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El socialismo garantiza el fracaso y fabrica imbéciles, pobres y desgraciados

España está en campaña electoral, en vísperas de unas elecciones de gran importancia que van a decidir si nuestro futuro es tiránico o libre. Si gana la coalición de socialistas, comunistas, etarras e independentistas, el país avanzará hacia la tiranía socialista y el Estado será todavía más potente e intervencionista, pero si los votos libres de los ciudadanos les derrotan, España puede ganar cotas de libertad y erradicar los vicios de la izquierda marxista, que propician la delincuencia, la corrupción, la esclavitud y el atraso.

Hace unos días mantuve una conversación con dos matrimonios cubanos, seriamente preocupados por el futuro de España, que según ellos avanza de manera inexorable hacia modelos cercanos a Cuba y Venezuela. Al saber que yo soy periodista y que escribo a diario, me explicaron con claridad meridiana por qué siempre fracasa el socialismo, un sistema que genera pobreza, desigualdad, desinterés, desconfianza y odio. Una de esas personas era miembro del partido comunista cubano, pero al vivir en España se permite ser sincera y reconocer que el sistema cubano es un fracaso completo.


Fue precisamente el comunista del grupo quien me explicó con claridad y detalle el mecanismo perverso que hace fracasar el socialismo allí donde se establece.

Miles de mensajes recordando en las redes sociales el peligro que corre España de caer en la tiranía comunista.

El comunista, muy interesado en impedir que el comunismo se establezca en España, donde él vive, me pidió que utilizara mi capacidad de comunicar como periodista para abrir los ojos a los españoles, que, según dijo, corren el peligro de caer en las garras del comunismo, de la mano del PSOE y de Pedro Sánchez.

Para demostrar el drama del socialismo, me contó la siguiente historia:

Un reconocido profesor de economía de la Texas Tech University, la mejor universidad on line del mundo, cuenta que él nunca había suspendido a uno de sus estudiantes pero que, en una ocasión, tuvo que suspender a la clase entera.

Cuenta que esa clase le insistió que el socialismo sí funcionaba, que en este sistema no existían ni pobres ni ricos, sino una total igualdad.

El profesor les propuso a sus alumnos hacer un experimento en clase sobre el socialismo: Todas las notas iban a ser promediadas y a todos los estudiantes se les asignaría la misma nota de forma que nadie sería suspendido y nadie sacaría un sobresaliente.

Después del primer examen, las notas fueron promediadas y todos los estudiantes sacaron Notable. Los estudiantes que se habían preparado muy bien estaban molestos porque esperaban un sobresaliente, pero los estudiantes que estudiaron poco estaban contentos.

Cuando presentaron el segundo examen, los estudiantes que estudiaron poco, estudiaron aún menos, y los estudiantes que habían estudiado duro decidieron no trabajar tan duro ya que no iban a lograr obtener un sobresaliente.

El promedio del segundo examen fue Suficiente! Nadie estuvo contento.

Pero cuando se llevó a cabo el tercer examen, toda la clase sacó insuficiente:¡suspensos a todos.

Las notas nunca mejoraron. Los estudiantes empezaron a pelear entre sí, culpándose los unos a los otros por las malas notas, hasta llegar a insultos y resentimientos, ya que ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiara otro que no lo hacía.

Para asombro de toda la clase, ¡todos perdieron el año..

El profesor les preguntó si ahora entendían la razón del gran fracaso del socialismo.

Es sencillo; simplemente se debe a que el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando duro cuando la recompensa es atractiva y justifica el esfuerzo; pero cuando el gobierno quita ese incentivo, nadie va a hacer el sacrificio necesario para lograr la excelencia. Finalmente, el fracaso será general.

Le di las gracias por la anécdota y le prometí que la contaría a mis lectores para que abrieran los ojos y no votaran socialista en las urnas, ahora que todavía les permiten expresar su voluntad política en las elecciones.

Como autor de este artículo quiero reforzar la tesis contra el socialismo con dos citas:

Winston Churchill, premio Nobel en 1953 dijo: «El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de los ignorantes y la prédica de la envidia. Su misión es distribuir la miseria de forma igualitaria para el pueblo».

La ex Primer Ministra Británica Margaret Thatcher declaró:»El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…. de los demás».

Francisco Rubiales

«I told you that having a socialist human being would bring us problems.»

La socialista es una política fracasada

¿Por qué las izquierdas insisten tanto en defender un modelo fracasado como el socialismo? La única explicación creíble es que los marxistas quieren arruinar a la gente para llegar a lo que ellos consideran el «Estado perfecto», que sería como Cuba, donde el pueblo es esclavo y depende por completo de los políticos.

Las izquierdas llaman fascistas a las derechas, pero nadie es más fascista que ellos, capaces de alcanzar el poder sin respetar la voluntad popular y sembrando mentiras, engaños, alianzas sucias y hasta sangre y muerte, en ocasiones extremas.

La reciente Moción de Censura del profesor Tamames ha demostrado con claridad meridiana que las izquierdas que gobiernan España están causando serios daños a la nación y a sus habitantes y que son creadoras de injusticia, pobreza, retroceso y decadencia.

Sin embargo, a pesar de su evidente e indiscutible fracaso, sigue habiendo en España millones de ciudadanos que votan a la izquierda,

Sólo la ignorancia, la envidia y el odio hacen posible que haya tanta gente en la izquierda marxista.

El comunismo y el socialismo tienen dos caras: la «utopía» del cambio del mundo a mejor y el «crimen», que se plasma en aquellos países donde ellos clavan sus garras. Millones de personas en todo el mundo son atraídas por la utopía marxista, pero después son repelidos por el marxismo criminal que empobrece a las naciones, esclaviza y asesina, como ocurre en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte y otros países rojos.

De todos sus crímenes el peor es su interés por arruinar a los pueblos, conscientes de que sólo los pobres les votan a ellos y de que la dependencia del Estado hace a los pueblos esclavos.

La única posibilidad que tiene el marxismo de mantenerse en el poder es pastoreando a rebaños hambrientos, empobrecidos y dependientes de un Estado que ellos controlan.

¿Dónde ha triunfado el comunismo o su primo hermano el socialismo, que es lo mismo pero con un ritmo de avance más lento y cauteloso?

En ningún lugar del mundo. Su rastro siempre es de pobreza, sufrimiento y muerte.

Por suerte, el mundo empieza ya a conocerlos y a descubrir que detrás de la utopía que prometen está la pobreza y el crimen que siempre intentan ocultar.

Francisco Rubiales

Breve historia del fracaso socialcomunista. Por Rafael García Alonso

Por: RAFAEL GARCÍA ALONSO.

La principal seña de identidad del socialcomunismo es su carácter totalitario, subsidiario de la subordinación del individuo a la colectividad. Así, bajo el disfraz de un supuesto “bien común” se esconde la aniquilación de las personas como entidades individuales, de tal forma que bajo el yugo de un Estado con connotaciones hobbesianas los individuos se ven obligadas a renunciar a su propio proyecto vital, asentado en sus valores, motivaciones, talento y laboriosidad. En defensa de sus planteamientos el socialcomunismo ha retorcido el concepto de libertad, recurriendo a lo que Isaiah Berlin denominó “libertad positiva”, la cual conlleva la existencia de un “yo superior” que, lejos de estar doblegado por los deseos del “yo inferior”, busca la autorrealización a través de su conversión en un elemento más de una totalidad social que trasciende los límites del propio individuo. De esta forma, cuando el proyecto individual no coincide con el proyecto colectivo los socialcomunistas arguyen que ello es debido a la ignorancia, razón por la cual entienden imprescindible la reeducación del sujeto para que los objetivos de su “yo auténtico” coincidan con los del “yo colectivo”. En este escenario el Estado socialcomunista se convierte en un gran Leviatán que cercena todo tipo de iniciativa individual en aras de una suerte de “voluntad general”, nítidamente roussoniana, que en realidad no es otra cosa que la voluntad de las élites en el poder.

Evidentemente, para que esta infernal maquinaria liberticida pueda funcionar a pleno rendimiento se hace imprescindible la existencia de unas fuerzas represivo que mantenga a la población sumida en el miedo, un aparato adoctrinador y propagandístico que fortalezca el sometimiento social a su perversión ideológica  y una planificación centralizada de la economía, la cual supone, como Friedrich A. Hayek señala en su obra Camino de servidumbre, “la organización deliberada de los esfuerzos de la sociedad en pro de un objetivo social determinado”. Con este planteamiento de base, el socialcomunismo defiende la dictadura del proletariado y la propiedad estatal de los medios de producción, de tal manera que, sustituyendo al libre mercado y la competencia, debe existir una entidad única, bajo el mando del Partido Comunista, que tendrá la tarea de establecer los bienes y servicios que han de producirse, así como el coste de los mismos. La aplicación de este sistema económico ha demostrado una ineficiencia absoluta, ya que la planificación centralizada de la producción ha provocado allí donde se ha aplicado una deficiente utilización de los recursos y una falta de incentivos a la producción, determinando todo ello la desaparición de la iniciativa privada, la recesión económica y el empobrecimiento de la población.

La República Democrática Alemana (RDA) constituye un ejemplo paradigmático de lo acontecido en los países que cayeron tras la Segunda Guerra Mundial bajo la abyecta sombra proyectada por el llamado por Winston Churchill “Telón de Acero Soviético”. Así, en la RDA cada año el gobierno decidía qué y cuánto se producía, el coste de lo producido y cuanto se dedicaba al mercado interno y a la exportación, estableciendo además un determinado objetivo productivo. Sin embargo, la economía de la Alemania Oriental lejos de crecer se encogía, mientras la deuda pública aumentaba continuamente y la calidad de vida de la población empeoraba progresivamente. Sin embargo, los alemanes orientales no cabían en sí de gozo y no pudiendo soportar tan elevadas dosis de felicidad decidieron huir en masa, de tal forma que cerca de 3 millones de personas abandonaron la RDA. Como las autoridades de la Alemania Oriental no podían consentir tamaño disparate decidieron acabar con el masivo éxodo, para lo cual construyeron en 1961 el Muro de Berlín, al cual llamaron “Muro de Protección Antifascista”, ya que, como es lógico suponer, su única finalidad no era evitar la despoblación, sino proteger a los trabajadores de las garras del capitalismo. Finalmente, en noviembre de 1989, una marea pacífica de alemanes orientales derribó para siempre el muro de la vergüenza.

El fracaso económico de la Europa comunista propició que el Partido Socialdemócrata de Alemania, en el Congreso de Bad Godesberg celebrado en 1959, renunciara al marxismo y se mostrara partidario de la democracia liberal y el libre mercado. Sin embargo, probablemente debido a reminiscencias de su pasado comunista, la socialdemocracia abogó por un Estado paternalista, ignorando que, como decía Immanuel Kant, “el paternalismo es el mayor despotismo imaginable”. En consonancia con ello, orientaron sus esfuerzos en materia económica a procurar una profunda redistribución de la riqueza mediante políticas impositivas confiscatorias y un gasto público desmesurado, sin caer en la consideración de que, como muestra la “Curva de Laffer”, a partir de un determinado punto de inflexión a medida que suben los impuestos disminuye la recaudación fiscal. Generalmente se pone a Suecia como nación que ejemplifica el éxito de la socialdemocracia, pero, como demuestra con todo lujo de detalles Daniel Lacalle en su obra Viaje a la libertad económica, la realidad es muy distinta de la dibujada por los socialistas de nuevo cuño. Así, desde 1960 a 1989, con el Partido Socialdemócrata Sueco en el poder, la carga tributaria soportada por los suecos pasó del 28% al 56% del PIB.; además durante este periodo se perdieron más de 300.000 empleos privados, mientras que el número de funcionarios creció en 885.000 personas, duplicando la media de los países de la OCDE. A comienzos de los años 90, con un Gasto Público del 70% del PIB, un déficit público del 11% del PIB y una tasa de paro del 14%, la situación se tornó insostenible, de tal forma que el sistema saltó por los aires, viéndose Suecia obligada a llevar a cabo una profunda reforma económica de carácter liberal, gracias a la cual pudo revertir la situación y salir de la crisis a la que se vio abocada por la aplicación de unas políticas socialdemócratas en sí mismas autodestructivas.

No obstante, como la necedad combinada con la maldad siempre acaba renaciendo como la mala hierba, tras la desintegración de la Europa comunista, la izquierda se vio en la necesidad de reinventarse y así, en el llamado “Foro de Sao Paulo”, celebrado en 1990 bajo los auspicios de tres dictadores como Fidel Castro, Hugo Chávez y Lula da Silva, nació el llamado “Socialismo del siglo XXI”. Este movimiento político básicamente consiste en la sustitución de la “dictadura del proletariado” por una “democracia iliberal”, es decir, por un sistema político socialcomunista caracterizado por el desmantelamiento del Estado de Derecho mediante el control totalitario de todos los resortes del poder, la nacionalización del tejido productivo, el dominio de los medios de comunicación y el silenciamiento o encarcelamiento de la oposición, celebrándose en este contexto procesos electorales sin ningún tipo de garantías democráticas. Con la llegada al poder en 1999 de un simio antropomorfo como Hugo Chávez, Venezuela se convirtió en el buque insignia del “Socialismo del siglo XXI”. La consecuencia de ello es que dos décadas después la situación no pude ser más dramática para los venezolanos. Así, a pesar de ser el país con mayores reservas de petróleo del mundo, nos encontramos con que, debido al desarrollo de políticas económicas de corte comunista, en el último lustro el PIB venezolano ha caído más del 50%, la tasa de paro ha crecido hasta alcanzar el 47,9%, la pobreza extrema afecta la 79,3% de la población, han emigrado más de 5 millones de personas y Caracas se ha convertido en una de las ciudades más violentas del mundo. De esta forma, se puede decir sin temor a equivocarse que Venezuela lleva años sufriendo las lacras del totalitarismo en el ámbito político y de la miseria en el terreno económico, mostrándonos así la verdadera faz del infernal paraíso socialcomunista.

El “Sanchismo” es otra cosa, es un socialismo sin anclaje ideológico, un salto al vacío, un páramo intelectual, un decorado de cartón piedra, una partitura sin pentagramas, un relato sin trasunto, un retrato desfigurado y, en definitiva, solipsismo narcisista en estado puro. Así, carente de todo principio ético y con la única finalidad de mantenerse en el poder, Pedro Sánchez ha sido capaz de pactar con comunistas desquiciados y separatistas irredentos, aprobando para ello leyes que promueven la falsificación de la historia, la eliminación del sexo biológico, la banalización de la transexualidad, la inmersión lingüística en las Comunidades Autónomas con lenguas cooficiales, ha concedido el indulto a los golpistas catalanes y ha permitido la exaltación del terrorismo etarra. A su vez, el Sanchismo ha provocado una auténtica degradación democrática mediante la politización de la Fiscalía General del Estado, el continuo acoso al Poder Judicial, el asalto a las instituciones del Estado, el control absoluto de los medios de comunicación públicos, la compra de voluntades de los sindicatos de clase a cambio de generosas dádivas y la creación de una costosísima y tupida red clientelar a su servicio. En lo que respecta a la economía los resultados de las políticas sanchistas no han podido ser más desalentadores, ya que, siguiendo unas recetas periclitadas y fracasadas, ha conjugado el Gasto Público desmedido -con el agravante de que hasta 60.000 millones de euros se han utilizado  de manera ineficiente según el Instituto de Estudios Económicos- con unas cargas impositivas desmedidas e inasumibles por los pequeños empresarios, los autónomos y los trabajadores -empeorando la situación su negativa a bajar el IVA de los alimentos básicos- de tal forma que son muchas las familias a las que no les llega el dinero para comer a final de mes. A ello, rindiendo pleitesía a las élites globalistas, debe sumarse un fanatismo medioambiental que impide la utilización de la energía nuclear a pesar de ser la energía más verde, prohíbe explorar la existencia de posibles fuentes energéticas, impulsa la destrucción de 108 embalses, lo cual no solo disminuye la producción de energía hidroeléctrica, sino que también dificulta el suministro de agua a la población, y, finalmente, pone todo tipo de trabas a ganaderos y agricultores, ahogando así al sector primario. Todo ello se corresponde con un ecologismo de salón que soslaya el empobrecimiento energético y demuestra un desconocimiento absoluto de la problemática que rodea al mundo rural. La resultante de todo ello es que, con un crecimiento económico anual prácticamente nulo como demuestran las cifras del PIB, en España estamos asistiendo a la escalada inflacionista más alta de la OCDE, a la tasa de paro más elevada de la eurozona y a una Deuda Pública que ya se sitúa entre las mayores del mundo. En función de todo lo expuesto es inevitable concluir que el Sanchismo ha deteriorado tanto la democracia, hasta convertirla en una oclocracia, como la economía, hasta el punto de sumir a más de un millón de personas en la pobreza. Mientras tanto el psicópata monclovita y su camarilla continúan disfrutando de los privilegios que el ejercicio totalitario y corrupto del poder proporciona.

La ley de violencia de género es un fraude / The law of gender violence is a fraud

«La ley está fracasando por la sencilla razón de que está diseñada desde la ideología o perspectiva de género y no desde la interpretación de la realidad.»

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POR / BY  

Nos educan para vivir en pareja (mejor dicho: nos inculcan que “lo mejor es vivir en pareja”) toda la gente acaba imaginando de forma más o menos realista cómo será ese momento de vivir “a dos”, que se supone que será de dicha, de felicidad… Todos pensamos que ese es el estado perfecto, lo mejor para ser feliz es “encontrar la mujer de mi vida, el hombre de mi vida”, envejecer juntos, “hasta que la muerte nos separe”… El problema es que esa aspiración bastante común, no es cierta, es una de las muchas falsedades que nos inculcan, y que acaba frustrando a muchísima gente, causando profundas infelicidades, tragedias personales y de grupo; tal vez sea necesario incluir con urgencia en el currículo escolar una asignatura de educación relacional-afectivo-sentimental, posiblemente se acabarían muchas rupturas tormentosas, impregnadas de rencor, de sensación de fracaso, y cosas por el estilo…

La tendencia general es a considerar un fracaso el que una pareja no funcione, pero por supuesto nadie suele arrogarse responsabilidad alguna en tal “fracaso”, siempre la “culpa” es del otro o de la otra… De considerar así las cosas a pensar que es legítimo “castigar” a la otra persona hay una distancia muy corta. Otra cuestión no menos importante, que condiciona especialmente las rupturas de pareja es la tendencia a prolongar la relación “innecesariamente”, darse enésimas oportunidades para “salvar” la pareja, cuando desgraciadamente la relación está tan deteriorada que ya no cabe remedio de ningún tipo…

Sirva este comentario –necesario- como preámbulo al asunto que pretendo abordar: la llamada “Ley Integral contra la violencia de género” y las causas de su fracaso.

Ha pasado ya tres lustros desde su aprobación, y las cifras de mujeres asesinadas siguen siendo semejantes a las que se decía que se pretendía poner freno con la aprobación de la LIVG (por supuesto, también la cifras de varones, de niños, de ancianos, siguen en un “tono” muy semejante).

¿Qué está fallando? No cabe duda de que la ley no está funcionando. Es importante señalar que la frase tantas veces repetida de, “no para de aumentar el número de mujeres muertas” y cosas por el estilo (amplificada hasta la saciedad por los diversos medios de comunicación…) es una absoluta falsedad, pues como demuestran las estadísticas del Ministerio del Interior el número de mujeres y hombres muertos en el ámbito familiar, se mantiene más o menos estable…

La ley está fracasando por la sencilla razón de que está diseñada desde la ideología o perspectiva de género y no desde la interpretación de la realidad. La Ley Integral contra la violencia de género es un homenaje a tal doctrina (que no son pocos los que la consideran totalitaria…) cuyos efectos resultan negativos no solamente por su escasa eficacia sino porque ha judicializado penalmente las relaciones de pareja.

¿Es la perspectiva de género una doctrina totalitaria? La perspectiva del género es una doctrina que pretende una respuesta “global” a la totalidad de la problemática del ser humano, como ocurre con el marxismo en cuyas fuentes bebe sin lugar a dudas.

Según la interpretación de la ideología de género la sociedad actual está fundamentada en el matrimonio y la familia, familia en la que existe una determinada división de roles, es intrínsicamente perversa porque está sujeta a los dictados de una “clase” dominante: los varones; la familia es un ámbito donde se educa de manera que facilita la violencia contra la mujer.

La teoría en la que se inspira la fracasada ley es que la violencia contra la mujer, los feminicidios, es la respuesta del “macho dominante” a los deseos de emancipación y libertad de la mujer. El varón apegado a formas de conducta ya periclitadas, el varón educado en la familia y la religión judeocristianas, en el patriarcado, niega la autonomía de su pareja y a partir de un determinado límite resuelve el conflicto matándola.

Naturalmente, dado que es una ideología bastante chapucera, no existen datos que corroboren o apoyen tales hipótesis. Todo lo contrario.

Si la hipótesis de la “perspectiva de género” fuera verdad, la violencia y, sobre todo, los asesinatos se darían en mayor medida en las personas educadas de forma más tradicional que en las personas jóvenes. Sin embargo, la tozuda realidad demuestra que las cosas no son así: la inmensa mayoría de homicidas son menores de 40 años, y el veinte por ciento menores de 30. Las homicidas mayores de 50 años, el grupo en teoría más peligroso por su supuesto “patriarcalismo”, apenas representan el 40 por ciento de los casos.

Si la teoría fuera cierta, las personas con mentalidad tradicional deberían cometer más homicidios que las más “liberales” o “progres”. Pero no es así. Las personas unidas por matrimonio religioso presentan una menor tendencia al homicidio que las unidas por matrimonio civil, y a su vez, éstas muchísimo menos que las que viven como pareja de hecho. Casualmente, las estadísticas demuestran que existen 10 veces más posibilidades de homicidio en una relación de pareja de hecho.

Si las afirmaciones de la perspectiva de género, que inspiran la ley fueran ciertas, los países “más liberales”, con una mayor tradición de emancipación de la mujer, como los países nórdicos y anglosajones, deberían poseer una incidencia mucho menor que los países de raíz tradicional y católica, como Portugal, España, Italia, Grecia (ortodoxa), incluso Irlanda. Pero no es así, sino todo lo contrario. Suecia tiene el dudoso honor de liderar el ranking junto con Gran Bretaña y los Países del Norte de Europa, mientras que la cola corresponde precisamente a los países mediterráneos e Irlandia.

El tópico-estereotipo de un presunto “macho violento” de pelo en pecho, color cetrino y mirada cejijunta frente a un rosado nórdico, de ojos azules y actitudes liberales, es falsa: el nórdico estadísticamente presenta una mayor tasa de feminicidios y, no sólo esto, sino también de violaciones.

¿Falla la ley porque no ve que el origen de la violencia intrafamiliar está en la ruptura de pareja? Existen tres factores, que a menudo se olvidan, que guardan una íntima relación con los feminicidios. Uno ya ha sido señalado, las parejas de hecho; el segundo es la inmigración desestructurada, sin familia (que no la inmigración a secas) y el tercero son los procesos de ruptura de pareja.

Pero en realidad estos tres factores se pueden resumir en un único factor: el que ya hemos nombrado de las rupturas, porque la inmigración desestructurada suele derivar en parejas de hecho y éstas presentan un grado de inestabilidad, de ruptura, por consiguiente, muchísimo más elevado que los matrimonios. De ahí también, que el aumento del número de divorcios tienda a presionar al alza el número de homicidios.

Pero la ley no quería abordar en profundidad el asunto porque resulta social y políticamente incorrecto señalar la ruptura como el factor de riesgo, porque lo importante era criminalizar al hombre-varón, y no buscar la causa real del por qué en unos casos concretos la violencia estalla mientras que en la mayoría no. Para la ideología de género es necesario que la violencia contra la mujer sea inherente al sistema y el feminicidio su corolario.

 

 

 

Ridículo en Madrid de la concentración a favor de la llegada de refugiados (INCLUYE REPORTAJE GRÁFICO) /

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Habían convocado “más de 40 entidades sociales y partidos políticos”, pero no han reunido ni a cincuenta personas. La plataforma “Queremos acoger ya” -en la que están integrados, entre otros, Unidos Podemos, CC.OO. y UGT- ha podido constatar así el escaso eco que sus reivindicaciones tienen entre los madrileños y madrileñas.

Las actividades, dignas de un esperpento valleinclanesco, se desarrollaron en el Paseo del Prado de la capital de España. Esta arteria del centro de Madrid fue cortada para que los convocantes pudieran hacer pintadas, con tiza, en el suelo. Una charanga musical, una marcha ciclista y la colocación de lápidas de cartón en las aceras, compusieron el programa de la jornada. La lectura de un manifiesto puso el colofón a la charlotada dominical de los inmigracionistas.

El escaso público asistente allí reunido, reivindicó la llegada masiva de inmigrantes a nuestro país, bajo el eufemismo de refugiado. Sin importarles las consecuencias negativas que esto puede acarrear a las personas que realmente necesiten asilo, los inmigracionistas afirmaron que los “inmigrantes también son refugiados”.

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Francisco Alonso en Despiertainfo.com

Fracaso del multiculturalismo y avance del fundamentalismo en el mundo.

"El Islam dominará el mundo" ¡¡Y LO DICEN EN SERIO, NO ES ALGO FOLKLORICO DE CUATRO BARBUDOS MAJARAS"!!!
«El Islam dominará el mundo» ¡¡Y LO DICEN EN SERIO, NO ES ALGO FOLKLORICO DE CUATRO BARBUDOS MAJARAS»!!!

El multiculturalismo, basado en la convivencia de distintas culturas sin tener que renunciar a sus creencias y costumbres, está fracasando en Europa y el mundo. Las culturas, cuando son impermeables y hostiles, como el Islam, en lugar de convivir acumulan rechazo y odio y se convierten en caldo de cultivo para el fundamentalismo y la violencia.

Francia, Bélgica e Inglaterra, con sus guetos musulmanes conflictivos, y, en menor medida, Alemania y España, demuestran que el multiculturalismo está fracasando estrepitosamente. Las culturas no conviven en paz y el Islam está demostrando que es una doctrina pétrea e impenetrable, reacia a mezclarse con cualquier otra y generadora de odio, intransigencia y fundamentalismo.

Las tesis multiculturales, engendradas por la izquierda, partidaria de11202964_1729923370572677_7337186922596278886_n mezclarlo todo para homogeneizar e igualar, están en bancarrota y generando un rechazo que conduce al odio intercultural y, en muchos casos, a la xenofobia y la violencia. El odio terrorista a la cultura occidental y el auge de la extrema derecha y del rechazo a los musulmanes son dos fenómenos paralelos en Europa.

Las tendencias fundamentalistas, dentro del Islam, crecen de manera preocupante. El fundamentalismo es un fenómeno religioso que experimenta un alarmante proceso de expansión, impulsado por una explosiva mezcla de frustraciones: la pobreza, la desestabilización y la guerra en el mundo musulmán, la lucha entre sunies y chiies, el dinero del petroleo, que se está empleando en fomentar la violencia y el terrorismo, y la incapacidad de los inmigrantes musulmanes y de las culturas cristianas europeas receptoras de integrarse y fundirse.

Ante ese fracaso, no queda otro remedio que cambiar las reglas del juego y adoptar medidas defensivas en Europa, donde la cultura autóctona corre el riesgo de ser suplantada por la musulmana, que no se integra y que se mantiene activa y desafiante en guetos llenos de niños y jóvenes, pobreza, desempleo y odio.

1796492_1488249598120764_887724571742309790_n¿La solución? Básicamente dos: mayores esfuerzos por la integración y controles a la inmigración, que deberá filtrar en adelante a los que llegan para que no entren delincuentes, terroristas y agitadores, al mismo tiempo que se expulsan a los imanes profetas de la violencia y la revancha y se cierran las mezquitas que funcionan más como escuelas de odio que como lugares de oración.

Detrás de todo el problema de la integración y del fracaso multicultural está el terrorismo como recurso del extremismo islámico. Ese fenómeno apenas ha empezado porque, aunque ha alcanzado una violencia suicida sin precedentes y ya no respeta los dos tabúes que lo frenaban, la vida propia y destrucción masiva, todavía no ha traspasado las fronteras de los ataques químicos, bacteriológicos y nucleares, capaces de producir oleadas de pánico desconocidas y reacciones altamente violentas en las culturas de acogida.

La reciente advertencia de Manuel Valls, primer ministro francés, de que Francia teme ataques químicos y bacteriológicos por parte del terrorismo, representa un paso enorme en la escalada del terror, que, si se produce, generará pánico, odio y reacciones terribles entre los europeos atacados.

El pensador Hala Mustafa cree que el resurgimiento del Islam fundamentalista está ligado al fracaso de la modernización política y económica de la mayoría de las sociedades islámicas y el fracaso también de los movimientos populares de izquierda que se han desarrollado en el mundo islámico. Si a todo ese descontento y frustración se le añade la guerra, promovida por las potencias occidentales, contra países musulmanes estables, aunque sometidos a dictaduras, como Irak, Libia, Túnez y Siria, entonces ya tenemos listo el cóctel explosivo.

Europa y Occidente entero tienen que prepararse para dramas mucho peores que los padecidos hasta ahora, dramas provocados por un terrorismo espoleado y desesperado por la pobreza, por la paga mercenaria en petrodólares, por el fracaso de sus países de origen, por la desigualdad y por la intransigencia de una religión que, aunque digan que es pacífica, es la única del mundo que alienta el exterminio de los infieles y promete el paraíso a los asesinos.

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El socialismo del siglo XXI. Un fracaso en todos los ordenes – Juan Ramon Rallo

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POR: Juan Ramón Rallo

En 1998 Venezuela era el cuarto país más rico de América Latina por renta per cápita; en 2012, había descendido a la séptima posición pese al pelotazo petrolero que vivió el país y al muy favorable entorno regional. El legado de estos catorce años de aplicación del socialismo del s. XXI se ha saldado con un exiguo crecimiento de la renta media real del 0,8% anual, unas cuatro veces menos que países no bolivarianos como Chile, Colombia, Perú o Uruguay.

Los hay que, aun así, han intentado poner en valor la herencia económica chavista apelando a los grandes logros sociales cosechados por el régimen, como si las mejoras en la calidad de vida de los ciudadanos no fueran consecuencia directa del enriquecimiento de esos ciudadanos, es decir, del crecimiento económico. Si Venezuela prosperó bajo el gobierno de Chávez (y lo hizo, aunque mucho menos que sus vecinos), entonces inexorablemente  nos toparemos con diversos indicadores que mostrarán una cierta mejoría y que los palmeros de turno interpretarán de manera descontextualizada como una reivindicación de la poco razonable y muy liberticida política económica del régimen bolivariano.

Sería como tratar de defender la labor partitocrática y el pelotazo burbujístico de PP y PSOE por el hecho de que entre 1998 y 2012 muchos indicadores de nuestro bienestar hayan mejorado. De nuevo, como tantas otras veces en Economía, nos topamos con el célebre problema de “lo que se ve y lo que no se ve”: lo realmente significativo es la riqueza y la prosperidad que Venezuela habría sido capaz de crear en unas condiciones tan favorables como las que vivió. De ahí que convenga comparar sus presuntos “logros sociales” con los de otros países vecinos que no contaron con unos ingresos anuales derivados de la exportación de petróleo equivalentes al 40% del PIB pero que, al menos, se libraron de imponer muchos dislates socialistoides. Para ello, echaremos mano de la base de datos del Banco Mundial, comparando la evolución de los distintos parámetros analizados desde 1998 hasta el último disponible.

Pobreza, salubridad y esperanza de vida

Por ejemplo, mucho se ha escrito sobre que la tasa de pobreza venezolana ha caído del 50,4% al 31,9%, pero no convendría olvidar que la de Chile cayó del 21,6% al 15,1%, la de Uruguay del 24,3% al 13,7%, la de Colombia del 49,7% al 34,1% y la de Perú del 58,7% al 27,8%. Ciertamente, la tasa de pobreza relativa es un (mal) medidor de la desigualdad económica, pero en este caso los indicadores de pobreza absoluta –porcentaje de la población que gana menos de dos dólares diarios– nos proporcionan unos resultados bastante similares (en este caso, los datos terminan en 2007): en Venezuela pasa del 20,4% al 12,9%, en Chile del 6,2% al 3,2%, en Colombia del 27,2% al 17,7%, en Perú del 26,3% al 18,2% y en Uruguay permanece en el entorno del 3%. La minoración de la pobreza, por tanto, es algo generalizado en la zona, fruto del crecimiento económico.

Al tiempo, las condiciones de salubridad también han experimentado una cierta mejora durante el chavismo. Los habitantes del campo con acceso a agua corriente pasaron del 74% al 94%; pero en Perú lo hicieron del 53% al 89%, en Chile del 62% al 99%, en Colombia del 70% al 98% y en Uruguay del 85% al 99%. Asimismo, el porcentaje de la población con acceso a instalaciones sanitarias apenas mejoró en Venezuela entre 1998 y 2007 (último dato disponible): subió del 88% al 91%, mientras que en Perú creció del 61% al 69%, en Colombia del 71 al 76%, en Chile del 91% al 96% y en Uruguay del 96% al 100%.

El crecimiento económico, la reducción dela pobreza y la mayo salubridad desembocaron en una menor mortalidad infantil, una menor mortandad de las madres al dar a luz y, en suma, en una mayor esperanza de vida. Los datos de Venezuela no son malos a este respecto (la tasa de mortalidad de los menores de 5 años pasa del 24 por mil al 15 por mil, la tasa de mortandad de las madres se mantiene en el 0,9 por mil y la esperanza de vida aumenta de 73 a 74 años), pero de nuevo son relativamente peores que los de los otros países: la mortalidad infantil se reduce del 45 al 18 por mil en Perú, del 12 al 3 por mil en Chile, del 27 al 18 por mil en Colombia y del 18 al 10 por mil en Uruguay; la mortandad materna cae del 1,3 por mil al 0,9 por mil en Colombia, del 1,2 por mil al 0,67 por mil en Perú, del 0,29 al 0,25 por mil en Chile y del 0,35 al 0,29 por mil en Uruguay; y la esperanza de vida sube de 70 a 74 años en Perú y Colombia, de 74 a 76 años en Uruguay y de 76 a 79 años en Chile.

Alfabetización, comunicaciones y medio ambiente

Aparte de los anteriores, existen otros indicadores que ilustran cómo ha evolucionado el bienestar de los venezolanos bajo la bota del chavismo en comparación con el de sus vecinos, por ejemplo la tasa de alfabetización, que mejora no sólo en Venezuela (del 93% al 96%) sino en todos los restantes países fruto de su mayor riqueza (en Colombia pasa del 91% al 93%, en Perú del 87% al 90%, en Uruguay del 97% al 98% y en Chile del 96% al 99%).

La penetración y el uso de las telecomunicaciones es otro ilustrativo parámetro. Los usuarios de internet ascendían al 40,4% de la población venezolana, frente al 40% de Colombia, al 36,5% de Perú, al 53,9% de Chile o al 51,6% de Uruguay; pero las diferencias se vuelven mucho más acusadas cuando analizamos la calidad de la conexión a internet (en Venezuela sólo el 0,87% tienen acceso a la banda ancha, frente al 3,5% de Perú, al 6,9% de Colombia, al 11,6% de Chile o al 13,4% de Uruguay) o la presencia de servidores seguros (sólo ocho en Venezuela, frente a los 19 de Perú, los 21 de Colombia, los 67 de Chile o los 70 de Uruguay). Asimismo, Venezuela también se queda atrás en el número de teléfonos móviles por cada 100 personas: 98 para Venezuela o Colombia, frente a los 110 de Perú, los 130 de Chile o los 141 de Uruguay.

Otro posible indicador es el consumo de electricidad anual per cápita, que en Venezuela apenas ha crecido un 23%, desde los 2.656 kWh por persona a 3.287, frente a la mayor expansión de Perú (de 645 kWh a 1.106), Uruguay (de 1.817 kWh a 2.673) o Perú (de 645 a 1.106); sólo Colombia aumentaba menos este consumo, de 893 kWh a 1106. Y, por cierto, los izquierdo-ecologistas que esperen ver en Chávez un modelo de gestión política respetuosa con el medio ambiente deberían pensárselo dos veces: Venezuela producía el 0% de su electricidad de fuentes renovables, frente al 0,9% de Colombia, al 2% de Perú, al 5,7% de Chile o al 8,8% de Uruguay. También fue el país que más toneladas métricas per cápita de CO2 emitió en 2009 (último año disponible): 6,5 frente a las 3,9 de Chile, a las 2,4 de Uruguay o a las 1,6 de Colombia y Perú. Y, asimismo, también fue el territorio que más vio retroceder su masa forestal: de 2000 a 2010, cayó del 55,7% al 52,5%, mientras que en Perú pasó del 54,1% al 53,1%, en Colombia del 55,4% al 54,5%, en Chie del 21,3% al 21,8% y en Uruguay del 8,1% al 10%.

Seguridad, corrupción, impuestos y regulaciones

Otros indicadores de bienestar son, desde luego, la seguridad, la transparencia y no arbitrariedad de los poderes públicos, la agresividad fiscal o la flexibilidad para gestionar la propia empresa. En todas estas rúbricas, Venezuela aparece muy mal parada frente al resto de países: los homicidios intencionados se dispararon bajo el chavismo, pasando del 0,19 por mil al 0,49, a diferencia de lo que pasó en Chile, Perú o Uruguay (donde se mantuvieron en torno al 0,05 por mil) o de Colombia, donde se hundieron del 0,6 por mil al 0,33. Venezuela es el peor calificado en el Índice de Percepción de la Corrupción (1 indica máxima corrupción), al obtener 19 puntos, frente a los 36 de Colombia, los 38 de Perú o los 72 de Chile y Uruguay. Asimismo, la presión fiscal venezolana no sólo es bastante superior a la de sus vecinos (37%, frente al 31% de Uruguay, al 27% de Colombia, al 23% de Chile, o al 21% de Perú), sino que la variedad de impuestos y las molestias derivadas de su pago también son muy superiores: en Venezuela las empresas han de hacer frente al pago de 71 impuestos, y los individuos han de dedicar 792 horas anuales a gestionar su pago; frente a los 33 impuestos de Uruguay y las 310 horas, los 9 impuestos de Perú y las 293 horas, los 9 impuestos de Colombia y las 203 horas, o los 6 impuestos de Chile y las 291 horas. Todo lo cual, obviamente, también se refleja en la facilidad de gestionar la propia empresa: Venezuela obtiene una puntuación de 180 (siendo 1 la máxima facilidad), Uruguay de 89, Colombia de 45, Perú de 43 y Chile de 37.

Para terminar, han sido muchos quienes han alabado al régimen chavista por su reducción de las desigualdades sociales. Ciertamente, el índice Gini (donde el valor cero expresa la máxima igualdad) cayó de 47,2 a 43,5, pero Chile y Perú lo redujeron a una tasa parecida o superior: Chile pasó de 55,5 a 51,9 y Perú del 56,1 al 47,2. Por su parte, en Colombia se mantuvo estable (en el 56,5) y en Uruguay subió ligeramente hasta 45,3.

Por resumirlo: Chile y Uruguay, que arrancaron 1998 siendo igual de ricos que Venezuela, presentan en estos momentos indicadores social muy superiores en casi todas las rúbricas a Venezuela, mientras que Perú y Colombia, que arrancaron 1998 siendo mucho más pobres, han experimentado una evolución de las mismas mucho más sobresaliente en casi todos los otros indicadores sociales. A diferencia de estos otros países, sin embargo, Venezuela ha construido su ligera mejoría sobre los endebles pies de barro del pelotazo petrolero, de la estatalización de la economía, de la rapiña tributaria de su población y de la destrucción de las clases medias.

En este sentido, un último dato será suficientemente ilustrativo: el del valor bursátil de las compañías cotizadas (uno de los activos por excelencia donde la clase media puede comenzar a construir su patrimonio). Desde la llegada al poder de Chávez, el valor de la bolsa se ha derrumbado desde el 8,3% del PIB al 1,6%: en cambio, en Chile creció del 65,3% al 108,7%, en Colombia del 13,6% al 60,4% y en Perú del 20,5% al 44,8%. Chávez en ningún momento pretendió crear una sociedad de propietarios libres, autosuficientes y autónomos del Estado, sino un territorio repleto de siervos de la gleba dependientes de las dádivas del gobierno. Y eso es ahora mismo Venezuela. Ojalá cambie de rumbo en el futuro.

ESPAÑA-Huelga general 14-N: Los sindicatos celebran una jornada fracasada-El Gobierno destaca la normalidad. El consumo eléctrico es ocho puntos mayor que en marzo. CC.OO. y UGT cifran el seguimiento en el 80%. Se han producido 82 detenciones…!!!!

ESPAÑA-Huelga general 14-N: Los sindicatos celebran una jornada fracasada-El Gobierno destaca la normalidad. El consumo eléctrico es ocho puntos mayor que en marzo. CC.OO. y UGT cifran el seguimiento en el 80%. Se han producido 82 detenciones…!!!!.  <<PINCHAR PARA LEER ARTÍCULO COMPLETO Y VER VIDEOS<<

 

NUEVO BATACAZO DE LOS SINDICATOS

 

Algo que por otro lado no debería sorprendernos. ¿Alguien confiaba en el poder de convocatoria de estos sindicalistas y que la ciudadanía llenara las calles protestando contra la reforma constitucional? De poco importan las cifras de asistencia que unos y otros barajan. Este nuevo intento de Mendez y Toxo por liderar el descontento de los españoles ha sido un fracaso. No han aprendido nada de la desastrosa huelga general de octubre de 2010.

Ayer los manifestantes nos obsequiaron con los mismos mensajes machacantes y repetitivos de siempre, tal vez como aperitivo de las movilizaciones que tienen previstas ante el previsible cambio de gobierno. En ese momento querrán comportarse unos verdaderos sindicatos de clase y no perderán ni un minuto en levantarse contra la siempre odiada derecha española

Y ciertamente no se trata de que estén más o menos cargados de razón, se trata de su falta de credibilidad. Una nula credibilidad que se han ido ganando a pulso a lo largo de los años cuando han mirado para otro lado, han agachado la cabeza ante el drama del paro convertidos en los perfectos sindicatos verticales que rinden pleitesía al gobierno socialista de turno.

Aquí no se cuestiona la necesidad de contar con un sindicalismo que proteja y defienda los derechos de los trabajadores, pero sí de este sindicalismo que ha perdido el sentido de la realidad y que cada vez está más alejado de los problemas que afectan a los trabajadores. Para muchos, CCOO y UGT no son la solución a nuestros problemas sino los causantes y culpables del abismo al que se ha visto abocado nuestro sistema laboral. Son percibidos como organizaciones anacrónicas, con unos postulados decimonónicos, que utilizan ayudas y subvenciones exclusivamente para sus propios intereses, y que no representan ni a una cuarta parte de los trabajadores.

FUENTE: GRITAD LIBERTAD.

 

FÁBULA DE LOS IMPUESTOS.

 

Algo tan sencillo como tomarse una caña con los amigos puede darnos toda una lección de vida. No se pierda la siguiente reflexión sobre el sistema tributario español.

Todos los días 10 hombres se reúnen en un bar para charlar y beber cerveza. La cuenta total de los diez hombres es de 100€.

Acuerdan pagarla de la manera proporcional en que se pagan los impuestos en la sociedad de un país, con lo que la cosa sería más o menos así,  según la escala de riqueza e ingresos de cada uno:

·      Los primeros 4 hombres (los más pobres) no pagan nada.

·      El 5º paga 1€.

·      El 6º paga 3€.

·      El 7º paga 7€.

·      El 8º paga 12€.

·      El 9º paga 18€.

·      El 10º (el más rico) paga 59€.

A partir de entonces, todos se divertían y mantenían este acuerdo entre ellos, hasta que, un día, el dueño del bar les planteó un problema: “Ya que ustedes son tan buenos clientes”  les dijo, “Les voy a reducir el coste de sus cervezas diarias en 20€. Las cañas desde ahora costarán 80€».

El grupo, sin embargo, planteó seguir pagando la cuenta en la misma proporción que lo hacían antes. Los cuatro primeros siguieron bebiendo gratis; la rebaja no les afectaba en absoluto.

¿Pero qué pasaba con los otros seis bebedores, los que realmente abonan la cuenta? ¿Cómo debían repartir los 20€ de rebaja de manera que cada uno recibiese una porción justa?

Calcularon que los 20€ divididos en 6 eran 3,33€, pero, si restaban eso de la porción de cada uno, entonces el 5º y 6º hombre estarían cobrando para beber, ya que el 5º pagaba antes 1€ y el 6º 3€. Entonces el barman sugirió una fórmula en función de la riqueza de cada uno, y procedió a calcular la cantidad que cada uno debería pagar.

·      El 5º bebedor, lo mismo que los cuatro primeros, no pagaría nada: 100% de ahorro.

·      El 6º pagaría ahora 2€ en lugar de 3€: ahorro 33%.

·      El 7º pagaría 5€ en lugar de 7€: ahorro 28%.

·      El 8º pagaría 9€ en lugar de 12€: ahorro 25%.

·      El 9º pagaría 14€ en lugar de 18€: ahorro 22%.

·      El 10º pagaría 49€ en lugar de 59€: ahorro 16%.

Cada uno de los seis pagadores estaba ahora en una situación mejor que antes: los primeros cuatros bebedores seguían bebiendo gratis y el quinto también.

Pero, una vez fuera del bar, comenzaron a comparar lo que estaban ahorrando.

– “Yo sólo recibí 1€ de los 20 ahorrados” dijo el 6º hombre y señaló al 10º bebedor, diciendo “Pero él recibió 9€».

– “Sí, es correcto” dijo el 5º hombre. “Yo también sólo ahorré 1€; es injusto que él reciba nueve veces más que yo».

– “Es verdad”, exclamó el 7º hombre. “¿Por qué recibe él 9€ de rebaja cuando yo recibo sólo 2€? ¡Los ricos siempre reciben los mayores beneficios!»

– “¡Un momento!”, gritaron los cuatro primeros al mismo tiempo. “¡Nosotros no hemos recibido nada de nada! ¡El sistema explota a los pobres!”

Los nueve hombres rodearon al 10º y le dieron una paliza.

La noche siguiente el 10º hombre no acudió a beber, de modo que los nueve se sentaron y bebieron sus cervezas sin él. Pero a la hora de pagar la cuenta descubrieron algo inquietante: Entre todos ellos no juntaban el dinero para pagar ni siquiera LA MITAD de la cuenta.

Y así es, amigos y amigas, periodistas y profesores universitarios, gremialistas y asalariados, profesionales y gente de la calle, la manera en que funciona el sistema de impuestos. La gente que paga los  impuestos más altos son los que se benefician más de una reducción de impuestos. Póngales impuestos muy altos, atáquenlos por ser ricos, y lo más probable es que no aparezcan nunca más. De hecho, es casi seguro que comenzarán a beber en algún bar en el extranjero donde la atmósfera es algo más amigable. 

Moraleja: “El problema con el socialismo es que uno termina quedándose sin el dinero de la otra gente”.

Ya lo dijo Margaret Thatcher: «El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…. de los demás».

Para quienes comprenden, no es necesaria una explicación.