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No se confundan… Winter is coming!

Ayer asistimos a la mayor segunda subida en la historia del Banco Central Europeo (BCE) de los tipos de referencia en Europa. Una subida histórica de 75 puntos básicos (0.75%) hasta el nivel de 1,25% tras una subida de 50 puntos básicos en la reunión de julio.

Ayer asistimos a la mayor segunda subida en la historia del Banco Central Europeo (BCE) de los tipos de referencia en Europa. Una subida histórica de 75 puntos básicos (0.75%) hasta el nivel de 1,25% tras una subida de 50 puntos básicos en la reunión de julio. Las presiones inflacionistas en la Unión Europea y un euro por debajo de la paridad con el dólar (importamos más inflación) ha obligado a nuestros ilustres funcionarios europeos del BCE a ejecutar un movimiento de subida que una vez más llega tarde y mal. El BCE ha ido por detrás de la inflación desde la segunda parte del 2021 y ha tardado en reaccionar en este 2022 aún a pesar de la tendencia creciente de los precios desde finales de 2021 y acrecentada por la subida de precios energéticos desde la invasión por Rusia en Ucrania. Y no lo han querido ver ni enfrentarse a ello.

Era tan sencillo como ver a sus homólogos en EEUU, Canadá, Reino Unido, Australia por mencionar sólo algunos bancos centrales que han sabido reaccionar a tiempo. Pero la UE con la excusa de que la inflación en Europa era temporal y estaba provocada por un shock de oferta y no de demanda ha permitido que lleguemos a la situación en la que nos encontramos actualmente. Es decir, en una situación de estanflación (bajo crecimiento y alta inflación), la más temida por todos los analistas. Y no lo digo yo, lo dice el propio BCE revisando sus estimaciones de crecimiento de la economía a la baja en 2023 al 0,9% desde la estimación de junio de 2,8% y una revisión al alza de la inflación del 3,5% al 5,5%. Es decir, un crecimiento real negativo de -4,6%. EN 2022 esperan un crecimiento de 3,1% (vs 2,8% anterior) y una inflación del 8,1% (vs 6,8% anterior). Y lo peor de todo es que en 2023 el crecimiento se estima en un 1,9% (vs 2,1%) con una inflación del 2,3% (vs 2,1%). Es decir, el objetivo del 2% de inflación del BCE del 2%, no se conseguirá hasta el año 2025 aún a pesar de las subidas de tipos ya ejecutadas y las que todavía llegarán (unos 100 puntos básicos adicionales). La idea es llegar al objetivo “neutral” de tipos de interés que está en torno al 2-2,5% controlando la inflación e intentando evitar una recesión en la eurozona (cosa que dudo que se consiga).

La propia Christine Lagarde en su discurso, ya reconoce que tenemos una inflación más persistente de lo estimado y un crecimiento estancado en el 4T2022 y 1T2023, es decir, la famosa estanflación tan temida.

De fondo el mensaje es claro. Aún a pesar de que todos los indicadores publicados ya anuncian una desaceleración del consumo y de la producción en la eurozona (PMIs de agosto compuestos, de servicios y manufacturas) y una ralentización de la creación del empleo, además se percibe que entrado el otoño-invierno la situación se va claramente a deteriorar rápidamente. Acabado el efecto turismo del verano, volvemos a la cruda realidad de la economía.

Es un hecho que la situación energética en Europa es un grave problema. Aún a pesar de los esfuerzos de sustituir el gas y el petróleo ruso con otras alternativas, va a ser muy complicado conseguirlo a corto plazo. No hay más que ver la evolución de los precios del gas natural, del GNL y del carbón. El gas de referencia en Europa (el TTF holandés) ha subido un 109,2% en 2022 y el carbón un 270%, mientras otras materias primas ya han cedido de forma clara desde sus máximos. El Zinc ha caído un 20%, el Cobre un 22%, el Cobalto un 27%, el Aluminio un 20,4%, mientras el Níquel y el Litio han subido un 4,7% y un 13,1% respectivamente. Los metales preciosos han seguido la misma senda con el Oro bajando un 5,9%, la Plata un 21%, el Platino un 9,7% mientras el Paladio sube un 5,2%.

Es decir, la situación de la inflación este invierno no va a mejorar ya que los precios del gas natural y del GNL seguirán subiendo y seguirán siendo un lastre para la inflación general y las facturas de empresas y familias, reduciendo el poder adquisitivo y márgenes, reduciendo el consumo y la producción y por tanto aumentando el desempleo. Mal panorama nos espera en los próximos meses.

Los países europeos han aumentado sus reservas de gas por encima del 80% de media, lo que garantiza dos meses de suministro, más o menos. A medida que llegue el invierno y se vayan consumiendo, es evidente que habrá que seguir reponiéndolas. Con el corte de suministro de gas por parte de Rusia a través del gaseoducto Nord Stream 1 y los límites al precio de importación de gas y petróleo ruso por parte de la UE, es evidente que la situación no mejorará. De hecho la propia UE ha convocado una cumbre el viernes 9 de septiembre de los líderes europeos para discutir y aprobar una serie de medidas de ahorro energético y de demanda de gas (reducción del 10%) entre las que se encuentran la “obligación” (mandatory) de reducir el consumo de electricidad en horas punta, limite de precio a energías renovables y nuclear, inyecciones de liquidez a operadores energéticos para garantizar su viabilidad, entre muchas otras. La propia UE anuncia el desastre al que nos dirigimos este invierno.

Lo mejor de todo es que Christine Lagarde en su discurso, se intentaba justificar de su retraso en la toma de decisiones de tipos de interés y sus constantes errores de planificación, argumentando que también el resto de analistas se han equivocado. Mal favor le hace a la credibilidad del BCE, ya bastante cuestionada.

La realidad de cómo hemos llegado a esta situación, por mucho que insistan, no es por culpa de la invasión de Ucrania por Rusia (que empeora el problema). No se confundan. Simplemente ha sido una constatación del desastre de política energética llevada a cabo por la UE en las dos últimas décadas y su obsesión por abandonar la energía nuclear, los combustibles fósiles (responsables de nuestro actual estado del bienestar) y la transición a las energías ¿verdes? , basadas en las reuniones de París, protocolo de Tokio y Agenda 2030 y RePower.

Todo ello y la extrema dependencia energética desde hace años de Europa de países poco fiables y con regímenes muy lejos de ser demócratas, ha provocado la situación actual. El ejemplo perfecto es Alemania y su dependencia del gas ruso y de muchos países del norte de Europa cuya dependencia supera el 80%. Ahora Alemania vuelve a quemar carbón como si no hubiese un mañana (con sus emisiones de CO2) y prorroga el cierre de sus dos reactores nucleares ante la evidente escasez de suministro en este invierno. Situaciones paradójicas en países donde gobiernan los social demócratas con los verdes y los liberales. Al final se tragan su propio sapo, pero lo malo es que lo padecemos el resto de países que no teníamos (ahora parece que sí) esa dependencia del gas y petróleo rusos.

No verán ustedes a ningún dirigente europeo reconocer sus errores en política energética ni pedir perdón a sus ciudadanos por el problema al que les han llevado, especialmente teniendo en cuenta el coste que hemos tenido que padecer en esa transición ecológica. Y lo malo es que reinciden en la misma política a seguir en materia energética los mismos que nos han traído hasta aquí. Ni una sola dimisión ni una modificación de la política energética a futuro.

Países como Reino Unido van a apostar por las nucleares y levantan el veto al fracking de combustibles de esquisto (gas y petróleo). Y cada vez más países apuestan por la energía nuclear (segura y limpia de emisiones) como alternativa a la situación actual en los mercados internacionales.

Recordemos que en España seguimos con nuestra política anti nuclear y la prohibición de explorar y explotar yacimientos de gas (tenemos reservas para más de 40 años), el desarrollo de las explotaciones de Uranio y Litio y muchos otros materiales necesarios para conseguir una independencia energética de esos países poco fiable y regímenes totalitarios. El desastre que ha montado nuestro presidente con Argelia (nuestro principal suministrador de gas barato) por la decisión unilateral con el Sahara y Marruecos, ha sabido ser aprovechado por Francia e Italia para garantizarse dicho suministro a un precio razonable y con garantía de estabilidad. Nosotros mientras compramos gas licuado (GNL) a Rusia (principal proveedor en julio y agosto) y a EEUU al doble de precio mientras que seguimos reduciendo nuestras importaciones de Argelia (gas barato y estable).

Menos políticos y más expertos y técnicos en la planificación energética a futuro. Es la única solución.

Podríamos hablar de todas las medidas puestas encima de la mesa para limitar las facturas de gas y electricidad por el gobierno español y otros europeos que han sido totalmente populistas y electoralistas y de nula eficacia para los consumidores, además del coste a posteriori que conllevan para dichos consumidores o en su caso el incremento de deuda que supondrán y tendrán que ser compensadas con mayores impuestos o tasas a futuro.

Podríamos hablar de las ayudas que los estados están dando a las operadoras energéticas vía inyecciones de liquidez o líneas de crédito para garantizar su viabilidad y funcionamiento ante la imposibilidad de cubrir las garantías exigidas en los mercados de futuros de gas que aumentan a medida que aumentan los precios, con el consiguiente aumento de deuda adicional que ello conlleva. Reino Unido inyecta 40.000 millones de libras, Suecia 23.000 millones de euros, Finlandia 10.000 millones de euros, Alemania ha rescatado a Uniper comprando el 30% del capital y una emisión de convertibles de 7.700 millones de euros y un aumento de línea de crédito de 2.000 millones adicionales, Suiza inyecta 4.000 millones de francos a Axpo y las que vendrán. Equinor estima que las garantías necesarias para las energéticas europeas pueden ascender a 1,5 billones (europeos) de euros. Casi nada. Y eso para garantizar la viabilidad de las compañías y de los suministros.

Podríamos pero sería eterno el artículo.

Abran los ojos y exijan a sus responsables políticos nacionales y europeos, el diseño de una política energética que garantice el suministro a precios razonables y que garantice el estado del bienestar que tanto nos ha costado conseguir. Ello no implica dejar de lado la transición a energías verdes y sostenibles, sino ampliar la producción de energía a través de los recursos que tenemos y que permitirían ser independientes energéticamente y con precios y suministros estables y razonables, además de ser exportadores netos de dicha energía, mejorando nuestras balanzas comerciales y de capital, que ahora estamos destrozando.

Exijan. Están en su derecho. Al fin y al cabo lo pagamos todos nosotros y siempre sufrimos los mismos los errores de ellos. A ellos no les afecta. Nunca asumen ninguna responsabilidad. Va siendo hora de que lo hagan y paguen por sus errores y el desastre económico y energético que han creado.

Suerte este invierno. 

FUENTE: Ataraxia Magazine

RESPUESTA A ENDESA.

 

CARTA DE ENDESA:
«Estimado señor:
Endesa Distribución va a proceder próximamente a la sustitución de su contador de electricidad por uno nuevo que dispone de capacidad de Telegestión, en cumplimiento de la normativa vigente (RD 1110/2007 de 24 de agosto y Orden TC/3860/2007 de 28 de diciembre). El nuevo sistema de Telegestión permitirá entre otras funciones la lectura a distancia de su consumo.
A lo largo del próximo trimestre, un operario autorizado por Endesa sustituirá el contador que usted tiene actualmente instalado. Si su contador se encuentra en el cuarto de contadores o es accesible desde el exterior de su vivienda, no será necesario que usted esté presente. En caso contrario, el operario se pondrá en contacto con usted para poder realizar el cambio de contador.
El coste de la sustitución correrá a cargo de Endesa y usted sólo tendrá que abonar una cantidad en concepto de Derechos de Enganche, que según se establece en la legislación actual asciende a 9,04 euros. Por otra parte, el coste mensual de alquiler del contador a aplicar será de 0,81 euros.
Si necesita cualquier aclaración sobre esta sustitución o desea realizar alguna consulta, puede contactar con nosotros dirigiéndose al Teléfono de Atención de Endesa Distribución Eléctrica 902 509 600. Estaremos encantados de atenderle.
Agradeciendo de antemano su colaboración, reciba un cordial saludo.»
II (respuesta. Segunda carta de amor)

«Estimados señores de Endesa Distribución:
He recibido su amable carta de fecha indeterminada (porque no la ponen) en la que me comunican una serie de hechos consumados basados, naturalmente, en que ustedes como monopolio hacen siempre lo que les sale de los electrones y a nosotros, como miembros de la honorable manada de borregos forzosamente consumidores, nos queda la única opción gozosa de pagar.
Les dirijo esta carta porque en el texto que me han enviado, como a otros muchos miles de consumidores, supongo, existen algunas cuestiones que me han sumido en un estado de estupor, catatonia y asombro. O dicho de otra forma, que me han fundido ustedes los plomos.
Porque vamos a ver. Me dicen ustedes amablemente que van a proceder a cambiarme «mi» contador de electricidad. Una cuestión bastante curiosa porque resulta que en el desglose de la factura que les pago a ustedes todos los meses les abono una cantidad en concepto de alquiler de contador. Y digo yo, ¿cómo es posible que les haya pagado un alquiler por algo que era mí­o? ¿Habrán incurrido ustedes, mi querido monopolio, en un involuntario y pequeño error por el que me han estado cobrando indebidamente una modesta pero significativa cantidad a lo largo de los últimos años?
Sigo adelante con la carta y observo que me cuentan ustedes que el nuevo contador permite la lectura a distancia (es decir, más gente al paro, me temo, maldita tecnologí­a) lo cual, como fácilmente comprenderán, a los usuarios nos la refanfinfla. Dicho de otra manera, que me da igual que lean ustedes el contador a medio metro o desde las quintas chimbambas, a condición de que las lecturas sean las reales.
Añaden que el coste de la sustitución -en cumplimiento de la normativa legal- correrá a cargo de Endesa. Y digo yo que faltarí­a más que nos cobraran a nosotros por algo que ni hemos pedido ni maldita la falta que nos hace. O sea, que les agradezco la información aunque me resulte irrelevante. Lo que me llena de asombro es que me indiquen que «solo» tendrá que abonar una cantidad en concepto de derechos de enganche que según la legislación actual asciende a 9,04 euros. Vamos a ver, querido monopolio, ¿cómo nos van a cobrar a los usuarios un reenganche de un desenganche que ni hemos pedido, ni hemos contratado? Porque digo yo que porque a ustedes les salga del flujo de electrones cambiar los contadores, como les podrí­a dar por cambiar esas divertidas torretas eléctricas de colorines con las que generosamente nos han adornado las autopistas para mejorar nuestra imagen turí­stica, ¿a mi que me cuentan? Eso del derecho de enganche, que debe ser un asunto más complejo que el derecho romano, es un devengo que se produce cuando un usuario se da de alta en la red por primera vez o lo vuelve a hacer después de que le hayan cortado la luz por impago. ¿Pero cómo le pueden cobrar enganche a un consumidor que no se ha desenganchado, que está al corriente de sus pagos y que tiene un contrato vigente con ustedes para el suministro en unas condiciones pactadas?
Es que si tenemos en cuenta que tienen ustedes, un suponer, 600.000 usuarios en Málaga, a casi diez euros por barba, se van a embolsar así­ como quien no quiere la cosa unos seis millones de euros, que hay meses que no los gana uno, créanme, aunque sea expresidente de Gobierno y además de llevarse 80.000 del ala al año limpios de polvo (aunque no me consta que de paja) cobren por hacer de lobby para algunas de las grandes empresas españolas.
Lo que ya me descalabra completamente es que añadan -supongo que intentando convertir la carta en un relato kafkiano- que el coste mensual del alquiler del contador a aplicar (un lapsus sintáctico porque en todo caso querrán decir ustedes «el costo mensual a aplicar del alquiler del contador…» será de 0,81 euros. A veeeeerrr. Si el contador es mí­o ¿me van a pagar ustedes 0,81 euros mensuales? ¿O será que realmente el contador es de quien es -es decir, de ustedes- y amablemente me comunican que me van a cobrar esa módica cantidad mensual?. Y si es de ustedes, ¿por qué principian hablando de «mi» contador?
Queridos amigos del monopolio. No se lí­en. El contador es de ustedes. Lo era antes y lo es ahora. Por eso me cobraban antes el alquiler y me lo van a cobrar ahora. Y lo cambian ustedes por imperativo legal, con lo que esa pretensión de cobrarles diez euros a los usuarios me parece sencillamente que es sacar las patas del tiesto y echarle un poco de morro al asunto. Sobre todo porque lo que realmente se callan en su amable carta -en las cartas, como en la vida, es más importante lo que se calla que lo que se cuenta- es que el nuevo contador tecnológicamente avanzado que nos están cascando por decisión unilateral les va a permitir a sus señorí­as detectar a aquellos usuarios -viviendas, oficinas, bares, restaurantes y otros- que están consumiendo ligeramente por encima de la potencia contratada. O dicho de otra manera, que aquellos consumidores que tienen con ustedes un contrato de potencia de 5 kw y resulta que de media están consumiendo un poco por encima -que como bien saben son un porrón- van a tener que pagarles esa energía extra con un sustancioso recargo y, de propina, estarán obligados a realizar un nuevo contrato de mayor potencia. Es decir, que con esos nuevos contadores van a detectar ustedes los pequeños sobreconsumos que ahora se les escapan, van a cobrarlos con banderillas y van a hacer el negocio redondo aumentando el rango de potencia de los contratos. Ustedes lo saben. Yo lo sé. Los usuarios no lo sabí­an.
Resulta descorazonador que mientras hacen ustedes todo esto, la gente que se supone que representa los intereses de los ciudadanos sigan discutiendo del sexo de los galgos y los podencos. Si esto fuera un libre mercado, allá penas porque estarí­an ejerciendo con toda legitimidad sus derechos como empresa y los usuarios estarí­an en condiciones de elegir. Como resulta que tienen ustedes el monopolio real de la distribución no estamos hablando de un mercado libre y las reglas del juego deben ser distintas. Desde luego no deberí­an pasar porque ustedes hagan lo que les salga del forro de los cajones de los electrones y a los usuarios, forzosos, no les quede otra que tragar.
Les agradezco su amable y distorsionada información en torno a sus planes para apretarnos un poco más los bolsillos y les aseguro que como se les ocurra cobrarme diez euros por un reenganche que no he pedido, pienso acudir a la Organización de Consumidores y Usuarios para que no me hagan ni puñetero caso, perder el tiempo, frustrarme y pensar una vez más que estamos indefensos ante los monopolios, los mercados intervenidos y los ineptos que se suponen que tienen que defendernos.
Reciban un cordial saludo.
III. (y una objeción desesperada)

PD. El número de información al que me indican en la carta que debo llamar (el 902 509 600 de Atención al Cliente de Endesa Distribución Eléctrica) es un call center -como dicen los modernos- que está en Madrid (me gustarí­a que creen puestos de trabajo donde yo pago, no sé si me entienden). Te atiende primero un sistema robotizado y luego una amable persona que solo acierta a repetir el manual de la compañí­a que viene a ser: «Le entendemos, pero le vamos a cobrar. Esto es lo que hay». Ah. Y el número es de tarificación especial, de pago, con lo cual además de esperar, preguntar y no tener respuesta, también terminamos pagando. Por cierto, por mucho que me he leí­do las disposiciones legales que citan en su carta -y otras- sobre el cambio en los equipos de medidas básicos, por ninguna parte he visto otra interpretación que la de que son ustedes los que deben instalarlos y pagar el coste de la instalación.