Categoría: POLÍTICA

NO DESVÍEN LA MIRADA DE LAS ESTRELLAS DE DAVID EN NUESTROS MUROS…

Por Redacción ZoePost.

Monumental texto de la gran Laure Lugon Zugravu, publicado por el diario de Ginebra Le Temps

“Entonces hemos llegado a este punto. Mientras que deberíamos indignarnos por los 10.000 muertos palestinos, y sostener a los civiles de Gaza, lo que hemos logrado es despertar nuestros peores demonios. El antisemitismo ha vuelto con fuerza.

Nunca hubiera creído posible ver en mi tiempo de vida buzones recubiertos con pintadas de la estrella de David en Ginebra, afiches reclamando la liberación de los rehenes arrancados, en las manifestaciones slogans que invitan a borrar Israel del mapa: “Desde el río hasta el mar, Palestina será libre”. Esta es una fórmula recuperada por Hamás para significar la eliminación total del enemigo judío.

Nunca hubiera creído posible ver en mi tiempo de vida imágenes de desfiles, como en Essen, Alemania, en los que islamistas radicales berrean “Allah Akbar” mientras reclaman la instauración del califato. Nunca hubiera creído posible que profesores de instituto en Francia no se atrevan a enseñar la Shoah. O que la semana pasada en Steffisburg, cantón de Berna, un evento cultural alrededor de la Shoah haya debido ser cancelado por razones de seguridad…mientras que cada semana miles de personas desfilan a favor de los palestinos, sin correr el menor riesgo. Nunca hubiera creído posible que, ochenta años tras el fin de la guerra, los niños judíos prefieran esconder su condición de tales.

Puede que el antisemitismo haya sido en sus orígenes un fenómeno ligado a la extrema derecha. Pero en nuestros días, la ideología parda puede contar con un nuevo extremismo para alimentar el odio: el totalitarismo islámico.

Apenas disimulado, el extremismo islámico avanza detrás de la causa palestina, que puede ser muy noble, llevado en hombros por una izquierda radical que echa de menos más revoluciones…y más votos. En los años 60, la vieja izquierda tradicional hizo de sus proyectos anti imperialistas y de la defensa de los pueblos oprimidos su fondo de comercio. Es por eso que nadie se sorprende que la tradicional “kefiyah” palestina se haya integrado en los desfiles.

Pero desde entonces una nueva izquierda ha fusionado las luchas feministas, identitarias, de género, raciales, anticolonialistas y anticapitalistas. Y ha integrado en este confuso rompecabezas al islamismo radical por una mera asociación de ideas: Israel es igual a los Estados Unidos, lo que equivale a Occidente, lo que significa hombres blancos heteropatriarcales, ergo supremacistas, o sea: enemigos. Pero si la ignorancia y la ceguera no fueran tan habituales entre los militantes de izquierda, sabrían que el islamismo no trataría mejor a los “queer” de lo que trata a los judíos.

Aunque ya me imagino a los ingenuos que van a empezar a pegar alaridos diciendo que las manifestaciones pro palestinas solo tienen un objetivo: la defensa de un pueblo y un Estado, lo que diferencia antisemitismo de antisionismo. Pero la realidad es bastante más fea, porque la respuesta armada israelí ha provocado la cólera…sin que hayamos llorado debidamente por las primeras víctimas: los civiles israelíes masacrados el 7 de octubre.

Considerar a Hamás como un simple “movimiento de resistencia” es la consecuencia de la porosidad de nuestra sociedad al islamismo en nombre de la causa árabe. Esa solidaridad con los árabes muestra en realidad el rechazo a la existencia de Israel.

Nunca hubiera yo imaginado ver los valores universalistas hundirse en tales pantanos ideológicos; o que la causa palestina terminara revelando el odio que Occidente siente hacia sí mismo. Este Occidente que ya no tiene el coraje de mirar de frente las estrellas de David en los buzones de las casas judías de Ginebra.”

Traducción del francés: El Observador Alpino.

Por cierto, yo me pregunto ¿Si los palestinos están en la miseria, COMO DIABLOS TIENEN TANTO ARMAMENTO CON ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA? MUCHO MORRO ES LO QUE TIENEN

La inclusión: un asunto que no puede ser obligatorio 🌐🗣️ 

YO, NATURALMENTE, NI HE USADO, NI USO NI TENGO LA INTENCIÓN DE USAR LENGUAJE INCLUSIVO

El comportamiento de carácter obligatorio y sumiso que pretende el progresismo, es inaceptable como aberrante.

MARIA GABRIELA LARA G Y DESTACADAS

Día a día somos bombardeador por discursos que nos exigen ser cada día más empáticosmás inclusivos… Pero no como algo humano; sino más bien como imposición que responde ahora más a una moda que a la propia naturaleza de todos.

La manipulación ideológica es una de las herramientas que el progresismo, o esta nueva izquierda, a perfeccionado en uso durante estos últimos años. La necesidad está en ser capaces de diferenciar lo que realmente es, entre todo el saco de excusas y nuevos conceptos que se inventan.

Para adentrarnos en estas difíciles aguas, contamos con la colaboración de Jennifer Barreto-Leyva quién desde su experiencia nos ampliará más los falsos discursos que se han promovido estos últimos años.

Y como siempre, las noticias están a tu disposición. Todo lo que acontece te lo traemos hasta tu comodidad. ¡Feliz inicio de semana!

Equipo Destacadas .

Desde hace exactamente tres años a la fecha, el término inclusión se encuentra en todas partes. Fue cuando la Agenda 2030 tuvo su momentum en una situación planificada a dedillo con la que sometieron al mundo entero a encierros, productos experimentales y una larga lista de abusos como parte del proceso de aceleración e implementación de esta agenda.

Por Jennifer Barreto-Leyva

Término éste, que ha sido usado en exceso, en despropósitos y manoseado de todas las formas existentes.

Sin embargo, al menos para mi, éste no es un tema nuevo.

Para mi la inclusión fue parte de mi vida desde siempre, es lo normal en mi manera de ver la vida, así me educó mi padre y es lo que aplico en cada pensamiento y decisión de mi vida.

La inclusión de verdad, no la progresista.

Me enseñó mi padre desde niña, siempre con amor, que debía amar y respetar a todos por igual, que nadie era menos que nadie, que a nadie se le debía discriminar o maltratar, y que tampoco aceptara vejaciones de nadie.

Este tema estuvo muy presente en mi hogar, y ha sido centro de mi vida.

Por mi peso y mis cejas he sido objeto desde niña de vejaciones y discriminaciones, que pasan desde el plano familiar, escolar hasta el personal. Algo tan inocuo como mi peso y cejas, han sido el cheque en blanco que muchísima gente se ha atrevido a tomar a motus propio, para hacer cosas tan indeseables como amenazas de muerte, todo lo tengo registrado.

No he sido la única en el mundo afectada por este tema, pero sí la más vocal.

Y así como me han discriminado, vejado y hecho cosas irrepetibles por mis cejas y peso, existen personas sordas, ciegas, más bajas que el promedio, afrodescendientes, con discapacidades de toda índole, y cualquier otro tópico que los haga resaltar de las masas, que puede verse perfectamente espejeadas en mis palabras.

La energía, atención y el tiempo en estos recientes tres años, se nos ha ido entre asombros y condenas a las verdaderas barbaridades que ha propuesto el progresismo en nombre de la inclusión.

Locuras desde borrar términos sagrados como madre y padre, hasta sustituir mujeres por hombres que se autoperciben como tal.

Y esto apenas empieza…

Estudiando el tema con mucha cabeza fría y profunda observación, me temo que en esto se ha fallado considerablemente y que por no prestar atención a estos temas, hacer mofa y/o minimizarlos, el progresismo encontró el nicho perfecto por donde entrar, hacer de las suyas y adueñarse de la conversación.

Si hoy el progresismo se ha salido con la suya en imponer un tema que debería ser de estricta voluntad e iniciativa personal de cada quien, es porque existe una evidente necesidad que no está siendo cubierta y tratada.

Siempre se habló de esto por cumplir con cuotas o calendarios sociales, pero no con el verdadero convencimiento y comprensión de que se debe tratar a todos con respeto, brindar oportunidades e involucrarlos socialmente por igual. Si tenemos dos centavos de honestidad en el cuerpo, aceptaremos nuestra mea culpa.

Echemos un vistazo solamente en la región. Nuestros países son bastante hostiles en todo sentido con personas con discapacidades, aquí cabría una larga lista de cosas que pudieran señalarse.

La situación la capitalizó estupendamente la mafia arcoiris, tomando de bandera el pretender aceptación e inclusión y ¡voilá! se cierra el ciclo.

Encontraron la excusa perfecta para victimizarse más y usar a otros en su carrera, la cual marcha estupendamente gracias al miedo de la gente y la poca resistencia que han encontrado, pero de esto hablaré en otra oportunidad.

Se instrumentalizó este tema con la suma y ayuda de muchas manos y factores. Imposiciones, manipulaciones y miedos fueron la mezcla perfecta para hacer de algo que debe ser enseñado en casa, y aplicado o no de forma espontánea y natural, como una política obligatoria para todos.

El tema de la inclusión, fue la ejecución de una manera bastante sencilla, de la teoría que explica y propone la Ventana de Overton, el umbral perfecto por donde se pretende regular y normalizar aberraciones como un padre que da a luz, o un menor de edad cambiando de sexo, entre otras de las muchas “peculiaridades” de esta propuesta de amor con garrote.

El comportamiento de carácter obligatorio y sumiso que pretende el progresismo, es inaceptable como aberrante

Por combatir todo esto, cosa que es extremadamente necesaria, nos hemos deshumanizado mucho, al punto de que ya atrás quedaron conversaciones civiles donde la gente disentía sin mayor problema, inclusive con gente afin ideológicamente hablando, muchos tienen miedo y cuidado de hablar por las consecuencias que esto puede tener. Entonces, y permitanme el cinismo, no vamos por el mejor camino que digamos.

Es imperativo crear estrategias en lugar de mantener el constante responder reaccionario que hemos tenido a la fecha.

Mofarnos de un problema o minimizarlo, no hará que desaparezca, y por mantener esa actitud, el progresismo ha capitalizado absolutamente todo, sin la mínima obstaculización de sus gestas. Nos tienen medidos a dedillo, nos conocen.

Me atrevo a tocar este tema de forma sencilla para el entendimiento de todos, que tanto he postergado en tocar, sabiendo que seré leída o escuchada con atención, y es por ello que me tomo el riesgo a traer a la sensatez a la mesa.

Y si bien es cierto que los conservadores no hemos tenido un mecanismo de defensa preventivo con la agenda de “diversidad e inclusión” y que hemos hecho lo que buenamente hemos podido, también debo decir, que bajo ninguna circunstancia debemos permitir que esta propuesta impuesta bajo métodos estalinistas, se termine de instaurar en sociedad o en nuestras vidas.

Que aquello de respetar y amar al prójimo como a uno mismo salga de casa, se aplique porque lo escogemos, y sea coherente con esa misma boca y manos con las que hablamos de Dios.

Porque a la fuerza ni el amor, que es de las cosas más hermosas que tenemos los seres humanos.

Obligado nada, y que se entienda esto bien.

#YoNoUsoLenguajeInclusivo

«Peor aún que portugueses, españoles»

Manifestación contra la amnistía en Madrid

Por Francisco Rosell en vozpopuli

En El Planeta de los Simios en que ha devenido España, a base de ver, oír y callar hasta que la gente se ha plantado con un multitudinario “¡Basta ya! contra los enemigos de la nación y de la democracia, se hace realidad la escena final de esta joya del cine de ciencia ficción. Justo cuando el astronauta Taylor cabalga por una playa tras desembarazarse de unos monos inteligentes que lo apresaron en un paraje de pobladores humanos esclavizados por antropoides a causa del aterrizaje forzoso de su nave. De pronto, una oscura mole le hace entrar en shock y que resulta ser la Estatua de la Libertad derruida entre las rocas del mar. Ello le percata de que el planeta de los simios es la Tierra barbarizada por los monos. Espantado grita: “¡Maniáticos! ¡La habéis destruido! ¡Yo os maldigo a todos!”. Con la mirada rota por la escombrada escultura que la Francia de la “Liberté, Egalité, Fraternité” donó a EEUU en el centenario de su independencia, el personaje de Charlton Heston se pregunta cómo sus estúpidos congéneres han consentido autodestruirse arrollando su libertad y su progreso. En un pergamino, habría hallado la respuesta de un filósofo y diputado británico del siglo XVIII, Edmund Burke, tan citado como desoído: “Para que el mal triunfe sólo precisa que los hombres buenos no hagan nada”.

Como la realidad imita al arte, sin aguardar al año 3.978 del filme, este país de los simios ya principió en la antaño democracia de la rica Venezuela del “aquí eso no puede pasar” en la que el golpista indultado Chávez plantó sus garras antropoides y sus síntomas son palpables, con el ex presidente Zapatero como gran canciller bolivariano, en la España de Sáncheztein sometida a neocomunistas y segregacionistas para que el inquilino monclovita ejerza su satrapía sobre el trozo de nación en el que los xenófobos le dejen mandar. Nadie creyó -como hogaño en España- que la “democracia más antigua y sólida de la región” trocaría en narcodictadura que exporta su modelo aquende de los mares.

En este Waterloo español, se asiste a un momento crítico tras dar su rogada venia un prófugo como el “pastelero loco” Puigdemont para que Sánchez sea investido presidente como cabeza de ratón de una coalición Frankenstein -con más partidos dentro que especies el Arca de Noé- conjurada para derogar la Constitución sin darle vela en el entierro al ciudadano y disolver la nación más antigua de Europa con sus cédulas de soberanía a los viejos señoríos feudales. Esos siete votos de Junts son siete puñales clavados en el corazón de la España constitucional. Desde la traición del conde don Julián dramatizada por Zorrilla en El puñal del godo, no se conoce felonía igual, no en vano, destapa la Caja de Pandora y esparce la semilla de la discordia al alimón con fuerzas tan desleales como bulímicas en sus apetencias de un quimérico y explosivo Estado plurinacional.

Sánchez no es hijo de la circunstancia, sino que se vale de ella -como en el Covid- para alzarse contra la legalidad desde el poder como socialistas y secesionistas en 1934 para que la derecha no gobernara

Así, en comandita con los hijos de Chávez y con el separatismo, Sánchez busca entronizarse tirano con el autogolpe en marcha -ahora desde La Moncloa y antes desde la Generalitat- que secunda la asonada catalana de 2017 contra la que él auspició la aplicación del artículo 155 de la Constitución con las reservas, según narra en su Manual de Resistencia, del indolente Rajoy. Enterrando el legado del PSOE del último medio siglo y remontarse al que abocó a la Guerra Civil, Sánchez asume los axiomas neocomunistas y segregacionistas para aferrarse al Gobierno con los españoles de rehenes. Sánchez no es hijo de la circunstancia, sino que se vale de ella -como en el Covid- para alzarse contra la legalidad desde el poder como socialistas y secesionistas en 1934 para que la derecha no gobernara.

Renegando del PSOE refundado en Suresnes y artífice de la Carta Magna, Sánchez entronca, en efecto, con un Largo Caballero que, como ministro de Trabajo de la II República, verbalizó en el XIII Congreso de su formación en 1932: “El Partido Socialista no es reformista cuando ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin escrúpulo”. No le va a la zaga un Sánchez que no aceptó la victoria del PP, por lo que no felicitó a Feijóo ni admitió que Felipe VI designara a éste candidato a la investidura rehusando darle la réplica en un gesto inédito en democracia y enviando en su lugar al camorrista Óscar Puente, quien se comportó como un matón. De hecho, tras ser vencido el 23-J, pese a anticipar la cita para aprovechar la ventaja de convocarlas desde el Gobierno y a la hora de su conveniencia, ha antepuesto, en vez de repetir los comicios, entregar la nación y su democracia a los enemigos de ambas.

Ni siquiera el partido rumano hermano del PSOE, cuando aprobó como él una amnistía a la medida de sus corruptos con la protesta de la calle y el apercibimiento de la UE, osó hacerlo sin un referéndum que, a la postre, rechazó una vileza que, en España, es inconstitucional como Sánchez proclamó antes del 23-J. Como contrapunto, para contravenir el compromiso de abandonar la OTAN, el PSOE de González, con 202 escaños, auspició en 1986 un referéndum sin recurrir a una consulta manipulada entre una militancia menos aborregada y que siete años antes le forzó a dimitir al plantearle su renuncia al marxismo.

Ante este envite contra la nación y la democracia, González y Page (y todo socialista) tienen el deber de frenar la traición de Sánchez al rendir las llaves a los salteadores

El “no es posible” dejó de ser un freno para quien se guía por las líneas rojas que le impuso el comité federal del PSOE para embridarle y al que dobló el brazo. A raíz de ello, implantó su dictadura en un partido de estómagos agradecidos que vive del erario y obedece “La Voz de su amo” como la discográfica del gramófono y el perro. El PSOE defiende una cosa y su contraria a toque de silbato cual perro pavolviano.

Empero, ni González ha sorteado un maléfico patriotismo de partido y se ha limitado a salvar su negra honrilla reclamando urnas minutos antes de que Sánchez rindiera la nación a quien dijo que traería a España para ser juzgado. Aficionado al flamenco, González debería haberse atenido a la salida de Caracol El del Bulto, padre de Manolo Caracol, al empaparle el traje un rebufo de vapor del Expreso que le trasladó de Sevilla a Madrid con harta demora: “Ese roneo, cojones, en Despeñaperros”. A diferencia del barón castellano-manchego Page, cuyo hermano gemelo se ha dado de baja de “este nuevo PSOE” a fuer de socialista, nadie puede jugar al equívoco y deslizar “yo soy el otro”. Aun así, habiendo “mucha necesidad y poca virtud” en Sánchez, a Page tampoco le ayudará ser gemelo si sus diputados transigen con el cambio de régimen dorado con la píldora de la investidura. Ante este envite contra la nación y la democracia, González y Page (y todo socialista) tienen el deber de frenar la traición de Sánchez al rendir las llaves a los salteadores.

Con la frivolidad que acredita su desempeño, Sánchez deshace el esfuerzo integrador por encerrar a los demonios patrios a través del gran acuerdo nacional de 1978 que forjó una Constitución que él ahora convierte en papel mojado con su abordaje consumando desde el poder el intento fallido del teniente coronel Tejero en 1981 al mando de un grupo de guardias civiles. Lejos de pacificar Cataluña como blasona para envolver en nobles propósitos su ambición, asola y socava la convivencia en toda España.

Teniendo marcado a fuego el legado de sus mayores, de viejos socialistas sevillanos como Dulce del Moral o Ventura Castelló, o del ministro republicano Manuel Giménez Fernández, González sabe que una amnistía ilegal redactada por sus agraciados deshará la convivencia. Cuando dos de cada tres españoles votan al PP y al PSOE frente a separatistas en retroceso electoral, Sánchez las rescata al impagable coste de romper la concordia borrando sus delitos y pidiendo perdón a los facinerosos. Así, al fugitivo Puigdemont se le equipara con el exiliado Tarradellas, quien alertó de la “dictadura blanca” de Pujol como embrión de la que funda Sánchez con sus sosias. Un do ut des que imposibilite la alternancia y que allane una independencia “de facto” sufragada por la colonia que será el resto de España tras el expolio separatista. Como sarcasmo, la estafa se hace en nombre de un sacrosanto progreso por el que la izquierda privilegia a los ricos y se preserva, junto a sus sindicatos, su ración de rancho.

Merced a este apaño de conveniencia y connivencia entre bandoleros políticos que se arrogan hacer cuanto les place en esta anarquía gubernamental, el separatismo se garantiza la impunidad. Así, criminaliza a jueces sometidos al tribunal popular de unas Cortes, como en pleno Terror de la Revolución Francesa, que a su vez transfiere la soberanía nacional fuera de España a una mesa de partidos tutelada, con el voto decisorio de la quinta fuerza de Cataluña, por veedores internacionales. Como si fuera un Estado fallido y una democracia caribeña con España y Cataluña como realidades contrapuestas. Para más inri, el truhan Sánchez abona las tesis separatistas y da carta de oficialidad a un remedo de “memoria historia” que abarca desde 1714 hasta 2023 que subvierte la Historia y decreta que la fabulación independentista sea verdad legal. Amnistía y amnesia de una izquierda anestesiada con el cloroformo de sus medios de agitación y propaganda que revierten la Transición.

No hay otra que la rebelión cívica de los servidores públicos y la movilización ciudadana como la de este 12 a las 12 con toda España convertida en una Gran Plaza de la Constitución

A este venenoso móvil, Sánchez aplica el adagio Divide et impera para solidificar su caudillismo e invocar el voto del miedo en una porfiada España en la que el forofismo político es casi tan acusado como el futbolístico. Como historió el hispanista británico Raymond Carr, no hay zona del mundo en el que la mitología de la izquierda pase tan fácil como verdad que en España con la cooperación acomplejada de la derecha.

Tras asumir Sáncheztein las leyes de desconexión de la Constitución y de España del Parlament de 2017, no hay otra que la rebelión cívica de los servidores públicos y la movilización ciudadana como la de este 12 a las 12 con toda España convertida en una Gran Plaza de la Constitución. Los españoles no pueden, si quieren seguir siendo libres e iguales, mostrar la irresolución que Tito Livio advertía entre los romanos ante el expansionismo de Filipo V. “Vosotros pensáis -les exhortó- que lo que se trata es si ha de hacerse la guerra o no; y no es así; lo que se trata es si esperáis al enemigo en Italia, o si iréis a combatirlo a Macedonia porque Filipo no os permitirá escoger la paz”.

Donde los primeros ministros dimiten

En esta hora crítica bajo el dominio de los peores -“kakistocracia” lo llaman-, la resistencia institucional y ciudadana es vital, pues España no es Portugal. Allí basta que un primer ministro lo investigue una Fiscalía independiente por corrupción para que dimita como el martes Antonio Costa, en vez de autoamnistiarse como Sánchez. Aquí, por contra, se avasallan y colonizan instituciones con los amigachos del déspota para que sea legal todo lo que él decida. El litio vale más en Portugal que la nación en España; un delito de corrupción y amiguismo que otro de lesa traición adobada de no menor corrupción y amiguismo.

Así se vuelve del revés la anécdota del escritor y diplomático Eça de Queirós al viajar con otro cónsul en tranvía por París y observar que una mujer no le quitaba ojo. Al dirigirse el novelista al revisor en perfecto francés, la señora le inquirió: “Disculpe. Antes les oí hablar en una lengua que me es ignorada. No es inglés, ni alemán; tampoco italiano. ¿Acaso son españoles?”. “Ay, señora -ironizó-. Peor aún: portugueses”. Ojalá que los españoles fueran hoy portugueses. Tan cerca en lo geográfico y tan lejos en lo democrático, Portugal traza una raya con la España de Sánchez de hinojos ante el separatismo y donde éste, sobre los cascotes de nuestra Estatua de la libertad, aúlla altivo: “Yo, El Supremo”.