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Cómo el gobierno nos roba derechos de forma gradual y progresiva

Escrito por: Jose Miguel

La única forma que el gobierno tiene para «justificar» su existencia es a través de problemas. Si hay problemas, «necesitamos al gobierno», pero ¿Si no hay problemas? El gobierno los inventa.

Cada nueva ley, política, ordenanza o cualquier forma que el gobierno encuentra para hablar de «un problema» y regular, legislar o controlar en base a ese problema, no es más que la forma en la que el gobierno convence a la gente de que este «es necesario» y así prolongar su existencia.

En Twitter escribí:

Son muchos los ejemplos que existen de cómo el gobierno ha crecido en tamaño e intervención, gracias al brillante trabajo que hacen de convencernos de que «solo ellos pueden resolver ciertos problemas».

El sistema de salud, el educativo y la seguridad nacional, son los temas más populares cuando se habla de la supuesta «necesidad de un gobierno», porque han magnificado estos tres a tal punto que la gente termina creyendo que no hay forma de tenerlos sin el gobierno, o que no pueden ser resueltos de manera local y focalizada.

Mientras el gobierno más mete sus narices, más son los controles, restricciones y robo de libertades de los que somos objeto constantemente por parte de esta institución, que crece constantemente, mientras trata de evitar que otros lo hagan.

¿Qué hace el gobierno cuando encuentra resistencia a sus intenciones de restringir y controlar? Comienza una campaña que se ejecuta de manera gradual pero progresiva, en la que la gente empieza a aceptar poco a poco grandes regulaciones que vienen en paquetes pequeños, pero constantes.

Veamos esto con ejemplos recientes, como el libre porte de armas. Es todo un tema en Estados Unidos, porque la gente está siendo convencida desde los medios de comunicación que «la violencia con armas de fuego en el país es un gran problema».

Una secta política anti-segunda enmienda, financia estas matrices de opinión que aterrorizan a la gente, a pesar de que en la realidad, casi cualquier país de Latinoamérica -con control de armas- es mucho más violento que Estados Unidos.

Siempre inician la propuesta con un paquete «all-in», en el que está todo lo que quieren hacer: que menos personas puedan tenerlas, que sea imposible comprarlas, que de ser posible sean totalmente prohibidas; así es el paquete inicial.

Cuando consiguen resistencia, empiezan con cambios «graduales», pero progresivos, para que la gente los acepte creyendo que «no alteran el derecho en su conjunto» y -de paso- creen que «es lo racional de hacer».

Por ejemplo:

Cuando nos damos cuenta, de 18 años cambiaron la edad para 21, lo que quiere decir que hay que esperar 3 años más para tener derecho a la legítima defensa. Aceptamos ese cambio y el gobierno viene con otro: aumentemos los controles del chequeo de antecedentes.

Unos años después, 21 años «ya no son suficientes», «subámoslo a 25» grita el gobierno y en un abrir y cerrar de ojos, el libre porte de armas ha sido derogado y con él, el derecho a la legítima defensa.

Cierro con esto:

La socialista es una política fracasada

¿Por qué las izquierdas insisten tanto en defender un modelo fracasado como el socialismo? La única explicación creíble es que los marxistas quieren arruinar a la gente para llegar a lo que ellos consideran el «Estado perfecto», que sería como Cuba, donde el pueblo es esclavo y depende por completo de los políticos.

Las izquierdas llaman fascistas a las derechas, pero nadie es más fascista que ellos, capaces de alcanzar el poder sin respetar la voluntad popular y sembrando mentiras, engaños, alianzas sucias y hasta sangre y muerte, en ocasiones extremas.

La reciente Moción de Censura del profesor Tamames ha demostrado con claridad meridiana que las izquierdas que gobiernan España están causando serios daños a la nación y a sus habitantes y que son creadoras de injusticia, pobreza, retroceso y decadencia.

Sin embargo, a pesar de su evidente e indiscutible fracaso, sigue habiendo en España millones de ciudadanos que votan a la izquierda,

Sólo la ignorancia, la envidia y el odio hacen posible que haya tanta gente en la izquierda marxista.

El comunismo y el socialismo tienen dos caras: la «utopía» del cambio del mundo a mejor y el «crimen», que se plasma en aquellos países donde ellos clavan sus garras. Millones de personas en todo el mundo son atraídas por la utopía marxista, pero después son repelidos por el marxismo criminal que empobrece a las naciones, esclaviza y asesina, como ocurre en Cuba, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte y otros países rojos.

De todos sus crímenes el peor es su interés por arruinar a los pueblos, conscientes de que sólo los pobres les votan a ellos y de que la dependencia del Estado hace a los pueblos esclavos.

La única posibilidad que tiene el marxismo de mantenerse en el poder es pastoreando a rebaños hambrientos, empobrecidos y dependientes de un Estado que ellos controlan.

¿Dónde ha triunfado el comunismo o su primo hermano el socialismo, que es lo mismo pero con un ritmo de avance más lento y cauteloso?

En ningún lugar del mundo. Su rastro siempre es de pobreza, sufrimiento y muerte.

Por suerte, el mundo empieza ya a conocerlos y a descubrir que detrás de la utopía que prometen está la pobreza y el crimen que siempre intentan ocultar.

Francisco Rubiales

Aunque la llamen así, no es Democracia.

democracia

«El engaño y la desinformación han permitido al los déspotas garantizarse mayorías para realizar sus intereses personales y los de “su grupo”

Por  Luis I. Gómez Fernández  en Disidentia

Casi ninguna otra palabra es utilizada de forma tan manipuladora y corruptora, de forma tan descuidada y para nada meditada como la palabra Democracia. Baste con dar un vistazo a la interminable lista de prefijos y sufijos que casi siempre la adornan (social, cristiana, liberal, popular, …) para comprender los innumerables intentos de apropiación indebida, de adaptación semántica a la que es sometida.

 

Permítanme, antes de nada, recordar cordialmente a los utilizadores y paridores inconscientes de tales adjetivaciones el gigantesco daño que le causan a la verdad cada vez que, en su ensoñación irracional y nada meditada, cualifican a la democracia con uno de tales adjetivos. Su pecado es, sin embargo, claramente venial si lo comparamos con el de aquellos que, a sabiendas de lo vacuo de tales adjetivaciones, las utilizan conscientemente, ya sea para manipular a determinados grupos, ya sea para justificar su propia violentación del concepto Democracia.

La democracia ateniense

La historia de la Democracia cuenta ya unos 2.600 años. Nace de una iniciativa de los griegos atenienses, según la cual las decisiones en las polis, sobre todo aquellas referidas a la guerra y las relaciones con los pueblos vecinos, no deberían ser tomadas exclusivamente por los nobles gobernantes, sino por los miembros del Consejo de la ciudad de Atenas que tuviesen un mayor grado de competencia sobre el asunto.

El reconocimiento personal se lo debemos sin duda a Heráclito de Epheso (aprox. 545 al 480 a.d.C) y al padre de la Historia, Heródoto (aprox. 484 al 425 a.d.C) quien había estudiado, durante sus viajes, los usos y costumbres de lidios, persas, egipcios, babilonios y escitas. Cabe destacar su disputa con Pericles y Sófocles durante las guerras persas, pues de ella surge la primera exposición seria del pensamiento de Heródoto sobre cómo ejercer el gobierno.

Ya antes, la ruptura con la creencia por la que el Gobernador ocupaba su puesto por mandato divino, debiendo justificar sus actos más ante la deidad que ante su pueblo, abrió el pasillo ideológico necesario para que Solon (aprox. 640 al 560 a.d.C) cambiase notoriamente las leyes, condonase las deudas a los pequeños propietarios y eliminase la ley por la que el endeudamiento estaba condenado con la esclavitud. Fué Solon quien por primera vez divide la población (en cuatro clases) según sus propiedades y no según su título familiar, concediendo a cada clase diversos derechos políticos.

La democracia ateniense sería el ingrediente principal de una cultura dominante durante varios siglos. La caída de Atenas y la llegada de los romanos supusieron el fin de aquella primera democracia, sustituida por un sistema elitista senatorial que subsistió, hasta la llegada de Julio Cesar, más como sucedáneo que como verdadero reflejo de los principios atenienses.

Desde el punto de vista semántico, “demos kratein” ha de ser traducido como “gobierno del pueblo”, si bien aquella democracia (ejercida sólo por una parte del pueblo) siempre estuvo sometida, en su capacidad decisoria, al cumplimiento de determinadas normas. Nunca ha existido una “democracia ilimitada y generalizada”. Tampoco hoy. Tampoco podemos identificar “demos kratein” con el gobierno de una nación o un pueblo. De hecho, en la antigua Attika existían unas 30 “demoi” grandes y más de cien pequeñas.

¿Quién tiene derecho a voto en la “demos”?

Una precisión: en democracia, tal y como ha de ser entendida históricamente, los votantes deciden sobre todas las cuestiones. Empecemos con las limitaciones. ¿Tiene todo el mundo derecho a voto? ¿No importan la edad o el género? ¿Cómo se decide a partir de qué edad se consigue el derecho a votar? ¿Es la edad determinante, muestran la misma madurez todas las personas mayores de 18 años? ¿Cuánto vale un voto surgido de un núcleo de población pequeño? ¿Y si surge de un núcleo grande? ¿Valen lo mismo?

A la hora de decidir sobre una cuestión, ¿debe el votante certificar de alguna forma su capacidad para poder tomar esa decisión? ¿Puede un grupo minoritario decidir mayoritariamente no respetar la decisión impuesta por un grupo mayoritario? ¿El derecho a voto es exclusivo de quienes llevan “mucho tiempo” viviendo en un sitio? Tras una decisión democráticamente adoptada, ¿quién asume la responsabilidad en caso de error? ¿Vale más el voto de una persona experimentada que el de una persona analfabeta? En otras palabras: ¿quién decide democráticamente las reglas de juego de la democracia? ¿Cómo es posible decidir democráticamente sobre las reglas de la democracia?

Resulta curioso comprobar como ninguna de esas preguntas ha encontrado respuesta satisfactoria (democrática) durante los últimos 2.500 años. A lo largo de la historia han sido siempre ciertos grupos dominantes los que se han encargado de dictar esas normas, o de heredarlas. El lector avezado me dirá: “esos principios generales forman parte de las constituciones y/o de los programas de los partidos políticos”. Efectivamente: pero nadie ha venido a debatir conmigo sobre la ley electoral, por ejemplo. Han sido ellos quienes la han redactado y aprobado. ¿Se han preguntado alguna vez qué es eso de “una mayoría democrática cualificada”? Pues ya les dejo yo con la pregunta.

La obligación por ley, el engaño y la desinformación han sido siempre armas rentables para no pocos déspotas a la hora de garantizarse las mayorías respectivas, para realizar sus intereses personales y los de “su grupo”. Recuerden que más del 60% de los representantes políticos en nuestra pseudo-democracia ya está decidido mucho antes de ustedes puedan votar: es la magia de los partidos y sus listas de candidatos.

Los políticos y los funcionarios dominan nuestra “democracia” exactamente igual que lo hacían antiguamente los barones, condes y marqueses. Sólo hay que ver la “legitimidad democrática” de tantas y tantas decisiones que alguien toma por nosotros sin más justificación que números paupérrimos de participación o párrafos escondidos en remotos lugares de un programa electoral. Sobre la capacidad cognitiva y profesional de muchos de nuestros “representantes democráticos” a la hora de tomar decisiones prefiero no hablar ahora. Estoy de buen humor.

De la democracia a la fractocracia

Puesto que siempre habrá más pobres que ricos, más arrendatarios que propietarios, más empleados que empresarios, más miedosos que valientes, más colectivistas que individuos responsables y más personas incultas que cultas, resulta facilísimo para los numerosos “héroes políticos”, con su falta de escrúpulos, de sentido de la responsabilidad y su avidez por todo lo que huela a poder, adueñarse de la correspondiente mayoría para expropiar, recortar en sus derechos a la minoría sometiéndola por vía democrática a su voluntad.

Si prefieren que lo exprese de forma más polémica: hazte con la masa de los estúpidosmediante promesas populistas y agitación demagógica y excluyente, y será fácil dominar de “manera legítima y democrática” a cualquier grupo minoritario que pueda amenazar tu privilegio de poder. Es la fórmula mágica que tantas veces ha funcionado en la larga historia de la humanidad, ora disfrazada de despotismo, ora de feudalismo, ora de democracia. Por eso me niego a aceptar que vivo en una sociedad democrática. La nuestra es más bien una democracia fracturada.

Jamás se ha alcanzado por la vía democrática una verdadera reforma de nada. Es cierto que la utilización irresponsable del oportunismo, la comodidad y del continuo estado de dependencia de las masas generó en no pocas ocasiones el espejismo de enormes modificaciones en la situación de la humanidad (revoluciones, derechos humanos, acuerdos de Kioto, Naciones Unidas, …), pero todos esos cambios  (explicados a continuación penosamente por los historiadores) se deben principalmente a la acción de unos pocos que supieron hacer uso de las sociedades fragmentadas para, inculcando primero y recogiendo los parabienes de la mayoría adoctrinada después, alcanzar sus propios objetivos; unas veces loables, otras no.

No son el fruto del “gobierno de todos”, sino más bien el del gobierno de unas mayorías manipuladas y cebadas en promesas, por lo general no involucradas en el proceso más allá de lo que les permitieron los prometedores de turno. No asistimos a una democracia: se trata de una fractocracia (el poder de una parte del demos).

Desde los tiempos de la Ilustración los pensadores y filósofos europeos se devanan las neuronas (en ocasiones con irrisorios resultados) sobre la madre de todas las preguntas: ¿qué reglas y leyes han de regular la base de un Estado moderno y democrático? Situados al principio frente a la negación de cualquier sistema que pretendiese usurpar las prerrogativas de la nobleza, Hegel Kant carecieron de la fuerza necesaria para llevar sus tesis a buen puerto. Fracasaron ante el desinterés de las masas, a las que no consiguieron comunicar, ni con las palabras ni con sus escritos, la necesidad de asumir responsabilidad por la propia vida, los propios actos.

Otros fueron retirándose a la esquina apolítica (GoetheSchopenhauerNietzsche) incluso prefiriendo ahogarse en un mar lírico e insustancial (Schiller). Los representantes de la llamada “Escuela de Frankfurt”, peligrosísimos pseudodemócratas cuyo pensamiento nace del socialista y criminal Marx (de quien como “pensador” sólo cabe decir que nunca entendió ni una sola palabra de “su” Hegel), apenas si pueden ser denominados colaboracionistas a la hora de implantar una conciencia pseudodemocrática por la que se concede a las masas ignorantes el espejismo de ejercer el poder. Todos ellos olvidaron uno de los principios básicos de la democracia clásica: la demos debe ser capaz de compartir cualificadamente (no cuantificadamente) las decisiones que le afectan.

Los individuos deben ser escuchados y deben inmiscuirse en las labores de gobierno. Todos los individuos. Según su capacidad en esta o aquella tarea. No existen los inútiles totales. En una verdadera democracia no existiría un sólo modelo educativo, o sanitario, o agrícola, o de seguridad. En una verdadera democracia los mentirosos crónicos que hoy gobiernan y opositan en nuestro país jamás habrían durado más de tres meses en sus puestos.

Sólo de la libertad individual nacen los derechos democráticos personales. Del mismo modo, los derechos democráticos de cada uno exigen un ejercicio individual de autocrítica a la hora de ejercer el derecho a voto: ¿soy consciente, me he informado suficientemente, dispongo de capacidad real para emitir un juicio sobre aquello que se me pregunta? ¿O prefiero unirme a una masa vociferante y esconderme así de mi propia responsabilidad, cediendo mis derechos a los políticos de turno?

La verdadera democracia presupone una entidad social pequeña, agrupada generalmente en torno a unos objetivos comunes y que protege tanto el derecho de cada uno de sus miembros a someterse a la voluntad de la mayoría como el derecho a la disidencia, sin ver por ello amenazada su existencia dentro del grupo. La verdadera democracia protege y alienta la individualidad, pues sólo desde ella es posible generar pluralidad y sólo desde la pluralidad es posible dar solución al mayor número imaginable de cuestiones. De forma cualificada y no cuantificada.

Miren a su alrededor. ¿Qué ven? Exacto: somos niños peleándonos por los caramelos que nos arrojan los políticos desde sus boyantes carrozas. ¿Hasta cuándo?

Manifiesto del fumador / A Smoker’s Manifesto

ORIGINAL ARTICLE IN ENGLISH: A Smoker’s Manifesto

Origen artículo en español: Manifiesto del fumador

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Por: Dmitri Kossyrev.

Manifiesto del fumador

Nosotros fumamos. Vamos a seguir fumando. Hay más de mil millones de nosotros, y nuestras filas crecen y seguirán creciendo.

Ha llegado el momento de enterrar el feo cadáver de la locura global antitabaco. Ha llegado el momento de manifestar con claridad lo que queremos hacer para que el mundo vuelva a ser normal y cómo lo lograremos.

Lo haremos simplemente mediante la desnormalización total y completa de la campaña antitabaco en su forma actual, que se reduce a mentiras flagrantes y odio ardiente.

Queremos que se acaben las feas mentiras y el lavado de cerebro a escala global. Exigimos una investigación independiente de la estafa médica que afirma que “fumar pasivamente mata a la gente”. Hacemos un llamamiento a controlar a la turbia e incontrolada Organización Mundial de la Salud. Exigimos respeto hacia todos los que eligen fumar, ya que no hacemos daño a nadie.

Nuestras armas son la dignidad en vez de la humillación, el conocimiento en lugar de la ignorancia impuesta y la unidad contra el mal global del odio y la intolerancia.

El camino a la victoria comienza con una palabra corta: Basta. Nunca aceptaremos las leyes antitabaco. Las echaremos atrás.

Siempre empieza con palabras. Di estas palabras a cada uno tan a menudo como puedas, y la marea cambiará.

No más mentiras

El humo del tabaco no daña a las personas que no fuman.  El fumador pasivo no existe.

Eso era un hecho conocido y probado antes de que el Tobacco Control (Movimiento Antitabaco) iniciara su campaña, un hecho que ha sido demostrado una y otra vez por varias docenas de estudios posteriores. Ese es el peor secreto de Control del Tabaco: que comenzaron su campaña sabiendo que iban a mentir a todos.

Han gastado miles de millones en subvenciones que dirigen a “investigadores” para probar el daño del humo pasivo. Todo lo que consiguieron fue la profunda burla de los científicos médicos honestos y la etiqueta de “ciencia basura” firmemente unida a su falsedad.

No habrá una larga investigación sobre el tema. Los informes sobre la ausencia de daños causados ​​por el humo pasivo son bien conocidos. Las críticas devastadoras a esta “ciencia basura” por los investigadores renombrados son bien sabidas también.

Sin embargo, será una larga batalla el nombrar investigadores independientes de esa estafa, ya que el Movimiento Antitabaco ha logrado, con subvenciones, subyugar y hostigar a casi cualquier persona que explore el tabaco y la salud.

Hay reputaciones y medios de vida que perder. Las autoridades sanitarias, los funcionarios de la OMS que no rinden cuentas y los investigadores corruptos te dirán que “no hay nada que debatir, punto”. Así es como nosotros y todos los demás sabremos que el debate sólo ha comenzado.

La batalla por lograr que se revise la justificación médica de las leyes antitabaco puede parecer difícil. Pero esa batalla puede ser ganada simplemente iniciándola. Porque ellos, el Movimiento Antitabaco, tienen miedo. Sabían que algún día ocurriría, y harán cualquier cosa para impedir la investigación. Esa resistencia será su ruina.

Es solo dinero

Hoy no es posible seguir ocultando lo obvio – que el movimiento antitabaco ha sido fuertemente financiado por las compañías farmacéuticas, médicas y de seguros mundiales, para su obvia ganancia material a costa de las personas que dejan de fumar (nuevos medicamentos, consultas médicas, cursos) Y para su futuro papel en la sustitución del tabaco (y el té, café, azúcar, vino, etc.), por medicamentos.

Es sólo dinero, y ese dinero se desperdició. El fumar puede disminuir en algunos países, pero crece globalmente y continuará creciendo. Las ventas de productos para dejar de fumar pueden ser altas. Pero cada día que pasa corre contra el Movimiento Antitabaco, ya que el esfuerzo para mantener diariamente la campaña de odio antitabaco es demasiado grande, y el peligro de que sus mentiras sean descubiertas por todos crece a diario. Ha llegado el momento de aceptar las realidades y dejar de financiar a esta desagradable estafa.

Nosotros los fumadores respetamos las intenciones comerciales de otras personas mientras no pisoteen nuestro derecho a elegir nuestro propio estilo de vida. Os decimos: abandonad este juego corrupto de una manera educada y digna.

Todo el mundo tendrá que rendir cuentas por la ignorancia agresiva

Tal vez el 99% de los que sin darse cuenta participan en el acoso a los fumadores no tienen ni idea de que son parte de una estafa. Pueden ser políticos que temen la reacción de los votantes. O la gente de los medios de comunicación que no se molesta en verificar los hechos. O los ciudadanos corrientes demasiado dispuestos a creer la mentira de que los fumadores les están haciendo daño.

A estas personas les decimos: piensen bien en cómo se sentirán cuando todo este falso castillo de naipes empiece a desmoronarse.

Ese castillo solo va en una dirección ya, y esa dirección es hacia abajo. Vivimos en una época de WikiLeaks y de todo tipo de filtraciones. Vivimos en una época de explosivos cambios políticos.

Al iniciar su falsa campaña, el Movimiento Antitabaco puede haber tenido la impresión de que los principales medios de comunicación eran el rey. Hoy en día, los medios de comunicación han perdido el control del mensaje que se estaba alimentando a la gente. Más y más personas se están fijando en los medios de comunicación alternativos. Hace 10 años uno podía haber creído que lo que le decían los medios de comunicación principales era verdad. Hoy sucede lo contrario. Hoy en día uno necesita comprobar cuidadosamente las pruebas de cada una de las afirmaciones que ve.

Y un día, pronto, todo el mundo tendrá que responder por la agresiva ignorancia, aunque sea tan solo ante su propia conciencia.

Cero aceptación de las mentiras y el odio

El movimiento mundial antitabaco ha elegido métodos e ideología inhumanos que tienen que ser expuestos a la luz. Ellos dicen mentiras. Ellos expresan odio.

Si odias el humo, entonces también odias a los fumadores. La guerra contra el tabaco y la guerra contra los fumadores es un odio sistemático, organizado e institucionalizado, destinado a erradicar el fumar y a erradicar a los fumadores.

No hay diferencia básica entre los activistas más agresivos antitabaco y los terroristas islámicos. Son aliados naturales. Ambos quieren destruir la civilización Occidental. Ambos encuentran posible e incluso glorioso acosar o destruir a millones de personas hoy en día para cambiar de manera irrevocable los estilos de vida de unas futuras generaciones imaginarias.

Encontramos totalmente inaceptable la manera que tiene el movimiento antitabaco de volver loca de miedo a la gente por una voluta de humo. Aborrecemos el método de enfrentar a fumadores contra  no fumadores sobre la base del concepto falso del daño del humo pasivo. Nos parece reprochable la participación del Movimiento Antitabaco en el analfabetismo y la agresividad de sus activistas, su negativa a aceptar una discusión honesta con hechos y cifras en mano.

Esa ideología tiene que ser condenada. Debemos asegurarnos de que nunca vuelva a levantar su fea cabeza nuevamente en la historia humana.

Necesitamos un estudio exhaustivo de la triste historia de las campañas de los grupos de interés privados que se convierten en engaños inhumanos e internacionales. Tenemos que aprender las lecciones de los abyectos fracasos de estados y sociedades que han sido saboteados por cabilderos y fanáticos agresivos.

Vapear

Fumamos, y respetamos a las personas que optan por no fumar o por cambiar al vapeo. Aceptamos el hecho obvio de que hoy en día el vapeo es la forma más fiable y segura de dejar de fumar, si dejar de fumar es lo que la gente quiere.

El movimiento vapeador ha dividido al movimiento antitabaco, le ha asestado un duro golpe. Ahora muchos expertos médicos, cómplices en el lavado de cerebro masivo sobre el “daño del fumador pasivo”, están probando su propio veneno de los colmillos de sus antiguos colegas, oyendo y leyendo mentiras obvias sobre el “daño del vapeo”.  Los defensores del vapeo contraatacan, exponiendo las mentiras del Movimiento Antitabaco con pleno conocimiento interior del mecanismo de sus mentiras.  El Movimiento Antitabaco no está contento con la situación. Se siente desnudo, teniendo virtualmente que admitir  que los verdaderos objetivos de su campaña no eran la salud pública, sino sólo la necesidad de conducir a los fumadores a las tiernas manos de los médicos con sus píldoras mágicas y costosas.

Les decimos a los vapeadores: nuestro enemigo común son los fanáticos mentirosos y odiosos. Así que unámonos contra ellos.

 

Tú puedes hacer mucho

No pedimos la creación de costosas burocracias internacionales para luchar contra el Movimiento Antitabaco. Que sean los antitabaco los que se queden atascados en ese lodazal.

No dependemos de grandes o pequeñas compañías de tabaco para ayudarnos o financiarnos. Ellas mismas no pudieron defenderse adecuadamente, cuando fueron atacadas. ¿Cómo van a poder defendernos a nosotros?

Nuestro comportamiento diario es nuestro arma más fuerte. Nosotros fumamos. No nos avergonzamos de eso. No permitiremos que nadie nos llame ciudadanos de segunda clase, porque eso no lo somos.

Podemos hablar entre nosotros e intercambiar hechos sobre mentiras flagrantes del Movimiento Antitabaco. Podemos intercambiar videos y ponerlos en YouTube, contando nuestras historias. Debemos hablar en todas las oportunidades posibles. Debemos exponer a la luz el odio, la ignorancia y las mentiras.

Los movimientos reales surgen de las bases. Cada comunidad sabe mejor que nadie si crear clubes de fumadores o partidos o equipos. Después de eso, que los políticos y los partidos corran detrás de nosotros, no viceversa.

Tenemos que revisar la esencia misma de la normativa restrictiva contra el tabaco que se exporta a nivel mundial. Las restricciones, o la ausencia de tales, tienen que ser un producto de la concordia en sociedades y comunidades con todas sus diferencias. Esta concordia tiene que ser alcanzada por la comprensión mutua y el respeto. Para empezar, tenemos que limpiar la legislación de la idea de que los ciudadanos que no fuman tienen más derechos que sus hermanos y hermanas que fuman.

Pero nunca debe haber ninguna concordia con uno de los peores mentirosos y odiadores de la historia humana. Ellos serán exiliados afuera.

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El olor a comida mata

¡¡¡¡¡YA ESTÁ BIEN!!!! A ver, SOMOS ADULTOS, cada uno sabe O DEBE SABER que es bueno y que es malo para la salud o, aun mas importante, PARA SU SALUD, DEJEN A CADA INDIVIDUO QUE DECIDA LIBREMENTE.

¡¡¡¡¡¡BASTA DE PROHIBIR, BASTA DE NORMAS, A LA MIERDA «PAPÁ ESTADO!!!

¡¡¡Y A LA MIERDA TAMBIEN TODOS LOS TOTALITARIOS QUE GUSTAN DE PROHIBIR PARA, SEGÚN SU PROPIO PENSAMIENTO QUE NO NECESARIAMENTE REPRESENTA A TODO EL MUNDO, «HACER UN MUNDO MEJOR»!!!!

¡¡¡¡¡MENOS NORMAS, MENOS PROHIBICIONES, MENOS ESTADO Y MAS LIBERTAD INDIVIDUAL!!!!!!!

Contra la ley "antitabaco"

Image result for eating burger in trainLos expertos en obesidad dicen que se debería prohibir la comida rápida en los medios de transporte públicos para evitar la «glotonería en movimiento«.

Un artículo de The Telegraph se hace eco en el Reino Unido de esta nueva «petición» de los «expertos».

«Debería prohibirse la comida rápida en los autobuses y los trenes, como parte del esfuerzo necesario para «animar» al público a abandonar el picoteo a todas horas.»

Al parecer el «comer sobre la marcha», está causando los problemas de obesidad del Reino Unido según estos expertos, por lo que piden a los políticos que realicen cambios drásticos (leyes anti-comida, suponemos).

«Se deben tomar medidas en los autobuses, trenes y tranvías, igual que se hizo con otros riesgos para la salud, como el fumar y el alcohol, que han sido prohibidos.»

«El Profesor Jason Halford, de la Asociación Europea de la Obesidad, insta a los políticos…

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Interesante tema para debatir

He notado que muchas veces todo lo masculino se considera intrínsecamente malo por el simple hecho de ser masculino. (El falo te oprime…pero también fue un falo lo que te dio la vida…)

Durante un debate sobre la igualdad de genero en la universidad de periodismo de Bristol, los 5 minutos del discurso final de Milo Yiannopoulos fueron enteramente destinados a los hombres, en un épico aliento para ellos en una época donde se los considera ciudadanos de segunda clase, mientras se les dice que son los culpales de todo mal en el mundo.

Voy a dejar este vídeo por acá y me retiraré lentamente… (lo interesante comienza a los 0:25 segundos).

Origen: Interesante tema para debatir

Fidel Castro y Marcos Ana o la hipocresía de la izquierda

El Che, Raúl y Fidel preparando un fusilamiento

«Cubanos, Castro ha muerto», y la figura del Comandante debería ser valorada exclusivamente por los historiadores sino fuera porque su régimen sigue sobreviviendo a día de hoy, aunque sea a base de empezar a tragarse buena parte de sus fracasadas teorías económicas.

Lo que aquí nos ocupa es cómo nuestra extrema izquierda e izquierda extrema, los Podemos, Izquierda Unida, Bildu y algunos destacados dirigentes de ERC y, no tanto, del PSOE, están reaccionando ante la muerte del ex dictador de Cuba. Apenas 24 horas antes que Castro, fallecía un poeta de la misma ideología que firmaba como Marcos Ana y que fue uno de los presos mal llamados republicanos (frentepopulistas es lo propio) más longevos, saliendo de prisión en 1963 (sí, doce años antes de que Franco muriera), ante los elogios de la misma izquierda que guarda el duelo por Fidel y…

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Por qué el nazismo era socialismo y por qué el socialismo es totalitario. / Why Nazism was a socialist and why socialism is totalitarian.

Por: 

The original article in English is HERE

Mi propósito hoy son dos cosas principales: (1) Demostrar por qué la Alemania nazi era un estado socialista y no capitalista. Y (2) demostrar por qué el socialismo, entendido como un sistema económico basado en la propiedad pública de los medios de producción, requiere inevitablemente una dictadura totalitaria.

La identificación de la Alemania nazi como estado socialista fue una de las muchas grandes contribuciones de Ludwig von Mises.

Cuando uno recuerda que la palabra “nazi” era una abreviatura para “der Nationalsozialistische Deutsche Arbeiters Partei” (en traducción española Partido Nacional Socialista de los Trabajadores Alemanes), la identificación de Mises no podría parecer tan notable. Pues ¿qué debería uno esperar como sistema económico de un país gobernado por un partido con “socialista” en su nombre salvo socialismo?

Sin embargo, aparte de Mises y sus lectores, prácticamente nadie piensa en la Alemania nazi como un estado socialista. Es mucho más común creer que representaba una forma de capitalismo, que es lo que han afirmado los comunistas y otros marxistas.

La base de la afirmación de que la Alemania nazi era capitalista era el hecho de que la mayoría de las industrias en la Alemania nazi aparentemente quedaban en manos privadas.

Lo que identificó Mises fue que la propiedad privada de los medios de producción existía solo nominalmente bajo los nazis y que la sustancia real de la propiedad de los medios de producción residía en el gobierno alemán. Pues era el gobierno alemán, y no los propietarios privados nominales, el que ejercía todos los poderes sustantivos de propiedad: él, no los propietarios privados, decidía que se iba a producir, en qué cantidad, por qué métodos y a quién se iba a distribuir, así como los precios que se cobrarían y los salarios que se pagarían y qué dividendos u otras rentas se permitiría percibir a los propietarios privados nominales. La posición de los supuestos propietarios privados, como demostró Mises. se reducía esencialmente a la de pensionistas del gobierno.

La propiedad de hecho del gobierno de los medios de producción, como la llamaba Mises, estaba implícita lógicamente en principios colectivistas fundamentales adoptados por los nazis como que el bien común  está por encima del bien privado y que el individuo existe como medio para los fines del Estado. Si el individuo existe como medio para los fines del Estado, por supuesto, lo mismo pasa con la propiedad. Igual que lo posee el Estado, su propiedad también la posee el Estado.

Pero los que estableció concretamente el socialismo  de hecho en la Alemania nazi fue la introducción de los controles de precios y salarios en 1936. Se impusieron como respuesta a la inflación de la oferta monetaria llevada a cabo por el régimen desde el momento de su llegada al poder a principios de 1933. El régimen nazi infló la oferta monetaria como medio de financiar el enorme aumento en el gasto público que requerían sus programas de obras públicas, subvenciones y rearme. Los controles de precios y salarios se impusieron en respuesta al aumento de los precios que empezó a producir la inflación.

El efecto combinado de la inflación y los controles de precios y salarios es la escasez, es decir, una situación, en la que las cantidades de los bines que intenta comprar la gente exceden de las cantidades disponibles para comprar.

A su vez, las escaseces se convierten en caos económico. No es solo que los consumidores que aparecen en las tiendas antes están en disposición de comprar todas las existencias y dejar sin nada a los clientes que lleguen más tarde (una situación a la que los gobiernos normalmente responden con racionamiento). Las escaseces generan caos en todo el sistema económico. Introducen arbitrariedad en la distribución de suministros entre áreas geográficas, en la asignación de un factor de producción entre sus diferentes productos, en la asignación de trabajo y capital entre las distintas ramas del sistema económico.

A la vista de la combinación de controles de precios y escasez, el efecto de una disminución en la oferta de una cosa no es, como pasaría en un mercado libre, aumentar su precio e incrementar su rentabilidad, operando así para detener la disminución de la oferta o invertirla si ha ido demasiado lejos. Los controles de precios impiden el aumento en la oferta al reducir el precio y la rentabilidad. Cuando hay una escasez, el efecto de un aumento en la oferta es simplemente una reducción en la severidad de la escasez. Solo cuando se elimina totalmente la escasez, un aumento en la oferta necesita una disminución en el precio y genera una disminución en la rentabilidad.

Como consecuencia, la combinación de controles de precios y escasez hace posible movimientos aleatorios de la oferta sin ningún efecto en los precios y la rentabilidad. En esta situación, la producción de los bienes más triviales y poco importantes, incluso las mascotas de piedra, puede expandirse a costa de la producción de los bines más urgentemente necesitados e importantes, como medicinas que salven vidas, sin efecto en el precio o la rentabilidad e cada bien. Los controles de precios impedirían que la producción de medicinas se hiciera más rentable al disminuir su oferta, mientras que una escasez incluso de mascotas de piedra impediría que su producción se hiciera menos rentable al aumentar su oferta.

Como demostró Mises, para ocuparse de los efectos no pretendidos de sus controles de precios, el gobierno debe o bien abolir los controles de precios o añadir más medidas, como precisamente el control sobre lo que se está produciendo, en qué cantidad, por qué métodos y a quién se distribuye, a lo que me referí antes. la combinación de controles de precios con su mayor serie de controles constituye la socialización de hecho del sistema económico. Pues significa que el gobierno ejercita entonces todos los poderes sustantivos de propiedad.

Éste fue el socialismo instituido por los nazis. Y Mises lo llama el socialismo de patrón alemán o nazi, frente al socialismo más evidente de los soviético, al que llama socialismo de patrón ruso o bolchevique.

Por supuesto, el socialismo no acaba con el caos causado por la destrucción del sistema de precios. Y si se introduce sin la existencia previa de controles de precios, su efecto es iniciar el propio caos. Porque el socialismo no es realmente un sistema económico positivo. Es meramente la negación del capitalismo y su sistema de precios. Como tal, la naturaleza esencial del socialismo es una y la misma que el caos económico que resulta de la destrucción del sistema de precios por controles de salarios y precios. (Quiero apuntar que la imposición del socialismo del estilo bolchevique de un sistema de cuotas de producción, que incentiva siempre exceder la cuotas, es una fórmula segura para una escasez universal, igualo que la que existe bajo todos los controles de precios y salarios).

Como mucho, el socialismo simplemente cambia la dirección del caos. El control público sobre la producción puede hacer posible una mayor producción de algunos bienes de especial importancia para él, pero lo hace solo a costa de crear el caos en el resto del sistema económico. Esto pasa porque el gobierno no tiene forma de conocer los efectos en el resto del sistema económico de su aseguramiento de la producción de bienes a los que atribuye una importancia especial.

Los requisitos de aplicar un sistema de control de precios y salarios dan mucha luz sobre la naturaleza totalitaria del socialismo (por supuesto, más evidentemente en la variante alemana o nazi, pero también en la del socialismo al estilo soviético).

Podemos empezar por el hecho de que el interés propio de los vendedores que operan bajo controles de precios es evadir los controles de precios  y aumentar sus precios. Los compradores, incapaces de otra forma de obtener bienes, están dispuestos a pagar estos precios más altos como medio de de conseguir los bienes que quieren. En estas circunstancias, ¿qué va a impedir que aumenten los precios y se desarrolle un mercado negro masivo?

La respuesta es una combinación  de sanciones severas combinadas con una gran probabilidad de ser atrapado y luego sufrir realmente esas sanciones. Unas simples multas no es probable que supongan una gran disuasión. Se considerarían solo como un gasto de negocio adicional. Si el gobierno es serio respecto de los controles de precios, es necesario que imponga sanciones comparables a las de un delito grave.

Pero la mera existencia de dichas sanciones no basta. El gobierno tiene hacer realmente peligroso realizar transacciones en el mercado negro. Tiene que hacer que la gente tema realizar tales transacciones que pudieran ser descubiertas de algún modo por la policía y acaben realmente en prisión. Para crear ese miedo, el gobierno debe desarrollar un ejército de espías e informadores secretos. Por ejemplo, el gobierno debe hacer temer al vendedor y a los clientes que si realizan una transacción de mercado negro, algún otro cliente en la tienda pueda denunciarles.

A causa de la privacidad y secreto con que deben realizarse muchas transacciones del mercado negro, el gobierno debe asimismo hacer que todo el que vea una operación del mercado negro temeroso de que la otra parte resulte ser un agente policial tratando de encarcelarle. En gobierno debe hacer que la gente tema incluso a sus socios más veteranos, incluso a sus amigos y parientes, no sea que resulten ser informadores.

Y finalmente, para obtener condenas, el gobierno debe poner la decisión acerca de la inocencia o culpabilidad en el caso de las transacciones de mercado negro en manos de un tribunal administrativo o sus agentes de policía en el momento. No puede confiar en juicios con tribunales, porque es improbable que puedan encontrarse muchos jurados dispuestos a dar veredictos de culpabilidad en casos en el un hombre tenga que ir a la cárcel por muchos años por el delito de vender unas pocas libras de carne o un par de zapatos por el encima del precio máximo.

Por tanto, en resumen, los requisitos simplemente para aplicar las regulaciones de control de precios son la adopción de las características esenciales de un estado totalitario, es decir, el establecimiento de la categoría de “delitos económicos”, en la que la búsqueda pacífica del interés propio se considera un delito criminal, y el establecimiento de un aparato policial totalitario lleno de espías e informadores y el poder de un arresto y prisión arbitrarios.

Está claro que la aplicación de controles de precios requiere un gobierno similar al de la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin, en los que prácticamente cualquiera podía resultar ser un espía policial y en los que existe una policía secreta que tiene el poder de arrestar y encarcelar a la gente. Si el gobierno no está dispuesto a llegar tan lejos, entonces, hasta ese punto, sus controles de precios resultarán inaplicables y sencillamente no funcionarán. Entonces el mercado negro asume proporciones enormes. (Por cierto, que nada de esto sugiere que los controles de precios fueran la causa del reino de terror institutito por los nazis. Los nazis empezaron su reino de terror mucho antes de la aprobación de los controles de precios. Por consiguiente, aprobaron controles de precios en un entorno listo para su aplicación por la fuerza).

La actividad del mercado negro conlleva la comisión de más delitos. Bajo el socialismo de hecho, la producción y venta de bienes en el mercado negro conlleva el desafío de las regulaciones públicas respecto de la producción y distribución, así como el desafío a sus controles de precios. Por ejemplo, los propios bienes que se venden en el mercado negro pretendía el gobierno que se distribuyeran de acuerdo con su plan y no en el mercado negro. Los factores de producción utilizados para producir esos bienes igualmente pretendía el gobierno que se utilizaran de acuerdo con su plan y no para el fin de aprovisionar el mercado negro.

Bajo un sistema de socialismo de derecho, como el que existía en la Rusia soviética, en el que el código legal del país hace abierta y explícitamente al gobierno del país el propietario de todos los medios de producción, toda actividad de mercado negro conlleva necesariamente el uso indebido o el robo de la propiedad del estado. Por ejemplo, se consideraba que los trabajadores o directores de fábricas de la Rusia soviética que se llevaban productos que vendían en el mercado negro estaban robando las materias primas proporcionadas por el estado.

Además, en cualquier tipo de estado socialista, nazi o comunista, el plan económico del gobierno es parte de la ley suprema del territorio. Todos tenemos una buena idea de lo caótico que es el llamado proceso planificador del socialismo. Su mayor distorsión por trabajadores y directores drenando materiales y suministros para producir para le mercado negro, es algo a lo que un estado socialista está lógicamente autorizado a considerar como un acto de sabotaje de su plan económico nacional. Y como sabotaje es como lo considera cualquier código legal de un estado socialista. Coherentemente con este hecho, la actividad del mercado negro en un país socialista a menudo conlleva la pena capital.

Creo que un hecho fundamental que explica el reino absoluto de terror que se encuentra en el socialismo es el increíble dilema en el que se sitúa un estado socialista en relación con las masas de sus ciudadanos. Por un lado, asume una responsabilidad completa del bienestar económico individual. El socialismo al estilo ruso o bolchevique reconoce abiertamente esta responsabilidad: es la fuente principal de su atractivo popular. Por otro lado, de todas las formas que puedan imaginarse, un estado socialista resulta una chapuza increíble en esta tarea. Hace de la vida del individuo una pesadilla.

Todos los días de su vida, el ciudadano de un estado socialista debe gastar tiempo en colas de espera inacabables. Para él, los problemas que experimentaron los estadounidenses en relación con las escaseces de gasolina en la década de 1970 son normales, solo que no los experimenta en relación con la gasolina (pues no posee un coche y no tiene esperanza de tener nunca ninguno), sino en relación con las cosas sencillas de la vestimenta, de las verduras e incluso del pan. Aún peor es que se le obliga frecuentemente a trabajar en un empleo que no ha elegido y que por tanto debe indudablemente odiar. (Pues bajo la escasez, el gobierno decide la asignación del trabajo igual que hace con la asignación de los factores de producción). Y vive en una condición de increíble hacinamiento, que apenas deja posibilidades de privacidad. (A la vista de la escasez de vivienda, se asignan huéspedes a las casas; se obliga a las familias compartir pisos. Y se adopta un sistema de pasaportes y visados internos para limitar la severidad de la escasez de vivienda en las zonas más deseables del país). Por decirlo suavemente, una persona obligada a vivir en esas condiciones debe bullir de resentimiento y hostilidad.

Entonces, ¿contra quién sería más lógico que los ciudadanos de un estado socialista dirijan su resentimiento y hostilidad que contra el mismo estado socialista? El mismo estado socialista que ha proclamado su responsabilidad por su vida, le ha prometido una vida de felicidad y es de hecho responsable de una vida infernal. De hecho, los líderes de un estado socialista viven un dilema mayor, ya que cada día animan al pueblo a creer que el socialismo es un sistema perfecto, cuyos malos resultados solo pueden ser obra de gente malvada. Si eso fuera verdad, ¿quiénes podrían ser razonablemente esos hombres malvados, salvo los propios gobernantes, que no solo han hecho infernales sus vidas, sino que han pervertido un sistema supuestamente perfecto para hacerlo?

De esto se deduce que los gobernantes de un estado socialista deben vivir aterrorizando a la gente. Por la lógica de sus acciones y sus enseñanzas, el bullente resentimiento del pueblo puede hacerle levantarse y tragárselo en una orgía de sangrienta venganza. Los gobernantes sienten esto, incluso aunque no lo admitan abiertamente, y por tanto su mayor preocupación es siempre mantener a raya a la ciudadanía.

Consecuentemente, es verdad por muy inadecuado decir simplemente cosas como que al socialismo le falta la libertad de prensa y de expresión. Por supuesto, le faltan estas libertades. Si el gobierno posee todos los periódicos y editoriales, si decide para qué fines va a estar disponibles el papel, entonces evidentemente nada puede imprimirse que el gobierno no quiera que se imprima. Si posee todas las salas de reuniones, no puede realizarse ninguna conferencia o discurso público que el gobierno no quiera que se realice. Pero el socialismo va mucho más allá de la mera falta de libertad de prensa y expresión.

Un gobierno socialista aniquila totalmente estas libertades. Convierte a la prensa y a cualquier foro público en un vehículo de propaganda histérica en su favor y se dedica a la incansable persecución de todo el que se atreve a desviarse un centímetro de su línea oficial del partido.

La razón de estos hechos es el terror del pueblo de los gobernantes socialistas. Para protegerse, deben ordenar que el ministro de propaganda y la policía secreta trabajen constantemente. Uno, para desviar continuamente la atención del pueblo de la responsabilidad del socialismo, y de los gobernantes del socialismo, por la miseria del pueblo. La otra, para secuestrar y silenciar a cualquiera que pueda sugerir siquiera sea remotamente la responsabilidad del socialismo o de sus gobernantes (secuestrar a cualquiera que empiece a mostrar señales de pensar por sí mismo). Es a causa del terror de los gobernantes y su desesperada necesidad de encontrar cabezas de turco para los fracasos del socialismo, por lo que la prensa de un país socialista está siempre llena de historias acerca de conspiraciones y sabotajes extranjeros y acerca de la corrupción y mala dirección por parte de los oficiales subordinados y por lo que es necesario destapar periódicamente conspiraciones nacionales a gran escala y sacrificar a altos funcionarios y facciones completas en purgas gigantescas.

A causa de su terror y su desesperada necesidad de aplastar cualquier respiro incluso de una potencial oposición, los gobernantes del socialismo no se atreven a permitir ni siquiera actividades puramente culturales que no estén bajo el control del estado. Pues si la gente va a reunirse para un espectáculo artístico o un recital de poesía que no esté controlado por el estado, los gobernantes deben temer la diseminación de ideas peligrosas. Cualquier idea no autorizada es una idea peligrosa, porque puede llevar al pueblo a empezar a pensar por sí mismo y por tanto empezar a pensar acerca de la naturaleza del socialismo y sus gobernantes. Los gobernante debe temer la reunión espontánea de un puñado de personas en una sala y utilizar la policía secreta y su aparato de espías, informadores y terror o para detener esas reuniones o para asegurarse de que su contenido es completamente inocuo desde el punto de vista del estado.

El socialismo no puede prevalecer mucho tiempo excepto bajo el terror. Tan pronto como se relaja el terror, el resentimiento y la hostilidad empiezan lógicamente a brotar contra los gobernantes. Así que la situación esta lista para la revolución o la guerra civil. De hecho, en ausencia de terror o, más correctamente, de un suficiente grado de terror, el socialismo se caracterizaría por una serie inacabable de revoluciones y guerras civiles, ya que cada nuevo grupo de gobernantes resultarían tan incapaces de hacer que el socialismo funcionara con éxito como sus antecesores. La consecuencia inevitable a realizar es que el terror realmente experimentado en los países socialistas no era simplemente obra de hombres malvados, como Stalin, sino que deriva de la naturaleza del sistema socialista. Stalin podría pasar a primer plano porque su inusual voluntad y astucia en uso del terror eran las características concretas más necesarias para un gobernante socialista para mantenerse en el poder. Subió al poder por un proceso de selección natural socialista: la selección de los peores.

Tengo que advertir acerca de una posible mala comprensión respecto de mi tesis de que el socialismo es totalitario por su naturaleza. Esto afecta a los países supuestamente socialistas gobernados por socialdemócratas, como Suecia y los demás países escandinavos, que está claro que no son dictaduras totalitarias.

En esos casos, es necesario apreciar que al tiempo que estos países no son totalitarios, tampoco son socialistas. Sus partidos gobernantes pueden propugnar el socialismo como su filosofía o su objetivo último, pero no es el socialismo lo que han implantado en su sistema económico. Su sistema económico real es el de una economía intervenida de mercado, como la llamaba Mises. Aunque más intervenida que la nuestra en aspectos importantes, su sistema económico es esencialmente similar al nuestro, en que la fuerza motriz característica de la producción y la actividad económica no es el decreto del gobierno, sino la iniciativa de los propietarios privados motivada por la perspectiva de un beneficio privado.

La razón por la que los socialdemócratas no establecen el socialismo cuando llegan al poder es que no están dispuestos a hacer lo que hace falta. El establecimiento del socialismo como sistema económico requiere un acto masivo de robo (deben apropiarse los medios de producción de sus propietarios y entregarse al estado). Dicha apropiación es prácticamente seguro que provocaría una resistencia importante por parte de los propietarios, resistencia que solo puede superarse por el uso de fuerza masiva.

Los comunistas estaban y están dispuestos a aplicar dicha fuerza, como evidenciaba la Rusia soviética. Su carácter es el de los ladrones armados dispuestos a matar si es necesario para realizar el robo. Por el contrario, el carácter de los socialistas se parece más al de los rateros, que pueden hablar de dar un gran golpe algún día, pero en realidad no están dispuestos al homicidio necesario, así que renuncian ante la más mínima señal de resistencia seria.

Respecto de los nazis, generalmente no tenían que matar para incautarse de la propiedad de otros alemanes que no fueran judíos. Esto pasó porque, como hemos visto, establecieron el socialismo furtivamente, a través de controles de precios, que servían para mantener el disfraz externo y apariencia de propiedad privada. Los propietarios privados se veían así desprovistos de su propiedad sin saberlo y por tanto no sentían la necesidad de defenderla por la fuerza.

Creo haber demostrado que el socialismo (el socialismo real) es totalitario por su propia naturaleza.


En el momento actual en Estados Unidos no tenemos socialismo en ninguna forma. Y no tenemos una dictadura, no digamos una dictadura totalitaria.

Tampoco tenemos aún fascismo, aunque nos vayamos acercando a él. Entre los elementos esenciales que aún faltan están el gobierno del partido único y la censura. Seguimos teniendo libertad de expresión y prensa y elecciones libres, aunque ambas hayan sido socavadas y no puede garantizarse su pervivencia continua.

Lo que tenemos es una economía intervenida de mercado que está creciendo en su intervención  y que se caracteriza por una creciente pérdida de la libertad individual. El crecimiento de la intervención económica del gobierno es sinónimo de una pérdida de libertad individual porque significa iniciar cada vez más el uso de fuerza física para que la gente haga lo que no elige hacer voluntariamente o impedirle que haga lo que voluntariamente elige hacer.

Como el individuo es el mejor juez de sus propios intereses y al menos por lo general busca hacer lo que le interesa hacer y evitar lo que dañe sus intereses, de esto se deduce que cuando mayor sea el grado de intervención pública, mayor seré le grado en que se impide a los individuos hacer los que les beneficia y en su lugar se les obliga a hacer lo que les causa pérdidas.

Hoy en Estados Unidos, el gasto público federal, estatal y local suma casi la mitad de los ingresos monetarios de la porción de la ciudadanía que no trabaja para la administración. Quinces departamentos del gabinete federal y un número mucho mayor de agencias regulatorias federales, juntos, en la mayor parte con equivalente a nivel estatal y local, se entrometen regularmente en prácticamente todas las áreas de la vida del ciudadano individual. Se le grava, obliga y prohíbe de incontables maneras.

Los efectos de tal interferencia pública masiva son el desempleo, los precios al alza, la caída de los salarios reales, la necesidad de trabajar más y más duro y el crecimiento de la inseguridad económica. Otro efecto es el crecimiento de la ira y el resentimiento.

Aunque la política de intervencionismo del gobierno sea su objetivo lógico, la ira y el resentimiento que siente la gente normalmente se dirigen por el contrario contra los empresarios y los ricos. Es un error alimentado en su mayor parte por un establishment intelectual y medios de comunicación ignorantes y envidiosos.

Y de acuerdo con esta actitud, desde el colapso de la burbuja del mercado bursátil, que fue en realidad creado por la política de expansión del crédito de la Reserva Federal y luego pinchada por su abandono temporal de esa política, los fiscales públicos han adoptado lo que parece una política particularmente vengativa hacia ejecutivos culpables de falta de honradez financiera, como si sus acciones fueran responsables de las pérdidas extendidas que resultaron del colapso de la burbuja. Así, al antiguo jefe de una gran compañía de telecomunicaciones se le ha sentenciado recientemente a veinticinco años de prisión. Otros altos ejecutivos han sufrido sentencias similares.

Más inquietante es que el poder del gobierno para obtener simples acusaciones criminales se ha convertido en equivalente al poder de destruir una empresa, como ocurrió en el caso de Arthur Andersen, la principal empresa auditora. El uso amenazador de su poder fue entonces suficiente para obligar a las grandes empresas de correduría de seguros en Estados Unidos cambiaran sus directivas para satisfacer al Fiscal General del Estado de Nueva York. No hay forma de describir esas evoluciones que no sea que la condena y castigo sin juicio y la extorsión del gobierno. Son grandes pasos a lo largo de un camino muy peligroso.

Por suerte, sigue habiendo suficiente libertad en Estados Unidos como para reparar todo el daño que se ha hecho. En primer lugar está la libertad nombrarlo y denunciarlo.

Mas esencialmente, está la libertad de analizar y refutar la ideas que subyacen a las políticas destructivas que han sido adoptadas o pueden serlo. Y eso es lo que es crítico. Pues el factor fundamental que subyace en el intervencionismo y, por supuesto, también en el socialismo, ya sea nazi o comunista, no es sino las ideas erróneas, sobre todo, las ideas erróneas respecto de la economía y la filosofía.

Hay ahora un cuerpo extenso y creciente de literatura que presenta ideas sensatas en estos dos campos vitales. A mi juicio, los dos autores más importantes de esta literatura son Ludwig von Mises y Ayn Rand. Un conocimiento extenso de sus escritos es un requisito previo indispensable para tener éxito en la defensa de la libertad individual y el libre mercado.

Este instituto, el Instituto Ludwig von Mies, es el principal centro mundial para la divulgación de las ideas de Mises. Presente un flujo constante de análisis basados en sus ideas, análisis que aparecen en sus revistas académicas, sus libros y publicaciones y en sus artículos diarios de la web que se ocupan de los asuntos del momento. Enseña sus ideas y las ideas relacionadas de otros miembros de la Escuela Austriaca de economía a alumnos universitarios y a jóvenes profesores. Lo hace a través de Universidad de Verano de Mises, las Conferencias de Investigadores Austriacos y los distintos seminarios.

Dos formas muy importantes de luchar por la libertad son educarse hasta el punto de ser capaz de hablar tan elocuentemente en su defensa como lo hacen los investigadores asociados a este instituto o, si uno tiene el tiempo o la inclinación para hacerlo, apoyar financieramente al Instituto en su tarea vital en la medida en que se pueda.

Es posible invertir la corriente. No puede hacerlo una sola persona. Pero un número grande y creciente de gente, formada en la causa de la libertad económica y defendiendo y argumentando en su defensa siempre que sea posible, es capaz de formar gradualmente las actitudes de la cultura y por tanto de la naturaleza de su sistema político y económico.

Los que formáis esta audiencia ya estáis implicados en este gran trabajo. Espero que continuéis e intensifiquéis vuestro compromiso.

Publicado el 11 de noviembre de 2005. Traducido del inglés por Mariano Bas Uribe.

Podemos y el peligroso engaño de la «Democracia Real».

Por: Alicia Delibes.

PODEMOS NUNCA DIRÁ QUE PRETENDE IMPLANTAR UN RÉGIMEN QUE NO SEA DEMOCRÁTICO. SUS DIRIGENTES SABEN QUE EL TÉRMINO «DICTADURA», AUNQUE SEA LA DEL PROLETARIADO, ES HOY Y AQUÍ INACEPTABLE, Y POR ESO HABLAN DE UNA DEMOCRACIA REAL, PARTICIPATIVA O RADICAL. ES UN ARTIMAÑA PARA LAMINAR LA DEMOCRACIA LIBERAL QUE DISFRUTAMOS.

PABLO IGLESIAS Y SUS PURGAS A LO STALIN

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, tras la caída de Hitler, el Ejército Rojo había ocupado Hungría. Los soviéticos se dieron cuenta de que no contaban con las simpatías de la población y como no querían, al menos en un primer momento, tener ningún conflicto con los Estados Unidos, el Kremlin proclamó su voluntad de dar nacimiento a una verdadera democracia.

En noviembre de 1945 se realizaron las primeras elecciones libres, controladas por una comisión aliada dirigida por el mariscal ruso Voroshílov. Los resultados dieron la mayoría absoluta al partido de los Pequeños Propietarios (57%), seguido del partido socialdemócrata, con un 17,7% y de los comunistas, que obtuvieron el 17%.

El líder del partido que había ganado las elecciones, Zoltan Tildy, fue nombrado presidente de la República de Hungría. A pesar de que los Pequeños Propietarios habían tenido mayoría absoluta, Voroshílov presionó a Tildy para que formara un gobierno de coalición.

Fue entonces cuando Mátyás Rákosi, secretario general del Partido Comunista húngaro y fiel súbdito de Stalin, para deshacerse de los partidos no estalinistas puso en marcha la que él denominó «táctica del salami«. Rákosi, que era hijo de carnicero, sabía muy bien que rodaja a rodaja puede uno comerse un salchichón sin que nadie se dé cuenta. Aplicada a la política, la estrategia consistía en, paso a paso, rodaja a rodaja, laminar los partidos que fueran contrarios al régimen de Moscú.

En marzo de 1946, Voroshílov obligó a Tildy a que nombrara Ministro del Interior al comunista Lázlo Rajk. Éste creó una policía política que se encargó de vigilar, perseguir, denunciar y encarcelar a todos los que se consideraron enemigos de Stalin. Los primeros en caer fueron los conservadores del Partido de los Pequeños Propietarios.

En 1947 se celebraron nuevas elecciones. Esta vez ganaron los comunistas con el 22,3% de los votos, el Partido Demócrata consiguió el 16,5% y los socialdemócratas el 14,9%. El Partido de los Pequeños Propietarios obtuvo el 15,3% de los votos; en tres años había perdido más del 40% de sus votantes.

Un año más tarde se fundaba el Partido de los Trabajadores, fruto de la fusión de comunistas y socialdemócratas. Para entonces todos los líderes de partidos no comunistas habían sido arrestados, silenciados, o habían huido del país. En agosto de 1949 se aprobó una nueva constitución, calcada de la soviética, y se proclamó la República Popular de Hungría bajo el poder absoluto de Mátyás Rákosi. Las libertades individuales y de expresión dejaron de existir. Hungría se convirtió en un satélite de Moscú. Más tarde, Rákosy utilizaría la misma estrategia para limpiar su partido y convertirse en el único líder. Durante la Guerra Fría, la expresión «táctica del salami» se utilizó para explicar la estrategia utilizada por Stalin para someter a los países de Europa del Este.

Analistas políticos del chavismo dicen que Hugo Chávez fue un experto en utilizar la misma táctica, no solo para hacerse con el poder, sino también cuando, una vez alcanzado, puso en marcha el proceso dictatorial de la República Bolivariana de Venezuela. Paso a paso, rodaja a rodaja, fue suprimiendo las libertades civiles de los venezolanos. Los pasos eran tan pequeños que la gente apenas percibía el cambio, pero si alguien se hubiera ocupado de reconstruir rodaja a rodaja el salami completo, hubiera podido comprender cómo había llegado a ser aplastada la libertad individual en Venezuela.

El pasado 20 de diciembre Podemos se convirtió en el tercer partido político más votado por los españoles. Dadas las conexiones de Podemos con la Venezuela de Chávez no sería de extrañar que los chicos de Pablo Iglesias se hubieran traído de allí la táctica del salami. Eso podría explicar cómo, en tan solo dieciocho meses, Pablo Iglesias ha conseguido construir un partido de extrema izquierda que tiene ya 69 escaños en el Parlamento. El líder de Podemos laminó Izquierda Unida, juntó rodajas de fuerzas políticas minoritarias y ahora trabaja para ocupar el espacio de toda la izquierda española.

Si se quiere conocer de primera mano cuál es el proyecto político de Podemos no hay más que leer los escritos de sus PODEMOS80dirigentes. En mayo de 2015, antes de que se celebraran las elecciones autonómicas y municipales, se publicó un libro de conversaciones entre Iñigo Errejón, portavoz de Podemos, y Chantal Mouffe, viuda de Ernesto Laclau, teórico del populismo, asesor ideológico de los Kirchner y uno de los intelectuales que más ha influido en los elaboradores del cuerpo doctrinario de Podemos.

Solo el título del libro, Construir pueblo. Hegemonía y radicalización de la democracia, dice ya mucho sobre el carácter revolucionario del proyecto político de Podemos. Cuando Pablo Iglesias hablaba de «asaltar el cielo» la mayoría entendimos que quería tomar al asalto el poder. Eso sería demasiado simple, los líderes de Podemos han llegado a la política con un propósito mucho más ambicioso. Están imbuidos de un espíritu redentor. Quieren cambiar el mundo, construir un pueblo, crear el hombre nuevo colectivo del que hablaba Rousseau, aquel capaz de entregar su libertad a la voluntad del Estado. No está de más recordar que, para Isaíah Berlin, Rousseau era uno de los seis mayores enemigos de la libertad humana.

En Construir pueblo, Iñigo Errejón y la viuda de Laclau hablan de Gramsci, de su concepto de hegemonía, de «identidades colectivas», de posmarxismo, de populismo… y lo hacen utilizando una confusa jerga para explicar su pensamiento político. Un lenguaje para iniciados que recuerda a la «neolengua» del libro 1984 de George Orwell.

Si algo dejan claro los autores en este libro es que Podemos es un partido que surge del 15M. Recogieron todas sus demandas y elaboraron un ideario político de izquierdas que ofrecía soluciones para los distintos colectivos que entonces se movilizaron.

Podemos considera que la democracia liberal (parlamentaria) nacida de la Constitución de 1978 ha resultado un fracaso. El movimiento 15M reclamaba una «democracia real ya». No queda claro qué tipo de democracia quieren implantar los ideólogos de Podemos. Hablan de una «radicalización de la democracia» mientras van dando pasos hacia la construcción de una «democracia directa» no parlamentaria.

La democracia parlamentaria, con todos sus defectos, es mucho más garante de las libertades individuales que cualquier otra forma de democracia y, por supuesto, infinitamente más liberal que cualquier dictadura. Podemos nunca dirá que pretende implantar un régimen que no sea democrático. Los dirigentes de Podemos saben que el término «dictadura», aunque sea la del proletariado, es hoy y aquí inaceptable, por eso hablan de una democracia real, participativa o radical. Siempre dirán que ellos lo que quieren es mayor participación popular y mucha más democracia, pero también lo decían los comunistas del siglo pasado. Es importante recordar que la Hungría dominada por Stalin se llamó República Popular de Hungría, que la Alemania del Este era la República Democrática Alemana y que la República Popular Democrática de Corea es hoy Corea del Norte, la Corea comunista.

La táctica del salami, como se ha visto en Venezuela, funciona tanto para eliminar partidos como para suprimir libertades. Muy bien podría Podemos utilizar la estrategia del salchichón para cambiar nuestro sistema parlamentario por una «democracia directa» sin que apenas nos diéramos cuenta. Bastaría con mantener y respetar, porque no les queda otra, las reglas democráticas actuales y, al mismo tiempo, crear una vía de participación popular que fuera haciéndose cada vez más amplia. El salami parlamentario iría desapareciendo rodaja a rodaja mientras la democracia directa se iría construyendo pasito a pasito.

El método sería muy similar al que, según Iñigo Errejón, debe Podemos utilizar para transformar la «vieja política» en una nueva política. «Yo creo -dice el hoy portavoz de Podemos- que hay que moverse en dos carriles. Uno, el de la disputa mediática, del presente, que se juega con unas reglas, con una cultura política, que fundamentalmente ha construido el adversario (…) Y luego otro carril en paralelo: nosotros decimos ‘de paso corto y mirada lejos». Ese otro carril, el del paso corto, es el que estaría reservado para, «la necesaria reconstrucción popular, cultural y comunitaria, que recomponga lo roto por décadas de fragmentación neoliberal». Si no he entendido mal, esto significa que los líderes de Podemos, mientras luchan por alcanzar cuanto antes el poder, irán, sin prisa pero sin pausa, creando una nueva mentalidad, una nueva forma de ser y de pensar para ese pueblo que quieren construir.

¿DEMOCRACIA REAL? LAS INSTITUCIONES REPRESENTAN A TODOS

Rita Maestre, Manuela Carmena y Marta Higueras, podemitas y 'perroflautas' del Ayuntamiento de Madrid.Y en esa radicalización de la democracia está el gobierno del Ayuntamiento de Madrid. Se han puesto en marcha varios espacios de participación ciudadana con el objetivo, según dicen los responsables municipales, de fomentar la democracia directa en Madrid. Nadie puede estar en contra de que los vecinos opinen y debatan sobre las cuestiones de su ciudad. Es una buena cosa que los concejales tengan en cuenta las sugerencias de los ciudadanos, pero ello debería hacerse respetando siempre el reglamento. No podría ser que decisiones que corresponden al Pleno Municipal se tomaran en asambleas o a través de las redes sociales. Los concejales tenemos la representación de nuestros votantes. En el Pleno Municipal están pues representados, no unos cuantos, sino todos los madrileños.

Parece como si el Ayuntamiento, para poner en marcha ese proceso de implantación de una democracia directa en Madrid, estuviera empleando la táctica del salami. Y es que, pasito a pasito, rodaja a rodaja, abre ámbitos de participación directa en barrios y distritos sin cambiar la normativa municipal. Como ellos mismos suelen decir, «vamos despacio porque vamos lejos». Para ellos lo importante no es la meta, son los procedimientos. Ya lo dijo la alcaldesa parafraseando a Antonio Machado: «se hace camino al andar». Su «lejos», su meta, no es el poder, ya lo tienen. Su objetivo más inmediato es la «radicalización de la democracia». Después vendrá la transformación de la sociedad y la «hermosa» tarea de construir un nuevo pueblo.

Alicia Delibes es concejal del PP en el Ayuntamiento de Madrid. Este artículo se publicó inicialmente en Libertad Digital.

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