Una reflexión de Alicia Rubio. Original aquí (vía)

Cuando unas cifras de siniestralidad son altas (por ejemplo, imaginemos que hay 10.000 muertos anuales en accidentes de tráfico), lo primero que se hace es estudiar las causas, caso por caso, para tratar de descubrir las razones de tan alto índice de muertes y tratar de solventarlas.
Lo normal sería descubrir que hay carreteras mal trazadas o deterioradas, puntos negros de accidentes por causas diversas, muertes por no utilizar los cinturones, por conducir bajo los efectos del alcohol… y poner en marcha todas las acciones necesarias para eliminar esas causas. Con nuevas carreteras, campañas de concienciación, multas disuasorias… el índice de muertes bajaría mucho y fácilmente.
Sin embargo, cualquier persona sensata sabe que, a partir de un punto, bajar la siniestralidad en el tráfico es prácticamente imposible: no hay ley, ni obra pública que evite que un conductor se duerma…
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