Día: 17 de noviembre de 2023

El presidente del «Frente Popular» insulta a medio país «al borde de la insurrección civil»

El presidente del «Frente Popular» insulta a medio país «al borde de la insurrección civil»

Pedro Sánchez declaró ayer la guerra a la más de media España que no le vota.

Pilar Díez

Pedro Sánchez interviene durante el primer día del debate de investidura. | EFE

El Mundo

«Sánchez levanta un «muro» para ser presidente frente a media España». El muro de Pedrín, lo ha bautizado Bustos. La intervención del chulo playa fue una declaración de guerra a la mitad de los españoles. Pues a la guerra. «Sánchez se erigió en el primer candidato a la Presidencia que no solo no aspira a gobernar para la mitad de España, sino que lo hará en su contra«, dice el editorial. La mitad de España no le reconoce como su presidente.

«No es cierto que el presidente sea la única alternativa a un Gobierno de PP y Vox: tras el 23-J Alberto Núñez Feijóo le ofreció un acuerdo que Sánchez rechazó. El bloque plurinacional no es una condena, sino una decisión consciente: la de expulsar al centroderecha del espacio democrático». Es lo que ha elegido este impresentable. Sánchez gobierno con quien gobierna porque quiere, no por obligación.


«Por eso, en un discurso netamente frentista, Sánchez convirtió al rival político en una caricatura semifascista que nunca debe gobernar». El discurso fue un insulto y un escupitajo en la cara de los españoles que no le votan, que son la mayoría. «En lugar de presentar un programa de gobierno, como debía, enarboló un discurso agresivo contra el PP y contra el propio Feijóo«. «La sesión anticipa una legislatura extremadamente tensa y cautiva de la radicalidad». No podía ser de otra manera con un radical déspota en la Moncloa.


Como dice Jorge Bustos, «él no aspira a la comprensión, el cariño o la gratitud de los españoles, ni siquiera de la mitad de ellos: él es un tipo que ha jurado venganza, y le basta ir encontrando por el camino aliados que compartan su resentimiento inextinguible. ¿Contra quién? Al principio contra los barones que lo echaron, después contra la derecha que le ganaba en las urnas, luego contra los empresarios que se reían de él, ahora le ha entrado la perra con la Iglesia, más tarde le tocará al Rey: tanto da». Muchos se van a acordar de lo que hicieron el 23J.

David Jiménez Torres dice que «el daño que se está haciendo a nuestra democracia era asombrosamente evitable». «Se dice con frecuencia que Sánchez es un político valiente. Pero sus medidas supuestamente valientes han facilitado, al menos a corto plazo, su permanencia en el poder». Es lo único que le importa, por Dios a estas alturas no creo que quepa ninguna duda. «Siempre hubo opciones más valientes e indudablemente mejores que la que se ha elegido: la del frentismo, la arbitrariedad y la huida hacia adelante. Pero esas opciones ya se han desvanecido. Y el nuevo camino que se abre ante nosotros es mucho más sombrío». Nos enfrentamos a un tipo al que le gusta mucho la fruta. Pero eso ya lo sabíamos el 23J, cuando aún teníamos opciones.

Raúl del Pozo tampoco da crédito a la maldad infinita de Sánchez. «Con un país al borde de la insurrección civil, el candidato -en un discurso larguísimo, tedioso, cargante- criticó la escalada de las derechas de reaccionarias; les dijo que no aticen el odio, aunque él sea el primer culpable de esta escalada de polarización por su comportamiento sectario, maniqueo y oportunista al pactar con los enemigos de la nación e imponer un Gobierno frentista contra la mayoría de las instituciones, que se han echado a la calle. Ha llegado a culpar al PP del odio y la crisis de Cataluña diciendo que su receta condujo al desastre. No atacó a los que proclamaron la independencia porque son sus cómplices». Ese tipejo de barra de bar es sólo eso, odio y sectarismo. «En su primera réplica, Feijóo devoró a Sánchez y a su discurso, y le dijo que ha perdido la razón y la poca coherencia que le quedaba». El problema es que a Sánchez le resbala lo que le digan. Está completamente loco. Pero, como dice Raúl, «todos los discursos son inútiles porque Sánchez tiene amarrada la amnistía, la investidura y la presidencia. Lo demás son palabras«. Exacto. Tuvimos las urnas para librarnos de este monstruo zumbado. Y no lo aprovechamos.

El País

«Sánchez defiende la amnistía para un Gobierno que frene a los ultras», dice el periódico ultra de las mil colinas. El discurso de odio del presidente de media España. Carlos Cué, entregado sanchista, dice que «Pedro Sánchez sale al ataque una vez más». «Sánchez y Feijóo protagonizan un tenso debate como preludio de una legislatura al rojo vivo», dice Xosé Hermida. Hombre, si el mismo presidente declara la guerra a media España qué se puede esperar.


El panfleto sanchista está mucho más tranquilo que los últimos días. Como dice Íñigo Domínguez, las matemáticas son impepinables. El editorial no editorializa, es más bien una crónica. «Un debate durísimo, encarnizado, pero de absoluta normalidad democrática en un Congreso de los Diputados». A El País le parece normal que el presidente de un país levante un muro contra más de medio país, mienta, insulte y se ría del jefe de la oposición. Todo muy normal. «Sánchez defiende sus pactos, que incluyen las medidas de gracia, como un freno contra la ultraderecha». Sí, estuvo dos horas riéndose de nosotros en nuestra cara.

La España "que no se rinde" se revuelve contra su epílogo letal Jesús Fernández Úbeda


Daniel Gascón dice, sin embargo, que «si te importa la mentira, es difícil estar a favor de la impunidad a cambio de la investidura». «Todo el mundo sabe que la amnistía obedece a una sola necesidad: los siete votos de Junts. El único motivo real está ausente de la exposición de motivos de la proposición de ley. Todo lo demás —los «argumentos jurídicos», la «pedagogía» política, la apelación a «la concordia»— es farfolla». Y aburren a las ovejas. «No motiva la ley otro interés que la conveniencia personal: la de Pedro Sánchez y la de Carles Puigdemont. Los beneficiados directos de la amnistía son los que la han impulsado y redactado». Y aún así, es mucho más inquietante la declaración de guerra de un loco peligroso como el chulo que castiga. Muchos irán al exilio para evitar la cárcel.

Relacionado


Luz Sánchez Mellado da cuenta lo que ha logrado Sánchez. «De lo que estoy segura es que, aquí y ahora, mientras España, ña, ña, ña, se rompe o se refuerza, en las barras de los bares, los grupos de WhatsApp de amigos y familias, y las mesas de las casas se está acordando no hablar de política ni de coña para tener la fiesta en paz y no salir tarifando». Una verdad como un templo.

ABC

«Sánchez agrava la fractura entre españoles para tapar la amnistía». No, que va. Sánchez es un enfermo y goza con la fractura. Tapar la amnistía le importa un bledo, tiene los votos que es lo único que le importa. «Pedro Sánchez inauguró ayer un género preocupante en los discursos de investidura. Rompiendo la costumbre mantenida durante décadas por todos los candidatos a la presidencia del Gobierno, el todavía presidente en funciones dedicó la mayor parte de su turno de palabra a desacreditar al jefe de la oposición», e insultar a la más de media España que no le vota. «En ningún momento abandonó el tono confrontativo».
«Nada más tomar la palabra mencionó conjuntamente a Vox y al Partido Popular, formaciones a las que deslegitimó y tildó de antidemocráticas, lo que es tanto como demonizar a millones de españoles«. Echarlos de España.

Una puñalada trapera contra millones de ciudadanos Pablo Planas

«El discurso del presidente en funciones fue creciendo en agresividad y llegó a plantear, de forma inquietante, la necesidad de elevar un muro contra todas las fuerzas que pueden suponer una alternativa a su gobierno. A Sánchez no le tembló la voz a la hora de emplear expresiones gravísimas y llegó a afirmar que nos encontramos ante un «dilema existencial», lo que evocó la funesta retórica de otros tiempos». El 36, para ser exactos. «Sánchez cultivó irresponsablemente el miedo a la alternancia política como un recurso emocional con el que legitimar los excesos de su Gobierno y la erosión institucional a la que nos condenan sus pactos». «El Partido Popular tiene ante sí la enorme responsabilidad de ejercer una oposición firme con el objetivo prioritario de mantener la igualdad entre españoles, el marco constitucional y de reconstruir nuestra amistad civil frente a un Gobierno de evidentes tintes divisivos«. Hablemos claro, tintes guerracivilistas.


«El verdadero, único programa consiste en evitar que gobiernen los fachas. En el presuntuoso lenguaje sanchista, levantar un muro de defensa de la democracia», dice Ignacio Camacho. «Pero no se trata de un muro sino de una trinchera». Es un tipo peligrosísimo, un grandísimo degustador de fruta. «Toda la línea argumental del candidato se basa en la alineación de bloques, en conducir al país a un enfrentamiento bipolar, a una confrontación civil, a una fractura deliberada de la convivencia». Ya sabemos a lo que atenernos.

La Razón

«Sánchez elige el radicalismo y la crispación para tapar la amnistía». Y dale molinos. Sánchez no necesita tapar la amnistía. Le traen al fresco las manifas y las protestas. Y siempre ha sido un radical. «El debate de investidura es la crónica de la legislatura que se viene. División, insulto, Gobierno sometido al chantaje independentista, y con Vox tensando la cuerda por la derecha para echar más leña al fuego en el que se calienta Pedro Sánchez». Carmen Morodo la tiene tomada con Vox. Aquí no hay más amenaza que Pedro Sánchez.

«En un clima de división social, política, institucional y judicial sin precedentes, Sánchez no fue ayer al Congreso a rebajar la tensión, sino a echar más gasolina porque la polarización y el eslogan de la extrema derecha es el pegamento que une a sus socios y que justifica todas sus concesiones». Con precedentes, Carmen, con unos precedentes que terminaron en una dictadura de 40 años.

Dice Marhuenda que «el rostro que mostró durante su intervención confirma que tenemos enfrente a un político crispado, frentista y vengativo». Y con un odio y una maldad que hiela la sangre. «No quiere ser presidente del Gobierno de España sino de un Frente Popular. Por ello, se dedicó a atacar la sensibilidad de la mayoría de los españoles».


Para Sergio Alonso «España involuciona a toda marcha hacia una dictadura encubierta». «Cesiones que, como las anteriores pactadas con Bildu, dinamitan el orden constitucional que ha propiciado hasta ahora una convivencia próspera y pacífica entre españoles de todo signo y condición, con altibajos esporádicos de violencia instigados por los mismos que a partir de este momento teledirigirán La Moncloa si un milagro no lo remedia». Los milagros no existen, existen las urnas. O existieron.