Si el Pride fuera o fuese como la Priva, el mariconeo sería el Drambuy, y la Madre de todas las Licorerias Reinonas, en Madrid, sería la Carmela Alcatriz de oKupas, que pagando con dineros confiscados al burgués explotador de masas, monta el podemita número del World Pride Madrid, una especie de Día del Orgullo Gay como el que decretan las Naciones «Unidas», pero a lo bestia, ya que dura casi medio mes. El fin declarado de estos festejos es el de «educarnos en la tolerancia», y el no declarado, el de lavarnos, muy bien lavado, el cerebro; bueno, más bien para el caso nos lavarían, además del Cerebro, el Cerebelo y el Bulbo Raquídeo, que para los Agnósticos Islamistas de la Portentosa Zurdería serían, si supieran lo que es, el equivalente cartesiano y racional de lo que al clero católico, para engañar al Lumpen, le ha dado por llamar Memoria, Entendimiento…
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