Un granjero madurito tenía una finquita hacía años con una laguna de aguas azules, en la parte de atrás. Era perfecta para nadar, entonces él
le puso mesas de picnic, un campo para caballos, y
algunos árboles de manzanas y duraznos.
Una tarde fue a la laguna, adonde no había ido por
un tiempo con un balde grande para recoger fruta.
Cuando se acercaba oyó voces y risas que venían
de la laguna, y entonces vio un grupo de chicas
felices bañándose allí, desnudas…

Entonces, se detuvo enfrente a ellas a observarlas,
y ellas apenas lo vieron se sumergieron hasta el cuello. Una de ellas le gritó: No vamos a salir del
agua hasta que usted no se vaya!
El granjero frunció el ceño y les contestó:
Miren, aunque ustedes están nadando en propiedad privada, yo no vine aquí a mirarlas bañarse
desnudas y ni siquiera a obligarlas a que se salgan
del agua para mirarlas.
Y mostrando el balde les dijo: Sólo vine a la laguna
a alimentar mi cocodrilo!
Algunos hombres mayores, tienen la mente ágil…
