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Sánchez y sus compañeros ‘feministas’ del PSOE en el Senado ‘desnudan’ con su mirada a las diputadas de la derecha

Las feministas y el islam. / Feminists and Islam. (Spanish-English)

Detalle de las agresiones a mujeres en Colonia (Diciembre 2015) - See more at: http://latribunadelpaisvasco.com/not/5814/las-feministas-y-el-islam/#sthash.9ape1qKW.dpuf
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Por Yolanda Couceiro Morín

Hace un año de las agresiones sexuales multitudinarias que ocurrieron en Colonia y en otras ciudades alemanas por obra de inmigrantes y «refugiados» musulmanes durante los festejos de la Nochevieja. Se denunciaron más de mil violaciones y abusos sexuales de todo tipo contra mujeres alemanas durante esa noche.

Este brutal episodio, inédito en Europa por su carácter masivo (e impune, ya que apenas unas decenas de personas fueron detenidas por estos hechos), trae a la memoria hechos similares ocurridos en ese país en el fragor de una lucha apocalíptica en los últimos meses de la Segunda Guerra Mundial.

Estos ataques sexuales contra mujeres han puesto una vez más de relieve las contradicciones que socavan y desacreditan el movimiento feminista, y más allá de él a todos los supuestos humanistas antirracistas, siempre dispuestos a denunciar la xenofobia, el racismo y la islamofobia, siempre con la intención de avanzar en su agenda de acoso y derribo de la sociedad occidental.

El estatus de la mujer en Occidente impone a todos los ciudadanos europeos un deber de solidaridad con las mujeres que padecen en todo el mundo la opresión y la violencia por motivos religiosos que se basan y se confunden a menudo con culturas rancias y costumbres medievales. Cuando esa cultura religiosa/patriarcal/anti-mujeres pretende imponerse en nuestros países, debemos estar vigilantes y oponernos firmemente a todo intento de socavar los derechos y libertades que tan duramente hemos ganado las mujeres europeas en siglos de luchas y sacrificios.

La igualdad entre las mujeres y los hombres es una conquista fundamental de nuestra civilización. Sin esa igualdad, nuestro mundo no sería el mismo, nuestra especificidad dejaría de ser una realidad. El reconocido papel que tenemos las mujeres en nuestra sociedad es un logro de una importancia capital, que define, incluso por encima de otras diferencias con otras culturas, el carácter único de nuestra civilización.

Las feministas han errado el camino. Durante años han minimizado el avance del islam e ignorado su influencia negativa sobre los derechos de las mujeres. Para estas feministas sectarias y cegadas por su particular ideología, el opresor de la mujer no podía ser más que el hombre blanco, heterosexual, necesariamente racista, obviamente fascista, heredero del colonialismo, del comercio de esclavos, de la Inquisición, culpable de todo, hasta de la desaparición de los dinosaurios. Criticar la cultura islámica, que esclaviza a la mujer hasta en los más mínimos detalles de su existencia, convierte a cualquier ciudadano en un horrible nazi, un islamófobo, un racista, un servidor de Satán…

Hoy las feministas, así como toda la fauna progresista, se enfrenta a la realidad, sin que eso signifique que se sometan a ella. Todas las víctimas de Colonia describieron el mismo escenario: fueron rodeadas por grupos de hombres «de aspecto árabe o magrebí». Éstos se abalanzaban sobre ellas como si fueran fieras de presa, como animales en celo, como depredadores sin escrúpulos, como criminales en acción. Entre los pocos detenidos esa noche y en los días siguientes había una mayoría de «refugiados» sirios e iraquíes de la última ola recién llegada a Alemania, pero también argelinos y marroquíes, que obviamente no podían pretender estar huyendo de ninguna guerra.

En esas fechas y posteriormente, se oyeron voces «autorizadas» negando primero y disculpando después esas odiosas y brutales agresiones sexuales. El menos desafortunado de ellos nos recordó que para estos hombres que han nacido y crecido en una sociedad musulmana de valores arcaicos, el manosear a las mujeres no es motivo de reproche, el tratarnos como trozos de carne es un hecho aceptable: somos seres inferiores, no debemos esperar otra cosa, no merecemos respecto, no tenemos derechos. Para ellos una mujer que sale de noche no puede ser más que una prostituta -así que imaginen lo que podría ser yo misma que practico el nudismo usualmente-. Habría que añadir que la miseria sexual inherente a amplios sectores de cualquier sociedad regida por el islam no puede producir más que esta clase de desequilibrados y obsesos peligrosos. Otras voces han llegado a decir que es mejor que las mujeres europeas seamos violadas por «refugiados» que por nuestros compatriotas. Asistimos a una degradación de la moral y las costumbres sin precedentes, ante la justificación permanente de crímenes y aberraciones, siempre y cuando éstos sean cometidos por determinadas categorías humanas, inocentes por sistema y a perpetuidad.

Las sociedades patriarcales de valores medievales de donde provienen estos inmigrantes y «refugiados» son señalados como la fuente de estas agresiones. La denuncia del carácter oscurantista de esa cultura se convierte en una especie de subterfugio para no tener que llamar a las cosas por su verdadero nombre y señalar a la cultura islámica, que se expresa por boca de esas numerosas organizaciones del islam político que han echado raíces en nuestras sociedades, absurdamente acogedoras con todo aquello que las combaten y buscan destruir desde adentro, con las facilidades que sus propios anfitriones ponen a su disposición.

Ya patrullan en algunos barrios de ciudades europeas grupos de hombres encargados de vigilar las «buenas costumbres» de las mujeres, que obviamente no podemos ir vestidas de manera «indecorosa», ni entrar a tomar un café en un bar, ni siquiera caminar solas por las calles sin un acompañante masculino. El sistema que rige en Arabia Saudí y en otras comarcas de similar género ya ha puesto el pie en nuestros países.

Ese puritanismo extremo es otra cara de la locura islamista. Para estos fanáticos es la excusa para ejercer su violencia contra las mujeres. Nuestros progresistas en general y nuestras feministas en particular, siempre tan vociferantes contra el «macho blanco heteropatriarcal opresor», en esta ocasión guardan un silencio cómplice y culpable que sólo favorece el avance de esta intolerancia y oscurantismo medieval que están haciendo retroceder la condición de la mujer al siglo VII de La Meca y Medina.

Las feministas, para no cambiar de costumbre, se han vuelto a equivocar al transformar a los culpables en víctimas y viceversa. Lo vemos continuamente con ocasión de las violaciones que se cometen a diario por parte de agresores musulmanes, un fenómeno masivo que les deja indiferentes y que se las ingenian para invertir sistemáticamente los roles y las culpas. Para ellas, es necesario callar sobre estos hechos y tratar de tergiversar todo lo posible acerca de la identidad de los agresores y sobre los motivos de tanto desprecio y violencia contra las mujeres. Los agresores son inmigrantes y «refugiados», y esa circunstancia ya los exculpa de todo crimen, así sean violaciones o asesinatos. La culpa siempre será, de alguna manera, del hombre blanco, culpable por definición. Esa inversión perversa de los roles define a la perfección la impostura del discurso feminista y la desfachatez de quienes llegan al extremo de transformar a los culpables en víctimas y despreciar a las víctimas con un cinismo inaudito.

Ya son miles las agresiones sexuales de todo tipo cometidas contra mujeres de toda edad y condición en muchos países de Europa en los últimos meses. Europa se está convirtiendo en un lugar cada vez menos seguro para nosotras. Las feministas callan: la realidad contraría su discurso, sus objetivos y sobre todo su enfermiza ideología que las ha llevado a esa insólita y perversa alianza con el islam expansionista y conquistador.

A este callejón sin salida nos han llevado los desvaríos de estas feministas. Estas militantes izquierdistas, campeonas del relativismo cultural, han traicionado los valores de su propia sociedad y la causa que dicen defender. La causa de la mujer no tiene en las feministas únicamente a unas pésimas abogadas, sino a unas auténticas enemigas. Tarde o temprano, el islam político tendrá que ser puesto en el lugar que le corresponde, y sus colaboradores también. El feminismo degenerado de todas estas personas y organizaciones que se han puesto al servicio de la empresa de la destrucción de nuestros derechos y libertades, tendrá que responder algún día de su condescendencia y complicidad con la invasión islámica que padecemos.

inglaterra

ENGLISH

A year ago of the mass sexual assaults that occurred in Cologne and other German cities by Muslim immigrants and «refugees» during New Year’s Eve celebrations. More than one thousand rapes and sexual abuses of all kinds were reported against German women during that night.

This brutal episode, unheard of in Europe for its massive character (and unpunished, as only a few dozen people were arrested by these events), brings to mind similar events that occurred in that country in the heat of an apocalyptic struggle in recent months Of World War II.

These sexual attacks on women have once again highlighted the contradictions that undermine and discredit the feminist movement, and beyond it all supposed anti-racist humanists, always willing to denounce xenophobia, racism and Islamophobia, always with the Intention to advance in its agenda of harassment and demolition of the western society.

The status of women in the West imposes on all European citizens a duty of solidarity with women throughout the world suffering oppression and violence on religious grounds which are often based on, and often confused with, rancid cultures and medieval customs. When this religious / patriarchal / anti-women culture seeks to prevail in our countries, we must be vigilant and firmly oppose any attempt to undermine the rights and freedoms that so hard have been won by European women in centuries of struggle and sacrifice.

Equality between women and men is a fundamental achievement of our civilization. Without that equality, our world would not be the same, our specificity would cease to be a reality. The recognized role of women in our society is an achievement of paramount importance, which defines, beyond other differences with other cultures, the unique character of our civilization.

Feminists have gone the wrong way. For years they have minimized the advance of Islam and ignored its negative influence on women’s rights. For these sectarian feminists and blinded by their particular ideology, the woman’s oppressor could not be more than the white, heterosexual, necessarily racist, obviously fascist, heir to colonialism, the slave trade, the Inquisition, guilty of everything, Even of the disappearance of the dinosaurs. Criticizing the Islamic culture, which enslaves women even to the smallest details of their existence, turns any citizen into a horrible Nazi, an Islamophobe, a racist, a servant of Satan ..

Today, feminists, as well as all the progressive fauna, face reality, without that means that they submit to it. All the victims of Cologne described the same scenario: they were surrounded by groups of men «of Arab aspect or Maghreb». They rushed upon them as if they were beasts of prey, like animals in heat, as unscrupulous predators, as criminals in action. Among the few people detained that night and in the following days were a majority of Syrian and Iraqi «refugees» from the last wave recently arrived in Germany, but also Algerians and Moroccans, who obviously could not pretend to be fleeing any war.

At that time and later, «authorized» voices were heard, denying first and then excusing those hateful and brutal sexual aggressions. The less unfortunate of them reminded us that for these men who have been born and raised in a Muslim society of archaic values, to manipulate women is not a reason for reproach, treating us like pieces of meat is an acceptable fact: we are inferior beings, We must not expect anything else, we do not deserve respect, we have no rights. For them, a woman who goes out at night can not be more than a prostitute – so imagine what I could be myself that I practice nudism usually. It should be added that the sexual misery inherent in large sectors of any society governed by Islam can only produce this kind of unbalanced and dangerous obsessions. Other voices have come to say that it is better for European women to be raped by «refugees» than by our compatriots. We are witnessing an unprecedented degradation of morals and customs, given the permanent justification of crimes and aberrations, as long as they are committed by certain human categories, innocent by system and perpetuity.

The patriarchal societies of medieval values from which these immigrants and «refugees» come are identified as the source of these aggressions. The denunciation of the obscurantist character of that culture becomes a kind of subterfuge so as not to have to call things by their real name and to point out to the Islamic culture, that is expressed by mouth of those numerous organizations of the political Islam that have taken root In our societies, absurdly cozy with everything that they fight against and seek to destroy from within, with the facilities that their own hosts put at their disposal.

There are already patrols in some European city neighborhoods groups of men in charge of monitoring the «good manners» of women, who obviously can not dress in an «unseemly» way, or enter a café in a bar, or even walk alone for The streets without a male companion. The system that governs Saudi Arabia and other similar districts has already set foot in our countries.

That extreme Puritanism is another face of Islamist insanity. For these fanatics is the excuse to exercise their violence against women. Our progressives in general and our feminists in particular, always so vociferous against the «heteropatriarchal white male oppressor», on this occasion are an accomplice and guilty silence that only favors the advance of this medieval intolerance and obscurantism that are pushing back the condition of the Woman to the 7th century of Mecca and Medina.

Feminists, in order not to change their habits, have been mistaken again in transforming the guilty into victims and vice versa. We see it continually on the occasion of the daily violations committed by Muslim aggressors, a massive phenomenon that leaves them indifferent and that they manage to systematically reverse roles and guilts. For them, it is necessary to keep silent about these facts and try to misrepresent everything possible about the identity of the aggressors and the reasons for so much contempt and violence against women. The aggressors are immigrants and «refugees», and that circumstance already exculpates them from all crime, whether they are rapes or murders. The guilt will always be, in some way, the white man, guilty by definition. This perverse investment of roles perfectly defines the imposture of feminist discourse and the cheekiness of those who go so far as to turn the guilty into victims and to despise the victims with unheard-of cynicism.

There are already thousands of sexual assaults of all kinds committed against women of all ages and conditions in many European countries in recent months. Europe is becoming an increasingly safe place for us. Feminists are silent: reality contradicts their discourse, their goals and above all their sickly ideology that has led them to that unusual and perverse alliance with expansionist and conquering Islam.

This impasse has led us to the ravings of these feminists. These militant leftists, champions of cultural relativism, have betrayed the values of their own society and the cause they claim to defend. The cause of the woman does not have in the feminists only to a poor lawyers, but to a true enemy. Sooner or later, political Islam will have to be put in its proper place, and its collaborators as well. The degenerate feminism of all these people and organizations that have put themselves at the service of the company of the destruction of our rights and freedoms, will have to respond someday of its condescension and complicity with the Islamic invasion that we suffer.

El patriarcado no existe. Por Agustín Laje

En 1969, la feminista radical Kate Millet publicaba su afamado libro Sexual Politics —considerado en 1998 por el New York Times como una de las diez obras más influyentes del Siglo XX—. Una renovada narrativa feminista se expresaba en aquellas páginas, articuladas por un viejo vocablo que, aggiornado, volvía a tomar centralidad discursiva: “el patriarcado”.

El concepto ya había sido utilizado antes por Friedrich Engels quien, en El origen de la familia, el Estado y la propiedad privada, adjudicaba su raíz a la aparición de la propiedad privada.[1] Pero Millet le daba, 85 años más tarde, un alcance mucho más importante. El “patriarcado” es ahora el régimen político “a través del cual la mitad de la población, que es femenina, es controlada por la otra mitad, que es masculina”.[2] El “patriarcado” es el sistema de dominación fundamental, vale decir, atraviesa todos los otros tipos de sistemas de dominación (si en Engels el sistema de clases es fundamento del “patriarcado”, en Millet el “patriarcado” es fundamento del sistema de clases).

En una palabra, el “patriarcado” es un sistema estructurado para colocar, de manera inexorable, a la mujer en inferioridad respecto del hombre. Las tesis más extremas del “patriarcado” motorizan el lesbianismo como “forma de resistencia”, pues la heterosexualidad equivaldría a “dormir con el enemigo” (la propia Millet, sin ir más lejos, era lesbiana).

No obstante, aquí argumentaré que, en verdad, el “patriarcado” ya no existe en los países occidentales, y ello no gracias a la vocinglera militancia feminista, sino gracias al sistema económico y político que tanto odian las feministas: el capitalismo de libre mercado y la democracia liberal.

Los datos de la realidad, en efecto, parecen mostrar algo bien distinto de lo que establece el discurso del “patriarcado”: en numerosas dimensiones e indicadores de la vida social, cuidadosamente omitidos por el feminismo, el hombre aparece mayormente perjudicado.

Veamos algunos ejemplos.

A nivel mundial, el 79% de las víctimas de homicidio son hombres[3] (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito). En Argentina, por caso, en el año 2014 —los datos más actualizados de que disponemos— se cometieron 3.269 asesinatos, de los cuales el 83,60% corresponde a hombres asesinados (2733 hombres), y el 16,40% a mujeres asesinadas (536 mujeres).[4]

En las guerras, históricamente, el más perjudicado ha sido siempre el hombre. En una de las más recientes, la de Irak, las bajas correspondientes a Estados Unidos fueron un 97,68% hombres.[5]

En lo que hace a la violencia contra la mujer, es interesante advertir que las más altas tasas se registran precisamente en aquellos países donde menos libertad económica hay, si se compara el siguiente gráfico del Banco Mundial[6] con los datos del ranking de libertad económica de la Heritage Foundation.[7](Llamativamente, ni el Banco Mundial ni otras Organizaciones Internacionales han hecho estudios profundos sobre la violencia de la mujer contra el hombre).

A nivel mundial, la esperanza de vida de una mujer es 5 años mayor que la de un hombre. En un análisis entre países, podemos advertir asimismo que la mujer vive más allí donde la economía es más libre (Organización Mundial de la Salud).[8] Un dato curioso complementario: también a nivel mundial, hay tres veces más suicidios en hombres que en mujeres (Organización Mundial de la Salud)[9].

Veamos algunos datos relativos al mundo laboral. En lo que hace a la mano de trabajo infantil, la Organización Internacional del Trabajo calculó en 2012 que los niños tienden a participar más en la producción económica que las niñas (148,3 millones en comparación con 116,1 millones en el caso de las niñas). La tasa de empleo fue de 18,1% para los niños en comparación con 15,2% para las niñas.[10]

Las tasas de accidentes laborales son desproporcionadamente desventajosas para los hombres. En Argentina por ejemplo, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo informó que en 2014 el 81% de los perjudicados por “Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales” eran hombres, en comparación con un 19% mujeres.[11]

A partir de la Revolución Industrial, la mujer ha ido tomando cada vez mayor participación en el mundo laboral. La ampliación progresiva que desde entonces ha experimentado lo que llamamos “mercado”, ha beneficiado esta incorporación femenina a la economía, debido a que su propia estructuración lógica maximizadora impide la discriminación sexual (y de cualquier tipo) bajo el riesgo de incurrir en mayores costos: nadie que quiera maximizar económicamente su negocio pagará más alguien “por ser hombre”.

A nivel mundial, casi un 40% de la población activa actual son mujeres según el Banco Mundial. En los países económicamente más libres, otra vez, la tasa es mayor.

Veamos el caso de Estados Unidos.[12] Hacia 1870, sólo un 14% de las estadounidenses en edad laboral trabajaban fuera de la casa. Pero hacia 1940, el número ya se había duplicado. Para 1970, aproximadamente el 43% de las mujeres de Estados Unidos con edad superior a los dieciséis años tenía un trabajo asalariado. En 1996, eran casi el 60% las que trabajaban. En 2014, según datos del Banco Mundial, un 46% de la mano de obra norteamericana estaba formada por mujeres.[13] Y no menos importante, según estudios de la revista Fortune, hoy las mujeres son propietarias del 65% de todos los bienes de Estados Unidos.[14]

La igualdad de la mujer respecto al hombre es un proceso y, como tal, debe ser analizado como una película y no como una fotografía. La mayoría de los errores del feminismo consiste en analizar la instantánea en lugar del largometraje. En la base de este proceso igualador se encuentra el sistema económico que, paradójicamente, el feminismo insiste con atacar.

La antropóloga Helen Fisher ha destacado precisamente cómo los cambios económicos, desde la Revolución Industrial hasta la actual Revolución de la Información, benefició a la mujer. Su tesis es que el actual capitalismo puede incluso darle grandes ventajas por sobre el hombre; de ahí que su trabajo se haya titulado El primer sexo.[15] Fundamentalmente, Fisher destaca el crecimiento del sector servicios frente al industrial, respecto de lo cual ya podemos darle razón en virtud de datos concretos como que a nivel mundial el sector servicios es ocupado por un 54% de mujeres (Banco Mundial).[16]

Probablemente se nos diga, empero, que “si bien la mujer se incorporó al mundo laboral, el patriarcado se expresa pagándoles menos salarios a éstas en comparación a los hombres”. Es la falacia de la “brecha salarial”, que ha sido destruida por la feminista (disidente) Christina Hoff Sommers.[17] En una palabra, el origen de la falacia tiene que ver con comparar hombres y mujeres haciendo diferentes trabajos; cuando se los compara en un mismo trabajo y misma cantidad de horas, no hay desigualdad (conforme a la lógica de mercado ya expuesta). Pero los análisis feministas no tienen en consideración cuestiones tan importantes como profesiones elegidas, tipos de trabajo y cantidad de horas laboradas por mes.

Sumemos otra curiosidad respecto del “patriarcado” en lo que hace a la dimensión económica de la sociedad: entre el 75% y el 80% de las personas en situación de calle son hombres.[18] Curioso sistema de dominación contra la mujer, que tiene a sus hombres sin techo.

¿Y qué hay de la educación? En este ámbito tampoco parecemos encontrar ya rastros del mentado “patriarcado”. En el siguiente gráfico del Banco Mundial[19] podemos ver, a nivel global, que las curvas de niños y niñas ya se encuentran prácticamente solapadas, lo cual significa que hay igualdad en la finalización de la educación primaria y secundaria.

En lo referente a la educación terciara y universitaria, no podemos decir que haya actualmente igualdad, sino clara ventaja para la mujer. A nivel global, la mujer se egresa un 33% más de universidades que los hombres.[20] Según el Informe Global de la Brecha de Género 2015 (Foro Económico Mundial), “las mujeres ya representan la mayoría de estudiantes en casi 100 países”.[21] Veamos de cerca el caso argentino: según los datos del último censo, de los 1.929.813 argentinos que completaron su formación universitaria, 1.050.662 son mujeres, y apenas 879.151, hombres. Significa que hoy si una empresa publica una búsqueda profesional recibirá 55 currículas femeninas, contra 45 masculinas. Hay que destacar en el censo anterior los egresados eran 582.574 mientras las egresadas 559.577, lo cual significa que la brecha sigue en crecimiento: mientras que en una década estas últimas se duplicaron, los egresados hombres crecieron sólo 50%.[22]

Midiendo precisamente salud, educación e ingreso, el “Nuevo Índice de Desarrollo Humano relativo al Género” (Naciones Unidas) dio para Argentina un valor de 1,001, donde 1 representa la igualdad total, >1 desigualdad en favor del hombre y <1 desigualdad en favor de la mujer.[23] Es decir, hay una completa igualdad, incluso con una centésima a favor de la mujer.

Nos detengamos aquí a insistir con la importancia del sistema económico (para profundizar este punto, ver artículo de mi autoría en Revista FORBES). El Cato Institute ha cruzado los datos del Índice de Libertad Económica en el Mundo con indicadores sociales relativos a las mujeres, que se desprenden del Índice de Desigualdad de Género (IDG) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2010), y ha encontrado cosas asombrosas. Entre otras, ha comprobado que la desigualdad entre hombres y mujeres es dos veces más baja en los países con una economía capitalista que en aquellos que mantienen una economía cerrada y reprimida.

Asimismo, otros indicadores nos resultan significativos: en los países económicamente más libres, 71.7% de las mujeres ha terminado la educación secundaria, mientras en los menos capitalistas sólo 31.8% ha podido pasar por ella y finalizarla; los Parlamentos de los países económicamente más libres tienen una media de representantes mujeres doblemente mayor a la de los menos capitalistas; la mortalidad maternal en los países económicamente más libres es de 3.1 por cada 100,000 nacimientos, mientras en los países menos capitalistas ese valor se encuentra en 73.1 muertes; la tasa de fecundidad de adolescentes en los países económicamente más libres es de 22.4 por cada 1,000 mujeres de entre 15 y 19 años, mientras en los países menos capitalistas encontramos 87.7 casos.

Pero subrayemos lo siguiente. El feminismo insiste en ver “patriarcado” precisamente en las sociedades que, con arreglo a sus sistemas políticos y económicos, más igualdad lograron para los sexos. Así, nunca faltan protestas tan extravagantes como aquella que se hizo recientemente contra la depilación femenina por ejemplo (¡justo cuando muchos hombres empiezan también a depilarse!), mientras se guarda un silencio de tumba respecto a lo que acontece en otros puntos del globo donde otros sistemas políticos, económicos y culturales, mantienen a la mujer oprimida —principalmente en África y Medio Oriente—, con prácticas tales como la ablación (mutilación del clítoris) o el matrimonio de niños.

Frente a estos hechos, esta Nueva Izquierda de la cual el feminismo radical es parte, tiene listo su discurso contra el “etnocentrismo”, en favor del “multiculturalismo”, y da por cerrada epistemológicamente cualquier tipo de crítica.

Son contradicciones de ideologías que, diciendo estar del lado de la mujer, sólo buscan atacar los fundamentos del propio sistema que hizo del llamado “patriarcado” una pieza de museo histórico para Occidente.

[1] Ver Engels, Friedrich. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. La Plata, De la Campana, 2011, p. 51.

[2] Millet, Kate. Sexual politics. Illinois, University of Illinois Press, 2000, p. 25.

[3] https://www.unodc.org/documents/gsh/pdfs/GLOBAL_HOMICIDE_Report_ExSum_spanish.pdf

[4] http://www.datosmacro.com/demografia/homicidios/argentina

[5]

[6] http://blogs.worldbank.org/opendata/es/igualdad-de-genero-que-muestran-los-datos-en-2016

[7] http://www.heritage.org/index/pdf/2016/book/Highlights_Spanish.pdf

[8] http://www.who.int/mediacentre/news/releases/2016/health-inequalities-persist/es/

[9] http://www.who.int/gho/publications/world_health_statistics/2016/en/

[10] http://www.ilo.org/ipec/Informationresources/WCMS_IPEC_PUB_23776/lang–es/index.htm

[11] http://www.srt.gob.ar/estadisticas/anuario/2014.pdf

[12] Datos tomados de Fisher, Helen. El primer sexo. Las capacidades innatas de las mujeres y cómo están cambiando el mundo. Madrid, Santillana, 2001.

[13] http://es.theglobaleconomy.com/USA/Labor_force_percent_female/

[14] http://www.lanacion.com.ar/1814990-critica-al-feminismo-radical-despues-de-niunamenosensayo

[15] Fisher, Helen. El primer sexo. Las capacidades innatas de las mujeres y cómo están cambiando el mundo. Madrid, Santillana, 2001.

[16] http://datos.bancomundial.org/tema/genero

[17] https://www.youtube.com/watch?v=1oqyrflOQFc

[18] Ver Hurst, Charles. Social InequalityForms, Causes, and Consequences. Estados Unidos, Allyn and Bacon, 1998. También consultar Roleff, Tamara. The Homeless: Opposing Viewpoints. Estados Unidos, Greenhaven Press, 1996. Para el caso español, http://www.ine.es/prensa/np761.pdf

[19] http://blogs.worldbank.org/opendata/es/igualdad-de-genero-que-muestran-los-datos-en-2016

[20] http://www.lanacion.com.ar/1814990-critica-al-feminismo-radical-despues-de-niunamenosensayo

[21] https://www.weforum.org/es/agenda/2015/11/informe-global-de-la-brecha-de-genero-2015/

[22] http://www.lanacion.com.ar/1615742-mas-mujeres-graduadas-que-hombres

[23] http://www.ar.undp.org/content/argentina/es/home/presscenter/articles/2014/08/22/el-pnud-argentina-dialoga-sobre-igualdad-de-g-nero-con-referentes-mendocinas.html

FUENTE: Prensa Repúblicana

La discriminación positiva

descriminacionfo

POR: Ángel Ruiz Cediel, VIA: Canal Literatura.

 Fraternos míos de la Congregación Cósmica del Eterno Candor:

Entre los más flagrantes atropellos escoñoles de la modernidad, plaza de honor ocupa la discriminación positiva, artificio politiquero ideado por oportunistas y/o feministas para arrodillar y bajar la cresta del hombre como género, transfiriéndole contranatural a una condición de culpable de facto sin que sean preciso otra cosa que el testimonio de una mujer. Poco importa, hábilmente manipulado desde los arrabales de la política y sus medios de comunicación, que la conculcación de la Constitución y aun de los derechos fundamentales del individuo (el hombre, en este caso) sean un suceso consuetudinario de esa ley perversa, proyectando sobre la sociedad la luz de la discriminación positiva… y la acérrima tiniebla de la discriminación negativa.

La sociedad, con esto del feminismo exacerbado y la revancha histórica, se ha vuelto noña, legislando y penando a contraderecho. Basta que una mujer acuse a un hombre de lo que sea para que, sin otro requerimiento que su tal vez malintencionado testimonio, al hombre se le estigmatice de por vida y aun se le condene a un siniestro penal, no siendo infrecuente ver cómo abogadas, fiscalas y juezas forman frente común contra el hombre, valiéndose de éste y otros artificios como palanqueta para conculcar sus derechos. Si se es acusado por mujer (no importa el delito) y se entra en una sala presidida por mujer y con otras féminas como letradas (y aun por letrados o fiscales feministas), bueno le será llevar consigo regular provisión de mantequilla de Soria, porque sólo las posturas han de dirimirse en el proceso. Puede ser que el testimonio de la acusadora sea movido por un afán de simple y llana venganza, pero ese hombre verá cómo su vida es destruida por la Administración de eso! que llaman los escoñoles justicia. Penar sin pruebas: a este extremo de meridiana estupidez han llegado.

No se entiende, fraternos míos, por qué esta generación de hombres tiene el dudoso honor de que sobre ella recaiga la compensación de milenios de menosprecios o abusos hacia el género femenino, pagando por lo que no deben, ni perpetraron ni siquiera vivieron. Da lo mismo que la Carta Magna hable de igualdad entre los ciudadanos o que los diferentes delitos estén tipificados perfectamente en cada Código; si es hombre denunciado por mujer…, a galeras. Tal vez por eso hay la cantidad de homosexuales masculinos que hay, y aun son pocos. ¡A ver quién se atreve, tal y como están las cosas, a dar mucho crédito a sus hormonas e iniciar romance! Cuando la cosa va bien, miel sobre hojuelas; pero cuando la cosa se pone tensa: «Te vas a enterar: te voy a quebrar la vida…» Y se la quiebra, palabrita. En fin, las cosas del amor, ya se sabe.

No tiene la menor importancia la calidad literaria de la escritora: triunfa; ni su parte de culpa en la creación del conflicto: inocente; ni su talento en política: la mitad de los puestos serán para ellas; etcétera. Lo del mejor y el más capaz, sin consideración de género, merece sólo un RIP. En las oposiciones pasa otro tanto, incluso hasta el extremo de que en ciertos Organismos Públicos, como el ICEX, lo que es raro encontrar son funcionarios porque la práctica totalidad de la plantilla está conformada por mujeres. Hay locales y empresas privadas sólo para mujeres, entre ellas incluso algunas publicaciones, pero ¡qué afrenta no sería que tal cosa fuera exclusiva de hombres!Si hay divorcio: todo para ella; si esa pareja que se separa tuvo hijos: para ella también; si tenía una casa, aunque aun la estén pagando: para ella, teniendo él que abonar forzosamente su parte; si ella ganaba menos: pensión de por vida, aunque cuando la conociera un par de años atrás habitara en un arroyo; y si hay además denuncia de malos tratos físicos o fisiológicos: a galeras, ya digo, y además inclementemente, ejemplarmente. ¡Y hasta puede ser que se la dé una pensión a cargo al erario! Y así con todo.

discriminación positiva1Desequilibrio y aberración semejante como lo es la continua demonización maculina, naturalmente, produce justo el efecto contrario al pretendido por aquellos loables cándid@s que quisieron ir más allá de la razón… y lo consiguieron, provocando que el arrinconado machismo que existía en la sociedad venga a dar en un monstruo feroz que se alambica y encastilla para defender los últimos reductos de los derechos masculinos injustificadamente avasallados. El amarillismo periodístico y la manipulación feminista tienen mucho que ver en esto, pues que han convertido en aberrante lo que trágicamente entra dentro de una dolorosa normalidad, tal y como confiesan los tozudos datos provenientes por igual de sociedades menos que más evolucionadas que la escoñola. Y no es que haya que encogerse de hombros, sino aplicar con rigor las ecuánimes leyes que ya existían.

Así es la cosa, fraternos míos de la Congregación Cósmica del Eterno Candor: los escoñoles tienen leyes para castigar faltas y delitos: pero han culpabilizado sólo al hombre; tienen una Constitución que pregona la igualdad: pero se ciscan en ella en beneficio de una parte; y lo llaman discriminación positiva, y lo es, pero sólo para ellas: a quien fue condenado sin más pruebas que el testimonio de una adversaria, probablemente falso, falaz o doloso, sin duda le parecerá que es un preso político en su propio país. Y nunca lo será con mayor Justicia.

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MENTIRAS SOBRE LA VIOLENCIA DE GENERO.

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Es mentira que la violencia tenga genero.


Es mentira que por ser hombre seas mas peligroso, o seas peor persona.


Es mentira que un hombre no sea necesario en la educación de sus hijos o que una madre lo haga mejor sola.


Es mentira que exista un colectivo de feministas que se preocupe por las mujeres y sus derechos porque masacrando hombres, masacras tambien a sus madres, hijas y hermanas.


Es mentira que sea la justicia o la igualdad lo que se esconde tras las pretensiones de estos colectivos fenministas, cuando todas comen y cobran de esto y han montado una industria de cientos de miles de enchufadas a dedo con este cuento feminazi.


Es mentira que sea en favor de la igualdad que en los divorcios sea todo para la mujer, los hijos, la casa, sueldo, coche y la protección de la ley.


Es mentira que tras perder sus hijos, su casa, su salario, y su vida, ser encerrados, estigmatizados, perseguidos etc cuando algun hombre reacciona de forma violenta, lo haga por razones de genero y no de desesperación o defensa última ante la injusticia reinante en su contra.


Es mentira que sea justo legislar procedimientos distintos, organos jurisdiccionales de excepción, cauces diferentes y consecuencias juridicas distintas según la victima sea hombre o mujer. No hay bondad alguna en las leyes de autor propias del nazismo o del comunismo de Stalin.


Es mentira que se respeten los derechos y garantias penales que fija la constitución y las leyes penales internacionales cuando se producen detenciones preventivas sin mas prueba que la diferencia que existe en las entrepiernas de denunciante y el denunciado. Igualdad ante la ley, presunción de inocencia y seguridad jurídica, son ya recuerdos del pasado para la mitad masculina de la población. ¿Quien es la feminazi que pensaba que esto acababa bien? ¿cuanto ha mamado por este servicio?


Es mentira que con estas aberraciones montruosas se proteja a la mujer, porque cualquier ser humano normal, si le quitas sus hijos, su casa, su salario y ademas lo encierras en prision 72 horas sin mas razón que agilizar el tramite del expolio, con una llamada de telefono, te puede inflar a palos el lunes en cuanto salga y podriamos considerarlo una reacción de lo mas normal,  sea hombre, mujer, animal o cosa quien perpetra semejante aberración. Solo tendriamos que aplicar una ley de excepción similar contra las mujeres y tambien veriamos cuanto de violentas son.


Es mentira que el PP vaya a cambiar algo que les da votos, porque hay mas feminazis empujando en medios de comunicación, que gente comprometida en defender los derechos del hombre, y ademas, generalmente el rojerio crea los prostibulos publicos y pesebres subvencionados donde la casta puedan mamar como fieras a nomina, coche y pensión, a costa del trabajo y los impuestos de sus propias victimas, pero el PP al llegar no cambia el modelo del expolio sino solo los nombres y apellidos de los beneficiarios del expolio. Da demadiado dinero y votos como para contar la verdad.


Es mentira que la mujer no mate en el ámbito domestico, son centenares las victimas entre niños, ancianos y hombres de toda edad y condición que son asesinados sin la menor difusión publica que amenazara la industria de genero del putismo reinante. De malos tratos psicologicos y fisicos, ni hablemos. Cualquiera sabe que una mujer puede ser tan mala o mas que el peor hombre, aunque esto las leyes excretadas por cuatro fulanas resentidas analfabetas y paritarias, lo omitan, para convertir la violencia en el único medio de defensa de cientos de miles de hombres perseguidos por esas mismas leyes.


Es mentira que el lobby femistoide hembrista y acomplejado de la pólitica del pesebre, haga nada por solidaridad. Todas cobran.


Es mentira que les preocupe el numero de victimas, porque cuantas mas haya, mas presupuesto, mas leyes de autor, mas guerra y mas maman de un pesebre cada vez mayor. Estas garrapatas viven de parasitar una  guerra entre hombres y mujeres que ellas mismas generan a base de leyes injustas y persecución. Sin guerra no hay femifurcias ni pesebre donde mamar.


Añade tu mentira, suma a este texto todas las aberraciones que conozcas de esta gentuza monstruosa y hagamos un texto cuanto mas largo y completo mejor. Añade lo que falta y hazlo circular por internet.

 

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CONGRESO DE FEMINISTAS EN SEVILLA.

Esta es la gran diferencia… Entre Españolas, y quienes reclaman derechos en España… Cuando no los conocen, en su Pais.

CONGRESO DE FEMINISTAS EN SEVILLA.

Asisten 60.000 mujeres.
La Presidenta Nacional les dice:
Compañeras, es un triunfo para el feminismo que haya tanta concurrencia de
mujeres a este Congreso Nacional. Y para dar testimonio van a exponer sus
casos 3 compañeras

– A ver, Loli de Sevilla ¿cual es tu triunfo?
– Pues mire, yo llevaba una semana casada y mi marido me dijo:
– Ponme las zapatillas, que estoy muy cansado del trabajo
– Y yo le contesté:
– ¡Te las vas a poner tú con los cojones!.
– El primer día no veo ninguna reacción.
– El segundo día tampoco veo nada..
– Pero el tercer día, mi marido se estaba poniendo las zapatillas él solito
sin rechistar.

A ver, ahora Pepi de Gijón ¿cúal es tu triunfo?
– Pues veréis, yo llevaba cinco días de casada y mi marido me dijo:
– Pepi, plánchame los pantalones que parecen un acordeón
– Y yo le dije: ¡Te lo vas a planchar tú con la punta del capullo!.
– El primer día no veo ninguna respuesta.
– El segundo día tampoco veo nada…
– Pero el tercer día, mi marido hizo la raya de los pantalones mejor que yo.

Bien, ahora le toca el turno a Fatima de Melilla ¿cúal es tu triunfo?.
– Mera siniorita, yo ha llivao ona simana di casamiento y er Hamedo ma disho:
– Fatema, arrapido ponme el cos-cos qui tingo mocha hambre.
– Yo la dicho ar Hamedo: Cos-Cos va poner to pota madre.
– Premer dea yo no ha vesto nada.
– Segondo dea yo tampoco ha vesto nada.
– Terser dea yo ha podedo abrir on poqueto ojo direcho…