Viaje a Aracena – 6

Avatar de Antonio Pavón LealEl bosque silencioso

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“Es precioso” dijo Luisa. “Mira, cariño, ¿no es una maravilla?”.

Carmelina estaba demasiado débil para concentrar su atención en nada.

“Déjala que duerma un rato” propuso Pedrote. “¿Tienes ganas de dormir? Échate sobre mi hombro”.

Carmelina negó con la cabeza. Haciendo un esfuerzo añadió: “No tengo sueño” “No te preocupes, corazón. Recuéstate de todas formas, así estarás más cómoda”.

Los montes alfombrados de hierba estaban salpicados de florecillas que, en algunos lugares, formaban apretados rodetes.

Tras el baño de negrura nuestra visión se había agudizado hasta el punto de distinguir las delicadas corolas, las hojas ovaladas o lanceoladas, los tallos lisos y finos.

“¡Allí! ¡Allí!” gritó Luisa señalando con el índice un jaral. Pedrote se incorporó. También yo miré en esa dirección.

Aparte de los arbustos, ni Pedrote ni yo vimos ninguna cosa digna de tanto revuelo.

“¿Todavía no?” “Ya” anunció, triunfante, Pedrote. “¿Te refieres a esas setas?”.

En…

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