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El Partido Comunista Chino, la organización criminal transnacional más peligrosa del mundo

por Gordon G. Chang

Traducción del texto original: China’s CCP: World’s Most Dangerous Transnational Criminal Organization
Traducido por Voz Media

¿Cuál es la mayor organización criminal transnacional del mundo? Con 96,7 millones de miembros, es el Partido Comunista de China. En la imagen: el presidente de China, Xi Jinping, asiste a la Cumbre China-Asia Central en Xian, China, el 19 de mayo de 2023. (Foto: Florence Lo/Pool/AFP via Getty Images)

El régimen chino trafica drogas ilegalesfauna protegida y seres humanos. Blanquea dinero y participa en ataques de ransomware. Roba la propiedad intelectual. El grupo gobernante, como cuestión de política de Estado, asesina a personas por sus órganos.

El Estado chino no sólo es un peligroso actor internacional, también es un delincuente común. Quizá deberíamos decir que es un delincuente inusual o de Estado, el tipo más poderoso e insidioso.

¿Cuál es la mayor organización criminal transnacional del mundo? Con 96,7 millones de miembros, es el Partido Comunista de China (PCCh).

El programa Estrategia de lucha contra la delincuencia organizada transnacional, publicado en 2011, define «delincuencia organizada transnacional» como «asociaciones que se auto perpetúan» y que operan a escala transnacional «con el fin de obtener poder, influencia, beneficios monetarios y/o comerciales, total o parcialmente por medios ilegales». Estas organizaciones se protegen «a través de un patrón de corrupción y/o violencia.»

Lo anterior describe al Partido Comunista Chino a la perfección.

El partido queda fuera de la definición de Obama solamente en que no tiene el «beneficio económico» como «objetivo principal».

El objetivo primordial de Pekín es gobernar -no dominar- el planeta Tierra y las partes cercanas del sistema solar. Xi Jinping está trabajando para imponer el sistema de la era imperial china, en el que los emperadores creían no solamente que tenían el Mandato del Cielo para gobernar tianxia o «todo bajo el Cielo», sino que también estaban obligados por el Cielo a hacerlo. Además, los funcionarios chinos a partir de 2017 hablaron públicamente de la Luna y Marte como territorio soberano chino, parte de la República Popular.

Esta visión expansiva china tiene muchas implicaciones, pero una de ellas es que el régimen de China no se cree sujeto a las leyes de la comunidad internacional. El régimen chino, con esta mentalidad, piensa que todo lo que hace, por definición, está en su derecho y, por tanto, no es delictivo.

Sin embargo, China es una gran escena del crimen. Todos los crímenes transnacionales cometidos en el Estado chino -incluso los cometidos por agentes no estatales- son también actos delictivos del PCCh.

¿Por qué?

La República Popular China mantiene el estado de vigilancia más sofisticado del mundo. Con la posible excepción de la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte), ningún Estado conoce mejor las actividades de su población.

En China, por ejemplo, hay más de 700 millones de cámaras de vigilancia en su sistema SkyNet, aproximadamente una cámara por cada dos residentes. Estos dispositivos están siendo conectados a un sistema controlado centralmente, mientras el régimen cose un sistema nacional de crédito social para controlar a cada persona en la República Popular.

Además, el régimen utiliza los 1.690 millones de teléfonos móviles -de los cuales 970 millones son smartphones– con fines de vigilancia. Los taxis y otros vehículos también tienen cámaras instaladas por el Gobierno. El PCCh ha pensado en todo. Como resultado, China se está convirtiendo rápidamente en un Estado totalitario y de vigilancia total.

El Partido Comunista no puede dirigir un Estado así y alegar que no sabe lo que pasa. Por lo tanto, si en China siguen operando grandes bandas criminales, es obvio que estas organizaciones cuentan tanto con el conocimiento como con la aprobación del partido-Estado.

Esto significa que el PCCh es responsable de las decenas de miles de estadounidenses que mueren anualmente a causa del fentanilo. El fentanilo es uno de los tantos opiáceos que las bandas chinas diseñan y fabrican en laboratorios en el país asiático. A continuación, las bandas venden los precursores químicos principalmente a dos cárteles mexicanos, que mezclan los precursores chinos y luego introducen el fentanilo de contrabando en Estados Unidos a través de una frontera sur que se encuentra muy abierta. El resultado, escribió Vanda Felbab-Brown, de la Brookings Institution, es «la epidemia de drogas más mortífera de la historia de Estados Unidos».

Como Ray Donovan, recientemente retirado Jefe de Operaciones de la DEA (Administración para el Control de Drogas), dijo a Fox News Digital: «China es la nación líder en la producción de precursores químicos utilizados para fabricar fentanilo y la industria química china es la industria más desregulada de toda China.»

Además, el Estado de vigilancia chino no se limita a conocer y aprobar las actividades de las bandas de narcotraficantes, sino que también les presta apoyo diplomático. A principios de abril, por ejemplo, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró públicamente lo siguiente: «No existe el llamado problema de tráfico ilícito de fentanilo entre China y México».

Asimismo, el Gobierno central chino y los medios de comunicación del Partido Comunista apoyan a las bandas chinas. Incluso las empresas privadas chinas participan en este bombardeo propagandístico. TikTok, por ejemplo, al que Pekín controla eficazmente, glorifica el consumo de drogas. Sí, la popularísima aplicación tiene directrices comunitarias que prohíben los vídeos que promueven el consumo de drogas, pero se pueden encontrar videos con millones de visitas que enseñan a los niños a consumir drogas ilegales.

Además, las bandas chinas blanquean los beneficios a través del sistema bancario estatal chino. Los «intermediarios del dinero» chinos, que trabajan para los capos de la droga latinoamericanos, han desplazado rápidamente a sus rivales con, según declaró una fuente a Reuters, «la forma más sofisticada de blanqueo de dinero que jamás haya existido.»

Las bandas chinas utilizan teléfonos desechables y aplicaciones bancarias chinas para mover grandes sumas de dinero de forma rápida, discreta y segura a través del sistema bancario estatal chino. El Partido Comunista de China controla férreamente todos los bancos del país, y nadie puede transferir sumas a través de sus redes sin la cooperación del régimen.

No es sorprendente que Pekín no haya colaborado con los esfuerzos estadounidenses para detener el tráfico de fentanilo.

¿Por qué recurre el Partido Comunista a actividades delictivas? Al parecer, el régimen ve en el fentanilo una forma de aumentar su Poder Nacional Total, o CNP. El CNP es un marco empírico, desarrollado por los soviéticos, para clasificar a los países. China quiere el número uno, y una forma de conseguirlo es disminuyendo la clasificación de Estados Unidos. La delincuencia transnacional, especialmente el tráfico de fentanilo, resulta muy útil para eso.

Sin embargo, las ambiciones del Partido Comunista van más allá de la clasificación del CNP. ProPublica ha vinculado a los blanqueadores de dinero chinos que movían el dinero de la droga latinoamericana con el intento de Pekín de influir en la política estadounidense. Li Xizhi, en su día el principal blanqueador de dinero de China en el hemisferio occidental, y su socio Liu Tao emprendieron «una búsqueda de influencia política» que se tradujo en al menos dos reuniones con un reciente presidente estadounidense, Donald Trump. Parece que se trataba de una operación encubierta china para penetrar en la política estadounidense, ya que las incursiones políticas de Li no tenían casi nada que ver con su negocio de blanqueo de dinero.

Además, cada vez es más evidente que las autoridades chinas han decidido fomentar el tráfico de drogas en América para desestabilizar la región y extender la corrupción, así como la adicción y la muerte. Las bandas chinas no sólo actúan en el margen de la sociedades de América Latina y el Caribe, sino que también corrompen a las élites dirigentes, es decir, a países enteros, como puede leerse en la cita de Joseph Humire más adelante.

En el hemisferio occidental, China distorsiona los negocios y la política. Los resultados de las actividades de Pekín son más corrupción, más conflictos y más desestabilización.

«En el fondo, la República Popular China está centrada en ganar influencia geopolítica sobre países de América Central y del Sur para utilizarla en un eventual conflicto con Estados Unidos», declaró a Gatestone Joseph Humire, del Center for a Secure Free Society. «Esto incluye empoderar a líderes autocráticos vinculados con actores ilícitos en cada país para cambiar los incentivos de un sistema de libre empresa a un sistema de empresa ilícita que depende del tráfico de drogas, el de personas, el contrabando, la pesca ilegal y otras actividades ilícitas.»

Estos son solamente algunos de los crímenes de China detallados en el nuevo libro de Frank Gaffney, The Indictment: Prosecuting the Chinese Communist Party & Friends for Crimes Against America, China, and the World. Lamentablemente, las fuerzas de seguridad estadounidenses persiguen a individuos cuando deberían perseguir al Partido Comunista de China. Del mismo modo, el Tesoro estadounidense anunció el 30 de mayo sanciones a 13 entidades de China por la producción de drogas sintéticas ilícitas, pero no nombró al verdadero culpable, el Partido.

La criminalidad y la anarquía son inherentes a la naturaleza del comunismo chino, que idealiza la lucha y la dominación; y la criminalidad continuada de su grupo dirigente pone en tela de juicio las suposiciones básicas del mundo sobre el sistema chino.

El Partido Comunista de China amenaza ahora con engullir el mundo con su criminalidad. Lo que está en juego, por tanto, son los principios que mantienen unida a la sociedad moderna.

La máquina de matar más grande de la historia

El partido comunista chino ha sido la gran máquina de matar: a los cerca de 70 millones de represaliados asesinados hay que sumar los millones de muertos por hambrunas y los centenares de millones de niños abortados por la política de hijo único.

Por Steven Mosher

Mural en Alemania en memoria del héroe de la plaza de Tiananmen

Se podría llenar una biblioteca con todo lo escrito acerca de las muertes e incontables sufrimientos causados ​​por un siglo sangriento de comunismo. Solo la sección del Partido Comunista Chino contra el pueblo chino requeriría las dos terceras partes del recinto.

«El Libro Negro del Comunismo», publicado en 1999 por Harvard University Press, ofrece una sugestiva estimación de tamaña carnicería. El editor, Stéphane Courtois, calculó que el número total de muertos a causa del comunismo del siglo XX se acercaba a los 100 millones. Y China encabeza la lista con 65 millones de muertes.

Courtois señala: «Los regímenes comunistas convirtieron el crimen masivo en un sistema de gobierno totalmente legal». Es decir, eran empresas criminales por su propia naturaleza, grupos de matones que regularmente aterrorizaban a las poblaciones bajo su control para mantenerlas temerosas y dóciles.

Estos regímenes estaban y están dirigidos por hombres violentos y sin ley (los Lenin, los Stalin, los Pol Pot y los Kim norcoreanos) que mataban sin motivo, con violencia y sin ningún respeto por la vida humana. Pero ninguno de estos asesinos en masa, ni siquiera todos juntos, se acerca a la magnitud de los crímenes de Mao Zedong y el Partido Comunista Chino contra el pueblo chino.

Mao pasó sus días inventando nuevas formas de aterrorizar al pueblo chino para que obedezca los dictados de la religión mundana creada en torno a sí mismo, formas que invariablemente implicaban la estigmatización, la tortura y la ejecución de un gran número de personas. La máquina de matar comunista, que él mismo operaba, afectó a una amplia franja de la población.

La idea de que dos tercios del total de víctimas del comunismo murieron a manos de la empresa criminal conocida como Partido Comunista Chino es bastante aterradora. Sin embargo, 40 años de estudio del régimen chino me han convencido de que la cifra de 65 millones que figura en el «Libro Negro» es, en mi opinión, una subestimación. 

Otros investigadores están de acuerdo en que hubo muchos millones más de muertes. Jung Chang y Jon Halliday, en su libro brillantemente investigado «Mao: The Unknown Story», dan una cifra de más de 70 millones de muertes atribuibles a Mao durante su mandato en el poder.

Pero creo que la cifra es aún mayor. No sólo porque las matanzas han continuado desde 1976, año en que Mao se hizo marxista. Habría que añadir a la lista dos campañas importantes, cada una de las cuales produjo decenas de millones de víctimas adicionales.

La primera gran adición a esta cifra serían los 45 millones o más de chinos que murieron de hambre a manos de los comunistas entre 1960 y 1962 en la peor hambruna de la historia de la humanidad. El profesor Frank DiKötter, que escribió «La gran hambruna de Mao: la historia de la catástrofe más devastadora de China», 1958-1962 (Nueva York: Bloomsbury, 2010), en realidad cree que la cifra real puede superar los 50 millones.

La segunda adición, aún mayor, a esta cifra son los 400 millones de pequeñas víctimas, tanto nacidas como no nacidas, de la prolongada política del hijo único del Partido Comunista Chino, una política de la cual Mao fue el padrino ideológico.

Sólo Dios sabe el número exacto de personas asesinadas por el Partido Comunista Chino, pero según mis cálculos, la cifra se acerca a los 500 millones. Los regímenes comunistas siempre matan, pero la China comunista ha alcanzado un nivel de carnicería verdaderamente demencial.

Gran parte de estos asesinatos (aunque no todos) pueden atribuirse al carácter del hombre que dirigió el Partido Comunista Chino durante más de 40 años. Si se suman los años en que Vladimir Lenin (1917-1924) y Joseph Stalin (1924-1953) gobernaron la Unión Soviética, ninguno de estos regímenes se acerca al lapso de tiempo, (1935 – 1976), en el que Mao controló el Partido Comunista Chino.

Los 41 años de reinado de Mao fueron una larga ola de asesinatos, y la mayoría de ellos se llevaron a cabo por órdenes directas suyas. «El comunismo no es amor», dijo una vez. «El comunismo es un martillo que utilizamos para destruir al enemigo».

Mao puso en marcha algunas de las primeras campañas terroristas del Partido Comunista Chino, llevadas a cabo en las “áreas de base rojas” que controlaba en la década de 1930. Fue responsable de millones de muertes de civiles durante la Guerra Civil China en los años siguientes.

Además, en las décadas de 1950 y 1960, después de haber conquistado toda China, llevó a cabo repetidas campañas sangrientas para atacar, aislar y destruir diferentes elementos de la sociedad china. Lo hizo no sólo para eliminar una posible oposición sino también, como admitió libremente, para aterrorizar al resto de la población y obligarlo a obedecer incondicionalmente.

El uso del terrorismo como herramienta de control político continúa en China hasta el día de hoy. El fantasma de Mao se puede ver en acción en los ataques genocidas contra los uigures , la persecución de la práctica espiritual Falun Gong y los demenciales cierres de provincias enteras por el COVID-19.

El sistema comunista que Mao creó en China (inspirado en Marx, convertido en arma por Lenin y exportado a China por Stalin) continúa devorando un gran número de víctimas. Es una empresa criminal que, al igual que su principal progenitor, mata de forma intencional y violentamente, sin ningún respeto por la vida humana.

A veces, este sistema asesino mata rápidamente, como sucedió con los manifestantes de la Plaza de Tiananmen que fueron asesinados a tiros en las calles de la capital de China. Otras veces mata lentamente, como fue con la política del hijo único que duró casi cuatro décadas.

Mata de distintas maneras posibles. Es la naturaleza misma de la bestia.

Steven W. Mosher es presidente dPopulation Research Institute autor de “Bully of Asia: Why China’s Dream is the New Threat to World Order.”

(*) Publicado originalmente en inglés en The Epoch Times

«Ciudadanos poco fiables»: así se usa la tecnología para castigar a la población molesta o desafecta al Gobierno

El sistema de crédito social de China es posible gracias a una combinación de tecnologías como el Big Data, la videovigilancia y la constante monitorización y censura de Internet en el país

China emplea el sistema de crédito social como una forma de control de masas

DANIEL J. OLLERO @danieljollero Madrid. El Mundo

Se trata de un sistema perverso, ambiguo y en gran medida aleatorio que ha sido posible gracias a la combinación de Big Data, cámaras con reconocimiento facial, monitorización de Internet y las redes sociales. Un mecanismo para controlar las vidas de 1.400 millones de personas, pese a que muchas de ellas desconocen su existencia o que las reglas se aplican de forma distinta dependiendo de la provincia en la que se encuentren. Su objetivo es castigar a los ciudadanos que el Estado ha clasificado como «poco fiables».

Los ciudadanos «poco fiables» para el estado chino son aquellos con deudas, a los incívicos o simplemente quienes el régimen considera que han difundido informaciones falsas por Internet o las redes sociales. Una serie de conductas que si bien en muchos casos no se encuentran tipificadas como un ilícito penal son consideradas «una desgracia» por parte del Estado y merecedoras de un castigo. Llegando incluso a castigarse conductas ambiguas como «ofrecer disculpas poco sinceras».

Una de esas personas caídas en «desgracia» a ojos del Estado Chino es el tío de He. Su historia se cuenta en el libro La Cara Oculta de China, escrita por Isidre Ambrós.

He es una joven universitaria de Pekín que descubrió el sistema de crédito social cuando su tío tardaba en llegar más de lo esperado a la celebración de año nuevo en casa de la familia. Un viaje relativamente sencillo desde una ciudad cercana conectada por un tren de alta velocidad.

Sin embargo, su tío tenía una deuda financiera a la que no había podido hacer frente. Esto supuso que el gobierno chino le colgase el sanbenito de «no fiable» conviriténdole en uno de los 6 millones de chinos que no pueden montar en los trenes de alta velocidad.

Además de los 6 millones de personas castigadas sin poder viajar en trenes de alta velocidad, hay 27 millones de chinos que tienen prohibido montar en aviones a causa del sistema de crédito social.

El comunismo es cien veces peor que el fascismo

Cuba es la demostración tangible y dolorosa de que el comunismo es cien veces peor que el fascismo. Conocer la naturaleza íntima del régimen castrista, la bajeza de sus dirigentes y sus razonamientos y la brutalidad que esconde ese sistema en sus entrañas es la mejor manera que existe en el mundo de vacunarse contra la maldad y de convertirse en un demócrata y en un permanente amante de las libertades y derechos del ser humano.

Pero Cuba no es la única muestra convincente de que el comunismo empobrece, envilece y degrada a los pueblos. Venezuela, Nicaragua, Corea del Norte y otros países donde el comunismo avanza, como España, también son ya despojos que pierden libertades y derechos y que van hacia la aniquilación.

Del fascismo se pueden escapar los pueblos, como ha ocurrido en Italia, Alemania, Argentina, Chile, España y otros muchos, pero del comunismo es casi imposible librarse. Sus garras, cuando se clavan en los pueblos, jamás sueltan la presa, salvo con dramáticos derramamientos de sangre o después de un colapso como el que afectó al bloque de la URSS en tiempos de Gorbachov, tras el derribo del Muro de Berlín.

Cuba demuestra que el maldito comunismo es mil veces peor que cualquier fascismo. Todo es agonia, miseria y desesperación, contenida por el terror. El hambre es ya la mayor tragedia para el pueblo. No se pueden comprar alimentos, salvo que tengas divisas. Asqueroso comunismo.

Cuando uno contempla los estragos del comunismo en Cuba, resulta inexplicable que todavía existan en el mundo millones de personas dispuestas a votar a las izquierdas marxistas.

En países como España, que han conocido los frutos positivos de las libertades y derechos, el comunismo tiene sus garras clavadas y, aliado con socialistas corrompidos, con independentistas y herederos del terrorismo, ya gobierna y amenaza con volver a ganar en las próximas elecciones, ya sea limpiamente o con trampas, a pesar de que el país retrocede en todos los ámbitos y sólo se sostiene en pie porque el gobierno de Pedro Sánchez obtiene miles de millones de euros, endeudándose locamente en los mercados, que emplea en comprar medios de comunicación, voluntades y votos a mansalva, sin respeto a la verdad y a la decencia política.

Hay numerosos argumentos y pruebas para demostrar que el comunismo es peor que el fascismo. La primera es que los únicos beneficiados en el comunismo son los miembros de la casta suprema de dirigentes que gobiernan con mano de hierro, uno de cuyos rasgos dominantes es el desprecio a los trabajadores de carne y hueso, a los que los comunistas en el poder desprecian y sustituyen por esclavos por no estar a la altura de sus ideales.

Los masivos crímenes políticos que llevarán a cabo los matarifes comunistas fueron justificados y practicados por Lenin y Mao tanto como por Marx y Engels, todos ellos autores reales o intelectuales de la barbarie y de un genocidio perpetrado desde un falso y truculento humanismo. Esa justificación de la violencia y de la sangre desde un humanismo falso y canalla es lo que hace que el comunismo sea todavía peor que el fascismo y que su capacidad de mistificación sea mucho mayor, hasta el punto de que hoy, a pesar de sus millones de torturas y asesinatos, siga todavía engañando a mucha gente.

El comunismo, como el fascismo, encandila a los envidiosos y a los degenerados que aman la sangre y la venganza. Esa gente, verdadera escoria de la Humanidad, es la que nutre las filas del activismo comunista y la que defiende al régimen en Cuba, Nicaragua, Venezuela y otros países infectados por la barbarie roja.

Una doctrina que justifica la violencia y que se basa en la filosofía de Marx para convertir en heroicos todos los asesinatos perpetrados por ETA, por Pol Pot, las Brigada Rojas, el castrismo cubano, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte, los gulags soviéticos y la chekas de la guerra civil española no puede tener justificación y debería ser prohibida y perseguida como la peor de las infecciones del género humano, en lugar de ser bendecida y protegida por una multitud de enfermos mentales y canallas con ansias de poder.

La capacidad de los comunistas para travestirse de demócratas y mantener activos sus disfraces hasta que alcanzan el poder, cuando se despojan de ellos y se colocan el traje de matarifes, no debería servirles para infectar las democracias desde dentro, engañar a los ciudadanos y destruir las sociedades libres.

Las élites más lúcidas y pensantes, obligadas a defender las libertades y derechos del ser humano, deberían alzarse contra el comunismo y erradicarlo sin piedad para defender al género humano, como es su deber.

Francisco Rubiales

El socialismo garantiza el fracaso y fabrica imbéciles, pobres y desgraciados

España está en campaña electoral, en vísperas de unas elecciones de gran importancia que van a decidir si nuestro futuro es tiránico o libre. Si gana la coalición de socialistas, comunistas, etarras e independentistas, el país avanzará hacia la tiranía socialista y el Estado será todavía más potente e intervencionista, pero si los votos libres de los ciudadanos les derrotan, España puede ganar cotas de libertad y erradicar los vicios de la izquierda marxista, que propician la delincuencia, la corrupción, la esclavitud y el atraso.

Hace unos días mantuve una conversación con dos matrimonios cubanos, seriamente preocupados por el futuro de España, que según ellos avanza de manera inexorable hacia modelos cercanos a Cuba y Venezuela. Al saber que yo soy periodista y que escribo a diario, me explicaron con claridad meridiana por qué siempre fracasa el socialismo, un sistema que genera pobreza, desigualdad, desinterés, desconfianza y odio. Una de esas personas era miembro del partido comunista cubano, pero al vivir en España se permite ser sincera y reconocer que el sistema cubano es un fracaso completo.


Fue precisamente el comunista del grupo quien me explicó con claridad y detalle el mecanismo perverso que hace fracasar el socialismo allí donde se establece.

Miles de mensajes recordando en las redes sociales el peligro que corre España de caer en la tiranía comunista.

El comunista, muy interesado en impedir que el comunismo se establezca en España, donde él vive, me pidió que utilizara mi capacidad de comunicar como periodista para abrir los ojos a los españoles, que, según dijo, corren el peligro de caer en las garras del comunismo, de la mano del PSOE y de Pedro Sánchez.

Para demostrar el drama del socialismo, me contó la siguiente historia:

Un reconocido profesor de economía de la Texas Tech University, la mejor universidad on line del mundo, cuenta que él nunca había suspendido a uno de sus estudiantes pero que, en una ocasión, tuvo que suspender a la clase entera.

Cuenta que esa clase le insistió que el socialismo sí funcionaba, que en este sistema no existían ni pobres ni ricos, sino una total igualdad.

El profesor les propuso a sus alumnos hacer un experimento en clase sobre el socialismo: Todas las notas iban a ser promediadas y a todos los estudiantes se les asignaría la misma nota de forma que nadie sería suspendido y nadie sacaría un sobresaliente.

Después del primer examen, las notas fueron promediadas y todos los estudiantes sacaron Notable. Los estudiantes que se habían preparado muy bien estaban molestos porque esperaban un sobresaliente, pero los estudiantes que estudiaron poco estaban contentos.

Cuando presentaron el segundo examen, los estudiantes que estudiaron poco, estudiaron aún menos, y los estudiantes que habían estudiado duro decidieron no trabajar tan duro ya que no iban a lograr obtener un sobresaliente.

El promedio del segundo examen fue Suficiente! Nadie estuvo contento.

Pero cuando se llevó a cabo el tercer examen, toda la clase sacó insuficiente:¡suspensos a todos.

Las notas nunca mejoraron. Los estudiantes empezaron a pelear entre sí, culpándose los unos a los otros por las malas notas, hasta llegar a insultos y resentimientos, ya que ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiara otro que no lo hacía.

Para asombro de toda la clase, ¡todos perdieron el año..

El profesor les preguntó si ahora entendían la razón del gran fracaso del socialismo.

Es sencillo; simplemente se debe a que el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando duro cuando la recompensa es atractiva y justifica el esfuerzo; pero cuando el gobierno quita ese incentivo, nadie va a hacer el sacrificio necesario para lograr la excelencia. Finalmente, el fracaso será general.

Le di las gracias por la anécdota y le prometí que la contaría a mis lectores para que abrieran los ojos y no votaran socialista en las urnas, ahora que todavía les permiten expresar su voluntad política en las elecciones.

Como autor de este artículo quiero reforzar la tesis contra el socialismo con dos citas:

Winston Churchill, premio Nobel en 1953 dijo: «El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de los ignorantes y la prédica de la envidia. Su misión es distribuir la miseria de forma igualitaria para el pueblo».

La ex Primer Ministra Británica Margaret Thatcher declaró:»El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero…. de los demás».

Francisco Rubiales

«I told you that having a socialist human being would bring us problems.»

Sobre el socialismo y otras anécdotas de pandilleros

Aquellos que piensan que todo se reduce a una batalla cultural o a procesos electorales son, en el mejor de los casos, funcionales a las dictaduras

por Hugo Marcelo Balderrama

Fidel solamente estaba repitiendo las tácticas que unas décadas antes había implantado otro dictador comunista, Iósif Stalin. (Archivo)

El fallecido Olavo de Carvalho concluyó que muchas de las teorías marxistas no pasaban de ser falacias y mentiras. Por ejemplo, asumir que la lucha de clases es la constructora de la historia no tiene ningún asidero en la vida real. Ya que las personas tienen más progreso y mejores condiciones de vida cuando colaboran entre ellas. La lucha de clase destrozaría todo, pero no construirían nada.

Sin embargo, el verdadero peligro del marxismo y del wokis mo, su hijo posmoderno, no radica en sus disparatadas pretensiones de ciencia, sino en haber servido de justificativo para cometer toda clase de crímenes. Veamos.

Durante su «juicio» por traición a Cuba ―objetivamente, era un teatro montado por Fidel y Raúl― el comandante Huber Matos dio testimonio de la infiltración comunista en el proceso revolucionario.

Matos denunció que la Reforma Agraria era, en realidad, una expropiación de tierras a pequeños productores agrarios y familias sembradoras de arroz. Esas ideas ―que salían de la mente de Ernesto Guevara y otros comunistas― no tenían el apoyo de los productores cubanos. Pero eso no le importó a Castro, y para implantarlas recurrió a la táctica de todos los tiranos, encarcelar y matar a sus oponentes.

Pero Fidel solamente estaba repitiendo las tácticas que unas décadas antes había implantado otro dictador comunista, Iósif Stalin.

En su extensa obra, Iósif Stalin: una biografía, el escritor Robert Service nos relata que durante su juventud el dictador ruso era, junto a su pandilla, el principal organizador de asaltos a bancos y familias adineradas. Su mayor golpe lo dio en 1907, cuando su mara robó una diligencia de caudales. Luego del asalto huyeron a Finlandia. El atraco llenó de orgullo a Vladímir Lenin.

En 1922, dos años después de la muerte de Lenin, Iósif Stalin acapara el poder en la URSS, y comienza una purga de sus opositores. León Trotski, su mayor enemigo, fue desterrado de la Unión Soviética en 1929; él se exilia en México. Pero Stalin ya había ordenado su ejecución. En 1940 el militante comunista catalán Jaime Ramón Mercader del Río sería el encargado de cumplir esa orden.

Aunque los teóricos marxistas dicen que ambos tenían diferentes posturas en cuanto al futuro del comunismo, en verdad se trató de una vil y vulgar pelea de matones por el poder. Obviamente, Stalin resultó más sanguinario que Trotski.

No obstante, no es necesario retroceder tanto en la historia, ni viajar tan lejos para encontrar ejemplos, Álvaro García Linera, ex vicepresidente de Bolivia, fue uno de los principales exponentes del indigenismo, una especie de versión boliviana del wokismo.

Su militancia en la causa indigenista no se limitó a escribir libros o artículos, sino que, a principios de la década del 90, fundó El Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK). La organización estuvo involucrada en asaltos a camiones de remesas y atentados a antenas de telecomunicaciones.

El discurso indigenista sirvió para que los crímenes cometidos por el EGTK sean vistos ante la opinión pública como un acto de «reivindicación» histórica. Pero como dice Max Manwaring, experto en seguridad y violencia pandillera, son simples hampones intentando figurar como luchadores sociales.

Incluso el propio Evo Morales es un producto de las ONGS y el dinero de los cárteles del narcotráfico. Su imagen de «líder» de los indígenas no pasa de ser una escena teatral para ocultar su naturaleza criminal, pedofilia incluida.

A modo de cierre, aquellos que piensan que todo se reduce a una batalla cultural o a procesos electorales son, en el mejor de los casos, funcionales a las dictaduras. Los militantes del castrochavismo están dispuestos a mantener el poder a cualquier costo, incluidos las guerras civiles y el terrorismo de Estado (lo dijo el propio Hugo Chávez). Nunca se trató de política, sino de crimen transnacional.

Un diario afín al gobierno de Sánchez quiere más pobreza «por las buenas o por las malas»

Es lo último de la extrema izquierda: proponer la pobreza como algo deseable

El socialismo es una ideología que pretende someter toda la riqueza de la sociedad al control del Estado, buscando siempre nuevas excusas.

Elentir

La miseria generada por el comunismo con la excusa de su utopía

Hace cien años la excusa era conseguir una sociedad sin clases en la que todos fuesen iguales y nadie tuviese más que nadie, una utopía totalitaria para la que los comunistas exigían sacrificar la libertad y el derecho a la propiedad privada. Con esa excusa, el comunismo sembró el mundo de brutales dictaduras que hundieron en la miseria a pueblos enteros, provocando hambrunas que mataron a millones de personas. Después de ese sangriento experimento, el comunismo ya debería haber quedado descalificado universalmente, pero sigue intentando conseguir su objetivo totalitario recurriendo a nuevas excusas.

La izquierda anuncia un apocalipsis si no seguimos sus recetas

El pretexto más utilizado hoy por la izquierda para volver a intentar someter a la sociedad a un Estado autoritario es el catastrofismo ecologista. Los nuevos charlatanes socialistas y comunistas nos anuncian un apocalipsis planetario si no seguimos sus consejos. Como ya nadie se cree la utopía comunista de hace un siglo, ahora recurren al miedo al futuro para intentar lograr el mismo objetivo. Llevan años intentándolo: desde la década de 1960 vienen pronosticado catástrofes que nunca se han cumplido, pero gracias a esos mensajes catastrofistas han promovido la normalización del aborto, una creciente presión fiscal y un cada vez mayor control de la economía por parte del Estado.

Puesto que el socialismo ha demostrado ser una ideología desastrosa en materia económica, que sólo sabe generar miseria, la izquierda ha decidido convencernos de que su incompetencia es una virtud y que lo correcto es ser más pobres. No se trata de una broma, aunque lo parezca, y no es algo que se le haya ocurrido hace unos días: la extrema izquierda lleva ya algunos años proponiendo la tesis del «decrecimiento»El objetivo sigue siendo el mismo que hace cien años: destruir el capitalismo, que ha demostrado ser el sistema económico más adecuado para generar riqueza y prosperidad.

«Empobrecerse por las buenas o por las malas»

Este jueves, Eldiario.es, un medio español de extrema izquierda afín al gobierno de Pedro Sánchez (hace unos meses participó en la fiesta del décimo aniversario de ese medio), publicó una noticia con este titular: «Empobrecerse por las buenas o por las malas, la receta para salvar el planeta«. La noticia habla sobre un ensayo de Jorge Riechmann un profesor universitario vinculado al partido de ultraizquierda Podemos.

Acabar con el capitalismo invocando a Karl Marx

En 2015, la web del partido Anticapitalistas, una organización comunista trotskista, publicó una entrevista a Riechmann en la que este profesor afirmaba:

«Yo defiendo desde hace tiempo que no podemos pensar en una sociedad que sea sustentable de verdad y que siga siendo capitalista. Si queremos sociedades que puedan durar en el tiempo, que sean perdurables, no hay forma de esquivar la cuestión del sistema y las rupturas anticapitalistas. Tenemos que fijarnos más en algo que, aunque ya estaba presente en El capital de Marx, no ha tenido mucha importancia en los intentos históricos de avanzar en el socialismo: la idea de que las fuerzas productivas son, a la vez e idisociablemente, fuerzas destructivas».

Lo que ahora propone Riechmann en Eldiario.es es lo siguiente: «Mi propuesta de ecosocialismo descalzo trata de ayudar a que tomemos el camino de ‘por las buenas’, deshaciéndonos de ilusiones e impulsando dinámicas de decrecimiento material y energético, redistribución masiva, educación en la ‘igualibertad’, relocalización productiva, tecnologías sencillas, agroecología, recampesinización de nuestras sociedades, renaturalización de zonas extensas de la biosfera, cultivo de una nueva Cultura de la Tierra».

Un plan de empobrecimiento que recuerda al de los Jemeres Rojos

Ese discurso recuerda terriblemente a lo que los Jemeres Rojos intentaron en Camboya, así que podemos hacernos una idea de cómo sería la cosa si la extrema izquierda decide que hay que empobrecerse «por las malas». En Camboya la cosa acabó en un genocidio perpetrado por los comunistas con 2 millones de muertos, la cuarta parte de la población del país. El final de ese genocidio llegó en 1979, hace 44 años. No ha pasado ni medio siglo y ya tenemos otra vez a la extrema izquierda intentandos vendernos otra vez las mimas patrañas.

Foto: La Moncloa. Pedro Sánchez con Ignacio Escolar, director de Eldiario.es, en la fiesta del décimo aniversario de ese medio. Este sujeto, se las da de periodista (hasta ahora, lo que ha conseguido son algunas quiebras de medios) cuando no pasó de tercero de carrera (creo que se quedó en segundo)

AUGE Y CAÍDA DE LOS DIOSES

POR: Javier Blasco*

Tras casi cien años bajo los caprichos y batutas de EEUU y Rusia en la arena internacional en lo referente a la tutela de los conflictos y el fomento de las alianzas en función de sus influencias, el papel mediador o hegemónico de ambos bloques, en su caso, aquella ha ido disminuyendo hasta llegar a desaparecer en algunas zonas como Oriente Medio y se ha ido trasladando a escenarios geoestratégicos nuevos para adaptarse a otras amenazas. 

Pero, como ocurre con casi todo en esta vida, el vacío de poder o de permanencia dejado por un cuerpo, gas, líquido o entidad, inmediatamente es ocupado por otro similar que está creciendo, se expande o cree que ya ha llegado el momento de cambiar su papel; por lo que, con ello, pasan de dominado a dominador, o cómo mínimo a moderador o modelador. 

Este es el caso de China que, siguiendo los preceptos marcados por Deng Xiaoping, ha permanecido décadas con un tono conciliador con sus vecinos mientras crecía en los dos poderes que hacen a una nación fuerte, respetable y potente; un importante desarrollo económico social y de la capacidad de combate y proyección de sus fuerzas armadas. 

El XX congreso del Partido Comunista chino, celebrado en octubre pasado, marcó los pasos para que, en la reciente Asamblea Nacional, Xi Jinping se convierta sine die en un todo poderoso y agresivo mandatario, que enarbola y ponga en efecto el mensaje de acabar con ser la víctima de la opresión estadounidense tras décadas de decadencia, humillaciones y desplantes por parte de las potencias vecinas o las occidentales y principalmente por estos últimos. 

China lleva años ocupando y militarizando islotes naturales o artificiales en el mar Meridional de China de forma que pueda crear un área de seguridad y amortiguamiento (buffer zone) entorno a su territorio natural por el mar; se ha consolidado como un socio económico de Rusia y de hecho, en gran parte, le está salvando de las restricciones internacionales montadas contra Putin por EEUU y la UE a consecuencia de la invasión de Ucrania; así como, se ha convertido en el principal inversor y comprador de todo tipo de productos en África y empieza serlo en Suramérica. 

La renovación y revitalización de su tradicional ruta de la seda y la apertura de nuevos caminos para el movimiento de sus productos y abastecimientos le proporcionan una capacidad económica importante y casi sin límites a corto y medio plazo. 

Los avances e inversiones en material bélico de fabricación nacional y sus importantes incursiones en el espacio, le dan un papel preponderante en el mundo al convertirse ya en el tercer país mundial en capacidades militares, aunque es la primera en número de efectivos en armas. 

Debido a su creciente papel en importancia internacional, no es de extrañar, el acuerdo firmado la pasada semana —bajo su tutela— entre Arabia Saudí e Irán, dos de las mayores potencias en hidrocarburos y muy famosas —tras Afganistán— por su estricta aplicación de las leyes coránicas — según sus criterios particulares— para reanudar las relaciones rotas entre ambos desde 2016. 

Ambas son grandes dictaduras teocráticas islámicas, e importantes potencias religiosas y militares, que se han visto implicadas en numerosos y recientes conflictos regionales movidos para dominar Oriente Medio y poder enfrentar sus creencias dispares —chiita (Irán) y sunita (Arabia Saudí)— que han llevado a la región a largas guerras o conflictos muy cruentos con el solo afán de crear adeptos a sus tendencias religiosas y batir a los que son contrarios a aquéllas. 

Saudíes y persas han sido el principal elemento de conflictividad en la zona desde el triunfo de la revolución islámica en Irán en 1979. 

La cruenta competencia económica y religiosa entre ambos países ha arrastrado a la región a su “particular guerra fría”, mediante sucesivos graves conflictos en Irak, Kuwait, Siria, Líbano o el de Yemen (actualmente y desde 2014) donde, de forma directa o indirecta mediante entes no estata‐ les, han competido por su hegemonía. 

No hay que olvidar que estas dos perlas islámicas son los padrinos y sostenedores ideológicos y hasta económicos de facciones terroristas de mucho calado o trascendencia internacional; así Irán promocionó y apadrina organizaciones terroristas tales como Hezbollah, Hamás o Yihad Islámica; mientras que Arabia Saudí se ocupa de grupos salafíes que han provocado la creación de los más importantes y cruentos grupos terroristas yihadistas, Al Qaeda y el Estado Islámico. 

Hacer que estos dos países se unan, y siempre que el pacto triunfe y se mantenga en el tiempo, puede provocar no solo apartar y relevar a EEUU en el arbitraje de la región, que China asegure sus grandes suministros en hidrocarburos y sea reconocido internacionalmente como el urdidor de una “Pax Regional” —ya conocida con el sobrenombre de pax china— sino, poner en peligro las alianzas de Arabia Saudí con el Tío Sam y lo que es más importante, la incipiente luna de miel con Israel, el mayor enemigo de Irán. 

EEUU es consciente de que la expansión china es cada vez más grande y efectiva, lo que les puede reportar grandes benéficos y, por el contrario, les complica la vida a los estadounidenses en otros escenarios donde aún mantienen aliados o muy buenas relaciones, como con Japón, Corea del sur, Vietnam, incluso la India y otras como Australia y Nueva Zelanda. 

De ahí los esfuerzos por potenciar al máximo el pacto estratégico —anunciado en septiembre de 2021 y bautizado como AUKUS (acrónimo en inglés de Australia, Reino Unido y EEUU)— que pretende “defender los intereses compartidos” de las tres potencias anglosajonas en el Indo Pacífico; Pacto, que hace pocas horas, ha anunciado aumentar sus capacidades navales mediante la creación de un nuevo tipo de submarino a propulsión nuclear, para lo que EEUU cederá, por primera vez, su tecnología a ter‐ ceros países.

Por otro lado, los acuerdos, colaboraciones o ejercicios combinados y conjuntos con Corea del Sur y Japón han incrementado su frecuencia e intensidad en los últimos años, como un esfuerzo para parar los pies al desarrollo militar y nuclear de Corea del Norte. 

Precisamente, como consecuencia o reacción a uno de ellos —realizándose actualmente, el “Freedom Shield”—, el pasado domingo los norcoreanos anunciaron haber lanzado, por primera vez desde un submarino, un misil de crucero estratégico —de menor velocidad que los misiles balísticos (habituales en ellos), pero de mayor precisión—. 

A nadie se le escapa, que los conflictos en esta zona van en aumento y que la mano negra chino-rusa en apoyo de diversos aspectos, es muy importante. 

Mientras tanto, los rusos y los estadounidenses siguen a lo suyo en su recientemente estrenada “nueva guerra fría” como consecuencia del conflicto en Ucrania, se supo el encuentro y abatimiento de un dron norteamericano por dos cazas rusos sobre aguas territoriales en el mar Negro. 

Un hecho éste que supone una agresión a sus medios y por lo tanto a ellos; que aunque de mo‐ mento no va a tener reacción por parte de EEUU, supone un paso muy importante hacia la escalada y, además, de seguir in crescendo, requerirá alguna acción más que una simple protesta y en llamar al embajador a presentarle su disgusto. 

El mundo está hecho un lío y ante cualquier traspiés —como la reciente quiebra del Banco de Sili‐ con Valley— saltan las alarmas y tiembla todo el mundo con sus Bolsas a la cabeza; prueba de la inseguridad subyacente de que las tensiones van en aumento y que los puntos de fricción internacional ocupan escenarios cada vez más amplios e importantes, incluso aunque alejados del continente europeo; pero no todos los países ven las cosas del mismo modo, algunos o incluso muchos, pasan de todo y se creen que no se verán afectados. 

Un ejemplo muy patente de estos últimos es el de España, un país que tiene sus preocupaciones gubernamentales en la creación de leyes innecesarias y absurdas como la de cambio de sexo, la del “solo el sí es si”, el aborto y el bienestar animal entre otras más por el estilo. 

Que se pasa el tiempo hablando del Tito Berni, del Barcelonagate, la ópera bufa de moción de censura de Vox o de la imparable subida del coste de la vida. 

Hechos y actos a los que el gobierno rápidamente encuentra la forma de echar arena sobre ellos para apagar los fuegos o en buscar viejos o nuevos responsables de todo ello; como el recientemente ideado del “mal tiempo meteorológico de los últimos meses” para justificar la desmedida crecida del precio de la cesta de la compra. 

Basta con escuchar los noticiarios, las tertulias o abrir los diarios. 

Seguimos cerrando los ojos a lo que ocurre por ahí fuera; pensamos que no afecta a nuestras vidas, a pesar de que sabemos que el “efecto mariposa” llega hasta nosotros a nada que uno estornude, por muy lejano que se encuentre. 

* Coronel de Ejército de Tierra (Retirado) de España. Diplomado de Estado Mayor, con experiencia de más de 40 años en las FAS. Ha participado en Operaciones de Paz en Bosnia Herzegovina y Kosovo y en Estados Mayores de la OTAN (AFSOUTH-J9). Agregado de Defensa en la República Checa y en Eslovaquia. Piloto de helicópteros, Vuelo Instrumental y piloto de pruebas. Miembro de la SAEEG.

El indecente blanqueamiento de un dictador comunista en muchos medios occidentales

Llaman «presidente» y «elegido» a un dictador en un régimen de partido único

Elentir

Una de las costumbres más indignantes de muchos medios occidentales tiene relación con el tratamiento que reciben las dictaduras comunistas.

Tomemos el ejemplo de la mayor dictadura del mundo, la República Popular China. Ayer, su agencia oficial Xinhua publicó este titular cargado de cinismo y de falsedad: «Xi Jinping elegido por unanimidad presidente de China«.

La redacción de la noticia provocaría risa si no estuviésemos hablando de un régimen totalitario: «Un total de 2.952 diputados estuvieron presentes en la tercera reunión plenaria de la primera sesión de la XIV Asamblea Popular Nacional (APN) hoy por la mañana, para ejercer su derecho constitucional de elegir al liderazgo de Estado de China. La votación fue anónima. Estruendosos aplausos estallaron en el Gran Palacio del Pueblo cuando se pronunciaron los resultados de las elecciones«.

Que una agencia oficial de una dictadura se dedique a blanquearla de este modo es algo nauseabundo pero que entra dentro de lo previsible. Lo más pasmoso es que muchos medios occidentales han copiado el titular de Xinhua, diciendo que Xi Jinping ha sido «elegido» como «presidente» de China por unanimidad.

Pues no. Xi Jinping no es un presidente: es un dictador. Su régimen no es nada parecido a una democracia: es una dictadura de partido único donde todo el poder lo ejerce el Partido Comunista de China, la mayor organización criminal del mundo, que lleva gobernando la República Popular China desde 1949 sin haber convocado elecciones libres y democráticas ni una sola vez. No puede ser «elegido» un dictador allí donde oponerse al gobierno se castiga con la prisión. Para elegir algo o a alguien hay que tener dos o más opciones. En China la única opción que hay es la que impone el Partido Comunista, de espaldas al pueblo.

Blanquear la designación antidemocrática de un dictador, presentándola con palabras como las que se usan en los procesos electorales de los países libres y democráticos, es una forma de hacerse cómplice de esa dictadura. Y estamos hablando, por si alguien lo ha olvidado, de una dictadura que ha matado a millones de personas, que todavía hoy mantiene una red de campos de concentración -el Laogai-, que figura entre los países que más persigue a los cristianos (con el puesto número 16), y que está cometiendo un genocidio contra el pueblo uiguir, con acciones que incluyen el internamiento de entre un millón y 1,8 millones de personas en campos de concentración.

Lo que deberían hacer los medios de comunicación de los países libres es informar sobre los abusos y crímenes de esa dictadura, en vez de dedicase a esconderlos y de presentar al dictador como un «presidente» que es «elegido». Basta ya de ser cómplices de ese régimen criminal.

Foto: Ju Peng / Europa Press.

Así actua el comunismo cuando toma el poder.

Por: Jorge Hau

Lo que ocurre es que cuando el comunismo llega al poder lo hace sobre ya algo existente, toda una sociedad con muchos ya propietarios de sus casas, de sus coches, entonces algunas no se la expropiarán. Si usted vive en una mansión, posiblemente si la tomen y la dividan o lo obligarán a compartirla con quienes no tienen casas. Si usted tiene un solo coche, ni siquiera lo molestarán pero si tiene muchos, seguro que le quitan algunos para dárselos a los miembros del partido comunista en comando de toda la nación.

Con el tiempo, comenzarán con la fabricación en masa de viviendas, quizá tipo bloques al estilo de toda la URSS y Europa oriental cuando todos eran comunistas. Si usted tiene la mala suerte de vivir en una zona que quieran desarrollar, bueno, le quitarán su casa y le ofrecerán uno de esos apartamentos que están fabricando y que lucirá exactamente igual al que recibirán todos los demás.

En cuanto a su coche, con el tiempo no servirá y tendrá que desecharlo. No conseguirá repuestos y tarde o temprano ya no podrá circular más, quiza no consiga neumáticos, ni baterias, ni nada de eso. Y es muy probable que jamás podrá tener un coche propio, la prioridad en comunismo es el transporte público no los coches para individuos. Tampoco le expropiarán su ropa, sus zapatos, su ropa interior y objetos u otros artículos y utensilios de uso personal.

La ideología comunista va es en contra de la propiedad de los medios de producción no en contra de toda propiedad privada. Y ahí está el asunto. En comunismo la competencia es vista como un desperdicio, las marcas desaparecen y habrá una sola marca para cada producto, producido por empresas en manos del estado o que han expropiadas. De manera que no existirá variedad que ira desapareciendo con el tiempo. La prioridad es vestir a todos, no vestir algunos con la moda.

Todos comenzarán a lucir iguales a los demás. La igualdad es prioritaria en comunismo y el simple hecho de querer ser diferente, de vestir diferente será mal visto, será condenado por la sociedad comunista que verá todo ese compartimiento como proveniente de la sociedad capitalista decadente. La música, si proviene de otros paises que no son comunistas, será prohibida o al menos condenada como algo negativo.

Surgirá un nacionalismo extremo que te harán odiar todo lo que provenga de afuera. Comenzarán a cambiar la historia para borrar todo aquello que no les gusta y añadirán cosas que nunca pasó ni ocurrió realmente, para así crear próceres y personajes que elevarán la causa comunista, pero que nunca ocurrió. Crearán héroes y le enseñarán a los niños a venerarlos.

Recuerde también, ya no habrá múltiples canales de TV, centenas sino miles de estaciones de radio en el país, ni múltiples periódicos. El comunismo controla la informacion y la noticia y de esa manera ya usted nunca mas podrá enterarse de cosas que no le conviene al gobierno. Escuchará sólo aquellas que pasan la censura del estado y que el estado manipula para siempre aparecer que son ellos los buenos, quienes toman las mejores decisiones, que son ellos los héroes, que sin ellos nada de lo que usted reciba sería posible.

Le quitarán su autoestima, su individualidad para ser reemplazado por nosotros, ya no se permitira el yo, siempre es el nosotros, no se permitirá el beneficio propio, todo tiene que ser por el bien común. Usted seguirá siendo propietario de su ropa, de su par de zapatos, y de todo lo que tenga en su vivienda, pero recuerde, la vivienda se la dio el estado, el transporte publico se lo dará el estado, la educación se lo dará el estado, su salud se lo dará el estado, todo girará en torno al estado.

Le harán creer que todo lo que usted tiene y disfruta proviene de estado y que tienes que agradecerlo por toda tu vida, te harán creer que el estado hace un bien o presta ayuda de manera desinteresada. Ya no importa lo que ganes, y lo que hagas, todos son iguales, y si no pueden producir suficiente, te darán una Tarjeta de Racionamiento, un Carnet de la Patria con un paquetito de azúcar, varias harinas, un paquete de espaguetis, otro de arroz y cuando tus hijos tengan hambre, te harán recordad que ellos comen no gracias a usted, sino gracias al estado benefactor.

Las viviendas que fueron privadas y aun se preservan, lucirán abandonadas porque el estado no llevará a cabo reparaciones de ningún tipo a viviendas privadas, y como no ganarás suficiente, lucirán como ruinas, la prioridad es mantener lo que ellos construyeron y distribuyeron entre la población, no mantener propiedad privada de individuos. Ellos no harán nada al respecto con tu propiedad, usted no podría hacerlo solo por su propia cuenta. Las consecuencias son inevitables.

El problema del comunismo no es que te quitarán tu cepillo de diente, tus calzoncillos, medias, pantalones franelas y camisas, tu bicicleta si tiene una, tu coche si tienen uno, y tu vivienda s tienes una. Tampoco serán los precios, todos serán muy barato pero no se consigue nada, hay que hacer colas kilométricas por horas en espera que cuando llegues puedas comprar algo que necesitas.

El milagro comunista es que Cuba tenga que importar azúcar, y que Venezuela tenga que importar petróleo, gasolina u otros derivados del petróleo. El milagro comunista es que Venezuela y Cuba no tengan suficiente agua potable, ni electricidad, o gas para la población. El problema del comunismo es que el estado asume el papel del individuo, el que toma las decisiones por ti, el que alimenta tus hijos, el que decide que será de ellos en el futuro. El estado es todo y se ubica por encima de todos sus ciudadanos. En comunismo, el individuo no tiene valor alguno. El sistema comunista es una máquina de hacer guerra que dedica casi todos sus recursos en armamentos y un enorme ejército.

En los pocos países que quedan que se autodenominan «comunistas», todo es del estado. Nada es tuyo, ni siquiera lamentablemente tu vida.