Etiqueta: ANDALUCES

Arte andalú

supermercadoUna mué questaba
comprando ner mercadona;



Cohe una caha de
leshe, un cartón de güevo, un bri de sumo de naraa y un paquete
beicon.



Mientra ponía loj
artículo en la sinta de la caha, un borrasho cabía detrá della observaba con
ditinimiento cada uno de lo
artículo.
 



Ar terminá, er
borrasho la mira y ledise: Tú ere sortera’. La tía se quea to pillá po  la
sentensia, pero a la ve intrigá ya quella rearmente era
sortera.



Miró to losartículo
que tenía sobre la sinta de la caha y no vio ná que pudiera habe hesho quer
borrasho agquerozo eze deduhera quella era
sortera.
  



Ar fina, ganó la
curiocidá y le preguntó
ar borrasho:
 



-‘E verdá. zoy zortera.
Pero…



¿cómo
la zabío?’


Er borrasho
contestó:


-‘Porque ere mú fea,
ihaputa

borrachoentaquilla

ZI ZEÑÓ, DE CÁI CÁI‏

 

Un gaditano está bebiéndose una cervecita en un bar de Sevilla. Recibe una llamada en su móvil. Descuelga, sonríe de oreja a oreja y le dice al camarero que ponga una ronda para todo el bar, porque ha sido padre. Su mujer ha tenido un típico bebé gaditano con un peso al nacer de 11 kilos.
>
> Los clientes del bar, todos puros sevillanos, miran con incredulidad al gaditano, pues nadie puede creer que un recién nacido llegue a pesar 11 kilos. Pero el gaditano se encoge de hombros y dice: “Es la media en Cái, pisha. Como he dicho, mi niño s un típico bebé gaditano”.
>
> Los sevillanos, no del todo convencidos, se acercan y le felicitan, también se oyen exclamaciones desde otras partes del bar, incluso una mujer se desmaya debido a dolores empáticos.
>
> Dos semanas más tarde el gaditano vuelve al bar. El camarero, que le reconoce, le dice, “¡Hola, mi arma!, usted es el padre del típico bebé gaditano que pesó 11 kilos al nacer ¿no? Todo el mundo ha estado haciendo apuestas sobre cuanto pesaría su hijo después de dos semanas. Y ya que esta aquí, díganos cuanto pesa ahora”. Todos los sevillanos que llenan el bar tienen las orejas como radares.
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> El gaditano responde con orgullo paternal: “Ocho kilos”.
>
> El camarero, confuso y desconcertado, le dice: “¿Qué ha pasado? Si el bebé pesaba 11 kilos el día que nació”.
>
> El orgulloso padre gaditano se toma pausadamente un buen trago de su botellín, se recrea en la suerte, mira vacilón a toda la clientela que espera expectante, se seca los labios en la manga, se inclina levemente ladeado hacia el camarero y con aire cómplice exclama:
>
> “Lo hemos operado de fimosis”.

LA PEREZA, PECADO CAPITAL

 

U n catalan, trabajando duro, transpirando, sudando para poder comer, ve a un andaluz tirado en una hamaca, descansando de no hacer nada. El catalan no aguanta y le dice: 

– ¡Oye! ¿No sabes que la pereza es uno de los Siete Pecados Capitales? 
 
-Y el andaluz, sin moverse, le contesta: 
 
– La envidia, también cabrón…