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El funeral del PP liberal y el triunfo de la Checa del 11M (partes I y II)

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Ferreras, Sáenz de Santamaría, Iglesias, Montoro, Díaz e Iceta | LaSexta/PP/Podemos/Efe

POR Federico Jimenez Losantos EN LIBERTAD DIGITAL

Lo peor no es que personas que creíamos honradas no lo sean, o que, hartas de una política sin horizonte, se pasaran a la política como negocio. Eso es malo pero, por la torcida condición humana, resulta inevitable. Nos dejan en ridículo, pero no debería sorprendernos. Lo que ha convertido la penúltima fechoría de Soraya para proteger a Rajoy en una carnicería de la que, si hubiera justicia, sería víctima su propio tinglado mediático, cadalso de políticos del PP y peana del terror podemita, es que no hay justicia y que lo ajusticiado es el último referente político del liberalismo en España, el otrora poderoso PP de Madrid a cuyo funeral hemos asistido esta semana.

Porque no nos engañemos: lo que une a Ferreras y Soraya, Pablenín y Montoro, Iceta y Susana, el Carnicero de Mondragón y Cocomocho, a la banda impune de los Pujol y al impune ejército de los ERE, es el odio a una idea liberal de España o a una idea de España basada en la libertad. Y eso que durante casi veinte años ha representado el PP de Aguirre –e Ignacio González- es lo que ha muerto por mucho tiempo ante la opinión pública.

Adiós a un gran modelo político

Y con el desprestigio abrumador de buena parte de los dirigentes del PP de Madrid, lo desprestigiado, para alegría de comunistas, socialistas y rajoyistas, es la mejor gestión del dinero público en cualquier autonomía, la visión más libre y próspera de la sociedad, la libertad de elección de escuela y hospital, la calidad de la enseñanza, las escuelas bilingües, el metro y demás infraestructuras concebidas como inversiones básicas para que la iniciativa privada, único motor del desarrollo, cree empleo e innove, y sobre todo, el ejemplo de libertad y prosperidad que a toda España daba la Comunidad madrileña, mientras las pirañas autonómicas devoraban, servidas por el carnicero fiscal Montoro, los higadillos de Madrid.

 

Con Esperanza Aguirre, la Checa del 11M, el mismo García Ferreras que inventó los terroristas suicidas del 11M, ayer al servicio de Cebrián, hoy de Casals y Soraya, siempre de la tiranía, ha linchado esta semana y va a seguir linchando las que vienen, al PP de Aznar, culminando el proceso que empezó en el Congreso de Bulgaria, capital Valencia, de 2008, cuando Rajoy decidió sacrificar el partido a su supervivencia personal y política. Y el PP, con Camps y Rita Barberá, que en paz descansa una y sin paz el otro, y Arenas como muñidor, lo aceptó.

Aznar y Aguirre pudieron dar entonces la batalla, y luchar por una parte, aunque fuera minoritaria del PP identificada con una idea liberal de España. No lo hicieron, y tras ver cómo caían, aplaudidos por los artífices del 13M y de la Ley de venganza Histórica, María San Gil, Ortega Lara y lo mejor del PP vasco y español, que siempre tuvo en el Madrid de Aguirre su refugio de españoles maltratados, han acabado siendo víctimas de su respeto a las siglas o a esos argumentos personales que cada uno guardará en su almario y por los que nadie se interesará durante los próximos años.

Porque no estamos ante una caída, una enfermedad grave, un cáncer que se puede tratar y curar sino ante el entierro de la criatura política en la que algunos, no muchos, hemos confiado durante dos décadas. Y que deja la escena política sumida en el oprobio y arrastrando, simbólicamente, a los pocos medios que durante estos años hemos defendido lo que seguiremos defendiendo, faltaría más, pero sin nadie que nos represente y sin la menor confianza en que alguien ocupe ese hueco, fosa o abismo, del PP liberal.

Por supuesto, seguiremos diciendo -mientras nos dejen, y aunque no nos dejen- que el impuesto de sucesiones es un crimen de leso pueblo, que la política de Rajoy en Venezuela, arrendada a Zapatero, es un crimen de lesa dignidad, que la política de apaciguamiento con el separatismo catalán es un crimen de lesa patria, que la politización de la Justicia es un crimen de leso Derecho y que la inquisición mediática de las telesorayas es un crimen de lesa libertad. Pero seremos pocos y seremos infamados por la gran triunfadora de esta semana: la checa del 11M, que hoy no es la SER sino el Sextabús conducida con tres capas de calzoncillos por el mismo chófer, cabeza del grupo creado por Soraya y Rajoy (Atresmedia/La Sexta) y cerebro del proyecto de Podemos para liquidar España y nuestra libertad. Por cierto, que según Javier Ayuso el chófer Ferreras se reunió con González, su presunto testaferro Adrián de la Joya, Villarejo y Mauricio Casals. ¿Para hablar de qué? ¿Lo llamará a declarar el juez Velasco?

Pero antes de que los vichinsky del despotismo comunista instalado en el poder mediático por el fantasma de Rajoy la fantasma de Soraya, nos «haga la autocrítica», debemos hacerla nosotros. Nuestra idea de España es no sólo nacional sino de orden moral. Y por eso cualquiera de los cientos de miles de compatriotas que nos escuchan, ven y leen a diario, de los dos mil accionistas del Grupo de LD, tiene derecho a preguntar: ¿Cómo no vieron ustedes la corrupción del PP de Madrid, que aun siendo mucho menor que la del PSOE, Pujol y Podemos, tanto perjudica la idea liberal?

Más adelante (esto es tan largo que parecerá de pedro Jota) entraré en detalles, pero hay una razón absolutamente vulgar: uno no sabe estas cosas si no está dentro y no suele aceptar los rumores sobre los «suyos» si vienen de los contrarios. Añadiré otra: mi personal relación con el PP histórico, con el que rompí cuando claudicó ante el Poder Fáctico Fácilmente Reconocible (fue en una entrevista conmigo cuando Aznar no se atrevió a nombrar a Polanco) y tras la nefasta boda del Escorial, con algunos de los reclusos del PP como invitados. En mi libro «Con Aznar y contra Aznar», a cuya presentación el mejor presidente de la democracia prohibió asistir a sus ministros, con Aguirre, Mayor, Acebes, Zaplana y demás acatando la orden con perruna obediencia (sólo Álvarez del Manzano se atrevió a ir), se recogen los ensayos y artículos sobre la cara y cruz de aquella época.

Los fundamentales, publicados en La Ilustración Liberal, son el «Viaje al centro de la nada», por aquella internacional centrista inventada por Aznar y el del invierno mediático que esperaba la derecha si el PP perdía el Poder. La política aznarista de rendición ante la izquierda llegó al punto de negarse a cumplir la sentencia del Supremo que ordenó devolver al mercado las emisoras de Antena 3 de radio, compradas ilegalmente por Banesto para la SER, a cambio de la protección de PRISA a Mario Conde. Y el libro termina con el largo artículo en LD al día siguiente de la boda del Escorial, que, durante dos años, supuso romper toda relación con Aznar.

¿Qué cambió? Aznar, no mucho. España, del todo. Desde 2002, la Izquierda se echó a la calle y del chapapote demagógico del Nunca mais al 13M de 2004, pasando por la guerra de Irak, tuve que elegir entre el rencor al partido que votaba y pedía votar desde que Aznar llegó al Poder del PP o hacerme perdonar –lo hubiera hecho de mil amores- por la checa mediática de la Izquierda, siempre deseosa de liberales y conservadores arrepentidos. Hice justo lo contrario. En mis libros «De la noche a la mañana» y «El adiós de Aznar» explico el cómo y el porqué de mi defensa de aquel PP.

Lo que atacaban en él no era la corrupción -casi desconocida salvo casos como los de Villalonga o Canyellas, poquita cosa al lado de la del PRISOE y Pujol- sino una idea más liberal que socialista del Gobierno y a la media España que creía y cree en la Nación, la Propiedad y la Libertad. Por eso, el 15M yo abrí mi programa a las seis en la COPE diciendo que desde el 11M y el 14M, previo cerco a las sedes del PP el 13M, había diez millones de huérfanos políticos en España y que la COPE era su casa. Así fue durante cuatro años, en especial los dos primeros: la COPE, El Mundo y Libertad Digital nos quedamos solos denunciando las mentiras del 11M y los apaños de ZP con la ETA y el separatismo catalán. Promovimos once manifestaciones con centenares de miles de personas en la calle, en defensa de las víctimas del terrorismo y del régimen constitucional, entre la AVT de Alcaraz, la COPE (q.e.p.d.), El Mundo, LD… y el PP de Rajoy, Acebes y Zaplana. Nunca tan pocos hicieron frente a tantos ni por más noble causa.

La liquidación del PP por Rajoy

Pero llegaron las elecciones de 2008. Rajoy tuvo un gran resultado pero perdió frente a ZP y decidió, tras un oscuro viaje a México, no dimitir, hacer suyo en el Congreso valenciano del PP el proyecto de Gallardón que era «obviar el 11M» y denunciar ante el tribunal del PRISOE –los que le cercaron el 13M- a los medios que le habíamos apoyado, no por él, claro está, sino por lo que representaba aquel PP, y liquidar el partido de Aznar, Aguirre y San Gil, mientras esperaba el fallo de Zapatero para sucederle, no para cambiar nada importante ni para enmendar sus infinitas fechorías.

En mi libro El linchamiento (es un milagro de la Virgen del Tremedal que sobreviviera para escribirlo) cuento el proceso, padecido en primera persona, del cambio del PP de Aznar al de Rajoy, que era el de Gallardón, Zarzalejos y Cebrián; o sea, el del régimen salido del 11M. El verdadero anuncio del congreso de Bulgaria, capital Valencia, fue el juicio de Gallardón contra mí –cuya condena ha sido anulada de forma aplastante por el Tribunal de Estrasburgo- en realidad un pulso por el Poder dentro del PP. Y allí se produjo lo que la checa mediática del 11M, a cuyo liderazgo prisaico se había uncido La Sexta de Roures y ZP, llamó con regocijo -véase la hemeroteca- «la traición de los liberales a Losantos».

Los liberales que se negaron a respaldar lo que sabían perfectamente que era cierto -que Gallardón, enfrentado a la línea entonces mayoritaria en el PP, defendía literalmente en ABC y dentro del partido «obviar el 11M»– fueron Acebes, Zaplana, Aguirre e Ignacio González. No entraré en más detalles porque para eso está el libro y porque parecería que hago lo que hicieron ellos: ponerse de perfil ante alguien caído en desgracia. Sí quiero explicar por qué, igual que pasó con Aznar, volví a hablarles y, con Acebes y Zaplana ya defenestrados, he defendido a Aguirre y González en Madrid.

En primer lugar, porque me repugna la injusticia. Y lo que las checas del 11M han perpetrado esta semana es el linchamiento político del PP de ayer con el sólido argumento de hoy: la corrupción. Dos cosas me parecen especialmente repugnantes: cobrar millón y medio de López Madrid, el contratista de Villarejo, y negociar comisiones en la Venezuela chavista, como los de Podemos, algo que jamás imaginé en nadie del PP de Madrid. Pero el Sextabús, panzer del grupo Atresmedia/La Sexta, creado de forma ilegalísima por Rajoy y/o Soraya, era el que peor ha quedado, chantajeando a Cifuentes para proteger a uno de sus directivos. Y eso lo han tapado con ranas de atrezzo. La transcripción de la amenaza de Casals: «Que sepa que no es sólo La Razón, sino también Antena 3, Onda Cero y La Sexta», es, sin duda, lo más grave, porque prueba la existencia de una trama mediática y política, con cabeza en Moncloa, para impedir que la Justicia persiga la corrupción del PP. Y eso lo han ocultado descaradamente Ferreras y todos sus tertulianos, que lo habían leído en El Español y escuchado en la SER.

En segundo lugar, porque este descaro digno del Planeta mediático catalán, me permite barruntar que Cifuentes podría hacer lo que hicieron conmigo los liberales del PP en 2008: negar la evidencia, ahora grabada y ayer publicada en la mismísima portada de ABC; que podría negar las coacciones evidentes y por las mismas razones: que el partido le perdone y le deje seguir en política. Eso creerá. Como enemiga de Soraya en la lucha por la herencia de Rajoy, la atropellará el Sextabús como a Aguirre. No es porque haya robado un euro, sino por no hacerlo y además desconocer la omertá rajoyana. «El PP siempre se porta bien», dijo Rajoy anteayer ante jóvenes militantes andaluces. Denunciar la corrupción es portarse mal. E implicar en ella a un directivo del grupo mediático de Moncloa, fatal.

Y en tercer lugar porque se puede sobrevivir a la pérdida del último referente político del liberalismo en España, pero no a la omnipotencia de la checa nacida entre el humo y la sombra del 11M, que ha comprobado que seguirá ganando muchísimo dinero (Atresmedia ha dado esta semana los mejores resultados de su historia) persiguiendo la corrupción ajena y protegiendo la propia. O sea, alanceando moros muertos del PP mientras se apoya a Podemos y se hunde España, mientras la empresa gane dinero.

¿Hasta qué punto supimos o debimos sospechar?

Ahora, el multimedia implicado en la mal llamada operación Lezo (podían haberle puesto un nombre menos heroico), convierte en sinónimos liberalismo y corrupción. Cuando la corrupción del liberalismo del PP de Madrid la demuestra precisamente su relación con la cadena de Podemos. Pero eso no obsta para preguntarse si sabíamos lo que pasaba, al menos en parte, o no queríamos ni mirar porque lo denunciaba la Izquierda corrupta. Yo creo que lo segundo explica, aunque no lo justifique, lo primero. Han acusado a Aguirre de corrupción tantas veces y tan falsamente en esa meca delictuosa llamada PRISA y al servicio del sospechosón Gallardón, origen, de la trama caribeña ahora descubierta, que como todo lo antiaguirrista, en general, lo de González tuvo el mismo beneficio de la duda, en particular.

Ayer, Luis Herrero, debutaba en ABC contando dos denuncias sobre la trama González-Atresmedia-La Sexta, aunque Luis dice que La Sexta es un medio periodístico o así. Así y asá. Una, que yo no conocía y es una lástima: Villar Mir le habría dicho a Lapuerta que le dio a González un millón y medio de euros. Informado Rajoy, no hizo nada. Con lo que he tenido que aguantar de la cloaca de Villarejo, con el que se reúne Luis sin que el empleado de López Madrid deje de denunciarme para ver si consigue callarme. Me hubiera encantado poderlo contar y comentar, la verdad.

De otra, hace tres años, proveniente de nuestro antiguo editorialista y luego político y alcalde de Leganés Jesús Gómez Ruiz, sí supe algo, pero a la vez que me contaban que Jesús había contratado en Leganés a Gonzalo Boye, condenado a siete años de cárcel por colaborar con la ETA en el secuestro de Revilla y promotor de una querella contra mí a cuenta del separatismo catalán. Supuse que la información sobre la famosa cuenta suiza, sin titular, procedía de ahí, y que, si era verdad, debía denunciarlo el tal Boye. Nunca lo hizo. En LD informaron del caso y nada más. Luego he leído que fue con un notario a registrar su denuncia ante Juan Carlos Vera, el aparatchik de Rajoy para echar a Aguirre y poner a Cifuentes. O sea, que de nuevo lo sabía Rajoy. Y, sin embargo, ahora le piden responsabilidades a Aguirre… los chicos de Rajoy. Me parece una broma pesada, la verdad.

Hay, sin embargo, un argumento más de fondo, que es el de la lucha ideológica contra el abuso fiscal del Gobierno. Cuando Montoro le declaró la guerra a Ignacio González porque se negó a reponer el impuesto de sucesiones y bajó los impuestos del tramo autonómico («será que le sobra», dijo), ¿cómo no defender a Ignacio González? Cuando las mareas blancas y verdes –léase rojas y moradas- atacaban a su Gobierno porque defendía la calidad de la enseñanza y la gestión privada de los hospitales en Madrid, ¿cómo no defender que no hicieran fijos a esos maestros interinos que dicen que el Guadalquivir y el Ebro pasan por Madrid? Pues Montoro va a hacerlo. Cuando Aguirre defiende la bajada sistemática de impuestos, igual que Aznar, ¿cómo no defenderlos, que es defendernos de Montoro y del destino de nuestro dinero, que es la financiación del separatismo catalán? Y durante los años de Zapatero y los seis de Rajoy este ha sido el pan nuestro de cada día. ¿Cómo no conceder el beneficio de la duda a quien se negaba a ceder, en favor de la ciudadanía, ante Montoro y Asociados, Villalobos y Arriola, Arenas y Mato, es decir, Rajoy y Soraya, telesocios de Podemos?

La corrupción salvo para las izquierdas en general («ahora nos toca a nosotros», dicen en Andalucía desde hace 35 años) y una parte de las derechas es indefendible. Habrá que esperar a una nueva generación de políticos limpios que se dejen votar. Pero sin estos referentes, perdidos por algún tiempo, las ideas liberales sobrevivirán. Lo invivible es un régimen totalitario como el que hemos visto en acción esta semana, con detenciones anunciadas con días de antelación y la televisión de la checa esperando a la Guardia Civil para la detención y humillación de los presuntos, con todos los detalles de los sumarios declarados secretos y, lo más grave de todo, con la defensa, como en tiempos de Lenin, del Terror Rojo o el Teleterror.

Segunda parte del ensayo El funeral del PP liberal y el triunfo de la Checa del 11M.

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Ignacio González, entre agentes de la UCO | EFE

Este mismo sábado, J.M. Contreras, uno de los socios fundadores de la Sexta con Roures, Benet y Barroso, esos que Cebrián llamó «visitadores nocturnos de la Moncloa» de ZP, -él lo era diurno con González y ahora con Soraya-, publicó en Infolibre un artículo –Protejamos la pena del telediario– que su Sexta ha aplicado esta semana contra el PP de ayer para tapar al PP de hoy y su propia corrupción empresarial. Es decir, que los que mandan a través del duopolio televisivo en la España actual, por delegación de Moncloa y al servicio de Podemos, defienden abiertamente la muerte del Estado de Derecho y la creación de un régimen asesino y difamador como los de Cuba y Venezuela, que tienen en el linchamiento de los enemigos políticos –inocentes o no, da igual; están condenados antes de llegar a juicio, si llegan- su herramienta esencial de propaganda y terror político.

Vale la pena leerlo entero, y temblar, pero resumiré lo sustancial:

«Esta semana hemos asistido a un capítulo más de nuestra reciente historia política, la esperada detención de Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, que tantas noticias había protagonizado como recurrente sospechoso de haber cometido numerosos actos delictivos, sin que hasta ahora la ley hubiera actuado contra él. Una cámara de la Sexta pudo conseguir las únicas imágenes de su captura por las fuerzas de seguridad».

Esto es falso. Fue la UCO la que accedió al Sextabús, para proceder a la detención conjunta y tapar con lo de González la llamada a declarar de Rajoy.

«No hay duda de que uno de los momentos televisivos preferidos de muchos espectadores es el de poder ver la llamada ‘pena del telediario’. Son esas imágenes, desgraciadamente repetidas en multitud de ocasiones, en las que algún expoderoso corrupto es introducido en la parte de atrás de un coche policial tras su detención. Siempre me llama la atención su reacción, que de manera casi milimétrica suele reproducirse de forma cotidiana. El personaje en cuestión suele caminar atropelladamente con la cabeza baja, incluso cubierta, y busca meterse en el vehículo que se convierte en una especie de último refugio donde cree poder terminar con su agonía. Dentro del coche, intentan ocultar su rostro con manos y brazos o con alguna prenda de vestir o se esconden detrás del asiento».

Esto es cierto, pero se ve que Contreras no tiene familia, a la que nadie salvo un marrajo quiere humillar, o se cree impune ante el Sextabús y la UCO. Debe de serlo, porque la absorción de la Sexta por A3 fue delictiva y ahí sigue.

«Es una pena que las fuerzas de seguridad suelan colaborar en ese comportamiento que impide que algún reportero, de forma calmada, pudiera acercarse al detenido y preguntarle sobre las razones de su ocultamiento, aclarándole que, aunque se tape la cara, todos le estamos viendo y, sobre todo, todos sabemos perfectamente quién es y qué ha hecho».

Esto es falso. Nadie sabe «perfectamente, lo que es y lo que ha hecho», salvo el que tenga la condena hecha antes del juicio, el fiscal o juez de un Estado totalitario. A la Sexta la llama su Gobierno de su PP. Y en el caso Rato hemos visto a la policía tratarlo con menos celo que a los etarras.

«Es habitual escuchar voces públicas que defienden la eliminación de las penas del telediario. El argumento de base es que esas imágenes suponen una condena social de facto, que ignora el principio de la presunción de inocencia. La cuestión no puede ser más absurda. Las imágenes no reflejan la condena sino la detención, porque hay firmes indicios de que ha cometido algún delito. Si el principio de presunción de inocencia se antepusiera a todo, ni siquiera la detención debería tener lugar puesto que no ha habido aún condena. Un disparate».

¿Un disparate que todos sean inocentes hasta que se demuestre lo contrario? Quizás Contreras lo piensa sobre etarras e islamistas, no sobre los del PP, a los que tan «perfectamente» conoce. Y la burla al «cretinismo democrático y parlamentario» (Lenin) acaba en este sadismo de chequista:

«Lo que sí reflejan esas voces es el daño moral que parece infligir a los corruptos detenidos esas imágenes difundidas incesantemente en las televisiones. He de reconocer que en mi caso me provocan un efecto hipnótico. Siento un alivio cuando las veo. Por un momento, esa reproducción electrónica de la realidad me hace creer que quizá hay justicia y que, de vez en cuando, el que la hace la paga. Pienso que ese castigo público debería formar parte de cualquier condena por un delito que supone el enriquecimiento ilícito, el haber sacado provecho, quebrantando la ley, de la confianza de los ciudadanos y de transformar el servicio público en vehículo para el robo de bienes ajenos».

Y ahora llega el regodeo del co-creador de la Sexta gracias a ZP:

«Propongo por tanto regular un protocolo especial para llevar a cabo la detención de los corruptos. Puedo llegar a entender que se impida el contacto directo a reporteros y ciudadanos con los acusados para evitar altercados e incidentes. Se deberían habilitar unas vallas de seguridad que facilitaran la visibilidad del público asistente. Sin embargo, el paseíllo hasta el vehículo policial habría que reglamentarlo. Deberíamos dejar al menos 200 metros de recorrido obligado, para que el detenido, convenientemente esposado, se dirigiera hasta el coche. Propongo que el desplazamiento lo hiciera en solitario y sin elementos que entorpecieran su marcha. Todo ello, eso sí, perfectamente televisado, con posibilidad de utilizar diferentes tomas y repeticiones con cámaras superlentas, al estilo de los encierros de San Fermín. Incluso, propondría la colocación de una mini cámara que portara el detenido en su solapa que nos permitiera tener una toma subjetiva de gran valor emocional. Una buena selección musical difundida con megafonía sería el toque final perfecto. El denostado reggaetón de Luis Fonsi, Despacito, sería una banda sonora perfecta con esa simbólica estrofa final:

Pasito a pasito, suave suavecito
Nos vamos pegando, poquito a poquito
Hasta provocar tus gritos
Y que olvides tu apellido
Despacito»

Lo de «provocar tus gritos» suena a torturador vocacional o rapero podemita. A «la azotaría hasta sangrar» o «soy un marxista devenido psicópata». Pero Contreras olvida algo demasiado deprisa: el apellido del corrupto no lo ha olvidado despacito ni deprisita el directivo de la Sexta detenido junto a González ni el gran jefe Casals, sino el camarada Ferreras, que lo tapó. ¿Por qué Contreras no comenta este caso de corrupción de la empresa que él fundó, nada menos que un descarado chantaje mediático para que no lo denunciaran? ¿Todavía pertenece a la empresa?

El mal menor no es un bien, es sólo menor

En fin, al leer este alarde tiránico de los que tras participar en el tinglado corrupto del PP de Madrid fingen desarticularlo para ahorrarse ellos la cárcel, vuelvo al dilema insoluble: el destino del liberal es siempre comprometido, porque uno elige los enemigos, no los aliados. Tras reñir con Aznar, lo defendí contra los golpistas del chapapote iraquí. Tras la traición de los liberales del PP, los defendí contra Montoro y el impuesto de Sucesiones. Tras leer a los viejos golpistas del 13 M, del Nunca mais y ahora del Sextabús vuelvo a la doctrina del mal menor para combatir el mayor: la tiranía. La corrupción del PP madrileño y su artera utilización para tapar la de Rajoy me ahorrará votar al PP, porque no se puede ni se debe votar a un muerto. Pero el PP medio liberal merecía un mejor funeral.

María Calvo: “La Ley Cifuentes es retrógrada, en EEUU la ciencia dice justo lo contrario”

María Calvo Charro destaca que en EEUU la ciencia recomienda no realizar operaciones de cambio de sexo ni tratar estos temas con los niños, todo lo contrario de lo aprobado por Cifuentes.

POR: Pablo González de Castejón EN: Actuall

La ley antidiscriminación LGTBI aprobada la semana pasada por la Asamblea de Madrid a propuesta del Partido Popular, con Cristina Cifuentes a la cabeza, continua suscitando reacciones contrarias a la misma, en especial dentro del mundo de la educación, uno de los apartados en el que esta ley ejerce una mayor intromisión.

Una de las voces más críticas de las consultadas por Actuall ha sido María Calvo Charro, presidenta de la Asociación europea de centros de educación diferenciada (EASSE), profesora de Derecho Administrativo de la Universidad Carlos III y autora de libros comoAlteridad sexual, razones frente a la ideología de género‘.

Lo primero que remarca María es que le llama más la atención el contenido de la ley que el partido que la propuso y la aprobó (el PP), porque ya vio venir las intenciones de los populares cuando el año pasado el Ministerio de Sanidad publicó la Guía ‘Abraza la diversidad’, un documento que da una serie de directrices para los alumnos y los profesores en un intento de prevenir la discriminación LGTBI en las escuelas.

María Calvo: “Se les estimula a masturbarse, a tocar al vecino, a elegir su identidad sexual,… se les adoctrina”

“Si te metes a ver los contenidos, son casi pornográficos. Se quiere enseñar a los niños una educación sexual que no necesitan. Se les estimula a masturbarse, a tocar al vecino, a elegir su identidad sexual,… se les adoctrina”, afirma la profesora Calvo.

Dicha Guía, que cumple de forma clara los requisitos para que se utilice en todos los colegios de la comunidad (públicos, privados y concertados) y se imparta a todos los alumnos (desde los 0 a los 18 años), fue elaborada con el consenso de grupos LGTBI.

María Calvo Charro / Youtube

Esta ley no contó con ninguna asociación de padres, o de expertos educativos independiente, sino que fue elaborada con el consenso de grupos LGTBI que además revisarán de manera anual el funcionamiento de la norma. Una decisión que no gustó mucho en Concapa.

Para María Calvo no es sorprendente, ya que cualquier profesional desaconsejaría enseñar sexo a los niños. “Los niños no se plantean esas cosas. Se saltan la parte psicológica y esto les afecta. Están violando sus derechos, les puede traumatizar“, insiste.

Es más, la presidenta de la asociación remarca que en España intentamos ir de mordernos con estas leyes, pero que en el fondo vamos con 30 años de retraso. “Es una ley muy anticuada y retrógrada. En EEUU ya han dado la vuelta a esto”.

María Calvo: “Me llamarán homófoba por decir esto, pero yo hablo de datos, es sentido común”

Se refiere a que ahora la tendencia en EEUU es a no hablar con los más pequeños de sexo, sino a enseñarles a autocontrolarse. “Me llamarán homófoba por decir esto, pero yo hablo de datos, es sentido común. Hoy está todo dominado por el relativismo absoluto y el emotivismo, la muerte de la razón”.

Es difícil argumentar frente a alguien que te dice yo me siento así y ya está, reconoce María Calvo, pero se debería tener más en cuenta los estudios del Instituto John Hopkins, que ha pasado de ser el primer lugar en realizar operaciones de cambios de sexo en los año 70 a recomendar no operar a nadie porque no soluciona nada.

Mariano Bailly-Bailliere: “Es un paso más en el control de la sociedad” 

Para Mariano Bailly-Bailliere, miembro de objetores a Educación para la Ciudadanía, “la Ley contra la “LGTBfobia” supone un paso más en el control de la sociedad civil por parte de las autoridades”.

Y es que esta ley lo que “pretende es enjuiciar y educar obligatoriamente los sentimientos de los los menores de edad sin mediar ningún consentimiento paterno“. Insiste Mariano en que “más que al respeto o a la tolerancia, la norma aspira a que los miembros de los colectivos LGTBI sean queridos por sus conciudadanos”.

Además, argumenta que “las agresiones contra el respeto y la tolerancia están ya tipificadas en el Código Penal”, por lo hablar de que “los hechos son objeto de la justicia pero los motivos son indemostrables. Y la inversión de la carga de la prueba propia de regímenes totalitarios”.

Bailly-Bailliere: “Pretender achacar un hecho delictivo a un sentimiento es tan dudoso como ineficaz: lo que ha de juzgarse es el hecho”

Lo resumen así: “Pretender achacar un hecho delictivo a un sentimiento es tan dudoso como ineficaz: lo que ha de juzgarse es el hecho, no sus motivaciones”.

Sobre lo que debería hacer el gobierno de Cristina Cifuentes Bailly-Bailliere remarca que “el Estado debe velar por el respeto y la tolerancia. Y este respeto ampara tanto a quien se considera ciudadano LGTBI como a quien no lo es. En igualdad: sin supuestas discriminaciones positivas que, además de  privilegiar a unos en detrimento de los otros, transmiten un mensaje ideológico”.

El Gobierno de Madrid predica con el ejemplo

El Gobierno de la Comunidad de Madrid no ha esperado a que la Ley anti-discriminación LGTB empiece a aplicarse, para predicar con el ejemplo de la homogeneidad y la intolerancia que la nueva norma instauran alrededor de la perspectiva de género obligatoria. Aprobada el pasado jueves en la Asamblea regional, casi por unanimidad, la ley incluye, entre otras medidas, la enseñanza obligatoria de la ideología de género en los colegios públicos y privados, la posibilidad de multar con 45.000 euros a un sacerdote que atienda a una persona homosexual que quiere cambiar de vida, o la inversión de la carga de la prueba en las denuncias por homofobia y transfobia. Para mostrar algunas de las prestaciones más inquietantes de la ley, el portavoz del gobierno regional, Ángel Garrido, del PP, empezó señalando desde su cuenta de Twitter a Ignacio Arsuaga, presidente de HazteOir.org, una de las plataformas ciudadanas que han denunciado que la nueva ley recorta la libertad personal de la mayoría de la población para favorecer la discriminación positiva de una minoría de activistas ideológicos. La nueva ley asume premisas controvertidas como la idea de una identidad de género libremente determinada. Al convertirse en un precepto legal, promoverse como un valor de las instituciones, enseñarse en los colegios y modificar el principio de la presunción de inocencia, la discriminación positiva se practica a costa de la libertad de los demás. En aras de una supuesta diversidad sexual, se suprime la diversidad de ideas. Este es el impacto de la nueva ley madrileña, sobre el que diversas voces de la sociedad civil española están alertando en los últimos días. ¿Es esta crítica infundada? ¿Es irrespetuosa? ¿Atenta contra la democracia? El portavoz gubernamental de Madrid cree que sí. En su perfil de Twitter, Ángel Garrido descalificó como “anti-cristiano” a Ignacio Arsuaga. Aquí puedes leer la respuesta del presidente de HO en Actuall. Se diría que el Gobierno de la presidenta Cristina Cifuentes ha elegido a un discrepante de sus políticas para enviar un mensaje al resto de la sociedad. La polémica ley recién aprobada deja suficiente margen de discrecionalidad a los gobernantes para perseguir la crítica y sofocar la diversidad de pensamiento, como para no pensar que el mensaje de un político con poder ejecutivo entraña algo más que un desahogo personal. (Con información de ABC, Religión en Libertad, Actuall)

EL DESPRECIO DE LOS ACOMODADOS (AUDIO).

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Editorial de César Vidal. El desprecio de los acomodados

 

Es la noche de César

 

Presentado por César Vidal

 

7:00

 

César Vidal lee su editorial.

LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DE MADRID.

A veces nos fijamos en lo que hay lejos, sin darnos cuenta de que podemos tocar con nuestras manos las más bonitas maravillas.

Igual que cuando idolatramos a famosos desconocidos y tenemos muy cerca gente que esconde grandes tesoros. Disfruta de ellos.

¿Moscú?

No, Madrid. Hace poco más de cien años, entre 1902 y 1910, el arquitecto Fernando Arbós levantó en la calle de Alcalá la iglesia de San Manuel y San Benito. Es el mejor ejemplo de aquitectura neobizantina de la capital. Tiene planta de cruz griega y una cúpula en cuyas pechinas se representan los cuatro evangelistas. Durante la Guerra Civil se salvó de las llamas, pero sólo porque el Gobierno del Frente Popular decidió utilizarlo como almacén.

¿Nueva York?

No, Madrid. La fachada del Banco de España es uno de los edificios más conocidos de Madrid, no así su interior, que no desmerece en nada la magnificencia que se ve desde fuera. Aunque el Banco de España fue fundado en 1856 no ocupó la actual sede hasta finales de siglo, cuando se levantó este edificio en el mismo corazón de la ciudad. Por fuera es de estilo neoclásico con toques venecianos, por dentro se asemeja a estaciones de tren como la neoyorquina de Grand Central Station.

¿Roma?

No, Madrid. Al noreste de la ciudad, no muy lejos del aeropuerto de Barajas, se encuentra el parque del Capricho. En origen fueron los jardines del palacio de los duques de Osuna, un palacete neoclásico que se encuentra en uno de los extremos del parque. Tanto los jardines como el palacio fueron levantados entre a finales del siglo XVIII.  El templete dedicado a Baco, dios del vino, es uno de los monumentos más característicos de estos aristocráticos jardines. 

¿Florencia?

No, Madrid. Las Escuelas Pías de San Fernando, en Lavapiés, fueron el primer colegio de los Escolapios que hubo en Madrid. El edificio, dedicado al santo patrón del entonces monarca Fernando VI, se construyó en el siglo XVIII y era una escuela para niños pobres. El 19 de julio de 1936 le metieron fuego, pero no fue reconstruido posteriormente. Mantuvo su estado de ruina hasta que en 2002 la UNED lo habilitó como biblioteca dejando visible parte de la ruina como recuerdo de la Guerra Civil.

¿París?

No, Madrid. La Escuela de Ingenieros de Minas de la calle Ríos Rosas fue inaugurada en 1893. El arquitecto ideó un edificio de planta rectangular estructurado en torno a un patio central con dos torreones rematados por cúpulas de estilo francés. El patio lo cubre una estructura de hierro y cristal. Todo el edificio rezuma influencia parisina.

¿Viena?

No, Madrid. La de Santa Bárbara era la iglesia que pertenecía al Convento de las Salesas Reales, fundado por la reina Bárbara de Braganza en 1748. A finales del siglo XIX las monjas fueron exclaustradas y el edificio del convento dedicado a Palacio de Justicia. La iglesia se convirtió en parroquia, una más de Madrid, aunque con regios inquilinos. En ella está enterrada la propia Bárbara de  Braganza y su esposo, el rey Fernando VI, que no quisieron ser sepultados en el monasterio de El Escorial como el resto de reyes de España.

¿Lisboa?

No, Madrid. La catedral de Alcalá de Henares es sede de la diócesis homónima y la única en el mundo, junto a la iglesia de San Pedro de Lovaina, que posee el título de «Iglesia Magistral», lo que implicaba que todos sus canónigos tenían que ser doctores en teología. Fue levantada en el tramo final del gótico, de ahí que muchos de sus elementos sean ya típicamente renacentistas.

¿Barcelona?

No, Madrid. El Caixa Forum del paseo del Prado es el último añadido a la ya grandísima oferta cultural de la ciudad. Fue inaugurado en el año 2008. El complejo es obra del prestigioso estudio de arquitectura Herzog & De Meuron, que consiguió levantar un museo desde cero respetando la antigua central eléctrica de Mediodía. Lo más llamativo del conjunto es el jardín vertical obra del botánico francés Patrick Blanc. El jardín ocupa la medianera del edificio adyacentey está compuesto por 15.000 plantas de 250 especies diferentes,

¿El Pirineo?

No, Madrid. Al norte de la comunidad se encuentra Buitrago del Lozoya, un pequeño pueblo amurallado que custodia el paso de Somosierra. Fue fundado por Alfonso VI de Castilla en el año 1096, cuando sus habitantes recibieron las armas del escudo. Aparte de su muralla, que data del siglo XI, Buitrago tiene un castillo, una iglésia gótico-mudéjar y hasta un museo dedicado a Picasso con obras que el pintor regaló a su peluquero, nacido en el pueblo.

¿Finlandia?

No, Madrid. Cerca de Rascafría, en las inmediaciones del monasterio de Santa María del Paular, se encuentra el bosque de Finlandia, un bosque de coníferas y árboles de hoja caduca similar a los del norte de Europa. El bosque se beneficia del microclima que existe en el alto valle del Lozoya, a 1.000 metros sobre el nivel del mar y rodeado de picos de más de 2.000 metros de altitud y una pluviosidad mayor que en el resto de la meseta. La nieve suele hacer acto de presencia a menudo en invierno. En verano la suavidad de sus temperaturas lo han convertido en meca de senderistas y amantes de la naturaleza. 

¿Chicago?

No, Madrid. A 230 metros del suelo, altura a la que se encuentra la azotea de la Torre Espacio ,  el tráfico del paseo de la Castellana no es más que un lejano rumor. El conjunto de rascacielos conocido como «Cuatro Torres» fue levantado entre 2004 y 2008. La más alta es la Torre Cajamadrid , que con 250 metros es también la más alta de España y la quinta de Europa.

¿Escocia?

No, Madrid. En 1907 Alfonso XIII inauguró el embalse de Santillana, construido sobre el cauce del río Manzanares. Para rematar la presa los arquitectos diseñaron una torre de estilo-gótico plateresco que sirviese de anticipo al castillo medieval que se encuentra al otro lado del embalse. En los años 60 se había quedado pequeño y se levantó una nueva presa delante de la antigua aunque  conservando ésta. De este modo la torre se quedó en mitad del lago artificial, y ahí lleva más de un siglo viendo subir y bajar el nivel de las aguas.     

¿Islandia?

No, Madrid. Durante el verano de 1964 la sequía castigó severamente a la capital. Fue entonces cuando se pensó en retener las aguas del Lozoya en su curso alto, donde más llueve de toda la región. El embalse se inauguró tres años después dejando un soberbio lago artificial de 480 hectáreas a los pies de la sierra. Aparte de este el río Lozoya tiene cuatro embalses más, de ahí que decir agua de Madrid, famosa por su calidad, es casi lo mismo que decir agua del Lozoya. 

¿Borgoña?

No, Madrid. En 1782 Carlos III fundó en Aranjuez la Bodega del Real Cortijo para conservar y envejecer los vinos del mismo nombre. Después de una historia muy ajetreada hoy la bodega sigue haciendo lo mismo que entonces. Produce muy pocas botellas (unas 25.000 al año) que sólo pueden disfrutar los socios de un selecto club enológico. Ofrece también la posibilidad de celebrar eventos en sus centenarias cuevas y, ya de paso, catar el vino. 

¿Madrid?

Sí, Madrid. La mole de la catedral de la Almudena se levanta poderosa encaramada sobre el promontorio donde hace mil años nació la ciudad. Unos metros más abajo discurre el humilde Manzanares, el aprendiz de río vilipendiado hasta la extenuación. Cuentan que, en cierta ocasión, un regidor de la Villa invitó a Lope de Vega a la inauguración de un puente. El dramaturgo se presentó en la ribera y, al ver el contraste entre la magnificencia del puente y la miseria del río, le dijo al regidor que Madrid tenía que elegir entre comprarse un río o vender el puente. Hoy, después varias obras hidráulicas que han estabilizado su caudal y le han devuelto la limpieza al agua, la ciudad puede tener las dos cosas: agua (aunque no mucha) y pequeños puentes como el de la reina Victoria, construído en 1908.

FUENTE: LIBERTAD DIGITAL