La descentralización del gobierno de España en las llamadas “comunidades autónomas” o “autonomías”, desde el punto de vista operativo, está siendo un desastre y una sangría económica porque los 17 gobiernos autonómicos, salvo contadas excepciones, no son operativos, no agilizan la administración. Al contrario, ponen trabas y más trabas locales al desarrollo de lo que debería ser un país moderno en el marco de Europa y además gastan millones y millones de euros en cargos, gobiernos y parlamentos autonómicos que raras veces sirven para algo más que para el mantenimiento de “parásitos” en el tejido de la sociedad española.
Además, algunas autonomías, como la Generalidad de Cataluña, tienen una fijación enfermiza contra el español, el idioma común de todos los españoles y de 400 millones de personas que lo hablan en el mundo. Por eso, la Generalidad rechaza frontalmente analizar el nivel de español (llamado castellano preferentemente ahora por muchos) que tienen los alumnos en las pruebas de competencias básicas que se realizan, cada año, a los estudiantes de enseñanza primaria y secundaria en Cataluña.
La señora del señor honorable, que fue Presidente da Cataluña casi perpetuo, dijo algo así como que la emigración era chusma y que prefería, puestos a escoger entre la chusma, a los moros que a los procedentes de Hispanoamérica porque los moros solían aprender catalán, cosa que no hacían los colombianos, peruanos, ecuatorianos, etc.
Y… ahora se niegan a dar clases de español. Persiguen a los Colegios que tímidamente intentan, los pocos que lo harían, cumplir con una norma del Ministerio de Educación que dice que se tienen que impartir tres horas de español a la semana. Tres horas… y les parece una enormidad. En Cataluña sólo se dan dos horas de español a la semana porque así lo quiere la Generalidad. Asco de autonomías… Queda descrita la situación.
Diario de América
