Parar y cambiar de conductor. / Stop and change drivers.

CORONA VIRUS21

Esta pandemia ha producido la muerte directa a más de 31.000 españoles, y debido a ello, nunca podremos reincorporarnos a la vida como habitantes de esta gran nación, si no tomamos verdadera conciencia de lo que está ocurriendo y de las terribles secuelas psicológicas, morales, sociales y económicas que padecemos y pronto sufriremos.
Este gobierno, que se basa en una espectacular mentira, que se puede considerar legal gracias a indecentes maniobras políticas, y al que considero ilegítimo e inmoral por razones obvias, es el único responsable de la desastrosa y siniestra gestión de esta epidemia vírica, que ha puesto a España como ejemplo de país irresponsable ante la opinión mundial.
Alguien debe pagar por ello, pues los españoles de a pie, los que madrugan y trabajan para sacar adelante a sus familias y para ser respetados en el contexto internacional, no merecen a una cuadrilla de cínicos e hipócritas que refugiados tras el aforamiento al cargo público, no piensan ni trabaja más que en satisfacer sus propios intereses basados en una ideología rancia, trasnochada, y sobre todo malsana y claramente injusta.
De entre aquellos que les apoyan muchos saldrán a defenderlos ante tanta crítica, unos por convencimiento, otros por ignorancia, otros por dejadez y otros por propio interés personal, por ver si obtienen algún tipo de colocación en cargo público altamente remunerado, pero me consta que cientos de miles de españoles están reflexionando y arrepintiéndose de haber depositado su papeleta en aquellos que utilizaron la mentira para alcanzar el poder para perpetuarse en él.
El ambiente está repleto de gas y saltan chispas por todas partes. Son muchos los muertos, es mucho el sufrimiento y el futuro a corto y medio plazo es desesperanzador para todos y a todos los niveles. Cabe por tanto pedir la dimisión de este gobierno, buscar a gestores apropiados para esta crisis y la convocatoria de nuevas elecciones.
Nadie puede sentirse seguro como pasajero en un autobús en ruta, donde el conductor solo está capacitado para conducir ciclomotores, le gusta hablar con el teléfono móvil y además ya se ha salido varias veces de la carretera. Debido a ello, nadie puede pedir que los viajeros esperen tranquilos hasta llegar al destino, donde allí sí le pedirían responsabilidades al chófer que les engañó cuando se puso al volante para iniciar el viaje. Cabe por tanto, parar el autobús y buscar un conductor capacitado que no mienta en cuanto a formación y preparación, y que lleve a los viajeros a buen término, con las debidas garantías de seguridad y eficacia.
En fín, buenas tardes y feliz jueves.
CORONA VIRUS, REBELIÓN

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