Día: 21 de febrero de 2016

El estado contra el legítimo derecho a la privacidad del individuo.

La negativa de Apple a piratear el iPhone de uno de los asesinos de catorce personas en San Bernardino, como le pide el FBI, vuelve a ilustrar el debate sobre el derecho a la privacidad frente a los poderes del Estado para luchar contra un terrorismo cada vez más sofisticado.

Este jueves, Tim Cook, presidente de Apple, ha publicado en la web de la compañía esta carta a los clientes en la que explica la decisión de no abrir a los investigadores del Gobierno una puerta trasera para acceder al interior del iPhone de un terrorista.

Un tribunal federal ha ordenado a Apple que permita al FBI acceder a los datos del teléfono móvil de Tashfeen Malik, que junto a Syed Faook, su esposa, atacaron el pasado 2 de diciembre un centro de atención a discapacitados en San Bernardino, Los Ángeles, matando a catorce personas, antes de ser ellos mismos abatidos por la policía. El Estado Islámico reivindicó el atentado, aunque la investigación aún trata de averiguar si fue realmente organizado o solo inspirado por la organización terrorista. 

El FBI busca en el iPhone de Malik información sobre eventuales cómplices y otras relaciones personales que ayuden a capturar a otros terroristas o faciliten la lucha contra el Estado Islámico fuera de los Estados Unidos. 

Desde 2014, y como consecuencia de las revelaciones de Edward Snowden sobre las prácticas de espionaje masivo del Gobierno a los ciudadanos, Apple incluyó en su sistema operativo un mecanismo de seguridad para proteger los datos guardados por sus clientes en iPhones y tabletas iPads. Se trata de una clave de acceso de cuatro cifras. Después de diez intentos de introducirla, el sistema bloquea el acceso y destruye automáticamente toda la información del dispositivo. 

Lo que la juez Sheri Pym, del tribunal de Distrito de Los Ángeles, está ordenando a Apple es que permita al FBI probar con un número ilimitado de combinaciones, hasta dar con la clave de acceso, y que los ingenieros de Apple habiliten un software para dar con la clave rápidamente, y no en cinco años, que es el tiempo que llevaría a las máquinas del FBI hackear el iPhone, probando con todas las combinaciones posibles del número secreto.

Tim Cook, sucesor de Steve Jobs al frente de la compañía de Cuppertino, se niega a construir una “puerta trasera” que serviría para acceder a cualquier iPhone, lo que pondría en peligro la confidencialidad de la información manejada por sus clientes. Apple argumenta que si el software de acceso cayera “en manos equivocadas”, por ejemplo, un Estado policial, permitiría desbloquear todos los iPhone y los ciudadanos serían más vulnerables frente al poder de otros para entrar en su vida privada.

“Si el Gobierno puede hacer que sea más fácil desbloquear un iPhone, tendría también poder para entrar en el dispositivo de cualquiera para capturar sus datos”, escribe Tim Cook en su carta a los clientes. 

El caso llegará a un Tribunal Supremo que, en estos momentos, es el escenario de una batalla política por la designación de la vacante dejada tras el fallecimiento del magistrado Antonin Scalia.

La respuesta de Apple ha entrado en la campaña electoral. Donald Trump, favorito en las primarias Republicanas, pidió a la compañía que deje a un lado la “ridícula histeria por la privacidad” y facilite el trabajo de los investigadores del FBI. 

Marco Rubio reconoció que las objeciones de Apple no son infundadas y plantean un debate pertinente, pero también pidió a la empresa que intente buscar una solución y colabore con el Gobierno sin renunciar a sus principios.“Una buena ciudadanía corporativa es importante”, remarcó el candidato.

El dilema es importante. Los documentos de Snowden pusieron de manifiesto que el Estado había estado espiando a los ciudadanos durante años. Las implicaciones de un poder así son escalofriantes, como para despacharlas con la simplonería con que lo hace Trump. 

Una compañía que protege la privacidad de sus clientes, hasta el punto de gastar mucho dinero para defender sus principos en un largo proceso en los tribunales, no es un incordio en la lucha contra el terrorismo, sino un aliado fiable de la libertad individual. 

¿No es curioso que sea una empresa, símbolo del pérfido capitalismo, la que esté protegiendo la libertad de las personas, cuando tendría que estar haciéndolo el Gobierno? Me interesa tu opinión: ¿Debe facilitar Apple a la policía de cualquier país del mundo el acceso a los datos encriptados de los teléfonos móviles de sus clientes? – V. Gago

[Con información de BBC, Apple, El País, The Telegraph, New York Post]

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