Era febrero de 2011. Tan solo había pasado un mes desde la imposición de la ley «antitabaco» y los altercados eran continuos. La consigna era perseguir y acosar al fumador, en nombre de la «tolerancia» y el «respeto». Se había agitado a la gente común para perseguir a otra gente común, por el hecho de fumar.
La estrategia del miedo y la agresión, era necesaria para que la ley permaneciese y fracturase la sociedad. Denuncias anónimas, multas astronómicas, agresiones verbales y físicas. Todo valía. Hasta sacar a los sindicalistas de las cuencas mineras a la calle con bates de béisbol, para que fuesen a «informar» a los bares de que no se podía fumar.
Los tolerantes como Monedero, estaban muy activos. Lo siguen estando, porque la cosa no ha terminado…
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Monedero pegó un puñetazo a un alumno siendo profesor por fumar en los pasillos de la facultad –Ok Diario