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‘La humanidad desaparecerá de la Tierra dentro de 250 millones de años’

Redacción

La seudociencia de origen anglosajón ha llegado a cotas de estupidez como la siguiente: los seres humanos, junto con otros mamíferos, podrían desaparecer de la Tierra en los próximos 250 millones de años. Es un artículo de la Universidad de Bristol publicado por la revista Nature Geoscience y reproducido por Newsweek (1). Si quieren saber los motivos de nuesta desaparición, ya tienen la respuesta de antemano: el calentamiento.

Ahora bien, nos queda un hilo de esperanza: podríamos tener posibilidades de sobrevivir en el apocalipsis climático gracias a los avances tecnológicos. Por lo tanto, hay que invertir en eso que llaman “ciencia”, o sea mejorar, los sueldos de los “científicos”, “académicos”, “universitarios” y demás para que sigan publicando bobadas.

Naturalmente, la “lucha” contra el calentamiento también debe proseguir porque la subida de los termómetros no causa más que desgracias. Es más, todas las desgracias tienen su origen en el aumento del calor ambiental.

Ya lo explicó en portada la revista Time en 2021. Fue un número completo dedicado al cambio climático bajo un título revelador: “El clima lo es todo” (2). La subida de las temperaturas afecta a todos los aspectos de la naturaleza y la sociedad, desde la educación hasta la delincuencia y la inmigración.

Antes el calor era sinónimo de “buen tiempo”. Ahora es todo lo contrario. Del calentamiento sólo cabe esperar desgracias, una detrás de otra: inundaciones, sequías, incendios, huracanes, terremotos, emigración, extinciones… Basta recurrir a un buscador para comprobar que al calentamiento se le han asociado 900 desgracias de todo tipo.

Si alguien quiere saber el origen de alguna calamidad, natural o social, la respuesta la tiene en el bolsillo: todo es culpa del cambio climático. Es un ejercicio de reduccionismo y simplismo como pocas veces se ha visto en ninguna ciencia que, por lo demás, se convierte en autodemostrativo: lo que prueba la subida de temperturas son el cúmulo de desgracias que provoca por todas partes.

En las corrientes seudoecologistas, todo va mal siempre y, además, en el futuro todo irá a peor.

(1) https://www.newsweek.com/extreme-heat-mass-extinction-climate-change-1829584
(2) https://time.com/5953374/climate-is-everything/

El ecologismo empobrece y mata

por Drieu Godefridi

Traducción del texto original: Environmentalism Impoverishes, Kills
Traducido por Voz Media

Las innumerables restricciones en calefacción y electricidad que los europeos tienen que imponerse tendrán consecuencias devastadoras. Debido a los demenciales precios actuales de la energía, The Economist calcula que este invierno morirán 147.000 europeos, una cifra superior a la media anual. En la imagen (Leon Neal/Getty Images), ancianos sentados en una cafetería del Teatro Jacksons Lane de Londres el 30 de noviembre de 2022. El teatro, al igual que algunas organizaciones benéficas, ayuntamientos y grupos comunitarios, ofrece al público el uso gratuito de zonas comunes con calefacción a modo de «banco caliente», donde la gente puede pasar el tiempo sin necesidad de calentar sus casas.

La explosión de los precios de la energía tras el inicio de la guerra en Ucrania, pero sobre todo como consecuencia de la políticas energéticas verdes que han hecho a Europa tan dependiente del gas ruso durante los últimos 20 años, está llevando a cientos de millones de europeos a restringir su consumo energético en calefacción, especialmente este invierno.

Mientras lee esto, algunas familias europeas están en sus salones a 15 grados (59° Fahrenheit). ¡Feliz Año Nuevo!

Y el invierno no está cerca de su fin. Las innumerables restricciones en calefacción y electricidad que los europeos tienen que imponerse –no les queda más remedio– tendrán consecuencias devastadoras. Esta es la conclusión de un sólido estudio estadístico publicado recientemente por la revista británica The Economist.

Debido a los demenciales precios actuales de la energía, explica The Economist, este invierno morirán 147.000 europeos más que en el promedio anual del periodo 2015-2019. Si el invierno es suave, la cifra se reducirá a 79.000 muertes de más. Si el invierno es duro, se prevé que el excedente de muertes ascienda a 185.000:

«La única conclusión firme que ofrece nuestro modelo es que si las pautas de 2000-19 siguen vigentes en 2022-23, el arma energética rusa será muy potente. Con los precios de la electricidad cerca de sus niveles actuales, morirían unas 147.000 personas más (un 4,8% por encima de la media) que si esos precios volvieran a la media de 2015-19. Con temperaturas suaves –utilizando el invierno más cálido de los últimos 20 años para cada país–, esa cifra descendería a 79.000, un 2,7% más. Y con las [temperaturas] gélidas, tomando como referencia el invierno más frío de cada país desde 2000, ascendería a 185.000, un aumento del 6,0%.»

Se calcula que decenas de miles de soldados han muerto en la guerra de Ucrania. Dicho de otro modo, y según The Economist, incluso en el mejor de los casos –un invierno suave–, la explosión de los precios de la energía podría matar a más europeos que soldados han muerto en la guerra de Ucrania. Asombroso.

The Economist se muestra prudente, y con razón: la explosión de los costes energéticos en el último año no tiene precedentes en Europa. La proyección estadística debe tener en cuenta las políticas nacionales de limitación y suavización de los precios de la energía. Sin embargo, siempre es saludable desconfiar de los modelos matemáticos a futuro –pensemos en los informes del IPCC y en las recientes proyecciones de muertes por covid.

El frío mata. El frío mata directamente a los que renuncian a la calefacción, a los que perecen en la calle. El frío favorece las enfermedades mortales propias del invierno. El frío mata a quienes intentan calentarse por medios alternativos e improvisados durante los apagones e interrupciones del suministro.

Esta tragedia es consecuencia directa de las políticas energéticas verdes que se han seguido en Europa durante los últimos 20 años.

La construcción del orden europeo occidental posterior a la Segunda Guerra Mundial, que aún no era una «Unión Europea», se basó en gran medida en el deseo de fomentar la producción de energía abundante y barata. Dos de las tres comunidades originales –la del carbón y el acero y la de energía atómica– respondieron a ese deseo. El principal objetivo del Euratom era crear «las condiciones para el desarrollo de una potente industria nuclear europea» capaz de garantizar la independencia energética de los seis miembros originales de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (que acabó convirtiéndose en la Unión Europea).

Durante mucho tiempo, la política energética europea estuvo bajo la égida de expertos como Samuele Furfari, conscientes de que la energía sustenta la existencia humana en todas sus manifestaciones.

Hoy, la Comisión Europea está dominada por sedicentes ecologistas como Frans Timmermans y la alemana Ursula von der Leyen –y para qué hablar de las andanzas del Parlamento Europeo–. El desprestigio en que ha caído la única fuente de energía sostenible, no intermitente y genuinamente europea –la nuclear– se debe en gran medida a las decisiones de la UE.

Por supuesto, la energía nuclear no está exenta de riesgos y deficiencias. También está la cuestión de los residuos nucleares, que no son tan fáciles de gestionar. Sin embargo, tras el progresivo destierro del carbón en gran parte de Europa, y dado que los países de la UE prácticamente no disponen de gas propio de fácil extracción, sólo quedan dos opciones: la energía nuclear y el gas importado, procedente hasta ahora de RusiaQatar y Argelia, tres regímenes autoritarios. América también tiene gas, pero para eso Europa necesita terminales de gas natural licuado (GNL). Alemania, por ejemplo, sólo tiene una terminal flotante de este tipo. Estas son las razones por las que la energía nuclear debe formar parte del mix energético europeo, si el Viejo Continente quiere seguir siendo un poco independiente, especialmente de países como Rusia y Qatar.

Esto no exime de sus responsabilidades a los Gobiernos nacionales europeos. El presidente francés, Emmanuel Macron, desinvirtió en un primer momento en el parque nuclear francés, y ahora intenta parchearlo a toda prisa. Bélgica es el único país de Occidente que ha seguido cerrando reactores nucleares plenamente operativos desde el estallido de la guerra en Ucrania. Alemania ha sido comprada por Rusia y su gas. Las mayores organizaciones ecologistas europeas han sido financiadas masivamente (compradas, sobornadas) por Gazprom, es decir, por el Gobierno ruso.

La consecuencia de este ecologismo aplicado –el destierro del carbón por parte de los progresistas, la destrucción de las capacidades nucleares europeas, la extrema dependencia del gas ruso– es que nosotros, los arrogantes europeos, estamos pasando el invierno como un puñado de hobbits.

Drieu Godefridi es abogado (Universidad de Saint-Louis, Lovaina), filósofo (Universidad de Saint-Louis, Lovaina) y doctor en Teoría del Derecho (París IV-Sorbona). Es autor de ‘El Reich Verde’.

‘La catástrofe climática’. Qui prodest?

¿Pereceremos abrasados por quemar gas o de frío por no quemarlo?

POR: JOSÉ MARÍA AIGUABELLA AÍSA

«Mis tres objetivos principales serían reducir la humanidad a 100 millones en todo el mundo, destruir la infraestructura industrial y hacer resurgir las zonas silvestres, para que sus especies al completo tomen el mundo»

Dave Foreman, ecologista estadounidense, miembro destacado del ambientalismo radical

He aquí unos ejemplos de los sucesivos apocalipsis, que debieran habernos eliminado, varias veces, de la faz de la Tierra (algunas incitan a la hilaridad):

  • Año 1967,  Diario The Salt Lake Tribune: Hambruna terrible en 1975.
  • Año 1969, The New Times: Todos desaparecerán en una nube de vapor azul en 1989. 
  • Año 1970, The Boston GlobeEdad de hielo para 2020.
  • Año 1970, Redlans Facts: América estará sujeta a racionamiento de agua para 1974 y de alimentos para 1980. 
  • Año 1970, Revista Life: Los ciudadanos de las grandes urbes requerirán máscaras de gas para 1985, año en el cual la contaminación del aire habrá reducido a la mitad la cantidad de luz solar que llega a la Tierra.
  • Año 1971, The Washington PostNueva edad de hielo para 2020-2030. 
  • Año 1972, Maurice Strong., director del programa de la ONU para el medio ambiente: El hombre también puede ser responsable de la tendencia al enfriamientoCientíficos sugieren que las emisiones de polvo y otras partículas liberadas a la atmósfera  por la agricultura y la quema de combustible pueden bloquear la luz solar para que no llegue y caliente la superficie de la Tierra. 
  • Año 1974, Revista Time: 1974,  The Guardian: Los satélites espaciales muestran que una nueva era de hielo se acerca rápidamente. 
  • Año 1976, The New Times: El enfriamiento del planeta traerá hambruna inminente.
  • 1978, The New Times: Según los expertos: sin fin a la vista para la tendencia de enfriamiento. 
  • Año 1983, EPA de Estados Unidos: Un calentamiento global catastrófico podría comenzar en 1990. 
  • Año 1988, El País: Las Maldivas se hunden en el Índico. 
  • Año 1988, Revista Salon: El principal experto en clima del mundo predice que el Bajo Manhatan se encontrará bajo el agua en 2018.
  • Año 1989, The Oshkosh NorthuveternUn estudio realizado por expertos concluye que el aumento del nivel del mar arrasará las naciones en el año 2000 si no se hace nada. 
  • Año 2000, The Independent: Los niños no sabrán lo que es la nieve.
  • Año 2002, The Guardian: Hambruna en diez años si no dejamos de comer pescado, carne y productos lácteos. Gran Bretaña será como Siberia en 2024.
  • Año 2008, el científico de la Nasa Jim Hasen: El Ártico se quedará sin hielo en 2018.
  • Año 2008, Al Gore: El Ártico no tendrá hielo en 2013/14. 

Fuente: citado por J. García, El rebaño, pp. 215-221. Contiene las referencias de las fuentes.

La meteorología ha deparado un tórrido y prolongado verano, cuyos precedentes había alejado del recuerdo el transcurso de décadas.  Como sucede cada vez que la meteorología aprieta, en uno u otro sentido, el cambio climático, convertido, por la hipérbole en catástrofe climática, es causa recurrente de todos nuestros males,  que justifica el castigo merecido, que los políticos nos aplican bajo onerosas disposiciones, dada nuestra culpabilidad por los malos hábitos y costumbres con que gobernamos nuestras vidas. 

Empecemos por constatar que, desde el origen del planeta Tierra, los ciclos climáticos se alternan de manera natural. Tomemos el ejemplo de la Edad de Piedra, durante el periodo Paleolítico (desde hace 1.500.000 hasta hace unos 10.000 años), cuando la población mundial era tan reducida que su capacidad de contaminación era inexistente. Durante esa extensa cronología tuvieron lugar cuatro glaciaciones –con anterioridad había habido otras-: Mindel, Gunz, Ris, Würm con sus correspondientes periodos interglaciares, en los que el frío era sustituido por las condiciones propias de un clima templado, dando lugar a un cambio climático.

Los efectos de los cambios climáticos repercutieron en la erosión, la modificación de la red fluvial, las inundaciones, el nivel del mar, la sequía, los incendios forestales. También modificaron la fauna, la vegetación y las formas de vida humana. La temperatura global y el nivel del mar han estado fluctuando desde siempre.

Cuando finalizó la cuarta y última glaciación,  el Paleolítico cedió el  paso al Mesolítico. Las temperaturas alcanzaron los niveles del clima templado y, como consecuencia del cambio climático, las especies animales resistentes al frío desaparecieron de las latitudes medias. El reno que había llegado a  habitar en el sur de Europa, se desplazó hacia las proximidades del Ártico, mientras que  el mamut y el rinoceronte se extinguieron y apareció una nueva fauna, propia del clima templado como el ciervo, el corzo o el jabalí. Los bosques de coníferas y abetos se desplazaron hacia el Norte de Europa y Canadá, siendo sustituidos por especies como el roble, avellano, olmo. El hábitat humano se fue haciendo sedentario y surgieron incipientes poblados. La incipiente agricultura y ganadería fueron sustituyendo a la economía depredadora.  Los utensilios se  adaptaron y perfeccionaron para atender a las nuevas necesidades agrícolas y domésticas. 

Desde entonces hasta hoy los ciclos climáticos se han sucedido, provocando tanto altas como bajas temperaturas o han oscilado entre periodos de sequía y lluviosos. 

Los anuncios sobre el final de los tiempos han estado presentes a lo largo de la Historia. Antaño, eran los dioses quienes enviaban catástrofes a la humanidad como castigo por su mal comportamiento. Hoy, es el planeta, elevado a la condición de divinidad, que enfurecido por las agresiones que cada uno de nosotros le causamos, nos castiga y castigará con las catástrofes merecidas, acordes con nuestra culpabilidad. 

Si nos atenemos a la realidad, actualmente, existe un consenso acerca del aumento de temperatura en la Tierra. Resulta más complicado averiguar en qué medida influye en ello el ser humano. Los científicos invierten su tiempo y esfuerzo en investigar, formular hipótesis, que hasta que no están verificadas no elevan a la condición de ciencia. Por otro lado, un grupo organizado, con cuantiosos incentivos y numerosos altavoces mediáticos, se presentan como la voz  universal y única con pretensiones de ciencia

No existe mejor recurso para dominar a la sociedad que el miedo –como se ha comprobado durante la pandemia-. La naturaleza, ese dios vengativo, debe ser   apaciguado con ofrendas y sacrificios, de los que los sumos sacerdotes climáticos resultarán beneficiados con la parte alícuota de  las ofrendas.  

La inminencia del apocalipsis climático como hecho irrefutable, ha derivado en un sucedáneo de religión. «Una religión obligatoria como palanca para imponer un nuevo orden, cuya esencia es sospechosamente vieja» (J. Benegas).  Entre sus preceptos a observar se encuentran el dejar de comer carne, el vivir en una casa más reducida, el renunciar al coche privado, el dejar de viajar en avión, el renunciar a tener hijos, que contribuirían a la contaminación humana.

En los años 70 el apocalipsis climático se anunciaba producido por el frío; el petróleo se acabaría en 10 años, siendo optimistas en 20. En la década de los 80, las ciudades no quedaron, como se había anunciado, sepultadas bajo el agua y arrasadas por huracanes violentísimos. En el siglo XX, debiéramos haber muerto de frío. En el XXI, aseguran, algunos “expertos”, que pereceremos abrasados. ¡Qué cosas! Propias de la profesión de activista mediático.

¿A qué intereses benefician las consecuencias de la miseria energética autoimpuesta en Occidente? China emite el 30% de emisiones de carbono en el mundo; Estados Unidos el 13,4 %; la Unión Europea el 9%; España el 0,9 %. Curiosamente la carga onerosa medioambiental recae sobre los que menos contaminan.  Occidente está siendo arruinado por unos gobiernos de cursis, cuando no de políticos espurios, obsesionados con las emisiones cero, que ponen el porvenir de sus ciudadanos –imaginen cómo y por qué- en manos de un puñado de autócratas corruptos y tiránicos, cuyos países contaminan sin rubor,  mientras se frotan las manos ante tan estúpida entrega incondicional a sus intereses. ¿Será por qué quien que paga, manda? 
Ni que decir tiene, que el gran beneficio, producido por el timo climático,  que obtienen las grandes corporaciones empresariales, oligopolios del capitalismo globalista, está aliado con la propaganda «ecolojeta», realimentada  y legitimada por el activismo climático «progre», el cual no se entera o se entera demasiado bien.

«En Occidente ha proliferado una nueva profesión que consiste en ser activista, es decir, jugar a ser revolucionario amparado por el sistema que dice querer derrocar y financiado por multinacionales, grandes empresas y el poder político»

J. García, el Rebaño, p. 173.

«…los situados más a la izquierda. De hecho, estos son los únicos que, desde entonces, han sabido promover entre los electores grandes causas, mientras que los conservadores se han limitado a argumentar que son buenos gestores.…

En la búsqueda de una hegemonía permanente, se ha eliminado la dependencia de la realidad y, en consecuencia, su exposición a la crítica y el disenso. Así hemos  llegado hasta el presente, donde, mediante la agitación del pánico moral, las grandes causas, como el Ecologismo, el Feminismo, el Igualitarismo o el Identitarismo, han alcanzado la categoría de santas cruzadas inasequibles a la crítica. En su defensa, la masa, enardecida y convertida por los políticos y los medios de información en creyentes, no se anda con reparos».3.

J. Bengas, La ideología invisible, p. 6

La autopista al infierno climático de la ONU

#CalentamientoGlobalHoax

Ante el nulo interés que ha despertado la COP27, al Conferencia de la ONU sobre cambio climático, ha tenido que saltar a la palestra Antonio Guterres para declarar que el mundo está “en la autopista al infierno climático”.

El domingo la Organización Meteorológica Mundial hizo lo propio emitiendo un comunicado de prensa titulado “Los ocho años más calurosos registrados indican un aumento de los impactos del cambio climático” (1).

Es más falso de un billete de tres euros.

Los registros de temperatura por medio de satélites y globos meteorológicos comenzaron en 1979. Desde entonces la temperatura ha subido +0,013°C cada año. Entre 2015 y 2022, es decir, durante los últimos 8 años, las temperaturas se han estabilizado, e incluso han disminuido ligeramente. En consecuencia, no hay ninguna aceleración.

En 2015 el objetivo fijado por la COP21 fue que la temperatura mundial se estabilizara. Es lo que está ocurriendo ahora mismo. ¿Es sólo un respiro o el comienzo de una tendencia? Nadie lo sabe, por supuesto, excepto la Organización Meteorológica Mundial, cuyo director, Petteri Taalas, dijo otra estupidez: que la Guerra de Ucrania había sido una bendición para el clima (2).

El caso es que las emisiones y la concentración de CO2 han seguido aumentando a pesar de los discursos oficiales en contra. La temperatura no ha cambiado porque al clima el CO2 no le importa nada.

(1) https://public.wmo.int/en/media/press-release/eight-warmest-years-record-witness-upsurge-climate-change-impacts
(2) https://apnews.com/article/russia-ukraine-business-united-nations-weather-ece2a951b35fe8be9a7090cd93b3a0ac

mpr21

Los niños de papá se entretienen con el cambio climático

A falta de efectivos, los seudoecologistas se dedican a atraer a las cámaras de la televisión con acciones simbólicas, como arrojar tomates a cuadros famosos, como “Los girasoles” de Van Gogh en la National Gallery de Londres.

Este fin de semana se celebra en El Cairo la COP 27, la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático y el capital financiero internacional ha puesto a sus peones en movimiento porque este tipo de fastos ya no logran atraer la atención del mundo.

A falta de efectivos, los seudoecologistas se dedican a atraer a las cámaras de la televisión con acciones simbólicas, como arrojar tomates a cuadros famosos, como “Los girasoles” de Van Gogh en la National Gallery de Londres. En el Museo del Prado posaron ante los cuadros de Goya y con pintura negra escribieron en la pared “+1,5 grados”.

En La Haya dos seudoecologistas que se pegaron a la ventana que protegía el cuadro “La Niña de la Perla” de Johannes Vermeer fueron condenados por un tribunal a dos meses de prisión.

Las corrientes seudoecologistas creen que el clima se puede regular como el grifo del agua fría y caliente. Lo llaman “protección del clima”. La campaña estuvo organizada por la red A22, formada el pasado mes de abril para que los gobiernos reduzcan “drásticamente” las emisiones de CO2.

La red está financiada por el Fondo de Emergencia Climática, un organismo estadounidense creado en 2019 por tres grandes oligarcas. En primer lugar, Trevor Nelson, empresario y antiguo alumno de la Fundación de Bill Gates, cercano a Howard Warren Buffett, nieto del financiero más famoso de Wall Street. Pero también Rory Kennedy, hija del senador Bob Kennedy, y representante de la familia presidencial estadounidense.

Aileen Getty contribuyó al Fondo con 600.000 dólares. Es la tercera generación del imperio Getty, fundado por su padre John Paul Getty, un magnate de los combustibles fósiles. Propietario de la Getty Oil Company, fue considerado en su día el hombre más rico del planeta.

Un museo privado en las alturas de Los Ángeles exhibe las colecciones de arte moderno, fruto de las inversiones del multimillonario. Sus hijos pasaron la página del petróleo en 1984, ocho años después de su muerte. Les dejó una fortuna de 5.400 millones de dólares. Su hermano Mark fundó la agencia de fotografía Getty, pero Aileen se convirtió en la típica pija que se aburre en las grandes mansiones con piscina.

“Creo que la crisis climática ha avanzado hasta un punto en el que tenemos que tomar medidas contundentes para intentar cambiar el rumbo de un planeta que cada vez es más inhabitable. Mi apoyo al activismo climático es una afirmación del valor de la desobediencia civil como la vía más rápida para el cambio. No queda tiempo para otra cosa que no sea una acción climática rápida y completa”, escribió en un reciente artículo para The Guardian.

Dos bisnietos de los Rockefeller, Rebecca Rockefeller Lambert y Peter Gill Case, crearon la Equation Campaign, un organismo que financia a los seudoecologistas. Entregaron 30 millones de dólares, más donaciones de la propia Fundación Rockefeller, o de Open Society, la fundación de Soros.

Las grandes fortunas también suelen codearse con los famosos en las plataformas de filantropía. El director de “No mires hacia arriba”, Adam McKay, una película de Netflix que tuvo una difusión mundial, forma parte de la junta directiva del Fondo de Emergencia Climática.

Estos grandes fondos reivindican un radicalismo infantil y fueron decisivos para la aparición del grupo Extinction Rebellion a finales de la década pasada. Se creó gracias un cheque del Fondo de Emergencia Climática.

Para hacerse con una parte del botín, los “expertos” en el clima han comenzado a imitar a los niños de papá. Han creado colectivos, como la Rebelión de los Científicos, y la primavera pasada asaltaron la sede del banco JPMorgan, acusándolo de financiar los combustibles fósiles. El físico de la NASA Peter Kalmus fue uno de los detenidos.

El apoyo a los niñatos del cambio climático es rentable para las fundaciones filantrópicas, incluso desde un punto de vista estrictamente financiero. Un estudio publicado en la Stanford Social Innovation Review explicaba en primavera que el impacto de las movilizaciones vinculadas a la desobediencia civil era menos costoso en términos de emisiones de gases de efecto invernadero, y más rentable en términos de impacto político y mediático, que la simple financiación de las ONG tradicionales.

La financiación de la seudoecología sigue aumentando, pero el destino del dinero cada vez está menos claro. ClimateWorks estimó en su último informe que de los 750.000 millones de dólares invertidos por las fundaciones filantrópicas, sólo se gastaron entre 6.000 y 10.000 millones en el clima.

mpr21

VIDEO: La farsa feminista según Nicolás Márquez / VIDEO: The feminist farce according to Nicolás Márquez

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Por/By Nicolás Márquez

Vídeo en español. Se pueden activar subtítulos al inglés y otros idiomas.

MUY RECOMENDABLE VER.

inglaterra

Video in Spanish. Subtitles can be switched to English and other languages.

VERY RECOMMENDABLE SEE.

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#PodemosBasura: 15 M: el triunfo sobre el individuo.

#PodemosChusma

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ASÍ SE COCINÓ AQUEL MOVIMIENTO

Samuel Vázquez / El Club de los Viernes

Lo único auténtico del 15M fue la indignación de mucha gente sencilla. Pero estaba gestionado por una élite con otras intenciones. Ésta es la verdadera historia de aquel artificio exitoso.

 

Si buscan ustedes en Youtube el video “Los primeros 40 de Sol” podrán ser testigos de cómo empezó todo. El chico que coge el megáfono se llama Miguel Arana, y será el primer portavoz del Movimiento, el primer indignado.

En esos días se presenta como estudiante, pero no es verdad, en realidad ya es profesor de Física Teórica en la Universidad Autónoma de Madrid, y está desarrollando una herramienta de software destinada a gestionar la inteligencia colectiva de manera masiva.

Una herramienta que presentará al año siguiente bajo el nombre de Incoma, y que perfeccionará más tarde con Labodemo, el laboratorio democrático que postula el Open Goverment  financiado por el multimillonario de izquierdas Soros a nivel mundial (el mismo que financió las primaveras árabes).

Con Carmena

A día de hoy, Miguel pone en práctica todos sus conocimientos ocupando el puesto de Director de Participación del Ayuntamiento de Madrid que gobierna Podemos. Se trata de pasar de una democracia representativa como la actual donde los ciudadanos pintan poco, a una virtual colectiva donde los ciudadanos no pinten nada.

Así, en dicho ayuntamiento ya se están aprobando leyes y proyectos millonarios con apenas 8000 votos telemáticos… en una ciudad de casi 4 millones de habitantes.

‘Inteligencia’ colectiva

 Miguel dará un paso atrás pronto, apenas el 15M se convierte en un fenómeno mundial se esconderá en la Comisión de Legal, a pesar de no haber leído un libro de leyes en su vida.

De repente aparecerá como nuevo portavoz y al mando de la Comisión de Comunicación (la más importante) un tal Tomasz Szabelewski, un Business Consultatnt que trabajaba para la Fundación Everis presidida por Eduardo Serra(Secretario de Estado con el PSOE, Ministro con el PP) e integrada por 100 empresarios de prestigio -la mayoría habituales del capitalismo de amiguetes tan propio de la socialdemocracia-, tales como: Benjumea (Abengoa), Falcones (FCC), Alierta (telefónica), etc. Todo muy antisistema ¿no?

Para ampliar los mensajes que surgían de Sol, algo fundamental para el éxito del Movimiento, el Presidente de Jazztel, Martín Varsavsky, instaló de manera ¿desinteresada? varias foneras en la emblemática plaza.

Y el periodista que más ha investigado sobre el movimiento, Daniel Stulin, descubrió que Vlad Teichberg -que luego sería el promotor del Occupy Wall Street, y que había estado también en las revueltas árabes que inspiraron el 15M-, permaneció durante toda la acampada en un palacete de la Calle del Pez de Madrid, donde tenía más de medio millón de dólares en equipos informáticos, y desde donde controlaba todo lo que trascendía desde Sol al exterior.

Teichberg, es un exbroker de Wall Street, además de un genio informático y matemático que asesora a empresas como JP Morgan para que se forren en la Bolsa.

Disidencia controlada

Existen dos formas de enfrentarse a la vida desde una perspectiva política: el colectivismo (socialismo, fascismo y comunismo) y el individualismo (liberalismo).

El 15M no es más que un exponente del primero. A través de la inteligencia colectiva y la disidencia controlada un grupo reducido de personas lidera a toda una masa que, desconcertada y confundida por no controlar más que una pequeña parte del proceso en el que se ven inmersos, decide acogerse a la seguridad que da el rebaño y seguir al pastor de turno que piensa y decide por todos.

Una vida desahogada

Entre las veinte personas más importantes del 15M no hay ni un solo joven sin futuro, ni un solo obrero maltratado por el sistema…. nada de eso. Todos sin excepción eran mentes privilegiadascon una o varias carreras universitarias y una vida desahogada.

Algunos formados en prestigiosas universidades privadas norteamericanas como UCLA o Harvard, donde estudió uno de los promotores de DRY (Democracia Real Ya) que convocó la manifestación del 15M: Enrique Dans, antiguo asesor de Núñez Feijoo en Galicia.

Las miles de personas que acudían a la plaza no sabían nada de esto, no sabían que formaban parte de un rebaño, y que en un rebaño nunca hay libertad de elección.

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Pensamiento único

Todo rebaño tiene un pastor… y un perro pastor para las ovejas descarriadas que en este caso lleva la forma de pensamiento único impuesto a través de los medios de comunicación.

La gente se acercaba a la plaza harta de la situación que estaba viviendo, con buenas intenciones… sin saber que estaban allí para que nada cambiara.

Es todo tan artificial que en el momento de la protesta España llevaba siete años gobernada por el PSOE, con Zapatero al frente. Y el heredero natural de esa protesta, el que más beneficiado salió de aquella ola de indignación, Pablo Iglesias, dijo del mismo Zapatero que era un referente progresista mundial… y el mejor presidente de la democracia.

 ¿Protestaban contra el mejor presidente de la democracia?

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¿Gran Bretaña? ¿Moderados? Perdón, ¿podrían repetírmelo?

Por Douglas Murray

Traducción del texto original: Britain? Moderates? How’s That Again?
Traducido por El Medio

A menudo, uno oye hablar de la «mayoría musulmana moderada». Después de cualquier ataque terrorista, los políticos nos dicen que «la mayoría de los musulmanes lo condena totalmente». Después de cualquier salvajada, los comentaristas y analistas se levantan corriendo para decir: «Por supuesto que la inmensa mayoría de los musulmanes son moderados». ¿Pero es eso cierto? ¿Son «moderados» la inmensa mayoría de los musulmanes?

Una serie de factores indica quizá no sea así, y el más obvio es el problema que revelan repetidamente las encuestas de opinión. Una y otra vez, los resultados de las encuestas de opinión en el mundo occidental, no importa si son en Oriente Medio o el norte de África, presentan una imagen bastante diferente de la aguatinta de la «mayoría moderada».

Ciertamente, esas encuestas suelen demostrar que, por ejemplo, sólo el  27 por ciento de los musulmanes británicos tienen «alguna simpatía por los motivos que hay detrás de los atentados» contra la redacción de la revista satírica francesa Charlie Hebdo el año pasado. Ciertamente, eso sólo supone entre una cuarta parte y un tercio de los musulmanes británicos que simpatizan con el escuadrón contra la blasfemia. En otras ocasiones, como ocurrió hace poco en Gran Bretaña con una encuesta de ICM encargada por Channel 4, se encuentra que una mayoría de musulmanes tiene posturas sobre las cuales discreparía la mayoría de la población británica. Así, por ejemplo, la reciente encuesta de ICM halló que el 52 por ciento de los musulmanes británicos cree que se debería ilegalizar la homosexualidad. Es una cifra impactante. No es que el 52 por ciento de los musulmanes británicos diga que la homosexualidad no sea de su agrado, o que no esté del todo a favor del matrimonio gay, sino que el 52 por ciento de los musulmanes británicos cree que la homosexualidad debería ser un delito penado la ley.

Pero es en lo que sucede después de que aparezcan esas encuestas cuando la idea de la «mayoría moderada» entra en tensión. Primero, por supuesto, siempre hay un intento de dar un sesgo positivo a los resultados. Así, por ejemplo, cuando salió la encuesta sobre Charlie Hebdoel año pasado, la BBC (que había encargado la encuesta) informó sobre ella con este titular: «La mayoría de los musulmanes británicos ‘se opone a emprender represalias por las viñetas de Mahoma’«. Aunque es cierto, no es el aspecto más llamativo de los resultados. Pero lo más revelador es lo que sucede después, y lo que verdaderamente hace cuestionar si estamos tratando con una «mayoría moderada» o, más francamente, con una «minoría moderada». Porque siempre que salen los resultados, casi toda la comunidad musulmana, incluidos casi todos los musulmanes en los medios y todos los grupos de autoproclamados «líderes de la comunidad musulmana» intentan demostrar que la encuesta es un fraude. Ocurrió cuando salió la encuesta de ICM en Reino Unido, como ocurrió con todas las encuestas anteriores. A excepción de uno o dos destacados disidentes musulmanes, todas las voces musulmanas en los medios y todos los grupos musulmanes decidieron no preocuparse por los resultados de ICM, sino intentar desmontar su validez, su metodología e incluso los «motivos» de la encuesta. Esto es profundamente elocuente.

Vale la pena probar en este punto un experimento mental. Al margen de la comunidad de donde usted provenga, imagínese su reacción si apareciera una encuesta, como la de ICM sobre los musulmanes británicos, sobre la comunidad de la que usted se sienta parte. Imagine que es usted judío, y que sale una encuesta que dice que la mayor parte del resto de judíos de su país quiere convertir la homosexualidad en delito. ¿Cuál sería su primera reacción? Mi impresión es que la mayoría de los judíos se sentiría profundamente avergonzada. Muy poco después de esa primera reacción, quizá empezaría a preguntarse qué se podría hacer para dar la vuelta a esa terrible estadística. Es posible que, si no conoce a nadie de su religión que piense que se debe criminalizar la homosexualidad, y nunca antes se ha encontrado con esa postura (o con alguna encuesta previa que indicase lo mismo), pueda dudar de la credibilidad y metodología de la encuesta. Pero si no, probablemente suspiraría y se preguntaría qué se podría hacer para mejorar las cosas. Si sabe que los resultados son bastante precisos, ¿por qué intentaría hacer trizas los resultados?

Asimismo, si mañana se publicara una encuesta sobre las opiniones de la población británica de educación cristiana en Reino Unido, me interesaría por ella. Si revelara que el 39 por ciento de los cristianos británicos cree que las mujeres siempre deberían obedecer a sus maridos (como reveló la encuesta de ICM sobre los musulmanes británicos), entonces me preocuparía. Si también hallara que casi una cuarta parte (el 23 por ciento) de la población británica de origen cristiano quisiera que algunas zonas de Reino Unido se desligaran de la ley de la nación y fuesen en su lugar gobernadas por alguna «interpretación» bíblica y literal de la ley, me preocuparía aún más.

Por supuesto, es bastante difícil que se produzca alguna de estas eventualidades. Pero pongámonos en que se produce. ¿Cuál sería mi reacción? Lo primero sería bajar la cabeza avergonzado. Y la bajaría aún más si los resultados no me sorprendiesen en absoluto. Si yo siempre hubiese sabido que mi «comunidad» mantiene esa postura, y una encuesta sacara a la luz esa verdad, me sentiría profundamente avergonzado de que lo que yo siempre supe también lo supiera ahora el resto del país.

Lo más interesante es que, cuando aparecen dichas encuestas de opinión de los musulmanes británicos, nunca, jamás, hay el menor indicio de tal introspección. No hay bochorno ni preocupación, sólo ataques. Si hubiese realmente una «mayoría moderada», cuando saliese una encuesta que dijese que una cuarta parte de tu comunidad quiere básicamente alterar la ley de la nación y vivir bajo la ley de la sharia, el 75 por ciento restante dedicaría el tiempo a intentar cambiar la opinión de esa cuarta parte. En su lugar, un 74 por ciento de ese 75 por ciento que no está a favor de la sharia dedica su tiempo a cubrir al 25 por ciento y a atacar a la empresa demoscópica que lo descubrió. Es un pequeño síntoma de un problema mucho mayor, cuyas repercusiones apenas han empezado a afrontar nuestras sociedades.

Anjem Choudary (centro), un prominente islamista británico, ha urgido a sus seguidores a abandonar sus trabajos y reclamar los subsidios de desempleo para que puedan disponer de tiempo para la guerra santa. "Nosotros [los musulmanes] tomamos la yizia, que es nuestra. Lo normal es tomar el dinero de los 'kufar' [no musulmanes]. Nos dan el dinero. Trabajad, dadnos el dinero. Alá es grande. Tomamos el dinero.

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El calentamiento global y tus emisiones de CO2 salvan a los pinos del norte

Es una historia breve y tierna. Y muy “natural”; como verde. ¿Ves esas masas de pinos coloreados de rojo? Es en British Columbia, Canadá, y la coloración indica que estaban siendo ataca…

Origen: El calentamiento global y tus emisiones de CO2 salvan a los pinos del norte

¿Qué intereses defiende Greenpeace?

Ocuparse de las interioridades de los payasos es siempre un ejercicio lamentable; pero resulta necesario si los payasos tienen poder. Ya hemos visto antes que el cuento del CO2 no se lo creen. No actúan como si se lo creyeran.

Hoy vemos en una entrada en WUWT, a través de declaraciones de Sébastien Blavier. Donde descubrimos que también están en contra de la investigación en fusión nuclear.

“We are opposed to this argument of fusion being the future of power for humanity, that’s totally false for us,” he said. “Today the world is facing massive challenges like poverty, like access to electricity for people, poor people, for development.”

“We now how have the solution with renewables like solar and wind – they are affordable, they are cheap. For the moment ITER is presented as being the solution for the future power of humanity and I think that’s a big mistake.”

“If you look at the costs, it’s a massive amount of money that could be invested in renewables that are already ready to take off and be competitive; so it’s not a solution to future power, it’s only research.”

Por supuesto, de la fisión ni hablemos. Lo dicen en su web [–>]

Greenpeace has always fought – and will continue to fight – vigorously against nuclear power because it is an unacceptable risk to the environment and to humanity. The only solution is to halt the expansion of all nuclear power, and for the shutdown of existing plants.

Blavier es el jefe de la campaña nuclear de Greenpeace, en un COPIL (comité de pilotaje o animación) de 9 países, donde trabajan 13 personas con un presupuesto de 1,1 M€ al año. [Linkedin –>]

Y parece un epítome del pensamiento Alicia y posmoderno. Yo también lo sería por esa pasta ;) . Pero no porque sea rico le vamos a disculpar las subnormalidades. Si las renovables son asequibles y baratas, y eso recomienda la inversión en ellas en lugar de en investigación de otras fuentes, no necesitarían subvenciones ni elevación artificial de los precios de productos competidores.

Es interesante juntar todo lo que no quieren Blavier ni Greenpeace.

  • No quieren energía nuclear de fisión “tradicional”, que es la única que actualmente puede acercar a solucionar el problema imaginario de las emisiones de CO2. Esto es, les hacen caso a los científicos del clima cuando quieren (el CO2 achicharra), y cuando no quieren, no (la energía nuclear es imprescindible para atajar el Calentamiento Global Acojonante –>)
  • No quieren reactores de fisión alternativos (como los de sales fundidas de torio), cuyo desarrollo está ya a la vista y que reducen enormemente el problema de los residuos — hasta minimizarlo.
  • No quieren investigación de fusión nuclear, que no tiene el problema de los residuos radiactivos, y sería la solución definitiva tanto del supuesto problema del CO2 como del problema energético en general.
  • No quieren investigación en renovables, sino la producción del 100% de la energía con las renovables en el estado tecnológico que se encuentran ahora. Que precisa que la energía cueste más, mucho más; y además es todavía inviable — hacen falta centrales de gas para cuando no sopla en viento ni luce el sol.
  • No quieren resolver el problema imaginario de las emisiones CO2, porque no quieren que se emplee ninguna de únicas las cuatro vías que podrían acercar a resolverlo.

A través de lo que declaran no querer se puede uno hacer una idea de lo que sí quieren. Tal vez.

  • Empobrecer a los pobres. Que, aplicado con la suficiente fuerza, pueden imaginar que conseguiría disminuir la población. El viejo sueño de todo macho blanco hetero patriarcal y rico.
  • Enriquecer a los productores de eólica y solar, convirtiendo su no-negocio en negocio, aunque sea a costa de empobrecer a los pobres.
  • Centralizar el poder del mundo en una especie de Vaticano de moralina barata.

Si quieres creer a los científicos del clima porque no sabes distinguir ciencia, de especulación y opinión, allá tú. Sólo necesitas ser ignorante. Pero para creer a Greenpeace hace falta ser idiota. Del culo.

— Fuente, WUWT:

VIA: PlazaMoyua.com