolsa.

Disidencia controlada

Existen dos formas de enfrentarse a la vida desde una perspectiva política: el colectivismo (socialismo, fascismo y comunismo) y el individualismo (liberalismo).

El 15M no es más que un exponente del primero. A través de la inteligencia colectiva y la disidencia controlada un grupo reducido de personas lidera a toda una masa que, desconcertada y confundida por no controlar más que una pequeña parte del proceso en el que se ven inmersos, decide acogerse a la seguridad que da el rebaño y seguir al pastor de turno que piensa y decide por todos.

Una vida desahogada

Entre las veinte personas más importantes del 15M no hay ni un solo joven sin futuro, ni un solo obrero maltratado por el sistema…. nada de eso. Todos sin excepción eran mentes privilegiadascon una o varias carreras universitarias y una vida desahogada.

Algunos formados en prestigiosas universidades privadas norteamericanas como UCLA o Harvard, donde estudió uno de los promotores de DRY (Democracia Real Ya) que convocó la manifestación del 15M: Enrique Dans, antiguo asesor de Núñez Feijoo en Galicia.

Las miles de personas que acudían a la plaza no sabían nada de esto, no sabían que formaban parte de un rebaño, y que en un rebaño nunca hay libertad de elección.

15m

Pensamiento único

Todo rebaño tiene un pastor… y un perro pastor para las ovejas descarriadas que en este caso lleva la forma de pensamiento único impuesto a través de los medios de comunicación.

La gente se acercaba a la plaza harta de la situación que estaba viviendo, con buenas intenciones… sin saber que estaban allí para que nada cambiara.

Es todo tan artificial que en el momento de la protesta España llevaba siete años gobernada por el PSOE, con Zapatero al frente. Y el heredero natural de esa protesta, el que más beneficiado salió de aquella ola de indignación, Pablo Iglesias, dijo del mismo Zapatero que era un referente progresista mundial… y el mejor presidente de la democracia.

 ¿Protestaban contra el mejor presidente de la democracia?

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El olor a comida mata

¡¡¡¡¡YA ESTÁ BIEN!!!! A ver, SOMOS ADULTOS, cada uno sabe O DEBE SABER que es bueno y que es malo para la salud o, aun mas importante, PARA SU SALUD, DEJEN A CADA INDIVIDUO QUE DECIDA LIBREMENTE.

¡¡¡¡¡¡BASTA DE PROHIBIR, BASTA DE NORMAS, A LA MIERDA «PAPÁ ESTADO!!!

¡¡¡Y A LA MIERDA TAMBIEN TODOS LOS TOTALITARIOS QUE GUSTAN DE PROHIBIR PARA, SEGÚN SU PROPIO PENSAMIENTO QUE NO NECESARIAMENTE REPRESENTA A TODO EL MUNDO, «HACER UN MUNDO MEJOR»!!!!

¡¡¡¡¡MENOS NORMAS, MENOS PROHIBICIONES, MENOS ESTADO Y MAS LIBERTAD INDIVIDUAL!!!!!!!

Contra la ley "antitabaco"

Image result for eating burger in trainLos expertos en obesidad dicen que se debería prohibir la comida rápida en los medios de transporte públicos para evitar la «glotonería en movimiento«.

Un artículo de The Telegraph se hace eco en el Reino Unido de esta nueva «petición» de los «expertos».

«Debería prohibirse la comida rápida en los autobuses y los trenes, como parte del esfuerzo necesario para «animar» al público a abandonar el picoteo a todas horas.»

Al parecer el «comer sobre la marcha», está causando los problemas de obesidad del Reino Unido según estos expertos, por lo que piden a los políticos que realicen cambios drásticos (leyes anti-comida, suponemos).

«Se deben tomar medidas en los autobuses, trenes y tranvías, igual que se hizo con otros riesgos para la salud, como el fumar y el alcohol, que han sido prohibidos.»

«El Profesor Jason Halford, de la Asociación Europea de la Obesidad, insta a los políticos…

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El autogobierno es posible, pero los políticos lo impedirán siempre. / Self-government is possible, but politicians will always prevent it. (SPANISH-ENGLISH)

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Por Francisco Rubiales

Los políticos y el establishment trabajan para que sintamos miedo y nos consideremos desvalidos y necesitados de liderazgo, pero esos sentimientos son un recurso del poder para seguir dominando el mundo y disfrutando de sus privilegios. La verdad es que el hombre está creado para autogobernarse, sin necesitar líderes. La capacidad de aprender hace posible que el humano pueda y deba ser su propio líder. El hombre fue creado para ser rey del universo, pero llegaron los políticos, para truncar ese destino glorioso, el único digno del hombre.

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La libertad es la posesión segura de aquellos que tienen el coraje de defenderla (Pericles)

Estamos mucho más preparados de lo que creemos para autogobernarnos. Un día me dijo Omar Torrijos, dictador de Panamá y uno de los hombres más lúcidos e imaginativos que he conocido, que el autogobierno era posible, pero que somos los hombres, sobre todo los políticos, los que lo impedimos. Me puso el ejemplo de la policía panameña, que había conseguido grandes éxitos en la lucha contra la delincuencia, pero que, al no haber delitos en las calles, a veces los cometía ella misma para justificar que es necesaria.

Si nos permitieran entrenarnos y aprender, descubriríamos que en el autogobierno está la solución de la mayoría de los grandes problemas que aquejan al mundo desde el principio de los tiempos, pero jamás lo permitirán porque ellos, los parásitos de la política, se quedarían sin su poder y privilegios. Es evidente que los que aspiran a controlar el poder y la riqueza a costa de lo que sea son los peores enemigos de la civilización y de la especie, pero la mayoría de la gente, idiotizada, no consigue ver esa verdad.

El autogobierno es una emanación del pensamiento cristiano, cuya esencia es que el hombre es hijo de Dios y, por tanto, dotado para gestionar la Creación con sus capacidades. Todas las trabas y limitaciones de esa conciencia es producto de la miseria humana y de los depredadores que siempre ha querido imponerse sobre los demás.

Los políticos son especialmente crueles e implacables con el anarquismo, al que no perdonan su concepción extrema y brillante de la libertad. El anarquismo es el único proyecto político que proclama el orden legal voluntario de una sociedad sin Estado, basado en la soberanía individual.

El anarquismo, como filosofía de libertad y autogestión del mundo, fue liquidado por el comunismo, que es la doctrina más feroz frente a la libertad y el autogobierno inventada por el ser humano. Mientras que los libertarios creemos que el mundo puede ser gestionado sin Estado o con un Estado mínimo, que únicamente puede intervenir cuando se producen dramas o conflictos extremos, los comunistas entregan todo el poder al Estado, confían en que el Estado decida y lo solucione todo y niegan la libertad y la capacidad del individuo para gestionar el mundo.

En mi etapa de profesor y conferenciante, cada vez que un alumno me preguntaba que es la democracia le hablaba de las rotondas en las carreteras y caminos como muestra de lo que es realmente la democracia: un sistema gestionado por ciudadanos con capacidad de autogobierno y sin necesidad de un Estado poderoso e intervencionista como el que tenemos.

Pocas cosas son tan democráticas como una rotonda de carretera. En ellas, cada ciudadano sabe las reglas y las cumple sin que sean necesarios los guardias ni los semáforos, ni autoridad alguna. Las carreteras y ciudades españolas se han llenado de rotondas, pero los políticos se niegan a instalarlas en la democracia porque quedaría demostrado que el mundo, sin ellos, funcionaría mejor.

Las rotondas han proliferado imparables en las carreteras y ciudades porque su eficacia es indiscutible, porque ahorra dinero al contribuyente y porque de ese modo los políticos pueden dedicar el grueso de las fuerzas policiales a asuntos que les interesan mas, como es la propia custodia y seguridad de la casta poderosa.

Con ciudadanos responsables y vigilantes y con unas leyes que se cumplan, toda la parafernalia actual del Estado español, el más costoso y grueso de toda Europa, sobraría, incluyendo las gobiernos autonómicos, los parlamentos, las diputaciones y las miles de instituciones y empresas públicas que solo sirven para que los políticos puedan colocar, con sueldos y privilegios, a los suyos.

Si el mundo quisiera liberarse de las zarpas de la clase política, que lo oprime, castra y hasta envilece, debería avanzar hacia la autogestión, nunca hacia el Estado fuerte y opresor. La autogestión es de seres libres, mientras que el Estado dominador es de esclavos.

Los atenienses clásicos, conscientes de que el Estado oprimía, siempre en busca de más poder, inventaron la democracia y decidieron sortear los cargos y responsabilidades entre los ciudadanos, sin permitir jamás la existencia de políticos profesionales ni partidos políticos, que eran considerados como los peores enemigos de la libertad y de la civilización. Aquella democracia de ciudadanos funcionaba y generaba prosperidad y progreso, al mismo tiempo que permitía que los ciudadanos, con el ejercicio del poder, aprendieran y se perfeccionaran.

Los únicos cargos que no se sorteaban eran los que requerían alta especialización, como los grandes jueces y los comandantes supremos de la flota y del ejército.

Ese es el verdadero camino hacia el progreso, la libertad y la creación de un mundo mejor, pero la dura realidad es que los poderosos, con su egoísmo y miseria, lo impiden y prefieren apostar no por el aprendizaje del hombre, la libertad y la autogestión, sino por un mundo de esclavos en el que ellos están situados en la cúspide, atiborrados de privilegios y esparciendo división, envidia, miedo y dominio.

inglaterra

ENGLISH

Politicians and the establishment work to make us feel scared and consider ourselves helpless and in need of leadership, but those feelings are a resource of power to continue dominating the world and enjoying its privileges. The truth is that man is created to self-govern, without needing leaders. The ability to learn makes it possible for the human to and must be their own leader. Man was created to be king of the universe, but the politicians arrived, to truncate that glorious destiny, the only one worthy of the man.

We are much more prepared than we believe to self-govern. One day I was told by Omar Torrijos, a dictator from Panama and one of the most imaginative and lucid men I’ve ever met, that self-government was possible, but that we are the men, especially the politicians, who prevented it. She gave me the example of the Panamanian police, which had achieved great success in the fight against crime, but which, because there were no crimes on the streets, sometimes committed them to justify that it is necessary.

If we were allowed to train and learn, we would find that in self-government lies the solution to most of the great problems that have plagued the world since the beginning of time, but they will never allow it because they, the parasites of politics, would be left without their Power and privilege. It is evident that those who aspire to control power and wealth at any cost are the worst enemies of civilization and species, but most people, idiot, can not see that truth.

Self-government is an emanation of Christian thought, whose essence is that man is a child of God and, therefore, gifted to manage Creation with his abilities. All the obstacles and limitations of this consciousness are a product of the human misery and of the predators he has always wanted to impose on others.

Politicians are especially cruel and implacable with anarchism, to which they do not condone their extreme and brilliant conception of freedom. Anarchism is the only political project that proclaims the voluntary legal order of a stateless society, based on individual sovereignty.

Anarchism, as a philosophy of freedom and self-management of the world, was liquidated by communism, which is the most ferocious doctrine of freedom and self-government invented by man. While libertarians believe that the world can be managed without a state or a minimal state, which can only intervene when extreme dramas or conflicts occur, communists give all power to the state, trust that the state will decide and solve everything And deny the freedom and ability of the individual to manage the world.

In my stage of teacher and lecturer, every time a student asked me what democracy was, he talked about the roundabouts on the highways and roads as a demonstration of what democracy really is: a system managed by citizens with self- Need for a powerful and interventionist state like the one we have.

Few things are as democratic as a road roundabout. In them, every citizen knows the rules and complies without the need for guards or traffic lights, or any authority. Spanish roads and cities have been filled with roundabouts, but politicians refuse to install them in democracy because it would be demonstrated that the world, without them, would work better.

The roundabouts have proliferated unstoppable in roads and cities because their effectiveness is indisputable, because it saves the taxpayer money and because that way politicians can dedicate the bulk of the police forces to matters that interest them more, such as custody and security Of the powerful caste.

With responsible and vigilant citizens and with laws to be fulfilled, all the current paraphernalia of the Spanish state, the most expensive and thick of all Europe, would be left, including autonomous governments, parliaments, deputations and thousands of institutions and public enterprises That only serve so that the politicians can place, with salaries and privileges, to his.

If the world wants to free itself from the clutches of the political class, which oppresses it, castrates it, and even weakens it, it should advance towards self-management, never towards the strong and oppressive state. Self-management is of free beings, while the dominating state is of slaves.

The classical Athenians, aware that the State oppressed, always in search of more power, invented democracy and decided to sort out the positions and responsibilities among citizens, never allowing the existence of professional politicians or political parties, who were considered the worst Enemies of freedom and civilization. That democracy of citizens worked and generated prosperity and progress, while allowing citizens, with the exercise of power, to learn and perfect themselves.

The only positions that were not drawn were those that required high specialization, such as the great judges and the supreme commanders of the fleet and the army.

That is the true path to progress, freedom and the creation of a better world, but the harsh reality is that the powerful, with their selfishness and misery, prevent it and prefer to bet not on man’s learning, freedom and Self-management, but by a world of slaves in which they are placed on the cusp, crammed with privileges and spreading division, envy, fear and domination.

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La historia de cómo me volví egoísta y empecé a vivir… / The story of how I became selfish and began to live …

«Vivir para uno mismo» es una frase que espanta a muchos. Las consecuencias son bien conocidas: el vicio, la depravación y la degradación. Es decir, echar a perder la vida… Pero un día me di cuenta de que mi vida a menudo ya no me pertenecía. Que tenía demasiados «debo» y pocos «quiero». Mis responsabilidades aplastaban mis sueños como una lámina de piedra y yo aún le intentaba encontrar una justificación.

Así que decidí decir ¡basta! Me harté de convertir mi alma y mi vida en un basurero para los desechos radioactivos. Me harté de explicar tímidamente cómo me atrevía a poner mis intereses por encima de los intereses de los demás. Ya era hora de vivir para mí. Eligir alegría en lugar de autohipnosis. Vivir por amor, no por exigencia.

De esta forma empezó un año de mi vida indignante y asocial a modo de egoísmo sano. «Sano» o, mejor dicho, «sensato», es una clarificación gracias a la cual los demás no me tomaban por una rebelde ni por una perturbadora de la paz. Porque muchos están seguros de que primero tienes que sufrir y luego, si es que aún tienes fuerzas y salud, vivir para ti; no hay problema.

Pero yo empecé sin demoras.

Una contra todos

Al principio tenía miedo. Ideológicamente me faltaban motivos, todo se basaba en una vaga pero fuerte determinación que así era mejor. Me sentía como si fuera a emprender un viaje alrededor del mundo en una banana inflable.

No sabía si podía luchar contra un montón de «deberes» o esperanzas y proyecciones ajenas. No quería convertirme en una marginada etiquetada como «egoísta». Pero me daba cuenta de que era el único camino hacia la libertad.Para los demás mi plan contenía una insolencia inimaginable. Porque salí fuera del juego que tenía prohibido defender el derecho para la vida propia. Dejé de pedir disculpas por mis deseos y planes, justificarme y sentirme culpable por ser feliz, tranquila y ser dueña de mi tiempo.

No a las quejas

Lo primero que hice fue cerrar el grifo a través del cual mi vida se llenaba de quejas, monólogos penosos, lloriqueos y discursos de odio.

Quiero mucho a mis parientes, adoro a mis amigas, valoro a mis compañeros de trabajo y respeto a mis vecinos de la tercera edad. Pero esto no significa que sus confesiones que duran horas, al estilo de «qué horrible es la vida», «todos están mal y yo soy la única persona coherente» o «imagínate, ese imbécil no me ha vuelto a llamar», deben ser parte de mi vida. Quité de mi puerta el anuncio «Donador energético. Consultas 24 horas al día». Y esto fue tomado como un acto de desobendiencia social. «¿Cómo? ¿No te interesan los detalles de la vida personal ajena, enfermedades, depresiones o planes para conquistar el mundo? ¿No quieres escuchar el disco rallado de tu amiga acerca de su corazón roto (en la enésima ocasión)?. ¡Bruja! ¡Hay que quemarla!».

Cuando suavemente pero con mucha determinación cortaba los intentos de quejarse con las palabras: «Creo que este tema no es agradable ni para ti, ni para mí. ¿Por qué mejor no me cuentas de…?», sentía cómo se me paraba el corazón de miedo. Creía que ahora seguirían ofensas y acusaciones. Pero, asombrosamente, mi disponibilidad para escuchar cosas buenas era una señal para recordar lo bueno y empezar a hablar de ello. Y, lo más importante, esto me liberó también a mí de la costumbre de quejarme. Porque al negarme a escuchar historias deprimentes, tampoco tenía ganas de narrarlas yo.

Sí, te estoy diciendo que «no»

Luego empezó la parte más difícil. Empezar a utilizar la extraña e indignante palabra «no».

Por lo general, le decía que sí a cualquier petición emotiva. Mi timidez reforzada con el miedo de ofender me manipulaba por completo. Me sentía mal al destruir la imagen que había creado ante los ojos de los demás. Pero en cuanto un primer «no» serio saliera de mi boca, ya no me podía detener. Mis conocidos quedaban tan asombrados como si me hubiera tragado a un conejo vivo enfrente de ellos.

Siempre soñaba con hacer mil cosas que me gustaban pero terminaba dedicando mi tiempo voluntariamente a los demás. Sustituía a mis compañeros de trabajo, llevaba de compras a algunos parientes de otra ciudad, cuidaba de los hijos de mis amigas fiesteras mientras aquellas se marinaban en los spa, regaba plantas y paseaba a sus perros. De un niño mandadero fácilmente puedes crecer a ser esclavo profesional. Pero le dije «no» a esta llamativa carrera.

Con el tiempo aprendí a separar los granos de la paja y entender cuál petición de ayuda es real y cuál es una simple manipulación y parasitismo. Un «no» justo se convirtió para mí en una base que no me debaja engatusar ni olvidarme de mí misma.

¡Todos somos libres!

La afirmación «nadie le debe nada a nadie» suena bien pero en la vida real casi no aplica.

Rechazar el papel del endeudado eterno obligado a consentir y rendirse no fue tan difícil como dejar de exigir y violar el derecho a la voluntad libre de otras personas. Cada vez que me daba cuenta de que quería dominar la vida de alguien más, me detenía de inmediato.

Mis relaciones también estaban endeudadas. Se extinguían por los reproches mutuos «yo te lo doy todo y tú a mí, nada». Porque las expectativas y las exigencias pueden asesinar tanto el amor como la amistad. Solucioné este problema como en las matemáticas. Acepté las condiciones como indiscutibles y suficientes. Dejé de suplicar regalitos para mi ego y sentirme enojada porque mi novio no jugaba por el guión que inventé. Un día salí al campo de batalla de nuestros egos como un enviado de tregua. Estuvimos toda la noche hablando, bebimos tres litros de café, con toda la sinceridad discutimos acerca de todo y firmamos un acuerdo de tener derechos a ser lo que somos. Simplemente escapamos del escenario del drama eterno hacia la libertad.

Ahora en cuanto me empiezo a sentir ofendida porque alguien no me prestó la atención que yo esperaba o no cumplió con mi petición, repito como un mantra: «Todos somos libres».

Vínculos, no cadenas

El deseo de ser aceptado y el miedo a ser rechazado son dos cosas muy engañosas. Toda la vida me estuve llenando de amigos y conocidos como si fuera una especie de protección contra el frío de la soledad. Y de pronto sentí que apenas podía respirar. Me estaban sofocando, no me dejaban moverme. Y no sabía cómo deshacerme de ellos porque todos eran adorables y buenos. Pero un egoísta sensato no se esconde detrás de la espalda de un sinnúmero de medio-amigos. Cuando me preguntan «¿cuántos amigos tengo en el Facebook?», sin ningún tipo de remordimiento respondo: «Dos». Sé el mejor amigo de ti mismo. Vuélvete una persona interesante, inspiradora, útil. Porque en sí, todos estamos solos. Pero el asunto se vuelve aún peor cuando no te tienes ni siquiera a ti mismo.

Espacio personal

Muy pronto mi micromundo se llenó de los asuntos y las personas a las que con gusto les empecé a regalar mi nueva esencia, que tanto trabajo me costó encontrar.
Para decir la verdad, empezando mi año «egocéntrico» me estaba preparando para estar sola tanto en la red como en la realidad. Los suspiros despectivos «egoíssssta» significaban que la gente no me comprendía. Me alejaba de ellos más y más, y la vida acostumbrada parecía desierta y espaciosa. Sin embargo, a la naturaleza no le gusta el vacío.

No me duele regalar el tiempo rescatado de las obligaciones inútiles y relaciones parasitarias, a aquellas personas que realmente lo necesitan. Porque no es ninguna obra de caridad. También es egoísmo. Porque lo hago primero para mí y para mi alma. Sospecho que un egoísta sensato con el tiempo se convierte en un humanista sensato. Y yo estoy apenas en el inicio de esta evolución, pero al menos ya se me cayó la cola.

inglaterra

ENGLISH

«Living for oneself» is a phrase that terrifies many. The consequences are well known: vice, depravity and degradation. I mean, spoiling life … But one day I realized that my life often no longer belonged to me. I had too many «must» and few «I want». My responsibilities crushed my dreams like a stone and I was still trying to find justification.

So I decided to say enough! I got sick of turning my soul and my life into a wastebasket for radioactive waste. I got tired of explaining timidly how I dared to put my interests above the interests of others. It was time to live for me. Choose joy instead of self-hypnosis. Live for love, not for need.

In this way began a year of my outrageous and asocial life as a healthy egoism. «Healthy» or, rather, «sensible», is a clarification thanks to which the others did not take me for a rebel or for a disturbing peace. Because many are sure that you have to suffer first and then, if you still have strength and health, live for you; no problem.

But I started without delay.

One against all

At first I was afraid. Ideologically I lacked motives, everything was based on a vague but strong determination that was better. I felt like I was going on a trip around the world on an inflatable banana.

He did not know if he could fight a lot of «duties» or hopes and projections from others. I did not want to become an outcast labeled «selfish.» But I realized that it was the only way to freedom.

To the others my plan contained an unimaginable insolence. Because I left the game that was prohibited to defend the right to own life. I stopped apologizing for my wishes and plans, justifying myself and feeling guilty for being happy, calm and owning my time.

No to complaints

The first thing I did was close the tap through which my life was filled with complaints, painful monologues, whining and speeches of hatred. I love my relatives very much, I adore my friends, I value my co-workers and respect my elderly neighbors. But this does not mean that his confessions that last for hours, in the style of «how horrible life is», «everyone is wrong and I am the only person coherent» or «imagine, that idiot has not called me again», must be part of my life. I removed the advertisement «Energy donor. Consultations 24 hours a day ». And this was taken as an act of social disobedience. «How? Are you not interested in the details of the personal life of others, illnesses, depressions or plans to conquer the world? Do not you want to listen to your friend’s grated disc about your broken heart (on the nth occasion)? Witch! You have to burn it! «
When he gently but very determinedly cut off the attempts to complain with the words: «I think this subject is not pleasant for you or for me. Why do not you tell me about …? «I felt my heart stop in fear. He thought there would be offenses and accusations now. But, surprisingly, my readiness to hear good things was a signal to remember the good and start talking about it. And, more importantly, this also freed me from the habit of complaining. Because when I refused to listen to depressing stories, I did not feel like telling them myself.

Yes, I’m telling you, «No.»

Then the hard part began. Start using the strange and outrageous word «no». Usually, I said yes to any emotional request. My shyness reinforced by the fear of offending manipulated me completely. I felt bad about destroying the image I had created in the eyes of others. But as soon as a serious first «no» came out of my mouth, I could not stop. My acquaintances were as astonished as if I had swallowed a live rabbit in front of them.

I always dreamed of doing a thousand things that I liked but ended up dedicating my time voluntarily to others. I replaced my co-workers, bought some relatives from another city, took care of the children of my party friends while they marinated in the spa, watered plants and walked their dogs. From a child, you can easily grow into a professional slave. But I said no to this flashy race.

Over time I learned to separate the beans from the chaff and understand which request for help is real and what is a simple manipulation and parasitism. A just «no» became for me a basis that I should not be cajoled or forget about myself.

We are all free!

The statement «nobody owes anyone anything» sounds good but in real life it almost does not apply. To reject the role of the indebted eternal obligated to consent and surrender was not as difficult as to stop demanding and violating the right to free will of other people. Every time I realized that I wanted to dominate someone else’s life, I stopped short.

My relationships were also in debt. They were extinguished by mutual reproaches «I give you everything and you to me, nothing». Because expectations and demands can kill both love and friendship. I solved this problem as in mathematics. I accepted the conditions as indisputable and sufficient. I stopped begging gifts for my ego and feeling angry because my boyfriend did not play for the script I invented. One day I went to the battlefield of our egos as a truce envoy. We were talking all night, drank three liters of coffee, in all sincerity we discussed everything and signed an agreement to have rights to be what we are. We simply escape from the stage of eternal drama towards freedom.

Now as soon as I begin to feel offended because someone did not pay me the attention that I expected or did not fulfill my request, I repeat as a mantra: «We are all free.»

Links, not chains

The desire to be accepted and the fear of being rejected are two very misleading things. All my life I was filling with friends and acquaintances as if it were a kind of protection against the cold of loneliness. And suddenly I could hardly breathe. They were suffocating me, they would not let me move. And I did not know how to get rid of them because they were all adorable and good. But a wise selfish man does not hide behind the backs of countless half-friends. When they ask me «how many friends do I have on Facebook?», Without any remorse I answer: «Two.» Be the best friend of yourself. Become an interesting, inspiring, helpful person. Because in itself, we are all alone. But the matter becomes even worse when you do not even have yourself.

Personal space

Soon my microworld was filled with the subjects and people to whom I gladly began to give my new essence, which I found hard to find. To tell the truth, starting my «self-centered» year was preparing me to be alone both in the network and in reality. The contemptuous sighs «selfish» meant that people did not understand me. I moved away from them more and more, and the accustomed life seemed deserted and spacious. However, nature does not like emptiness.

It does not hurt to give away the time rescued from useless obligations and parasitic relationships, to those people who really need it. Because it is not a work of charity. It is also selfishness. Because I do it first for myself and for my soul. I suspect that a sensible egoist eventually becomes a sensible humanist. And I’m just at the beginning of this evolution, but at least I already dropped my tail.

Anónimo/Anonymous

Navidad en Europa: no hables, no preguntes

La primera ministra británica, Theresa May, dijo la semana pasada que los cristianos no deben tener miedo de hablar de su fe en el trabajo y en lugares públicos. Añadió que los cristianos deben “guardar celosamente” su derecho a hablar de su fe “libremente, con respeto y responsabilidad”. [The Telegraph, en inglés, de pago]

En un discurso inusual en un gobernante europeo, la señora May señaló que “estamos en el tiempo de Adviento, tenemos en nuestro país una tradición muy fuerte de tolerancia religiosa y libertad de expresión, y nuestra herencia cristiana es algo de lo que podemos sentirnos orgullosos”. 

Las palabras de la primera ministra respaldaban las conclusiones de dos informes que alertan de una creciente presión de los códigos de corrección política en las empresas británicas. Se está obligando a los trabajadores cristianos a no mostrar signos externos de su fe para no ofender a los no creyentes y a los musulmanes. 

David Isaac, presidente de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos, dijo haber detectado “demasiada ansiedad” por la corrección política en muchas empresas. Cada vez es más frecuente que las compañías dejen de celebrar la Navidad con árboles, postales y actos específicos, para no ofender a una parte de sus empleados. [Equality and Human Rights Commission, en inglés]

El Cristianismo “debe ser celebrado, no denigrado”, concluye otro informe, elaborado conjuntamente por la Evangelical Alliance y el Lawyers Christian Fellowship, que apunta los mismos síntomas. “Me alegra dar la bienvenida a este informe y a sus conclusiones”, dijo la primera ministra, refiriéndose a este último documento. 

La dictadura de la corrección política está haciendo estragos con las libertades fundamentales en las democracias. La libertad religiosa no es una libertad más, sino una que goza de una especial protección en el contrato social. No son libertades de la misma naturaleza expresar una opinión sobre fútbol o política, y expresar tu fe. Vivir y manifestar libremente tus creencias es un derecho reforzado en las constituciones democráticas avanzadas. 

Hasta el progresista The Guardian reconoció este domingo, en un artículo editorial, que la corrección política está llegando demasiado lejos. [The Guardian, en inglés]

Y no solo en el Reino Unido. 

En Virginia (Estados Unidos), acaban de prohibir que en los colegios se lean las novelas Matar a un ruiseñor, de Harper Lee, y Las aventuras de Huckelberry Finn, de Mark Twain, porque su contenido puede ofender a los negros. [Kiro7 y The Daily Wire, en inglés]

En España, este libro de HazteOir.org que describe la aplicación en los colegios de las nuevas leyes LGBT aprobadas por Gobiernos locales como el de Madrid y el de Cataluña, ha suscitado una campaña de censura de autoridadespartidos políticos y grupos de presión. Todos exigen la retirada de la publicación, de la que se están distribuyendo 100.000 ejemplares. [Actuall]

Además, se han pedido acciones legales contra la plataforma ciudadana, cuyos responsables creen que lo que vendrá, a continuación, es una intensa campaña en televisión y otros medios para intentar desacreditar su labor. [Actuall]

Son prácticamente inexistentes las voces en la sociedad española que han denunciado estas prácticas censoras. Una de las excepciones es la red liberal Club de los Viernes, cuya delegación de Extremadura emitió un comunicado el pasado sábado, defendiendo la libertad de expresión y el derecho a difundir el libro que describe los contenidos LGBT que se enseñarán en los colegios al amparo de las nuevas leyes de discriminación positiva. 

El presidente de HO, Ignacio Arsuaga Rato, responde a la polémica en este artículo en Actuall, en el que inscribe la censura contra el libro en el marco de las tensiones entre la sociedad civil y las élites instaladas. [Actuall]

El discurso de la primera ministra May merece ser tenido en cuenta, para que Europa y, en general, las sociedades democráticas occidentales no acaben adoptando una política selectiva de “no hables, no preguntes” para ciertas creencias y ciertas opiniones.

Actuall 

Y PARA LOS MAS CORTITOS, A VER, CEPORRETES, LA CORRECCIÓN POLÍTICA ES CENSURA, ES UN ATAQUE A LA LIBERTAD INDIVIDUAL Y LA LIBERTAD, SI NO ES INDIVIDUAL, NO ES LIBERTAD ¿OS ENTERAIS DE UNA VEZ, PANDA DE SACAMANTECAS?

LA TOLERANCIA NO ES PROHIBIR NI AUTOCENSURARSE, BERZOTAS.

Y EN EL CASO PARTICULAR DEL TEMA DE LAS NAVIDADES, LOS ÚNICOS QUE PROTESTAN SON LOS PUTOS MUSULMANES, YO SOY AGNÓSTICO Y NUNCA ME HA MOLESTADO PERO ES MAS, ES QUE CONOZCO A MUCHAS OTRAS PERSONAS, NO RELIGIOSAS, QUE SIEMPRE HAN CONVIVIDO PERFECTAMENTE Y SIN PROBLEMAS, ESTO LO HAN EMPEZADO, UNA VEZ MAS, LOS SEGUIDORES DE ESA INMUNDA IDEOLOGIA, DISFRAZADA DE RELIGIÓN, QUE PIDE TOLERANCIA CUANDO LOS QUE NO TOLERAN NADA A NADIE SON ELLOS.